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1568 SECCIÓN XIV Hematología Enfermedades de la serie roja: anemias ANEMIA: ASPECTOS GENERALES M. T. Hernández García, J. M. Raya Sánchez Concepto Se considera que hay anemia cuando existe un descenso de la masa eri- trocitaria, que resulta insuficiente para aportar el oxígeno necesario a las células. En la práctica se acepta que existe anemia cuando la cifra de Hb es inferior a 130 g/L (8 mmol/L) en el varón o 120 g/L (7,4 mmol/L) en la mujer. En determinadas circunstancias (insuficiencia cardíaca congestiva, hepatopatía, esplenomegalia masiva, mieloma múltiple, macroglobuline- mia, gestación), se aprecia un aumento del volumen plasmático que puede originar una seudoanemia dilucional. Por ello, en el embarazo se acepta como cifra inferior de normalidad hasta 110 g/L (6,8 mmol/L) y debe tenerse presente en las otras condiciones para evitar estudios innecesarios. Patogenia Cuando existe anemia se producen varios efectos, algunos debidos a la hipoxia en sí y otros a diversos mecanismos compensadores. El princi- pal efecto compensador consiste en la mayor capacidad de la Hb para ceder oxígeno a los tejidos, como consecuencia de la desviación hacia la derecha de la curva de disociación de la Hb. El siguiente mecanismo compensador consiste en la redistribución del flujo sanguíneo, con mantenimiento del cerebro y el miocardio y disminución del flujo en órganos como la piel y el riñón. El aumento del gasto cardíaco, aunque es un mecanismo eficaz, sólo se produce cuando la Hb es inferior a 100 g/L (6,21 mmol/L), con reducción de la poscarga (disminución de las resistencias periféricas y la viscosidad sanguínea y aumento de la actividad del óxido nítrico), aumento de la precarga e incremento del inotropismo y la frecuencia cardíaca. Aunque clásicamente se considera que el aparato respiratorio tiene un efecto compensador casi nulo, actualmente se piensa que podría tener cierto papel en casos graves. El mecanismo compensador más apropiado sería el aumento de la producción de hematíes, pero es lento y sólo efectivo si la médula ósea es capaz de responder adecuadamente, como en la anemia post- hemorrágica aguda. Tal aumento se debe al incremento de Epo, como respuesta a la hipoxia renal y, quizá, también extrarrenal. Cuadro clínico Las manifestaciones del síndrome anémico se producen sobre todo como consecuencia de los mecanismos de adaptación, aunque algunas se deben a la hipoxemia (angina, cefalea y calambres musculares) o a la propia enfermedad responsable de la anemia. Asimismo, dependen de la rapidez con que se desarrolla; en los casos de instauración muy lenta los pacientes pueden tener cifras de Hb muy bajas y síntomas mínimos o nulos. Otros factores que determinan la clínica de la anemia son la edad y el estado de salud previo del enfermo. El síntoma más frecuente es la astenia progresiva. Son frecuentes el cambio de humor con irritabilidad y la disminución de la libido. Los enfermos pueden referir falta de concentración y de memoria para hechos recientes. Por la noche pueden presentar insomnio, lo Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. el proceso de reconversión. El análisis cuantitativo permite estimar de forma aproximada la relación celularidad/grasa. Como control de referencia de la señal se emplea la densidad de la médula espinal cercana a la vértebra que ocupa el centro del campo magnético. En T1, una señal de la médula ósea vertebral más intensa que la de la médula espinal corresponde a aumento de tejido adiposo y disminución de la celularidad hematopoyética, mientras que una disminución de la señal indica una situación opuesta. En cuanto al proceso de reconversión, la médula de nuevo celular se manifiesta en secuencias T1 en forma de áreas oscuras que contrastan con las zonas brillantes de tejido graso circundante. Con frecuencia, tales áreas oscuras muestran una hiperseñal en secuencia T2. Afecciones con imagen RM de distribución homogénea En este grupo suelen incluirse la aplasia medular, las leucemias agudas y la mayoría de las leucemias crónicas. En la aplasia e hipoplasia medular, la secuencia T1 produce un aumento de señal RM. Las disminuciones de señal T1 son muy pronunciadas en la leucemia aguda, en la leucemia mieloide crónica, en la leucemia linfoide crónica con patrón difuso en la biopsia de médula ósea o en la mielofibrosis idiopática y menores en las otras hemopatías. Afecciones con imagen RM de distribución heterogénea Linfoma de Hodgkin La afección de la médula ósea en el LH varía según la fase evolutiva, y aumenta conforme avanza la enfermedad. Por lo general, se acepta que la médula ósea está infiltrada cuando existen focos con hiposeñal en T1 y/o hiperseñal en T2. Linfomas no hodgkinianos La afección de la médula ósea demostrada por RM es en ocasiones focal como en el LH, mientras que en otras tiene patrones difusos con hiposeñal en T1, que puede acompañarse de hiperseñal en T2. Mieloma múltiple En casos asintomáticos, las imágenes son normales. Cuando la RM está alterada suele observarse hiposeñal en T1 e hiperseñal en T2. Se han reconocido tres formas principales: a) variegata, con focos muy pequeños de hiposeñal en T1; b) focal, con lesiones en una o más vértebras, y c) difusa, con imagen uniforme de hiposeñal en T1 e hiper- señal en T2. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Hernández-Maraver D, Hernández-Navarro F, Gómez-León N, Coya J, Rodríguez-Vigil B, Madero R, et al. Positron emission tomography/com- puted tomography: diagnostic accuracy in lymphoma. Br J Haematol 2006;135:293-302. Kautz L, Nemeth E. Novel tools for the evaluation of iron metabolism. Hae- matologica 2010;95:1989-91. Kwee TC, Kwee RM, Nievelstein RA. Imaging in staging of malignant lympho- mas: a systematic review. Blood 2008;111:504-16. Rozman C, Cervantes F, Rozman M, Mercader JM, Montserrat E. Magnetic Resonance Imaging in myelofibrosis and essential thrombocythaemia: contribution to differential diagnosis. Br J Haematol 1999;104:574-80. Rozman M, Mercader JM, Aguilar JL, Montserrat E, Rozman C. Estimation of bone marrow cellularity by means of vertebral magnetic resonance. Haematologica 1997;82:166-70. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 202 Enfermedades de la serie roja: anemias © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1569 que aumenta más la sensación de cansancio. Otras manifestaciones son las palpitaciones o el dolor anginoso, que suele coincidir con una enfermedad coronaria previa. En casos de anemia intensa pueden aparecer signos de insuficiencia cardíaca congestiva, en especial si ya había trastornos cardíacos. Con frecuencia, los enfermos presentan cefalea moderada, sensación vertiginosa y acúfenos y, a veces, calambres en las pantorrillas. En algunos casos existe claudicación intermitente, sobre todo si hay trastorno vascular previo. La vasoconstricción cutánea puede provocar intolerancia al frío. El riesgo de parto pretérmino se duplica y, si la anemia es ferropénica, aumenta 5 veces. El dato fundamental de la exploración física es la palidez, que se debe a la vasoconstricción cutánea y a la disminución de la concentración de Hb. Varía notablemente de unos individuos a otros, según el color y el grosor de la piel. Por ello, es más recomendable valorarla en las mucosas que en la piel. El color del lecho ungueal ofrece información fiable siempre que no existan anomalías en las uñas o shock. A veces puede auscultarse un soplo sistólico, de grados I-II/VI, en el ápex o en el foco pulmonar, no irradiado y que desaparece al corregir la anemia. En anemias graves se ha descrito retinopatía anémica, consistente en hemorragias y exudados. Clasificación Las anemias pueden clasificarse según distintosaspectos, aunque las clasificaciones más empleadas se refieren a la etiopatogenia y a los índices eritrocitarios. En la clasificación etiopatogénica (cuadro 202-1) las anemias se dividen en dos grandes grupos: regenerativas y arregenerativas. En las regenerativas o «periféricas» la médula ósea conserva o tiene aumentada su capacidad de producción, lo que suele ocurrir cuando hay un aumento de la destrucción eritrocitaria o pérdidas en forma de hemorragia aguda. Las arregenerativas o «centrales» se caracterizan por que la médula ósea es incapaz de mantener la producción eri- trocitaria de forma adecuada, ya sea por defecto de la propia médula o por falta de los factores necesarios. Algunas entidades son difícil- mente clasificables en alguno de los grupos descritos. Tal sería el caso de la hemoglobinuria paroxística nocturna, en la que ocurren una anemia hemolítica por defecto de la membrana y una alteración de la célula madre. La clasificación de las anemias según los índices eritrocitarios (cuadro 202-2) considera tres grupos según los valores de VCM. En la práctica, conocer si la anemia es microcítica (o hipo- crómica), macrocítica o normocítica ayuda a dirigir las exploraciones complementarias. