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Hueso esponjoso Canal medular Hueso cortical A) B) Figura 6-11. Estructura trabecular del hueso esponjoso en la que se muestran las líneas de máxima resistencia. A) Sección coronal de la cabeza del fémur. B) Esquema que muestra la distribución de las trabéculas óseas, las cuales siguen las líneas de máxima resistencia. den alterar este equilibrio tanto hacia un aumento de la masa ósea, situación deseable en los períodos de crecimien- to, como hacia la disminución de dicha masa, circunstancia que acontece de forma espontánea en la senectud, con con- secuencias indeseables, y que se conoce de forma global como osteoporosis. El incremento de la masa ósea se puede producir por un aumento de la actividad osteoblástica o por una disminución de la actividad osteoclástica, o más frecuentemente por los dos fenómenos a la vez. Se sabe que el aumento de la actividad osteoblástica tiene lugar durante el crecimiento probablemente por la acción de la hormona del crecimiento, pero existen otros factores, como la acción de la gravedad (soportar peso en un punto), la existencia del ion flúor, o incluso la acción de campos eléctricos y magnéticos, que actúan positivamente sobre la acción osteoblástica. Entre los factores que reducen la actividad osteoclástica se ha descrito también el efecto de la tracción gravitatoria, los estrógenos, la testosterona, la calcitonina, una ingestión adecuada de vitamina D y una ingestión adecuada (diaria) de calcio. El descenso de la masa ósea (raquitismo u osteoporo- sis) puede venir determinado por una disminución de la acción osteoblástica, un aumento de la acción osteoclástica, o ambos fenómenos a la vez. Entre los factores que dismi- nuyen la acción de los osteoblastos se puede citar el hecho de no soportar peso (tanto la ingravidez espacial como el reposo prolongado), la mala nutrición, el alcoholismo, las enfermedades crónicas consuntivas, el envejecimiento fisio- lógico o la acción de los corticosteroides. El aumento de la actividad osteoclástica viene favorecido por la falta de ejercicio físico, la ingravidez espacial, la existencia de un hiperparatiroidismo con producción des- controlada de parathormona, un hipercorticismo o un hiper- tiroidismo, el déficit de estrógenos o de testosterona, los cánceres hematológicos que ocupan la médula ósea o la ingestión inadecuada de calcio. Como se puede ver en esta lista se mezclan circunstancias claramente patológicas, como enfermedades endocrinas o neoplasias, con hábitos como el sedentarismo o la ingestión inadecuada de calcio, e incluso circunstancias fisiológicas como el envejecimiento o la disminución de estrógenos en la menopausia. Sólo el conocimiento de estos factores pue- de ayudar a prevenir y tratar la osteoporosis. 6.4. ARTICULACIONES 6.4.1. Concepto de articulación Se denomina articulación a la estructura que une dos o más huesos por sus superficies de contacto. Las posibilida- des de unión entre dos huesos son muy amplias y unas están dotadas de amplia movilidad, mientras que otras son total- mente inmóviles. Las articulaciones se pueden clasificar según la naturaleza de la materia que facilita esta unión entre huesos, o bien según un modelo más funcional que depende de la movilidad de las articulaciones. 6.4.2. Clasificación anatómica de las articulaciones (Fig. 6-13) Las articulaciones se clasifican en dos grandes grupos. En el primero la articulación no es más que una unión entre dos huesos, con una movilidad limitada. Estas articulaciones se denominan sinartrosis. Entre ambas superficies óseas pue- de haber diferente material, por lo que la elasticidad de la unión también será diferente. Se denomina sindesmosis a la sinartrosis en la que la unión se lleva a cabo mediante fibras de tejido conjuntivo denso. Cuando lo que hay es tejido cartilaginoso, se denomina sincondrosis. Un ejemplo de Parte II. Sistemas de relación 97
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