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951 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. INTRODUCCIÓN Si es importante mantener un seguimiento médico durante toda la infancia, tanto o más trascendental resul- ta el control de los primeros momentos de vida, cuando es fundamental vigilar que la adaptación fisiológica, bio- lógica y psicológica del recién nacido al medio sea ade- cuada, ya que él para lograrlo cumple sus funciones de adaptación, desde la vida intrauterina a la extrauterina, dependiendo de unos sistemas orgánicos inmaduros sin el apoyo placentario materno. Así como durante la gestación el feto es dependien- te en su metabolismo del aporte de oxigeno, nutrientes y factores inmunitarios que le llegan a través de la unidad madre-feto-placenta, de igual forma, las patologías que afectan a la madre, pueden incidir en el desarrollo fetal y dar manifestaciones durante el período neonatal. El parto es un momento crítico de cuyo cuidado, vigilancia y atención adecuadas depende la transición de funciones hemodinámicas, respiratorias y metabólicas del feto al recién nacido. El periodo neonatal presenta altas tasas de morbilidad y mortalidad como consecuen- cia de factores de riesgo de orden genético, infeccioso o que causen hipoxia; éstos son en conjunto los agentes etiológicos más frecuentes que afectan el desarrollo fetal.1-3 En la actualidad, la inmensa mayoría de los partos se atienden en el medio hospitalario, bajo un estricto y con- tinuo control, en instalaciones con equipo especial para ello. Así, la progresiva ampliación de la cobertura sanita- ria del parto ha permitido reducir en forma notable las cifras de morbilidad y mortalidad materna infantil; este hecho puede considerarse como uno de los mayores avances de esta civilización. La asistencia del recién naci- do en la sala de partos es responsabilidad del pediatra, no obstante necesita la colaboración del anestesiólogo y del personal de enfermería, para procurar las mejores condi- ciones de cuidado y atención, en especial si es un parto con riesgo, lo que hace necesario que el personal esté capacitado y entrenado en esta área. Este capítulo trata de describir, consensuar, estanda- rizar y actualizar conocimientos, actitudes y habilidades de los especialistas en anestesiología, con el objetivo de garantizar la capacitación e integración del anestesiólogo en el equipo de salud encargado de atender al recién nacido. VALORACIÓN DEL RECIÉN NACIDO GENERALIDADES En fisiología humana los cambios bruscos en el entorno que rodea a las personas, son algunos de los aspectos más importantes a discernir en un estado crítico que se defi- ne como: “toda aquella situación en la que hay un dese- quilibrio importante en una o varias constantes vitales, temperatura, frecuencia respiratoria, frecuencia cardiaca y presión arterial”. Estos son los cambios que suceden en el momento del nacimiento, ya que es cuando existen modificaciones bruscas respecto a la homeostasis del organismo del feto, el cual pasa de: - Temperatura corporal a temperatura ambiente. - Presión uterina a presión atmosférica. - Medio ambiente líquido a medio ambiente aire. - De oscuridad a la claridad de la luz. - Respirar por medio del cordón umbilical a respirar por sus pulmones. El recién nacido se va adaptando poco a poco al medio que acaba de conocer, en primer lugar se adapta a ese ejercicio nuevo de respirar, y a las nuevas condiciones ambientales de temperatura, luz y su recién estrenada circulación. El control médico del recién nacido comienza en los primeros instantes de la vida, tan pronto como sale al exterior, en un ambiente especial dispuesto para tal fin. La comprobación de su estado y las medidas de atención iniciales sientan las bases de la situación de salud que continuará sin interrupción durante toda la infancia. Todo este monitoreo continuo del niño desde su nacimiento hasta su adultez inicia con la aplicación de una serie de pruebas o métodos, que involucran tanto Capítulo Valoración del recién nacido signos como síntomas clínicos y valores estándares de los parámetros hemodinámicos.4,5 La atención del recién nacido vivo implica la asisten- cia en el momento del nacimiento, así como el control a los 7 y 28 días. Al nacer éste se puede dividir en tres periodos, a saber: 1. Durante el período de transición (primeras 5 horas). 2. Alrededor de 6 a 24 h. 3. Antes de ser dado de alta del hospital. Los momentos que siguen al parto constituyen un perio- do crítico: tras nueve meses de haber permanecido insta- lado de modo confortable en el cálido seno materno, el recién nacido debe afrontar un medio nuevo, extraño y complejo, que le exige un auténtico esfuerzo de adapta- ción. En los primeros minutos de vida, cualquier proble- ma, por pequeño que sea, puede ocasionarle consecuen- cias a veces irreparables si no se actúa con rapidez. Pero por fortuna la mayor parte de las eventuales dificultades se solventan con éxito, gracias a una actuación médica inmediata y eficaz. En la actualidad, el neonatólogo es el especialista destinado a esta atención, es quién debe rea- lizar la revisión inicial en la misma sala de partos, en una zona ex profeso destinada a tal fin. Pero no siempre se cuenta con este especialista o con un pediatra en ese momento inicial y es el anestesiólogo quien debe asumir el reto de atenderlo en este período tan crítico del ser humano, por lo que debe estar capaci- tado y entrenado para ello, incluyendo el diagnóstico, y tratamiento de una resucitación neonatal. Lo primero que debe conocer es cómo valorar el estado clínico de un recién nacido al momento de nacer, y sólo cuando cons- tata que todo marcha bien, o se ha resuelto una eventual complicación, es cuando debe dejar en manos especiali- zadas los cuidados habituales para garantizar la salud y el bienestar del recién nacido. El objetivo en los primeros momentos posteriores al nacimiento, es