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CAPÍTULO 218 Trasplante de progenitores hematopoyéticos © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1745 PRINCIPIOS GENERALES Á. Urbano Ispizua Introducción El trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) es un tratamiento eficaz para enfermedades hematológicas graves, tanto congénitas como adquiridas. El objetivo del TPH es doble: por una parte, regenerar una hematopoyesis que ha sido eliminada por la administración al paciente de fármacos citotóxicos o radiaciones ionizantes y, por otra, implantar en el paciente el sistema inmunológico del donante, el cual tendrá capacidad de reconocer y de atacar las células malignas del paciente. La fuente clásica de los progenitores hematopoyéticos (PH) para el trasplante es la médula ósea, pero no es la única: también se emplean para este fin la sangre periférica o la sangre de cordón umbilical. De ahí que el término genérico «trasplante de progenitores hematopoyéticos» (TPH) sea preferible al de trasplante de médula ósea. De hecho, el 90% de los TPH se efectúa ahora con los PH de la sangre periférica. Las dos razones fundamentales para este cambio son, por una parte, que de la sangre periférica se obtiene un gran número de estos progenitores de una forma mejor tolerada por el donante y, por otra, la rapidez con la que se recupera la hematopoyesis después del trasplante. La morbimortalidad del TPH ha disminuido en los últimos años gracias al empleo de los PH de sangre periférica, a un mejor conocimiento del sistema de histocompatibilidad, al desarrollo de la terapia antiinfecciosa, al soporte hemoterápico y a la adecuación de la intensidad del régimen del acondicionamiento a las características del paciente. Cada año se efectúan más trasplantes de PH que el año anterior y se estiman en unos 80.000 TPH anuales en el mundo, de los cuales el 60% son autogénicos (el donante de los PH es el propio paciente) y el 40% son alogénicos. La sangre periférica es la fuente de PH en el 99% de los trasplantes autogénicos y en el 80% de los alogénicos. Las principales indicaciones del TPH son el mieloma múltiple y los linfomas, para el autogénico, y las leucemias, para el alogénico. Concepto de trasplante hematopoyético En el TPH no se trasplanta la médula ósea como tal, sino PH con capacidad de generar una hematopoyesis completa. Las células con capacidad hematopoyética representan tan sólo el 1% de la celu- laridad total de la médula ósea. Esta población celular está formada por progenitores muy inmaduros, con gran capacidad de autorrenovación —las células germinales o stem cells—, y otros más maduros —los llamados precursores—, que tienen características propias de la línea celular, mieloide o linfoide, a la que dan lugar. La práctica totalidad de las células que tienen capacidad para generar hematopoyesis presentan en su membrana una molécula que es reconocida por los AcMo del grupo CD34. De ahí que los términos «PH» y «células CD34+» sean casi sinónimos. El trasplante consiste en la infusión al paciente de un número relativamente pequeño de células CD34+ (aproximadamente, 3 × 106/kg de peso del paciente), con la finalidad de restaurar la hema- topoyesis eliminada por el efecto de fármacos citotóxicos o radiaciones ionizantes. A pesar de este rescate hematopoyético, existirá un período de aplasia medular (2-3 semanas) hasta que las células infundidas implanten y comiencen a producir células sanguíneas. La recuperación de eritrocitos, de neutrófilos y de plaquetas se inicia a partir de los precursores mieloides maduros y se mantiene a lo largo de la vida del paciente gracias a los progenitores más inmaduros que se trasplantan. Cuando se recogen las células CD34+ del donante, bien sean de la médula ósea o de la sangre periférica, también se obtienen otras células accesorias. De ellas, las más importantes son los linfocitos T. Estas células inmunocompetentes son de una gran importancia en el éxito del TPH alogénico: por una parte, facilitan el implante de los PH al anular los linfocitos T residuales del receptor que rechazarían el inóculo infundido; por otra, los linfocitos T del donante son capaces de reco- nocer los antígenos menores de histocompatibilidad del receptor que son distintos a los del donante, y ello podría dar lugar a una reacción contra los tejidos del paciente. Esta reacción, denominada «enfermedad del injerto contra el receptor» (EICR), es la causa más frecuente de morbimortalidad en el TPH alogénico. Por fortuna, en esta situación los linfocitos T también eliminan las células leucémicas residuales, el llamado «efecto del injerto contra la leucemia» (EICL). La evidencia contrastada a lo largo de los años de que la curación de muchos de los pacientes sometidos a un TPH alogénico se debe al efecto antitumoral del injerto, más que al régimen del acondicionamiento, dio lugar a que se iniciaran trasplantes en los que se atenuaba la intensidad de dicho régimen. Los pacientes que más se han beneficiado de estos trasplantes alogénicos con «acondicionamiento de intensidad reducida» (AIR) son aquellos que, por edad o por un mal estado general, no tolerarían un acondicionamiento convencional. En el momento actual, el 40% de todos los trasplantes alogénicos emplean un AIR. Tipos de trasplante hematopoyético Cabe distinguir varios tipos de trasplantes según el origen de los PH que se van a implantar: Trasplante de médula ósea. Los PH se obtienen mediante punción y aspiración de la médula ósea. Trasplante de progenitores hematopoyéticos de sangre periférica. En la sangre periférica hay PH circulantes, pero en una concentración 10 veces menor que en la médula ósea. La administración al donante de G-CSF desplaza los progenitores de la médula ósea a la sangre periférica, de donde pueden recogerse mediante leucaféresis. Trasplante de progenitores hematopoyéticos de sangre de cordón umbilical. En la sangre de cordón umbilical y placentaria hay una gran cantidad de PH inmaduros con una capacidad proliferativa mayor que la de del adulto. Representan el 2% del total de los trasplantes alogénicos. Según las diferencias genéticas entre el receptor y el donante, se distin- guen los siguientes tipos de trasplantes de progenitores hematopoyéticos: Alogénico. Recibe esta denominación todo trasplante efectuado entre individuos de una misma especie. A diferencia de los trasplantes de otros órganos, en los que existe una sola barrera inmunológica —el sistema inmunitario del receptor puede rechazar el órgano tras- plantado—, en el TPH alogénico existe además una segunda barrera propia de todo trasplante que incluye células inmunocompetentes —médula ósea, sangre periférica o de cordón umbilical, timo, hígado fetal—; en este caso, el tejido trasplantado puede reconocer como extrañas las células del receptor, en el caso de no existir una estrecha compatibilidad genética. Singénico o isogénico. En este caso, el donante y el receptor son gemelos homocigotos y, por tanto, no existen entre ellos diferencias genéticas ni inmunológicas. Sin embargo, los gemelos homocigotos presentan algunas diferencias fenotípicas, tales como la predisposi- ción a determinadas enfermedades o ciertos rasgos antropomórficos. Estudios recientes sugieren que esta discordancia fenotípica entre gemelos homocigotos se debe en parte a factores ambientales y estocásticos que influyen en la epigenética. Autogénico. El TPH autogénico consiste en obtener PH del paciente, conservarlos criopreservados y, finalmente, transfundirlos justo después de administrarle una dosis intensiva de quimiorradioterapia Trasplante de progenitores hematopoyéticos Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1746SECCIÓN XIV Hematología mieloablativa. El TPH autogénico no es un auténtico trasplante, sino un procedimiento en el que la administración de PH autógenos contribuye a superar la fase de mielodepresión. Aún se considera válida la norma general de aceptar como donantes idóneos para un TPH alogénico a individuos que presentan con res- pecto al receptor una identidad en el sistema HLA. Se considera que dos hermanos son «HLA-idénticos» cuando muestran una igualdad en los loci A, B, C y DRB1. Cuando se trata de valorar donantes no emparentados, es obligado hacer un estudio más extenso del HLA y, por ello, se analizan los antígenos de los loci A, B y C, y de las subregio- nes DRB1, DQB1 y DPB1. La importancia de tipificar de forma muy precisa los loci del sistema HLA reside en que la diferencia en cualquiera de ellos entre el donante y el receptor aumenta la frecuencia de fallos de