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Otto JM, Plumb JOM, Clissold E, Kumar SB, Wakeham DJ, Schmidt W, et al. Hemoglobin concentration, total hemoglobin mass and plasma volume in patients: implications for anemia. Haematologica 2017;102:1477-85. Vieth JT, Lane DR. Anemia. Hematol Oncol Clin North Am 2017;31: 1045-60. • CUADRO 202-1 Clasificación etiopatogénica de las anemias Regenerativas («periféricas») Pérdida sanguínea aguda Anemia posthemorrágica aguda Anemias hemolíticas Corpusculares Alteraciones en la membrana Con alteración de la forma normal Esferocitosis hereditaria y otras Por hipersensibilidad al complemento Hemoglobinuria paroxística nocturna Déficits enzimáticos Enzimas eritrocitarias (glucosa-6-fosfato deshidrogenasa y otras) Porfirias Alteraciones en la hemoglobina Alteraciones cualitativas o hemoglobinopatías estructurales Síndromes falciformes (hemoglobina S, formas homocigotas y heterocigotas, asociaciones) Hemoglobinas inestables (Zúrich, Köln y otras) Hemoglobinas con afinidad alterada por el oxígeno (pueden producir poliglobulia) Metahemoglobinemias congénitas (pueden producir poliglobulia) Hemoglobinopatías que se expresan como talasemias (hemoglobina Lepore, Constant Spring y otras) Alteraciones cuantitativas o síndromes talasémicos Talasemias β, α y otras Hemoglobinopatías que se expresan como talasemias Persistencia hereditaria de hemoglobina fetal Extracorpusculares Agentes tóxicos Químicos (cloratos y otros) Venenos de serpientes (animales) Agentes infecciosos Bacterianos (Clostridium perfringens, lecitinasa y otros) Parásitos (paludismo, bartonelosis) Causas mecánicas Válvulas y prótesis vasculares Microangiopatías Inmunológicas Isoanticuerpos Transfusiones Enfermedad hemolítica del recién nacido Autoanticuerpos Por anticuerpos calientes Por anticuerpos fríos Anemia hemolítica por crioaglutininas Hemoglobinuria paroxística a frigore Anemias hemolíticas inmunes por fármacos Por inducción de autoanticuerpos α-metildopa y otras Por adsorción inespecífica (hapteno) Dosis elevadas de penicilina Por adsorción específica (inmunocomplejos) Quinidina y otros Hiperesplenismo Arregenerativas («centrales») Alteraciones en las células madres (insuficiencias medulares) Cuantitativas Selectivas Eritroblastopenia pura Globales Aplasia medular Cualitativas (dismielopoyesis) Congénitas (diseritropoyesis congénitas) Adquiridas (síndromes mielodisplásicos) Por invasión medular (leucemias, linfomas, neoplasias) Déficits y/o trastornos metabólicos de factores eritropoyéticos Hierro Ferropenia (anemia ferropénica) Bloqueo macrofágico (enfermedades crónicas) Vitamina B12 y ácido fólico (trastorno en la síntesis del DNA, anemias megaloblásticas) Hormonas Déficit de eritropoyetina Hipotiroidismo Hipogonadismo Déficit de HGH Hipocorticismo Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1570 SECCIÓN XIV Hematología ANEMIA POSTHEMORRÁGICA AGUDA M. T. Hernández García, J. M. Raya Sánchez Etiología Las principales causas de hemorragia aguda son los grandes trauma- tismos (fracturas múltiples, rotura de órganos), las intervenciones quirúrgicas cruentas y las originadas en el tubo digestivo (rotura de varices esofágicas, úlcera gástrica o duodenal, divertículos colónicos), aunque cualquier hemorragia intensa puede causar una anemia aguda. Cuadro clínico Se caracteriza por: a) hemorragia, cuando esta se exterioriza; b) manifes- taciones debidas a la hipovolemia, con shock o sin él, y c) trastornos propios del órgano que pierde sangre. La demostración de la hemorragia (hematemesis, metrorragias, melenas y otras) no siempre es fácil. Las fracturas cerradas de grandes huesos o las múltiples suelen originar pérdidas cuantiosas de sangre sin que se observe hemorragia. Asimismo, en la rotura del bazo o del híga- do puede existir shock hipovolémico sin que sea visible la hemorragia, y es preciso recurrir a la paracentesis para demostrar el hemoperitoneo. En este tipo de anemia, la hipoxia suele desempeñar un papel secundario y predominan las manifestaciones de la hipovolemia. De hecho, en la isovolemia se puede llegar hasta 50 g/L (3,11 mmol/L) de Hb sin hipoxia en individuos sanos. Las manifestaciones de la hipovo- lemia dependen de tres factores: a) estado clínico previo; b) rapidez de la hemorragia, y c) su cuantía. Con una pérdida del 20%-30% de la volemia (1-1,5 L) suelen ser constantes la hipotensión y la taquicardia. Pérdidas de más del 30% de la volemia provocan shock hipovolémico. Si se pierde más del 40% de la volemia, la mortalidad llega al 50% de los casos si no se instaura rápidamente el tratamiento adecuado. En pacientes ancianos o previamente enfermos, estas manifestaciones pueden aparecer con pérdidas sanguíneas menores. Las manifestaciones clínicas derivadas del órgano en que se produce la hemorragia pueden tener especial protagonismo. Así, pueden existir dolor intenso debido a fractura, cólico nefrítico secundario a coágulos en los uréteres y cólicos abdominales y tránsito acelerado cuando hay sangre en el tubo digestivo. La hemorragia en cavidades cerradas (tórax, abdomen) puede provocar fiebre. En la hemorragia masiva nos podemos encontrar, además, con la tríada letal: coagulopatía, acidosis e hipotermia. Datos de laboratorio Destaca el descenso de la cifra de Hb y del hematocrito, pero debe tenerse presente que, al principio, estos parámetros no disminuyen en relación directa con la cuantía de la hemorragia, ya que se requiere cierto tiempo para el paso del líquido intersticial al torrente circulato- rio. Posteriormente, habrá un descenso del hematocrito sin que exista hemorragia activa. Si la médula ósea es normal, se producirá un aumento de los reti- culocitos, con un pico máximo a los 7-10 días de la hemorragia. Se ha descubierto una nueva hormona, la eritroferrona (ERFE), producida por los eritroblastos en la hemorragia aguda, que aumenta la absorción del hierro y la liberación de este por los macrófagos al suprimir la hepcidina. Pueden observarse una trombocitosis reactiva y la presencia de eritroblastos en sangre. En las hemorragias digestivas suele existir un aumento del BUN. Tratamiento Es fundamental tratar la causa. Si las pérdidas no han sido graves y no requieren transfusión, la hipovolemia puede tratarse con suero salino o expansores del plasma. En ciertos casos, como después del parto, es conveniente administrar suplemento de hierro oral durante 2 meses. En casos muy graves en que se administran 4 L o más de sangre conservada, se recomiendatransfundir también plaquetas y plasma en una propor- ción 1:1:1. La infusión de grandes cantidades de expansores del plasma puede producir trastornos de la coagulación, que dependen del tipo de expansor y del volumen administrado. En los casos de hemorragia masiva se recomienda la monitorización mediante tromboelastometría. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Griggs JE, Jeyanathan J, Joy M, Russell MQ, Durge N, Bootland D, et al.; Kent, Surrey & Sussex Air Ambulance Trust. Mortality of civilian patients with suspected traumatic haemorrhage receiving pre-hospital transfusion of packed red blood cells compared to pre-hospital crystalloid. Scand J Trauma Resusc Emerg Med 2018;26:100. Napolitano LM. Anemia and Red Blood Cell Transfusion: Advances in Critical Care. Crit Care Clin 2017;33:345-64. ANEMIA FERROPÉNICA M. T. Hernández García, J. M. Raya Sánchez Concepto La anemia ferropénica se debe a eritropoyesis deficiente por falta o dis- minución del hierro del organismo. Más de 2.200 millones de personas presentan alguna forma de déficit de hierro y unos 1.240 millones tienen anemia ferropénica; fallecieron por esta causa 183.400 en 2013. En los países en desarrollo afecta al 2%-28% de la población. En España, la prevalencia de ferropenia es del 5,6% (14,8% en mujeres menores de 50 años), mientras que las de anemia ferropénica en lactantes y preescolares está entre el 4,3% y el 5,7%; en escolares es del 0,6%-0,7%; en varones adultos y mujeres no menstruantes es inferior al 0,4%, mientras que en adolescentes y mujeres menstruantes llega al 2,9%. Etiología Pérdida excesiva La causa más frecuente de anemia ferropénica del adulto en los países occidentales es la pérdida crónica de pequeñas cantidades de sangre. El aumento de las pérdidas menstruales es la causa más importante. • CUADRO 202-2 Clasificación de las anemias según los índices eritrocitarios Microcíticas y/o hipocrómicas (VCM < 83 fL y/o HCM < 27 pg) Anemia ferropénica* Talasemia* Algunos casos de anemia sideroblástica Intoxicación por plomo (en ocasiones) Intoxicación por aluminio (infrecuente) Anemia de las enfermedades crónicas (a veces) Macrocíticas (VCM > 97 fL) Anemias megaloblásticas* Alcoholismo* Insuficiencia hepática* Síndromes mielodisplásicos* Reticulocitosis Hipotiroidismo Aplasia medular (algunos casos) Normocíticas (VCM = 83-97 fL) Anemia de las enfermedades crónicas (la mayoría)* Hemolíticas (salvo reticulocitosis)* Aplasia medular (la mayoría) Síndromes mielodisplásicos Pérdidas agudas (salvo infrecuente reticulocitosis) Invasión medular Coexistencia de anemia microcítica y macrocítica *Formas más frecuentes. HCM: hemoglobina corpuscular media; VCM: volumen corpuscular medio. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 202 Enfermedades de la serie roja: anemias © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1571 En varones y mujeres no menstruantes el origen de la hemorragia suele ser digestivo; aunque generalmente son lesiones benignas, también puede deberse a neoplasias (colon, estómago). Otras causas de pérdi- das sanguíneas son la hemodonación demasiado frecuente y las pérdidas yatrógenas por análisis repetidos de sangre durante la hospitalización. Algunos corredores de fondo presentan anemia ferropénica debida a pequeñas pérdidas digestivas o urinarias. La hemosiderosis pulmonar idiopática puede producir ferropenia por hemorragias pulmonares cró- nicas. También puede producirse una ferropenia por hemoglobinuria y hemosiderinuria, como en la hemoglobinuria paroxística nocturna o disfunción de válvulas mecánicas. Disminución del aporte En los países desarrollados, esta causa es menos frecuente que las ante- riores y se debe a insuficiente ingestión en las clases sociales deprimidas o por dietas muy desequilibradas seguidas por algunas adolescentes obsesionadas por su imagen corporal. A ello suelen asociarse otros factores como la hipermenorrea. Por el contrario, es una causa frecuente de anemia ferropénica en niños de 6 a 24 meses y la causa más frecuente en el tercer mundo. Aumento de las necesidades Más que una causa suele ser un factor coadyuvante en la génesis de la ferropenia. Puede ocurrir en los niños, generalmente entre los 6 y 24 meses, en la adolescencia (etapa en la que además coincide con el inicio de la menstruación) y en el embarazo (especialmente en multíparas que no han recibido suplementos de hierro y han amamantado a sus hijos). Disminución de la absorción Puede observarse en pacientes que han sufrido gastrectomía o cirugía bariátrica, ya que el tránsito intestinal suele estar acelerado, el ácido clorhídrico facilita la transformación ferrosa del hierro ingerido, que se absorbe con mayor facilidad que el hierro férrico, y la acidez facilita la absorción duodenal. La segunda causa de ferropenia, tras las pérdidas menstruales, en pacientes de menos de 50 años, suele ser por malabsor- ción a causa de la afección del tracto digestivo superior, generalmente por gastritis crónica relacionada o no con Helicobacter pylori, incluso infección por este agente sin erosión mucosa y enfermedad celíaca. Alteración del transporte Muy rara vez se debe a atransferrinemia congénita, que se hereda de forma autosómica recesiva y cursa con transferrina indetectable o muy disminuida y ausencia de hierro medular. La alteración adquirida es, asimismo, excepcional. Cuadro clínico Comprende las manifestaciones generales del síndrome anémico, las propias de la enfermedad causante y las debidas a la ferropenia en sí. En la mayoría de los casos, las manifestaciones clínicas son insidiosas, por lo que a veces constituye un hallazgo casual de laboratorio. Las manifestaciones más constantes son adinamia y fatiga muscular, mucho más intensa de lo que correspondería al grado de anemia, así como las alteraciones tróficas de piel y mucosas (glositis, rágades). La disfagia, asociada o no a membranas poscricoideas (asociación que constituye el síndrome de Plummer-Vinson o de Paterson-Kelly), actualmente es excepcional. Frecuentemente se observan fragilidad y caída excesiva del cabello o encanecimiento precoz. Las uñas pueden ser frágiles o presentar estrías longitudinales y aplanamiento de su superficie que puede llegar incluso a ser cóncava (coiloniquia o uñas en cuchara). Se considera una manifestación de ferropenia a una alteración particular del apetito denominada pica, consistente en la ingesta de hielo (pagofagia), almi- dón, tierra (geofagia), tiza, cal de las paredes, granos de café, zanahorias, piedrecitas, pintura, etc. Esta manifestación, aunque infrecuente en caucásicos, es muy característica. Otras alteraciones que se pueden hallar son irritabilidad, pérdida de concentración y disminución de la memoria y, en niños, cierto grado de retraso psicomotor. Se ha descrito la asociación de anemia ferropénica con cefaleas, parestesias, síndrome de las piernas inquietas y acatisia. También se han comprobado dis- tintas alteraciones en las funciones granulocitaria y linfocitaria. Diagnóstico El grado de anemia varía ampliamente. En la mayoría de los casos hay microcitosis e hipocromía en el hemograma. La amplitud de la distri- bución eritrocitaria suele estar aumentada (lo que indica anisocitosis), mientras que es normal en otras microcitosis (talasemia β menor y anemia de las enfermedades crónicas). El examen morfológico de los hematíes puede revelar hipocromía, microcitosis, anisocitosis y poiquilocitosis. Puede haber trombocitosis de grado moderado, sobre todo en caso de hemorragia activa. El patrón característico del estudio del hierro consiste en sideremia baja, capacidad total de fijación del hierro alta y, por tanto, índice de saturaciónde transferrina bajo y, especialmente, ferritina sérica baja. El aumento en plasma del receptor soluble de la transferrina (sTfR) o, mejor aún, el índice sTfR/log(ferritina) traduce la situación de ferrope- nia y es útil en el diagnóstico diferencial con la anemia de las enferme- dades crónicas (normal) o mixtas (aumentado). Debe tenerse presente que el paciente no debe tomar hierro oral la semana previa al análisis o durante las 8 semanas anteriores si ha recibido hierro parenteral. Rara vez está indicada la realización del aspirado medular, que mediante la tinción de Perls demuestra la disminución del hierro macrofágico y de los sideroblastos, desde que se dispone de la determi- nación de la ferritinemia y el sTfR. La protoporfirina eritrocitaria libre y la cinc-protoporfirina aumentan de forma precoz y se usan habitual- mente como prueba de detección para grandes masas de población. El descenso de la Hb reticulocitaria es también una alteración precoz y un parámetro muy sensible. La Hb glucosilada puede aumentar en la anemia ferropénica y, por consiguiente, inducir a error en el seguimiento de pacientes diabéticos. Diagnóstico etiológico El estudio del tubo digestivo, salvo contraindicaciones, se hará median- te fibrogastroscopia y/o fibrocolonoscopia. La fibrogastroscopia debe incluir la biopsia gástrica, la detección de H. pylori y la biopsia de la segunda porción del duodeno (para el despistaje de la enfermedad celía- ca). Para el intestino delgado se utilizarán la cápsula endoscópica o el enteroscopio, complementados en ocasiones con una TC de abdomen. La determinación de sangre oculta no es un método de estudio estándar en la anemia ferropénica y debe tenerse en cuenta que el método inmunológico sólo sirve para el estudio del tracto digestivo inferior; el clásico guayaco puede detectar sangrado de origen superior e inferior, pero con numerosos falsos negativos en el tracto superior y el método basado en la hemoporfirina (Hemoquant), que detecta sangrado tanto de origen inferior como de origen superior, no está generalizado. Varones menores de 50 años. Si existiese una historia clara de origen no digestivo (p. ej., ingesta inadecuada junto con aumento de necesida- des), aun así deberían hacerse dos determinaciones de sangre oculta en heces, despistaje serológico de enfermedad celíaca y estudio no invasivo de infección por H. pylori. Si la historia no sugiere el origen, se realizaría estudio endoscópico, en primer lugar con gastroscopia. Si la clínica orienta a pérdidas de origen digestivo, debe dirigirse el estudio endoscópico a la localización sospechosa. Una vez encon- trada una causa convincente, no deben hacerse más estudios, salvo recidiva inexplicada de la anemia o realización de colonoscopia en casos con antecedentes familiares de cáncer de colon. Mujeres en edad fértil. Si las menstruaciones son abundantes y no hay datos para pensar en pérdidas de origen digestivo, se debe remitir a la paciente al ginecólogo. En caso de que se dé cualquiera de estos factores, a saber, ausencia de pérdidas menstruales valora- bles, síntomas abdominales o edad superior a 50 años o pérdida de peso o sangre oculta en heces, se debe realizar, además, un estudio digestivo como si se tratase de un varón de su misma edad. Pacientes mayores de 50 años. Se explorará el tubo digestivo, primero con la colonoscopia (si la clínica no orienta al origen) y después siempre gastroscopia, a pesar de que se encuentren lesiones benignas en aquel, ya que en este grupo de población existe un mayor riesgo de lesiones concomitantes en ambos tramos. El estudio bidireccio- nal en el mismo día es una opción. En cualquiera de estos supuestos, si no se encuentra la causa o no hay una respuesta adecuada al tratamiento, debe añadirse el cribado de enfermedad celíaca y de infección por H. pylori. Si con los estudios Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1572 SECCIÓN XIV Hematología citados, repetidos, no se llega a descubrir el origen de la hemorragia, debe explorarse el intestino delgado, preferiblemente con la videocáp- sula endoscópica. Si la causa de la anemia permaneciese oscura, deben valorarse causas poco frecuentes de la anemia ferropénica. No se debe olvidar en el interrogatorio insistir sobre la posible ingestión frecuente de salicilatos o de AINE. Diagnóstico diferencial Se plantea con otras anemias microcíticas, fundamentalmente la asocia- da a enfermedades crónicas y la talasemia. En estas, la sideremia se halla disminuida, pero en la anemia ferropénica la capacidad de fijación del hierro está aumentada, mientras que en la asociada a procesos crónicos es normal o se halla disminuida. A su vez, la ferritinemia es baja en la anemia ferropénica y superior a 100 ng/mL (100 µg/L) en la de las enfermedades crónicas. Cada vez se valora más la utilidad del sTfR y su índice con la ferritina, ya que no se altera en procesos inflamatorios o infecciosos, aunque puede dar valores elevados en caso de aumento de eritropoyesis y en anemias megaloblásticas. En la talasemia menor el hierro estará normal o aumentado, con aumento de reticulocitos y cifra de hematíes elevados (seudoeritrocitosis microcítica). Tratamiento El objetivo inicial y básico es tratar la causa, lo cual a veces no resulta sencillo, como en el caso de la enfermedad de Rendu-Osler-Weber o en una lesión benigna del tubo digestivo tributaria de curación quirúrgica en un paciente anciano. En otras ocasiones la causa puede recidivar, y con ella la anemia, como ocurre en algunas pacientes con hipermenorrea que cede con terapéutica hormonal, pero que recidiva al suspender esta. Aparte de tratar la causa, se debe tratar la anemia. Sólo se indica la transfusión de hematíes cuando sea preciso un aporte