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S E C C IÓ N X V II CAPÍTULO 276 Criptococosis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2237 cionales. Los casos tratados con isavuconazol tuvieron una mortalidad cruda a los 42 días del 33%, similar al 39% de los controles tratados con anfotericina B liposomal. Las equinocandinas (caspofungina, anidulafungina) no son activas primariamente en pacientes con mucormicosis, pero se han utilizado en combinación con la anfotericina B, puesto que algún estudio ha sugerido que podrían mejorar los resultados que se obtienen con la monoterapia con anfotericina B. El tratamiento combinado con anfotericina B y fármacos como la 5-flucitosina, la rifampicina o las tetraciclinas en un intento de obtener un efecto sinérgico no ha demostrado aumentar la probabilidad de curación. El deferasirox, un quelante del hierro con un mecanismo de acción diferente al de la deferoxamina, que, como se ha comentado previa- mente, favorece la aparición de la mucormicosis, levantó expectativas sobre su eficacia como tratamiento coadyuvante de la mucormicosis. Sin embargo, un estudio clínico aleatorizado sobre la eficacia de la combinación de anfotericina B con deferasirox en comparación con el antifúngico sólo fue desalentador. El uso de oxígeno hiperbárico es un potencial auxiliar en el trata- miento de la mucormicosis, especialmente en enfermos diabéticos con enfermedad rinocerebral, donde las altas concentraciones de oxígeno podrían disminuir el crecimiento del hongo al tiempo que mejorar la actividad de los fagocitos. La demostración de la eficacia clínica de este tratamiento aguarda a la realización de ensayos clínicos adecuados que parecen poco factibles. Otras posibles alternativas terapéuticas, de utilidad incierta en el tratamiento de esta infección fúngica, consisten en el uso de citocinas, como el interferón-γ o el factor estimulante de crecimiento de granulocitos y macrófagos, o de antibióticos, como la colistina. De manera genérica, la prevención de los factores que facilitan su aparición es la mejor manera de prevención de la mucormicosis. Adicionalmente, la utilización de la profilaxis con posaconazol en las unidades de tratamiento de neoplasias hematológicas ha mostrado reducir los casos de mucormicosis en esta población. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Bassetti M, Bouza E. Invasive mould infections in the ICU setting: complexities and solutions. J Antimicrob Chemother 2017;72(suppl 1):i39-47. Dadwal SS, Kontoyiannis DP. Recent advances in the molecular diagnosis of mucormycosis. Expert Rev Mol Diagn 2018;18(10):845-54. Guinea J, Escribano P, Vena A, Munoz P, Martinez-Jimenez MD, Padilla B, et al. Increasing incidence of mucormycosis in a large Spanish hospital from 2007 to 2015: Epidemiology and microbiological characterization of the isolates. PloS One 2017;12(6):e0179136. Lanternier F, Poiree S, Elie C, Garcia-Hermoso D, Bakouboula P, Sitbon K, et al. Prospective pilot study of high-dose (10 mg/kg/day) liposomal amphotericin B (L-AMB) for the initial treatment of mucormycosis. J Antimicrob Chemother 2015;70(11):3116-23. Marty FM, Ostrosky-Zeichner L, Cornely OA, Mullane KM, Perfect JR, Thompson GR 3rd, et al. Isavuconazole treatment for mucormycosis: a single-arm open-label trial and case-control analysis. Lancet Infect Dis 2016;16(7):828-37. Criptococosis ETIOLOGÍA La criptococosis es una micosis sistémica de distribución mundial, causada habitualmente por Cryptococcus neoformans, que afecta generalmente a individuos inmunodeprimidos. El género Crypto- coccus incluye más de 30 especies, aunque C. neoformans y, con menor frecuencia, C. gattii causan infecciones en el ser humano. Es un hongo levaduriforme, que aparece rodeado de una cápsula polisacárida en los tejidos y en los medios de cultivo bacteriológicos y micológicos. Sobre la base de los determinantes antigénicos del polisacárido capsular y de diferencias genéticas, se distinguen cuatro serotipos, dos especies y dos variedades: C. neoformans variedad grubii (serotipo A), C. neoformans variedad neoformans (serotipos D) y C. gattii (serotipos B y C). EPIDEMIOLOGÍA Y PATOGENIA Existen diferencias importantes en la ecología de las variedades grubii y neoformans respecto de C. gattii y de C. neoformans. Las variedades neoformans y grubii son saprófitos de la naturaleza de distribución universal y se aíslan a partir de los excrementos secos de las aves. Sin embargo, es probable que su nicho ecológico sean los vegetales en descomposición y la madera de ciertos árboles en áreas frecuentadas por pájaros, especialmente palomas y pollos, que ingerirían vegetación contaminada. La variedad grubii es la más común en zonas templadas como Europa y EE. UU. Por el contrario, C. gattii no se ha podido ais- lar en los pájaros y procede de ciertas especies de eucaliptos que crecen fundamentalmente en regiones tropicales y subtropicales (Australia, sur de