implante y la incidencia y gravedad de la EICR. El TPH realizado a partir de un donante que no es familiar del paciente, pero que comparte con él un genotipo idéntico en los loci A, B y C y en las subregiones DRB1 y DQB1, tiene una probabilidad de éxito muy similar al obtenido cuando el donante es un familiar compatible. En los últimos años se ha implantado la práctica de un trasplante haploidéntico a partir de un familiar que comparta un único haplotipo con el paciente. Esta modalidad de TPH ofrece una serie de ventajas, como la práctica universalidad de donante, la disponibilidad inmediata, el compromiso personal del donante familiar, la posibilidad de infundir linfocitos post-TPH, la rápida recuperación hematopoyética e inmune y su bajo coste. Todo ello ha hecho que en pocos años el número de TPH haploidénticos practicados en Europa haya aumentado de forma exponencial. Indicaciones Se debe plantear la realización de un TPH en tres situaciones funda- mentales: a) cuando el paciente tiene una enfermedad de la médula ósea que es curable mediante la sustitución de esta por otra sana, por ejemplo, la aplasia medular; b) en las enfermedades malignas, como linfoma y mieloma, en las que la toxicidad medular es un factor limitante para un tratamiento intensivo, y c) cuando el paciente tiene una enfermedad de difícil erradicación con la quimiorradioterapia convencional y puede ser curable con la inmunoterapia intrínseca del TPH alogénico. Dado que el TPH implica la sustitución de todas las líneas celulares hematopoyéticas, debe plantearse la práctica de un TPH en las enfermedades referidas a continuación cuando se encuentren en la situación especificada en la tabla 218-1. Neoplasias hematológicas Leucemia aguda mieloblástica y linfoblástica, leucemia mieloide cróni- ca y otros síndromes mieloproliferativos, linfomas, leucemia linfática crónica y otras enfermedades linfoproliferativas crónicas, mieloma múltiple y síndromes mielodisplásicos. Insuficiencia medular Aplasia medular grave y hemoglobinuria paroxística nocturna. Inmunodeficiencias Entre ellas cabe incluir el síndrome de Wiskott-Aldrich, la inmuno- deficiencia combinada grave y el síndrome linfoproliferativo ligado al cromosoma X. Hemopatías congénitas Talasemia, síndrome de Wiskott-Aldrich y anemia de Fanconi, entre otras. Otras enfermedades congénitas que afectan la médula ósea Enfermedad de Gaucher, osteopetrosis, mucopolisacaridosis, mucoli- pidosis y diversos trastornos lisosómicos. Enfermedades que requieren un tratamiento antineoplásico intensivo Se incluyen la mayoría de los tumores sólidos para cuyo tratamiento deban emplearse dosis de quimioterapia o radioterapia mortales por su efecto mielodepresor si no se administra un rescate hematopoyético. Tan sólo representa el 4% de todos los trasplantes, y las indicaciones más frecuentes son el neuroblastoma, los tumores germinales y el sarcoma de Ewing. Enfermedades autoinmunes En el momento actual se está analizando la utilidad del TPH en el tra- tamiento de la esclerosis múltiple, la esclerosis sistémica, la enfermedad de Crohn, el LES y la AR, entre otras. Preparación del receptor La preparación del receptor, o acondicionamiento, se efectúa en los días previos a la infusión de los PH, y puede tener una o varias finalidades: Erradicar el clon maligno. Para ello se emplean uno o más citostáticos administrados en dosis altas. Los más utilizados son la combina- TABLA 218-1 Indicaciones del trasplante de progenitores hematopoyéticos en adultos Enfermedad Situación Alogénico Autogénico LMA RC1, RC2 C C RC3, recaída incipiente C NR Recidiva EC NR LAL RC1 (alto riesgo) C NR RC2, recaída incipiente C NR Recidiva o refractaria EC NR LMC Fase crónica NR NR Fase avanzada NR NR Crisis blástica C NR NMPC EC NR LLC C EC LNH Alto grado o intermedio RC1 NR C Recidiva, RC2, RC3 EC C Refractario EC NR Bajo grado RC1 NR EC Recaída, RC2, RC3 EC C LH RC1 NR NR 1.ª recaída, RC2, RC3 EC C Refractaria EC EC Mieloma EC C SMD C NR Aplasia medular grave en pacientes < 40 años C NR HPN EC NR Amiloidosis NR EC C: convencional; EC: ensayo clínico; HPN: hemoglobina paroxística nocturna; LH: linfoma de Hodgkin; LAL: leucemia aguda linfoblástica; LLC: leucemia linfática crónica; LMA: leucemia mieloblástica aguda; LMC: leucemia mieloide crónica; LNH: linfoma no hodgkiniano; NMPC: neoplasia mieloproliferativa crónica; NR: no recomendado; RC: remisión completa; SMD: síndrome mielodisplásico. Adaptado de las recomendaciones del European Group for Blood and Marrow Transplantation, 2015. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 218 Trasplante de progenitores hematopoyéticos © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1747 ción de ciclofosfamida y busulfán, y la combinación de BCNU, melfalán, etopósido y ARA-C. La quimioterapia se complementa en muchas ocasiones con irradiación corporal total administrada a partir de una fuente de cobalto o de un acelerador lineal. La dosis administrada oscila entre 10 y 15 Gy en una o varias sesiones, con protección de los pulmones cuando se alcanzan los 8-9 Gy. Inmunodeprimir al receptor para evitar el rechazo de los PH. En la mayoría de los trasplantes el tratamiento descrito en el apartado anterior es suficiente para evitar esta complicación. En el caso de la aplasia medular grave es necesario administrar dosis elevadas de ciclofosfamida, combinada eventualmente con ATG, o con irradiación toracoabdominal o ganglionar total. La finalidad del acondicionamiento en los TPH alogénicos con AIR es básicamente inmunodeprimir al receptor; por ello, la mayoría de ellos incluye fludarabina, un potente fármaco linfolítico. Crear espacio para que la nueva médula pueda implantar. Tiene particular importancia en las afecciones congénitas —como la talasemia— o en la leucemia mieloide crónica, que cursan con hiperplasia medular. Obtención de los progenitores hematopoyéticos De médula ósea Se somete al donante —o al paciente en el caso de un autotrasplante— a anestesia general o raquídea. En el quirófano, en condiciones estériles, se practican entre 100 y 200 punciones aspirativas en las crestas ilíacas. En el adulto normal se obtienen de esta forma 800-1.200 mL de sangre medular con un contenido de 10-20 × 109 células nucleadas totales (entre 1,5 y 3,5 × 108/kg células nucleadas y 3 × 106/kg células CD34+). A medida que se extrae la médula se deposita en un medio heparinizado para, al final, pasarla a través de filtros de 500 y 200 µm de luz. De esta forma, los grumos medulares se convierten en suspensiones celulares y se eliminan las esquirlas óseas. En el TPH alogénico esta sangre medular se transfunde minutos después por vía i.v. y, después de su tránsitopor diversos órganos (pulmones, bazo, entre otros), anida en las cavidades medulares y recons- tituye la celularidad hematopoyética. Si se trata de un autotrasplante, la sangre medular se criopreserva hasta el momento de la transfusión. La donación de médula ósea no entraña un gran riesgo para el donante. Las complicaciones mayores (embolia pulmonar, accidentes anestésicos) se han descrito en menos del 3% de las extracciones medulares. La gran capacidad de regeneración de la médula ósea permite incluso donaciones repetidas sin ningún peligro para la hematopoyesis normal. De sangre periférica Para conseguir una adecuada movilización de los PH de la médula ósea a la sangre periférica, hay que administrar al donante G-CSF. En el caso de un paciente al que se va a efectuar un autotrasplante, la movilización se puede realizar con G-CSF solo o en combinación con quimioterapia, ya que la médula ósea en fase de regeneración libera una gran cantidad de células CD34+ a la sangre periférica. El G-CSF tiene pocos efectos secundarios, que se limitan a molestias musculoesqueléticas y cefalea. Si el G-CSF no da lugar a la movilización de un número suficiente de PH, se puede utilizar el AMD3100, una molécula que se interpone entre el CXCR4 (un receptor de citocinas presente en la superficie del progenitor hematopoyético) y el CXCL12 (un factor presente en el estroma medular). En condiciones normales, estas dos moléculas tienden a unirse y a fijar de esta forma el progenitor hematopoyético a la médula ósea. El AMD3100 impide la unión del CXCR4 con el CXCL12, lo que permite la migración de los PH a la sangre periférica. La obtención de PH de la sangre periférica se realiza mediante punción de las venas antecubitales de los antebrazos. De esta forma, no es preciso efectuar al donante una anestesia general y se le evitan el dolor y las molestias propias de la aspiración