detectar y evaluar con oportunidad las situaciones de emergencia vital para el recién nacido. La complicación más frecuente es la depresión respiratoria y cardiaca, que obligan a implementar maniobras de rea- nimación con personal adecuado.6,7 El recién nacido requiere de cuidados y procedi- mientos especiales, los aspectos más importantes de estos son los siguientes: • Recepción del recién nacido en sala de parto. • Aspiración de secreciones. • Ligadura y sección del cordón. • Secado del niño y cuidado de la termorregulación. • Identificación del recién nacido. • Antropometría. • Paso de sonda nasogástrica • Administración de vitamina K. • Profilaxis ocular. • Muestra del cordón para grupo sanguíneo, Rh y Coombs directo. Para realizar una adecuada valoración del niño al nacer, toda unidad médica con atención obstétrica deberá tener normados procedimientos para la atención del recién nacido, los cuales deben evaluar, a través de signos y sín- tomas clínicos, el estado general del niño. Dichos proce- dimientos deben incluir: reanimación, manejo del cor- dón umbilical, prevención de cuadros hemorrágicos y de la oftalmía purulenta, examen físico y de antropometría, valoración del Apgar y la edad gestacional, madurez físi- ca, neuromuscular y de la función neurológica. Con este fin existen muchos protocolos, cada uno se rige por pará- metros diferentes y evalúan diferentes momentos de la vida del neonato; lo importante de ello es conocerlos, saber cuándo aplicarlos y recordar que son una guía de valoración y que todo paciente es diferente. Asimismo, es preciso tener en cuenta que la valoración del recién naci- do se debe realizar en forma rápida a una temperatura adecuada, ya que la exposición prolongada a bajas tem- peraturas puede tener incidencia en el manejo metabóli- co del niño, con riesgo de producir hipoglucemia. Es indispensable insistir en el valor de la inspección. Antes de manipular al recién nacido, hay que observar la posición en que descansa, características del sueño, fre- cuencia respiratoria y color, cómo son sus respuestas a lamanipulación, el tono muscular y el movimiento de sus extremidades. A continuación se presentarán las diferentes clasi- ficaciones o puntuaciones conocidas, aplicadas en la actualidad. MÉTODOS DE VALORACIÓN CALIFICACIÓN DE APGAR En 1952, Virginia Apgar desarrolló un sistema de pun- tuación que era una forma rápida de evaluación del esta- do clínico del recién nacido al primer minuto de edad, y de la necesidad o no de una intervención pronta para establecer la respiración. Esta prueba provee una evalua- ción estandarizada del infante al nacer, valora cinco com- ponentes: 1. frecuencia cardiaca, 2. esfuerzo respiratorio, 3. tono muscular, 4. irritabilidad refleja, y 5. la coloración. A cada uno de los parámetros se le asigna una puntua- ción del cero al dos, y la suma de todos los puntos se valora en una escala del cero al diez. Dicho examen se reporta al primer minuto y a los 5 min después del naci- miento, de esta manera el Apgar brinda en corto tiempo, un conveniente reporte del estado general del recién nacido y la respuesta a las maniobras de resucitación. Este método ha sido utilizado en forma inadecuada en los recién nacidos pretérmino para predecir de mane- ra específica su estado neurológico; al respecto no exis- 952 • Anestesia obstétrica (Capítulo 82) ten reportes consistentes que apoyen y avalen el valor del Apgar en el recién nacido pretérmino y su relación con el estado de su sistema nervioso central; en esta pobla- ción no debe usarse para otro propósito que no sea la evaluación general al nacer. Los lineamientos del Programa de Resucitación Neonatal (NRP) señalan que: la puntuación de Apgar no debe ser utilizada para dictar las maniobras apropiadas de resucitación, ni debe ser retrasada esta intervención en recién nacidos deprimidos hasta el primer minuto de vida. Sin embargo, una puntuación de Apgar que se man- tenga en cero “0” después de 10 min de edad, es útil para determinar si están indicados esfuerzos de reanimación adicionales. Los lineamientos del NRP dicen que: “si no hay frecuencia cardiaca después de 10 min de esfuerzos de resucitación completos y adecuados, y no hay eviden- cia de otras causas de compromiso del recién nacido, se deben descontinuar las maniobras de resucitación”. Datos actuales indican que después de 10 min de asisto- lia los recién nacidos tienen pocas probabilidades de sobrevivir o que el superviviente está propenso a quedar con incapacidades severas, en especial en la esfera neuro- lógica.8, 9,10 En el cuadro 82–1 se puede observar el tra- tamiento que se aplica a cada puntuación de Apgar. PUNTUACIÓN DE APGAR Y REANIMACIÓN La puntuación de Apgar a los 5 min, y en particular un cambio en la puntuación entre 1 y 5 min, es un indica- dor útil de la eficacia de la reanimación. Si el Apgar es menor de 7 a los 5 min, la guía de la NRP establece que la evaluación debe ser repetida cada 5 min hasta los 20 min. Sin embargo, una puntuación de Apgar asignada durante la resucitación no es equivalente a la puntuación de un recién nacido con respiración espontánea. Asimismo, recordar que la puntuación Apgar está afecta- da por la edad gestacional, fármacos administrados a la madre, resucitación y condiciones cardiorrespiratorias y neurológicas. A pesar de esto, una puntuación menor de 1 de Apgar a los 5 min, utilizada como indicador único, no es concluyente de que una lesión neurológica haya sido causada por un evento agudo hipóxico intraparto. Está demostrado que la puntuación de Apgar, por si sola, no puede establecer que la hipoxia es causa de parálisis cerebral; 73% de niños con esta patología tuvo Apgar normal al nacimiento. No existen estándares aceptados de reportes de Apgar en recién nacidos bajo resucitación después del nacimiento, porque muchos de los elementos utilizados contribuyen a que la puntuación sea alterada por la resu- citación. El