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S E C C IÓ N V II Hiperostosis anquilosante vertebral CONCEPTO La hiperostosis anquilosante vertebral (HAV) es una osificación del perirraquis, manguito conjuntivo constituido por el periostio y los ligamentos vertebrales profundo, mediano y común longitudinal ante- rior (fig. 127-1). Se trata, pues, de una diátesis osificante. En 1950, Forestier y Rotés describieron la HAV como una entidad distinta de la espondilitis anquilosante y de la espondiloartrosis. La diferencia con la espondiloartritis pronto fue aceptada, puesto que la HAV no presenta ningún rasgo inflamatorio, no produce sacroileítis y el HLA-B27 no se detecta con mayor frecuencia que en la población general. Su diferencia con la espondiloartrosis no fue aceptada hasta 1975, cuando Resnick et al. demostraron la gran frecuencia con la que afecta a los ligamentos, los tendones y el periostio de las articulaciones periféricas y de la pelvis y propusieron denominarla diffuse idiopathic skeletal hiperostosis (DISH). Su prevalencia es del 6% en mayores de 40 años, del 12% a partir de los 70 años y del 28% en mayores de 80 años. Es dos veces más frecuente en el hombre que en la mujer. ETIOPATOGENIA Un 25%-50% de los casos presentan diabetes o una curva de glicemia patológica. Por otra parte, en series de diabéticos de más de 50 años, se observa la HAV en el 30% de los casos. Con frecuencia los pacientes son propensos a padecer dislipemia, hiperuricemia, obesidad, HTA y síndrome metabólico con mayor riesgo cardiovascular. Un cuadro de osificaciones ligamentosas análogo al de la HAV es producido por la fluorosis, pero esta cursa con osteosclerois. El tratamiento con retinoides, en dosis superiores a 1 mg/kg/día, produce hiperostosis, predominantemente en la región cervical y en los calcá- neos, aunque las proliferaciones óseas son de menor tamaño. La presencia de antecedentes familiares sugiere la existencia de un factor autosómico dominante. Se ha referido que un polimorfismo del gen COL6A1 codifica la subunidad proteica de la cadena α1 del colágeno tipo VI y se han identificado varios factores de crecimiento óseo tales como el fibroblast growth factor (FGF), el transforming growth factor (TGF-β) y el insulin like growth factor (IGF), todos ellos abun- dantes en el tejido óseo, lo cual abriría un nuevo campo al estudio de la etiopatogenia de la enfermedad. ANATOMÍA PATOLÓGICA Se inicia por una proliferación de los fibroblastos en los que se produce una calcificación, en cuyo seno aparecen islotes de cartílago metaplásico que finalmente se osifica. CUADRO CLÍNICO Habitualmente la enfermedad constituye un hallazgo radiológico tan espectacular como inocuo. Lo habitual es que la presencia de las imá- genes radiológicas sea sobrevalorada por el radiólogo y por el médico que desconoce su naturaleza. La enfermedad se manifiesta en forma de: Figura - Pieza anatómica de una columna torácica en proyección de perfil oblicuo; se observan una anquilosis vertebral múltiple por osi- ficación continua del ligamento vertebral común anterior (flechas) y una fractura del sindesmofito frente al tercer disco visible (puntas de flecha). El tutor insertado en el conducto vertebral estabiliza el conjunto anatómico. https://booksmedicos.org 1018 SECCIÓN VII Reumatología y enfermedades sistémicas 1. Rigidez vertebral. Habitualmente, se constata una limitación de la movilidad vertebral, que le pasa desapercibida al paciente. En los casos avanzados, el paciente gira todo el tronco para mirar de lado. Cuando se observa una limitación importante de la movilidad de las regiones lumbar o cervical en un anciano que no ha sufrido dolores, se debe a la HAV. 2. Síndromes de sobrecarga dinámica del segmento móvil (estructuras blandas que unen dos vértebras contiguas). La HAV en sí misma no es dolorosa, pero los pacientes sufren raquialgias, a veces con ra- diculitis, con mayor frecuencia que la población general. 3. Síndromes por ocupación de espacio. Estos pueden establecerse hacia dentro, en el canal raquídeo, produciendo compresión medular o hacia fuera; en este caso, la víscera afectada sería el esófago e incluso pueden verse afectadas la tráquea o la laringe. El esófago se halla fijado en dos puntos, el cartílago cricoides y el diafragma; el resto del esófago es más movible, por lo que la disfagia asienta sólo en las zonas próximas a los puntos de fijación. La HAV cervical más alta produce disfagia por desplazamiento de la pared de la hipofaringe. La clínica es variable, desde una ligera disfagia que el paciente apenas refiere hasta un cuadro de disfagia progresiva con ronquera, dificultad respiratoria y pérdida de peso que induce la sospecha de una neoplasia de esófago. La disfagia empeora con el cuello en extensión y mejora con el cuello en flexión. En algunos casos será necesaria la endoscopia con todas las precauciones necesarias para no provocar una perforación. 