Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1740 SECCIÓN XIV Hematología unido a la membrana del hematíe, lo que puede conseguirse mediante procedimientos técnicos que conservan la integridad del hematíe o, con mayor frecuencia, mediante el empleo de métodos físicos o químicos que destruyen la membrana. La investigación de Ac en el eluido permite determinar si el resultado positivo de la prueba de antiglobulina directa se debe a la adsorción inespecífica de IgG sobre la membrana del hema- tíe o a un Ac y si este último es un alo-Ac o un auto-Ac. Cuando exista la sospecha de reacción transfusional hemolítica aguda o retardada, deberá realizarse un eluido de los hematíes del paciente independientemente de cuál sea el resultado de la PAD. En estos casos, los únicos hematíes sensibilizados con IgG son los trans- fundidos recubiertos por el alo-Ac y su proporción en el paciente puede ser tan baja que resulten indetectables en la PAD. PRUEBAS DE COMPATIBILIDAD TRANSFUSIONAL Son las que se realizan antes de la transfusión para asegurarse de que la sangre transfundida no posea ningún Ag contra el que el paciente tenga Ac clínicamente relevantes preformados en el plasma. En la transfusión de hematíes es necesario garantizar la compatibilidad ABO mayor, la RhD y frente a Ac irregulares, que son los Ac naturales o inmunes que se dirigen contra Ag de los grupos sanguíneos distintos del ABO. Desde el punto de vista transfusional los únicos Ac irregulares relevantes son los de clase IgG y los IgM capaces de reaccionar a 37 °C. La prueba de compatibilidad consiste en determinar el grupo ABO y RhD del donante y del receptor y hacer una determinación de Ac irre- gulares. El grupo ABO y RhD del donante se determina en el momento de la donación de sangre y viene impreso en la etiqueta de la bolsa de sangre. La determinación de Ac irregulares puede ser de dos tipos: 1) prue- ba cruzada completa, en la que el plasma del paciente se enfrenta a una muestra de los hematíes de la bolsa que se le va a transfundir, o 2) es- crutinio de Ac irregulares, en el que el plasma se enfrenta a un panel de hematíes reactivos en los que están representados todos los Ag que tienen relevancia transfusional. Tanto la prueba cruzada como el escrutinio de Ac irregulares han de incluir una PAI que permita detectar Ac de clase IgG. Además, es obligatorio recomprobar el grupo ABO del paciente en la cabecera, en una muestra extraída inmediatamente antes de la transfusión. Se necesitan unos 30-60 min para completar las pruebas de compati- bilidad transfusional. Cuando la transfusión sea tan urgente que no pueda demorarse habrá que transfundir sangre isogrupo ABO y RhD o compa- tible sin esperar al resultado de la determinación de Ac irregulares. En los casos de urgencia desesperada en los que no haya tiempo para determinar el grupo ABO y RhD del paciente, se seleccionarán bolsas de sangre de grupo O RhD− y se transfundirán sin más comprobación. Cuando se omite la determinación de Ac irregulares se incurre en el riesgo de que la transfusión sea incompatible si el paciente estuviera aloinmunizado, por lo que tal omisión sólo está justificada en los casos de urgencia extrema. En la transfusión de plasma y en la de plaquetas es suficiente con garantizar la compatibilidad ABO menor pues la única incompatibi- lidad relevante es la causada por el anti-A y/o el anti-B presentes en el producto transfundido. En el caso de las plaquetas es preferible respetar también la compatibilidad ABO mayor para aumentar el rendimiento de la transfusión. Asimismo, habrá que tener en cuenta la compatibili- dad RhD si la bolsa de plaquetas estuviera contaminada con hematíes. El aseguramiento de la compatibilidad transfusional excede al ámbito de las pruebas de laboratorio pues incluye: 1) la identificación correcta del paciente tanto en el formulario de solicitud de trans- fusión como en la muestra de sangre que se empleará para la determina- ción del grupo sanguíneo y de los Ac irregulares; 2) la identificación de la bolsa de sangre seleccionada para ese paciente, y 3) la identificación inequívoca del paciente en el momento de la transfusión. En la actuali- dad, la gran mayoría de los casos de transfusión incompatible se deben a equivocaciones en la identificación del paciente o de las muestras de sangre del mismo. La figura 216-5 ilustra los errores que se producen con más frecuencia durante el circuito de la transfusión de sangre. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Daniels G, Bromilow I. Essential guide to blood groups. 