concepto de una puntuación asistida que tome en cuenta las maniobras de resucitación ha sido sugerido, pero su veracidad y valor predictivo no ha sido estudia- do. La Sociedad Americana de Pediatría y el Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia proponen utili- zar una puntuación Apgar expandida, reportando en ella las intervenciones de resucitación concurrentes, la que se muestra en el cuadro 82–2.11,12© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Valoración del recién nacido • 953 Cuadro 82�1. Puntuación de Apgar y tratamiento a realizar Puntuación Clínica/tratamiento A. 8, 9 o 10 Sonrosado, activo, con buena respuesta, llanto, fre- cuencia cardiaca rápida: 1. Aspiración suave de la vía aérea, incluidas las fosas nasales 2. Secado cuidadoso, incluida la cabeza 3. Mantener la temperatura corporal 4. Realizar un examen breve 5. Calcular la puntación de Apgar a los 5 min 6. Llevar al niño con sus padres B. 7, 6 o 5 Un poco cianótico, movimientos con tono muscular disminuido, respiración superficial o periódica, fre- cuencia cardiaca menor a 100: 1. Repetir los pasos 1, 2 y 3 de la parte A de forma rápida y sucesiva 2. Estimular la respiración mediante enérgicas palma- das en las plantas de los pies o frotamiento de la columna o el esternón 3. Administrar oxigeno mediante bolsa de reanima- ción y mascarilla adaptada a la cara del niño 4. Si el niño mejora, completar los pasos 4, 5 y 6 de la parte A cuando la puntuación de Apgar sea de 8 5. Si la frecuencia cardiaca disminuye a 100 o menos, o la puntuación de Apgar es menor a 4 6. Administrar 0,01 mg/kg de naloxona si la madre ha recibido un analgésico narcótico durante el trabajo de parto C. 4 o 3 Cianosis, tono muscular disminuido, esfuerzo respira- torio débil, frecuencia cardiaca menor a 100: 1. Repetir los pasos 1, 2 y 3 de la parte A y pedir ayuda para colocar monitores de frecuencia car- diaca de forma continua, tratar la vía aérea, pro- porcionar masaje cardiaco. La reanimación del niño asfixiado de forma moderada o severa exige la presencia de tres personas 2. Intentar estimulación breve y administrar oxígeno con mascarilla, si no se produce mejoría en 1 min, pasar al apartado siguiente 3. Ventilar con mascarilla y bolsa utilizando oxígeno a 100% y presión adecuada para movilizar el tórax . Continuar ventilando hasta que la frecuencia car- diaca sea mayor a 100, el color sea sonrosado, y se inicie respiración espontánea. Si no se consigue movilizar el tórax de forma adecuada mediante la ventilación con mascarilla y bolsa, se debe de intubar 4. Si la frecuencia cardiaca es menor a 60, intubar e iniciar masaje cardiaco a una frecuencia de 2 com- presiones/segundo utilizando el dedo pulgar sobre el esternón y el segundo y tercer dedo abrazando la espalda D. 2, 1 o 0 Cianosis marcada, ausencia de tono muscular, au- sencia de esfuerzo respiratorio o jadeos periódicos, frecuencia cardiaca lenta o ausente: 1. Intubar de forma directa, ventilación con bolsa y O2 a 100% a 40/60 insuflaciones/minuto con presión suficiente para movilizar la pared superior del tórax 2. Realizar masaje cardiaco 3. Si la frecuencia cardiaca no es mayor a 100 des- pués de 2 min de ventilación adecuada de oxigeno a 100% y masaje cardiaco, introducir un catéter en la vena umbilical y administrar fármacos, la inser- ción del catéter se facilita cortando el cordón a 1 a 2 cm de la pared abdominal. El catéter se debe introducir sólo 2 o 3 cm para evitar administrar soluciones hipertónicas en una pequeña vena hepática. Todos los líquidos deben de ser infundi- dos a través del catéter para asegurar su paso a la circulación central. El tratamiento con fármacos en la sala de partos tiene como objetivos la contracti- EDAD GESTACIONAL Los recién nacidos pueden clasificarse según su edad gestacional en pretérmino (edad gestacional menor de 37 semanas), a término (edad gestacional entre 38 y 41 semanas) y postérmino (edad gestacional mayor de 42 se- manas); a los nacidos pretérmino, se les clasifica en pre- maturos. A menor edad gestacional elrecién nacido tiene más dificultad para adaptarse a las nuevas condiciones de vida, debido en lo fundamental a la inmadurez de sus órganos. Si se relaciona la edad gestacional (semanas) con el peso en gramos al nacer y el grado de madurez orgánica (cuadro 82–3), se tiene que los nacidos con gran inmadurez representan un riesgo. MÉTODO DE CAPURRO (EDAD GESTACIONAL) Cuantifica con un alto grado de certeza la edad gestacio- nal; se utilizan dos formas para realizarlo: • Forma A: se refiere a variables somáticas. • Forma B: agrega variables neurológicas. La valoración somática se fundamenta en cinco parámetros: 1. Formación del pezón. 2. Textura de la piel. 3. Forma de la oreja. 4. Tamaño de la mama. 5. Surcos plantares. Valoración de dos signos neurológicos: 1. Signo de la bufanda. 2. Signo “cabeza en gota” (sostén cefálico). Cuando el niño está sano o normal y tiene más de 12 h de nacido, se deben utilizar sólo 4 datos somáticos, se 954 • Anestesia obstétrica (Capítulo 82) D. 2, 1 o 0 lidad miocárdica y la frecuencia corrigiendo de inicio la acidosis metabólica (2 a 4 mEq de CO3HNa/kg de peso) y proporcionando sustrato de carbohidratos (igual volumen de glucosa a 50%), esta solución combinada de CO3HNa-gluco- sa puede ser infundida en 3 a 5 min. A continuación se puede administrar adrenalina (0.5 a 1 mL, a 1:10 000) o atropina (0.1 mL/kg) para revertir la bradicardia Para finalizar se puede inyectar una infusión lenta de 1 a 2 mL/kg de gluconato de calcio para aumentar de forma adicional el gasto cardiaco. Ninguno de estos fármacos es eficaz al menos que se haya conseguido una adecuada ventilación con oxígeno Si la frecuencia cardiaca es menor a 100 y se ha con- seguido una adecuada ventilación, bien sea espon- tánea o de forma asistida, el uso de fármacos no es necesario en la sala de partos y el niño se debe de trasladar a la sala de