medular. La sangre del donante circula por un separador celular que, por centrifugación, la separa en sus diferentes componentes celulares. Así, se depositan en una bolsa las células mononucleadas, que incluyen las células CD34+, y se devuelve al donante el plasma, los eritrocitos y los leucocitos polimorfonucleares. En total, en un procedimiento de aféresis circulan entre 10 y 20 L de sangre. La cantidad de células CD34+ que se obtiene mediante una o varias citaféresis de sangre periférica suele ser el doble de la obtenida con la aspiración de la médula ósea. La cantidad de células CD34+ que se infunde en el TPH alogénico de médula ósea es de aproximadamente 3 × 106/kg y los resultados clínicos del trasplante son mejores si se infunde una cantidad superior. En cambio, la cantidad de células CD34+ que se infunde en el TPH alogénico de progenitores obtenidos de sangre periférica es de aproxi- madamente 6 × 106/kg y los resultados clínicos del trasplante no son mejores si se infunde una cantidad superior. Por tanto, en el contexto del trasplante alogénico la cantidad idónea de PH se situaría entre 3 y 6 × 106/kg. En el TPH autogénico, la cantidad de células CD34+ recogida puede ser muy escasa, sobre todo si el paciente ha recibido previamente una gran cantidad de fármacos mielotóxicos. Aunque no se conoce con precisión cuál es la cantidad mínima de células CD34+ para efectuar con éxito un TPH autogénico, se considera que hay que infundir al menos 1 × 106/kg. La infusión de más de 2 × 106/kg de células CD34+ prácticamente asegura que el implante hematopoyético será adecuado, y este será muy rápido si la cifra es superior a 4 × 106/kg. De sangre de cordón umbilical En la sangre del cordón umbilical y placentaria se encuentran PH que tienen un gran potencial hematopoyético. Las ventajas de usar unidades de sangre de cordón umbilical para trasplante alogénico, con respecto al empleo de la médula ósea o de la sangre periférica, son, entre otras, la facilidad de obtención de PH sin riesgo para el donante, la facilidad de su almacenamiento durante más de 10 años en nitrógeno líquido, la menor restricción en la compatibilidad en el sistema HLA y la dis- ponibilidad inmediata para su uso en trasplantes no emparentados. En el momento actual, el 3,6% de los trasplantes alogénicos de donante no emparentado se realizan con PH provenientes de cordón umbilical. Por otra parte, las dos desventajas más importantes son el escaso número de PH en una unidad de cordón umbilical, que limita el núme- ro de adultos que se pueden beneficiar de este tipo de trasplante, y la imposibilidad de obtener de nuevo PH en los casos de fallo de implante. Demostración del injerto A las 2 semanas del TPH se identifican en la médula del receptor, si el implante es eficaz, algunas células hematopoyéticas. A las 3-5 semanas del procedimiento, la reconstitución medular suele ser más o menos completa. Los valores hemoperiféricos, tras un pronunciado descenso que sigue al acondicionamiento, experimentan una progresiva recuperación, habitualmente a partir de la segunda semana en el caso del TPH de sangre periférica y de la tercera semana en el caso del TPH de médula ósea, hasta normalizarse al cabo de 1 o 2 meses. Para demostrar que la reconstitución hematológica del TPH alo- génico se debe realmente al implante medular del donante y no a la recuperación de la propia hematopoyesis del paciente, cabe recurrir al estudio de marcadores específicos del injerto. Estos ponen de relieve las diferencias genéticas, los polimorfismos del DNA, entre el donante y el receptor. Tal situación se denomina quimera hematopoyética, ya que tras el TPH alogénico las células hematopoyéticas tienen un origen genético distinto del resto de las células del organismo. Esta quimera hematopoyética habitualmente se pierde de forma completa o parcial cuando existe un rechazo del injerto o una recaída del proceso neo- plásico por el que se efectuó el TPH. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Bensinger WI. High-dose preparatory regimen. En: Appelbaum FR, Forman SJ, Negrin RS, Blume KG, eds. Thomas Hematopoietic Cell Transplantation. Malden (MA): Blackwell Science Inc.; 2009. p. 316-27. Passweg JR, Baldomero H, Basak GW, Chabannon C, Corbacioglu S, Duarte R, et al. The EBMT activity survey report 2017: a focus on allogeneic HCT for nonmalignant indications and on the use of non-HCT cell therapies. Bone Marrow Transplant 2019;54:1575-85). Sandmaier BM. Storb R. Reduced-intensity conditioning followed by hemato- poietic cell transplantation for hematologic malignancies. En: Appelbaum FR, Forman SJ, Negrin RS, Blume KG, eds. Hematopoietic Cell Trans- plantation. Malden (MA): Blackwell Science Inc.; 2009. p. 1043-58. Sureda A, Bader P, Cesaro S, Dreger P, Duarte RF, Dufour C, et al. Indications for allo- and auto-SCT for haematological diseases, solid tumours and Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1748 SECCIÓN XIV Hematología immune disorders: current practice in Europe, 2015. Bone Marrow Trans- plant 2015;50:1037-56. Urbano-Ispizua A. Risk assessment in haematopoietic stem cell transplantation: stem cell source. Best Pract Res Clin Haematol 2007;20:265-80. COMPLICACIONES DEL TRASPLANTE DE PROGENITORES HEMATOPOYÉTICOS J. H. Milone El conocimiento y el abordaje de las complicaciones relacionadas con el TPH son de suma importancia por su morbimortalidad y porque condicionan el resultado final del procedimiento. Una forma práctica y orientadora es relacionarlas con el momento de su presentación (fig. 218-1). De esta manera, el equipo de trasplante espera en primera instancia determinados efectos colaterales de acuerdo a la probabilidad de su aparición. El cuadro 218-1 muestra la lista de complicaciones, relacionando el tiempo de su aparición y la etiología dominante, con una claraafirmación de que en muchos de ellos su origen no es puro, sino que intervienen más de una etiología y esto se observa no sólo en su aparición, sino también en la escala de gravedad. Toxicidad relacionada con el tratamiento de acondicionamiento La quimioterapia en dosis altas (mieloablativas) y la radioterapia a campos extendidos (radioterapia corporal total, RCT) tienen efectos colaterales inmediatos: náuseas y vómitos. Y otros en los primeros días luego de su aplicación: aplasia medular tóxica. Su grado de gravedad es extremo, con ausencia absoluta de producción de eritrocitos, plaquetas y leucocitos, lo que determina las complicaciones relacionadas. La trombocitopenia requiere de soporte transfusional para mante- ner cifras de plaquetas por encima de 10 × 109/L. En estas condiciones la incidencia de hemorragias más allá de hematomas es baja (2%). La anemia requiere de transfusión de concentrados de hematíes para mantener una Hb por encima de 8 g/dL. La neutropenia gravísima que padecen los pacientes los predispone a infecciones. Su incidencia es prácticamente absoluta durante el período de aplasia, hasta que el inóculo consiga la reconstitución hematopoyética. También la mucositis es un efecto directo del acondicionamiento y prácticamente una constante cuando se administra RCT. La mucositis es una de las complicaciones más molestas para el paciente y condiciona otras posibles dolencias: desnutrición por la imposibilidad de ingesta, rotura de barrera mecánica e ingreso de gérmenes del tubo digestivo e incluso paso directo al peritoneo (colitis granulocitopénica, abdomen agudo difuso que requiere conducta expectante). Cistitis hemorrágica La acroleína, metabolito de la ciclofosfamida comúnmente utilizada en el acondicionamiento, es sumamente tóxica para la mucosa vesical. La cistitis se observa de horas a pocos días luego de la infusión de la droga. Otra droga descrita en su aparición es el busulfán. La escala de gravedad es variable, hasta observarse hemorragias masivas que requie- ren medidas quirúrgicas extremas, como la ligadura arterial. Cuando la cistitis hemorrágica se aleja de la terapia de acondicionamiento, debe investigarse una posible etiología vírica (poliomavirus humano BK o JC y de adenovirus). La profilaxis de la cistitis hemorrágica consiste en la inhibición de la acroleína mediante la administración de 2-mercaptoetanol sulfato sódico y una adecuada hidratación. Una vez instaurada la lesión, el tratamiento consiste en hidratación adecuada, lavado vesical y soporte transfusional. Figura - Complicaciones del TPH según el momento de aparición. • CUADRO 218-1 Complicaciones del trasplante de progenitores hematopoyéticos Efectos secundarios a la terapia de acondicionamiento Trastornos