3rd ed. Oxford: John Wile & Sons Ltd; 2014. Figura - Representación esquemática del proceso de la trans- fusión de sangre y de los errores más frecuentes. El porcentaje expre- sa la frecuencia aproximada de cada error en los casos de reacción transfusional hemolítica por incompatibilidad ABO. La mayoría de las equivocaciones ocurren en el entorno de la cabecera del paciente. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Hemoterapia INTRODUCCIÓN La hemoterapia es una especialidad médica compleja en la que los aspectos clínicos y de laboratorio relacionados con la transfusión se conjugan con cometidos de tipo organizativo, imprescindibles para lograr el máximo aprovechamiento de un recurso escaso como es la sangre. La mayoría de las donaciones de sangre se fraccionan en sus componentes: concentrado de hematíes, concentrado de plaquetas y plasma. El plasma puede fraccionarse a su vez para obtener crioprecipitado, albúmina, gammaglobulinas y factores de la coagulación. El fraccionamiento de la sangre permite administrar a cada paciente sólo el componente que necesita y en la concentración adecuada y aplicar a cada componente las condiciones óptimas de conservación, que difieren para cada uno de ellos. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 217 Hemoterapia © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1741 TRANSFUSIÓN DE HEMATÍES Su objetivo principal es mejorar transitoriamente la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre, a fin de prevenir o corregir las manifestaciones de hipoxia tisular. La indicación ha de fundamentarse en criterios clínicos y analíticos, y no sólo en estos últimos, ya que la tolerancia a la anemia depende de múltiples factores, como la rapidez de instauración, la edad o la coexistencia de otras enfermedades. En general, en la anemia crónica la transfusión sólo está indicada cuando no exista un tratamiento farmacológico, y su finalidad ha de ser la corrección del síndrome anémico y no el mantenimiento de las cifras preestablecidas de Hb. En la anemia aguda la transfusión rara vez está indicada cuando la hemorragia estimada sea inferior al 20% de la volemia. En la tabla 217-1 se recogen los componentes sanguíneos disponibles para la transfusión de hematíes. De todos ellos, el concentrado de hematíes es el de elección para la mayoría de las transfusiones. Salvo en situaciones de urgencia vital, en las que se transfundirá sangre de grupo O RhD negativo, la transfusión de hematíes ha de precederse de las pruebas de laboratorio que aseguren la compatibilidad inmunológica con el receptor (v. cap. 216, Grupos sanguíneos e inmunohematología). TRANSFUSIÓN DE PLAQUETAS Puede tener una finalidad terapéutica o profiláctica. Con fines terapéuticos está indicada en la hemorragia debida a tromboci- topenia o trombocitopatía. Esta última raramente será congénita (p. ej., las enfermedades de Bernard-Soulier o de Glanzmann) y con mucha más frecuencia será adquirida, sobre todo por la inges- ta de antiagregantes (p. ej., AAS, clopidogrel, etc.). Al indicar la transfusión debe tenerse en cuenta que, en ausencia de factores coadyuvantes, como sepsis, CID o trastornos del funcionalismo plaquetario, la hemorragiaespontánea es rara mientras la cifra de plaquetas sea superior a 20 × 109/L y excepcional con recuentos superiores a 50 × 109/L. En este último caso, o ante hemorragias de localización aislada o de flujo superior a 5 mL/kg y hora, debe sospecharse la existencia de lesiones anatómicas o una hemostasia quirúrgica insuficiente como causas principales. Con intención profiláctica, el objetivo de la transfusión de plaquetas consiste en producir un incremento transitorio en la cifra de plaquetas que prevenga la hemorragia espontánea o la favorecida por una mani- pulación quirúrgica. Con esta finalidad está indicada en pacientes con procesos oncohematológicos que reciben tratamientos poten- cialmente curativos y en pacientes con trombocitopenia de causa central o trombocitopatía a los que se deba efectuar intervenciones quirúrgicas o manipulaciones instrumentales. En ausencia de otros trastornos de la hemostasia (p. ej., CID, déficit de factores de la coagulación) o de trombocitopatía (p. ej., administración reciente de AAS), la mayoría de estas intervenciones pueden realizarse con seguridad si el recuento de plaquetas es superior a 50 × 109/L. No obstante, en la cirugía oftalmológica o del SNC es prudente alcanzar un recuento superior a 80 × 109/L antes de iniciar la intervención. La transfusión de plaquetas con intención profiláctica carece de sentido en los pacientes con trombocitopenia de causa periférica (p. ej., autoinmunes, hiperesplenismo). Evaluación de la eficacia de la transfusión de plaquetas En la transfusión realizada con intención profiláctica