cuidados intensivos. Allí, la medición de los signos vitales (incluidos frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, presión sanguí- nea y temperatura), la gasometría arterial o capilar (PaO2, PaCO2 y pH) y una radiografía de tórax constituyen una base racional para la asistencia del niño. La administración de CO3HNa, fármacos car- diotónicos o expansores plasmáticos no están exentas de riesgos Su uso debe de quedar relega- do hasta obtener los datos suficientes mediante los estudios anteriores, siempre que se haya podido conseguir una ventilación adecuada y una frecuen- cia cardiaca mayor 100 en la sala de partos Cuadro 82�1. Puntuación de Apgar y tratamiento a realizar (continuación) Puntuación Clínica/tratamiento Cuadro 82�2. Puntuación de Apgar extendida Puntuación de Apgar Edad gestacional Semanas Signo 0 1 2 1 min 5 min 10 min 15 min 20 min Color Azul o pálido Acrocianosis Completamente rosado Frecuencia Ausente < 100 por minuto >100 por minuto cardiaca Reflejos/ Sin respuesta Muecas Llanto activo Irritabilidad Tono muscular Flácido Alguna flexión Movimientos activos Respiración Ausente LLanto débil LLanto fuerte Hipoventilación bueno Comentarios Total Reanimación Minutos 1 5 10 15 20 Oxígeno PPV/NCPAP TT Compresiones torácicas Adrenalina © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Valoración del recién nacido • 955 excluye la formación del pezón y se agregan los 2 signos neurológicos, se suman ambos datos (somáticos y neuro- lógicos), y se le agrega una constante de 200 días, para así obtener la edad gestacional. Cuando el niño tiene signos de daño cerebral o dis- función neurológica se utilizan los cinco datos somáticos, agregando una constante de 204 días, para obtener la edad gestacional.13,14 De acuerdo a los hallazgos se cla- sificarán de la siguiente manera: • Prematuro o pretérmino: todo recién nacido que sume menos de 260 días de edad gestacional. Éste se debe enviar a una unidad hospitalaria, pasar a terapia intensiva neonatal o ambos. • Término o maduro: cuando sume de 261 a 295 días de gestación. Debe pasar con su madre e ini- ciar lactancia materna. • Posmaduro o postérmino: cuando sume más de 295 días de gestación, debe observarse durante las primeras 12 h ante la posibilidad de presentar hi- poglucemia o hipopotasemia. VALORACIÓN ANTROPOMÉTRICA Esta valoración incluye peso, talla, perímetro cefálico y perímetro del tórax, que se correlacionan con la edad gestacional determinada por amenorrea materna y por valoración de Capurro; con base en estos datos, se esta- blecerá la relación peso-talla con edad gestacional, para establecer la armonía entre esas variables, que en conjun- to con otros factores tienen valor predictivo de morbi- mortalidad. Es importante notar que el recién nacido normal, disminuye en los primeros días de vida, hasta 10% de su peso; a este fenómeno se le ha denominado exicosis del recién nacido, causado por la expresión de la redistribu- ción de líquidos corporales. Los valores normales en el recién nacido a término son los siguientes: - Peso: oscila entre 2 500 a 3 500 g. - Talla: entre 48 y 50 cm. - Perímetro cefálico: 33 a 35 cm. Con base en estos datos se puede establecer la madurez del recién nacido así: • Recién nacido pretérmino: si tiene menos de 38 semanas de edad gestacional. • Recién nacido a término: si tiene entre 38 y 42 semanas de edad gestacional. • Recién nacido postérmino: si tiene más de 42 semanas de edad gestacional. MÉTODO DE BALLARD Este método utiliza seis signos físicos y seis signos neuro- musculares, sumándose los valores de ambos. Las áreas de evaluación incluyen: • La textura de la piel: es decir, pegajosa, suave, des- camada. • El lanugo: vello fino y suave que cubre el cuerpo del bebé, está ausente en los bebés inmaduros, apa- rece con la madurez y desaparece de nuevo con la posmadurez. • Los pliegues: plantares y los pliegues en las plantas de los pies pueden estar ausentes o cubrir todo el pie, en función de la madurez. • Los senos: se evalúan el espesor y tamaño del teji- do mamario y de la aréola (anillo oscuro alrededor de cada pezón). • Los ojos y oídos: ojos fusionados o abiertos y canti- dad de cartílago y rigidez del tejido del oído. • Los genitales: masculinos presencia de los testícu- los y aspecto del escroto (entre suave y arrugado); los genitales femeninos, aspecto y tamaño del clítoris y de los labios. Se realizan seis evaluaciones del sistema neuromuscular del niño, que incluyen: • La postura: posición que adopta el recién nacido con respecto a sus brazos y piernas. • El ángulo de flexión: grado en que las manos del niño pueden flexionarse hacia las muñecas. • La flexión automática del brazo: grado en que los brazos del neonato “vuelven” a la posición de fle- xión. • El ángulo poplíteo: grado de extensión de las rodi- llas del recién nacido. • El signo de la bufanda: grado en que los codos se pueden cruzar sobre el tórax. La maniobra talón-oreja: grado en que se pueden acercar los pies del niño a sus orejas. Se asigna un puntaje a cada área de evaluación. Por lo general, cuanto mayor sea la madurez neurológica del bebé, más alto será su puntaje. Al sumar el puntaje de la evaluación física y el pun- taje neuromuscular, se puede calcular la edad gestacio- nal. Los puntajes varían desde muy bajos para los bebés inmaduros (menos de 26 a 28 semanas), hasta muy altos Cuadro 82�3. Peso del nacimiento esperado entre las semanas 24 y 38 de la gestación Edad gestacional Peso al nacer (g) Madurez orgánica (semanas) 24 700 Gran inmadurez 26 900 28 1 100 30 1 350 Inmadurez moderada 32 1 650 34 2 100 36 2 400 Limítrofes de inmadurez 38 2 600 para bebés maduros o posmaduros.15, 16,17De acuerdo con los hallazgos se clasificarán de la siguiente manera: • Prematuro o pretérmino: de 28 a 37 semanas (5 a 30 puntos). Se traslada para continuar la atención a nivel hospitalario, terapia intensiva o ambos. • Término o maduro: los