California, Brasil, Hawái, sudeste asiático y África central) y de otros árboles, como abetos, arces y robles, como sugiere el brote de criptococosis que se describió en la isla de Vancouver (Canadá). Sin embargo, la descripción de clusters causados por esta especie en el noroeste de Norteamérica muestra un cambio en la epidemiologia de esta especie. La importancia de las distintas especies y variedades de cripto- coco varía en función de la localización geográfica y de la enferme- dad subyacente del paciente. Así, hasta el inicio del sida, la variedad más prevalente era la neoformans, mientras que en infectados por el HIV prevalece la variedad grubii, y en inmunocompetentes, C. gattii, que, debido a las mejoras indiscutibles en su identificación, se aísla de forma creciente también en inmunodeprimidos. El mecanismo de infección humana por criptococo no está claro, y se baraja la inhalación de aerosoles originados en los excre- mentos de las palomas o en los eucaliptos y la ingesta de vegetales contaminados por este hongo. Se ha descrito la transmisión entre individuos a través de órganos trasplantados, y se han comunicado casos de infección nosocomial y de transmisión maternofetal. No se conoce ningún caso de contagio a partir de animales enfermos. De forma excepcional, la infección se transmite por punción accidental y ocasiona una enfermedad cutánea localizada. Los principales factores de virulencia son la cápsula, la producción de melanina y la capacidad de crecer a temperaturas elevadas en el cuerpo de los mamíferos. La inhalación del hongo se sigue habitualmente de una infec- ción pulmonar asintomática que puede permanecer latente mien- tras la inmunidad se mantenga íntegra. Sin embargo, según el tamaño del inóculo, de la virulencia de la cepa y, especialmente, de la situación inmunológica del huésped, la infección pulmonar puede ser sintomática y diseminarse por vía hematógena al sis- tema nervioso central o a cualquier otro órgano. El período de incubación no se conoce. La mayoría de las infecciones sintomáticas se producen en pacientes con alguna enfermedad que altera la inmunidad celular. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2238 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas El 80%-90% de los casos inciden en pacientes infectados por el HIV y con recuentos inferiores a 200 linfocitos CD4/µL (tres cuartas partes tienen < 50 CD4/µL). Sin embargo, la incidencia de criptococosis en los pacientes infectados por el HIV ha disminuido en los países desarrollados desde la introducción de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), mientras que, en los países en desarrollo, la incidencia es todavía muy elevada. En los pacientes con el HIV previamente infectados por criptococo que inician el TARGAse ha descrito meningoencefalitis y afección pulmonar criptocócica como una manifestación del síndrome de reconstitución inmunológica (SRI). El resto de los casos de criptococosis se producen en pacientes tratados con glucocorticoides, trasplantados (el 0,3%-5,3% de los trasplantes de órgano sólido) o con enfermedades linfoproliferativas crónicas, como la leucemia linfática crónica. Con menos frecuencia se presenta en pacientes con sarcoidosis, diabetes, cirrosis hepática, insuficiencia renal crónica, enfermedades del tejido conjuntivo (artritis reumatoide, lupus eritematoso diseminado), linfocitopenia CD4 idiopática o que reciben terapia biológica, o excepcionalmente durante la gestación. Sin embargo, alrededor del 20% de los pacientes con criptococosis no infectados por el HIV no tienen factores de riesgo conocidos. Finalmente, la infección es rara en los niños, incluso en los afectos de sida. CUADRO CLÍNICO Aunque la puerta de entrada de la infección por criptococo suele ser respiratoria, la presentación clínica más frecuente es la neurológica en forma de meningoencefalitis. La implicación de la piel o de cualquier otro órgano en las formas diseminadas es mucho menos frecuente. Las diferencias en la presentación clínica de C. neoformans y C. gattii podrían depender de la virulencia y de la situación inmuno- lógica del huésped. En los individuos inmunocompetentes, la criptococosis suele limitarse al pulmón, mientras que en los inmunodeprimidos, y espe- cialmente en los enfermos con sida, la infección suele estar diseminada en el momento del diagnóstico. La infección pulmonar en los pacientes inmunocompetentes suele ser asintomática, aunque algunos pueden aquejar tos, dolor torácico, fiebre o hemoptisis más excepcionalmente. La radiografía de tórax suele mos- trar uno o varios nódulos pulmonares, y, con menos frecuencia, infil- trados pulmonares localizados, derrame pleural o adenopatías hiliares. Por el contrario, en los individuos inmunodeprimidos es más frecuente la presentación sintomática con tos, expectoración, que puede ser hemoptoica, disnea y manifestaciones extrapulmonares, como fiebre, pérdida de peso y cefalea. En dichos pacientes, la infec- ción