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ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL CUERPO HUMANO (382)

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Ilíaca
Femoral
Safena
interna
Tibial
anterior
Arco plantar
EXT INT
ANT
INT EXT
POS
Poplítea
Safena
externa
Peronea
Tibial
posterior
Figura 15-21. Venas de las extremidades inferiores.
teriolas (con pérdida parcial de la pared muscular) y los
subsiguientes capilares, que vuelven a reunirse para formar
las vénulas y las venas. Los capilares sanguíneos son unas
estructuras de pared extremadamente delgada formados por
células endoteliales aplanadas (Fig. 15-23). Constituyen la
parte final del aparato cardiovascular y en ellos se realiza el
intercambio entre las sustancias que lleva la sangre (oxíge-
no, principios inmediatos) y las células vecinas. La red
capilar es muy extensa, de manera que ninguna célula del
cuerpo se encuentra separada por más de tres o cuatro
células de un capilar. Esto es muy importante para la trans-
ferencia de gases, nutrientes y productos de desecho, ya que
la difusión es un proceso muy lento. Los capilares tienen
una luz de aproximadamente 10 km, el tamaño necesario
para que pasen los eritrocitos ligeramente deformados, y un
grosor de pared de unos 0.3 km. A través de la pared capilar
pueden pasar fácilmente el agua y los iones por unos peque-
ños poros. Otras sustancias necesitan en cambio un meca-
nismo de transporte activo o ser muy liposolubles. Por últi-
mo, hay sustancias, como las proteínas, que no pueden pasar
a través de la pared capilar. La capacidad de difusión varía
entre los territorios capilares de los diferentes órganos, así
como también varían los mecanismos de transporte activo
transmembrana.
15.7.2. Autorregulación de la perfusión tisular
La luz de todos los capilares del territorio sistémico re-
presenta un 14 % del volumen sanguíneo total y sin embar-
go en un momento dado sólo se hallan abiertos entre el 30 y
el 50 % de los capilares. El hecho de que unos capilares
estén abiertos y otros no en un momento dado depende de
un proceso de regulación local. Al principio de los capila-
res hay unos esfínteres compuestos por fibras musculares
de las paredes de las metaarteriolas que responden a estí-
mulos locales y producen vasoconstricción o vasodilata-
ción en la zona proximal del capilar y, por tanto, isquemia
o irrigación, respectivamente, de la zona distal al esfínter
precapilar. El principal estímulo vasodilatador del esfín-
ter precapilar es la presencia de una baja concentración
de oxígeno en el territorio adyacente. Son también estímu-
los vasodilatadores capilares: un ambiente acidótico o una
elevada concentración de CO2. Por el contrario, un am-
biente rico en oxígeno, con un pH normal y una pCO2
baja, produce vasoconstricción del esfínter e isquemia del
territorio capilar. Existe además un sistema de cortocircui-
to del territorio capilar, formado por el canal preferencial
arteriovenoso, de forma que si no se riega un determinado
territorio capilar (porque los esfínteres precapilares están
contraídos), la sangre pasa de largo y su oxígeno puede
aprovecharse para otro territorio vecino con una pO2 más
baja. En la Figura 15-24 se representa de forma esquemáti-
ca un territorio capilar y se señala el canal preferencial y
los esfínteres precapilares.
Este control local del flujo capilar sólo es válido para
los capilares del territorio sistémico. En los capilares de la
circulación pulmonar, los estímulos de apertura y cierre de
los esfínteres precapilares son totalmente opuestos, tal y
como se describirá posteriormente en el apartado corres-
pondiente a la circulación pulmonar.
15.7.3. Dinámica de fluidos entre el espacio
intersticial y la luz capilar
La pared de los capilares es muy delgada y el agua
contenida en la luz vascular puede atravesarla fácilmente.
La sangre llega al territorio capilar con una presión resi-
dual del orden de 25 mm Hg, y en el extremo venoso
capilar las presiones registradas son del orden de 9 mm
Hg. Esta presión de la luz capilar tiende a expulsar el agua
contenida en la sangre hacia fuera del capilar, en un proce-
so denominado filtración, y sólo un equilibrio local de
fuerzas lo impide. En realidad, el equilibrio de presiones
que hace que el agua se mantenga o salga a través de las
paredes de los capilares es el resultado de la suma de
cuatro factores. En primer lugar, la presión hidrostática
de la sangre (los ya citados 25 mm Hg), que tiende a
expulsar el agua fuera del capilar hacia el espacio intersti-
cial. En segundo lugar, la presión hidrostática del espa-
cio intersticial, que en caso de ser positiva haría que el
agua fuera desde el espacio intersticial hacia el capilar. Sin
Parte IV. Intercambio gaseoso y circulación 363

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