recién nacidos de 37 a menos de 42 semanas (35 a 43 puntos). Deben pasar con su madre e iniciar lactanciamaterna. • Posmaduro o postérmino: los recién nacidos 42 o más semanas (45 a 50 puntos). Deben permanecer en observación por 12 h, debido a la posibilidad de hipoglucemia o hipopotasemia. El score de Ballard ampliado incluye a los recién nacidos muy prematuros y se ha modificado para mejorar su exactitud en lo referente a los neonatos con mayor grado de madurez.18 MANEJO DEL NIÑO CON BAJO PESO AL NACER Otra forma de clasificar al recién nacido y tomar las medidas pertinentes en su manejo, es utilizar la curva de crecimiento intrauterino para clasificarlo. Se recomienda utilizar la clasificación mexicana de Jurado García o la clasificación internacional adaptada de Battaglia y Lubchenco (figura 82–1). A pesar de que existen muchas variaciones en cuan- to a los términos definidos como paciente prematuro y a término, lo más importante es establecer la certeza de la edad posconceptual ya que, según numerosos estudios, es la más importante para precisar las edades como pretér- mino y a término, considerados como aquellos menores de 37 semanas de gestación o posconceptuales como pretérmino, y a los mayores de 37 a 42 semanas como de término y postérmino a mayores de 42 semanas. DATOS GENERALES HISTORIA CLÍNICA Los datos que se registran en la historia clínica del recién nacido deben comprender las condiciones de salud actuales y anteriores de la madre, por esa relación tan estrecha que existe entre madre e hijo. a) Antecedentes de la historia materna: • Edad, gestaciones, grupo sanguíneo, serología, glicemia. • Control prenatal: drogas, enfermedades o infec- ciones durante el embarazo, tóxicas, dependencias. • Antecedentes familiares de enfermedades metabólicas, neurológicas (epilepsia), endocri- nas, consaguinidad, enfermedades mentales. • Antecedentes de importancia en embarazos o partos anteriores. • Riesgos obstétricos maternos y fetales. 956 • Anestesia obstétrica (Capítulo 82) 5 000 4 500 4 000 3 500 3 000 2 500 2 000 1 500 1 000 500 25 27 31 33 35 37 39 41 43 45 90% 10% G ra m os Semana de gestación Pretérmino Término Postérmino A B Crecimiento y desarrollo intrauterino Grande para edad gestacional Apropiado para edad gestacional Pequeño para edad gestacional Figura 82�1. Clasificación de Battaglia y Lubchenco. (Atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio y del recién nacido. Criterios y procedimientos para la prestación del servicio.) © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Valoración del recién nacido • 957 b) Datos relacionados con el parto: • Duración en semanas, trabajo de parto, mem- branas (ruptura) y características del líquido amniótico. • Presentación, tipo de parto, espátulas, fórceps, cesárea. • Fármacos administrados a la madre y complica- ciones. c) Condiciones del niño al nacer: • Registrar y/o anexar a la historia clínica las pun- tuaciones del recién nacido (calificación de Apgar, clasificación de la edad gestacional, test de Ballard et al.) EXAMEN FÍSICO Cabeza Forma y tamaño. Es grande con relación al resto del cuerpo, por lo habitual presenta una deformación plásti- ca con grados variables de cabalgamiento óseo, que se deben a su adaptación al canal del parto, excepto en aquellos nacidos por cesárea. Fontanelas. La anterior varía en tamaño entre 1 y 4 cm de diámetro mayor, es blanda, pulsátil y apenas deprimida cuando el niño está tranquilo. La posterior es pequeña de forma triangular, por lo habitual menor a 1 cm; un tamaño mayor puede asociarse a un retraso en la osificación, hipotiroidismo o hipertensión intracraneana. Suturas. Deben estar afrontadas, puede existir cier- to grado de cabalgamiento. Debe probarse su movilidad para descartar craneosinostosis. Bolsa serosanguínea. Corresponde a edema del cuero cabelludo por la presión del trabajo de parto. Se extiende sobre las líneas de suturas y pueden ser exten- sos. Deben diferenciarse del cefalohematoma. Cara. Se observa la apariencia general y simetría, así como la forma e implantación de cabello, ojos, nariz, boca y maxilar inferior. Las facies dismórficas se asocian a síndromes especí- ficos (Down, hipotiroidismo). Las asimetrías faciales se pueden asociar a presencia de lesión en el nervio facial periférico, secundario a partos instrumentados mediante fórceps. Ojos. La hendidura palpebral es horizontal, por lo habitual cerrados por edema palpebral asociado al traba- jo de parto, lo que dificulta su observación. Para lograrlo, se coloca al niño en posición vertical, en esa forma se logra que abra sus ojos, los cuales por lo común reaccio- nan a la luz cerrándolos. En la conjuntiva se pueden encontrar hemorragias, las cuales están relacionadas con la presión recibida en la cabeza durante el trabajo de parto; debe observarse el cristalino en busca de opacidades que se relacionan con cataratas. Las pupilas deben tener igual tamaño y reac- ción a la luz. El estrabismo a menudo se ve como un fenómeno intermitente en el recién nacido. Nariz. El recién nacido es respirador nasal, desde el momento del nacimiento se debe verificar su permeabi- lidad; en caso de encontrarse obstrucción se descartará la presencia de atresia de coanas, que se hace manifiesta con signos de dificultad respiratoria, incluyendo cianosis, dificultan en la succión y deglución e incomodidad del bebé. Debe confirmarse su permeabilidad pasando una sonda nasogástrica si se sospecha. Es frecuente observar milium sebáceo en el dorso de la nariz, que corresponden a glándulas sebáceas obstruidas; esto es un fenómeno normal. Boca. La mucosa labial es húmeda, brillante y de color rojo, las encías muestran el relieve dentario pero no tienen dientes, aunque en ocasiones pueden tener pequeños quistes o dientes supernumerarios, que deben ser removidos si están sueltos. En el paladar se deben buscar fisuras. Es frecuente observar las llamadas perlas de