pulmonar puede tener una evolución rápidamente progresiva a un síndrome de distrés respiratorio. La gravedad de los síntomas es inversamente proporcional al recuento de linfocitos CD4 positivos o al grado de inmunodepresión. La radiografía suele mostrar infiltrados bilaterales intersticiales o mixtos y, con menos frecuencia, nódulos pul- monares, que pueden estar cavitados, o derrame pleural. La afectación pulmonar es más frecuente en la infección causada por C. gattii y puede presentarse con grandes masas pulmonares denominadas criptococomas, las cuales pueden plantear el diagnóstico diferencial con una neoplasia. La meningoencefalitis de curso subagudo o crónico es la manifes- tación más frecuente de la criptococosis. Aunque la presentación clínica es variable, los síntomas más frecuentes son la fiebre y la cefalea. En cambio, la alteración de las funciones superiores, la depresión del nivel de consciencia, la rigidez de la nuca y la lesión de los pares craneales sólo están presentes en el 20%-40% de los casos. Los déficits neurológi- cos focales y las convulsiones pueden aparecer, habitualmente de forma tardía, en el 10% de los casos. También se ha descrito la presentación en forma de una demencia, a consecuencia de la afectación difusa del cerebro o del desarrollo de hidrocefalia. En los pacientes más inmuno- deprimidos, como los enfermos con sida, la meningoencefalitis puede tener un curso más agudo debido a que la carga infectiva es mayor y la respuesta inflamatoria es menor que en los pacientes no infectados por el HIV. En esos casos es más frecuente la afección extraneurológica, principalmente pulmonar y cutánea, que está presente en el momento del diagnóstico hasta en el 30% de los casos. La TC cerebral suele ser normal. En el 10%-15% de los casos existen lesiones focales hipodensas o isodensas que captan contraste de forma nodular o en anillo. La hidrocefalia se presenta en el 10%-20% de los pacientes. Puede ser asintomática, pero habitualmente se asocia a un deterioro neurológico evolutivo. La RM craneal es más sensible que la TC y puede mostrar una dilatación de los espacios de Virchow- Robin, que es muy sugestiva de criptococosis en los pacientes de alto riesgo. El estudio del líquido cefalorraquídeo (LCR) suele mostrar una presión de apertura elevada (> 20 cm), una glucosa normal o baja, proteínas moderadamente elevadas y una pleocitosis linfocitaria dis- creta (50-500/µL). En los pacientes más inmunodeprimidos, el LCR puede ser normal o mostrar una pleocitosis mínima (< 20 células/µL) hasta en una tercera parte de los casos. Los criptococomas cerebrales son indistinguibles clínica y radio- lógicamente de otras lesiones ocupantes de espacio y pueden cursar con cefalea, náuseas, vómitos o focalidad neurológica. Los pacientes inmunocompetentes infectados por C. gattii presentan con mayor frecuencia criptococomas, hidrocefalia obstructiva y afección de los pares craneales que los pacientes inmunodeprimidos infectados por C. neoformans. Las lesiones cutáneas están presentes en el 10%-15% de las formas diseminadas y pueden adoptar diversos tipos (pápulas, pústulas, nódu- los, úlceras) y localizaciones. Con menos frecuencia se producen lesiones óseas (el 5%-10% de los casos) líticas o se afectan otros órganos (ojos, próstata, riñón, hígado, corazón). La infección prostática puede ser asintomática y constituir un reservorio para posteriores reinfecciones, especialmente en los pacientes con sida. También se han descrito casos de peritonitis espontánea criptocócica en pacientes cirróticos o con diálisis peritoneal, infectados o no por el HIV. El SRI es bien conocido en los pacientes HIV positivos con cripto- cocosis que inician el TARGA, especialmente si tienen recuentos bajos de linfocitos CD4 y/o carga vírica elevada. Se relaciona la recuperación de CD4 y la restauración de la inmunidad patógeno-específica. El SRI se presenta, igual que la criptococosis, en forma de meningitis aguda, adenopatías y afección pulmonar. Puede aparecer desde días a meses después de iniciar el TARGA, o también durante el tratamiento de la meningitis criptocócica al poco tiempo de iniciar el TARGA. También se han descrito casos de SRI en pacientes receptores de trasplantes de órgano sólido al reducir el tratamiento inmunodepresor, especialmente si reciben pautas de inmunodepresión intensa. Finalmente, se ha des- crito en pacientes inmunocompetentes con infección por C. gattii después de iniciar el tratamiento antifúngico. En estos pacientes con SRI, a diferencia de los que tienen infección criptocócica manifiesta, los cultivos del LCR y del aspirado de los ganglios linfáticos suelen ser negativos. DIAGNÓSTICO El diagnóstico se basa en la sospecha clínica en pacientes inmunode- primidos con fiebre y cefalea habitualmente de inicio subagudo. Ante la sospecha de un aumento de la presión intracraneal o de una lesión con efecto masa, se debe realizar una prueba de imagen antes de realizar