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Células neurosensoriales Otolitos Membrana otolítica Fibras nerviosas del nervio vestibular Células de sostén Figura 8-12. Esquema de una mácula receptora del equilibrio. cia de que la membrana otolítica de la cresta ampollar está dispuesta en forma de cúpula (Fig. 8-13). 8.3.3.3. Caracol El caracol óseo está situado por delante del vestíbulo. Tiene forma de cono enrollado sobre sí mismo, lo que le confiere un aspecto semejante al de la concha de un caracol. Su base está situada en el vestíbulo y consta de tres partes: la lámina de los contornos, la columela y la lámina espiral (Fig. 8-14). La lámina de los contornos es un tubo óseo largo (alrededor de 30 mm) y cónico, cerrado en su vértice, y que da tres vueltas en espiral sobre sí mismo. La colume- la es un cono óseo que se encuentra en el interior de la lámina de los contornos y que se extiende a lo largo de ella sin llegar a su final. En su interior hay unos agujeros que forman la criba espiroidea. De cada agujero sale un conduc- to, denominado conducto espiral de Rosenthal, que se en- sancha antes de llegar a la superficie. En su interior alberga las neuronas bipolares, que reciben el estímulo que se gene- ra en el órgano de Corti. Finalmente, la lámina espiral es una lámina ósea que nace en el vestíbulo y se enrolla alrededor de la columela en el interior de la lámina de los contornos, dividiendo este conducto en dos espacios: uno superior o rampa vestibular, y otro inferior o rampa tim- pánica. En el interior de la lámina espiral se sitúa el con- ducto de Rosenthal. El borde libre de la lámina espiral no llega a hacer contacto con la lámina de los contornos, pues se interpone el conducto coclear (pertenece al caracol mem- branoso). El caracol membranoso está formado por el conducto coclear. Este conducto ocupa el espacio, descrito anterior- mente, que deja el borde libre de la lámina espiral y la lámina de los contornos. Tiene la forma de un triángulo, cuya base es la lámina de los contornos; la cara superior forma la membrana de Reissner, que lo separa de la rampa vestibular; la cara inferior constituye la membrana basilar, que lo separa de la rampa timpánica, y el vértice forma la lámina espiral (Fig. 8-14). El conducto coclear, que es la parte más importante del caracol, contiene el órgano receptor de la audición. Cada una de las superficies que forman el conducto coclear tiene una estructura histológica diferente. Así, la membrana de Reissner está formada por células epiteliales (que producen la perilinfa). La base, en contacto con la lámina de los contornos, presenta un engrosamiento del endostio con teji- do conjuntivo muy vascularizado que contiene células epite- liales de gran actividad secretora. Este conjunto recibe el nombre de estría vascular y es la fuente principal de endo- linfa (junto con las células de las máculas vestibulares), que se distribuye por todo el laberinto membranoso. La mem- brana basilar consta de un estrato formado por numerosas fibras colágenas, llamadas cuerdas de Hensen-Nuet. Cuan- do la perilinfa se desplaza, estas fibras se mueven, lo que constituye el sustrato vibratorio de la audición. Por encima de este estrato se encuentra el órgano de Corti, que ocupa toda la superficie de la membrana basilar. Dicho órgano está formado por los pilares de Corti, que son dos hileras de células, unas internas y otras externas, entre las cuales se forma el túnel de Corti, flanqueado por células de sostén (Fig. 8-15). Las células que forman los pilares constituyen los neurorreceptores (hay unos 3500 internos y unos 12 000 externos). Todos tienen en su polo superior unos estereoci- lios (de 50 a 100) que se introducen en una formación gelatinosa, denominada membrana tectorial (guarda simi- litud con las membranas otolíticas del órgano del equili- brio). El estímulo que es capaz de producir un cambio de potencial en los neurorreceptores genera un impulso que es transmitido por las fibras que salen por el polo inferior de dichos neurorreceptores para dirigirse al ganglio espiral, situado en el conducto de Rosenthal (véase Fig. 8-14). A continuación, las fibras alcanzan la columela, donde se jun- tan todas las fibras emergentes y forman la rama auditiva del VIII par craneal o nervio auditivo. El conducto coclear está lleno de endolinfa, producida por las células de las estrías vasculares, mientras que la rampa vestibular y la rampa timpánica están llenas de peri- linfa. El movimiento de la perilinfa es lo que modifica la membrana basal. 8.3.4. Fisiología de la audición El sentido del oído requiere ondas vibratorias, que deben llegar hasta los neurorreceptores del órgano de Corti. Éstos son mecanorreceptores que necesitan la transmisión de las ondas sonoras a través de las estructuras del oído para ser estimulados. La transmisión se hace primero por un medio aéreo, luego por un medio sólido y después por un medio líquido; finalmente, después de generarse el impulso sigue una vía nerviosa (Fig. 8-16). La transmisión aérea se inicia con la recogida de las ondas vibratorias por el pabellón auricular. Desde allí se dirigen al conducto auditivo externo y llegan hasta el tím- pano, donde hacen vibrar la membrana timpánica. Esta vibración la pueden facilitar o inhibir los músculos del martillo y del estribo, que actúan de forma refleja. Ante ruidos muy intensos (que podrían lesionar el tímpano) los músculos se contraen y ponen rígida la cadena de hueseci- llos, lo que disminuye la transmisión del ruido (reflejo timpánico). La transmisión ósea comienza cuando las vibraciones del tímpano se transmiten al mango del martillo. Éste las transmite al yunque que, a través de la apófisis lenticular, mueve el estribo, cuya base empuja la ventana oval. Con ello se pone en movimiento la perilinfa que llena el vestíbu- Parte II. Sistemas de relación 213
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