Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
S E C C IÓ N X V I CAPÍTULO 242 Síndrome carcinoide © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2059 CONCEPTO Los tumores carcinoides pertenecen a la familia de tumores neuroendo- crinos, considerados en el pasado como indolentes, pero potencial- mente malignos. Las células neuroendocrinas están ampliamente dis- tribuidas por el organismo: tubo digestivo, páncreas, pulmón, gónadas y timo. Los tumores carcinoides se localizan principalmente en el tracto gastrointestinal (65%) y en los pulmones (25%). Los de intestino delgado, y más concretamente los de íleon, son los más frecuentes, seguidos de los de recto, apéndice, colon y estómago. Los tumores carcinoides, aunque raros, son los más comunes entre las neoplasias gastroenteropancreáticas de origen neuroendocrino. En el registro realizado entre 1972 y 2012 en EE. UU., se ha visto que el 52,7% eran mujeres, y que la incidencia anual y la prevalencia han ido aumentando de forma constante: la primera era en 2012 de 6,98 por cada 100.000 habitantes, y la segunda, del 0,048%. ANATOMÍA PATOLÓGICA Los tumores carcinoides se componen de nidos o cordones celula- res homogéneos con núcleos regulares, mitosis escasas y citoplasma granulado. Con técnicas de inmunohistoquímica se comprueba que el conte- nido de los gránulos corresponde a cromogranina A, enolasa específica neuronal o sinaptofisina, consideradas como marcadores inespecíficos de células neuroendocrinas. Los gránulos pueden contener, además, los siguientes productos de secreción: serotonina, 5-hidroxitriptófano (5-HTP), histamina, calicreínas, taquicininas, catecolaminas, CRH, ACTH, gastrina, GH y otros. Estas sustancias, liberadas a la circula- ción sistémica, son responsables de la sintomatología del síndrome carcinoide. La clasificación de la OMS (tabla 242-1) se basa en el tamaño del tumor y su localización, las características histológicas, incluida su extensión más allá de la mucosa, y la invasión vascular, la proliferación celular y la presencia de metástasis. La proliferación celular se valora según el número de mitosis y el porcentaje de positividad del marcador de proliferación celular Ki-67, lo que permite diferenciar grados de malignidad y también establecer un pronóstico. CUADRO CLÍNICO La mayoría de los tumores carcinoides son asintomáticos y se diagnos- tican de forma casual al realizar pruebas de imagen o en autopsias. Los síntomas iniciales pueden ser inespecíficos, lo cual suele retrasar el diagnóstico en 2-3 años. La forma de presentación clínica depende de la localización del tumor, de su extensión y de la producción hormonal. El producto hormonal clásico es la serotonina y sus metabolitos. Su exceso causa el síndrome carcinoide, por lo que conviene recordar su metabolismo (fig. 242-1). La obstrucción intestinal y/o el dolor abdominal son los síntomas más frecuentes en los carcinoides intestinales. El carcinoide pulmonar puede ser diagnosticado de forma casual a partir de una radiografía de tórax, a consecuencia de un síndrome carcinoide por la producción existir en mujeres sin alteraciones endocrinológicas demostrables. Se ha atribuido a un déficit en la sensibilidad a los estrógenos y progestágenos y no responde a dosis sustitutivas. En la mujer, el sín- drome de exceso de aromatasa (AEXS) puede provocar macromastia, junto con otros síntomas de exceso estrogénico. Excepto en esta situación, no se han demostrado alteraciones endocrinológicas en la macromastia. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Braunstein GH. Gynaecomastia. N Eng J Med 2007;357:1229-37. Carlson HE. Approach to the patient with gynecomastia. J Clin Endocrinol Metab 2011;96:15-21. Johnson RE, Murad MH. Gynecomastia: pathophysiology, evaluation and management. Mayo Clin Proc 2009;84:1010-5. Metabolismo de la serotonina. Síndrome carcinoide TABLA 242-1 Grado de diferenciación Grado de malignidad Índice de proliferación celular KI-67 ENETS/OMS Bien diferenciados Bajo (G1) < 3% Tumor neuroendocrino, de grado 1 Intermedio (G2) 3%-20% Tumor neuroendocrino, de grado 2 Pobremente diferenciados Alto (G3) > 20% Carcinoma neuroendocrino, de grado 3, de células pequeñas Carcinoma neuroendocrino, de grado 3, de células grandes ENETS: European Neuroendocrine Tumor Society; OMS: Organización Mundial de la Salud. Tomado de Bosman FT, Carneiro F, Hruban RH, Theise ND. WHO Classification of Tumours of the Digestive System. Lyon: IARC; 2010. Reproducido con permiso. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2060 SECCIÓN XVI Endocrinología de serotonina, 5-hidroxitriptófano o histamina, o por la presentación de un síndrome de Cushing debido a la secreción de CRH o ACTH por el tumor. Únicamente un 10% de los pacientes presentan un síndrome carcinoide; para ello es necesaria la presencia de metástasis hepáticas, excepto en algunos carcinoides bronquiales. Los carcinoides de intes- tino delgado son los que tienen mayor riesgo; este es mínimo en los de apéndice o recto, e intermedio en los de otras localizaciones. La rubefacción ocurre en el 85% de los pacientes. Se caracteriza por un enrojecimiento súbito de la cara, el cuello y el tórax superior, con sensación de calor, que dura de segundos a varios minutos, con taqui- cardia y disminución de la presión arterial, lagrimeo y edema facial; en ocasiones puede prolongarse durante varias horas. La rubefac- ción puede aparecer de forma espontánea o en situaciones de estrés, ingesta de alcohol, comida o fármacos. Si la enfermedad avanza, estos episodios pueden ser cada vez más frecuentes e intensos, y, debido a la vasodilatación prolongada, el paciente adquiere una coloración rojo-violácea permanente, con telangiectasias y fibrosis, y deja de percibir la sensación de calor (fig. 242-2). Aunque la fisiopatología de la rubefacción se desconoce, se relaciona con la producción de bradicininas, taquicininas o histamina, todas ellas vasodilatadoras. Pueden observarse lesiones cutáneas de tipo pelagra, secundarias al consumo y ulterior deficiencia del triptófano. La diarrea ocurre hasta en un 80% de los pacientes. En algunos casos puede ser invalidante y no coincide necesariamente con los episodios de rubefacción. Aunque se considera que la serotonina es la responsable de la diarrea, por su acción sobre la motilidad y la secreción intestinal, también pueden contribuir a ella otros factores (linfangiectasia, resecciones intes- tinales, fibrosis mesentérica). Puede acompañarse de dolor abdominal, borborigmos y esteatorrea. La malabsorción intestinal es infrecuente. Las crisis de broncoespasmo con sibilancias y disnea son menos frecuentes (15%) y suelen coincidir con los episodios de rubefacción. Fisiopatológicamente se deben a una contracción del músculo liso bronquial con edema local de las vías aéreas, por acción de las bradi- cininas y las taquicininas. La frecuencia de afección cardíaca, secundaria a lesiones fibróticas en placas en el endocardio, válvulas cardíacas, aurículas y ventrículos, depende del criterio diagnóstico utilizado, que oscila desde un 33% si se considera la expresión clínica hasta un 70% si se realiza una ecocar- diografía. El tratamiento farmacológico con análogos de la somatos- tatina ha descendido su frecuencia a un 10%-15%. En estos pacientes son frecuentes las metástasis hepáticas. El hecho de que las lesiones aparezcan principalmente en el corazón derecho induce a pensar que las sustancias con capacidad de producir fibrosis se liberan directamente al corazón derecho y son inactivadas en la circulación pulmonar, ya que, a excepción de pacientes con carcinoides pulmonares, la afección del corazón izquierdo es excepcional. Los carcinoides gástricos producen histaminacon mayor frecuencia, y los episodios de rubefacción se acompañan de picor; además, presen- tan una prevalencia elevada de úlcera péptica. Estos tumores carecen de descarboxilasa, por lo que el metabolito que está aumentado es el 5-HTP. Los carcinoides bronquiales presentan síntomas típicos de sín- drome carcinoide antes de desarrollar metástasis, y pueden cursar