inmediato de oxígeno, como en casos de isquemia o de insuficiencia cardíaca. El tratamiento de elección consiste en la administración de un compuesto de sales ferrosas por vía oral, que se absorben mejor que las férricas. La más empleada es el sulfato ferroso, pero otras son igualmente eficaces. Como excepción, cabe citar los compuestos férricos unidos a proteínas o liposomado o sucrosomial. El hierro se absorbe mejor si se ingiere en ayunas. La vitamina C y los tejidos animales (carnes y pescados) potencian la absorción intestinal del hierro, mientras que los fosfatos, los fitatos, los oxalatos, los polifenoles, el tanino (té), la cafeína en gran cantidad (café, té), las yemas de huevo (fosfoproteínas), los antiácidos y las tetraciclinas la inhiben. Añadir vitamina C no se ha demostrado clínicamente superior y puede aumentar la intolerancia gástrica. Algu- nos de los compuestos de hierro unido a proteínas pueden ser útiles, en dosis adecuadas, por su buena tolerancia en los pocos casos en que otros compuestos sean intolerables. La dosis habitual diaria de hierro elemental (no de la sal) aconsejable es de 60-105 mg. Recientemente se ha postulado la administración a días alternos, para así evitar la disminución de la absorción por aumento de la hepcidina. Aunque la anemia puede curarse en 6 semanas, el tratamiento debe mantenerse (unos 4-6 meses) con el fin de restituir los depósitos de hierro, objetivo último del tratamiento marcial, que debe siempre documentarse con una cifra normal de ferritinemia (idealmente, 50-100 ng/mL). Debe advertirse al paciente que las heces serán de color negro mientras tome el hierro. En cambio, advertirle de posibles molestias digestivas sólo contribuye a aumentar las de origen «psicológico». Con la dosis adecuada son pocos los pacientes que presentan efectos secundarios (náuseas, dolor epigástrico, estreñimiento o diarrea) y, en estos casos, tomar el hierro con la comida, en vez de en ayunas,suele solventar el problema. En principio, la ferroterapia oral se contraindica en casos de úlcera péptica activa y de enfermedad inflamatoria intestinal. Si al cabo de 1 mes no hay respuesta terapéutica adecuada, debe pensarse en las siguientes causas: a) el paciente no toma regularmente los comprimidos; b) las pérdidas continúan e igualan o superan a los aportes; c) existe una malabsorción del hierro, y d) el diagnóstico de anemia ferropénica fue incorrecto o coexiste otro tipo de anemia. El cribado de la enfermedad celíaca y la infección por H. pylori es obligado cuando la respuesta es inadecuada. Hay casos excepcionales de mala respuesta, de la llamada anemia ferropénica refractaria al hierro (IRIDA, por su acrónimo en inglés), una enfermedad autosómica recesiva en que la hepcidina está elevada, la ferritina normal o elevada, pero el sTFR también está elevado, y que responde parcialmente al hierro parenteral. El hierro endovenoso está indicado en las siguientes situacio- nes: intolerancia gastrointestinal o contraindicación de la vía oral, malabsorción, pérdidas continuas superiores a la absorción, falta de colaboración del enfermo, necesidad de aporte rápido para evitar transfusión, tratamiento concomitante con eritropoyetina, anemia perioperatoria en cirugía mayor y casos graves de síndrome de piernas inquietas. Actualmente, se dispone de varios preparados de hierro endovenoso. La introducción del hierro sacarosa, gracias a su seguridad, ha supuesto un mayor uso del hierro parenteral en todo el mundo; su indicación es cada vez menos restringida. Se está introduciendo una nueva generación de compuestos que permite la administración de altas dosis en una sola sesión, como hierro dextrano de bajo peso molecular (aprobado por la EMEA, pero con advertencia por efectos adversos), ferumoxitol (aprobado por la FDA), hierro carboximaltosa (aprobado por la EMEA y disponible en España) y, el más reciente, hierro iso- maltósido (aprobado por la EMEA, pero con advertencia por efectos adversos). La dosis total de hierro parenteral que se ha de suministrar se puede calcular mediante tablas aportadas por el fabricante o con la siguiente fórmula, que incluye un suplemento de 500 o 1.000 mg (en el varón se estima entre 800 y 900 mg) para restaurar las reservas: ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) = × −⎡⎣ ⎤⎦ × + Hierro total mg peso corporal kg 15 Hb g/dL Hb real g/L 0,24 1.000 500 mg Prevención Las indicaciones de la administración profiláctica del hierro son escasas: embarazo, cirugía gástrica (tanto gastrectomías como cirugía bariátrica), recién nacidos prematuros y/o con bajo peso, donantes de sangre habituales (sobre todo si son mujeres menstruantes), auto- donaciones de sangre, donantes de médula ósea, y las personas con anemia por insuficiencia renal tratadas con Epo deben recibir suple- mentos de hierro, con un objetivo de ferritinemia de 200-500 ng/mL (80-200 nmol/L). BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Altés A, Ruiz MA, Castell C, Roure E, Tresserras R. Déficit y sobrecarga de hie- rro en la población adulta de Cataluña. Med Clin (Barc) 2004;123:131-3. Camaschella C. Iron deficiency. Blood 2019;133:30-9. Girelli D, Ugolini S, Busti F, Marchi G, Castagna A. Modern iron replacement therapy: clinical and pathophysiological insights. Int J Hematol 2018;107: 16-30. Lopez A, Cacoub P, Macdougall IC, Peyrin-Biroulet L. Iron deficiency anaemia. Lancet 2016;387:907-16. ANEMIA ASOCIADA A LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS M. T. Hernández García, J. M. Raya Sánchez Concepto y etiología La anemia asociada a las enfermedades crónicas (AEC), también conocida como anemia con restricción del hierro, generalmente es moderada, normocítica y normocrómica, aunque puede ser hipo- crómica y característicamente cursa con hiposideremia y aumento del hierro de depósito. Es la anemia más frecuente después de la anemia ferropénica y la más habitual entre los pacientes hospitalizados. Este tipo de anemia se observa en infecciones crónicas y agudas, en procesos inflamatorios crónicos no infecciosos, distintas neoplasias, obesidad, EPOC, enfermedad renal crónica, insuficiencia cardíaca, hepatopatía crónica, vasculopatía y en situaciones de daño tisular. Patogenia El principal hecho patogénico de la AEC consiste en una eritropo- yesis deficiente en hierro, producida por paso insuficiente de Fe a los Hierro total mg=peso corporal kg×15 Hb g/dL−Hb real g/L×0,24+1.000 500 mg Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 202 Enfermedades de la serie roja: anemias © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1573 eritroblastos. El Fe que es incapaz de incorporarse a los eritroblastos es almacenado en gran cantidad por el sistema mononuclear fagocítico, siendo bloqueada su salida. Además, hay una inhibición de la eri- tropoyesis y una discreta disminución de la vida media de los hematíes, que puede empeorar en infecciones agudas graves. Los estímulos que desencadenan la instauración de una AEC son diversos, tantos como factores etiológicos; así los agentes infecciosos, los productos de la inflamación, el trastorno autoinmune y productos tumorales van a producir una estimulación del sistema mononuclear fagocítico y de los linfocitos T. Los monocitos activados liberan factor de necrosis tumoral α (TNF-α), interleucina 1 (IL-1), interleucina 6 (IL-6) e interleucina 10 (IL-10), que promueven la entrada del hie- rro en los macrófagos mediante endocitosis vía receptor de la trans- ferrina, vía DMT-1 y por la lactoferrina y la lipocalina-2. No obs- tante, la mayor parte del hierro macrofágico proviene del reciclaje de los hematíes senescentes. Por otra parte, los linfocitos T activados producen interferón γ. La IL-6 desempeña un importante papel al inducir, predominantemente vía STAT3, la producción hepática de la hormona hepcidina, principal responsable del bloqueo del hie- rro en los macrófagos, ya que induce la proteólisis de la ferroportina que promueve el transporte del hierro del macrófago al plasma. La hepcidina también produciría una disminución de la absorción del hierro al afectar a la ferroportina enterocitaria. Todo ello, junto con la acción de las otras citocinas mencionadas que contribuyen a aumentar la captación del hierro por los macrófagos e impedir su liberación, explica la hiposideremia y disminución del hierro en los eritroblastos con la llamativa acumulación en los macrófagos. A la eritropoyesis con restricción del hierro contribuye también en parte que la eritropoyetina puede ser relativamente deficiente para el grado de anemia y, además, su acción sobre la hematopoyesis puede estar inhibida directamente por IFN-γ, TNF-α y hepcidina. Cuadro clínico Es una anemia generalmente leve o moderada. Habitualmente, la hemoglobina se encuentra en torno a 10 g/dL (100 g/L) y en cualquier caso no es inferior a 8 g/dL (80 g/L), salvo que coexistan otras causas, y no tiene características clínicas distintas de las generales del síndrome anémico, que se une a las manifestaciones de la enfermedad de base. Diagnóstico Se trata de una anemia arregenerativa, leve o moderada, habitualmen- te normocítica y normocrómica, pero en ocasiones es moderadamente microcítica y/o hipocroma, clásicamente acompañada de reactantes de fase aguda como el aumento de la PCR. La amplitud de la dis- tribución de eritrocitos suele ser normal, al contrario que en la anemia ferropénica en que suele estar elevada. La sideremia, al igual que en la anemia ferropénica, está descendida, mientras que la transferrina y la CTFH suelen estar disminuidas o en la zona baja de la normalidad. El IST suele estar disminuido, aunque no