es imperativo comprobar que se ha alcanzado el objetivo deseado (incremento del recuento de plaquetas o mejora de la función plaquetaria) y que este persiste durante el tiempo necesario. El recuento de plaquetas debe comprobarse a los 10-60 min de finalizada la transfusión y, de nuevo, a las 16-24 h. En pacientes a los que se ha efectuado cirugía oftalmológica o del SNC es conveniente además comprobar el recuento de plaquetas a diario durante el período postoperato- rio inmediato. El fracaso de la transfusión para elevar el recuento de plaquetas al nivel deseado o para mantenerlo se conoce como refractariedad y suele deberse a causas de consumo periférico. Así, la aloinmunización frente a Ag plaquetarios, principalmente del sistema HLA, o el hiperesplenismo suelen disminuir el rendimiento inmediato de la transfusión, mientras que en la CID, la fiebre elevada o la sepsis, el rendimiento inmediato es bueno, pero está acortada la supervivencia de las plaquetas transfundidas. En pacientes con trombocitopatía de causa congénita o adquirida debe comprobarse que la transfusión ha mejorado las pruebas de función plaquetaria hasta límites de eficacia hemostática. En la transfusión de plaquetas realizada con intención terapéutica, el mejor parámetro de evalua- ción es el cese de la hemorragia. Su persistencia, a pesar de haberse alcanzado un buen recuento de plaquetas, sugiere la existencia de lesiones anatómicas o déficit de hemostasia quirúrgica como causa principal de la hemorragia. Asimismo, deberá revisarse la medicación que recibe el paciente a la búsqueda de fármacos que interfieran en el funcionalismo plaquetario y comprobar el estado de los restantes parámetros de la coagulación. Concentrado de plaquetas Consisten en la mezcla (pool) de las plaquetas de 4-5 donaciones de sangre total y contienen un mínimo de 3 × 1011 plaquetas en unos 250 mL de plasma o medio conservante. Esta es la dosis adecuada para un adulto de complexión normal, pero debe aumentarse en los pacien- tes que pesen más de 80 kg o cuando exista un consumo periférico de plaquetas, como ocurre en la sepsis, la CID o el hiperesplenismo. Los concentrados de plaquetas se conservan habitualmente a 22 °C en agitación continua durante un período máximo de 5 días, que puede extenderse a 7 días si se garantiza la ausencia de contaminación bacteriana. La dosis de plaquetas necesaria para una transfusión puede obtenerse también de un solo donante mediante procedimientos de extracción (aféresis) mecanizada. Las plaquetas de donante único están especial- mente indicadas en los pacientes aloinmunizados frente a antígenos plaquetarios, en los que el número de donantes compatibles puede ser muy reducido. TABLA 217-1 Productos disponibles para la transfusión de hematíes Componente Características Indicaciones Sangre total Volumen: 500 mL Deficitaria en factores V y VIII Las de la transfusión de hematíes. De elección en la anemia posthemorrágica aguda Concentrado de hematíes Volumen: 200-300 mL Las de la transfusión de hematíes. Especialmente en la anemia crónica Hematíes pobres en leucocitos Leucocitos < 1 × 106 Prevención de reacciones febriles no hemolíticas Prevención de la transmisión de CMV en pacientes inmunodeprimidos y de la aloinmunización HLA Hematíes lavados Concentrado de hematíes al que se ha eliminado el plasma Alergia a proteínas plasmáticas Hematíes congelados Conservados hasta 10 años a −80 °C o −160 °C Conservación de grupos sanguíneos raros Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1742 SECCIÓN XIV Hematología TRANSFUSIÓN DE PLASMA O COMPONENTES DEL PLASMA Plasma fresco congelado Es el que se congela inmediatamente después de la extracción y se almacena a temperaturas por debajo de –30 °C durante un máximo de 36 meses. Contiene todos los factores de la coagulación, por lo que su indicación principal es la reposición de dichos factores en pacientes con deficiencias congénitas o adquiridas. El plasma fresco congelado (PFC) ha de dosificarse en mililitros y no en número de unidades, ya que el volumen de estas puede variar entre 220 mL y más de 300 mL. En las coagulopatías adquiridas no existe una relación reproducible entre la tendencia hemorrágica o el resultado de las pruebas de coagulación, por una parte, y el volumen de PFC necesario para su corrección, por otra. La dosificación ha de fundamentarse en la comprobación del efecto hemostático de dosis empíricas de PFC (p. ej., 15 mL/kg) y la adminis- tración de nuevas dosis si fuera necesario. El PFC no debe administrarse como expansor plasmático o como fuente de albúmina o de Ig, ya que para estos cometidos existen productos más específicos y de menor