una punción lumbar midiendo la presión intracraneal. El diagnós- tico microbiológico se fundamenta en la observación y el aislamiento del criptococo en muestras clínicas (LCR, sangre, orina y tejidos), aunque también es de gran utilidad la detección del antígeno capsular criptocócico en el LCR y el suero. La tinción con tinta china del sedimento del LCR o de otras mues- tras clínicas tras la centrifugación es una técnica sencilla, que tiñe toda la preparación de negro excepto la cápsula del criptococo y permite realizar un diagnóstico presuntivo rápido de criptococosis (fig. 276-1). Es positiva en más del 80% de las meningitis criptocócicas que ocurren en los pacientes con sida, en los que el número de microorganismos es mayor, y hasta en la mitad de los casos en los enfermosHIV negativos. Sin embargo, el diagnóstico debe confirmarse por el cultivo, ya que puede tener falsos positivos. Con la tinción de Gram, el criptococo aparece grampositivo en las muestras clínicas, aunque esta técnica es menos sensible que la tinta china. En los tejidos, C. neoformans es difícil de observar con las tinciones habituales; son útiles las tinciones de metenamina de plata o el ácido peryódico de Schiff. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V II CAPÍTULO 276 Criptococosis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2239 El criptococo puede crecer en la mayoría de los medios para bac- terias y hongos. Sin embargo, el medio de cultivo más idóneo es el agar Sabouraud sin cicloheximida, en el que las colonias de color variable, convexas, lisas y mucoides aparecen a las 48-72 h. Los aislados pueden identificarse por reacciones bioquímicas. La identificación de las especies y variedades de C. neoformans y C. gattii puede realizarse por diversos métodos serológicos y genotípicos. El cultivo del LCR es positivo en más del 90% de las meningitis criptocócicas, aunque su negatividad —especialmente frecuente cuando el inóculo es bajo— no descarta la infección. La mayor rentabilidad diagnóstica se obtiene al estudiar varias muestras o un mayor volumen (5-10 mL) de LCR. El cultivo de otras muestras (sangre, esputo, orina y cualquier lesión cutánea existente) también es aconsejable cuando se sospecha una criptococosis. El hemocultivo es positivo en el 10%-70% de los casos, y resulta más rentable en las formas diseminadas y en los pacientes con sida o gravemente inmunodeprimidos. El aislamiento de Cryptococcus en el esputo es diagnóstico de infección (especialmente en inmunode- primidos) incluso en ausencia de expresión clínica, y obliga a descartar una forma diseminada. La colonización de las vías respiratorias incluso en presencia de alguna enfermedad pulmonar crónica es excepcional. La broncoscopia con lavado broncoalveolar es más sensible que el esputo para el diagnóstico de la infección pulmonar. Las pruebas serológicas para la detección del antígeno capsular crip- tocócico por aglutinación o enzimoinmunoanálisis en el LCR y el suero de los pacientes con enfermedad invasora y meningitis criptocócica constituyen una técnica de diagnóstico rápido que tiene una sensibi- lidad y una especificidad superiores al 95%. Los falsos positivos son raros, especialmente con títulos iguales o superiores a 1:8. En las fases precoces de la infección, esta prueba puede resultar positiva antes que el cultivo, especialmente cuando se obtiene un escaso volumen de LCR. Los falsos negativos son poco frecuentes, pero pueden ocurrir en las fases precoces asintomáticas, en las meningitis crónicas y en pacientes con títulos muy elevados debido al efecto prozona. Las titulaciones más elevadas se producen habitualmente en los pacientes con sida, en los que un título inicial superior a 1:1.024 se correlaciona con un número mayor de microorganismos, un mayor grado de inmunodepresión y un peor pronóstico. Los títulos iniciales de antígeno en el LCR y/o el suero suelen correlacionarse con la carga fúngica y tener significado pronóstico en pacientes con meningitis. Sin embargo, son poco útiles para el seguimiento, ya que pueden permanecer elevados durante meses e incluso con cultivos negativos. Las técnicas de biología molecular han demostrado buena sensi- bilidad y especificidad en muestras de LCR, respiratorias y de orina en relación con las técnicas convencionales. Sin embargo, no están estandarizadas ni se aplican de forma rutinaria. La infección persistente se define como la persistencia de cultivos de LCR positivos después de 2-4 semanas de tratamiento antifúngico efectivo. La recidiva de la infección se define como el aislamiento de criptococos viables de un foco estéril con cultivo previo negativo y la reaparición de síntomas. PRONÓSTICO El pronóstico de la criptococosis depende de la enfermedad de base y fundamentalmente del control de la situación de inmunodepresión del paciente, así como del inóculo de la infección y de la gravedad de la presentación. El pronóstico de la meningitis criptocócica es