tanto como en la ferropenia. Pero el dato fundamentales que la ferritinemia se encuentra normal o aumentada. Como la ferritina es un reactante de fase aguda y aumenta de forma inespecífica en las enfermedades que causan la AEC, se ha sugerido un punto de corte de 100 µg/L por encima del cual se habla- ría de AEC, mientras que una ferritinemia entre 30 y ese punto de corte, junto con un IST < 20%, sugiere una anemia mixta (AEC con ferropenia asociada), la cual no es infrecuente en la práctica clínica. En general, el diagnóstico se realiza con los datos del hemograma y el estudio del hierro (tabla 202-1), y rara vez está justificado el aspirado medular con tinción para hierro, que sin embargo ofrece un patrón característico: el hierro macrofágico está normal o aumentado, mien- tras que los sideroblastos están disminuidos o ausentes. El receptor soluble de la transferrina (TfR) y, mejor aún, su índice con el logaritmo de la ferritina (TfR/log ferritina) también puede ser de ayuda en el diagnóstico diferencial. Así, un índice inferior a 1 es indicativo de AEC, mientras valores superiores a 2 son indicativos de ferropenia, asociada o no a AEC. Finalmente, si hay dudas de ferropenia asociada, puede hacerse un tratamiento de prueba con hierro. La determinación de la hepcidina, de GDF-15, de la Hb reticulocitaria y del porcentaje de hematíes hipocrómicos todavía no es de uso habitual en la clínica. Tratamiento El tratamiento más lógico y efectivo consiste en tratar la enfermedad de base; sin embargo, esto no es siempre posible. Si hay otra anemia asociada, por ejemplo, ferropénica, debe tratarse esta. El tratamiento sintomático con transfusiones sanguíneas en general no es necesario, ya que la anemia es leve o moderada. En aquellos casos en que la hemo- globina fuese inferior a 8 g/dL (4,9 mmol/L) habría que pensar que existe otra causa asociada. En los casos que se asocia (anemia mixta) déficit de hierro el tratamiento con hierro mejorará la anemia. También la mejorará tratar otros déficits asociados, como el de vitamina D. El tratamiento con Epo recombinante humana está indicado, aparte de en la insuficiencia renal crónica, en la anemia del cáncer tratado con quimioterapia o que requiera transfusión, previa a intervención quirúrgica electiva, con lo que se puede alcanzar una concentración de hemoglobina suficiente para no precisar transfusión, o bien permite un programa de autotransfusión. Los casos tratados con Epo y con una ferritina inferior a 200 µg/L podrán beneficiarse de la administración de hierro parenteral, siempre y cuando no exista contraindicación, como en la infección activa. En un futuro próximo, posiblemente puedan utilizarse los inhibidores de la hepcidina —anticuerpos, eri- troferrona u otros—, de la IL-6 o los inhibidores de la prolilhidroxilasa. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Fraenkel PG. Anemia of Inflammation: A Review. Med Clin North Am 2017; 101(2):285-96. Kautz L, Jung G, Valore EV, Rivella S, Nemeth E, Ganz T. Identification of erythroferrone as an erythroid regulator of iron metabolism. Nat Genet 2014;46:678-84. Madu AJ, Ughasoro MD. Anaemia of Chronic Disease: An In-Depth Review. Med Princ Pract 2017;26(1):1-9. Petzer V, Theurl I, Weiss G. Established and Emerging Concepts to Treat Imbalances of Iron Homeostasis in Inflammatory Diseases. Pharmaceuticals (Basel) 2018;11(4):135. Weiss G, Ganz T, Goodnough LT. Anemia of inflammation. Blood 2019; 133(1):40-50. ANEMIAS SIDEROBLÁSTICAS J. M. Raya Sánchez, M. T. Hernández García Concepto Las anemias sideroblásticas (AS) forman un grupo heterogéneo de ane- mias raras, congénitas o adquiridas (estas últimas divididas en clonales o primarias y en no clonales o secundarias), de gravedad variable, la mayoría de las veces microcíticas e hipocromas, que se caracterizan por la presencia en la médula ósea de sideroblastos en anillo y el aumento del Fe circulante y de depósito, así como por una eritropoyesis ineficaz. TABLA 202-1 Diagnóstico diferencial. Suero Fe CTFH IST Ferritina sTfR/log ferritina Anemia ferropénica ↓ ↑ * < 30 µg/dL > 2 Anemia de las enfermedades crónicas ↓ ↓ o (N) > 100 µg/L < 1 Anemia mixta ↓ ↑ o (N) 30-100 µg/L > 2 *El IST, aunque suele estar más bajo en la anemia ferropénica, no es un buen dato diferenciador, ya que en ambas entidades puede estar por debajo del límite inferior del 16%. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1574 SECCIÓN XIV Hematología Los sideroblastos en anillo, fácilmente identificables mediante la tin- ción de Perls de la médula ósea, se deben a un depósito excesivo de hierro en el interior de las mitocondrias alrededor del núcleo del eri- troblasto, con más de cinco gránulos de hemosiderina para contornear al menos 1/3 de la circunferencia nuclear. Las formas adquiridas y primarias (clonales) de anemia sideroblás- tica se clasifican entre los síndromes mielodisplásicos (SMD) y los mielodisplásicos/mieloproliferativos (SMD/NMP), y de acuerdo con la clasificación de la OMS de 2016 (v. cuadro 205-1) se distinguen tres enfermedades: SMD con sideroblastos en anillo y displasia unilí- nea, SMD con sideroblastos en anillo y displasia multilínea, y SMD/ NMP con sideroblastos en anillo y trombocitosis; se estudian en el capítulo 208, Síndromes mielodisplásicos y neoplasias mielodisplásicas/ mieloproliferativas. Etiopatogenia Los mecanismos patogénicos de la anemia hipocroma y la retención del Fe en las mitocondrias se deben a anomalías en la síntesis intramitocon- drial del hem, por dificultad en la utilización del Fe para su incorporación a la protoporfirina por déficits enzimáticos o de proteínas de transporte mitocondrial. Se distinguen formas congénitas y adquiridas. Entre las primeras, existen formas ligadas al sexo y autosómicas recesivas y, excep- cionalmente, de aparición esporádica. Atendiendo a la fisiopatología del metabolismo del hierro-hem mitocondrial, los genes implicados en las anemias sideroblásticas congénitas pueden tener que ver con la biosíntesis del hem (genes ALAS2, SLC25A38, STEAP3), la biosíntesis del grupo Fe-S (hierro-azufre) (genes ABCB7, GLRX5, HSPA9) o la síntesis de la proteína mitocondrial (genes PUS1, YARS2, TRNT1, SLC19A2, NDUFB11 o deleción de genoma mitocondrial, mtDNA). En la forma hereditaria ligada al cromosoma X existen mutaciones en el gen de la δ-aminolevulinato-sintetasa (ALAS), que produce un déficit de síntesis del heme que afecta a la afinidad de la enzima por su cofactor piridoxal 5 !-fosfato. La causa de otras formas congénitas de anemia sideroblástica radica en deleciones del DNA mitocondrial. Otras veces el problema se origina en la inactivación o la carencia de fosfato de piridoxal (forma activa de la piridoxina o vitamina B6), coenzima necesaria de la ALAS. A este mecanismo obedecen muchas de las anemias sideroblásticas debi- das a tóxicos o fármacos. Otras se deben a la inactivación de más de un sistema enzimático, como es el caso del alcohol o del Pb, que inactiva la hemesintetasa (la última enzima necesaria para la síntesis del heme) y la δ-aminolevulínico-deshidrasa. Sin embargo, en muchos casos adquiridos la causa íntima de la lesión mitocondrial se desconoce. Además, es posible que en un mismo paciente intervengan varios sistemas en el origen de la lesión de la mitocondria. En este sentido, la sideroblastosis no sería más que una manifestación compartida por multitud de procesos con gravedad, etiología y evolución muy diferentes. Clasificación El cuadro 202-3 muestra una clasificación actualizada de las AS. Las formas adquiridas clonales o primarias se encuadran en el gru- po nosológico de los síndromes mielodisplásicos y se estudian en el capítulo 208, Síndromes mielodisplásicos y neoplasias mielodisplásicas/ mieloproliferativas. Nos centraremos aquí,por tanto, en las formas congénitas y en las formas adquiridas secundarias (no clonales). Anemias sideroblásticas congénitas AS ligada al cromosoma X AS por mutaciones de aminolevulinsintetasa 2 (ALAS-2) En esta forma, la más frecuente de las AS congénitas, se han des- crito más de 60 mutaciones en el gen ALAS2 (aminolevulinsintetasa 2) que codifica para la síntesis de dicha enzima. Como resultado se produce un déficit de síntesis del heme y disminución de la afinidad de la enzima por su cofactor piridoxal 5 !