riesgo que el plasma. En la mayoría de los países europeos es obligatorio que el plasma destinado a transfusión se haya sometido a cuarentena o a algún procedimiento físico-químico de atenuación de virus con el fin de reducir el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas. Crioprecipitado Es la fracción que permanece insoluble al descongelar el plasma a baja temperatura. Contiene principalmente fibrinógeno, factor VIII, factor von Willebrand, fibronectina, factor XIII (estabilizante de la fibrina) y micropartículas plaquetarias. Está indicado cuando se requiere un aporte específico de fibrinógeno, sobre todo en el paciente con hemo- rragia aguda. También puede emplearse en la hemofilia A leve y en la enfermedad de von Willebrand, aunque para este cometido existen concentrados manufacturados de factor VIII y factor von Willebrand. Cada unidad contiene unos 150 mg de fibrinógeno y 80 U de factor VIII, en un volumen de 15 mL. Cada vez está más extendido el uso de concentrados manufacturados de fibrinógeno que pueden emplearse en lugar del crioprecipitado. ALTERNATIVAS A LA TRANSFUSIÓN DE SANGRE HOMÓLOGA En los últimos años ha ganado popularidad el concepto de patient blood management (PBM), entendido como el conjunto de intervenciones destinadas a preservar la sangre del paciente y reducir así la necesidad de transfusión homóloga (la de un individuo a otro). El PBM se funda- menta en tres pilares: el tratamientode la anemia, la disminución de la pérdida de sangre de causa yatrogénica y el aumento de la tolerancia a la anemia. El PBM está orientado principalmente al paciente al que se le va a realizar una intervención quirúrgica potencialmente sangrante. Tratamiento de la anemia La anemia preoperatoria es el principal factor predictivo de la necesidad de transfusión perioperatoria y se asocia con un aumento de la morbi- mortalidad posquirúrgica. La anemia debe detectarse con antelación suficiente para diagnosticar su causa y corregirla con tratamientos nutricionales y farmacológicos que estimulen la eritropoyesis (p. ej., hierro, ácido fólico, eritropoyetina). Reducción de la hemorragia Se basa en el empleo de una técnica quirúrgica que minimice la pér- dida sanguínea y en el uso de fármacos antifibrinolíticos (p. ej., ácido tranexámico) que evitan la disolución del coágulo. En algunos casos también será de utilidad la administración de DDAVP para aumentar los niveles de factor vW. Cuando se prevea un sangrado abundante, podrá recurrirse a la reinfusión de la sangre autóloga recuperada del campo operatorio y que es lavada, filtrada y concentrada en el mismo quirófano mediante procesadores automatizados. Tolerancia a la anemia Numerosos estudios han demostrado que los pacientes hemodinámica- mente estables y sin comorbilidades importantes pueden tolerar cifras de Hb más baja de las que se creía hace unos años. No obstante, la tolerancia puede variar de una persona a otra y se debe ser prudente sobre todo en el paciente anciano y en el que presente factores de riesgo cardiovascular. Autotransfusión La autotransfusión de donación peroperatoria consiste en la extracción de 1-3 U de sangre en las 4-6 semanas previas a la intervención y su conservación en fase líquida hasta la reinfusión, acompañada de la administración de suplementos de hierro. No es aplicable a los pacientes con contraindicaciones para la donación de sangre, como cardiopatía, hipertensión o anemia. Este tipo de autotransfusión se empleó mucho en los años que siguieron a la epidemia de sida, pero luego su uso decayó al disminuir el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas. RECAMBIO PLASMÁTICO MASIVO Consiste en la sustitución del plasma del paciente por soluciones de albúmina o plasma de donantes. Se realiza mediante procedimientos automatizados de aféresis que permiten recambiar hasta el 70% del plasma del paciente en una sesión de 2-3 h. Su indicación principal la constituyen las enfermedades mediadas por compuestos plasmáticos anómalos, como auto-Ac, inmunocomplejos o tóxicos y el síndrome de hiperviscosidad por macroglobulinemia. La reposición del plasma extraído se realiza con soluciones de albúmina, y sólo se recurre al PFC en la púrpura trombótica trombocitopénica (como aporte de la enzima ADAMTS13) o cuando el recambio ha producido una expoliación excesiva de factores de la coagulación. CITAFÉRESIS TERAPÉUTICA Consiste en la extracción de células sanguíneas anómalas. Al igual que el recambio plasmático, se realiza mediante procedimientos auto- matizados de aféresis. La leucaféresis (extracción de leucocitos) está indicada en las leucemias con hiperleucocitosis que se acompañen de síntomas de