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2000 SECCIÓN XVI Endocrinología Tratamiento La hipocalcemia aguda sintomática con valores en sangre de calcio inferiores a 7,5 mg/dL (p. ej., tras una tiroidectomía total) requiere tra- tamiento urgente con calcio intravenoso. La dosis inicial es de 100 mg de Ca elemento (gluconato cálcico en ampollas con 93 mg de Ca elemento/10 mL) diluidos en una infusión de 50-100 mL de dextrosa al 5% y durante 10-20 min. La infusión puede repetirse (100 mg/h), con- trolando la calcemia, hasta que mejore la sintomatología. Se continúa con infusión lenta de Ca de 0,5-1,5 mg/kg de peso y hora, en suero glucosado o salino para evitar el efecto irritante vascular y con moni- torización de la calcemia. Debe recordarse la posible coexistencia de hipomagnesemia, por lo que es aconsejable administrar 100 mEq/24 h de magnesio durante la crisis aguda con control de la función renal. El tratamiento del hipoparatiroidismo crónico requiere la adminis- tración de suplementos de calcio y vitamina D por vía oral. El objetivo del tratamiento es controlar los síntomas y minimizar las complica- ciones. Los objetivos específicos del tratamiento son: mantener los niveles de Ca y P séricos dentro de la normalidad con un producto Ca-P < 55 mg2/dL2, la prevención de la hipercalcemia, la hipocalcemia y la hipercalciuria, y evitar las calcificaciones renales y extraesqueléticas. La dosis inicial de calcio en adultos es de 1-2 g diarios de calcio ele- mental, en dosis divididas. El más utilizado es el carbonato de calcio (el 40% de calcio elemental). Tiene la ventaja de quelar el fósforo, y se absorbe mejor con las comidas a un pH bajo. El citrato cálcico (el 21% de calcio elemental) es preferible en pacientes con aclorhi- dria o toma concomitante de inhibidores de la bomba de protones o anti-H2, y puede tomarse conjuntamente o separado de las comidas. El efecto secundario más frecuente es el estreñimiento y la distensión abdominal. Los suplementos de calcio pueden interferir en la absorción de levotiroxina, que con mucha frecuencia toman los pacientes con hipoparatiroidismo posquirúrgico, por lo que deben tomarse separados. Se debe administrar vitamina D o alguno de sus análogos para mejorar la absorción intestinal de calcio y estimular su reabsorción renal. La PTH es responsable de la conversión del 25(OH)D3 (cal- cidiol) a 1,25(OH)2D3 (calcitriol), que es el metabolito activo, y que es el tratamiento de elección en el hipoparatiroidismo. Se administra en dosis de 0,25-2,0 µg/día. Puede producirse hipercalcemia durante el tratamiento con calcitriol, pero se resuelve más rápido que con otras formas de vitamina D. El α-calcidiol y el dihidrotaquisterol son análogos sintéticos de la vitamina D que se convierten en el hígado en 25(OH)D3. Se aconseja, además, proporcionar suficiente vitamina D para mantener los niveles de 25(OH)D3 superiores a 30 ng/ml, dada la importancia de mantener una adecuada producción de 25(OH)D3 en numerosos tejidos extrarrenales. Puede ser necesario añadir tiazidas en dosis bajas (25 mg de hidro- clorotiazida) para evitar la hipercalciuria y quelantes del fósforo en caso de hiperfosfatemia. La hipomagnesemia debe corregirse. Deben hacerse controles frecuentes de calcio, fósforo y creatinina en la sangre y la orina. En los casos en los que el tratamiento convencional con calcio y análogos de la vitamina D no logra un buen control, puede conside- rarse el tratamiento con hormona paratiroidea humana recombinante (rhPTH). Es preferible la forma intacta (rhPTH 1-84) por su efecto hipercalcemiante más prolongado (dosis de 50-100 µg/día, vía sub- cutánea), ya que permite un adecuado control de los niveles de calcio y una reducción importante de la dosis de calcio y vitamina D. La seguridad a largo plazo aún no se ha establecido. En los síndromes de resistencia a PTH/PTHrP, el tratamiento farmacológico también requiere suplementos de calcio y análogos de la vitamina D, pero se recomienda mantener los niveles de PTH entre 50 y 150 pg/ml, ya que el túbulo renal distal conserva cierta respuesta a la PTH y ayuda a controlar el riesgo de hipercalciuria. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Brandi ML, Bilezikian JP, Shoback D, Bouillon R, Clarke BL, Thakker RV, et al. Management of hypoparathyroidism; summary statement and guidelines. J Clin Endocrinol Metab 2016;101(6):2273-83. Elli FM, Pereda A, Linglart A, Pérez de Nanclares G, Mantovani G. Parathy- roid hormone resistance syndromes-Inactivating PTH/PTHrP signaling disorders (iPPSD). Best Practice & Research Clinical Endocrinology & Metabolism 2018;32:941-54. Gordon RJ, Levine MA. Genetic disorders of parathyroid development and function. Endocrinol Metab Clin N Am 2018;47:809-23. Iglesias SG, Dominguez ML, Herrero EF, Martinez-Pueyo JI, Arroba CM, Diaz- Guerra GM, Hawkins Carranza F. Trabecular bone score and bone mineral density in patients with postsurgical hypoparathyroidism after total thyroi- dectomy for differentiated thyroid carcinoma. Surgery 2019;165(4):814-9. Thiele S, Mantovani G, Barlier A, Boldrin V, Bordogna P, De Sanctis L, et al. From pseudohypoparathyroidism to inactivating PTH/PTHrP signaling disorder (iPPSD), a novel classification proposed by the EuroPHP network. Eur J Endocrinol 2016;175:P1-P17. Enfermedades de las glándulas suprarrenales ENFERMEDADES DE LA CORTEZA SUPRARRENAL Exploración funcional de la corteza suprarrenal La corteza suprarrenal está configurada en tres zonas: la zona glo- merular, que produce aldosterona, y la fascicular y la reticular, que producen cortisol y andrógenos. La secreción de glucocorticoides está regulada fundamentalmente por factores hipotalámicos e hipofisarios (v. cap. 234, Enfermedades del hipotálamo y de la adenohipófisis); su ritmo circadiano y su estimulación en situaciones de estrés son elemen- tos clave en su exploración funcional. La producción de aldosterona está controlada principalmente por el sistema renina-angiotensina y la concentración extracelular de potasio. Pruebas de función glucocorticoide Determinaciones basales Hormona corticotropa La hormona corticotropa (ACTH) es un péptido que se degrada rápidamente, y su determinación requiere condiciones estrictas de obtención y procesamiento de las muestras. Los actuales métodos inmunorradiométricos (IRMA) son precisos, específicos y sensibles. La secreción de ACTH presenta ritmo circadiano: los valores obtenidos por la mañana (aproximadamente 10-60 pg/mL) son más altos que los de la tarde. La determinación de ACTH es muy útil, en relación con concentraciones simultáneas de cortisol, para diagnosticar la insuficien- cia suprarrenal y establecer su etiología. En el síndrome de Cushing, un valor de ACTH no inhibido (igual o superior a 15 pg/ml) en situación de hipercorticismo sugiere fuertemente un origen hipofisario, y un valor inhibido señala un origen suprarrenal; asimismo, es útil como marcador de tumores que producen ACTH ectópica. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V I CAPÍTULO 239 Enfermedades de las glándulas suprarrenales © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2001 Hormona hipotalámica estimulante de la secreción de hormona corticotropa Es indetectable en el plasma, excepto en los raros casos de síndrome de Cushing por producción ectópica de hormona hipotalámica estimulan- te de la secreción de hormona corticotropa (CRH). Su determinación no está generalizada. Cortisol El cortisol puede medirse en el plasma, la orina y la saliva mediante métodos inmunométricos y fluorimétricos. Los anticuerpos utilizados tienen cierto grado de reacción cruzada con otros glucocorticoides naturales y sintéticos (prednisona, prednisolona y metilprednisolona),además de con otros esteroides, como diversos progestágenos. Para resolver estas interferencias, el método de referencia es la cromatografía de gases-espectrometría de masas (CG-EM). El cortisol plasmático total es el parámetro fundamental para la evaluación de la función suprarrenal. Su concentración normal por la mañana es de 10-25 µg/ dL, y por la noche suele ser inferior a 5 µg/dL. Las variaciones en la globulina transportadora de cortisol (CBG, cortisol binding globulin) pueden modificar sus concentraciones. La CBG aumenta en el emba- razo, los tratamientos estrogénicos y el hipertiroidismo, y disminuye en algunas alteraciones congénitas y en el hipotiroidismo. Las concen- traciones plasmáticas de cortisol se elevan en situaciones de estrés, con el ejercicio, las enfermedades agudas, los traumatismos, la cirugía, la inanición, la anorexia nerviosa, la ansiedad, la depresión, el alcoholismo, la abstinencia del alcohol y otras drogodependencias, las enfermedades crónicas hepáticas y renales, y, por supuesto, el síndrome de Cushing. La determinación de cortisol libre en la orina de 24 h (cortisol no fijado a la CBG, filtrado y excretado en la orina) valora la producción global diaria; es una prueba sencilla y útil como método de cribado del hipercorticismo. En cambio, no es útil en el diagnóstico de la hipofunción suprarrenal, ya que el límite inferior de la normalidad resulta poco discriminador. Su valor normal mediante inmunoanálisis es inferior a 100 µg/24 h, mientras que por CG-EM es 13-64 µg/24 h. La medición del cortisol en la saliva tiene numerosas ventajas: valora sólo su fracción libre y permite obtener muestras repetidas a diversas horas y en distintos días, lo que facilita el estudio del ritmo circadia- no y la detección de la hipersecreción cíclica. Sus valores normales a medianoche, de particular interés para evaluar la posible