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Epidermis Dermis Tejido subcutáneo Glándula sudorípara Folículo piloso Glándula sebácea Capa basal Capa córnea Corpúsculo nervioso Figura 5-4. Estructura histológica de la piel. El tejido nervioso y las estructuras del mismo se explican en el Capítulo 7. 5.6. LA PIEL 5.6.1. Estructura histológica de la piel La piel está formada por dos capas de tejido bien diferen- ciado, unidas en toda su extensión, que recubren todo el cuerpo humano. La capa externa está formada por tejido epitelial procedente del ectodermo, del tipo del epitelio plano estratificado y queratinizado, y recibe el nombre de epidermis. La epidermis no está vascularizada y se nutre a partir de los vasos sanguíneos de la capa subyacente. Esta segunda capa está formada por tejido conjuntivo proceden- te del mesodermo y se denomina dermis. En ocasiones puede existir una confusión terminológica, ya que se aplica el término de dermis o de epidermis a toda la piel, pero cada nombre corresponde a una de las capas tisulares, que son diferentes histológicamente. El grosor de la epidermis varía dependiendo de la locali- zación. Es especialmente gruesa en las palmas de las manos y las plantas de los pies, donde la capa de queratina es muy abundante. La dermis también tiene un grosor variable, y por debajo de estas dos capas se puede identificar una estructura, que en ocasiones no se diferencia mucho de la dermis, y que se denomina hipodermis o tejido subcutáneo. Éste puede ser muy rico en tejido conjuntivo laxo o en tejido graso, lo que explica la movilidad de la piel con el desplazamiento tangencial (Fig. 5-4). En la piel existen estructuras anatómicas especiales deri- vadas de la capa epitelial, pero que pueden residir también en la dermis, como las glándulas sudoríparas, las glándu- las sebáceas, los pelos con los folículos pilosos correspon- dientes, y las uñas. Estos elementos reciben el nombre genérico de faneras cutáneas. 5.6.2. Funciones de la piel La epidermis forma una barrera que aísla al individuo del exterior. El principal componente de este aislamiento es la capa de queratina que existe en la zona más externa. Dicho aislamiento protege al cuerpo de gérmenes patógenos, que cuando falta la epidermis (heridas, quemaduras) pueden in- vadir el organismo. Esta fragilidad frente a las infecciones se puede producir simplemente perdiendo la capa de quera- tina, como ocurre con la piel que está siempre húmeda. La queratina es casi impermeable y sirve para evitar que el agua entre en el organismo a través de la piel, y al mismo tiempo que se pierda excesiva cantidad de agua hacia el exterior, lo que permite que el ser humano pueda vivir en ambientes secos. La destrucción de grandes superficies cu- táneas, como ocurre en las quemaduras graves, provoca, además de infecciones, problemas de deshidratación por pérdida excesiva de líquidos. Otra función de la epidermis consiste en frenar las radia- ciones ultravioleta que llegan desde la luz solar y que son potencialmente cancerígenas. Para ello cuenta con unas cé- lulas capaces de oscurecer la piel gracias a la existencia en su interior de un pigmento denominado melanina, que es capaz de acumularse en caso de exposición solar. La piel tiene un importante papel en la regulación de la temperatura corporal a través de los vasos sanguíneos que discurren por la dermis. Cuando hay un exceso de calor en el organismo, las arterias que riegan el tejido subcutáneo y 84 Estructura y función del cuerpo humano
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