leucostasis o de priapismo, o para prevenir el síndrome de lisis tumoral aguda que puede seguir a la administración de citos- táticos. La trombocitaféresis (extracción de plaquetas) está indicada en la trombocitemia esencial con complicaciones hemorrágicas o trom- bóticas agudas. En cuanto a la eritrocitaféresis (exanguinotransfusión parcial), sus indicaciones comprenden el paludismo grave y las crisis vasooclusivas o la preparación prequirúrgica de pacientes con anemia de células falciformes. La eritrocitaféresis sin transfusión (extracción selectiva de hematíes) se emplea en el tratamiento de la hemocroma- tosis, de la policitemia vera y de las poliglobulias sintomáticas. En la actualidad, la principal indicación de la citaféresis es la obtención de progenitores hematopoyéticos circulantes para su trasplante. Las enfermedades en las que están indicados el recambio plasmático masivo o las diversas formas de citaféresis terapéutica se actualizan cada pocos años (v. Bibliografía especial). EFECTOS ADVERSOS DE LA TRANSFUSIÓN Toda transfusión entraña el riesgo de provocar efectos adversos en el receptor, los cuales pueden llegar a ser graves e incluso mortales. En su mayoría se manifiestan durante la transfusión o poco tiempo después y se conocen con la denominación genérica de reacciones transfusionales. Otros, como la hemosiderosis postransfusional, pueden tardar años en declararse. Actuación común a todas las reacciones transfusionales Cualquier síntoma o signo que aparezca durante la transfusión o poco después de esta debe atribuirse a una reacción transfusional hasta que Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 217 Hemoterapia © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1743 se demuestre lo contrario. Ante la sospecha de reacción transfusional deberá detenerse la transfusión de inmediato, mantener el acceso venoso (p. ej., perfusión de suero salino), comprobar que la unidad de sangre es la destinada al paciente y, si no fuera así, detener cualquier otra transfusión que fuera a realizarse en la misma unidad asistencial. Deberá comunicarse al Servicio de Transfusiones para que realice el diagnóstico etiológico y deberán aplicarse las medidas terapéuticas que requiera el caso. En España son obligatorios la comunicación y el registro de todas las reacciones transfusionales. Reacción hemolítica inmediata Es la complicación más temible de la transfusión sanguínea. Consiste en la destrucción de los hematíes transfundidos por Ac del receptor y se acompaña de la activación de los mediadores de la inflamación y la coagulación. Las reacciones graves se deben casi siempre a una incompatibilidad en el sistema ABO y cursan con hemólisis intra- vascular, shock, CID e insuficiencia renal aguda. Clínicamente se manifiestan por la aparición brusca de fiebre, escalofríos y dolor lumbar y abdominal. En los enfermos anestesiados faltan los sín- tomas tempranos y el primer signo de incompatibilidad puede ser ya la hipotensión o la hemorragia difusa en el campo operatorio debida a la CID. La incompatibilidad en el sistema ABO se debe casi siempre a errores en la identificación de las muestras extraídas para las pruebas de compatibilidad o del paciente en el momento de la transfusión. El riesgo de cometer tales errores es particularmente elevado en las áreas quirúrgicas y en los servicios de urgencias, donde es frecuente la trans- fusión simultánea a varios pacientes en situación crítica. La medida ais- lada más eficaz para prevenir la incompatibilidad ABO es la realización de una última comprobación del grupo sanguíneo del paciente y de la unidad de sangre en la cabecera del enfermo, justo antes de iniciar la transfusión. El tratamiento se dirige a la corrección del shock y a la prevención de la insuficiencia renal. Es imprescindible mantener una buena hidratación y un flujo urinario superior a 100 mL/h, lo que se consigue habitualmente con infusión de líquidos y furosemida. La incompatibilidad por Ac diferentes a los del sistema ABO pro- voca una hemólisis de predominio extravascular, sin hemoglobinemia ni hemoglobinuria. No suele haber insuficiencia renal ni CID, pero pueden existir trastornos vasomotores graves de origen anafiláctico. Reacción hemolítica retardada En los individuos aloinmunizados, la concentración del Ac puede descender con el tiempo hasta hacerse indetectable en las pruebas de compatibilidad. Una nuevatransfusión de hematíes que posean el Ag correspondiente desencadenará una respuesta anamnésica, con aumento rápido del título del anticuerpo y lisis de los hematíes incom- patibles. Los casos típicos se caracterizan por una caída inexplicable de la concentración