pérdida del nadir fisiológico nocturno, deben ser inferiores a 1,6 ng/mL. Otros glucocorticoides La determinación en el plasma de algunos precursores esteroideos, como la pregnenolona, la 17-α-hidroxiprogesterona, el 11-desoxicor- tisol, la 11-desoxicorticosterona (DOCA) y la corticosterona, permite identificar defectos enzimáticos de la biosíntesis glucocorticoide (p. ej., en casos de hiperplasia suprarrenal congénita). La concentración de DHEA-S, indicativa de la producción suprarrenal de andrógenos, dis- minuye con la edad, puede estar normal o elevada en la enfermedad de Cushing, muy disminuida en el adenoma suprarrenal y muy elevada en el carcinoma. Pruebas de inhibición Se utilizan para diagnosticar estados de hipersecreción de glucocorti- coides, en los que la inhibición fisiológica del hipotálamo y la hipófisis por el cortisol circulante está alterada. Normalmente, la administración de dexametasona, un glucocorticoide sin interferencias analíticas, frena la secreción de ACTH, con disminución del cortisol en el plasma y la orina. En el hipercorticismo, esta inhibición está ausente, o bien sólo se logra con dosis muy altas. Se han establecido dos modalida- des de inhibición: con dosis bajas de dexametasona, para demostrar el hipercorticismo autónomo, o elevadas, para identificar su origen causal. En el cuadro 239-1 se exponen sus indicaciones y criterios de valoración. Los estados que alteran la absorción de dexametasona o los fármacos que aumentan su aclaramiento (fenitoína, rifampicina) pueden interferir en la exploración al disminuir la dosis efectiva real. Pruebas de inhibición débil con dexametasona En sujetos sanos, una dosis nocturna única de 1 mg frena la secreción de cortisol. Junto con la determinación del cortisol libre en la orina, es la exploración inicial ante una sospecha de hipercorticismo. Si bien su especificidad es baja, en la mayoría de los casos el uso de ambas exploraciones evita estudios más complejos y costosos. La prueba de inhibición débil prolongada permite establecer el diagnóstico de hipercorticismo con especificidad y sensibilidad cercanas al 100%. La secreción de cortisol se inhibe en más del 97% de los individuos normales, pero no en pacientes con hipercorticismo. Pruebas de inhibición fuerte con dexametasona En la enfermedad de Cushing hipofisaria se observa frenación de la ACTH y el cortisol (las células tumorales hipofisarias suelen conservar la retroalimentación [feed-back] negativa, aunque con un umbral más elevado), ausente en el síndrome de Cushing por tumores suprarrenales y en la mayoría de los tumores con producción ectópica de ACTH. Pruebas de estimulación Valoran la integridad funcional del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal tras diversos estímulos, para el estudio de insuficiencia suprarrenal y el diagnóstico diferencial del hipercorticismo. Prueba de hipoglucemia insulínica La hipoglucemia inducida por la inyección de insulina i.v. produce un estímulo de estrés controlado y reproducible. La elevación del cortisol plasmático a más de 20 µg/dL indica la integridad de todo el eje funcional. Esta prueba, aceptada como la mejor predictora de reserva suprarrenal, tiene, sin embargo, un uso limitado, ya que requiere una estricta supervisión médica y está contraindicada en niños, en sujetos de más de 70 años y en pacientes con epilepsia o con enfermedad vas- cular coronaria o cerebral. Permite el estudio simultáneo de la reserva secretora de somatropina (GH). • CUADRO 239-1 Prueba de inhibición con dosis nocturna única de 1 mg Método. Administración de 1 mg de dexametasona p.o. a las 23:00 y determinación del cortisol plasmático a las 8:00 del día siguiente Indicaciones. Sospecha de hipercorticismo (prueba de cribado) Valoración. Inhibición normal: cortisol plasmático < 1,8 µg/dL (50 nmol/L) Prueba de inhibición débil con 2 mg de dexametasona Método. Administración de 0,5 mg de dexametasona p.o. cada 6 h (2 mg/día) durante 2 días (30 µg/kg/día en niños). Determinación de ACTH y cortisol plasmático basales y después de la última dosis, a las 8:00 Indicaciones. Sospecha de hipercorticismo (prueba de confirmación) Valoración. Inhibición normal: cortisol plasmático < 1,8 µg/dL (50 nmol/L) Falsos resultados. Alteraciones en la absorción o el metabolismo de la dexametasona. Patrón de sueño alterado. Pacientes críticos, obesos, gestantes, o en tratamiento con estrógenos o progestágenos Prueba de inhibición fuerte con 8 mg de dexametasona Método. Se han definido dos esquemas de realización de la prueba Administración de 2 mg de dexametasona p.o. cada 6 h (8 mg/día) durante 2 días en adultos (120 µg/kg/día en niños). Determinación de ACTH y cortisol plasmáticos basales y después de la última dosis, a las 8:00 Administración nocturna única de 8 mg de dexametasona a las 23:00. Determinación de ACTH y cortisol plasmático basales y a las 8:00 de la mañana siguiente Indicaciones. Diagnóstico diferencial etiológico del síndrome de Cushing Valoración. Reducción del cortisol plasmático de más del 50% del valor basal: enfermedad de Cushing ACTH: hormona corticotropa; p.o.: por vía oral. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2002 SECCIÓN XVI Endocrinología Prueba de estimulación con hormona corticotropa Es la prueba más empleada cuando se sospecha hipocorticismo y en el diagnóstico de la hiperplasia suprarrenal congénita. Tras la adminis- tración de 250 µg de tetracosactida (un análogo sintético de la ACTH) i.v. se obtienen muestras de sangre antes y a los 30 y 60 min. Se considera normal una respuesta de cortisol plasmático superior a 18 µg/ dL. Valores inferiores a 15 µg/dL sugieren insuficiencia suprarrenal. Se discute si el uso de dosis bajas (1-5 µg), más fisiológicas, daría mayor especificidad a la prueba sin restarle sensibilidad. Para el diagnóstico de hiperplasiasuprarrenal congénita se valoran las respuestas de diversos precursores, como 17-α-hidroxipregnenolona, 17-α-hidroxiproges- terona y 11-desoxicortisol. Prueba combinada de inhibición con dexametasona y estimulación con hormona hipotalámica estimulante de la secreción de hormona corticotropa Puede ser útil en el diagnóstico diferencial del síndrome de Cush- ing ACTH dependiente hipofisario y el seudo-Cushing (pacientes con hipercortisolismo funcional secundario a otra patología, como depresión mayor, alcoholismo, obesidad, estrés extremo, deportistas profesionales, anorexia). Otras pruebas de estimulación Ocasionalmente se emplea la estimulación con glucagón, metopirona o desmopresina, de utilidad limitada. La estimulación con hormona hipotalámica estimulante de la secreción de ACTH (CRH) sólo se emplea en el curso del cateterismo de senos petrosos inferiores para el diagnóstico diferencial del síndrome de Cushing dependiente de ACTH. Pruebas de función mineralocorticoide Mediciones de las concentraciones plasmáticas basales y cociente aldosterona/renina Todos los estudios basales deben realizarse en condiciones de dieta normosódica y concentración plasmática normal de potasio, y tras 60 min en decúbito supino. Aldosterona Su concentración plasmática basal se determina por inmunoanálisis, tras suprimir los diuréticos durante 2-3 semanas y los antagonistas de la aldosterona (espironolactona, eplerenona) durante 6 semanas. Las concentraciones normales son inferiores a 15-30 ng/dL. También es posible valorar la concentración de aldosterona en la orina de 24 h. Precursores de la aldosterona La medición simultánea de aldosterona y sus precursores, 18-hidroxi- corticosterona y DOCA, puede ser útil en el diagnóstico del hiperaldos- teronismo por tumores secretores de estos esteroides con actividad mineralocorticoide (con aldosterona normal o baja) y en el de algunas formas de hiperplasia suprarrenal congénita. Renina plasmática Puede determinarse su actividad enzimática o su concentración, siem- pre simultáneamente con aldosterona, para el diagnóstico del hiperal- dosteronismo primario, del hipoaldosteronismo y de ciertas formas de hipertensión arterial (HTA). La actividad de renina plasmática [ARP], o capacidad de generar angiotensina I a partir del sustrato angiotensinógeno, se expresa en ng/mL y hora; sus valores normales son de 1,4 ± 0,9 ng/mL por hora. La metodología es laboriosa, com- pleja, y con un coste elevado, por lo que se ha desarrollado la deter- minación inmunométrica de la concentración plasmática de renina (CPR), más sencilla y reproducible. Su valor normal en decúbito es 2,8-39,9 micro-UI/mL. Cociente aldosterona/renina Se utiliza el cociente entre aldosterona (ng/dL) y renina (ARP expresada en ng/mL por hora o bien CPR en micro-UI/ml) para la detección o el cribado de hiperaldosteronismo primario. Este diagnóstico es probable cuando el cociente es superior a 30 (para la ARP) o bien 3,7 (para la CPR), y prácticamente seguro cuando resulta superior a 40 o 4,9, respectivamente, siempre que la aldosterona sea mayor de 15 ng/dL. Pruebas de inhibición La aplicación de estímulos que en condiciones normales inhiben la secreción de aldosterona es útil para confirmar el hiperaldosteronismo primario. Prueba de sobrecarga salina por vía intravenosa Se valora la concentración de aldosterona antes y después de la per- fusión de 2 L de suero salino isotónico en 4 h. En la mayoría de los pacientes con hiperaldosteronismo primario, la aldosterona persiste elevada, superior a 10 ng/dL, mientras que en sujetos normales cae por debajo de 5 ng/dL. Puede inducir insuficiencia cardíaca o agravar la HTA preexistente. Su uso está muy extendido como estudio de confirmación de hiperaldosteronismo primario. Prueba