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Infecciones causadas por bacterias anaerobias no esporuladas

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2150 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas
ETIOLOGÍA
Las bacterias anaerobias forman parte predominante de la microbiota 
normal de la orofaringe, el tubo digestivo, la vagina e incluso la piel, e 
intervienen en funciones beneficiosas como la prevención de la coloni-
zación por microorganismos patógenos, la digestión de los alimentos o 
la estimulación del sistema inmunitario. La mayoría de las infecciones 
que producen son polimicrobianas y se localizan en la proximidad de 
sus respectivos hábitats naturales, aunque también pueden ocasionar 
enfermedad por diseminación hematógena. Las bacterias anaerobias no 
esporuladas que se relacionan con mayor frecuencia con infecciones en 
los seres humanos pertenecen a los géneros Bacteroides, Fusobacterium, 
Porphyromonas, Prevotella y Peptostreptococcus. Estas bacterias no poseen 
por sí mismas casi capacidad patógena, por lo que actúan como agentes 
de infección oportunista endógena. En este capítulo no se refieren las 
infecciones por especies del género Clostridium (bacterias anaerobias 
esporuladas) ni por Actinomyces spp. (v. caps. 261, Infecciones causadas 
por clostridios, y 262, Infecciones causadas por Actinomyces y Nocardia).
CLASIFICACIÓN
Los progresos en los métodos de identificación microbiana han aca-
rreado grandes cambios en la taxonomía y la nomenclatura de las 
bacterias anaerobias. Sobre la base de las técnicas genéticas se han des-
crito nuevos géneros y especies, y se han reclasificado otras ya existentes, 
cuyo hábitat se describe en la tabla 260-1. El microbioma humano está 
Infecciones causadas 
por bacterias anaerobias 
no esporuladas
TABLA 260-1 *
Boca y 
faringe
Cocos grampositivos
Parvimonas (P. micra)
Peptostreptococcus: P. anaerobius, P. stomatis
Finegoldia (F. magna)
Anaerococcus, Atopobium
Cocos gramnegativos
Veillonella, Megasphaera, Anaeroglobus (A. geminatus)
Bacilos grampositivos
Eubacterium y especies relacionadas, Atopobium, 
Olsenella, Bifidobacterium, Actinomyces, Lactobacillus, 
Cutibacterium, Pseudopropionibacterium 
(P. propionicum), Slackia, Scardovia, Parascardovia 
(P. denticolens), Alloscardovia, Filifactor, Mogibacterium, 
Pseudoramibacter (P. alactolyticus), Bulleidia 
(B. extructa), Solobacterium (S. moorei)
Bacilos gramnegativos
Prevotella
Pigmentadas: P. melaninogenica, P. intermedia, P. denticola
No pigmentadas: P. oris, P. buccae, P. oralis
Porphyromonas
Pigmentadas: P. endodontalis, P. gingivalis
No pigmentadas: P. catoniae
Fusobacterium: F. nucleatum, F. necrophorum
Bacteroides no grupo fragilis, Tannerella (T. forsythia), 
Leptotrichia, Selenomonas
Tubo 
digestivo
Cocos grampositivos
Peptostreptococcus, Blautia, Murdochiella 
(M. asaccharolytica), Finegoldia, Anaerococcus, 
Peptococcus, Parvimonas, Coprococcus, 
Ruminococcus
Cocos gramnegativos
Veillonella, Acidaminococcus, Megasphaera
Bacilos grampositivos
Bifidobacterium, Eggerthella, Eubacterium, 
Bifidobacterium, Lactobacillus, Cutibacterium, 
Pseudopropionibacterium, Catabacter (C. hongkongensis)
Bacilos gramnegativos
Bacteroides: B. fragilis, B. thetaiotaomicron, 
B. ovatus, B. vulgatus, B. uniformis
Parabacteroides: P. distasonis, P. merdae
Porphyromonas: P. asaccharolytica, P. uenonis, P. gingivalis
Fusobacterium: F. nucleatum, F. mortiferum, F. varium
Bilophila, Alistipes, Dialister, Leptotrichia, Desulfovibrio, 
Selenomonas, Sneathia (S. sanguinegens)
Aparato 
genital
Cocos grampositivos
Peptococcus, Peptostreptococcus, Murdochiella, 
Parvimonas, Finegoldia, Anaerococcus, Peptoniphilus
Cocos gramnegativos
Veillonella, Acidaminococcus, Megasphaera
Bacilos grampositivos
Lactobacillus, Atopobium, Mobiluncus, Bifidobacterium, 
Eubacterium, Cutibacterium, Alloscardovia, Olegusella 
(O. massiliensis), Collinsella
Bacilos gramnegativos
Prevotella: P. bivia, P. disiens
Porphyromonas: P. asaccharolytica, P. uenonis
Fusobacterium, Bacteroides grupo fragilis, Leptotrichia, 
Sneathia
Piel Cocos grampositivos
Finegoldia, Peptoniphilus, Peptococcus, Anaerococcus, 
Peptostreptococcus, Blautia
Bacilos grampositivos
Cutibacterium: C. acnes, C. avidum
Propionibacterium (P. namnetense)
*Entre paréntesis se señalan las especies únicas dentro del género.
Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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CAPÍTULO 260 Infecciones causadas por bacterias anaerobias no esporuladas
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compuesto, principalmente, por bacterias de hábitat anaerobio, por 
lo que la mayoría de las especies recientemente descritas en estudios 
de metagenómica no se relacionan con infección y no se incluyen en 
este capítulo.
Entre los cocos grampositivos anaerobios destacan por su importan-
cia Peptostreptococcus, Peptococcus niger, Finegoldia magna, Parvimonas 
micra, Anaerococcus y Peptoniphilus. También pertenecen a este grupo 
Atopobium, Blautia, Coprococcus, Ruminococcus y Murdochiella.
Los cocos gramnegativos anaerobios de interés clínico pertenecen 
sobre todo al género Veillonella y rara vez causan infección. Otros 
géneros descritos son Acidaminococcus, Anaeroglobus, Megasphaera y 
Negativicoccus.
Los bacilos gramnegativos anaerobios que se aíslan con mayor 
frecuencia como causantes de infección pertenecen fundamentalmente 
a cinco géneros: Bacteroides, Parabacteroides, Prevotella, Porphyromonas 
y Fusobacterium. El género Bacteroides comprende más de 90 especies 
y subespecies que se encuentran en el intestino, particularmente en 
el colon. El grupo Bacteroides fragilis incluye las especies B. fragilis, 
B. thetaiotaomicron, B. ovatus, B. uniformis y B. vulgatus, entre otros. 
Dentro de las especies del género Parabacteroides destaca P. distasonis. 
El género Prevotella está compuesto por especies pigmentadas y no 
pigmentadas, como P. melaninogenica, P. intermedia, P. denticola, 
P. bivia y P. disiens. El género Porphyromonas incluye 17 especies, 7 
de las cuales son de origen humano: P. asaccharolytica, P. endodontalis, 
P. gingivalis, P. catoniae, P. bennonis, P. somerae y P. uenonis. Dentro 
del género Fusobacterium cabe destacar F. nucleatum y F. necrophorum. 
Otros géneros actualmente descritos son Bilophila, Sneathia, Sutterella, 
Alistipes, Leptotrichia, Dialister, Desulfovibrio, Tannerella y Selenomonas. 
Algunas especies de Fusobacterium, Bilophila y Sutterella se han asociado 
con enfermedad inflamatoria intestinal o cáncer de colon.
Entre los bacilos grampositivos no esporulados, destacan los 
géneros Cutibacterium, Propionibacterium, Pseudopropionibacterium y 
Lactobacillus, además de otras especies que carecen prácticamente de 
capacidad patogénica como Bifidobacterium, Scardovia, Parascardovia, 
Alloscardovia y Eubacterium. Otros géneros descritos son Eggerthella, 
Atopobium, Olsenella, Collinsella, Mobiluncus, Catabacter, Filifactor, 
Slackia, Mogibacterium, Pseudoramibacter, Bulleidia, Solobacterium y 
Olegusella.
PATOGENIA
Las bacterias anaerobias generalmente carecen de factores de virulencia 
que les permitan invadir espontáneamente los tejidos próximos o tras-
locar a la sangre para producir sepsis, por lo que las infecciones que 
producen son generalmente consecuencia de la ruptura espontánea, 
traumática o inflamatoria de las barreras mucosas que separan su 
hábitat natural de lugares habitualmente estériles. La coexistencia de 
bacterias anaerobias facultativas (enterobacterias y enterococos), que 
consumen el oxígeno del medio ambiente, favorece el crecimiento y 
la propagación de estas especies.
CUADRO CLÍNICO
Las manifestaciones clínicas de las infecciones por bacterias anaero-
bias dependen esencialmente de su localización anatómica, así como 
de los factores predisponentes y desencadenantes y, en definitiva, de 
las bacterias involucradas.A continuación, se presentan las más 
importantes.
Infección de la boca y el cuello
La caries dental se ha relacionado con la presencia de múltiples espe-
cies, entre las que destacan Lactobacillus, Bifidobacterium, Scardovia, 
Parascardovia denticolens, Mogibacterium, Selenomonas, Veillonella y 
otras especies de anaerobios comprendidas dentro del género Acti-
nomyces spp.