4. Síndromes mielocompresivos por osificación del ligamento longitudinal posterior y de los ligamentos amarillos. La osificación del ligamento longitudinal posterior afecta al 0,7%-2,4% de los pacientes que acuden a consulta por un proceso cervical. Se considera, detrás de los procesos artrósicos, la segunda causa de mielopatías cervicales. Des- pués de los 80 años todos los sujetos con osificación del ligamento cervical longitudinal posterior presentan HAV. Las radiografías dorsales de frente y perfil y la TC permiten distinguir las formaciones cervicales posteriores que pertenecen a la HAV, dato importante para las medidas quirúrgicas a tomar, puesto que basta con la resección de la proliferación ósea compresiva y no es necesaria la osteosíntesis. A nivel dorsal la HAV asentaría con más frecuencia en las estructuras del arco posterior vertebral y los ligamentos amarillos. ESTUDIO RADIOLÓGICO Habitualmente la HAV es un simple hallazgo radiológico. Se inicia por calcificaciones en la cara anterior o anterolateral del cuerpo vertebral. Con los años las calcificaciones se extienden y rebasan el cuerpo vertebral, estableciendo una osificación continua que cubre la cara anterior del cuerpo vertebral y del disco. Las osificaciones predominan en la región dorsal media y baja, siendo más características en las radiografías de perfil. Curiosamente en las regiones dorsal baja y lumbar alta, el proceso predomina en el flanco derecho de la columna vertebral, que se atribuye a la presencia de la aorta. La afección del ligamento longitudinal posterior a nivel cervical puede dominar el cuadro radiológico, puesto que en ella este ligamento es de 3 a 4 veces más grueso que en las regiones dorsal y lumbar. En la región lumbar los puentes son menos frecuentes, pudiendo constituirse grandes formaciones en forma de llama de bujía implan- tadas en la cara anterior del cuerpo vertebral. Lo habitual es que la distribución de las formaciones hiperostósicas no sea uniforme y que se observen zonas en que la osificación suelda dos o más vértebras junto a zonas intactas con espacios discales libres. Las zonas menos afectadas son la columna cervical alta, la dorsal alta y la lumbar baja. En la pelvis se aprecia aumento de densidad de las crestas ilíacas con periostosis irregular de los bordes ilíacos. Los ligamentos iliolumbares y sacroisquiáticos pueden estar osificados, el extremo inferior de las sacroilíacas puede estar unido por un puente óseo; análoga formación puede aparecer en la parte superior de la sínfisis púbica y la membrana del obturador puede estar parcialmente calcificada. En las caderas se observa una osificación acetabular, especialmente una proliferación cotiloidea superoexterna, que se distingue de los osteófitos de la artrosis de cadera por su ancha base de implantación y por su forma grosera, como un pegote que se hubiera adherido a la ceja del acetábulo. Otra forma es la implantación inferior e inter- na. Es importante no establecer el diagnóstico de coxartrosis ante la simple presencia de proliferaciones hiperostósicas enla cadera sin disminución de la interlínea. Antes de proponer una artroplastia de cadera, es obligado solicitar una radiografía dorsal de frente y perfil para descartar la HAV. Las osificaciones periarticulares que aparecen con frecuencia al año siguiente de la artroplastia son independientes de la técnica quirúrgica y producen anquilosis aguda con tendencia al flexum. Pueden prevenirse con la administración de bisfosfonatos o con indometacina. Ninguno de ellos es garantía contra la anquilosis. Son muy frecuentes las calcificaciones en las inserciones tendinosas de ambos trocánteres, en la rótula a nivel de los ángulos anterosuperior y anteroinferior (en oposición al osteófito artrósico que asienta en los ángulos posterosuperior y posteroinferior), en las inserciones del tendón de Aquiles y de la fascia plantar en la cara posterior del calcáneo, causa de talalgia, y en la inserción del tríceps en el olécranon. TRATAMIENTO No existe ningún tratamiento preventivo. La mielopatía y la disfagia son susceptibles de ser tratadas mediante abordaje quirúrgico. Las raquialgias se tratan con reposo, 2 o 3 días en cama en las crisis agudas, ortesis de sostén en el segmento afecto y AINE adaptados a la edad del paciente. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Forestier J, Rotés J. Senile ankylosing hiperostosis of the spine. Ann Rheum Dis 1950;9:3231-330. Mader R, Sarzi-Puttini P, Atzeni F, Olivieri I, Pappone N, Verlaan JJ, et al. Extraspinal manifestations of DISH. Rheumatology 2009;48:1478-81. Resnick D, Saul SR, Robins JM. Diffuse idiopathic skeletal hiperostosis (DISH): Forestier’s disease with extraespinal manifestations. Radiology 1975;115:513-24. Rotés J. Clinical manifestations of DISH. Br J Rheumatol 1996;35:1193-6. https://booksmedicos.org Push Button0:
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