de Hb a los 4-10 días de la transfusión, acompañada de ictericia y fiebre, pero es frecuente que la hemólisis sea tan lenta que pase inadvertida o sólo se sospeche al comprobar el escaso rendimiento de la transfusión. La prueba de Coombs directa puede ser positiva y debe buscarse el Ac responsable de la incompatibilidad en el suero y el eluido de los hematíes. Reacción febril no hemolítica Es el tipo de reacción transfusional más frecuente. Está producida por Ac dirigidos contra Ag leucocitarios del donante, en individuos previamente sensibilizados por transfusión o embarazo. Cursa con fiebre, con escalofríos o sin ellos (elevación de la temperatura superior a 1 °C sobre la pretransfusional). Las reacciones febriles no hemolíticas carecen de morbimortalidad intrínseca, suelen autolimitarse en unas horas y responden con facilidad a los antipiréticos. La meperidina (50 mg por vía subcutánea) resulta muy útil para controlar los escalo- fríos intensos. Se previenen mediante la transfusión de componentes pobres en leucocitos. Las que acompañan a la transfusión de plaquetas pueden deberse a IL liberadas por los leucocitos durante la conser- vación y se previenen con la transfusión de plaquetas de reciente extracción o de las que se ha eliminado la mayor parte del plasma antes de la transfusión. Edema agudo de pulmón cardiogénico La aparición de edema pulmonar durante una transfusión se debe, por lo general, a insuficiencia cardíaca, desencadenada por la sobrecarga circulatoria que implica la transfusión. Suele conocerse por el acrónimo inglés TACO (transfusion-associated circulatory overload). Esta compli- cación es cada vez más frecuente debido a la edad avanzada de muchos pacientes transfundidos y a la presencia de comorbilidades, sobre todo insuficiencia cardíaca o renal. La mejor profilaxis consiste en disminuir el flujo de la transfusión y, si fuera necesario, repartir la unidad de hematíes en alícuotas o premedicar al paciente con diuréticos. Edema agudo de pulmón no cardiogénico Suele conocerse por su acrónimo inglés TRALI (transfusion-related acute lung injury). Los síntomas de insuficiencia respiratoria suelen manifes- tarse pronto, cuando el volumen transfundido es aún demasiado pequeño para producir hipervolemia, y pueden acompañarse de fiebre o escalo- fríos. No obstante, el TRALI puede demorarse hasta después de haber finalizado la transfusión. Es más frecuente tras la transfusión de plasma. En el TRALI, la auscultación torácica y la radiografía de tórax son típicas de edema pulmonar, pero faltan otros signos de insuficiencia cardíaca. Este tipo de reacción está producida por Ac antigranuloci- tarios en el plasma de la unidad transfundida, los cuales inducen la agregación de los leucocitos del paciente en el lecho vascular pulmonar y el aumento de la permeabilidad capilar pulmonar. El tratamiento consiste en la administración de glucocorticoides y en las medidas de apoyo respiratorio que el caso requiera. La incidencia de TRALI ha disminuido tras dejar de emplear en transfusión el plasma procedente de donantes mujeres que pudieran haberse sensibilizado frente a Ag leucocitarios por embarazos previos. Reacción anafiláctica Es poco frecuente. La mayoría de los casos ocurren en pacientes con déficit de IgA que han desarrollado Ac anti-IgA después de una inmunización previa por transfusión o embarazo. Se manifiesta por la aparición súbita, al inicio de la transfusión, de broncoespasmo, edema de glotis o shock. El tratamiento debe ser rápido y enérgico, con administración de líquidos por vía i.v., adrenalina (0,5 mL por vía s.c. o i.v.) y glucocorticoides. Los pacientes que hayan presentado reacciones anafilácticas deberán transfundirse siempre con hematíes o plaquetas lavados. Para la transfusión de componentes plasmáticos, como el PFC, se seleccionarán donantes deficitarios de IgA. Urticaria Es muy frecuente y se caracteriza por la aparición de habones prurigino- sos, que no se acompañan de fiebre ni de manifestaciones de anafilaxia. La urticaria aislada no entraña riesgo alguno para el paciente y no consti- tuye la manifestación inicial de una reacción hemolítica o anafiláctica. La mayoría de los casos responden a la administración de antihistamínicos y permiten continuar la transfusión cuando han remitido los síntomas. La urticaria se atribuye a una alergia del paciente a productos presentes en el plasma del donante o a la histamina liberada durante la conservación de la sangre. En los pacientes que la presentan con frecuencia suele ser útil la premedicación con antihistamínicos, por lo que sólo en raras ocasiones es necesario recurrir a hematíes lavados. Contaminación