Las infecciones relacionadas con endodoncias y los abscesos peria-
picales que pueden producirse a través de las caries son frecuentes. 
La inflamación crónica del espacio periodontal, o periodontitis, se 
manifiesta por pérdida del ligamento e incremento del espacio alveo-
lar. Pueden producirse abscesos periodontales, que son la causa más 
frecuente de la pérdida de los dientes en los adultos. En este caso, las 
principales bacterias asociadas son Parvimonas micra, Anaeroglobus 
geminatus, Megasphaera, Cutibacterium, Pseudopropionibacterium 
propionicum, Prevotella, Bacteroides no grupo fragilis, Porphyromonas 
endodontalis y Fusobacterium nucleatum, junto con Anaerococcus pre-
votii, Dialister invisus y bacilos grampositivos, como Filifactor alocis, 
Slackia, Pseudoramibacter alactolyticus, Bulleidia extructa, Solobacterium 
moorei y Olsenella.
La gingivitis es un proceso inflamatorio de las encías, frecuente y 
en el que participa también la microbiota aerobia. El proceso puede 
ser agudo o crónico, y se caracteriza por la tumefacción de las encías, 
que están eritematosas y sangran fácilmente. En la gingivitis ulcerosa 
necrosante de evolución rápida (angina de Plaut-Vincent o boca de 
trinchera) que se presenta en pacientes desnutridos o con sida, aparecen 
depapiladas, ulceradas y sangran, son dolorosas y el paciente percibe 
un sabor desagradable y sufre halitosis. En las formas graves puede 
haber afección del estado general, fiebre y adenomegalias satélites, así 
como afección del hueso. Se aíslan estreptococos del grupo viridans, 
actinomices, F. nucleatum, P. melaninogenica, V. parvula y Treponema 
vincentii. Una forma excepcionalmente grave y rápidamente evolutiva 
es el cancrum oris o noma, que evoluciona hacia la estomatitis ulcerativa 
y gangrenosa, y deja como secuela extensas lesiones residuales. Este 
proceso es frecuente en pacientes con leucemia y en niños mal nutridos 
tras una infección vírica. Se atribuye a la presencia simultánea de 
F. necrophorum y P. intermedia.
Las infecciones faríngeas y periamigdalares necrosantes están 
causadas por microbiota variada con presencia de anaerobios, pre-
ferentemente F. necrophorum. Cursan con dolor faríngeo, fiebre y 
adenomegalias, y se acompañan de halitosis. Se producen sobre todo 
en personas desnutridas y granulocitopénicos, y se han relacionado 
con la colocación de piercing en la lengua. Si la infección se extiende 
a las áreas contiguas de la boca y el cuello y afecta al espacio profundo 
sublingual, submandibular, parotídeo, latero y/o retrofaríngeo, puede 
producir cuadros clínicos graves, como la angina de Ludwig, en los 
que se observa tumefacción, desplazamiento de la lengua e incluso 
compromiso de la vía aérea, dolor intenso y fiebre alta. Pueden afec-
tarse los vasos contiguos, produciéndose trombosis o erosiones. Los 
abscesos faríngeos por anaerobios pueden ocasionar tromboflebitis 
supurada de la vena yugular interna, que se acompaña de bacteriemia 
y embolia pulmonares, cerebrales o cardíacas, para constituir el sín-
drome de Lemierre. El agente causal más frecuente de este síndrome 
es F. necrophorum.
Otras infecciones posibles son la sinusitis crónica y la otitis media 
crónica supurativa.
Infección pleuropulmonar
Las infecciones pulmonares por anaerobios suelen ser consecuencia 
de la aspiración de las secreciones orofaríngeas que se producen en 
personas con trastornos neurógenos de la deglución, en el coma, en 
pacientes portadores de sonda nasogástrica, en intubados o en los que 
se ha producido una obstrucción de la vía respiratoria, así como en 
pacientes con infecciones periodontales graves o con una neoplasia de 
pulmón. La neumonía por aspiración presenta una evolución tórpida, 
caracterizada por febrícula y malestar general, y un esputo que puede 
evolucionar hacia una forma fétida al formarse el absceso. Aunque 
su diferenciación de las neumonías de otro origen puede ser difícil, 
la identificación de factores predisponentes y la presencia de otros 
caracteres habituales en este cuadro, como el curso subagudo y pos-
teriormente la cavitación, son sugerentes de esta etiología. Los agentes 
que se asocian con mayor frecuencia son Porphyromonas, Prevotella y 
Peptostreptococcus, junto con otros anaerobios propios de la cavidad 
oral, asociados frecuentemente a estreptococos viridans y hemófilos. 