gastrointestinales Aplasia medular Mucositis y lesión de piel Alopecia Cistitis hemorrágica Azoospermia y lesión ovárica Complicaciones infecciosas Durante neutropenia Luego del alta (fuera de neutropenia) Tardías Disfunción endotelial Síndrome de hiperpermeabilidad capilar Síndrome de implante Síndrome de obstrucción de sinusoides hepáticos Microangiopatía trombótica Complicaciones de origen inmunológico Rechazo del injerto/fallo primario del implante Enfermedad del injerto contra el receptor Alteraciones inmunológicas Afecciones tardías Alteraciones endocrinas: hipotiroidismo, esterilidad, trastorno del crecimiento Alteraciones oculares: cataratas, ojo seco De otros órganos: vasculares, pulmonares, renales, óseos y dentales Segundas neoplasias Síndromes linfoproliferativos post-TPH Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 218 Trasplante de progenitores hematopoyéticos © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1749 Otros La alopecia es una constante, las lesiones atróficas de la piel deben ser consideradas para su adecuada hidratación y evitar lesiones más allá de la descamación. Los trastornos reproductivos como azoospermia y lesión ovárica que se consideran como efectos a largo plazo también se generan en esta etapa temprana y son toxicidad directa del acondicionamiento. Complicaciones infecciosas Durante la neutropenia El perfil de gérmenes que comprometen al paciente dependerá de la flora nosocomial. El foco, si lo hubiera, puede orientar al tipo de germen, pero en todos los casos requerirá una rápida intervención con cultivos múlti- ples y un esquema antibiótico ajustado al foco infeccioso o empírico según la flora local. Al igual que en todo paciente neutropénico el intervalo al inicio de antibiótico es una variable importante para el control efectivo del episodio febril. Los antibióticos deben ajustarse de acuerdo a cultivo o rotarse empíricamente si el paciente persiste febril o los hallazgos clínicos lo justifican. Un esquema creciente en unidades cuyos gér- menes predominantes son gramnegativos es iniciar tratamiento con piperacilina tazobactam y rotar en 48-72 h a imipenem y vancomicina si persiste febril. Las complicaciones micóticas también pueden observarse en esta etapa; Candida, en sus diferentes variedades, es la más común. Además de su posible aparición en cultivos, el seguimiento con antígeno de galactomanano permite un diagnóstico más precoz. La elección del antifúngico dependerá de si el paciente recibía profilaxis. En algunos casos, luego de la primera rotación antibiótica algunas unidades, si el foco y los cultivos lo orientan, incluyen antifúngicos como la anfo- tericina B. El aire filtrado de las unidades de trasplante tiene como objetivo evitar las complicaciones micóticas por Aspergillus. Igualmente no lo consiguen en forma absoluta y hay algunos pacientes que ingresan a trasplante colonizados por el hongo contraído en períodos de inmu- nosupresión previos. El voriconazol es la droga de elección y debe administrarse ante la aparición de lesiones pulmonares habitualmente nodulares o compromiso de senos paranasales. La mala evolución requiere plantear la alternativa de la exéresis quirúrgica. Complicaciones infecciosas tras el alta Alrededor del día +30, el paciente sometido a TPH ha conseguido la reconstitución hematopoyética, con recuperación de las citope- nias y superadas las complicaciones tempranas y/o completado su tratamiento. Es el tiempo del alta hospitalaria. Continúa con la terapia inmunosupresora (habitualmente, un inhibidor de calcineu- rina) y aún padece el déficit de inmunidad celular inducido por el acondicionamiento. La infección por citomegalovirus, tanto por reactivación vírica del paciente como en las células del donante, es posiblemente la mayor complicación infecciosa de este período. En los pacientes negativos hay que evitar el inóculo positivo y la rein- fección, utilizando hemoderivados negativos o leucodeplecionados. Las consecuencias clínicas de la reactivación/infección pueden ir desde la conversión con aparición del antígeno vírico en el control periódico a la afectación orgánica por el CMV. La antigenemia (+) (pp65) en una línea de corte predeterminada y el compromiso orgánico requerirán del tratamiento específico: ganciclovir/foscarnet. La neumonía intersticial por CMV es la afectación visceral más grave. Su aparición complica notablemente el devenir del paciente. Hay que recordar que la terapia con ganciclovir puede producir mielotoxicidad. Si apareciera cistitis hemorrágica en este período, hay que inves- tigar infección vírica. La neumonía por Pneumocystis jiroveci es otra de las posibles com- plicaciones. Los pacientes reciben profilaxis con trimetoprim-sulfa- metoxazol. Nuevamente deben evaluarse las micosis; específicamente hay que pensar siempre en Candida y Aspergillus. Se hace imperativa laevaluación de senos paranasales y pulmón. Complicaciones infecciosas tardías La parálisis inmune persiste más allá del día +100, condición que se agrava cuando debe reiniciarse tratamiento con inmunosupresores por EICR crónica. Las bacterias que comprometen a los pacientes en esta etapa son las encapsuladas (Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae). Siempre hay que considerar la micosis por Aspergillus y Pneumocistis y las infecciones víricas por varicela-zóster. El Toxoplasma gondii es capaz de comprometer a los seropositivos e incluso desarrollar formas graves. Debe evaluarse la vacunación a partir del año para restaurar la inmunidad perdida. Complicaciones por disfunción endotelial El endotelio es un órgano de choque en el trasplante alogénico. La microcirculación, su funcionamiento y la lesión endotelial son hechos a considerar en el paciente crítico. El TPH, además de los distintos componentes del paciente crítico, esto es, sepsis, hipotensión, agrega algunos específicos: acción directa de la quimioterapia y liberación de citocinas de los tejidos lesionados, alguna posible complicación específica como el síndrome del prendimiento (engraftment, en inglés) o la acción directa de algunos fármacos como inhibidores de calcineurina o filgrastim. La permeabilidad endotelial complica el abordaje de los pacientes trasplantados en esta etapa y se puede presentar localizada en algún órgano o generalizada. Se observan edemas, aumento de peso, hipoal- buminemia, desbalance hidroeléctrico con mala respuesta a diuréti- cos. De los localizados, el más específico con criterios diagnósticos objetivos será el síndrome de obstrucción de sinusoides hepáticos, clásicamente denominado enfermedad venooclusiva hepática. La lesión del sinusoide produce obstrucción y consiguiente hipertensión portal postsinusoidal. Se esgrimen factores predisponentes como las terapias intensivas previas. Aparece en el postrasplante inmediato. Existen criterios clínicos para su diagnóstico (cuadro 218-2). Su incidencia es muy variable y puede presentar formas graves con insuficiencia hepato- rrenal. El soporte y la terapia con defibrotida se pueden aplicar con resultados variables. Complicaciones inmunes Fallo de implante/rechazo El rechazo o fallo primario del implante es una complicación rara del TPH. A diferencia del trasplante de órganos, la grave inmunode- presión inducida por el acondicionamiento aleja esta complicación. Igualmente hay que tenerlo en cuenta sobre todo en patologías de origen inmune, lo que requiere de reacondicionamiento e infusión de un nuevo inóculo. • CUADRO 218-2 Criterios diagnósticos del síndrome de obstrucción de los sinusoides hepáticos Criterios de Seattle Antes del día +20 del TPH, al menos, dos de los siguientes datos clínicos Bilirrubina > 2 mg/dL (> 34,2 mmol/L) Hepatomegalia dolorosa Aumento injustificado del peso habitual superior al 2% Criterios de Baltimore Antes del día +21 del TPH: bilirrubina > 2 mg/dL (> 34,2 mmol/L) y, al menos, dos de los siguientes Hepatomegalia dolorosa Aumento injustificado del peso habitual superior al 5% Ascitis Adaptado de McDonald GB et al., 1993, y Jones RJ et al., 1987. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1750 SECCIÓN XIV Hematología El rechazo, también raro, es habitualmente multifactorial: calidad del inóculo, microambiente medular. El diagnóstico diferencial es difícil y la conducta es común. Enfermedad del injerto contra el receptor El control inmune de la enfermedad de base es uno de los mecanismos curativos del TPH. Pero lamentablemente no son sólo los antígenos tumorales los ajenos al sistema inmunitario del donante, sino también un número de antígenos tisulares normales del receptor. Muchos de estos antígenos se exponen por la lesión inducida por el tratamiento de acondicionamiento. La incompatibilidad HLA y las diferencias a nivel de antígenos menores serán un condicionante de la gravedad del cuadro. Las estrategias que se utilizan para prevenirlas son múltiples: disminuir la intensidad del tratamiento previo (acondicionamiento no mieloablativo), depleción de linfocitos del inóculo en forma global o selectiva; depleción in vivo de los linfocitos del inóculo mediante la utilización de globulina antilinfocitaria (ATG) o anticuerpos anti-CD52; distintas modalidades de terapia inmunosupresora pos- trasplante. Cada programa elegirá la estrategia de profilaxis o la combinación de ellas. Las formas agudas y crónicas de EICR se fijan temporariamente antes o después del día +100. Esto no es una división real, sino sólo orientadora. De hecho, con las nuevas metodologías de trasplante y el distinto esquema de profilaxis esta separación puede ser arbitraria y observarse formas mixtas o tardías de la enfermedad aguda. Su incidencia es alta y las formas agudas la sufren el 30%-40% de los TPH relacionados histoidénticos. Estos porcentajes aumentan cuando se trata de donantes no relacionados o no histoidénticos. Cuadro clínico y grados de gravedad Los cuadros agudos aparecen en un momento crítico del trasplan- te, con el paciente cursando otras complicaciones, produciendo un sinergismo negativo y de gravedad. Por ese motivo es tan importante la profilaxis para alejar esta complicación inmune de los primeros días del procedimiento. Hay factores predisponentes o agravantes del desarrollo del EICR agudo, los que ya comentamos de disparidad HLA, también la mayor edad en donante y receptor, hombres que reciben inóculos de muje- res y más si estas han tenido embarazos (aloinmunización). En la tabla 218-2 está la clasificación clínica con los grados de gravedad según el compromiso de piel, hígado e intestino, que son los órganos diana. La EICR crónica es una enfermedad multisistémica. Su presenta- ción y su anatomopatología simulan las de una enfermedad autoin- mune de tipo esclerodermia, síndrome de Sjögren o colangitis biliar primaria. Su aparición puede ser de novo o continuar luego de una forma aguda. La incidencia también depende de múltiples factores, muchos de ellos ya descritos para las formas agudas. Puede llegar a observarse hasta en el 80% de los pacientes con largas supervivencias. Los órganos más afectados son piel y mucosas, tubo digestivo, hígado y pulmón. Tiene diferentes grados de gravedad y un alto impacto en la morbilidad del paciente y, si su control no es rápido y efectivo y requiere de múltiples tratamientos, también condicionará la aparición de otras complicaciones, sobre todo infecciosas víricas, en un círculo que es recomendable romper (tabla 218-3). Ya hemos hecho referencia a las distintas instancias de profilaxis. La terapia en las formas agudas son los corticoides: metilprednisolona, 1-2 mg/kg/día. Responderá la mitad de los pacientes aproximadamen- te. La EICR aguda refractaria a corticosteroides representa todo un capítulo en las complicaciones postrasplante por su complejidad y lo difícil de su resolución. Se utiliza ATG, anti-TNF o del receptor de IL-2 según el órgano afectado, así como cambiar el inmunosupresor con el que se realiza la profilaxis. Así, si se ha utilizado micofenolato mofetil, lo más habitual, hay que cambiar a inhibidores de calcineurina (ciclosporina, tacrolimus). En cualquier caso, los resultados son poco satisfactorios. En las formas crónicas localizadas se intentaría terapia tópica con corticoide. En las formas extensas, esteroides sistémicos y reinicio de la inmunosupresión, si esta ya hubiera sido suspendida. La fotoaféresis extracorpórea es una de las terapias más modernas para cuadros refrac- tarios. También se vienen usando el imatinib, en dosis de 100 mg/día, el ruxolitinib, el ibrutinib o el rituximab. Alteraciones inmunes El pacientesometido a TPH sufrirá una inmunoparesia motivada por la inmunosupresión del tratamiento de acondicionamiento, la profilaxis y/o el tratamiento de la EICR. Condiciona las complicaciones infecciosas, sobre todo las de etiología vírica y micótica. TABLA 218-2 Manifestaciones clínicas de EICR aguda y grados Órgano Signo Extensión Grado Piel Eritema maculopapular, inicio habitual palmoplantar + < 25% ++ 25%-50% +++ generalizada ++++ generalizada con ampollas y descamación I, piel +-++ II, piel +-+++ GI o hígado + Leve compromiso general III, piel ++-+++ GI o hígado ++-+++ Marcado compromiso general IV, piel ++-+++ GI o hígado ++-++++ Gran compromiso general Puede ser extenso y pruriginoso Ampollas que luego descaman Hígado Colestasis, ictericia + 34-20 µmol/L ++ 51-102 µmol/L +++ 103-255 µmol/L ++++> 255 µmol/L Gastrointestinal Alto: anorexia, náuseas y vómitos Diarrea + 500-1.000 mL/día ++ 1.001-1.500 mL/día +++ > 1.500 mL/día ++++ con dolor abdominal o íleo paralítico Bajo: diarrea Adaptado de Glucksberg et al., 1974, y Levin et al., 2015. TABLA 218-3 Grados de gravedad de la enfermedad del injerto contra el receptor (EICR) crónica Grado Leve Moderado Grave N.° de órganos comprometidos 1-2 ≥ 3 ≥ 1 Gravedad del compromiso Leve (excluido pulmón) Leve o moderado con pulmón leve Grave (pulmón moderado o grave) Adaptado de Jagasia MH et al., 2015. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 218 Trasplante de progenitores hematopoyéticos © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1751 Afecciones tardías Complicaciones tardías organoespecíficas Existe una serie de complicaciones tardías relacionadas con el TPH alejadas, algunas específicas y otras condicionadas por la enfermedad de base. Así, deben evaluarse las alteraciones endocrinas para indicar la terapia de sustitución hormonal. La esterilidad debe plantearse antes del inicio del tratamiento para indicar procedimientos de preservación. Los síndromes linfoproliferativos postrasplante requerirán suspen- sión de inmunosupresión y/o terapia con monoclonales (anti-CD20). La aparición de tumores sólidos y síndromes mielodisplásicos motivará intervenciones específicas. Pueden observarse lesiones oculares como cataratas u ojo seco. Las complicaciones pulmonares contribuyen significativamente a la morbimortalidad del TPH. Su incidencia supera el 25% de los pacientes y, a pesar de que en la mayoría de los casos su etiología es infecciosa, existe una lista de patologías no infecciosas capaz de com- prometer el pulmón. Etiologías de origen inmune y/o toxicidad directa de los agentes quimioterápicos e ionizantes determinan alteraciones del parénquima pulmonar, del endotelio vascular o de la vía aérea. En el seguimiento a largo plazo pueden observarse afecciones musculoes- queléticas y dentarias y, en los niños, trastornos del crecimiento. La comprensión de las complicaciones del TPH permitirá un diag- nóstico en lo posible preciso y precoz para una adecuada intervención terapéutica, que sin duda requerirá de un equipo interdisciplinario entrenado y con los medios necesarios para conseguir resultados satisfactorios. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Arai S, Arora M, Wang T, Spellman SR, He W, Couriel DR, et al. Increasing incidence of chronic graft-versus-host disease in allogeneic transplantation: a report from the Center for International Blood and Marrow Transplant Research. Biol Blood Marrow Transplant 2015;21:266-74. Carreras E. How I manage sinusoidal obstruction syndrome after haematopoie- tic cell transplantation. Br J Haematol 2015;168:481-91. Jagasia MH, Greinix HT, Arora M, Williams KM, Wolff D, Cowen EW, et al. National Institutes of Health Consensus Development Project on Criteria for Clinical Trials in Chronic Graft-versus-Host Disease: I. The 2014 Diagnosis and Staging Working Group report. Biol Blood Marrow Transplant 2015;21:389-401. Majhail NS, Rizzo JD, Lee SJ, Aljurf M, Atsuta Y, Bonfim C, et al. Recom- mended screening and preventive practices for long-term survivors after hematopoietic cell transplantation. Biol Blood Marrow Transplant 2012;18: 348-71. Styczynski J. HSCT Complication and Management. En: Carreras E, Dufour C, Nothy M, Kröger M, eds. The EMBT Handbook. Hematopoyetic Stem Cell Trasplantation and Cellular Therapies. Cham (Switzerland): SpringerOpen; 2019. p. 259-427. MODALIDADES ESPECIALES DE TRASPLANTE DE PROGENITORES HEMATOPOYÉTICOS Á. Urbano Ispizua Trasplante de progenitores hematopoyéticos alogénico con acondicionamiento de intensidad-toxicidad reducida Durante décadas se pensó que para realizar un TPH