peor en los pacientes con alteración del nivel de consciencia, una tinción de tinta china muy positiva, un título de antígeno criptocócico en el LCR igual o mayor de 1:1.024, una escasa respuesta inflamatoria en el LCR (< 20 leucocitos/µL) y una presión elevada del LCR (≥ 25 cm). La detección precoz y el tratamiento de la presión intracraneal elevada mejoran el pronóstico de la meningitis criptocócica. El tratamiento de la enfermedad de base del paciente influye en el pronóstico de la infección, de forma que este ha mejorado en los pacientes con sida que reciben TARGA y es muy malo en los pacientes con enfermedad hepática grave, en enfermedades hematológicas malignas o en los sujetos que reciben dosis de prednisona superiores a los 20 mg/día. La mortalidad de la meningitis criptocócica en los países desarro- llados es del 10%-25% en los primeros 6-12 meses, mientras que en los países en desarrollo puede alcanzar el 100%. TRATAMIENTO El tratamiento de la criptococosis ha cambiado desde la aparición del sida. La anfotericina B desoxicolato o las formulaciones lipídicas de anfotericina B y la flucitosina son activas frente a C. neoformans y C. gattii, y se comportan en combinación como fungicidas. A pesar de que en las guías de la IDSA la anfotericina B desoxicolato figura como primera elección, la mayoría de los textos consultados sugieren en la actualidad priorizar el uso de las formulaciones lipídicas basado en su menor toxicidad, y minimizar así las interrupciones del tratamiento. Por el contrario, los azoles (especialmente el fluconazol y el itraconazol), a pesar de ser activos frente a C. neoformans y algo menos frente a C. gattii, son fungistáticos. El fluconazol es preferible al itraconazol debido a su mayor biodisponibilidad, y a su menor índice de interacciones y de toxicidad gastrointestinal. El desarrollo de resistencias a la anfotericina B y al fluconazol durante el tratamiento es excepcional, aunque el uso de dosis bajas de este último en la profilaxis de la candidiasis orofaríngea ha favorecido la aparición de cepas con concentración inhibitoria mínima elevada al fluconazol, lo que podría explicar algunos fracasos terapéuticos. El uso intratecal de la anfotericina B desoxicolato no es aconsejable, ya que puede causar aracnoiditis. Las equinocandinas no son activas frente a C. neoformans. La criptococosis debe tratarse siempre, con la posible excepción de algunas formas pulmonares, en pacientes inmunocompetentes. El objetivo del tratamiento difiere en los pacientes HIV negativos y en los pacientes con sida; mientras que en los primeros se intenta erradicar la infección, en los segundos se pretende controlarla, disminuir la mortalidad y prevenir las recidivas. En la criptococosis pulmonar de los pacientes inmunocompetentes debe descartarse la afección extrapulmonar según las manifestaciones clínicas del paciente y la detección de antígeno criptocócico en el suero. La punción lumbar sólo se realizará ante la presencia de signos o síntomas neurológicos. Si el paciente está asintomático, el título de antígeno criptocócico en el suero es negativo y presenta un nódulo pulmonar, puede realizarse un seguimiento clínico sin tratamiento, ya que la lesión suele desaparecer espontáneamente tras varios meses. En Tinción con tinta china del líquido cefalorraquídeo. La cápsula de criptococo permanece sin teñir. (Por cortesía de la Dra. G. Fernández Rivas, Servicio de Microbiología, HospitalUniversitari Germans Trias i Pujol, Badalona, Barcelona.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org 2240 SECCIÓN XVII Enfermedades infecciosas cambio, en los individuos sintomáticos, con afección radiológica más extensa o con derrame pleural, es aconsejable realizar un tratamiento con fluconazol en dosis de 400 mg/día durante al menos 3 meses, que puede prolongarse a 6-12 meses en el caso de criptococomas pulmo- nares ocasionados por C. gattii. En pacientes con afección pulmonar grave (infiltrados pulmonares difusos) o enfermedad diseminada (afección de dos o más órganos no contiguos o título de antígeno criptocócico en suero mayor de 1:512), se utilizará el mismo régimen terapéutico que el que se describe en casos de meningoencefalitis criptocócica en pacientes no infectados por el HIV. En los pacientes inmunodeprimidos, infectados o no por el HIV, la posibilidad de que coexista afección extrapulmonar diseminada y especialmente neurológica es muy elevada, por lo que antes de iniciar un tratamiento antifúngico es obligado realizar una prueba de detección de antígeno criptocócico en el suero y una punción lumbar para el estudio del LCR. Descartada la infección diseminada, se realizará siempre tra- tamiento con anfotericina B liposómica (3-4 mg/kg de peso y día) o anfotericina complejo lipídico (5 mg/kg de peso y día) o anfotericina B desoxicolato en dosis de 0,5-0,8 mg/kg de peso y día por vía i.v. du- rante 8-10 semanas asociada a flucitosina (100 mg/kg de peso y día, di- vididos