En la neumonía por aspiración en pacientes hospitalizados, sometidos 
a ventilación asistida o que han recibido tratamiento antibiótico pre-
vio, la microbiota anaerobia se asocia a enterobacterias, Pseudomonas 
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2152 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas
aeruginosa y otros bacilos gramnegativos. El absceso pulmonar suele 
desarrollarse como complicación de la enfermedad periodontal, mien-
tras que los empiemas pleurales suelen aparecer en las infecciones 
pulmonares de larga evolución.
Absceso cerebral y otras infecciones 
del sistema nervioso central
Los abscesos cerebrales pueden producirse en una gran variedad de 
situaciones, como la extensión de infecciones contiguas (mastoiditis, 
otitis, sinusitis o infecciones dentales), tras un traumatismo craneal o 
una intervención neuroquirúrgica, o por vía hematógena en pacientes 
con un absceso de pulmón o una endocarditis bacteriana. También 
pueden observarse en pacientes sometidos a trasplante, granulocito-
pénicos o con sida, por lo que su etiología es muy variada. En los abs-
cesos producidos por contigüidad o de origen pulmonar, la presencia 
de anaerobios es muy frecuente, y se aísla Prevotella, Porphyromonas 
y Fusobacterium junto con cocos anaerobios, estreptococos del grupo 
viridans y bacilos grampositivos anaerobios (Cutibacterium, Eubacte-
rium y Actinomyces), mientras que en los secundarios a traumatismo 
o neurocirugía hay que descartar la presencia de Staphylococcus aureus 
y, en los pacientes inmunodeprimidos, gérmenes oportunistas, como 
las nocardias. El curso clínico es muy variado según la focalidad y 
la respuesta frente a la infección. Los síntomas generales pueden ser 
escasos o inexistentes, y la clínica, y en particular los síntomas focales 
neurológicos, tiene relación con el tamaño y la localización del abs-
ceso (v. cap. 173, Infecciones del sistema nervioso central). Otras 
infecciones a las que pueden dar lugar son el empiema subdural y el 
absceso epidural. Especies como Veillonella parvula se han relacionado 
con meningitis.
Infección intraabdominal
Pueden tratarse de peritonitis difusas o dar lugar, a lo largo de la evo-
lución, a abscesos de diferente localización (subfrénicos, pélvicos o 
retroperitoneales). Su característica común es que son secundarias a la 
ruptura de un órgano infectado (apendicitis, diverticulitis, enfermedad 
inflamatoria intestinal) o más frecuentemente a la salida del contenido 
intestinal tras una herida perforante, una intervención quirúrgica o 
una neoplasia. El dolor abdominal y la fiebre suelen ser constantes. 
La microbiota es abundante y variada, e incluye especies anaerobias y 
aerobias, como B. fragilis, B. thetaiotaomicron, Prevotella, Fusobacterium 
y Peptostreptococcus, así como enterobacterias, P. aeruginosa, estreptoco-
cos, enterococos y Candida. En el absceso hepático y en la tiflitis del 
paciente neutropénico también se encuentra una microbiota anaerobia 
con presencia de diversas especies de Bacteroides y Clostridium.Infección del aparato genital femenino
Además de las infecciones de transmisión sexual causadas por gonococo 
y clamidia, existe un número variado de situaciones en las que puede 
producirse una infección por la microbiota vaginal o por la microbiota 
perineal. Así sucede en los abscesos de Bartholin, las endometritis, las 
salpingitis, el absceso tuboovárico y pélvico, la enfermedad inflamatoria 
pélvica, la amnionitis, e incluso en los abortos sépticos y las infecciones 
que complican la cirugía ginecológica o el parto. La microbiota mixta que 
causa estas infecciones está formada por Prevotella, junto con Peptostrep-
tococcus, Anaerococcus, Gardnerella vaginalis y Streptococcus agalactiae; 
las enterobacterias se encuentran con menos frecuencia que en las 
infecciones de origen abdominal, y B. fragilis suele estar involucrado 
en los abscesos.
La vaginosis es un proceso complejo que remeda más una dis-
bacteriosis que una verdadera infección. Se hallan involucradas Gard-
nerella vaginalis, Mobiluncus, especialmente M. curtisii, Porphyromonas 
asaccharolytica y otras bacterias anaerobias, como Atopobium, Murdo-
chiella, Leptotrichia, Sneathia, Megasphaera, Eggerthella, Catabacter, 
Collinsella y Olegusella, puestas de manifiesto por las nuevas técnicas 
de identificación basadas en el estudio del RNAr 16S y otros genes. 
Se caracteriza por una secreción maloliente que, en el examen micros-
cópico, presenta células vaginales tapizadas por bacterias (clue cells) y 
ausencia de leucocitos.