era necesario un tratamiento de acondicionamiento lo suficientemente intenso para erradicar la población hematopoyética (enferma y normal), inmuno- deprimir al paciente para que no pudiera rechazar el injerto y crear espacio en la médula ósea para el posterior anidamiento de los nuevos progenitores. Sucesivas observaciones evidenciaron que todo ello no era necesario y que se podía lograr un quimerismo mixto sin necesidad de erradicar la hematopoyesis del paciente, que era posible pasar de un quimerismo mixto a uno completo de forma espontánea o mediante la administración adicional de linfocitos del donante, y que la nueva hematopoyesis podía controlar las enfermedades neoplásicas gracias a su efecto antitumoral. A todo ello se añadió la necesidad de reducir la mortalidad asociada al procedimiento, en especial en pacientes de edad avanzada o con comorbilidades asociadas. Desde los años noventa del siglo pasado se han escrito múltiples esquemas de acondicionamiento de intensidad reducida (AIR). En ellos se emplean los antineoplásicos habituales en dosis menores a las empleadas en los TPH convencionales, asociados a potentes agentes inmunodepresores como fludarabina, irradiación corporal total en dosis bajas o anticuerpos linfolíticos como ATG o alemtuzumab (anti-CD52). Las combinaciones más frecuentemente empleadas son: fludarabina asociada a busulfán, melfalán o tiotepa (± ATG), con una toxicidad medular moderada (neutropenias de 5-10 días de duración); fludarabina y ciclofosfamida (± ATG), con escasa mielotoxicidad, y fludarabina con irradiación corporal total (1-2 Gy), con nula toxici- dad medular (esquemas no mieloablativos). El impacto de los TPH alogénicos con AIR ha sido considerable y en el momento actual representan el 40% de los trasplantes alogénicos (datos del registro europeo de trasplantes 2017), siendo los pacientes de más de 55 años, aquellos con comorbilidades asociadas y los receptores de un trasplante autólogo previo los más beneficiados de esta modali- dad. Si bien se emplean prácticamente en todas las hemopatías, su uti- lización es especialmente atractiva en las enfermedades no neoplásicas en las que el logro de un quimerismo mixto puede ser suficiente para la curación (inmunodeficiencias, enfermedades de depósito, déficits enzimáticos, hemoglobinuria paroxística nocturna, entre otras). En líneas generales puede decirse que los TPH con AIR han logrado reducir la mortalidad inicial (100 primeros días) relacionada con el procedimiento hasta límites difíciles de superar (menos del 10%), pero que esta se incrementa a lo largo del tiempo hasta llegar a valores superiores al 20% después del primer año del TPH. Ello es debido a que estos pacientes, si bien presentan una menor incidencia de EICR aguda clásica, desarrollan frecuentemente EICR agudas de inicio tardío e EICR crónicas con el riesgo de infecciones que ello comporta, com- plicaciones que incidirán en pacientes que, por su edad y comorbili- dades, sufren mayor riesgo de una evolución fatal. En todas las series el riesgode recidiva de la enfermedad, si bien es muy variable en función de la sensibilidad de la enfermedad de base al efecto antitumoral del injerto, es mayor cuanto menor es la intensidad del acondicionamiento. Por ello, el beneficio alcanzado en cuanto a supervivencia por la menor toxicidad del procedimiento no se traduce en una mayor supervivencia libre de enfermedad. Estos buenos resultados han hecho que los TPH con AIR se plan- teen incluso en pacientes jóvenes y sin comorbilidades, distinguiendo entre afectados por procesos con alto riesgo de recidiva, que deberían recibir un TPH convencional, y aquellos con enfermedades con bajo riesgo de recidiva, que se podrían beneficiar de un AIR. En un intento de reducir en lo posible este mayor riesgo de recidiva de los AIR, cada vez son más empleados los denominados regímenes de acondicionamien- to de toxicidad reducida, basados en la administración de fludarabina y dosis elevadas de busulfán intravenoso, con gran capacidad erradicativa y escasa toxicidad. Si los diversos estudios aleatorizados que se están llevando a cabo confirman su eficacia, se podría plantear su empleo tanto en jóvenes (para reducir la toxicidad sin perder la capacidad erradicativa) como en pacientes de edad avanzada (para reducir el riesgo de recidivas sin aumentar la toxicidad). Trasplante de progenitores hematopoyéticos a partir de donantes alternativos La probabilidad de que un paciente tenga un hermano HLA-idéntico guarda relación directa con el número de hermanos. El tamaño reduci- do de las familias en los países desarrollados hace que sólo el 25%-30% de los enfermos tenga un hermano compatible. En menos del 5% de los pacientes es posible localizar algún donante con el mismo fenotipo HLA o con una sola diferencia antigénica entre sus familiares más Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1752 SECCIÓN XIV Hematología cercanos. Por tanto, alrededor del 65%-70% de los enfermos que pre- cisan un TPH alogénico carecen de un donante familiar adecuado. En estos casos cabe recurrir a la búsqueda de un donante no emparentado (DNE) histocompatible, una unidad de sangre de cordón umbilical (SCU) criopreservada, o efectuar un trasplante haploidéntico. La localización de DNE ha sido posible gracias a la creación de registros de donantes en la mayoría de los países desarrollados. En ellos se hallan registrados más de 33,5 millones de donantes volun- tarios, 373.000 de los cuales son españoles inscritos en REDMO (Registro de Donantes de Médula Ósea), cifra alcanzada gracias al recientemente activado (2012) Plan Nacional de Promoción de la Donación de Médula Ósea. En la actualidad, la probabilidad de localizar un donante compatible (identidad en, como mínimo, 9 de los 10 principales loci HLA-A, -C, -B, -DRB1 y -DQB1 analizados mediante técnica de biología molecular de alta resolución) a través de este registro para un paciente de raza caucásica es del 69%, el 79% y el 81% a los 2, 3 y 4 meses de búsqueda, respectivamente (Memoria REDMO 2014). Empleando donantes con el grado de identidad HLA hoy en día exigido (8/8, 9/10 o 10/10 identidades), los resultados del TPH de DNE son equivalentes a los logrados a partir de hermanos HLA-idénti- cos en la mayoría de las enfermedades, por lo que no existe justificación alguna para no efectuar una búsqueda internacional de donante en todo aquel paciente que tenga una enfermedad que requiera de un TH alogénico para su curación y carezca de un familiar compatible. Si no se localiza un donante de estas características, o no se dis- pone de tiempo suficiente para realizar una búsqueda de donante, deben evaluarse las otras dos alternativas: el trasplante de SCU o el haploidéntico. Hoy en día hay una elevada probabilidad (más del 90% en niños y del 40%-50% en adultos) de localizar una unidad de SCU con un grado de compatibilidad HLA y una celularidad aceptables para realizar el trasplante. La SCU obtenida tras el alumbramiento contiene una proporción de PH similar a la de la médula ósea del adulto y una cantidad absoluta de células CD34+ suficiente para reconstituir la fun- ción hematopoyética en niños y adultos con bajo peso corporal. Desde que en 1988 se realizara el primer TPH de SCU hasta la actualidad, se han realizado más de 30.000 TPH de SCU en el mundo y se dispone de más de 650.000 unidades de SCU criopreservadas en los bancos de sangre de cordón públicos. El empleo de progenitores de SCU comporta una serie de ventajas y algunas desventajas. Entre las ventajas figuran la facilidad de obten- ción, su fácil y rápida disponibilidad (ideal para trasplantes que deben realizarse con urgencia) y su menor alorreactividad (que permite realizar el TPH con un mayor grado de disparidad HLA, aumentando nota- blemente la probabilidad de éxito de la búsqueda). Entre las desventajas de la SCU cabe señalar que su menor contenido en PH comporta un prendimiento mieloide y plaquetario más lento que el de la médula ósea o la sangre periférica, una mayor tasa global de fallo del injerto y una reconstitución inmunológica más lenta. La imposibilidad de una segunda donación si hay fracaso de implante o recidiva, de administrar linfocitos del donante y la posibilidad de transmisión de enfermedades genéticas no detectadas al nacer son otros factores merecedores de consideración. Los niños son los receptores ideales de la SCU. En ellos las indi- caciones de TSCU son las mismas que de TPH alogénico de DNE, si bien los mejores resultados se obtienen en leucemias agudas de muy alto riesgo en primera o