Ebstein en la línea media, que son pequeñas pápulas blanquecinas (quistes epiteliales); no tiene significado patológico. Pabellones auriculares. Se observa tamaño, forma e implantación. El pabellón tendrá baja implantación cuando al trazar una línea horizontal desde el ángulo externo del ojo debe llegar a la raíz superior o trago. Las malformaciones severas del pabellón pueden estar aso- ciadas con anormalidades genitourinarias. La cantidad de cartílago en el pabellón y su curvatura está en relación con la madurez. La evaluación audiométrica se deberá practicar en niños considerados de alto riesgo. Cuello. Es corto y simétrico. Debe explorarse su movilidad y la presencia de aumento de volumen: bocio, quistes tiroglosos y hematomas del esternocleidomastoi- deo. De forma ocasional puede presentarse asimetría con desviación hacia un lado, que se debe con frecuencia a una postura fetal persistente con la cabeza ladeada (asin- cletismo). Sistema respiratorio y circulatorio Se determina la frecuencia de la respiración, siendo su valor normal entre 30 a 60 movimientos respiratorios por minuto; el ritmo respiratorio es irregular. Se buscarán signos de dificultad respiratoria consis- tentes en la presencia de retracciones supraesternales o supraclaviculares e intercostales. A la auscultación se encontrarán sonidos respirato- rios de tipo bronquial, siendo su tono más alto que el de los adultos; en las primeras horas se pueden encontrar finos estertores de despegamiento. Por tener una pared torácica tan delgada los sonidos del corazón y el pulmón son transmitidos con mayor cla- ridad, por eso en la percusión de los campos pulmonares se encuentra resonancia. Un examen muy utilizado en la valoración de la dificultad respiratoria es la calificación de Silverman, el cual valora el quejido respiratorio, la res- piración nasal, la retracción costal, la retracción esternal y disociación toracoabdominal (cuadro 82–4)19. Para la inspección del sistema circulatorio se valora el grado de cianosis o palidez, aumento o asimetría de hemitórax a expensas del izquierdo, yse verifican los pulsos braquiales y femorales en donde se observará su sincronía y simetría; estos serán débiles en los miembros inferiores en presencia de coartación aórtica. A la auscultación se deben valorar la presencia de soplos y la intensidad y características de los ruidos car- diacos I y II. Los valores de la frecuencia cardiaca oscilan entre 120 a 160 latidos por minuto y la presión arterial del recién nacido tiene como valor normal cifras que oscilan entre 80/46, y tensión arterial media de 56 a 60 mm de Hg (cuadro 82–5). Reflejos Los reflejos del recién nacido están en desarrollo. El pro- ceso de mielinización neuronal que comienza desde el sexto mes de gestación es crucial y definitivo para el desarrollo de todas las funciones relacionadas con el sis- tema nervioso central. La valoración de los reflejos en los neonatos es de gran importancia porque ofrece datos acerca de la inte- gridad, desarrollo madurativo del sistema nervioso cen- tral y periférico. Entre ellos se pueden valorar: Moro. Se obtiene mediante estímulos sonoros, tácti- les o propioceptivos al someter al niño a un cambio leve de posición de su cabecita. Consiste en la abducción y extensión simétrica de las cuatro extremidades, con pul- gar y el dedo índice formando una C; de manera conse- cutiva una abducción de las extremidades en forma de un abrazo y retorno a la posición relajada. Se integra alre- dedor del segundo mes de edad. Cuadro 82�4. Calificación de Silverman Signo 2 1 0 Quejido espiratorio Audible sin fonendoscopio Audible con el fonendoscopio Ausente Respiración nasal Aleteo Dilatación Ausente Retracción costal Marcada Débil Ausente Retracción esternal Hundimiento del cuerpo Hundimiento de la punta Ausente Disociación toracoabdominal Disociación Hundimiento de tórax Expansión de ambos en la y el abdomen inspiración 958 • Anestesia obstétrica (Capítulo 82) Cuadro 82�5. Constantes vitales normales Edad Peso/ Fre- Fre- Tempe- Tensión arterial kg cuen cuencia ratura cia car- respira- ºC piel diaca toria Sistólica Diastólica Pretér- 1 140 a 40 a 60 35.8 a 39 a 59 16 a 36 mino 160 36.8 Término 3 a 4 120 a 30 a 50 36.0 a 50 a 75 30 a 50 180 36.8 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Valoración del recién nacido • 959 Succión. El lactante succiona al recibir roce con el pezón de la madre o con un elemento suave que puede ser el dedo del examinador alrededor de su boca o la mejilla. Se complementa con los cuatro puntos cardina- les que consisten en que el niño gira su cabeza y lleva la boca en dirección hacia el sitio del estímulo, abre la boca y comienza la succión. Se integra hacia el segundo o ter- cer mes de vida. Presión plantar y palmar. Al colocar un dedo o un objeto en la palma de la mano del niño, éste flexiona sus dedos con gran vigor sobre el mismo. Algo semejante sucede al colocar el pulgar del examinador en la unión metatarso falángico, al hacer presión el niño extiende sus dedos y luego los flexiona, abrazando el dedo que exami- na. Se integran hacia el cuarto mes de vida. Marcha refleja. Consiste en apoyar las plantas de los pies sobre una superficie plana, el niño ejecuta movi- mientos alternativos de sus dos miembros inferiores a la manera de marcha o ascenso por una escalera. Se integra hacia el segundo mes de vida. Babinsky. Consiste en la apertura de los dedos de los pies con dorsiflexión de los gruesos ortejos ante un es- tímulo en la planta del pie o a través del borde externo del mismo. FUNCIONES VITALES Función de nutrición La función nutricional durante la vida intrauterina depende del aporte materno que le llega a través de la placenta. Todos los nutrientes, energéticos, formadores y reguladores ingresarán por esa vía para satisfacer un metabolismo activo y fundamental para la morfogénesis y desarrollo funcional, hasta llegar al nacimiento. Los factores