Infección de la piel y de las partes 
blandas
Las infecciones de la piel y los tejidos subyacentes causadas por bacterias 
anaerobias tienen lugar en heridas traumáticas, incisiones quirúrgicas, 
necrosis vasculares y úlceras de decúbito de zonas que pueden conta-
minarse con microbiota endógena anaerobia. Estas infecciones son 
polimicrobianas y, en el caso de las úlceras, pueden ser un reservorio de 
gérmenes multirresistentes. Las especies anaerobias y facultativas que 
participan varían según la topografía, y se aísla Prevotella y estrepto-
cocos en las infecciones de cuello y tórax, y B. fragilis, enterobacterias 
y enterococos en las infecciones de localización infradiafragmática. El 
aspecto necrótico de la lesión, la crepitación y el mal olor deben hacer 
sospechar la participación de anaerobios, aunque ninguno de estos 
síntomas se considera patognomónico.
Las infecciones polimicrobianas anaerobias de este tipo se pueden 
difundir y causar celulitis, fascitis, miositis y osteomielitis. La fascitis 
necrosante que afecta al escroto y que puede extenderse al perineo y 
la pared abdominal se denomina gangrena de Fournier y ocurre, entre 
otros, en pacientes de edad avanzada, diabéticos o intervenidos en esos 
territorios. Algunas infecciones necrosantes de la piel y tejidos adya-
centes que pueden alcanzar la fascia están causadas por Streptococcus 
pyogenes o por asociaciones de bacterias facultativas, como S. pyogenes 
y S. aureus. En las infecciones que se producen tras la mordedura de 
animales, la microbiota anaerobia y facultativa de la boca se asocia 
a Pasteurella multocida, en tanto que en las mordeduras humanas se 
asocia a Eikenella corrodens.
Infección urinaria
Alloscardovia omnicolens se aísla en ocasiones en cantidad abundante en 
muestras de orina, aunque su papel como causante de infección está 
en discusión, no así el de otras especies anaerobias derivadas de los 
actinomicetales, como Actinotignum schaalii, que se considera agente 
causal de infección urinaria.
Infección ósea y articular
Se producen por contigüidad a partir de infecciones en partes blandas 
adyacentes, sobre todo en úlceras de decúbito y en el pie diabético; 
F. necrophorum es, junto con especies de Bacteroides y Finegoldia magna, 
el principal implicado. Fusobacterium es también el principal causante 
de artritis séptica, mientras que Cutibacterium acnés, C. avidum, Pro-
pionibacterium namnetense, Bulleidia extructa y Peptostreptococcus se 
han implicado en la infección articular protésica crónica y relacionada 
con la inserción de fijadores externos en fracturas óseas. Cada vez se 
relaciona más C. acnes con la patogenia de la osteomielitis crónica no 
bacteriana y el síndrome SAPHO (sinovitis, acné, pustulosis, hiperos-
tosis y osteítis).
Bacteriemia y endocarditis
Las bacteriemias por anaerobios pueden producirse a partir de cual-
quiera de los focos señalados previamente. Se estima que este tipo de 
microorganismos está involucrado en el 3%-10% de las bacteriemias 
que se producen en los adultos, y son excepcionales en la población 
pediátrica. El foco más frecuente es el abdominal, que supone más 
de la mitad de los casos, seguido por las infecciones del aparato 
genital femenino, las infecciones de partes blandas y, finalmente, las 
orofaríngeas y las pulmonares. La etiología está relacionada con el 
foco de origen, de manera que en las de foco abdominal predomina 
Bacteroides fragilis, en las genitales, Prevotella bivia y P. disiens, y en 
las orofaríngeas y pulmonares, Fusobacterium. Lactobacillus puede 
dar lugar a bacteriemia (excepcionalmente incluso tras su uso como 
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probiótico) e incluso a endocarditis bacteriana. Este tipo de bacteriemia 
por anaerobios se da generalmente en pacientes oncohematológicos, en 
los que en los últimos años se ha observado también el aislamiento cada 
vez más frecuente de Leptotrichia. El aislamiento en el hemocultivo 
de Cutibacterium acnes es relativamente frecuente y, en ausencia de 
material protésico o catéteres, suele deberse a una contaminación de 
la muestra por una incorrecta antisepsia cutánea. Las bacteriemias 
por gramnegativos anaerobios cursan con shock séptico y coagulación 
intravascular diseminada con menos frecuencia que en las bacteriemias 
por otros gramnegativos aerobios, debido, entre otras razones, a que 
sólo Bacteroides presenta, al igual que estos, un lipopolisacárido de 
superficie compuesto por el lípido A, pero con muy poca actividad 
como endotoxina. Aun así, la gravedad de estas infecciones se ha cons-
tatado, entre otros datos, por la diferencia en la mortalidad atribui-
ble entre los pacientes que reciben una terapia antibiótica correcta 
(15%-30%) con respecto a los no tratados adecuadamente (60%).