bacteriana Es una complicación excepcional. Suele deberse a bacterias que acce- dieron a la bolsa en el momento de la donación de sangre a partir de una bacteriemia en el donante o como consecuencia de una asepsia poco rigurosa en la punción venosa. Produce un shock endotóxico inmediato y habitualmente mortal, mediado por la endotoxina que ha liberado el germen durante la conservación de la sangre. Clínica- mente se caracteriza por fiebre, hipotensión, hemoglobinuria, CID e insuficiencia renal. El tratamiento es similar al del shock endotóxico de cualquier otro origen. La transfusión debe suspenderse de inmediato y es necesario realizar cultivos de sangre del paciente y de la unidad cau- sante de la reacción. Dentro de su rareza, la contaminación bacteriana Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1744 SECCIÓN XIV Hematología es más frecuente en la transfusión de plaquetas, ya que se conservan a temperatura ambiente. Muchos bancos de sangre consideran actualmente la pertinencia de realizar un escrutinio sistemático de crecimiento bacteriano en las unidades de plaquetas o de aplicar métodos de inactivación de gérmenes, con la finalidad de evitar esta complicación. Efecto inmunodepresor La transfusión produce numerosos efectos inmunológicos en el recep- tor. Entre ellos figuran un aumento de los linfocitos T supresores, la inducción de Ac antiidiotipo y la disminución de la actividad NK, del funcionalismo de los macrófagos y de la reactividad linfoide en cultivos mixtos. Este efecto inmunodepresor se ha involucrado en la mayor incidencia de infecciones y de recidivas de neoplasias que presentan los individuos transfundidos en relación con los no transfundidos. Enfermedad del injerto contra el receptor En los pacientes inmunodeprimidos (trasplantados, recién nacidos prematuros, entre otros), los linfocitos del donante pueden soslayar la vigilancia inmunológica del receptor de la transfusión y agredir a los tejidos de este, principalmente la piel, el hígado, el tubo digestivo y la médula ósea, y dar lugar a la denominada enfermedad del injerto contra el receptor (EICR), complicación muy grave y, con frecuencia, mortal. En los individuos inmunocompetentes, la EICR es excepcional, pero pueden producirse cuando el donante sea homocigoto para uno de los haplotipos del sistema HLA del receptor, lo que ocurre sobre todo cuando ambos presentan lazos familiares o el donante ha sido seleccionado por su compatibilidad con el receptor en el HLA (p. ej., donante de plaquetas para paciente refractario aloinmunizado). La EICR se previene mediante la irradiación (2.000 cGy) de todos los componentes celulares antes de la transfusión. Transmisión de enfermedades infecciosas La transfusión de componentes sanguíneos entraña el riesgo detrans- misión de enfermedades infecciosas del donante al receptor, debido a que los hematíes no pueden esterilizarse de momento sin detrimento de su integridad. Las plaquetas y el plasma pueden someterse a procesos fisicoquímicos de reducción de gérmenes, pero la garantía de esterilidad no es absoluta. Entre las enfermedades transmisibles por transfusión, el paludismo, las tripanosomiasis o las enfermedades producidas por el HTLV-I/II son excepcionales en España, aunque la emigración desde zonas endé- micas y el turismo contribuirán a aumentar su incidencia. La sífilis tampoco representa un riesgo real en la actualidad, debido a que las transfusiones de sangre fresca son excepcionales. El menor uso de sangre fresca y la reducción del contenido de leucocitos en los concen- trados de hematíes y de plaquetas han contribuido también a disminuir la incidencia de transmisión de CMV, aunque este agente es todavía una causa de complicaciones graves en pacientes inmunodeprimidos (p. ej., receptores de TPH, recién nacidos prematuros). El riesgo de hepatitis B o C o de sida postransfusional prácticamente ha desaparecido de los países industrializados debido al refinamiento de los criterios de exclusión de donantes de sangre y al perfeccionamiento de las pruebas analíticas para la detección de portadores asintomáticos. En la actualidad se estima que el riesgo de transmisión transfusional del sida o de la hepatitis C en España está por debajo de 1:1.000.000 uni- dades de sangre, y el de las hepatitis B en 1:400.000. Este riesgo residual viene representado por los donantes que niegan antecedentes de riesgo y en los que la infección es reciente, de modo que aún no se detecta en los análisis que realiza el banco de sangre (período ventana). No obstante, conviene vacunar de hepatitis B a todos los pacientes candidatos a un soporte transfusional crónico, como los que sufren hemofilia o