nutricionales, inmunológicos y el afecto que requiere el recién nacido se encuentran conjugados en la lactancia materna. La valoración de la función nutricional está en rela- ción con el examen del tracto digestivo. En la boca se deben mirar la integridad de la línea media para descar- tar la presencia de labio paladar hendido o fisuras. Se explora la calidad de la succión y de la deglución; la forma más adecuada es colocar al niño al seno materno en la sala de parto. La inspección del abdomen permitirá observar si existe distensión o excavación, o marcas de asas intesti- nales que puedan tener relación con procesos obstructi- vos intestinales, o megacolon; además se puede detectar la presencia de hernias inguinales y umbilicales y diásta- sis de rectos anteriores u onfaloceles. En el cordón umbilical se visualiza la presencia de dos arterias y una vena. Hay variantes consistentes en el ombligo cutáneo, que posee abundante cantidad de gela- tina de Warthon. El cordón comienza a secarse a las horas de nacer y cae en definitiva al cabo de 15 días como máximo; en ese transcurso se debe vigilar el olor y la presencia de secreciones que puedan indicar infección. Función de eliminación Si bien es cierto que el riñón está activo durante la vida intrauterina, su función es inmadura y debe ser suplida por la placenta. El intestino en esta etapa presenta trán- sito de líquido amniótico con presencia de movimientos de deglución y secreciones intestinales que van al líqui- do amniótico. La primera micción se emite en 90% de los recién nacidos dentro de las primeras 24 h, el volumen de orina en los dos primeros días es de 15 a 20 mL y de 50 a 300 cm3 durante las siguientes semanas. La orina contiene con frecuencia pequeñas cantidades de proteínas duran- te la primera semana de vida, y a veces cantidades au- mentadas de uratos que dan coloración rosada al pañal. La primera defecación ocurre de igual manera durante las primeras 24 h; se caracteriza por la presencia de evacuaciones meconiales de tipo verde oscuro pasto- so. Cualquier retardo en la primera evacuación intestinal por encima de las 24 h debe ser evaluada con cuidado. Por lo tanto, es indispensable estar pendiente de la pre- sencia de evacuaciones meconiales de tipo verde oscuro pastoso. El aspecto en los genitales en los dos sexos es depen- diente de la edad gestacional. Es frecuente el edema des- pués del parto en presentación pélvica, que puede dis- torsionar sus características normales: • Mujer: los labios mayores cubren clítoris y labios menores, presentándose con frecuencia secreción vaginal mucoide transitoria, himen visible. De manera ocasional se presenta una secreción sangui- nolenta, seudomenstruación • Hombre: los testículos están en las bolsas a partir de las 36 semanas de gestación; su ausencia se denomina criptorquidia. Se debe explorar la ubica- ción del meato urinario en el centro del glande del pene, el prepucio debe cubrir todo el glande y el chorro urinario debe ser fuerte y continuo. A continuación se pasa a la exploración cuidadosa de la región perianal para descartar fístulas y malformaciones que pueden incluir ano imperforado entre otras. Líquidos y electrólitos Las proporciones corporales varían en función del por- centaje de agua. En la vida embrionaria y fetal la propor- ción de este líquido es tan importante como que al nacer es de alrededor de 75 a 80% del peso corporal total, lo que confiere características particulares en su regulación dependiendo de la edad gestacional al nacer. Debido a que esa proporción es alta en función de la superficie corporal, y que los mecanismos de regulación son inma- duros, el recién nacido y en forma especial el bebé pre- maturo, son muy sensibles a la regulación del agua. En esta regulación participan el sistema nervioso central, riñones, intestino, piel y sistemas de pérdidas insensibles, que no están desarrollados de manera satisfactoria. El agua corporal total se encuentra distribuida en dos grandes espacios: líquido intracelular que ocupa 35 a 960 • Anestesia obstétrica (Capítulo82) 40% del peso corporal, y el líquido extracelular que com- prende entre 20 y 25%. En el momento del nacimiento predomina el líquido extracelular sobre el líquido intra- celular; a partir del primer mes se inicia el proceso de inversión de esta proporción. Los electrólitos fundamentales son el sodio, potasio, calcio, cloro y magnesio, los cuales se encuentran en pro- porciones destinadas a cumplir las funciones que requie- re el equilibrio entre los espacios intra y extracelulares. La micción en el recién nacido debe producirse en las primeras 24 h de vida, la cantidad mínima es de 1 mL/kg/h. La orina, por lo común, es amarilla clara e inodora; al analizarla en el laboratorio pueden encontrar- se pequeñas cantidades de albúmina, glucosa, aminoáci- dos y en ocasiones algunos hematíes. El fundamento de valoración de estos parámetros se basa en la determinación del estado de hidratación, el cual se clasifica en función del porcentaje de pérdida de líquidos en proporción al peso corporal: • Grado I: pérdidas hídricas equivalentes a 5% del peso. Se detecta al valorar el incremento en pérdi- da de líquidos por vómito, diarrea, orina o sudora- ción. A nivel clínico se caracteriza por disminución del volumen de la fontanela, enoftalmo leve, boca con saliva disminuida o espesa. • Grado II: pérdidas hídricas equivalentes a 10% de peso. Se manifiesta con los signos anteriores pero se incrementa el hundimiento de la fontanela y de los ojos. La boca está más seca y la saliva es más espe- sa. Se observan pliegues cutáneos, en especial en la piel del abdomen, que se obtienen al aprisionar con suavidad la piel del niño entre los dedos del exami- nador por unos segundos, y ver cómo se restituye con lentitud su forma original. La piel se siente seca (pérdida de turgencia) y se hace lenta la perfusión capilar de la misma. • Grado III: pérdida