Diversos géneros y especies de anaerobios, como C. acnes, Lactobaci-
llus, F. magna, Veillonella, B. fragilis y F. necrophorum, se han asociado 
a endocarditis sobre válvula protésica.
Gastroenteritis
Existen cepas de B. fragilis enterotoxigénicas que producen una toxina 
termolábil y que dan lugar a una diarrea acuosa autolimitada, más 
frecuente en niños que en adultos. Esta enterotoxina se ha relacionado 
con la patogenia de la enfermedad inflamatoria intestinal, el cáncer 
colorrectal y otras afecciones, como la enterocolitis necrosante en el 
neonato, el síndrome de intestino irritable postinfeccioso, la diarrea 
asociada a antibióticos e, incluso, la malnutrición en niños en países 
en desarrollo.
DIAGNÓSTICO
La infección por bacterias anaerobias debe sospecharse ante cuadros 
clínicos específicos, como gingivoestomatitis, abscesos del suelo de la 
boca o síndrome de Lemierre. También debe sospecharse la participación 
de las bacterias anaerobias en los abscesos pulmonares y cerebrales y 
en las infecciones necrosantes que cursan con crepitación y mal olor. 
Siempre ha de tenerse en cuenta la posibilidad de que la etiología 
de estos procesos sea mixta por microbiota anaerobia y facultativa 
asociadas, así como la posibilidad de aislar especiesanaerobias coloni-
zantes de la piel y las mucosas sin significado clínico. Para el diagnós-
tico microbiológico de estas infecciones es fundamental efectuar una 
correcta recogida de la muestra, de modo que durante su transporte 
y hasta la llegada al laboratorio se preserve la anaerobiosis. La mues-
tra de pus o tejido debe recogerse en un recipiente que preserve la 
anaerobiosis. Los escobillones, incluso los que llevan un medio de 
transporte específico, presentan un rendimiento inferior. Las muestras 
respiratorias deben tomarse mediante cepillado bronquial y trasladarse 
con urgencia al laboratorio. La visualización, en la tinción de Gram, 
de formas pleomórficas, en ocasiones teñidas irregularmente, puede 
hacer sospechar su presencia. El cultivo ha de realizarse en medios 
enriquecidos y selectivos, incubándose un mínimo de 48-72 h en 
condiciones anaerobias, aunque algunas de estas especies tardan en 
crecer incluso 5 días. En las infecciones polimicrobianas no es posible 
aislar y estudiar la sensibilidad de todas las bacterias presentes, por lo 
que el microbiólogo debe investigar si la microbiota es exclusivamente 
anaerobia o mixta, debe constatar si hay bacterias facultativas que 
pueden requerir especial atención para el tratamiento (estafilococo, 
enterococo, enterobacterias, Pseudomonas, Acinetobacter o Candida), 
evaluar su proporción relativa y, sobre todo, descartar la presencia de 
cepas multirresistentes. Así como el desarrollo de técnicas genéticas ha 
supuesto una gran revolución taxonómica, la utilización de la espec-
trometría de masas con la técnica MALDI-TOF (desorción/ionización 
mediante láser asistida por matriz, acoplada a un detector de iones 
TOF) en el día a día de los laboratorios asistenciales implica un gran 
avance en cuanto a la rapidez y la precisión diagnóstica.
TRATAMIENTO
Con frecuencia, las infecciones por bacterias anaerobias requieren algún 
tipo de intervención quirúrgica, como el drenaje de los abscesos, la 
eliminación de los restos necróticos, la retirada de las prótesis y otros 
cuerpos extraños (sobre todo en infecciones donde el biofilm juega 
un papel importante), la reparación de las perforaciones viscerales y la 
revascularización del área afectada. Cuando la limpieza quirúrgica y 
el drenaje consiguen una reducción de la carga bacteriana, aunque el 
tratamiento antibiótico sólo sea activo frente a algunas de las bacterias 
predominantes, puede ser suficiente para la curación del proceso infec-
cioso. En algunos casos, como la tromboflebitis supurada o el síndrome 
de Lemierre, está indicado además el tratamiento anticoagulante con 
heparina.
El tratamiento es eminentemente empírico, y debe tenerse en 
cuenta el foco de infección, las características farmacocinéticas del 
antibiótico y la gravedad del paciente. Los antibióticos anaerobicidas 
son la penicilina G, la amoxicilina-ácido clavulánico, la piperacilina-
tazobactam, la cefoxitina, los carbapenémicos, la clindamicina, el 
metronidazol, el cloranfenicol, el moxifloxacino y la tigeciclina. Frente 
a los grampositivos también han dado un buen resultado fármacos 
como la vancomicina (salvo en el caso de los lactobacilos y de Sneathia), 
el linezolid y la daptomicina; en los casos en que exista un componente 
de biopelícula, se recomienda asociar al tratamiento rifampicina. Los 
aminoglucósidos y monobactames, así como algunas quinolonas, no 
tienen actividad frente a este tipo de bacterias.