de sobrecarga salina por vía oral Se valora la concentración de aldosterona urinaria después de 3 días de sobrecarga oral de 2-3 g NaCl al día, más suplementación de K. La eliminación urinaria de aldosterona > 12 µg/24 h es sugestiva de hiperaldosteronismo primario. Prueba de inhibición con dexametasona Se determina la aldosterona basal y tras 2 mg de dexametasona; su inhibición indica la existencia de un hiperaldosteronismo suprimible por glucocorticoides. Otras pruebas de inhibición Su utilidad es muy limitada. La prueba de inhibición con captopril es sencilla y segura, pero presenta baja especificidad. La inhibición con fludrocortisona requiere suplementos de potasio y monitorización, ya que puede desencadenar cambios electrocardiográficos e insuficiencia ventricular izquierda. Pruebas de estimulación Pueden ser útiles en el diagnóstico de hipoaldosteronismo, aunque en general este puede establecerse mediante las concentraciones basales de aldosterona junto con ARP o CPR. Prueba de la administración de furosemida y ortostatismo En el hipoaldosteronismo primario, el doble estímulo de furosemida (40 mg) y deambulación eleva la renina, pero no la aldosterona. En el hiperaldosteronismo, la respuesta al ortostatismo se ha empleado para diferenciar los adenomas (en los que está abolida) de las hiperplasias, si bien su utilidad es baja. En el hiperaldosteronismo secundario, ninguno de los dos parámetros se eleva. Otras pruebas de estimulación Otras pruebas de estimulación poco utilizadas son la prueba de ACTH, para el diagnóstico de hipoaldosteronismo, y la perfusión i.v. de angiotensina II, que identifica las formas idiopáticas infrecuentes de hiperaldosteronismo que responden a la angiotensina II con una elevación exagerada de la aldosterona. Exploración morfológica de la corteza suprarrenal La ecografía abdominal tiene muchas limitaciones en el caso de lesiones suprarrenales de pequeño tamaño o de incremento de tejido adiposo visceral. Por ello, ha sido ampliamente superada por la TC y la RM. La TC informa sobre el tamaño y la estructura de las lesiones (aspecto homogéneo, heterogéneo, con calcificaciones o hemorragia) y permite detectar nódulos de sólo 5 mm de diámetro. La densidad, medida en unidades Hounsfield (UH), es útil en el diagnóstico diferencial, ya que los adenomas tienen un elevado contenido en lípidos y una densidad baja (< 10 o incluso < 0 UH), mientras que otros tumores (carcinoma suprarrenal, feocromocitoma, metástasis) suelen tener densidades superiores a 20 UH. La RM tiene una utilidad similar a la Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V I CAPÍTULO 239 Enfermedades de las glándulas suprarrenales © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2003 de la TC; permite una buena caracterización de las lesiones, ya que en la secuencia potenciada en T2 los adenomas suelen ser hipointensos; los carcinomas, moderadamente hiperintensos, y los feocromocitomas, muy hiperintensos. La gammagrafía con 131I-metilnorcolesterol o 75Se-metilnorcoles- terol, captado por las lesiones corticales secretoras, tiene escasa utilidad en la diferenciación de lesiones uni- o bilaterales. La PET con [18F]- fluoro-2-desoxi-D-glucosa (18F-FDG) puede ser positiva en tumores benignos de la corteza suprarrenal, pero su importancia reside en la identificación y el estudio de la extensión de carcinomas suprarrenales, de tumores de estirpe cromafín (feocromocitomas y paragangliomas) y de metástasis suprarrenales de otras neoplasias. Alteraciones de la función glucocorticoide Hipofunción glucocorticoide La secreción insuficiente de cortisol puede ser primaria o secundaria. La afectación primaria de ambas glándulas suprarrenales, o enfermedad de Addison, por procesos inflamatorios, metastásicos, vasculares o dege- nerativos, produce también déficit mineralocorticoide. Su incidencia es baja, de alrededorde 0,4-0,6/100.000. En la forma secundaria, la secreción inapropiada de ACTH (insuficiencia suprarrenal secundaria) o de CRH (terciaria) conduce a la atrofia cortical. La inhibición supra- rrenal debida a tratamientos crónicos con glucocorticoides es una causa frecuente de secreción insuficiente. Insuficiencia suprarrenal crónica primaria Concepto Los procesos que afectan a la corteza suprarrenal suelen ser progresivos. El aumento de la ACTH consigue inicialmente mantener una secreción suficiente de cortisol, que disminuye por debajo de la normalidad cuando se destruye el 90% del tejido corticosuprarrenal. De forma análoga, el aumento compensador de renina y angiotensina II mantiene inicialmente la secreción de aldosterona. Etiología Múltiples procesos (cuadro 239-2) locales o sistémicos pueden producir insuficiencia suprarrenal primaria. Los más frecuentes son la supra- rrenalitis atrófica autoinmunitaria (el 70%-90% de los casos en nuestro entorno) y la tuberculosis suprarrenal (el 10%-20% de los casos). La suprarrenalitis atrófica es un proceso autoinmunitario que conduce a la destrucción de la corteza glandular con conservación de la médula. Dos tercios de los pacientes presentan anticuerpos frente a antígenos corticales identificados como enzimas de la esteroidogénesis (21-hidroxilasa, 17-hidroxilasa). Es excepcional su hallazgo en la insu- ficiencia suprarrenal no autoinmunitaria, pero pueden detectarse en individuos aparentemente sanos, y pueden preceder en muchos años al desarrollo de la enfermedad. En un 60% de los casos, la suprarrenalitis atrófica no es un proceso aislado, sino que se presenta en el contexto de un síndrome pluriglandular autoinmunitario (v. cap. 244, Síndromes pluriglandulares de naturaleza autoinmunitaria). La inmunoterapia del cáncer con inhibidores de los puntos de control o checkpoints puede desencadenar suprarrenalitis e insuficiencia suprarrenal. La tuberculosis afecta tanto a la corteza como a la médula suprarre- nal por diseminación hematógena. Las glándulas suprarrenales suelen estar aumentadas de tamaño, aunque en los casos de larga evolución su dimensión puede ser normal o reducida. Con menor frecuencia, la insuficiencia suprarrenal primaria es de causa infecciosa no tuber- culosa, vascular, neoplásica (primaria o metastásica), farmacológica y metabólica (v. cuadro 239-2). Dentro de las causas genéticas destacan la hiperplasia suprarrenal congénita y la adrenoleucodistrofia. La hiperplasia suprarrenal congé- nita es un conjunto de enfermedades autosómicas recesivas debidas a mutaciones en los genes de alguna de las enzimas de la esteroidogénesis suprarrenal (la más prevalente afecta a la enzima 21-hidroxilasa); el bloqueo de la síntesis de cortisol determina un aumento de la ACTH, con incremento de los esteroides anteriores al bloqueo. Según qué enzima esté afectada, puede existir también déficit mineralocorticoide. Las formas clásicas o graves son la causa más frecuente de insuficiencia suprarrenal en la infancia; en las niñas puede asociarse a diversos grados de virilización. La adrenoleucodistrofia (o el complejo adrenoleucodis- trofia-adrenomieloneuropatía), enfermedad hereditaria monogénica ligada al cromosoma X, se debe a la pérdida de función del gen ALD que codifica una proteína transportadora (ABCD1) de los ácidos grasos de cadena muy larga (VLCFA) en los peroxisomas. Estos VLCFA se acumulan en la corteza suprarrenal, el sistema nervioso central y otros tejidos. Los fenotipos más comunes son la forma infantil cerebral (adrenoleucodistrofia), la adrenomieloneuropatía en varones entre 20 y 40 años, y la insuficiencia suprarrenal aislada en varones menores de 2 años. Existen formas de insuficiencia suprarrenal por insensibilidad a la ACTH debida a alteraciones de su receptor, así como resistencia a glucocorticoides congénita (por defectos en su receptor) o adquirida. Anatomía patológica En la suprarrenalitis autoinmunitaria se observa atrofia e infiltración linfocitaria de las tres capas de la corteza; la médula está preservada. En la tuberculosis existen nódulos caseosos, fibrosis y calcificaciones • CUADRO 239-2 Suprarrenalitis atrófica autoinmunitaria (el 75% de los casos) Aislada Asociada a síndromes pluriglandulares autoinmunitarios de tipos I y II, y otras asociaciones Infecciones Tuberculosis (el 10%-20% de los casos) Micosis (histoplasmosis, criptococosis) Sífilis Asociadas a HIV/sida (citomegalovirus, sarcoma de Kaposi, etc.) Trastornos vasculares (hemorragia, apoplejía e infarto suprarrenal) Anticoagulantes (heparina, acenocumarol) Coagulopatía por sepsis (meningococo, Pseudomonas aeruginosa, etc.) Síndrome antifosfolipídico (infartos) Tumorales (infiltración bilateral) Metástasis (pulmón, mama, estómago, melanoma, etc.) Linfoma Otros procesos infiltrativos o granulomatosos Sarcoidosis, amiloidosis, hemocromatosis Genéticas Defectos de los peroxisomas Adrenoleucodistrofia/adrenomieloneuropatía Defectos de la esteroidogénesis suprarrenal Hiperplasia suprarrenal congénita (déficit de 21-hidroxilasa, 11-β-hidroxilasa, 17-α-hidroxilasa, 3-β-hidroxiesteroide deshidrogenasa y StAR) Síndrome IMAGe (retraso de crecimiento intrauterino, displasia metafisaria, hipoplasia suprarrenal congénita y anomalías genitales) Alteraciones de la síntesis del colesterol Síndrome de Wolman (xantomatosis hereditaria) Abetalipoproteinemia Resistencia a la ACTH Síndrome de Allgrove o AAA (alacrimia, acalasia, insuficiencia suprarrenal) Deficiencia familiar de glucocorticoides Alteraciones mitocondriales Síndrome de Kearns-Sayre Fármacos Inducen adrenalitis autoinmunitaria: inmunoterapia con inhibidores de los puntos de control o checkpoints (ipilimumab, pembrolizumab, etc.) Interfieren en la síntesis: etomidato, mitotano, aminoglutetimida, ketoconazol, metirapona, suramina Aceleran el metabolismo: fenitoína, barbitúricos, rifampicina, carbamazepina, pioglitazona Antagonizan a nivel del receptor de los glucocorticoides: mifepristona Suprarrenalectomía bilateral ACTH: hormona corticotropa. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2004 SECCIÓN XVI Endocrinología visibles en más del 50% de los casos, con afección cortical y medular. En la amiloidosis y la adrenoleucodistrofia, los depósitos de amiloide o VLCFA, respectivamente, se observan principalmente en las zonas fascicular y reticular. Cuadro clínico Debido a la instauración lenta y gradual de la insuficiencia suprarrenal crónica primaria, el inicio de las manifestaciones clínicas suele ser difícil de precisar. Los pacientes refieren debilidad muscular generalizada, astenia y pérdida de peso. Son habituales las náuseas, vómitos, dolores abdominales y, más raras veces, diarreas; con frecuencia se encuentra hipoclorhidria y enlentecimiento del vaciado gástrico. El ortostatis- mo y la hipotensión arterial debidos a la disminución del tono vas- cular adrenérgico y a las pérdidas urinarias de sodio son frecuentes, con gran apetencia por la sal. Se suele observar hiponatremia (por natriuresis elevada e incremento de vasopresina), hiperpotasemia y deshidratación, con reducción del volumen plasmático y del gasto cardíaco. Las hipoglucemias, más frecuentes en niños, aparecen tras un ayuno prolongado o en presencia de infecciones, fiebre o ingestión de alcohol. Existe aumento de la sensibilidad a la insulina y disminución de la gluconeogénesis y de la producción hepática de glucosa. Los requerimientos de insulina están disminuidos en pacientes diabéticos insulinodependientes. Ocasionalmente aparece hipercalcemia. La hiperpigmentación cutánea y mucosa por acción de la ACTH y otros péptidos derivados de su precursor proopiomelanocortina (POMC) sobre los receptores de melanocortina(fig. 239-1) precede a menudo a las restantes manifestaciones clínicas; es un dato clínico importante para la orientación diagnóstica inicial, si bien suele estar ausente en los cuadros de inicio agudo, como la apoplejía suprarrenal. En la suprarrenalitis atrófica aparece vitíligo en el 10%-20% de los casos, y en el síndrome pluriglandular autoinmunitario de tipo 1 es frecuente la moniliosis crónica. La secreción disminuida de andró- genos suprarrenales da lugar a pérdida de vello axilar y pubiano y a disminución de la libido en las mujeres. En el 25% de los casos existen trastornos menstruales, que pueden reflejar una afección ovárica autoinmunitaria asociada. Pueden existir alteraciones psíquicas, como depresión, apatía y disminución de la memoria. Diagnóstico Cuando la clínica está bien establecida, el diagnóstico es fácil; sin embargo, a menudo no ocurre así, ya que muchos de los síntomas y signos son inespecíficos. La determinación de cortisol y ACTH por la mañana, a las 8:00, permite establecer el diagnóstico en la gran mayoría de los pacientes. Concentraciones de cortisol inferiores a 5 µg/dL y de ACTH superiores a 250 pg/mL confirman el diagnóstico. En pacientes que padecen un estrés importante, un cortisol inferior a 20 µg/dL supone una respuesta inadecuada y hace sospechar una insuficiencia suprarrenal. Las concen- traciones de aldosterona y DHEA-S suelen ser bajas, y las de renina y angiotensina II, elevadas. Si no es posible realizar una determinación fiable de ACTH, o si las concentraciones de cortisol y ACTH no resultan concluyentes, debe realizarse una prueba de estimulación con ACTH para confirmación. La respuesta del cortisol normal excluye el diagnóstico de insuficiencia suprarrenal primaria. En el momento del diagnóstico, el 75% de los pacientes presentan alteraciones electrolíticas (hiponatremia o acidosis hiperpotasémica). La glucemia en ayunas suele estar en el límite bajo de la normalidad, y puede detectarse moderada hipercalcemia y elevación de la TSH. Son frecuentes la eosinofilia, la linfocitosis relativa y la anemia, que puede corresponder a una anemia perniciosa asociada. Una vez realizado el diagnóstico, hay que establecer su etiología. El hallazgo de anticuerpos antisuprarrenales séricos, principalmente anti-21-hidroxilasa, identifica la causa autoinmunitaria, ya que sólo excepcionalmente, y de forma transitoria, se detectan en otros procesos suprarrenales. Casi el 50% de los pacientes presentan anticuerpos frente a otros tejidos endocrinos (tiroperoxidasa, GAD), que indican un síndrome pluriglandular, aunque sea subclínico. En el recién nacido, las formas graves de hiperplasia suprarrenal congénita cursan con cortisol disminuido asociado al incremento de precursores como la 17-α-hidroxiprogesterona. En niños o varones jóvenes con insuficiencia suprarrenal idiopática se debe descartar adre- noleucodistrofia/adrenomieloneuropatía mediante la determinación de VLCFA (C22:0, C24:0, C26:0) en el plasma. Las técnicas de imagen ayudan a establecer el diagnóstico etiológico. En la suprarrenalitis autoinmunitaria, las suprarrenales aparecen dis- minuidas de tamaño, mientras que en la etiología tuberculosa están agrandadas, frecuentemente con calcificaciones. También aparecen aumentadas en caso de lesiones metastásicas, granulomatosas o vas- culares. La punción-biopsia percutánea dirigida con aguja fina, posible cuando el tamaño está incrementado, permite la identificación citoló- gica de estas lesiones y también el estudio microbiológico. Diagnóstico diferencial Debe plantearse respecto a procesos que presenten hiperpigmentación o trastornos electrolíticos, como las enfermedades renales crónicas, que cursan con astenia, anorexia, hiperpigmentación cetrina e hiper- potasemia, pero que se distinguen por la HTA y la retención ureica, o la hemocromatosis, que produce una pigmentación de tinte grisáceo. Pronóstico Si no se instaura el tratamiento sustitutivo, el déficit crónico de gluco- corticoides conduce a la muerte, que suele sobrevenir por algún proceso intercurrente que desencadena insuficiencia suprarrenal aguda. Excep- cionalmente se ha descrito la recuperación funcional en algún caso de etiología tuberculosa tras tratamiento tuberculostático. También se han comunicado algunos casos de remisión de formas subclínicas autoinmunes, coincidiendo con la desaparición de los anticuerpos antisuprarrenales positivos. Tratamiento Se recomienda el tratamiento sustitutivo con hidrocortisona (denomi- nación del cortisol cuando se emplea como fármaco), aunque también pueden utilizarse preparados sintéticos (prednisona, prednisolona), en ambos casos por vía oral. La dosis diaria de hidrocortisona (en adultos, 15-30 mg/24 h) se fracciona generalmente en tres tomas, por ejemplo, 10 mg al despertarse, 5 mg al mediodía y otros 5 mg por la tarde, antes de las comidas para asegurar su adecuada biodisponibilidad. Estas dosis deben individualizarse, sobre todo en sujetos con elevada superficie corporal, que requerirán dosis superiores. No se dispone de paráme- tros analíticos útiles para el ajuste preciso de las dosis, que se deberá basar fundamentalmente en la valoración del bienestar y la ausencia de síntomas. Los nuevos preparados de hidrocortisona con liberación dual (rápida/prolongada), que reproducen mejor el ritmo circadiano de cortisol, son prometedores, si bien su uso aún no está generalizado. La sobredosificación crónica puede tener un efecto nocivo sobre la masa ósea, el metabolismo de los hidratos de carbono, la incidencia de HTA o la distribución del tejido adiposo, e incrementar el riesgo cardiovascular de estos pacientes. La actividad mineralocorticoide de la hidrocortisona resulta insuficiente en los casos de destrucción glandular extensa, que además requieren fludrocortisona en dosis variables entre 0,05 y 0,2 mg/día, ajustada según la respuesta clínica, el ionograma, la renina y la presión arterial. Algunos fármacos pueden interferir en Hiperpigmentación de las manos (surcos de la palma, pliegues, nudillos) de un paciente con enfermedad de Addison. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V I CAPÍTULO 239 Enfermedades de las glándulas suprarrenales © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2005 el tratamiento por inducción enzimática que acelera el metabolismo hepático (barbitúricos, fenilhidantoínas, rifampicina), por aumento de la CBG y disminución de las concentraciones de cortisol libre (estrógenos), por incremento de su metabolización (tiroxina) o por estimulación de la eliminación renal de potasio (anfotericina). Si existe un hipotiroidismo concomitante, la sustitución con tiroxina deberá iniciarse siempre después de instaurar el tratamiento de la insuficien- cia suprarrenal, para evitar la aparición de insuficiencia suprarrenal aguda. En caso de estrés o de infecciones moderadas deben duplicarse o triplicarse las dosis durante unos días. Cuando la ingesta oral o la absorción están alteradas (náuseas, diarreas), es necesario administrar el tratamiento por vía parenteral. En infecciones graves, intervenciones quirúrgicas o traumatismos importantes, el tratamiento es igual al de la insuficiencia suprarrenal aguda, con 50 mg/6-8 h de hidrocortisona i.v. Es aconsejable que los pacientes lleven una placa o tarjeta identificativa que indique el diagnóstico y el tratamiento (disponible en: http://www. seen.es/publico/enfermedades/inicio.aspx), y también que dispongan de un glucocorticoide inyectable para su empleo en caso de necesidad. En cuanto al tratamiento sustitutivo androgénico con DHEA o testosterona, postulado especialmente en