segunda remisión, síndromes mielodis- plásicos y mieloproliferativos, inmunodeficiencias primarias y ciertas enfermedades metabólicas de depósito. Por el contrario, los resultados alcanzados en hemoglobinopatías y síndromes de insuficiencia medular no son tan satisfactorios. El análisis de amplias series de niños con leucemia aguda tratados mediante un TSCU evidencia que la SCU es la mejor fuente de pro- genitores en pacientes que tienen la suerte de disponer de una unidad con 6 de 6 identidades HLA (mediante análisis de los loci A y B con técnicas de baja resolución y DRB1 con alta resolución). Los TSCU realizados con unidades con 5 de 6 identidades y una buena celularidad (más de 3 × 107 células nucleadas/kg de peso del receptor) ofrecen una supervivencia libre de enfermedad idéntica a la alcanzada con un donante de médula ósea con 8 de 8 identidades HLA (con análisis de los loci A, B, C y DRB1 con técnicas de alta resolución). La experiencia en adultos es mucho menor, pero algunos grupos pioneros y los resultados comparativos con los TPH de MO en amplias series internacionales estimularon su realización. Hoy en día, los estu- dios comparativos procedentes de datos de registros indican que, en leucemia aguda de alto riesgo (principal indicación en adultos), los mejores resultados se obtienen con donantes de MO y SP con 8 de 8 identidades HLA, pero sin diferencias estadísticamente significativas con los obtenidos con SCU (supervivencia libre de enfermedad del 41%, el 39% y el 33%, respectivamente). Si la comparación se efectúa con TPH DNE de MO o SP a partir de donantes con 7 de 8 identida- des, los resultados son idénticos a los obtenidos con SCU. En niños y en adultos, el TSCU comporta una reconstitución hemoperiférica e inmunológica más lenta que con MO o SP, una mayor mortalidad relacionada con el procedimiento debido fun- damentalmente a complicaciones infecciosas y una menor inciden- cia de EICR aguda y crónica con similar incidencia de recidivas leucémicas. En los últimos años se ha implantado la práctica de un trasplante haploidéntico a partir de un familiar que comparta un único haplotipo con el paciente, en vez de apartir de SCU. Esta es la razón por la que el número de trasplantes a partir de SCU decrece continuamente en Europa (registro europeo de trasplantes 2017). Esta modalidad de trasplante durante muchos años se limitó, por su complejidad, a unos pocos centros altamente especializados. La dificultad estribaba en la necesidad de eliminar la mayor parte de los linfocitos T del inóculo o el empleo de múltiples y potentes agentes inmunodepresores para evitar la EICR que, con toda seguridad, se produciría. Estas medidas conllevan un elevado riesgo de fallo del implante, una elevada morbimortalidad por infecciones oportunistas como consecuencia de una recuperación de la inmunidad que se puede prolongar durante años y un elevado índice de recaídas de la enfermedad de base. En los últimos años, la confirmación de que una medida tan simple como la administración de dosis elevadas de ciclofosfamida a los 3-4 días de administrar los PH elimina de forma selectiva los linfocitos T activados (responsables de la alorreactividad) sin afectar a los linfocitos T no alorreactivos ni a los progenitores hematopoyéticos abrió un amplio abanico de posibilidades. Así, diversos grupos han mostrado resultados excelentes con diferentes variedades de dicha modalidad de TPH (con MO o SP; con AIR o con acondicionamientos mieloablativos), siempre y cuando la enfermedad subyacente esté en remisión. Esta modalidad de TPH ofrece una serie de ventajas que la hacen muy atractiva, como la práctica universalidad de donante, la dis- ponibilidad inmediata, el compromiso personal del donante familiar, la posibilidad de infundir linfocitos post-TPH, la rápida recuperación hematopoyética e inmune y su bajo coste. Todo ello ha hecho que en pocos años el número de TPH haploidénticos practicados en Europa haya aumentado de forma exponencial y que lo contrario haya ocurrido para los TPH de SCU. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Eapen M, Rocha V, Sanz G, Scaradavou A, Zhang MJ, Arcese W, et al. Effect of graft source on unrelated donor haemopoietic stem-cell transplantation in adults with acute leukaemia: a retrospective analysis. Lancet Oncol 2010;11:653-60. Eapen M, Rubinstein P, Zhang MJ, Stevens C, Kurtzberg J, Scaradavou A, et al. Outcomes of transplantation of unrelated donor umbilical cord blood and bone marrow in children with acute leukaemia: a comparison study. Lancet 2007;369:1947-54. Luger SM, Ringdén O, Zhang MJ, Pérez WS, Bishop MR, Bornhauser M, et al. Similar outcomes using myeloablative vs reduced-intensity allogeneic transplant preparative regimens for AML or MDS. Bone Marrow Trans- plant 2012;47:203-11. Passweg JR, Baldomero H, Basak GW, Chabannon C, Corbacioglu S, Duarte R, et al. The EBMT activity survey report 2017: a focus on allogeneic HCT for nonmalignant indications and on the use of non-HCT cell therapies. Bone Marrow Transplant 2019. Disponible en: https://doi.org/10.1038/ s41409-019-0465-9 (Acceso el 20 de enero de 2020.) Saber W, Opie S, Rizzo JD, Zhang MJ, Horowitz MM, Schriber J. Outcomes after matched unrelated donor versus identical sibling hematopoietic cell transplantation in adults with acute myelogenous leukemia. Blood 2012; 119:3908-16. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org CAPÍTULO 218 Trasplante de progenitores hematopoyéticos © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. S E C C IÓ N X IV 1753 NUEVAS APLICACIONES DE LA TERAPIA CELULAR Á. Urbano Ispizua Las células madre hematopoyéticas tienen la capacidad de diferenciarse a líneas celulares distintas de las propiamente hematopoyéticas, es decir, diferentes de la línea mieloide o linfoide. Por este motivo, en los últimos años se ha ensayado en la práctica clínica la administra- ción de células madre hematopoyéticas para intentar reparar tejidos no hematopoyéticos lesionados o en degeneración, en la mayoría de las ocasiones en pacientes afectos de enfermedades cardiovasculares o neurológicas. Por desgracia, su administración no se ha realizado dentro de ensayos clínicos prospectivos, robustos desde un punto de vista estadístico, y con criterios bien definidos para la selección de los pacientes. Por ello, y a pesar de su enorme potencial futuro, actual- mente no es posible atribuir un papel clínico relevante, sino más bien marginal, al uso de las células madre hematopoyéticas como terapia celular «no hematopoyética». En cambio, otras células de la médula ósea, como las células madre mesenquimales, las propias células madre hematopoyéticas y otras células derivadas de esta estirpe celular tienen una gran utilidad clínica en el tratamiento de las hemopatías malignas. Así, cabe destacar: 1) el empleo de células estromales mesenquimales como terapia inmunorreguladora; 2) la administración de células natural killer (NK) para potenciar el efecto antitumoral de un trasplante hematopoyético, y 3) el empleo de linfocitos T citotóxicos que tienen incorporados en su genoma un gen que codifica para un receptor de antígenos tumorales (CART). A continuación se describen los fundamentos y los principales resultados clínicos de la administración de estos tres tipos de terapia celular, centrados en el contexto del TPH. Empleo de células mesenquimales del estroma como terapia inmunorreguladora Las células madre mesenquimales producen osteoblastos, condrocitos y adipocitos en el interior de la médula ósea. De esta forma, la célula madre mesenquimal genera un microambiente de soporte para que las células madre hematopoyéticas puedan repoblar la hematopoyesis. Así, las células madre mesenquimales junto con las células madre hematopoyéticas configuran el llamado nicho hematopoyético. De hecho, las células madre mesenquimales tienen un papel muy activo en la proliferación y diferenciación de las células hematopoyéticas. Las células madre mesenquimales pueden aislarse también a partir de tejido adiposo y del cordón umbilical, pero la principal fuente para un uso terapéutico sigue siendo la médula ósea. Una de las características de estas células madre mesenquimales es su gran capacidad de adherencia al plástico, donde se expanden muy rápidamente en condiciones de cultivo de tejidos estándar. Una vez expandidas, se administran por vía endovenosa al paciente sujeto del tratamiento. Además de preparar el soporte estromal hematopoyético, las células madre mesenquimales tienen unas propiedades inmunológicas únicas. Por una parte, apenas expresan