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A) Segmentación B) Peristaltismo Figura 10-24. Motilidad intestinal. A) Segmentación. La contracción de las fibras transversales provoca la fragmentación y la mezcla del contenido intestinal, pero no su progresión. B) Peristaltismo. La contracción proximal y la relajación distal de las fibras longitudinales provocan el desplazamiento unidireccional (craneocaudal) del contenido intestinal. las contracciones de los músculos de la capa circular (o transversal) del intestino, y que sirve para mezclar el ali- mento y las enzimas digestivas, además de aumentar la circulación de la sangre y la linfa en la pared intestinal. El otro tipo de movimiento es el peristaltismo, que consiste en la contracción progresiva en dirección craneocaudal de la capa muscular longitudinal, con relajación de la zona inme- diatamente proximal. Esta contracción, ayudada por un cier- to tono de la capa transversal, hace que exista un gradiente de presión en dirección craneocaudal que impulsa el ali- mento (Fig. 10-24). Para sincronizar este movimiento, en esta zona hay numerosas terminaciones nerviosas, que se conocen como plexos nerviosos. Uno de los plexos nervio- sos se sitúa entre la capa submucosa y la capa muscular y se denomina plexo submucoso de Meissner, y el otro se locali- za entre las dos capas musculares, transversal y longitudi- nal, y recibe el nombre de plexo mientérico de Auerbach. El intestino delgado está bajo la influencia nerviosa tanto del sistema simpático como del parasimpático. El estímulo simpático procedente de los plexos dorsales provoca la inhi- bición de la motilidad intestinal. El estímulo parasimpático viaja a través del nervio vago y produce un aumento de la motilidad intestinal. La segunda función es la digestión de los alimentos. Esta digestión es muy completa y debe permitir la obtención de partículas de un tamaño suficientemente pequeño como para poder atravesar la pared de la célula epitelial de la mucosa intestinal. Todos los procesos de digestión son fenómenos de hidrólisis y en ellos participan enzimas específicas de cada alimento o grupo de alimentos. Estas enzimas proce- den del estómago y del páncreas, pero también en gran cantidad de la propia pared intestinal. La digestión de cada tipo de alimento se completará en el próximo apartado. Finalmente, la tercera función del intestino delgado es la absorción de los alimentos, que deben atravesar la mucosa intestinal y pasar al torrente circulatorio. La absorción es el objetivo final del proceso digestivo, y las sustancias que no se absorben no pueden aprovecharse. Ya se ha visto que para aumentar la absorción la mucosa intestinal tiene múlti- ples pliegues a diferentes niveles, lo que hace que en un adulto normal la superficie de absorción del intestino aumente unas 500 veces. Ello supone una superficie con una capacidad de absorción de unos 200 m2 o, lo que es lo mismo, el equivalente de un campo de tenis. Los mecanismos utilizados para la absorción de sustan- cias son muy diversos, y con arreglo a ellos se pueden establecer dos tipos de absorción: el primero es la absor- ción por transporte activo, que suele ser una absorción selectiva para cada sustancia o grupo de sustancias y con- sume energía. El segundo es la absorción pasiva o difu- sión, en la que el paso de la sustancia se realiza gracias a la existencia de un gradiente de concentración entre un lado y otro de la membrana, y a que ésta es permeable a la sustancia en cuestión. Este último mecanismo no consume energía, pero es exclusivo de moléculas muy pequeñas, como el agua, diferentes iones y los gases. La mayor parte de la absorción de los alimentos se hace por transporte activo. 256 Estructura y función del cuerpo humano
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