las mujeres por susposibles efectos favorables sobre el estado anímico, la fatiga, la libido y la calidad de vida, las evidencias son aún poco concluyentes. Siempre se debe valorar si el proceso causal de la insuficiencia suprarrenal (tuberculosis, micosis profundas, neoplasias, etc.) requiere tratamientos específicos. Insuficiencia suprarrenal secundaria Se produce por un déficit en la secreción de ACTH, generalmente en el contexto de panhipopituitarismo (tumores, granulomas, lesiones vasculares, apoplejía hipofisaria, cirugía o radioterapia de la región sellar); se ha descrito también el déficit aislado de ACTH. Las manifes- taciones clínicas y su instauración lenta e insidiosa son similares a las de la forma primaria. Las diferencias fundamentales son la ausencia de hiperpigmentación, ya que la ACTH no está incrementada, y que la función mineralocorticoide está preservada (no existe hiperpotasemia ni una hipotensión tan marcada). Puede, sin embargo, existir hipona- tremia por exceso de secreción o acción de la vasopresina. En la mayoría de los casos coexisten manifestaciones de hipopituitarismo; si existe déficit asociado de GH, hay más tendencia a la hipoglucemia. El diagnóstico se basa en el hallazgo de cortisol bajo asociado a concentraciones de ACTH bajas o inadecuadamente normales. Sin embargo, estas determinaciones no siempre son concluyentes, espe- cialmente si el déficit es parcial. En estos casos, el diagnóstico requiere la práctica de una prueba de estimulación con ACTH. Cuando esta prueba no sea concluyente y se requiera una absoluta certeza en el diag- nóstico, o en pacientes con una agresión hipofisaria (cirugía, apoplejía) reciente, puede ser útil la prueba de la hipoglucemia insulínica, o, si está contraindicada, una estimulación mediante glucagón, metopirona, vasopresina o CRH sintética. Se deben valorar las restantes hormonas adenohipofisarias, a menudo afectadas, la función neurohipofisaria, y completar el estudio etiológico mediante RM de la región selar y restantes exploraciones indicadas en el hipopituitarismo (v. cap. 234, Enfermedades del hipotálamo y de la adenohipófisis, y cap. 235, Enfer- medades de la neurohipófisis). Los pacientes con insuficiencia suprarrenal secundaria requieren tratamiento con glucocorticoides y, sólo en muy raros casos, con mineralocorticoides. Es habitual que también requieran sustitución de otros déficits hormonales hipofisarios. La inhibición de la función suprarrenal por administración crónica de dosis altas de glucocorticoides produce, además del síndrome de Cushing yatrógeno, una insuficiencia suprarrenal funcional cuando se interrumpe bruscamente esta administración o cuando la dosis resulta insuficiente para una situación intercurrente de estrés. Es la causa más frecuente de insuficiencia suprarrenal. En general, el cuadro se resuelve tras la reducción progresiva y lenta de los corticoides hasta llegar a su interrupción, si bien el tiempo requerido para ello es difícil de predecir y ocasionalmente no se logra la recuperación funcional. Los hallazgos analíticos dependen del tipo de glucocorticoide administrado (que pue- de tener o no reacción cruzada con los sistemas de medición de cortisol) y del tiempo desde la interrupción. La ACTH se mantiene suprimida hasta la recuperación del eje hipotálamo-hipofisario. Clínicamente, los síntomas y signos de insuficiencia suprarrenal se asocian a los de hipercorticismo, hecho que a menudo dificulta su identificación. Insuficiencia suprarrenal por resistencia a los glucocorticoides Diversas alteraciones, congénitas y adquiridas, en el receptor de glu- cocorticoides o en las vías de señalización posreceptor producen una disminución de la sensibilidad tisular al cortisol. Esta resistencia es necesariamente parcial, ya que la forma completa es incompatible con la vida. En algunas familias se han identificado mutaciones en el gen del receptor, que disminuyen su afinidad por el cortisol o reducen la capacidad del complejo receptor-cortisol de unirse al DNA nuclear. Las manifestaciones clínicas son muy variables y dependen del grado de resistencia. Las concentraciones plasmáticas de ACTH y cortisol aumentan, mantienen su ritmo circadiano y en muchos casos llegan a compensar la resistencia. El incremento de ACTH conduce a un incremento en la síntesis de andrógenos y mineralocorticoides, que pueden producir HTA, hirsutismo y pubertad precoz, entre otras manifestaciones. La resistencia adquirida a glucocorticoides se ha des- crito en pacientes con sida y también, en menor grado, en individuos HIV seropositivos; el cortisol y la ACTH en estos casos también están aumentados, pero con cierta frecuencia no compensan la hiposensibili- dad y aparecen síntomas de insuficiencia suprarrenal. La etiopatogenia de esta resistencia no está completamente aclarada. En cualquier caso, siempre que existan síntomas de insuficiencia suprarrenal (espontánea o en situaciones de estrés), los pacientes deben recibir tratamiento sus- titutivo con glucocorticoides. Insuficiencia suprarrenal aguda La insuficiencia suprarrenal aguda o crisis adisoniana es una situación de urgencia grave que requiere un tratamiento rápido y enérgico. Puede desarrollarse en: a) pacientes con insuficiencia suprarrenal primaria, secundaria o terciaria conocida, que interrumpen el tratamiento sus- titutivo o no lo incrementan adecuadamente ante una complicación intercurrente; b) pacientes portadores de una insuficiencia suprarrenal crónica no conocida que desarrollan un proceso intercurrente; c) indi- viduos previamente sanos en los que se produce una destrucción hemo- rrágica, masiva y rápida (apoplejía suprarrenal) de ambas glándulas suprarrenales debida a sepsis, coagulopatías o traumatismos, así como también en casos de suprarrenalectomía bilateral, o bien unilateral de un tumor secretor de cortisol, en los que no se instaure el tratamiento sustitutivo correspondiente, y d) interrupción brusca de un tratamiento glu- cocorticoide crónico. La característica clínica más llamativa es la hipotensión arterial debida a la depleción de volumen plasmático y al déficit de minera- locorticoides; por este motivo es más frecuente en la forma primaria. El choque hipovolémico grave responde poco a la sustitución de líquidos e incluso a las drogas vasoactivas. Se produce postración y anorexia intensa, náuseas y vómitos que agravan la disminución del volumen plasmático, dolores abdominales que pueden sugerir un cua- dro de abdomen agudo, hipoglucemia y fiebre, generalmente de causa infecciosa. Los antecedentes de pérdida de peso, debilidad progresiva, anorexia y vómitos, y la presencia de hiperpigmentación de la piel y las mucosas pueden sugerir el diagnóstico. Esta hiperpigmentación falta en las formas secundarias y terciarias, y también en los casos primarios de instauración reciente o rápida. También pueden existir antecedentes de tratamiento con glucocorticoides y su interrupción brusca, de cirugía o irradiación hipofisaria, o de cefalalgia intensa acompañada de alteraciones visuales de aparición brusca sugestivas de una apoplejía hipofisaria. Dada la gravedad del cuadro, el tratamiento no debe demorarse en espera de los resultados hormonales. El hallazgo de hiponatremia con hiperpotasemia supone una sólida sospecha diagnóstica. En caso de sospecha de apoplejía hipofisaria se practicará una RM o una TC craneal. Asimismo, se obtendrán muestras para realizar hemocultivos y urinocultivo y, si es posible, antes de iniciar el tratamiento hor- monal se efectuará una extracción de sangre para la determinación posterior de cortisol y ACTH. Una concentración de cortisol inferior a 18 µg/dL prácticamente establece el diagnóstico en situación de choque. El tratamiento consiste en reponer las pérdidas de líquidos y sal mediante suero salino isotónico en ritmo de perfusión rápido, Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2006 SECCIÓN XVI Endocrinología con monitorización de la presión venosa central, además de aporte de glucosa i.v. Se administrarán glucocorticoides solubles (hidrocortiso- na) i.v. en dosis de 100 mg iniciales en bolo seguidos de 50 mg/6 h. Si el paciente responde en 24 h, se reduce la hidratación parenteral, se inicia la ingestión oral de líquidos y se disminuye gradualmente la dosis de cortisol i.v. hasta alcanzar, al cabo de 3-5 días, la dosis sustitutiva de cortisol por vía oral. Si es necesario administrar flu- drocortisona (en las formas primarias), se añadirá cuando la dosis diaria de cortisol sea inferior a 50 mg/24 h. Una vez que el paciente se ha recuperado, se indican las dosis de mantenimiento, descritas previamente. Siempre que sea posible se instaurará el tratamiento de la causa desencadenante. Respuesta suprarrenal insuficiente en el enfermo en situación crítica En el curso de cuadros de sepsis y otras situaciones críticas, la res- puesta suprarrenal normal puede ser insuficiente, con el consiguiente incremento de morbimortalidad. Esta insuficiencia suprarrenal en ausencia de lesiones estructurales evidentes se ha denominado funcional o relativa, y es difícil de diagnosticar mediante analítica, si bien se ha relacionado con una concentración plasmática de cortisol basal inferior a 18 µg/dL, o bien un incremento menor de 9 µg/dL tras la administración de 250 µg de ACTH sintética. La administración de dosis fisiológicas de glucocorticoides podría mejorar la evolución de estos pacientes, si bien se trata de un tema controvertido, y se deben valorar los casos de forma individualizada. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Araujo M, Curras M, de Miguel Novoa P, Gracia P, Alvarez C, Hanzu FA. SEEN guidelines for the management and prevention of acute adrenal insufficiency. Endocrinol Diabetes Nutr 2019 Apr 16. pii: S2530-0164(19)30034-5. Barthel A, Benker G, Berens K, Diederich S, Manfras B, Gruber M, et al. An Update on Addison’s Disease. Exp Clin Endocrinol Diabetes 2019;127(2- 03):165-75. Mesotten D, Vanhorebeek I, Van den Berghe G. The altered adrenal axis and treatment with glucocorticoids during critical illness. Nat Clin Pract Endo- crinol Metab 2008;4:496-505. Moser HW, Mahmood A, Raymond GV. X-linked adrenoleukodystrophy. Nat Clin Pract Neurol 2007;3:140-51. Wierman ME, Arlt W, Basson R, Davis SR, Miller KK, Murad MH, et al. Androgen therapy in women: a reappraisal: an endocrine society clinical practice guideline. J Clin Endocrinol Metab 2014;99:3489-510. Hiperfunción glucocorticoide. Síndrome de Cushing Concepto El síndrome de Cushing se produce como consecuencia de la exposición excesiva y prolongada a la acción de las hormonas glucocorticoides. En las formas endógenas puede coexistir un aumento de la secreción de mineralocorticoides, andrógenos o estrógenos. El síndrome de Cushing exógeno o yatrógeno se debe a la administración de dosis suprafisiológicas de glucocorticoides o, excepcionalmente, de ACTH. Etiopatogenia y clasificación El hipercorticismo endógeno (tabla 239-1) puede deberse a un exceso de producción de ACTH (el 80%-85% de los casos) o a una hiperfun- ción suprarrenal no dependiente de la ACTH. La causa más frecuente (70%) dependiente de ACTH en el adulto es la enfermedad de Cush- ing, debida a la hipersecreción crónica de ACTH hipofisaria que origina una hiperplasia suprarrenal bilateral, generalmente difusa, con secreción excesiva de cortisol y también de andrógenos suprarrenales y 11-DOCA. Suele aparecer entre los 20 y los 40 años, y es más frecuente en las mujeres (3-8:1). En algo más del 90% de los casos se trata de microadenomas hipofisarios. En algunos tumores con crecimiento agresivo se han observado mutaciones somáticas del gen del receptor de glucocorticoides que podrían explicar su menor inhibición por el cortisol y su mayor tendencia al crecimiento. También se han identi- ficado mutaciones en el gen de la POMC y en el de la deubiquitinasa USP8. Es infrecuente que formen parte del síndrome de neoplasia endocrina múltiple (MEN) de tipo 1. El síndrome de Cushing por ACTH ectópica, producida por tumores no hipofisarios, representa alrededor del 15% de los casos del síndrome en varones adultos. Una amplia variedad de tumores puede producir ACTH biológicamente activa capaz de originarlo (tabla 239-2). En el 50% de los casos se trata de carcinomas pulmonares de células pequeñas; dada la elevada incidencia de estos tumores, la prevalencia de síndrome de Cushing asociado podría ser muy superior TABLA 239-2 Tumor Frecuencia aproximada (%) Carcinoma de pulmón (tumores de células pequeñas) 50 Tumores de páncreas (tumores insulares, carcinoma de células pequeñas y carcinoide) 10 Carcinoide bronquial y de otras localizaciones 10 Timoma 5 Carcinoma medular de tiroides 5 Feocromocitomas, neuroblastomas, paragangliomas 3 Otros 15 ACTH: hormona corticotropa. TABLA 239-1 Etiología Frecuencia (%) Síndrome de Cushing dependiente de la ACTH Enfermedad de Cushing hipofisaria 70 Enfermedad de Cushing asociada con el síndrome de MEN1 Rara Síndrome de Cushing por ACTH ectópica 10-15 Síndrome de Cushing por CRH ectópica Rara Síndrome de Cushing no dependiente de la ACTH Tumores suprarrenales: adenomas y carcinomas 15 Hiperplasia suprarrenal micronodular pigmentada (incluye tríada de Carney) < 2 Hiperplasia suprarrenal macronodular (incluye síndrome de McCune-Albright, MEN1 y estimulación por receptores aberrantes) < 2 Síndrome de Cushing exógeno* Administración de dosis suprafisiológicas de glucocorticoides o ACTH Seudo-Cushing o hipercorticismo en ausencia de síndrome de Cushing Alcoholismo Depresión mayor Obesidad Diabetes mellitus mal controlada Ejercicio extenuante *Causa más frecuente. ACTH: hormona corticotropa; CRH: hormona hipotalámica estimulante de la secreción de ACTH; MEN1: neoplasia endocrina múltiple de tipo 1. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2006 SECCIÓN XVI Endocrinología con monitorización de la presión venosa central, además de aporte de glucosa i.v. Se administrarán glucocorticoides solubles (hidrocortiso- na) i.v. en dosis de 100 mg iniciales en bolo seguidos de 50 mg/6 h. Si el paciente responde en 24 h, se reduce la hidratación parenteral, se inicia la ingestión oral de líquidos y se disminuye gradualmente la dosis de cortisol i.v. hasta alcanzar, al cabo de 3-5 días, la dosis sustitutiva de cortisol por vía oral. Si es necesario administrar flu- drocortisona (en las formas primarias), se añadirá cuando la dosis diaria de cortisol sea inferior a 50 mg/24 h. Una vez que el paciente se ha recuperado, se indican las dosis de mantenimiento, descritas previamente. Siempre que sea posible se instaurará el tratamiento de la causa desencadenante. Respuesta suprarrenal insuficiente en el enfermo en situación crítica En el curso de cuadros de sepsis y otras situaciones críticas, la res- puesta suprarrenal normal puede ser insuficiente, con el consiguiente incremento de morbimortalidad. Esta insuficiencia suprarrenal en ausencia de lesiones estructurales evidentes se ha denominado funcional o relativa, y es difícil de diagnosticar mediante analítica, si bien se ha relacionado con una concentración plasmática de cortisol basal inferior a 18 µg/dL, o bien un incremento menor de 9 µg/dL tras la administración de 250 µg de ACTH sintética. La administración de dosis fisiológicas de glucocorticoides podría mejorar la evolución de estos pacientes, si bien se trata de un tema controvertido, y se deben valorar loscasos de forma individualizada. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Araujo M, Curras M, de Miguel Novoa P, Gracia P, Alvarez C, Hanzu FA. SEEN guidelines for the management and prevention of acute adrenal insufficiency. Endocrinol Diabetes Nutr 2019 Apr 16. pii: S2530-0164(19)30034-5. Barthel A, Benker G, Berens K, Diederich S, Manfras B, Gruber M, et al. An Update on Addison’s Disease. Exp Clin Endocrinol Diabetes 2019;127(2- 03):165-75. Mesotten D, Vanhorebeek I, Van den Berghe G. The altered adrenal axis and treatment with glucocorticoids during critical illness. Nat Clin Pract Endo- crinol Metab 2008;4:496-505. Moser HW, Mahmood A, Raymond GV. X-linked adrenoleukodystrophy. Nat Clin Pract Neurol 2007;3:140-51. Wierman ME, Arlt W, Basson R, Davis SR, Miller KK, Murad MH, et al. Androgen therapy in women: a reappraisal: an endocrine society clinical practice guideline. J Clin Endocrinol Metab 2014;99:3489-510. Hiperfunción glucocorticoide. Síndrome de Cushing Concepto El síndrome de Cushing se produce como consecuencia de la exposición excesiva y prolongada a la acción de las hormonas glucocorticoides. En las formas endógenas puede coexistir un aumento de la secreción de mineralocorticoides, andrógenos o estrógenos. El síndrome de Cushing exógeno o yatrógeno se debe a la administración de dosis suprafisiológicas de glucocorticoides o, excepcionalmente, de ACTH. Etiopatogenia y clasificación El hipercorticismo endógeno (tabla 239-1) puede deberse a un exceso de producción de ACTH (el 80%-85% de los casos) o a una hiperfun- ción suprarrenal no dependiente de la ACTH. La causa más frecuente (70%) dependiente de ACTH en el adulto es la enfermedad de Cush- ing, debida a la hipersecreción crónica de ACTH hipofisaria que origina una hiperplasia suprarrenal bilateral, generalmente difusa, con secreción excesiva de cortisol y también de andrógenos suprarrenales y 11-DOCA. Suele aparecer entre los 20 y los 40 años, y es más frecuente en las mujeres (3-8:1). En algo más del 90% de los casos se trata de microadenomas hipofisarios. En algunos tumores con crecimiento agresivo se han observado mutaciones somáticas del gen del receptor de glucocorticoides que podrían explicar su menor inhibición por el cortisol y su mayor tendencia al crecimiento. También se han identi- ficado mutaciones en el gen de la POMC y en el de la deubiquitinasa USP8. Es infrecuente que formen parte del síndrome de neoplasia endocrina múltiple (MEN) de tipo 1. El síndrome de Cushing por ACTH ectópica, producida por tumores no hipofisarios, representa alrededor del 15% de los casos del síndrome en varones adultos. Una amplia variedad de tumores puede producir ACTH biológicamente activa capaz de originarlo (tabla 239-2). En el 50% de los casos se trata de carcinomas pulmonares de células pequeñas; dada la elevada incidencia de estos tumores, la prevalencia de síndrome de Cushing asociado podría ser muy superior TABLA 239-2 Tumor Frecuencia aproximada (%) Carcinoma de pulmón (tumores de células pequeñas) 50 Tumores de páncreas (tumores insulares, carcinoma de células pequeñas y carcinoide) 10 Carcinoide bronquial y de otras localizaciones 10 Timoma 5 Carcinoma medular de tiroides 5 Feocromocitomas, neuroblastomas, paragangliomas 3 Otros 15 ACTH: hormona corticotropa. TABLA 239-1 Etiología Frecuencia (%) Síndrome de Cushing dependiente de la ACTH Enfermedad de Cushing hipofisaria 70 Enfermedad de Cushing asociada con el síndrome de MEN1 Rara Síndrome de Cushing por ACTH ectópica 10-15 Síndrome de Cushing por CRH ectópica Rara Síndrome de Cushing no dependiente de la ACTH Tumores suprarrenales: adenomas y carcinomas 15 Hiperplasia suprarrenal micronodular pigmentada (incluye tríada de Carney) < 2 Hiperplasia suprarrenal macronodular (incluye síndrome de McCune-Albright, MEN1 y estimulación por receptores aberrantes) < 2 Síndrome de Cushing exógeno* Administración de dosis suprafisiológicas de glucocorticoides o ACTH Seudo-Cushing o hipercorticismo en ausencia de síndrome de Cushing Alcoholismo Depresión mayor Obesidad Diabetes mellitus mal controlada Ejercicio extenuante *Causa más frecuente. ACTH: hormona corticotropa; CRH: hormona hipotalámica estimulante de la secreción de ACTH; MEN1: neoplasia endocrina múltiple de tipo 1. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V I CAPÍTULO 239 Enfermedades de las glándulas suprarrenales © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2007 a la referida. El síndrome de Cushing por secreción ectópica de CRH es excepcional. El síndrome de Cushing suprarrenal no dependiente de la ACTH se debe a tumores de la corteza suprarrenal y a formas infrecuentes de hiperplasia o displasia nodular. Representa el 65% de los hipercorti- cismos endógenos en los niños y el 10%-15% en los adultos. En la infancia a menudo se debe a carcinoma, mientras que en la edad adulta, los adenomas son tres veces más frecuentes. El 95% de los carcinomas suprarrenales son funcionantes, con producción de cortisol (50%), andrógenos (30%), estradiol (12%) o mineralocorticoides (raros). La hiperplasia o displasia suprarrenal micronodular pigmentada primaria es una forma de síndrome de Cushing ACTH independiente de aparición esporádica o familiar, ya sea aislada o como parte de un síndrome tumoral multisistémico, el complejo de Carney. Este síndro- me, de herencia autosómica dominante, cursa con tumores multicén- tricos y bilaterales en diversos órganos (mixomas cardíacos mamarios, cutáneos, tumores de células de Sertoli, tumores hipofisarios secretores de GH, schwannomas, bocio) y lesiones cutáneas pigmentadas. Se han identificado hasta la fecha varios genes (PRKAR1A, PDE11A, PDE8B y MYH8) involucrados en la enfermedad. La hiperplasia macronodular bilateral representa otra causa infrecuente, a menudo esporádica, de síndrome de Cushing ACTH independiente, más prevalente en los varones. Las glándulas supra- rrenales presentan una marcada hiperplasia y múltiples macronódulos (> 5-10 mm) no pigmentados, como consecuencia de la presencia de receptores suprarrenales aberrantes que responden al estímulo de diversos péptidos (interleucina-1, polipéptido inhibidor gástrico o GIP, vasopresina, agentes β-adrenérgicos, serotonina, hormona luteinizante, gonadotropina coriónica, serotonina o leptina) para los que en condi- ciones normales carecen de receptores. En otros casos, la hiperplasia macronodular puede tener un origen genético, como en el síndrome de McCune-Albright (por mutación en el gen GNAS1 que codifica la subunidad α de la proteína G), en el MEN1 o por mutaciones en el gen (MC2R) del receptor de ACTH. El síndrome de Cushing yatrógeno por administración de dosis suprafisiológicas de glucocorticoides (o excepcionalmente de ACTH) es la causa más frecuente de hipercorticismo. La administración de glucocorticoides produce atrofia suprarrenal bilateral. Los pacientes presentan manifestaciones de hipercorticismo y una insuficiencia suprarrenal que se pone de manifiesto si se interrumpe de forma brusca la administración de dichos fármacos (v. anteriormente Hipofunción glucocorticoide). Existen ciertas situaciones clínicas de hipercorticismo en ausencia de síndrome de Cushing. Algunas de ellas (alcoholismo, trastornos depresivos o psiquiátricos, obesidad, diabetes mellitus mal controlada o embarazo) pueden presentar ciertas semejanzas clínicas con el síndrome de Cushing, por lo que clásicamente se conocen como sín- drome de seudo-Cushing. En el caso del alcoholismo, por ejemplo, pueden existir alteraciones bioquímicas sugestivas, como aumento del cortisol plasmático y del cortisol libre urinario, pérdidadel ritmo circadiano e insuficiente inhibición con dosis débiles de dexametasona. El incremento de cortisol circulante podría deberse a una alteración en su metabolismo hepático causada por una disminución en la actividad de la 11-β-hidroxiesteroide deshidrogenasa. Existen otras situaciones de hipercorticismo en ausencia de síndrome de Cushing (estrés físico importante, anorexia nerviosa y desnutrición, deportistas de élite o amenorrea hipotalámica) sin semejanza clínica con el síndrome de Cushing. La resistencia primaria parcial a los glucocorticoides es una enfermedad familiar debida a una mutación del gen del receptor de glucocorticoides (v. anteriormente Hipofunción glucocorticoide) que se presenta con un incremento de cortisol y de ACTH circulantes que no ocasiona clínica. Anatomía patológica En la mayoría de los casos de enfermedad de Cushing existe un microa- denoma hipofisario que suele ser basófilo, con diferentes grados de inmunorreactividad para ACTH y otros péptidos derivados de la POMC; los carcinomas son excepcionales. El microscopio electró- nico muestra la presencia de gránulos de 200-700 nm de diámetro y microfilamentos perinucleares característicos de 70 nm de diámetro. Algunos tumores pueden secretar otras hormonas además de ACTH (subunidad α, prolactina, GH). En ciertos casos pueden observarse cambios hialinos en las células corticotropas no tumorales (células de Crooke), probablemente debidos al efecto supresor del cortisol plasmático. En la enfermedad de Cushing y en los síndromes de producción ectópica de ACTH se encuentra una hiperplasia suprarrenal bilateral difusa, y entre el 8% y el 40% de los pacientes, hiperplasia microno- dular o macronodular, cuya gravedad depende del tiempo de evolu- ción y de la intensidad del exceso de ACTH. Las formas nodulares se pueden encontrar también en las formas de síndrome Cushing no dependiente de ACTH esporádicas o genéticas. En la micronodular, el peso glandular es normal o ligeramente elevado. Los nódulos miden 1-5 mm de diámetro, con células grandes, de citoplasma eosinofílico o claro y gránulos de pigmento (lipofuscina) que pueden oscurecerse por melanización (neuromelanina). En la hiperplasia macronodular, las glándulas son grandes (en ocasiones hasta 500 mg), con nódulos no pigmentados de unos 10 mm de diámetro separados por un estroma glandular hipertrófico. Los adenomas suprarrenales están compuestos por células claras y otras con escaso contenido lipídico que recuerdan a las de la zona reticular normal. De manera esporádica se observan adenomas de color marrón oscuro o negro («adenomas negros») debido a su contenido de pigmento. La distinción entre adenoma y carcinoma bien diferenciado es difícil. Como criterios de malignidad se aceptan la invasión vascular, la presencia de mitosis atípicas, de menos de un 25% de células claras y de necrosis, además de un índice de proliferación Ki-67 elevado. Si bien los carcinomas suelen ser más grandes, el tamaño no constituye un criterio de malignidad. Los adenomas suprarrenales, especialmente los asociados con hiperandrogenismo, pueden ser grandes; hay, por tanto, un gran solapamiento entre tumores benignos y malignos. Cuadro clínico Las manifestaciones clínicas suelen aparecer progresivamente. La obe- sidad o la acumulación central de tejido adiposo constituyen el signo más frecuente (tabla 239-3), con afectación del tronco, el abdomen, la cara, el cuello (cuello de búfalo) y las fosas supraclaviculares. Es mucho más intensa en los niños que en los adultos. La facies aparece redondeada (facies de luna llena) y rubicunda (fig. 239-2). A menu- do existe debilidad muscular por miopatía esteroide proximal de las extremidades e incluso de los músculos glúteos. En los pacientes con síndrome de Cushing por ACTH ectópica, la miopatía puede llegar a ser muy intensa. TABLA 239-3 Síntomas y signos Frecuencia (%) Obesidad centrípeta 79-97 Cara de luna llena 50-94 Miopatía (debilidad muscular) 24-90 Cambios en la piel (fragilidad, estrías, plétora, acné) 51-84 Trastornos menstruales 55-80 Hirsutismo 50-82 Hipertensión arterial 74-87 Trastornos psíquicos 31-86 Resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa o diabetes 39-90 Osteoporosis 40-50 Litiasis renal 15-19 Aterosclerosis 27-31 Alteraciones de coagulación y hemostasia 54 Tromboembolismo venoso 20 Riesgo de infecciones > 50 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2008 SECCIÓN XVI Endocrinología Se pueden observar estrías cutáneas de color rojo violáceo, sobre todo en el abdomen, las caderas, las mamas y la cara interna de los brazos, las axilas y los muslos. Son más frecuentes e intensas en los pacientes jóvenes. La piel es fina, frágil y atrófica por pérdida de tejido graso subcutáneo; las equimosis y los hematomas aparecen espontáneamente o tras traumatismos mínimos. Las heridas cicatrizan lentamente, y se pueden observar áreas de acantosis nigricans. En los casos que cursan con secreción aumentada de ACTH existe aumento de pigmentación cutánea similar al descrito en la enfermedad de Addison, que suele ser más intensa en los pacientes con producción ectópica. Son frecuentes la oligomenorrea o la amenorrea y, si existe hiperan- drogenismo, pueden observarse seborrea, acné, hirsutismo y signos de virilización en casos graves. La HTA moderada, con renina baja y con presiones diastólicas superiores a 95-100 mm Hg, es bastante habitual. Probablemente está relacionada con una expansión del volumen extracelular por retención de sodio. Se observan edemas, sobre todo si coexiste incremento de mineralocorticoides. Se asocian trastornos de coagulación y alteración de la respuesta inmune. A menudo hay intolerancia a la glucosa, hipe- rinsulinismo, resistencia a la insulina y diabetes mellitus, lo