con lesiones fibróticas del corazón izquierdo y metástasis óseas. Ocasionalmente, estos tumores pueden producir un síndrome de Cushing o un aspecto acromegálico por la secreción de otros productos hormonales. Un 10% de los casos forman parte de un MEN1. DIAGNÓSTICO El mejor test bioquímico para el diagnóstico es la medida del ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIAA) en la orina de 24 h, como metabolito final de la serotonina; debe confirmarse la exclusión de la dieta, en los días previos a la realización de la prueba, de algunos alimentos (pláta- nos, nueces, piñas, ciruelas) o fármacos. Esta medida no es necesaria si se utiliza la cromatografía líquida de alta presión (HPLC) con detección electroquímica. La medición de serotonina y 5-HIAA plaquetarios evita también este problema, pero queda limitada a algunos centros de investigación. En el carcinoide bronquial o gástrico que carece de la descarboxilasa necesaria para transformar el 5-hidroxitriptófano en serotonina, el metabolito aumentado es 5-hidroxitriptófano, en lugar de la serotonina o 5-HIAA. A pesar de ello, en ocasiones pueden encontrarse valores discretamente elevados por descarboxilación del 5-hidroxitriptófano en el intestino. La cromogranina A es útil como marcador sérico del tumor neuroen- docrino, pero no es específica. Los tumores que cursan con concentra- ciones elevadas de cromogranina A tienen peor pronóstico. La medición de otros productos hormonales (ACTH, cortisol, IGF-I, IGF-2) sólo se requiere si aparecen síntomas sugestivos de su hiperproducción. Una vez realizado el diagnóstico bioquímico, debe hacerse un diag- nóstico de localización del tumor primitivo, de la presencia y extensión de metástasis, así como un diagnóstico histopatológico. La TC y la RM siguen siendo las técnicas más utilizadas. La mayoría de estos tumores bien diferenciados expresan receptores a la somatostatina, lo que per- mite su visualización cuando se utilizan análogos de la somatostatina marcados con radionúclidos. Inicialmente se utilizó la gammagrafía con 111In-pentetreotida (octreoscan), con un rendimiento mayor al fusionarla con la TC (SPECT). Más recientemente, la PET con 68Ga DOTATATE, junto con la TC (68Ga DOTATATE PET/TC), ha demostrado mayor sensibilidad para detectar tumores más pequeños, y se considera la técnica de elección cuando sea accesible. La enteroscopia o la cápsula endoscópica son técnicas útiles para tumores de intestino delgado. La ecografía endoscópica ayuda en la localización de tumores duodenales o pancreáticos. Dado que la mayoría de los síndromes carcinoides tienen metástasis hepáticas en el momento del diagnóstico, la biopsia hepática es otra prueba diagnóstica que puede ser de utilidad. TRATAMIENTO El tratamiento es multidisciplinar, depende de la forma de presentación clínica y del estadio evolutivo, y puede ir cambiando a lo largo del proceso. El único tratamiento potencialmente curativo es la exéresis quirúrgica. Cuando no es posible o existen metástasis a distancia no extirpables en su totalidad, el tratamiento debe orientarse al control de los síntomas y la prevención del crecimiento del tumor. Los análogos de la somatostatina disminuyen la frecuencia y/o intensidad de la rubefacción, la diarrea y el broncoespasmo, y también los marcadores bioquímicos; se ha observado estabilización del tumor y, excepcionalmente, reducción del mismo. Este tratamiento, además de mejorar la calidad de vida, prolonga la supervivencia. Sus efectos adversos más frecuentes son borborigmos, esteatorrea y litiasis biliar, que suele ser asintomática hasta en un 20%. En el tratamiento crónico se administran análogos de liberación prolongada por vía intramuscular (octreótido- LAR) o por vía subcutánea profunda (gel de lanreótido) cada 28 días, y según las necesidades se puede reducir o ampliar el intervalo de inyección. En caso de crisis puede administrarse simultáneamente octreótido simple por vía subcutánea cada 8 h para controlar los síntomas de forma rápida y en espera de alcanzar concentraciones terapéuticas estables con los de liberación prolongada. El cambio al nuevo análogo de la somatostatina, pasireótido, no parece conseguir beneficios adicionales. El tratamiento con IFN-α se recomienda generalmente como segunda opción. Tiene Vasodilatación cutánea y telangiectasias en una paciente con síndrome carcinoide. (Publicada con autorización de la paciente. Por cortesía del Departamento de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Cruces.