en cuatro dosis). El fluconazol en dosis de 400 mg/día p.o. o i.v. (durante 6-12 meses) puede ser una alternativa al tratamiento inicial en los casos menos graves o para completar el tratamiento tras conseguir una respuesta clínica favorable. En casos de infección por el HIV (y CD4 < 100 células/µl) o pacientes con cáncer que deben recibir citostáticos, hay que considerar proseguir la terapia supresiva mediante fluconazol con la dosis de 200 mg/día p.o. La meningoencefalitis criptocócica es mortal sin tratamiento. Los pilares básicos son el tratamiento antifúngico de inducción (al menos 2 semanas), consolidación (al menos 8 semanas) y mantenimiento (al menos 1 año), el abordaje de la hipertensión intracraneal y la reducción de la terapia inmunodepresora en el caso de que esta sea el factor predisponente Además, si el paciente está infectado por el HIV o ha sido sometido a un trasplante de órgano sólido, debe plantearse la prevención del SRI, la cronología en el inicio del TARGA y la pre- vención primaria de esta infección. Los glucocorticoides no aportan beneficio terapéutico. En los pacientes HIV positivos con criptococosis meníngea, el trata- miento de inducción de elección es una formulación lipídica de anfoteri- cina B (anfotericina liposómica, 3-4 mg/kg de peso y día, o anfotericina complejo lipídico, 5 mg/kg de peso y día) durante 2 semanas o hasta conseguir la estabilidad clínica. La adición de flucitosina (100 mg/kg de peso y día, dividida en 4 dosis) en esta fase se ha asociado a una negativización más rápida del cultivo del LCR, a una disminución de la mortalidad y a un riesgo menor de recidiva en el primer año, sin aumentar la toxicidad. Si no se dispone de formulación lipídica, se puede utilizar anfotericina B desoxicolato (0,7-0,8 mg/kg de peso y día) asociada a flucitosina en las mismas dosis. En los pacientes con insufi- ciencia renal o que presentan nefrotoxicidad durante el tratamiento, es aconsejable monitorizar la concentración de flucitosina para mantener las concentraciones séricas por debajo de 100 µg/mL con el fin de dis- minuir el riesgo de efectos secundarios. Si no se dispone de flucitosina, se administrará anfotericina B (formulación lipídica o desoxicolato) en las mismas dosis asociada a fluconazol (400 mg/12 h p.o.). Tras conseguir la esterilización del LCR (∼2 semanas), puede seguirse con fluconazol (400 mg/día p.o.) o, en el caso de haber utilizado fluconazol en lugar de flucitosina en fase de inducción, se seguirá con la dosis de 400 mg cada 12 h p.o. hasta completar 8 semanas de tratamiento (fase de consolidación). A continuación, en la fase de mantenimiento, se continuará de forma indefinida con dosis de fluconazol inhibidoras (200 mg/día), aunque es posible plantear su retirada al año en función de la situación de la infección por el HIV. Existen dos ensayos con resultados contrapuestos que han comparado la eficacia de una triple terapia (anfotericina B, flucitosina y fluconazol) frente a la biterapia (anfotericina B y flucitosina). Existen ensayos que permiten conside- rar pautas más cortas de anfotericina B desoxicolato combinada con flucitosina y/o dosis más altas de fluconazol (1.200 mg/día) en países con recursos económicos limitados. En la meningoencefalitis criptocócica de los pacientes HIV negativos, las estrategias proceden de estudios realizados en pacientes infectados por el HIV. En este sentido, el tratamiento de inducción de elección es la combinación de anfotericina B liposómica (3-4 mg/kg de peso y día) o anfotericina complejo lipídico (5 mg/kg de peso y día), debido al riesgo que tienen estos pacientes de nefrotoxicidad y de interacción con los inhibidores de la calcineurina en el caso de pacientes trasplantados, asociada en ambos casos a la flucitosina (100 mg/kg de peso y día), con monitorización estrecha de la función renal. Si no se dispone de una formulación lipídica de anfotericina B, se podrá utilizar anfotericina B convencional (0,7 mg/kg de peso y día) en combinación con flucitosi- na en las mismas dosis. La combinación de anfotericina B con flucitosina ha mostrado tener una menor mortalidad que la anfotericina sola o combinada con fluconazol. En el caso de no poder utilizar flucitosina, se emplearán dosis mayores (6 mg/kg de peso y día) y más prolongadas (4-6 semanas) de anfotericina liposómica. Sin embargo, dada la mayor toxicidad de esta pauta, se puede considerar combinar las mismas dosis de una formulación lipídica de anfotericina B con fluconazol (800 mg/día). La fase de inducción se prolongará hasta que el paciente quede afebril y los cultivos del LCR sean negativos (habitualmente 2 semanas), y siempre y cuando no haya complicaciones neurológicas, se pueda utilizar flucitosina, el número de UFC/mL de criptococo aislado en el primer LCR sea inferior a 5 log 10, el título inicial de antígeno criptocócico en el suero no supere 1:160 y la infección no sea ocasio- nada por C. gattii. En caso contrario se