Las especies de Bacteroides del grupo fragilis y Parabacteroides son 
las que muestran una mayor resistencia a los antimicrobianos, en 
especial a la penicilina, la clindamicina y la cefoxitina, y en ocasiones 
incluso a los carbapenemes, por lo que las infecciones originadas en el 
tubo digestivo y la vagina deben tratarse empíricamente con arreglo 
a esos datos. Clásicamente, las infecciones de localización supradia-
fragmática se han considerado causadas por bacterias sensibles a todos 
los anaerobicidas, aunque la producción de β-lactamasas ya se ha des-
crito en bacterias anaerobias que se hallan en la boca, como Prevotella 
(50%), Porphyromonas (5%-10%) y Fusobacterium (5%), y existen 
series que describen resistencia a la penicilina en un 15% de F. magna 
y en un 10% de P. micra, hecho que limita el uso de las penicilinas en 
el tratamiento empírico de las infecciones de la boca. La resistencia 
al metronidazol es frecuente en las especies de cocos grampositivos y 
bacilos grampositivos anaerobios. Estos géneros presentan cada vez más 
resistencia a la clindamicina, por lo que los antimicrobianos de elección 
para las infecciones en dicha localización en ese nivel son, además 
de la clindamicina, las combinaciones de β-lactámicos con inhibidores de 
β-lactamasas y los carbapenémicos en casos graves. A continuación, 
se resumen las opciones en el tratamiento empírico de las principales 
infecciones en las que pueden estar implicadas las bacterias anaerobias.
Infecciones graves de la cavidad bucal 
y el cuello
Los abscesos periapicales pueden tratarse con amoxicilina-clavulánico, 
clindamicina o doxiciclina, esta última como segunda elección, dado el 
porcentaje de resistencia frente a ella. Por otra parte, sólo debe añadirse 
a las medidas odontológicas tratamiento antibiótico en las periodontitis 
agresivas y las gingivoperiodontitis necrosantes, con administración de 
amoxicilina-ácido clavulánico, clindamicina o metronidazol asociado 
a amoxicilina o a espiramicina. Las otras infecciones de la boca, la farin-
ge y las celdas anexas pueden tratarse también con estos antibióticos.
Infección pulmonar
Si la adquisición es comunitaria y el paciente no ha recibido tratamien-
to previo, puede administrarse amoxicilina-clavulánico, clindamicina 
o ertapenem. En una infección de adquisición hospitalaria o en un 
paciente con antecedente de tratamiento previo puede administrarse 
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2154 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas
piperacilina-tazobactam o un carbapenémico con actividad antipseu-
domónica. En la neumonía necrosante está indicada la asociación de 
una cefalosporina de tercera generación con clindamicina o metro-
nidazol, excepto cuando es necesaria cobertura frente a P. aeruginosa 
(meropenem o piperacilina-tazobactam más un aminoglucósido) o 
S. aureus resistente a la meticilina (SARM) con adición de linezolid. En 
el empiema pleural secundario a neumonía, mediastinitis o un absceso 
subfrénico, está indicado el uso de una cefalosporina de tercera gene-
ración con clindamicina o monoterapia con amoxicilina-clavulánico 
o piperacilina-tazobactam.
Absceso cerebral y otras infecciones 
del sistema nervioso central
En el absceso cerebral por anaerobios, el metronidazol es el medica-
mento de elección debido a su actividad y excelente penetración, pero 
debe administrarse junto con una cefalosporina de tercera generación, 
dado el carácter polimicrobiano de la mayoría de estas infecciones. El 
tratamiento ha de modificarse según el origen del absceso; así, cuando 
este aparece después de una infección pulmonar o se trata de un pacien-
te inmunodeprimido, al metronidazol debe asociarse cotrimoxazol 
(posibilidad de Nocardia) y, si existe riesgo de Listeria, ampicilina. Si 
el paciente ha sido sometido a una intervención neuroquirúrgica, se ha 
de valorar cuidadosamente la necesidad de cobertura frente a SARM 
o P. aeruginosa.
Infección intraabdominal
En los pacientes que no han recibido previamente tratamiento anti-
biótico está indicada la administración de amoxicilina-clavulánico, 
metronidazol con una cefalosporina de tercera generación o ertape-
nem. En los pacientes tratados o en los que la infección sea de origen 
nosocomial se administrará piperacilina-tazobactam o imipenem o 
meropenemasociado a un aminoglucósido en el caso de sepsis grave.
