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Seno frontal Narina Cornete Faringe Coana Seno esfenoidal Senos etmoidales Figura 14-2. Anatomía de la nariz y las fosas nasales. En la pared posterior de la faringe hay una acumulación de tejido linfoide, que se conoce como amígdala palatina o adenoides y tiene una función defensiva contra los gérmenes que puedan entrar con la respiración. Cuando se hipertrofia puede dificultar el paso de aire por la nariz. 14.2.4. Laringe El aire que entra por la nariz, y en ocasiones por la boca, se dirige a través de la nasofaringe y la orofaringe hasta la laringofaringe o porción más inferior de la farin- ge. Allí, el aire viaja preferentemente hacia la porción anterior del cuello donde se encuentra la laringe. Estructura. La laringe tiene forma de embudo y co- necta la laringofaringe con la tráquea (Fig. 14.4). Está constituida básicamente por piezas cartilaginosas, pu- diendo diferenciarse hasta nueve cartílagos diferentes. El de mayor tamaño se denomina cartílago tiroides, y pro- truye en la parte anterior del cuello donde es fácilmente palpable (nuez o bocado de Adán). El cartílago cricoides, más caudal, conecta con la tráquea. La epiglotis o cartíla- go superior es móvil y permite cerrar la laringe durante la deglución para evitar el paso de alimentos hacia las vías respiratorias inferiores. Existen además tres pares de car- tílagos más pequeños (aritenoides, cuneiformes y corni- culados) que permiten la inserción de estructuras fibro- musculares imprescindibles para la fonación. Función. La laringe desempeña tres funciones diferen- tes: la conducción de aire, la participación en el sistema de defensa contra los cuerpos extraños y, finalmente la fonación. Como parte del aparato respiratorio, la laringe tiene la función de conducir el aire desde la faringe hasta la tráquea. En cuanto a la función defensiva, la laringe posee una serie de mecanismos que evitan la entrada de cuerpos extraños (p. ej., los alimentos) en las vías respi- ratorias. En primer lugar, la epiglotis evita el paso de alimentos durante la deglución, ya que cierra la puerta de entrada de la laringe. En segundo lugar, la laringe es muy sensible a los cuerpos extraños y se irrita fácilmente, lo que desencadena el reflejo tusígeno, que aumenta la pre- sión de salida del aire en las vías respiratorias, y las limpia de elementos nocivos. Finalmente, si persiste la noxa externa, se puede producir un espasmo irritativo, que reduce el diámetro de la laringe y que en casos extremos puede causar la asfixia del individuo. Fonación. En la laringe se encuentran unas estructuras fibromusculares, denominadas cuerdas vocales, que son la base de la fonación (Fig. 14.5). Estas estructuras, como cintas alargadas, están tendidas en la luz de la laringe y pueden tensarse para que el paso de aire a su través las haga vibrar generando un sonido. Este sonido será poste- riormente modificado por otras estructuras superiores, como la faringe, la boca, la lengua, los dientes o la nariz, produciendo la voz. Por tanto, algunas características de la voz dependerán de las cuerdas vocales, como el tono o el timbre, y otras de las estructuras moduladoras superio- res, como la vocalización o la entonación. El espacio que existe entre las cuerdas vocales se denomina glotis. Si la glotis está más abierta el aire circula más despacio (ruido más bajo), y si reduce su tamaño el aire circula más Parte IV. Intercambio gaseoso y circulación 325
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