deberá considerar prolongar la duración de la fase de inducción a 4-6 semanas. Para la consolidación, se utilizará tanto en trasplantados como en no trasplantados el fluconazol por vía oral (400-800 mg/día) durante 8 semanas en función de la evolución clínica y de la enfermedad de base del paciente. Finalmente, y durante la fase de mantenimiento, se reducirá la dosis de fluconazol a 200-400 mg/día y se mantendrá durante un período aproximado de 6-12 meses. En pacientes en terapia biológica o prednisona con dosis mayores de 40 mg/día, se aconseja prolongar la fase de mantenimien- to más allá de los 12 meses. En la tabla 276-1 se expone el tratamiento antifúngico de la meningoencefalitis criptocócica. En caso de una paciente gestante, la criptococosis es más pre- valente en el tercer trimestre del embarazo, tiene una mortalidad que ronda el 25% y la experiencia en el tratamiento de la menin- goencefalitis criptocócica es muy limitada. En esta circunstancia, el tratamiento antifúngico ha de durar todo el embarazo, y en el pos- parto pueden aparecer síntomas de SRI. Para la fase de inducción se utilizará anfotericina B convencional (0,7-1 mg/kg de peso y día), de la que se dispone de mayor experiencia, o anfotericinaB liposómica (3-4 mg/kg de peso y día) o anfotericina complejo lipídico (5 mg/kg de peso y día) durante al menos 4 semanas. Es preferible no utilizar la flucitosina por sus efectos teratógenos, especialmente en el primer trimestre. Durante la fase de consolidación, se puede continuar con anfotericina B o cambiar a fluconazol, este último sólo durante el segundo y el tercer trimestres. El aumento de la presión intracraneal antes, durante o después del tratamiento de la meningitis criptocócica conduce a un deterioro neurológico (aumento de la cefalea, depresión de consciencia, afección de los pares craneales) y puede llevar a la muerte súbita en las primeras semanas sea cual sea la enfermedad subyacente del paciente. Por ello, cuando la presión del LCR sea superior a 25 cm, es necesario practi- car punciones lumbares repetidas incluso diarias, colocar un drenaje lumbar o incluso realizar una derivación lumboperitoneal. No son adecuados para el control de la hipertensión intracraneal ni el manitol, ni la acetazolamida ni los glucocorticoides, excepto estos últimos en el SRI. No se debe administrar dexametasona como coadyuvante del tratamiento de inducción por cuanto puede reducir la actividad fungicida de los fármacos y aumentar la morbilidad de la infección. En caso de que el paciente esté bajo tratamiento inmunosupresor, se deben tener en cuenta las interacciones medicamentosas entre los inmunodepresores y la terapia antifúngica. Por otro lado, la reducción de la terapia inmunosupresora, beneficiosa en el control de la infección criptocócica, puede conllevar un rechazo del injerto o un SRI. Se des- conoce la estrategia óptima, aunque parece que una reducción gradual y lenta de tales fármacos sería lo aconsejable. En el caso de pacientes trasplantados en tratamiento con inhibidores de la calcineurina y glu- cocorticoides, deben reducirse en primer lugar estos últimos, ya que los inhibidores de la calcineurina tienen actividad anticriptocócica in vitro. Los síntomas del SRI suelen remitir espontáneamente y no se debe modificar el tratamiento antifúngico. La pleocitosis leucocitaria en el Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org S E C C IÓ N X V II CAPÍTULO 276 Criptococosis © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 2241 LCR es frecuente. Si aparecen síntomas de hipertensión intracraneal, se pueden utilizar glucocorticoides (prednisona 0,5-1 mg/kg de peso y día), aunque no existen estudios que demuestren su eficacia. Para evitar su aparición en los pacientes infectados por el HIV naïve, se aconseja posponer el inicio del TARGA hasta la estabilización clínica de la infección criptocócica (2-10 semanas). Existen estudios que demuestran una mejor supervivencia de pacientes infectados por el HIV naïve cuando inician el TARGA de forma tardía. Para evaluar la respuesta al tratamiento de la meningoencefa- litis criptocócica se realizará un cultivo del LCR cada semana (en pacientes no infectados por el HIV la frecuencia de las punciones lumbares puede ser menor) hasta la esterilización del líquido. En los pacientes con un cultivo del LCR que persiste positivo, se debe evaluar la adherencia al tratamiento y la aparición de resistencias. Posteriormente se harán controles al finalizar el tratamiento y 1, 2, 3 y 6 meses después, así como un control anual, especialmente en pacientes gravemente inmunodeprimidos. Esta estrategia ha permitido reducir el riesgo de recidivas de un 15%-25% a un 1,3%. El tratamiento de las recidivas puede realizarse con el mismo fármaco del primer episodio, pero con dosis más elevadas y durante períodos más prolongados. Por lo que se refiere al tratamiento del criptococoma cerebral, sólo existen estudios observacionales. Se