antígenos de histocompatibilidad de tipo I y no expresan moléculas coestimuladoras, de forma que no generan una reacción aloinmune en el organismo implantado. Por otra parte, ejercen un efecto inhibitorio tanto del sistema inmunitario adaptativo como del innato, mediante la supresión de los linfocitos T y de la maduración de las células dendríticas, la reducción de la pro- liferación y de la activación de los linfocitos B, la inhibición de la proliferación y de la citotoxicidad de las células NK, y de la generación de linfocitos T reguladores. Esta característica de las células madre mesenquimales de inhibir el sistema inmunitario se ha utilizado para tratar pacientes que tras un TPH alogénico desarrollan una EICR refractaria al tratamiento con prednisona. El primer paciente tratado con células estromales mesenquimales fue un niño de 9 años que tras un TPH alogénico desarrolló una EICR aguda corticorresistente, con afectación intestinal y hepática. Al paciente se le administraron por vía endovenosa células mesenquimales expandidas ex vivo obtenidas de su madre. La EICR intestinal y hepática respondió de una forma extraor- dinaria. Posteriormente, se describieron otros casos con resultados similares, lo que fue seguido de ensayos clínicosque confirmaron la eficacia de este tratamiento. Estos estudios han demostrado que en casi el 50% de los pacientes con EICR aguda refractaria a esteroides se alcanza la remisión completa de esta complicación, y hasta el 75% de los pacientes tienen algún tipo de respuesta tanto de la EICR aguda como de la EICR crónica. A diferencia de los tratamientos convencio- nales linfolíticos potentes utilizados como segunda línea en la EICR corticorresistente, como puede ser la globulina antitimocítica (ATG), las células estromales mesenquimales no destruyen los linfocitos. Este puede ser el motivo por el que la mortalidad asociada a infecciones tras la administración de células estromales mesenquimales es muy inferior a la que se obtiene con fármacos linfolíticos, con la consiguiente mejora en la supervivencia respecto a otros tratamientos convencionales de segunda línea. Sin embargo, el tratamiento con células estromales mesenquimales no se puede considerar todavía un tratamiento estándar para los pacientes con EICR que no responden a cortisona. Administración de células NK como inmunoterapia antitumoral Las células NK forman parte del sistema inmunitario innato y se caracterizan por tener una gran actividad citotóxica contra las célu- las malignas. Por este motivo, se han realizado estudios clínicos que evalúan la utilidad de administrar células NK expandidas ex vivo a pacientes con neoplasias hematológicas y con tumores sólidos, como el de mama, el de ovario y el de pulmón. La mayoría de estos ensayos se han realizado como tratamiento de hemopatías malignas, y sobre todo tras un TPH alogénico, para aumentar el EICL. La mayor parte de estos estudios utilizan células NK de donantes haploidénticos con el sujeto receptor del tratamiento. Las células NK se activan ex vivo o in vivo con IL-2 y se administran después de recibir el paciente un tratamiento inmunosupresor, basado en ciclofosfamida y fludarabina, para evitar que estas células NK sean rechazadas. De estos estudios se puede decir que la infusión de células NK es un procedimiento bien tolerado y que no aumenta la incidencia de EICR aguda ni EICR crónica. Hay cuatro tipos de protocolos generales para infundir células NK: 1) como terapia de consolidación para pacientes con leucemia aguda en remisión, sobre todo para aquellos que no son tributarios de un TP; 2) para pacientes con leucemia aguda en actividad, resistentes a dos líneas de tratamiento; en estos casos se ha empleado una IL-2 que tiene ligada una proteína de fusión toxina diftérica (IL2DT) para eliminar las células T reguladoras del pacien- te; 3) protocolos de infusión de células NK en el contexto de TPH autogénico, antes y después del procedimiento, y 4) administración de células NK en el contexto de un TPH alogénico. En todos estos estudios se han observado excelentes respuestas antitumorales, pero en una proporción escasa de pacientes. Las células NK parecen tener una mayor utilidad como terapia de consolidación en pacientes en remisión para evitar recaídas ulteriores. Varios grupos internacionales están trabajando en potenciar el efecto antitumoral de las células NK estimulándolas con diferentes citocinas. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Le Blanc K, Frassoni F, Ball L, Locatelli F, Roelofs H, Lewis I, et al. Mesen- chymal stem cells for treatment of steroid-resistant, severe, acute graft- versus-host disease: a phase II study. Lancet 2008;371:1579-86. Maude SL, Frey N, Shaw PA, Aplenc R, Barrett DM, Bunin NJ, et al. Chimeric antigen receptor T cells for sustained remissions in leukemia. N Engl J Med 2014;371:1507-17. Empleo de linfocitos T con un receptor antigénico quimérico (CART) J. Delgado González Un avance significativo en el campo de la terapia celular antitumoral es la capacidad de modificar los linfocitos T de los pacientes para que identifiquen y erradiquen las células tumorales. Ello se consigue intro- duciendo en su genoma genes que codifiquen un receptor antigénico Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 1754 SECCIÓN XIV Hematología quimérico, una molécula sintética que se situará en la membrana y actuará como un receptor de superficie. Dicho receptor está compuesto por fragmentos de proteínas diferentes: un fragmento de la región variable de un anticuerpo monoclonal, un dominio transmembrana y como mínimo dos dominios intracelulares que transmiten las señales al interior de la célula, y de ahí la denominación de receptor antigénico quimérico (chimeric antigen receptor o CAR). Esta nueva forma de inmunoterapia específica aprovecha la gran especificidad y flexibilidad de los anticuerpos monoclonales, capaces de reconocer antígenos no procesados o incluso solubles, y la citotoxicidad y la persistencia a largo plazo proporcionada por los linfocitos T. Hasta el momento, los mejores resultados clínicos se han logrado con CAR dirigidos hacia el CD19, una molécula presente a lo largo de la diferenciación linfoide B, desde el progenitor linfoide inmaduro hasta el linfoplasmocito. De hecho, prácticamente cualquier neoplasia linfoide B podría ser subsi- diaria de tratamiento con CAR anti-CD19, aunque en el momento actual sólo están aprobados en pacientes con leucemia linfoblástica aguda y linfoma difuso de células grandes B, recaído o refractario en ambos casos. Esta terapia no está exenta de efectos secundarios, entre los que cabe destacar: 1) síndrome de liberación de citocinas, secundario a una activación brusca de linfocitos CART al encontrarse con las células tumorales; 2) neurotoxicidad, habitualmente en forma de encefalopatía leve o convulsiones, de patogenia todavía incierta, y 3) aplasia de linfocitos B, secundaria a la erradicación de los linfocitos B normales del paciente, que se puede contrarrestar mediante la adminis- tración profiláctica de inmunoglobulinas. Además de la muy probable aprobación futura de los linfocitos CART anti-CD19 en otras neoplasias linfoides de estirpe B, merece la pena destacar también el uso experimental de linfocitos CART anti- BCMA en mieloma múltiple, anti-CD30 en linfoma de Hodgkin, anti-CD33 o anti-CD123 en leucemia mieloblástica aguda, anti-CD7 en neoplasias linfoides de estirpe T, anti-GD2 en neuroblastoma o anti-EGFRvIII en glioblastoma, por poner sólo unos pocos ejemplos. El gran reto en la mayoría de estos casos se centra en la identificación de antígenos tumorales que no se expresen en tejidos normales vitales o, en el caso de que esto no sea posible, en diversas estrategias para activar o desactivar los linfocitos CART a voluntad. BIBLIOGRAFÍA GENERAL Allen CE, Merad M, McClain KL. Langerhans-cell Histiocytosis. N Engl J Med 2018;379:856-68. Al-Samkari H, Berliber N. Hemophagocytic lymphohistiocytosis. Annu Rev Pathol 2018;13:24-49. Arai S, Arora M, Wang T, Spellman SR, He W, Couriel DR, et al. Increasing incidence of chronic graft-versus-host disease in allogeneic transplantation: a report from the Center for International Blood and Marrow Transplant Research. Biol Blood Marrow Transplant 2015;21:266-74. Arber DA, Orazi A, Hasserjian R, Thiele J, Borowitz MJ, Le Beau MM, et al. The 2016 revision to the World Health Organization classification of myeloid neoplasms and acute leukemia. Blood 2016;127:2391-405. Arcaini L, Rossi D, Paulli M. 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