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ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL CUERPO HUMANO (344)

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Seno frontal
Narina
Cornete
Faringe
Coana
Seno esfenoidal
Senos etmoidales
Figura 14-2. Anatomía de la nariz y las fosas nasales.
En la pared posterior de la faringe hay una acumulación
de tejido linfoide, que se conoce como amígdala palatina
o adenoides y tiene una función defensiva contra los
gérmenes que puedan entrar con la respiración. Cuando
se hipertrofia puede dificultar el paso de aire por la nariz.
14.2.4. Laringe
El aire que entra por la nariz, y en ocasiones por la
boca, se dirige a través de la nasofaringe y la orofaringe
hasta la laringofaringe o porción más inferior de la farin-
ge. Allí, el aire viaja preferentemente hacia la porción
anterior del cuello donde se encuentra la laringe.
Estructura. La laringe tiene forma de embudo y co-
necta la laringofaringe con la tráquea (Fig. 14.4). Está
constituida básicamente por piezas cartilaginosas, pu-
diendo diferenciarse hasta nueve cartílagos diferentes. El
de mayor tamaño se denomina cartílago tiroides, y pro-
truye en la parte anterior del cuello donde es fácilmente
palpable (nuez o bocado de Adán). El cartílago cricoides,
más caudal, conecta con la tráquea. La epiglotis o cartíla-
go superior es móvil y permite cerrar la laringe durante la
deglución para evitar el paso de alimentos hacia las vías
respiratorias inferiores. Existen además tres pares de car-
tílagos más pequeños (aritenoides, cuneiformes y corni-
culados) que permiten la inserción de estructuras fibro-
musculares imprescindibles para la fonación.
Función. La laringe desempeña tres funciones diferen-
tes: la conducción de aire, la participación en el sistema
de defensa contra los cuerpos extraños y, finalmente la
fonación. Como parte del aparato respiratorio, la laringe
tiene la función de conducir el aire desde la faringe hasta
la tráquea. En cuanto a la función defensiva, la laringe
posee una serie de mecanismos que evitan la entrada de
cuerpos extraños (p. ej., los alimentos) en las vías respi-
ratorias. En primer lugar, la epiglotis evita el paso de
alimentos durante la deglución, ya que cierra la puerta de
entrada de la laringe. En segundo lugar, la laringe es muy
sensible a los cuerpos extraños y se irrita fácilmente, lo
que desencadena el reflejo tusígeno, que aumenta la pre-
sión de salida del aire en las vías respiratorias, y las
limpia de elementos nocivos. Finalmente, si persiste la
noxa externa, se puede producir un espasmo irritativo,
que reduce el diámetro de la laringe y que en casos
extremos puede causar la asfixia del individuo.
Fonación. En la laringe se encuentran unas estructuras
fibromusculares, denominadas cuerdas vocales, que son
la base de la fonación (Fig. 14.5). Estas estructuras, como
cintas alargadas, están tendidas en la luz de la laringe y
pueden tensarse para que el paso de aire a su través las
haga vibrar generando un sonido. Este sonido será poste-
riormente modificado por otras estructuras superiores,
como la faringe, la boca, la lengua, los dientes o la nariz,
produciendo la voz. Por tanto, algunas características de
la voz dependerán de las cuerdas vocales, como el tono o
el timbre, y otras de las estructuras moduladoras superio-
res, como la vocalización o la entonación. El espacio que
existe entre las cuerdas vocales se denomina glotis. Si la
glotis está más abierta el aire circula más despacio (ruido
más bajo), y si reduce su tamaño el aire circula más
Parte IV. Intercambio gaseoso y circulación 325

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