aconseja una terapia de inducción mediante la combinación de anfotericina B convencional (0,7-1 mg/kg de peso y día) o una formulación lipídica (anfotericina B liposómica en la dosis de 3-4 mg/kg de peso y día) y flucitosina durante al menos 6 semanas para pasar posteriormente a las terapias de consolidación y mantenimiento con fluconazol (400-800 mg/día) durante 6-18 meses. Si existe efecto masa, se pueden utilizar glucocorticoides, especialmente si existe déficit neurológico. La cirugía es necesaria en caso de lesiones mayores de 3 cm o cuando existe un intenso efecto masa a pesar de diversos tratamientos de inducción o en casos de afectación del nervio óptico. Si aparece hidrocefalia en el caso de criptococomas cerebrales, se implantará una derivación. PROFILAXIS La profilaxis se contempla únicamente en pacientes infectados por el HIV para los que el inicio precoz del TARGA es el mejor modo de prevenir la enfermedad criptocócica. En pacientes con un recuento de linfocitos CD4 positivos inferior o igual a 100 células/µL, se acon- seja monitorizar el título de antígeno criptocócico en el suero, de modo que, si este es superior a 1:160, se debe completar una fase de inducción y diferir el TARGA entre 2 y 10 semanas. Si, por el contrario, el título de antígeno criptocócico en el suero es inferior a 1:160, se aconseja iniciar fluconazol y posponer el inicio del TARGA entre 2 y 4 semanas. En caso de no poder monitorizar el título de antígeno criptocócico en el suero, se aconseja hacer profilaxis con fluconazol en países con pocos recursos económicos. Por el contrario, no se aconseja realizar profilaxis en países con incidencia baja de enfermedad criptocócica, como EE. UU. BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL Chen SC, Meyer W, Sorrell TC. Cryptococcus gattii infections. Clin Microbiol Rev 2014;27:980-1024. Maziarz EK, Perfect JR. Cryptococcosis. Infect Dis Clin Norh Am 2016;30: 179-206. Panel on Opportunistic Infections in HIV-Infected Adults and Adolescents. Guidelines for the prevention and treatment of opportunistic infections in HIV-infected adults and adolescents: Recommendations from the Centers for Disease Control and Prevention, the National Institutes of Health, and the HIV Medicine Association of the Infectious Diseases Society of America. Disponible en: http://aidsinfo.nih.gov/contentfiles/lvguidelines/ adult_oi.pdf (Acceso el 20 de enero de 2020.) Perfect JR, Dismukes WE, Goldman DL, Graybill RJ, Hamill RJ, Harrison TS, et al. Practice guidelines for the management of cryptococcal disease: 2010 update by the Infectious Diseases Society of America. Clin Infect Dis 2010;50:291-322. TABLA 276-1 Situación Inducción Inducción si no se utiliza flucitosina Consolidación Mantenimiento Pacientes HIV positivos ANB liposómica (3-4 mg/kg de peso y día i.v.) o ABLC (5 mg/kg de peso y día i.v.) o ANBda (0,7-0,8 mg/kg de peso y día i.v.) + flucitosinab (100 mg/kg de peso y día p.o.) durante 2 semanasc ANB liposómica (4 mg/kg de peso y día i.v.) o ABLC (5 mg/kg de peso y día i.v.) o ANBda (0,7 mg/kg de peso y día i.v.) + fluconazol 400 mg/12 h p.o. durante 2 semanasc Fluconazol, 400 mg/día p.o. durante 8 semanas Si en inducción se ha utilizado combinación con fluconazol, se seguirá con fluconazol en la dosis de 400 mg/12 h p.o. durante 8 semanas Fluconazol, 200 mg/día p.o. durante ≥ 1 año Pacientes HIV negativosd ANB liposómica (3-4 mg/kg de peso y día i.v.) o ABLC (5 mg/kg de peso y día i.v.) o ANBda (0,7-0,8 mg/kg de peso y día i.v.) + flucitosinab (100 mg/kg de peso y día p.o.) durante 2 semanasc ANB liposómica (3-4 mg/kg de peso y día i.v.) o ABLC (5 mg/kg de peso y día i.v.) + fluconazol (800 mg/día i.v.) durante 4-6 semanas o ANB liposómica (6 mg/kg de peso y día i.v.) o ABLC (5 mg/kg de peso y día i.v.) durante 4-6 semanas Fluconazol, 400-800 mg/día p.o. durante 8 semanas Fluconazol, 200-400 mg/ día p.o. durante 6-12 meseseaSi no se dispone de formulación lipídica de anfotericina B. bSi existe riesgo de nefrotoxicidad o insuficiencia renal, se deberán monitorizar los niveles de flucitosina y disminuir la dosis del fármaco. Si el filtrado glomerular (FG) es de entre 20 y 50, se administrará la mitad de la dosis diaria; si el FG es < 20, se administrará una cuarta parte de la dosis diaria; si el paciente está en hemodiálisis, se administrará la mitad de la dosis diaria tras la diálisis, y en casos de diálisis peritoneal, se administrará 0,5-1 g/día. cEl tratamiento en fase de inducción se ha de prolongar un mínimo de 2 semanas y finalizará cuando el cultivo del líquido cefalorraquídeo sea negativo. dIncluye pacientes trasplantados y no trasplantados. eEn determinadas situaciones, la duración de la fase de mantenimiento superará los 12 meses. ABLC: anfotericina B complejo lipídico; ANB: anfotericina B; ANBd: anfotericina B desoxicolato. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org Push Button0:
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