-fosfato, y el Fe se acumula en las mitocondrias. La anemia es microcítica e hipocroma y afecta a varones, pero las mujeres portadoras suelen tener una doble población eritrocitaria (normal y microcítica) y pueden sufrir también anemia de la misma intensidad que los varones debido a la pérdida con la edad de lionización del cromosoma X. La edad de presentación es variable, desde el nacimiento hasta la edad adulta. Algunas formas responden a la administración de piridoxina (vitamina B6), por lo que antiguamente se denominaba «anemia sensible a piridoxina». El riesgo de hemosiderosis es elevado, tanto por la eritropoyesis ineficaz como por el aporte transfusional. AS ligada al cromosoma X con ataxia Es una forma de AR sindrómica (forma parte de un síndrome com- plejo sistémico) debida a mutaciones en el gen ABCB7 (ATP binding cluster B7). Este gen codifica el complejo exportador del hem des- de las mitocondrias (transportador mitocondrial del cluster Fe-S). Los pacientes hemicigotos masculinos con este tipo de AS congénita presentan anemia microcítica de leve a moderada, retraso motor y evidencia de disfunción espinocerebelosa, incluyendo ataxia de inicio temprano asociada con hipoplasia cerebelosa grave. Cursa con un aumento intraeritrocitario de protoporfirina IX, y la ataxia puede ser no progresiva o lentamente progresiva semejante a la de Friedreich, que se relaciona con el daño mitocondrial debido a la sobrecarga férrica neuronal. Curiosamente, se sabe que en la ataxia de Friedreich el hierro provoca un importante daño neuronal y, en algunos casos, la quelación de Fe mejora la ataxia. AS por mutación del gen NDUFB11 Descrita recientemente, esta forma de AS congénita de herencia ligada al cromosoma X se debe a una mutación del gen NDUFB11, el cual codifica la síntesis de las subunidades no catalíticas del complejo res- piratorio mitocondrial I. Suele presentarse con AS y clínica variable, incluida acidosis láctica. AS de herencia autosómica recesiva Se señalan a continuación las características de las formas más preva- lentes, relacionadas con anomalías en el transporte mitocondrial de Fe. • CUADRO 202-3 Clasificación de las anemias sideroblásticas Congénitas AS ligadas al cromosoma X AS por mutaciones del gen ALAS-2 AS ligada al cromosoma X con ataxia (mutación del gen ABCB7) (SDR) AS por mutación del gen NDUFB11 AS autosómicas recesivas Por mutaciones de genes relacionados con proteínas de transporte mitocondrial AS por mutación del gen GLRX5 AS por mutaciones en el gen SLC25A38 Síndrome de miopatía, acidosis láctica y AS (MLASA 1 y 2) (SDR), por mutación de los genes PUS1 y YARS2, respectivamente AS sensible a tiamina (ASTS) (TRMA, en inglés) (SDR), por mutaciones del gen SLAC192 AS asociada a inmunodeficiencia B, fiebre periódica y retraso en el crecimiento (SIFD) (SDR), por mutación del gen TRNT1 AS esporádicas Síndrome médula-páncreas de Pearson (SMPP), por deleción en el genoma mitocondrial Adquiridas No clonales (secundarias y reversibles) Fármacos: isoniazida, cloranfenicol Alcohol, plomo Déficit de cobre o intoxicación por cinc Hipotermia Clonales o primarias SMD con sideroblastos en anillo y displasia unilínea SMD con sideroblastos en anillo y displasia multilínea SMD/NMP con sideroblastos en anillo y trombocitosis ALAS: aminolevulinsintetasa; AS: anemia sideroblástica; SDR: sindrómica; SMD: síndrome mielodisplásico; SMD/NMP: síndrome mielodisplásico/neoplasia mieloproliferativa. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 202 Enfermedades de la serie roja: anemias © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1575 AS por mutación del gen GLRX5 Este gen codifica la síntesis de una proteína mitocondrial (glutarredo- xina 5) que es esencial para la biosíntesis de clusters Fe-S, importantes en la utilización mitocondrial de hierro. Es una enfermedad muy infrecuente, debida a una mutación homocigota del gen. Cursa con anemia moderada y empeoramiento a partir de los 50 años. Se reconoce un modelo animal de anemia microcítica hipocroma semejante en el pez cebra. AR congénita autosómica recesiva por mutaciones del gen SLC25A38 Se trata de una forma de ARS similar a la debida al déficit de ALA2, pero cuyo origen está en mutaciones en el gen SLC25A38. Dicho gen codifica una proteína mitocondrial potencialmente transportadora de glicina, esencial para la síntesis del hem. Es la segunda más frecuente de las AS congénitas. Origina una anemia microcítica grave, general- mente resistente a piridoxina, transfusión-dependiente y con un curso similar al de la talasemia mayor. Debería considerarse el trasplante de progenitores hematopoyéticos en los pacientes jóvenes. Síndrome de miopatía mitocondrial, acidosis láctica y AS (MLASA 1 y 2) Resulta de mutaciones en los genes que codifican la seudouridina sin- tetasa 1 (PUS1) o la tiroxil-t RNA sintetasa 2 (YARS2), implicadas en el metabolismo del RNA ribosómico mitocondrial. En ambos casos, el resultado es un fallo en la cadena respiratoria mitocondrial, que limita el acceso del hierro a la ferroquelatasa, y cursan típicamente con miopatía mitocondrial, acidosis láctica y AS. La mayoría de los pacientes fallecen durante la infancia y muy pocos alcanzan la edad adulta. Anemia megaloblástica sensible a tiamina (AMST) De herencia autosómica recesiva, se debe a mutaciones en el gen SLC19A2 implicado en el transporte de tiamina (vitamina B1). Cursa con anemia macrocítica y megaloblástica, diabetes mellitus y alte- raciones neurológicas (sordera progresiva, atrofia óptica), si bien su expresión clínica es variable y en algunos pacientes no existe diabetes y sí manifestaciones psiquiátricas recurrentes y anomalías cardiológicas. La anemia puede responder al tratamiento con tiamina, aunque no se constate déficit de la vitamina. Los requerimientos de insulina pueden también disminuir. El cuadro clínico es similar al del síndrome de Wolfram (síndrome DIDMOAD), aunque su base genética es distinta. Anemia sideroblástica asociada a inmunodeficiencia B, fiebre periódica y retraso en el crecimiento (SIFD) Enfermedad congénita, autosómica recesiva, descrita en 2014 en 12 sujetos de 10 familias diferentes, es un complejo sindrómico grave debido a una mutación con pérdida de función del gen TRNT1 que causa una forma grave congénita y sindrómica de AS. TRNT1 codifica una enzima esencial para la maduración de tRNA, la aminoacilación, el control de calidad y la respuesta al estrés celular. Clínicamente puede manifestarse como una enfermedad compleja de inicio en la infancia que afecta a la mayoría de los órganos, incluyendo SIFD, hidrops, miocardiopatía, pérdida auditiva neurosensorial y disfunción renal, o como una retinitis pigmentosa de inicio en la edad adulta. El TPH ha mostrado cierto papel en el tratamiento. AS esporádicas Síndrome páncreas-médula de Pearson Síndrome habitualmente esporádico, se debe a deleción del DNA mitocondrial (el 50% de los pacientes presentan heteroplasmia para dicha deleción). Es una forma sindrómica de inicio en la primera infan- cia, que cursa con anemia macrocítica y vacuolización citoplasmática de precursoreseritroides y mieloides inmaduros, y que evoluciona a pancitopenia, insuficiencia renal, hepática, pancreática y exocrina, y diarrea. La mayoría de los niños fallecen antes de los 3 años. Algunos casos han progresado a síndrome de Kerns-Sayre (ataxia, oftalmoplejía, retinitis pigmentaria, debilidad muscular y temblor). La mayoría de los casos son esporádicos, aunque en algunos las madres poseen cambios mitocondriales ligeros. Anemias sideroblásticas adquiridas (excepto síndromes mielodisplásicos y mielodisplásicos-mieloproliferativos) En la práctica son mucho más frecuentes que las formas congénitas descritas anteriormente. Pueden deberse a fármacos antagonistas del fosfato de piridoxal, como la isoniazida, o a cloranfenicol (con vacuo- lización de los eritroblastos), quelantes como la D-penicilamina o la trientina, déficit de cobre (generalmente secundario a un problema de malabsorción en relación con cirugía digestiva previa o con una enfermedad intestinal) o abuso de suplementos de cinc, o intoxicación por plomo, probablemente a través de la inactivación de varios sistemas proteicos y enzimáticos mitocondriales. La forma más frecuente de este grupo es la debida a isoniazida, que aun así es bastante infrecuente en relación con su utilización. La anemia es moderadamente grave y fácilmente reversible al suspender el fármaco. El Pb, como se ha indicado anteriormente, inactiva varias enzimas necesarias para la síntesis del heme (ALA deshidrasa, hemesintetasa). Es característica la presencia de punteado basófilo en los hematíes. El alcohol inhibe la ALA deshidrasa para producir sideroblastosis anillada en 1/3 de los pacientes como parte de una anemia multifactorial. El trastorno revierte fácilmente en pocas semanas tras retirar la droga. Se han descrito casos de anemia sideroblástica en el embarazo, en brotes de actividad de un lupus eritematoso sistémico o tras tratamiento con progesterona. Cuadro clínico y datos de laboratorio La mayoría de las anemias sideroblásticas se caracterizan por un sín- drome anémico importante, aunque por su cronicidad puede ser oli- gosintomático. En ocasiones, este síndrome puede pasar desapercibido y son las manifestaciones derivadas de sobrecarga férrica por eritropo- yesis ineficaz las que conducen al diagnóstico. Se caracterizan en la sangre por una población de hematíes hipocrómicos y microcíticos que coexisten en ocasiones con una población normal, y en la médula ósea por diseritropoyesis variable, con el marcador propio de la sidero- blastosis en anillo (fig. 202-1). Además, como hemos reseñado, las formas congénitas de las AS pueden presentarse de forma sindrómica o no sindrómica, y en el primer caso asociarse a manifestaciones no hematológicas, sobre todo de tipo neuromuscular y endocrinológico. Tratamiento En el caso de las anemias sideroblásticas secundarias a fármacos o tóxicos, la interrupción del contacto con el agente causal suele con- llevar la mejoría de la anemia. En ocasiones es necesario administrar piridoxina en dosis farmacológicas (200 mg o más), asociada o no con ácido fólico. El tratamiento debería ensayarse durante un período Figura - Se observan sideroblastos en anillo (flecha) en un caso de ARS. Aspirado medular, tinción con azul de Prusia. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1576 SECCIÓN XIV Hematología prudencial (unos 3 meses) en cualquier forma de anemia sideroblástica, tanto adquirida (excepto las formas clonales ARSA) como congénita. En caso de respuesta se administrará piridoxina como mantenimiento, en dosis menores. Algunos casos de anemia sideroblástica primaria res- ponden también a la administración de ácido fólico o tiamina, con o sin piridoxina. En todos los casos y, especialmente, en aquellos con altos requerimientos transfusionales, debe controlarse la sobrecarga férrica para evitar el daño orgánico; puede conseguirse mediante la quelación del hierro, facilitada en la actualidad por agentes orales como el deferasirox, o incluso mediante flebotomías muy espaciadas en algunos pacientes con anemia moderada. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Cazzola M, Invernizzi R. Ring sideroblasts and sideroblastic anemia. Haema- tologica 2011;96:789-92. Ducamp S, Fleming MD. The molecular genetics of sideroblastis anemia. Blood 2019;133:59-69. Fujiwara T, Harigae H. Molecular pathophysiology and genetic mutations in congenital sideroblastic anemia. Free Radical Biology and Medicine 2019; 133:179-85. Iolascon A. Tansfer RNA and Sindromic sideroblastic anemia. Blood 2014; 124:2763-4. Kannengiesser C, Sánchez M, Sweeney M, Hetet G, Kerr B, Moran E, et al. Missense SLC25A38 variations play an important role in autosomal reces- sive inherited sideroblastic anemia. Haematologica 2011;96:808-13. ANEMIAS DISERITROPOYÉTICAS CONGÉNITAS J. M. Raya Sánchez, M. T. Hernández García Concepto Las anemias diseritropoyéticas congénitas (ADC) comprenden un gru- po de enfermedades hereditarias muy poco frecuentes que se caracteri- zan por una eritropoyesis ineficaz como mecanismo predominante de la anemia, una reticulocitosis insuficiente para el grado de anemia y una acentuada diseritropoyesis morfológica y funcional. La eritropoyesis ineficaz se expresa como una anemia crónica con intensa hiperplasia eritroblástica en la médula ósea. Las tres variedades clásicas de ADC —tipos I, II y III— (tabla 202-2) ya fueron reconocidas en el siglo pasa- do por Heimpel y Wendt; más recientemente, las ADC-III se subclasi- fican en una forma familiar y otra esporádica. Aunque algunos autores establecen un tipo IV, este último no es aceptado por otros; en su lugar se consideran diversas formas variantes como un grupo adicional que considerar. Dicha clasificación es válida todavía en la práctica clínica y se ha visto ratificada por resultados de estudios genéticos, si bien el genotipo puede ser heterogéneo en las tres variedades principales. Cuadro clínico Las ADC suelen diagnosticarse en la infancia o en la juventud, aunque su reconocimiento en la edad adulta no es excepcional. El grado de ane- mia es muy variable y oscila desde una casi normalidad a anemias muy intensas que obligan a un gran requerimiento transfusional con tras- tornos de sobrecarga férrica en diversos órganos. Es frecuente detectar una esplenomegalia y una subictericia o ictericia franca, consecuencia de una eritropoyesis ineficaz y de un acortamiento de la vida media eritrocitaria. La formación de cálculos biliares es frecuente. Diagnóstico El diagnóstico es de exclusión. Deben descartarse otras causas congé- nitas de diseritropoyesis (talasemias, anemias sideroblásticas heredi- tarias y déficit de piruvato-cinasa, entre otras), así como multitud de enfermedades adquiridas que pueden cursar con dismorfias eritroides acusadas (p. ej., anemias megaloblásticas, síndromes mielodisplásicos, infección por parvovirus e intoxicación por metales). Son esenciales una anamnesis personal y familiar, una exploración física exhaustiva, exá- menes hematimétricos y bioquímicos que permitan descartar cualquier déficit de factores madurativos de la mielopoyesis, una observación morfológica detallada de la sangre y de la médula ósea y, para la correcta identificación, un estudio citogenético y molecular. La sospecha diagnóstica se suscita al advertir determinadas dis- morfias en los hematíes y en los eritroblastos de la médula ósea, espe- cialmente evidenciables con el microscopio electrónico de transmisión, que permite además observar anomalías inadvertibles con el micros- copio óptico, como la doble membrana que transcurre paralelamente a la membrana citoplasmática, estigma morfológico característico de la ADC de tipo II. Clasificación En la tabla 202-2 se detallan el tipode herencia, el gen o los genes implicados, su localización y algunos hallazgos morfológicos y posibles anomalías congénitas asociadas de las variedades más frecuentes. ADC de tipo I En esta forma de ADC, de patrón autosómico recesivo, aparte de los signos y síntomas generales ya comentados, pueden observarse una estatura baja y anomalías como manchas oscuras en la piel, sindactilia, sexto dedo en pies, defectos del septo ventricular, displasia de cadera y ausencia de falanges distales. Además, con relativa frecuencia se pueden constatar esplenomegalia, sobrecarga de hierro e hiperbilirrubinemia TABLA 202-2 Anemias diseritropoyéticas congénitas. Características morfológicas, serológicas y genéticas Características Tipo I Tipo II Tipo III Tipo IV* Herencia Autosómica recesiva Autosómica recesiva Autosómica dominante Autosómica dominante Gen CDAN1 CDAN2 (SEC23B) CDAN3 KLF1 Localización del gen 15q15.1-15.3 20q11.2 15q22 19p13.2 Macrocitosis Sí No Sí Megaloblastosis Sí No Sí Examen al microscopio óptico y electrónico Puentes internucleares Cromatina en esponja Binuclearidad, picnosis, doble membrana Multinuclearidad, gigantismo Eritroblastosis destacada (defecto de enucleación) Inclusiones citoplasmáticas Aumento de poros nucleares Test de HAM (+) (−) Aglutinabilidad anti-i (−) Intensa Débil Otros datos (−) HbF elevada Varias anomalías congénitas *Dentro de este grupo suelen incluirse variantes que no cumplen criterios de los grupos clásicos. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 202 Enfermedades de la serie roja: anemias © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1577 moderada. Los rasgos morfológicos más característicos son macro- citosis, anisocitosis y poiquilocitosis en sangre, así como cambios megaloblásticos y puentes cromatínicos internucleares en médula ósea (fig. 202-2); además, pueden observarse punteado basófilo, cuerpos de Howell-Jolly y anillos de Cabot. Las dismorfias medulares inciden sobre todo en el estadio policromatófilo y pueden detectarse hasta en un 10% de estos eritroblastos. La microscopia electrónica revela ampliación de los poros de la membrana nuclear con vacuolización y desintegración de la cromatina nuclear (aspecto que se ha denomina- do de «queso suizo»). Las restantes series hematopoyéticas no suelen estar alteradas. Se registra, al igual que en las restantes variedades, un aumento de macrófagos cargados de hierro y otros transformados en células seudotesaurismóticas con morfología de histiocitos azul marino o de células seudo-Gaucher. Una mutación del gen CDAN1 localizado en 15q15.1-15.3 es la responsable del proceso. Dicho gen codifica para la proteína codanina 1, que parece ser responsable de la anormal localización de un compo- nente de la heterocromatina (HP1-α) que se acumula en el aparato de Golgi de eritroblastos de pacientes con ADC de tipo I, pero no en los sujetos normales. ADC de tipo II (HEMPAS) Es la ADC de observación más frecuente; se han referido más de 300 casos. Cursa con anemia crónica de intensidad variable, y la com- plicación más frecuente es la sobrecarga férrica. A pesar de su carácter congénito, por la menor expresividad sintomática, muchos pacientes son diagnosticados a mayor edad que los que padecen ADC-I. Más de la mitad de los pacientes desarrollan cálculos biliares antes de los 30 años y se ha descrito evolución a cirrosis hepática. Alrededor de dos tercios de los pacientes presentan esplenomegalia. Con frecuencia se plantea el diagnóstico diferencial con la esferocitosis congénita, por su similitud semiológica, dilema que puede resolverse mediante una correcta evaluación del binomio reticulocitosis-nivel de Hb y por el nivel del receptor soluble de la transferrina (TfR), mayor en la ADC-II. Los rasgos morfológicos característicos son: binuclearidad, multinu- clearidad, con aspecto muy picnótico, mitosis multipolares y cariorrexis (fig. 202-3). Además, a diferencia de otras formas de ADC, en esta variante se produce normocitosis, acompañada de punteado basófilo. La cisterna de retículo endoplásmico liso que discurre paralela a la membrana celular (aspecto de «doble membrana») es su característica electromicroscópica. También puede observarse en los reticulocitos y los hematíes y, excepcionalmente, en otros elementos de la sangre. Son típicas la aglutinación y lisis por anti-i y anti-I y la hemólisis con suero normal acidificado, que da lugar a un test de Ham positivo; ello es debido a un anticuerpo de clase IgM presente en los hematíes de los pacientes. Por esta última característica se le dio el nombre de HEMPAS (hereditary erythroblastic multinuclearity with positive acidified serum). La herencia es autosómica recesiva y el gen implicado en la mayoría de los casos es CDAN2 (también denominado SEC23B), que codifica la proteína COPII (cytoplasmatic coat protein), importante en el trans- porte vesicular entre el retículo endoplásmico y el aparato de Golgi. ADC de tipo III Enfermedad extremadamente rara, es la menos común de las formas clásicas de ADC, habiéndose descrito formas familiares de patrón autosó- mico dominante y casos esporádicos. Sus principales rasgos morfológicos son: macrocitosis, multinuclearidad hasta 12 núcleos y gigantoblastos; dicha anomalía morfológica es observable en todos los estadios evolutivos de la eritropoyesis. A las anomalías en la talla y el número de los núcleos se asocian alteraciones de la estructura cromatínica que semejan las existentes en el tipo I. Estos pacientes tienen una mayor incidencia de neoplasias linfoides, especialmente mielomas y otras gammapatías mono- clonales, que la población normal. Se ha descrito una variante sueca con anomalías retinianas y degeneración macular. El gen responsable de la ADC de tipo III en su forma