que, unido a la HTA, la obesidad y a una situación proaterotrombótica, condiciona una mortalidad cardiovascular que dobla a la de la población general. Muchos pacientes presentan trastornos psíquicos: depresión, labilidad emocional, irritabilidad, ansiedad, accesos de pánico e incluso cuadros paranoicos. No es raro el insomnio, relacionado con la elevación noc- turna del cortisol. La osteoporosis es común y puede ser muy intensa, con aplastamientos vertebrales y fracturas costales o de otra localización (fig. 239-3). La absorción intestinal del calcio está disminuida, y existe hipercalciuria que propicia la formación de cálculos urinarios. La inmunodepresión favorece las infecciones. Se han descrito casos de exoftalmos bilateral y aumento de la presión intraocular con glaucoma. El síndrome de ACTH ectópico por enfermedad neoplásica se caracteriza por hiperpigmentación, riesgo trombótico elevado, edemas, hipopotasemia, alteración del metabolismo glucídico y estado hiperca- tabólico. El carcinoma suprarrenal puede presentar dolor abdominal o síndrome de compresión local debido al tumor, además de la clínica por hipersecreción de esteroides. En los niños hay retraso del crecimiento y de la maduración ósea. Además de su acción catabólica, los glucocorticoides disminuyen la secreción de GH y su respuesta a diversos estímulos, alterando el tono somatostatinérgico. Existen formas cíclicas de síndrome de Cushing, con importantes variaciones de la actividad secretora de glucocorticoides a lo largo del tiempo. Mayoritariamente se trata de tumores hipofisarios secretores Cara de luna llena, rubicundez facial, hirsutismo y giba dorsal en pacientes afectadas de síndrome de Cushing. Imágenes de frente (A) y perfil (B). Densitometría ósea (DMO) de la columna lumbar L1-L4 en una paciente afectada de enfermedad de Cushing. Recuperación de masa ósea desde su diagnóstico a los 25 años (masa ósea1,070 g/cm2) hasta la actualidad, tras 3 años de curación del hipercorticismo (1,165 g/cm2). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V I CAPÍTULO 239 Enfermedades de las glándulas suprarrenales © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2009 de ACTH y muy raramente de pacientes con síndrome de Cushing por ACTH ectópico. Diagnóstico Diagnóstico del hipercorticismo Los enfermos afectos de síndrome de Cushing producen cantidades excesivas de cortisol durante períodos prolongados, aunque no siempre continuos. Por esta razón, las determinaciones aisladas de ACTH y cortisol tienen escaso valor, ya que pueden ser normales; la pérdida de ritmo circadiano, constante en el síndrome de Cushing, es un fenóme- no muy precoz, cuya objetivación contribuye a realizar el diagnóstico. Una vez descartada la causa exógena, el hipercorticismo endógeno se demuestra por el hallazgo de: a) un aumento de la excreción de cortisol libre en la orina, superior a 100 µg/24 h; b) un valor de cortisol plasmático a las 8:00 igual o superior a 1,8-2 µg/dL tras la administración oral de 1 mg de dexametasona a las 23:00 o des- pués de la prueba de inhibición débil con 2 mg de dexametasona durante 2 días, y c) valores de cortisol en saliva a las 0:00 superiores a 1,6 ng/mL. Habitualmente es necesario realizar dos de las tres pruebas de cribado y dos o tres determinaciones de cortisol en la orina y la saliva. El diagnóstico se confirma si al menos existen dos resultados inequívocamente anormales. Si los resultados de estas pruebas son normales, se puede descartar el síndrome de Cushing, a menos que sea muy leve y/o cíclico. El cortisol libre en la orina superior a tres veces el límite superior del rango normal se considera un resultado positivo irrefutable, mien- tras que valores inferiores hacen incierto el diagnóstico y requieren la realización de otras pruebas. La determinación de cortisol en la orina mediante cromatografía líquida y/o espectrometría de masas incre- menta significativamente la especificidad de esta prueba. La prueba de inhibición con 1 mg de dexametasona y, en mucho menor grado, la de inhibición débil puede dar resultados falsamente positivos, sobre todo en grandes obesos, alcohólicos, depresivos y pacientes tratados con fármacos que aceleran el metabolismo de la dexametasona. La determinación de cortisol libre salival a medianoche es una prueba muy fiable, que demuestra la pérdida de ritmo circadiano. Tiene además la ventaja de no requerir ingreso hospitalario y permite reali- zar varias determinaciones en diferentes días. En los pacientes con seudo-Cushing, en los que las pruebas mencionadas pueden sugerir hipercorticismo, el diagnóstico diferencial puede hacerse mediante la administración de CRH tras dexametasona (se produce inhibición de la secreción de cortisol a diferencia de lo que ocurre en pacientes con síndrome de Cushing). En los casos poco frecuentes de resis- tencia a los glucocorticoides, el diagnóstico es complejo: el ritmo circadiano es normal, aunque con valores altos, así como la respuesta de cortisol a la hipoglucemia insulínica; sin embargo, la inhibición por dexametasona puede ser difícil de interpretar, con normalización, generalmente en dosis más elevadas que las habituales, de los valores de ACTH, cortisol y andrógenos. En los casos de Cushing cíclico o con variación diurna de los síntomas se pueden emplear pruebas de estimulación de los receptores aberrantes suprarrenales mediante ingesta, ortostatismo, octreotida o vasopresina, o la determinación de cortisol en el cabello. Diagnóstico etiológico Una vez confirmado el diagnóstico de hipercorticismo, hay que esta- blecer su causa. Es preciso distinguir entre las formas de hipercorticis- mo dependiente y las no dependientes de ACTH. La determinación de ACTH (preferiblemente en 2-3 días diferen- tes) por un método sensible y específico (IRMA), junto con la de cor- tisol plasmático, proporciona información muy útil. En los síndromes de Cushing por tumores suprarrenales productores de cortisol, y en las hiperplasias micro- o macronodulares primarias, las concentraciones de ACTH son indetectables o muy bajas (< 5 pg/mL). En cuanto a la diferenciación de la secreción ectópica de ACTH de la de los adenomas hipofisarios, las concentraciones de ACTH pueden ser normales o elevadas en ambos casos (en general, > 15-20 pg/mL), pero suelen ser más altas en la producción ectópica. Los tumores productores de ACTH ectópica pueden secretar fragmentos de precursores de ACTH biológicamente activos que son detectados sólo por RIA. Asimismo, las determinaciones por IRMA pueden proporcionar en estas situaciones valores falsamente bajos. Se han descrito situaciones excepcionales de adenomas suprarrenales secretores de ACTH. La prueba de estimulación con CRH está indicada cuando las concentraciones de ACTH no son concluyentes (5-20 pg/mL). Su especificidad aumenta en la prueba combinada con la inhibición por dexametasona. También puede resultar útil la prueba de inhibición con dosis elevadas de dexametasona. En pacientes con síndrome de Cushing por ACTH ectópica de causa oculta debido a tumores neuroendocrinos de bajo grado, en los que el hipercorticismo puede preceder en muchos meses, e incluso en años, al diagnóstico de la neoplasia, las pruebas de laboratorio pueden dar resultados no concluyentes. Exploraciones complementarias La RM craneal es el método de elección para la identificación de ade- nomas hipofisarios secretores de ACTH. La administración combinada de contraste magnético (gadolinio) permite identificar tumores de 3-4 mm de diámetro. Dada la frecuencia de adenomas hipofisarios no secretores de pequeño tamaño, clínicamente silentes (incidentalomas), la presencia de una lesión no asegura el origen hipofisario del proceso. En ausencia de una imagen clara de adenoma (hasta en un 30%), se recomienda practicar una cateterización selectiva simultánea y bilateral de los senos petrosos inferiores en situación de hipercorticismo activo. En esta exploración se mide la ACTH basal y a los 3, 5 y 10 min tras la administración de 100 µg de CRH i.v., en muestras obtenidas en ambos senos petrosos inferiores y en una vena periférica (tabla 239-4). Si el gradiente entre las concentraciones de ACTH en los senos petrosos y en la sangre periférica es superior o igual a 2 en las muestras basales o superior o igual a 3 tras CRH, se acepta que la ACTH es de origen hipofisario. Esta prueba tiene una sensibilidad y una especificidad del 95% y el 93%, respectivamente. La TC (primera elección) y la RM de las suprarrenales son el paso siguiente tras el diagnóstico de síndrome de Cushing ACTH indepen- diente (fig. 239-4). Los carcinomas suelen ser de mayor tamaño que los adenomas en el momento del diagnóstico (fig. 239-5), y pueden presentar necrosis, hemorragia o calcificación, además de una mayor atenuación (en general, > 20 UH) en la TC. La demostración de TABLA 239-4 * Origen de ACTH Hipofisario Ectópico ACTH tras CRF (pg/L) 0 min 3 min 5 min 10 min 0 min 3 min 5 min 10 min Seno petroso izquierdo 106 297 368 399 97 101 99 86 Seno petroso derecho 115 387 551 410 99 97 102 79 Vena periférica 54 76 89 104 103 101 96 99 *Determinación simultánea de ACTH en la vena periférica y en ambos senos petrosos inferiores tras la inyección de 100 µg de CRF i.v. La ACTH de origen hipofisario muestra un gradiente ≥ 2:1 entre los senos petrosos y la periferia en situación basal, y un gradiente máximo ≥ 5:1 tras administrar CRF. El ACTH de origen ectópico no muestra gradiente entre los senos petrosos y la periferia. ACTH: hormona corticotropa; CRF: factor hipotalámico
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