Infección ginecológica
En la enfermedad inflamatoria pélvica, ante la posibilidad de una 
etiología específica (gonococo o clamidia), debe administrarse la aso-
ciación de ceftriaxona o cefixima con doxiciclina o azitromicina; se 
desaconseja el empleo empírico de una fluoroquinolona debido a la 
alta tasa de resistencia del gonococo. Si existe la sospecha de infección 
por anaerobios, se añadirá metronidazol o clindamicina asociada a 
aztreonam o un aminoglucósido o tigeciclina. Las infecciones que 
aparecen tras una intervención quirúrgica ginecológica se tratarán 
como las que aparecen después de la cirugía abdominal. El tratamiento 
de la vaginosis bacteriana se realiza con metronidazol, clindamicina o 
amoxicilina-clavulánico.
Infección de la piel y de las partes 
blandas
El tratamiento del acné vulgar se efectúa con antimicrobianos con acti-
vidad frente a C. acnes por vía tópica, como eritromicina, doxiciclina 
o clindamicina. C. acnes es intrínsecamente resistente al metronidazol, 
y se ha de tener presente que en el 15% de los casos es resistente 
también a la clindamicina. Las úlceras de decúbito no deben tratarse 
con antimicrobianos, salvo si se acompañan de celulitis; entonces 
se indica amoxicilina-ácido clavulánico, piperacilina-tazobactam o 
meropenem más linezolid, clindamicina, daptomicina o tigeciclina. 
Si existen antecedentes de mordedura, se administrará amoxicilina-
clavulánico, ertapenem, moxifloxacino o la asociación de cefotaxima 
o levofloxacino más clindamicina. En las infecciones de las incisiones 
quirúrgicas secundarias a la cirugía de cuello, abdomen o ginecológica, 
si está indicado el tratamiento, se administrarán los mismos antimi-
crobianos que en las infecciones en esa misma topografía descritas en 
los apartados anteriores.
Osteomielitis o artritis séptica
En la osteomielitis o la artritis séptica secundarias a úlcera o herida por 
mordedura está indicado el tratamiento con amoxicilina-clavulánico, 
ertapenem, meropenem, piperacilina-tazobactam, tigeciclina o una 
cefalosporina de tercera generación asociada a metronidazol.
Bacteriemia
El tratamiento dependerá del foco de origen sospechado y de la gra-
vedad del paciente.
BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL
Bullman S, Pedamallu CS, Sicinska E, Clancy TE, Zhang X, Cai D, et al. 
Analysis of Fusobacterium persistence and antibiotic response in colorectal 
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García-Sánchez JE, García-Sánchez E, Martín-del Rey Á, García-Merino E. Las 
bacterias anaerobias 150 años después de su descubrimiento por Pasteur. 
Enferm Infecc Microbiol Clin 2015;33:119-28. 
Nagy E, Boyanova L, Justesen US. How to isolate, identify and determine 
antimicrobial susceptibility of anaerobic bacteria in routine laboratories. 
Clin Microbiol Infect 2018;24(11):1139-48. 
Schuetz AN. Antimicrobial resistance and susceptibility testing of anaerobic 
bacteria. Clin Infect Dis 2014;59:698-705. 
© 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos
Infecciones causadas 
por clostridios
E. BOUZA SANTIAGO, P. CASTRO REBOLLO, 
L. ALCALÁ HERNÁNDEZ 
261
GENERALIDADES
E. Bouza Santiago, P. Castro Rebollo
Etiología
El género Clostridium incluye bacilos grampositivos, anaerobios y 
formadores de esporas (C. ramosum, C. clostridioforme y C. innocuum 
no presentan esporas) que causan cerca del 10% de las infecciones 
anaerobias de diversas localizaciones clínicas. Los clostridios son 
miembros de la microbiota humana normal, presente principalmente 
en el tubo digestivo y la vagina, y son ubicuos en el suelo. Según el 
análisis de secuencias de rDNA 16S, los clostridios se pueden dividir 
en 11 grupos de homología, si bien la mayoría de las especies clíni-
camente significativas pertenecen al grupo 1. Las especies aisladas 
más frecuentemente asociadas a enfermedades son C. difficile (recla-
sificado como Clostridioides difficile), C. tetani y C. botulinum. Entre 
el resto destacan en orden de frecuencia: C. perfringens, C. ramosum 
(reclasificado como Erysipelatoclostridium ramosum), C. sporogenes, 
C. bifermentans (reclasificado como Paraclostridium bifermentans), 
C. innocuum, C. sordellii (reclasificado como Paeniclostridium sordellii), 
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