familiar es CDNA3 (también denominado KIF), localizado en 15q22. Además de esta forma de ADC-III familiar, existen formas esporádicas ADC variantes. Otras ADC Se han reconocido en años pasados otras formas distintas de los tipos I a III, asignadas a cuatro grupos (de GIV a GVII). Dada la extrema rareza y heterogeneidad de estos grupos, en la actualidad se prefiere encuadrar estas formas como ADC variantes. Estas formas reconocen, además, mutaciones de genes reconocidos como factores de trans- cripción eritroide (v. tabla 202-2). Además, existen ADC que forman parte de síndromes complejos, como el síndrome de Mayeed (osteomielitis multifocal recurrente, dermatosis inflamatoria y anemia microcítica diseritropoyética), la ADC con insuficiencia pancreática exocrina e hiperostosis craneal o la deficiencia de mevalonato-cinasa. Pronóstico y tratamiento En general, el pronóstico en cuanto a la duración de vida es bastante favorable en este grupo de ADC que, en muchos casos, no requieren ningún tipo de intervención. El tratamiento comprende un amplio aba- nico de posibilidades, desde la abstención terapéutica en las formas con anemia moderada al TPH, única opción terapéutica con acción curativa ensayada en pocos pacientes con ADC-II. El trasplante debe valorarse en pacientes con formas graves de anemia transfusión-dependiente y donante-histocompatible. Aunque, en general, la anemia es moderada, en ocasiones puede ser intensa y requerir transfusión de concentrados de hematíes. La sobrecarga férrica presente en la mayoría de los pacientes requiere monitorización y tratamiento con quelantes del hierro con la misma pauta que en los pacientes con talasemia. La esplenectomía puede eliminar el requerimiento transfusional en algunos pacientes, pero no la sobrecarga férrica: su indicación entra en consideración en caso de un marcado componentehemolítico. Algunos Figura - ADC de tipo I. En este eritroblasto cabe observar un puente cromatínico (flecha) que conecta entre sí dos núcleos. (Micros- copio electrónico de transmisión.) Figura - ADC de tipo II. Se observan varios eritroblastos con dos o más núcleos (flechas). (May-Grünwald-Giemsa.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1578 SECCIÓN XIV Hematología pacientes con ADC de tipo I con anemia transfusión-dependiente mejoran con la administración de IFN-α-2a, y algunos especialmente de tipo II, con esplenectomía, si bien la efectividad de este tratamiento no es bien conocida. La terapéutica con Fe está contraindicada, mientras que otras opciones, como piridoxina, andrógenos o ácido fólico, son inefectivas. En un escaso número de niños con ADC transfusión- dependientes, el trasplante de progenitores hematopoyéticos puede ser efectivo. Actualmente, las esperanzas están puestas, al igual que en otros trastornos congénitos, en la terapia génica. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Arnaud L, Saison C, Helias V, Lucien N, Steschenko D, Giarratana MC, et al. A Dominant Mutation in the Gene Encoding the Erythroid Transcription Factor KLF1 Causas a congenital Dyserythropoietic Anemia. Am J Hum Genet 2010;87:721-7. Borg J, Papadopoulos P, Georgitsi M, Gutiérrez L, Grech G, Fanis P, et al. Haploinsufficiency for the erythroid transcription factor KLF1 causes hereditary persistence of fetal hemoglobin. Nat Genet 2010;42:801-5. Iolascon A, Heimpel H, Wahlin A, Tamary H. Congenital Congenital dyseryth- ropoietic anemias: molecular insights and diagnostic approach. Blood 2013;122:2162-6. Naeim F. Disorders of red blood cells: Anemias. En: Naeim F, Nagesh Rao P, Grody WW, eds. Hematopathology. San Diego: Academic Press; 2008. pp. 529-65. Russo R, Esposito MR, Asci R, Gamballe A, Perrota S, Ramenghi R, et al. Mutational spectrum in congenital dyserythropoietic anemia type II. Iden- tification of 19 new variants in SEC23B gene. Am J Hematol 2010;85: 915-20. ANEMIAS MEGALOBLÁSTICAS M. T. Hernández García, J. M. Raya Sánchez Concepto Las anemias megaloblásticas son un grupo de anemias arregenera- tivas debidas a la síntesis defectuosa de DNA en los eritroblastos, generalmente por déficit de vitamina B12, ácido fólico (vitamina B9) o interferencia en su metabolismo. Aunque en otras enfermedades pueda existir, entre diversas alteraciones, cierto grado de maduración megaloblástica en los eritroblastos, como en los síndromes mielodis- plásicos o en la eritroleucemia, no las incluimos conceptualmente como anemias megaloblásticas, ya que no es este el carácter fundamental, y el tratamiento y la evolución clínica son claramente diferentes. Seudomacrocitosis, macrocitosis no megaloblástica y megaloblastosis no macrocítica En primer lugar, debe tenerse en cuenta la existencia de seudoma- crocitosis, que puede deberse a la reticulocitosis intensa o acúmu- los eritrocitarios (el contador automático los cuenta como grandes hematíes) como los debidos a crioaglutininas, fenómeno de rouleaux, hiperglucemia grave, exceso de EDTA en la muestra, hiperleucocitosis o envejecimiento de la muestra. En segundo lugar, hay macrocitosis no megaloblásticas como la del alcoholismo (probablemente la más frecuente), síndromes mielodis- plásicos (aunque en ocasiones en estos puede haber megaloblastosis), hepatopatía crónica, hipotiroidismo, hiperreticulocitosis, aplasia medu- lar, EPOC, tabaquismo, embarazo, recién nacidos, macrocitosis familiar benigna y hasta un 8% sin causa aparente. Por último, infrecuente- mente, puede existir anemia megaloblástica sin macrocitosis, cuando se asocia algún proceso que provoque microcitosis, como ferropenia o rasgo talasémico, en tal caso la anemia resultante puede ser normocítica. Patogenia El núcleo fisiopatológico en la megaloblastosis (síndrome megaloblás- tico) es la disminución en la síntesis de DNA, ya sea por una altera- ción en el metabolismo de la vitamina B12 o por una alteración en el metabolismo del ácido fólico. En estas circunstancias tiene lugar una prolongación de la fase S de la síntesis de DNA debido al retraso en la migración de las horquillas de replicación del DNA y la conexión de los fragmentos de DNA sintetizados a partir de la hebra retrasada (frag- mentos de Okazaki). Ello redunda en una detención de la maduración nuclear, con el consiguiente daño en el proceso de división de la célula y un desequilibrio en el crecimiento de esta. Existe una pérdida sustancial de precursores hematopoyéticos defectuosos a través del mecanismo de la apoptosis. La interrelación metabólica entre folato y B12 se ha relacio- nado con el desarrollo de la megaloblastosis observada en cualquiera de las dos deficiencias. La vitamina B12 es necesaria para regenerar tetrahi- drofolato (THF) a través de la reacción de la metionina sintetasa, el cual se requiere para la producción de metileno-THF, a su vez esencial para la síntesis de timidina y, por ende, de DNA. La vitamina B12 es el cofactor necesario para las reacciones de la metionina sintetasa citoplasmática y de la metilmalonil-coenzima A mutasa mitocondrial. Como es fácilmente deducible, las células más afectadas por la alteración del DNA son aquellas que tienen una elevada actividad mitótica; entre ellas, las células hematopoyéticas. La hematopoyesis megaloblástica, anómala, producirá finalmente anemia y a menudo otras citopenias debido a hematopoyesis ineficaz, fundamental por aborto intramedular (que contribuye al aumento de la LDH sérica). Como característica, las células medulares tendrán un núcleo grande, con cromatina laxa, ya que una buena parte están en fase S (en vez de en fase de reposo, como suele suceder en la mayoría de las células medula- res). Sin embargo, el RNA y la síntesis de proteínas citoplasmáticas no están alterados. Se producirán así células grandes con la característica disociación nucleocitoplasmática o asincronismo madurativo, es decir, el núcleo aparecerá más grande e inmaduro, mientras que el citoplasma corresponderá al estadio madurativo. La médula ósea es típicamente hipercelular con hiperplasia eritroide. La megaloblastosis eritroide es llamativa, con predominio de proeritro- blastos y eritroblastos basófilos; su visión al microscopio óptico y con pequeño aumento en la tinción de May-Grünwald-Giemsa confiere el aspecto de «médula azul». En los precursores eritroides resulta típica una cromatina poco densa, que se ha denominado «esponjosa» o «perlada». Los hematíes que logran salir a la sangre son de gran tamaño y, frecuen- temente, de forma oval (macroovalocitosis) y anisocíticos; la amplitud de la distribución eritrocitaria (RDW) está aumentada. El VCM es igual o superior a 100 fL y, generalmente, en torno a 120 fL. En ocasiones pueden observarse cuerpos de Howell-Jolly y punteado basófilo. Aunque el principal mecanismo de la anemia es la eritropoyesis ineficaz, existe un componente de hemólisis extravascular al ser destruidos prematura- mente los macroovalocitos. Todo ello explica la elevación moderada de LDH y bilirrubina indirecta, aunque, a diferencia de las hemólisis, los reticulocitos no son altos como corresponde a una anemia arregenerativa. La serie granulocítica también sufrirá cambios característicos, en la médula el ya citado asincronismo madurativo y con elementos de gran talla; son típicos los «metamielocitos y cayados gigantes». Si el aborto medular es grande, puede encontrarse leucopenia. En sangre, la principal característica es la hipersegmentación de neutrófilos o pleocariocitosis. Menos aparentes suelen ser las anomalías en los megacariocitos, como la hiperlobulación nuclear. Por último, otras células del organismo con alta actividad mitótica
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