de líquidos equivalentes a 15% o más, respecto al peso corporal. Todos los datos anteriores a los cuales se agrega compromiso del sensorio manifestado por irritabilidad, convulsio- nes o signos de inminencia de shock hipovolémico. Función de protección El sistema inmune neonatal es inmaduro y está constitui- do de modo principal por la carga de inmunoglobulinas que le han llegado a través de la placenta, siendo su prin- cipal contenido la lgG, por tanto la lgM es escasa y se incrementará en la medida en que pasan los meses, de ahí que el recién nacido es fácil de presentar infecciones bacterianas, en especial por gérmenes gramnegativos. El aspecto de la piel del recién nacido cambia con rapidez. Al nacer se encuentra cubierta por una capa cre- mosa blanquecina denominada vernix caseoso o unto sebáceo, que es una secreción normal, que cumple fun- ciones de protección contra infecciones bacterianas. El color blanco puede cambiar cuando hay posmadurez, o manchado por meconio, o amarillenta cuando existe eri- troblastosis fetal. Al retirar el vernix, la piel del recién nacido se torna rosada, a las 24 h se vuelve seca y forma escamas pequeñas (furfuráceo) superficiales. Se puede tornar amarilla después de las 36 h a causa de la apari- ción de la ictericia fisiológica. Se acepta como normal una coloración apenas violá- cea en las palmas y plantas de manos, así como, pies y alrededor de la boca, que debe desaparecer con masaje; además, se debe observar que toda la piel esté tibia y no tenga signos de alteraciones en la función circulatoria. Luego de varias horas algunos niños pueden presen- tar piel rojiza considerada como eritema tóxico del recién nacido, que desaparece en menos de 24 horas. En algunos casos, al nacer el niño se puede observar muy rubicundo; esto se conoce como plétora del recién nacido, y es causada por hiperviscocidad de la sangre por policitemia; además el recién nacido puede estar hipodi- námico e hiporrefléxico.También se puede detectar palidez por pérdida aguda de sangre materna por desprendi- miento de placenta, o cualquier otra forma de sangrado, infección, anemia secundaria a hemolisis (eritroblasto- sis), o isoinmunización por incompatibilidad Rh/ABO. En la cara del bebé se puede observar un brote fino aperlado que corresponde al milio del recién nacido, que se ubica sobre el dorso de la nariz. También pueden apreciarse manchas rojas denominadas telangiectasias que se ubican en la línea media en la base del cráneo, en región frontal, o aun sobre los párpados. Hay manchas azuladas en la región sacra, denomina- das manchas mongólicas, que se relacionan con variacio- nes de pigmentación de tipo racial en negros y cobrizos, pero no es manifestación de síndrome de Down. Cuando existen circulares del cordón al cuello o pre- sentación de cara se aprecia color facial violáceo y con petequias, esto se conoce como máscara equimótica, que desaparece poco después del nacimiento, o con el sumi- nistro de oxígeno. Es frecuente hallar en productos pretérmino un vello fino en espalda y hombros; es el denominado lanu- go, el cual desaparece en pocos días. La protección que ofrece la piel al recién nacido es de tipo térmico, al regular el calor corporal, pero ésta es más o menos ineficiente por la presencia de una capa delgada de grasa, de acuerdo a la edad gestacional. La regulación térmica del bebé es también delicada y no tan eficiente, por lo cual es importante ofrecer el abrigo ade- cuado. La temperatura normal del bebé fluctúa entre 36.4 y 37.2 °C. Función endocrina y reproductiva El aporte energético para el organismo depende de la glucosa, cuya concentración está regulada por el consu- mo durante las actividades orgánicas y su producción, por la concentración de insulina-glucagón que inducen según sea el caso, la gluconeogénesis o la glucogenólisis. El recién nacido durante las primeras horas, suele dismi- nuir de forma abrupta los niveles de glicemia al incre- mentarse su consumo por el “estrés” que se produce sobre el feto durante el trabajo de parto, lo cual produce aumento de la producción de catecolamina de origen suprarrenal. Al nacer se pueden observar rasgos toscos con ma- croglosia e hipotonía, que después de descartar algún otro trastorno metabólico, hacen sospechar hipotiroidis- mo, que se acompaña de hernia umbilical e ictericia per- sistente. Por ello, en la actualidad, se realiza el tamizaje en sangre de cordón umbilical en donde se determinan los valores de TSH, que de ser elevados hacen necesario confirmar el diagnóstico mediante la determinación de T3. Si se confirma esta patología se requiere tratamiento inmediato por la influencia que representa sobre el desa- rrollo psicomotor del niño. Es importante hacer una valoración sobre los genita- les del recién nacido para descartar alteraciones que se puedan incluir dentro de los llamados genitales ambi- guos, que están en relación con hiperplasia suprarrenal, alteración que suele acompañarse con trastornos en la regulación del sodio sérico, produciendo su disminución o hiponatremía acompañada por deshidratación y con- vulsiones, que amenazan de manera seria la vida.20-22 CONCLUSIÓN El campo del anestesiólogo se ha ampliado no sólo en conocimientos, sino también en responsabilidades, en su papel como parte del equipo interdisciplinario que atiende a la embarazada y al recién nacido durante el periodo periparto, lo que le obliga a conocer y entender todo lo relacionado con los cambios que ocurren en su paciente, en el feto y recién nacido, para establecer las medidas terapéuticas adecuadas que mantengan su homeostasis, por lo tanto, el conocimiento de la fisiolo- gía del neonato y los métodos de valoración de la misma son parte fundamental de la práctica de la anestesia obs- tétrica. © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Valoración del recién nacido • 961 REFERENCIAS 1. 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