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ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL CUERPO HUMANO (232)

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Células
neurosensoriales
Otolitos
Membrana
otolítica
Fibras nerviosas del
nervio vestibular
Células de
sostén
Figura 8-12. Esquema de una mácula receptora del equilibrio.
cia de que la membrana otolítica de la cresta ampollar está
dispuesta en forma de cúpula (Fig. 8-13).
8.3.3.3. Caracol
El caracol óseo está situado por delante del vestíbulo.
Tiene forma de cono enrollado sobre sí mismo, lo que le
confiere un aspecto semejante al de la concha de un caracol.
Su base está situada en el vestíbulo y consta de tres partes:
la lámina de los contornos, la columela y la lámina espiral
(Fig. 8-14). La lámina de los contornos es un tubo óseo
largo (alrededor de 30 mm) y cónico, cerrado en su vértice,
y que da tres vueltas en espiral sobre sí mismo. La colume-
la es un cono óseo que se encuentra en el interior de la
lámina de los contornos y que se extiende a lo largo de ella
sin llegar a su final. En su interior hay unos agujeros que
forman la criba espiroidea. De cada agujero sale un conduc-
to, denominado conducto espiral de Rosenthal, que se en-
sancha antes de llegar a la superficie. En su interior alberga
las neuronas bipolares, que reciben el estímulo que se gene-
ra en el órgano de Corti. Finalmente, la lámina espiral es
una lámina ósea que nace en el vestíbulo y se enrolla
alrededor de la columela en el interior de la lámina de los
contornos, dividiendo este conducto en dos espacios: uno
superior o rampa vestibular, y otro inferior o rampa tim-
pánica. En el interior de la lámina espiral se sitúa el con-
ducto de Rosenthal. El borde libre de la lámina espiral no
llega a hacer contacto con la lámina de los contornos, pues
se interpone el conducto coclear (pertenece al caracol mem-
branoso).
El caracol membranoso está formado por el conducto
coclear. Este conducto ocupa el espacio, descrito anterior-
mente, que deja el borde libre de la lámina espiral y la
lámina de los contornos. Tiene la forma de un triángulo,
cuya base es la lámina de los contornos; la cara superior
forma la membrana de Reissner, que lo separa de la rampa
vestibular; la cara inferior constituye la membrana basilar,
que lo separa de la rampa timpánica, y el vértice forma la
lámina espiral (Fig. 8-14).
El conducto coclear, que es la parte más importante del
caracol, contiene el órgano receptor de la audición. Cada
una de las superficies que forman el conducto coclear tiene
una estructura histológica diferente. Así, la membrana de
Reissner está formada por células epiteliales (que producen
la perilinfa). La base, en contacto con la lámina de los
contornos, presenta un engrosamiento del endostio con teji-
do conjuntivo muy vascularizado que contiene células epite-
liales de gran actividad secretora. Este conjunto recibe el
nombre de estría vascular y es la fuente principal de endo-
linfa (junto con las células de las máculas vestibulares), que
se distribuye por todo el laberinto membranoso. La mem-
brana basilar consta de un estrato formado por numerosas
fibras colágenas, llamadas cuerdas de Hensen-Nuet. Cuan-
do la perilinfa se desplaza, estas fibras se mueven, lo que
constituye el sustrato vibratorio de la audición. Por encima
de este estrato se encuentra el órgano de Corti, que ocupa
toda la superficie de la membrana basilar. Dicho órgano
está formado por los pilares de Corti, que son dos hileras
de células, unas internas y otras externas, entre las cuales se
forma el túnel de Corti, flanqueado por células de sostén
(Fig. 8-15). Las células que forman los pilares constituyen
los neurorreceptores (hay unos 3500 internos y unos 12 000
externos). Todos tienen en su polo superior unos estereoci-
lios (de 50 a 100) que se introducen en una formación
gelatinosa, denominada membrana tectorial (guarda simi-
litud con las membranas otolíticas del órgano del equili-
brio). El estímulo que es capaz de producir un cambio de
potencial en los neurorreceptores genera un impulso que es
transmitido por las fibras que salen por el polo inferior de
dichos neurorreceptores para dirigirse al ganglio espiral,
situado en el conducto de Rosenthal (véase Fig. 8-14). A
continuación, las fibras alcanzan la columela, donde se jun-
tan todas las fibras emergentes y forman la rama auditiva
del VIII par craneal o nervio auditivo.
El conducto coclear está lleno de endolinfa, producida
por las células de las estrías vasculares, mientras que la
rampa vestibular y la rampa timpánica están llenas de peri-
linfa. El movimiento de la perilinfa es lo que modifica la
membrana basal.
8.3.4. Fisiología de la audición
El sentido del oído requiere ondas vibratorias, que deben
llegar hasta los neurorreceptores del órgano de Corti. Éstos
son mecanorreceptores que necesitan la transmisión de las
ondas sonoras a través de las estructuras del oído para ser
estimulados. La transmisión se hace primero por un medio
aéreo, luego por un medio sólido y después por un medio
líquido; finalmente, después de generarse el impulso sigue
una vía nerviosa (Fig. 8-16).
La transmisión aérea se inicia con la recogida de las
ondas vibratorias por el pabellón auricular. Desde allí se
dirigen al conducto auditivo externo y llegan hasta el tím-
pano, donde hacen vibrar la membrana timpánica. Esta
vibración la pueden facilitar o inhibir los músculos del
martillo y del estribo, que actúan de forma refleja. Ante
ruidos muy intensos (que podrían lesionar el tímpano) los
músculos se contraen y ponen rígida la cadena de hueseci-
llos, lo que disminuye la transmisión del ruido (reflejo
timpánico).
La transmisión ósea comienza cuando las vibraciones
del tímpano se transmiten al mango del martillo. Éste las
transmite al yunque que, a través de la apófisis lenticular,
mueve el estribo, cuya base empuja la ventana oval. Con
ello se pone en movimiento la perilinfa que llena el vestíbu-
Parte II. Sistemas de relación 213

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