talasemia. Siempre existe el riesgo potencial de que alguna enfermedad infec- ciosa emergente pueda transmitirse por transfusión. En los últimos años se han registrado casos de transmisión transfusional de la fiebre del Nilo occidental, la enfermedad de Chicungunya, el dengue o la enfermedad de Chagas en zonas geográficas donde tales enfermedades no existían antes. Morbimortalidad atribuible a la transfusión En los últimos años se ha puesto mucho énfasis en la mayor morbimor- talidad de los pacientes transfundidos con concentrado de hematíes en comparación con los no transfundidos, sobre todo en enfermos graves ingresados en UCI y en los sometidos a cirugía cardíaca. Como los enfermos que requieren transfusión suelen estar más graves ya antes de la misma, resulta difícil establecer el papel causal de la transfusión en esa mayor morbimortalidad, pues podría actuar sólo como variable de confusión. Recientemente, también se ha dado importancia al eventual incremento de efectos adversos en los pacientes que reciben concen- trado de hematíes próximos a la fecha de caducidad en comparación con los pacientes transfundidos con unidades de hematíes más jóvenes, y que se atribuyen a alteraciones que sufren los hematíes durante la conservación ex vivo (lesión por conservación) y que afecta a su función biológica una vez transfundidos. TRANSFUSIÓN MASIVA Se denomina masiva a la transfusión de un volumen similar a la volemia del receptor en un período inferior a 24 h. Cuando la reposición se produce con concentrado de hematíes y soluciones coloides o cristaloides, se produce una disminución dilucional de la concentración de plaquetas y factores de la coagulación, principalmente fibrinógeno, que, agravada por la CID que acompaña en ocasiones a la enfermedad que requirió la transfusión, puede originar una hemorragia difusa por las heridas quirúrgicas y las zonas de punción venosa. Para evitar esta coagulopatía se recomienda iniciar pronto la reposición de plasma y plaquetas y guiar luego la transfusión de estos componentes sanguíneos según la situación clínica y el resultado de las pruebas de laboratorio de coagulación. El citrato usado como anticoagulante en las unidades de sangre se metaboliza con rapidez en el hígado, por lo que raras veces produce trastornos perceptibles en la práctica cotidiana. En cambio, en la transfusión masiva, sobre todo cuando el metabolismo hepático está deprimido por el shock, por la hipotermia o por una afección previa del hígado, puede producirse intoxicación por citrato, con disminución del calcio iónico, trastornos del ritmo cardíaco e hiperirritabilidad neu- romuscular. El tratamiento consiste en la monitorización frecuente del calcio iónico y la administración de calcio si este disminuye o aparecen signos de hipocalcemia en el ECG. El calcio no debe administrarse por la misma vía que los componentes sanguíneos, ya que favorece la aparición de coágulos, al anular el efecto anticoagulante del citrato. Otros efectos adversos de la transfusión masiva incluyen la hipoter- mia si la sangre no se transfunde a través de calentadores, la insuficien- cia respiratoria, atribuida a los microagregados presentes en la sangre conservada que no haya sido filtrada, y los trastornos electrolíticos y del equilibrio acidobásico. Además, los hematíes conservados carecen de 2,3-DPG, por lo que poseen mayor afinidad por el oxígeno que la sangre fresca, lo que puede ocasionar hipoxia tisular. En la trans- fusión de pequeños volúmenes de sangre, este hecho carece de tras- cendencia, pues los valores de 2,3-DPG se recuperan pocas horas después de la transfusión. Sin embargo, en la transfusión masiva es conveniente alternar unidades de sangre conservada con otras de reciente extracción. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Cortés A, León G, Muñoz M, Jaramillo S. Aplicaciones y práctica de la medicina transfusional. Cali (Colombia): Armando Cortés Buelvas; 2012. Ripollés-Melchor J, Jericó-Alba J, Quintana-Díaz M, García-Erce JA. Del ahorro de sangre al patient blood management. Med Clin (Barc) 2018; doi: 10.1016/j.medcli.2018.02.027. Schwartz J, Pabmanabhan A, Aquí N, Connelly-Smith L, Delaney M, Dunbar NM, et al. Guidelines on the Use of Therapeutic Apheresis in Clinical Practice–Evidence-Based Approach from the Writing Committee of the American Society for Apheresis: The Seventh Special Issue. J Clin Apher 2016;31(3):149-338. Sociedad. Española de Transfusión Sanguínea y Terapia Celular. Guía sobre la Transfusión de componentes sanguíneos y derivados plasmáticos. 5.ª ed. Barcelona: SETS; 2015. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org Push Button0:
Compartir