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V I CAPÍTULO 243 Tumores endocrinos múltiples de base hereditaria © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2061 un efecto similar, pero un perfil de seguridad menos favorable (fiebre, astenia, anorexia y pérdida de peso). La combinación de ambos fármacos no ha demostrado un efecto sinérgico. Más recientemente, la combinación de análogos de la somatostatina con inhibidores de la activación de la proteína M-TOR (everolimus) implicada en la regulación del crecimiento, proliferación y supervivencia celular o con inhibidores de la angiogénesis (sunitinib) obtiene mejores resultados que en solitario sobre la supervivencia de los pacientes. Cuando las metástasis hepáticas no son resecables, puede disminuirse la masa tumoral y sus productos de secreción mediante embolización arterial, radiofrecuencia o crioterapia. La embolización arterial percu- tánea de la arteria hepática provoca una necrosis isquémica del tejido tumoral; si se añaden citostáticos (doxorubicina o cisplatino) al agente embolizante, el procedimiento se denomina quimioembolización. La ablación mediante radiofrecuencia produce una necrosis por coagula- ción secundaria a la generación de calor. La crioterapia induce formación de cristales intra- y extracelulares, deshidratación y muerte celular. La quimioterapia, en diversas combinaciones, produce respuestas variables según el grado de malignidad del tumor. Los resultados mejoran si se combina con quimioembolización de la arteria hepática. En todo caso, debe tenerse en cuenta el estado general del paciente y la evolución del crecimiento tumoral, valorando los efectos secundarios del tratamiento. Un tratamiento más novedoso y esperanzador es el que emplea radio- fármacos (análogos de la somatostatina unidos a radionúclidos), que, a través de la radiación emitida, dañan el DNA y provocan la muerte celu- lar. Los radionúclidos utilizados son metayodobencilguanidina marcado con 131I (131I-MIBG), 90Y y 177Lu. El tratamiento con 177Lu-DOTATATE ha demostrado mejoría de la supervivencia libre de enfermedad en tumores neuroendocrinos del intestino medio en progresión. Recientemente, un inhibidor de la síntesis de serotonina (etiprato de telotristat) se ha aceptado para el tratamiento de la diarrea en combinación con los análogos de somatostatina cuando la respuesta es incompleta. Otros tratamientos incluyen administración de niacina para evitar las alteraciones cutáneas secundarias al consumo aumentado de triptó- fano en el tumor; salbutamol como broncodilatador que actúa sobre los receptores β-adrenérgicos y no induce rubefacción. En caso de diarrea puede utilizarse loperamida, y los bloqueantes H1 y H2 pueden ser útiles en tumores con secreción de histamina. Si existe enfermedad cardíaca,se aplicará el tratamiento correspondiente, y en casos de dolor por metástasis óseas puede administrarse radioterapia local en dosis bajas. PREVENCIÓN Y PRONÓSTICO El cambio en el estilo de vida, evitando el estrés y algunos alimentos, condimentos o fármacos, puede facilitar la disminución en el número de crisis. La presencia de clínica de síndrome carcinoide, enfermedad cardíaca y metástasis se ha asociado a una menor supervivencia. El 90% de los pacientes que tienen un síndrome carcinoide presentan metástasis en el momento del diagnóstico que limitan la supervivencia a un 67% a los 5 años. El origen del tumor, su tamaño y capacidad para producir metás- tasis condicionan el pronóstico. Los originados en el apéndice y el recto tienen mayor supervivencia que los de estómago, colon e intestino delgado. Estos últimos producen metástasis con mayor frecuencia. Las concentraciones más elevadas de 5-HIAA y cromogranina A se han asociado a mayor gravedad de la enfermedad y menor supervivencia. Las características histológicas también marcan diferencias en el pronóstico: una mayor desdiferenciación celular se asocia a una menor supervivencia. El marcador de proliferación celular, Ki-67, se ha corre- lacionado con el tamaño del tumor, invasión linfática, metástasis y una menor supervivencia. Aunque poco frecuente, la sobreexpresión de p53 confiere generalmente peor pronóstico. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Alonso-Gordoa T, Capdevila J, Grande E. GEP-NETs update: Biotherapy for neuroendocrine tumours. Eur J Endocrinol 2015;172:R31-46. Dasari A, Shen C, Halperin D, Zhao B, Zhou S, Xu Y, et al. Trends in the incidence, prevalence, and survival outcomes in patients with neuroendo- crine tumors in the United States. JAMA Oncol 2017;3:1335-42. Hofland J, Herrera-Martínez AD, Zandee WT, de Herder W. Management of carcinoid síndrome: a systematic review and meta-analysis. Endocrine- Related Cancer 2019;26:R145-56. Rindi G, Arnold R, Bosman FT. Nomenclature and classification of neu- roendocrine neoplasms of the digestive system. En: Bosman TF, Carneiro F, Hruban RH, Theise, eds. WHO Classification of Tumours of the Digestive System. 4th ed. Lyon: International Agency for Research on Cancer (IARC); 2010. p. 13. Strosberg J, El-Haddad G, Wolin E, Hendifar A, Yao J, Chasen B, et al. Phase 3 trial of 177Ly-Dotatate for midgut neuroendocrine tumors. Engl J MEd 2017;376:125-35. © 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Tumores endocrinos múltiples de base hereditaria S. GAZTAMBIDE SÁENZ, J. ORIOLA AMBRÒS 243 Desde principios del siglo XX se han definido varios síndromes neoplásicos hereditarios, denominados neoplasias endocrinas múltiples (MEN), que afectan a diferentes glándulas endocrinas. Estos síndromes son: el MEN1 o síndrome de Wermer, el MEN2A o síndrome de Sipple, el MEN2B (también denominado MEN3), el MEN4 y el adenoma hipofisario aislado familiar (FIPA). Todos ellos presentan una herencia autosómica dominante, por lo que el riesgo de transmitir el cambio genético respon- sable de la enfermedad es del 50%. Las penetrancias (riesgo de desarrollar al menos alguna característica del síndrome si se ha heredado el cambio genético) difieren entre ellas, pero, en general, son superiores al 90%. Además de los mencionados anteriormente, hay otros síndromes neoplásicos hereditarios en los que se pueden presentar también tumores endocrinos, como pueden ser el síndrome de Von Hippel- Lindau, el paraganglioma familiar o la neurofibromatosis de tipo I (estos tres pueden presentar feocromocitoma-paraganglioma; v. cap. 239, Enfermedades de las glándulas suprarrenales); el síndrome de hiperparatiroidismo primario y tumor de mandíbula (tumores en las glándulas paratiroideas; v. cap. 238, Enfermedades de las glándulas paratiroides) y el síndrome de Carney (tumores adenohipofisarios; v. cap. 234, Enfermedades del hipotálamo y de la adenohipófisis). NEOPLASIA ENDOCRINA MÚLTIPLE DE TIPO 1 MEN1 O SÍNDROME DE WERMER, OMIM 131100 La neoplasia endocrina múltiple de tipo 1 (MEN1) es un síndrome que presenta una herencia autosómica dominante, con una prevalencia de 1-2/100.000 habitantes. El gen responsable del síndrome es el MEN1. Este gen se encuentra situado en el locus 11q13 y codifica para una proteína denominada menina. Se trata de un gen supresor de tumor, por lo que, según la teoría de Knudson, son necesarias dos alteraciones para que se desarrolle la neoplasia: una alteración germinal (heredada) en el gen MEN1 y una segunda alteración genética (somática) en el otro alelo del mismo gen MEN1. Al producirse esta segunda alteración en una célula (p. ej., célula β), los dos alelos del gen MEN1 quedan anulados y, como consecuencia, la célula se transforma en neoplásica. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org Push Button0:
Compartir