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Zara: moda rápida, realmente rápida Zara, el vendedor minorista de ropa, tiene mucha energía. Vende diseños de moda “elegantes y baratos”, muy parecidos a los de marcas reconocidas, pero a precios moderados. Zara es el prototipo de una nueva generación de vendedores minoristas de “moda rápida”; es decir, compañías que reconocen y responden a las últimas tendencias de la moda con rapidez y con habilidad. Mientras los vendedores de la competencia aún están trabajando en sus diseños, Zara ya tiene la última moda en sus tiendas y está empezando a dar su siguiente gran paso. Zara ha atraído a una clientela casi de culto en los últimos años. Después de la reciente crisis económica, incluso los consumidores adinerados están respondiendo de forma masiva a las ofertas elegantes pero accesibles de la empresa. Gracias a su tórrido crecimiento, las ventas, las utilidades y la presencia de la tienda de la empresa matriz, Inditex ubicada en España, han crecido más de cuatro veces desde el 2000. A pesar de la crisis económica, Inditex abrió 450 tiendas el año pasado, mientras que otros minoristas grandes como Gap, cerraron las suyas. A pesar de la economía deprimida, las ventas de Inditex aumentaron 9% el año pasado, mientras que las ventas de Gap disminuyeron. Como resultado, la compañía superó a Gap para convertirse en el vendedor minorista de ropa más grande del mundo. Sus 4 670 tiendas en 74 países alcanzaron 149 000 millones de dólares en ventas el año pasado. Es evidente que Zara vende los productos adecuados para esta época. Sin embargo, su sorprendente éxito no sólo proviene de lo que vende; quizá su éxito se debe a la forma y a la rapidez con que su innovador sistema de distribución entrega lo que vende a clientes que esperan con ansiedad sus productos. Zara entrega moda rápida, moda realmente rápida. A través de una integración vertical, la compañía controla todas las fases del proceso, desde el diseño y la fabricación, hasta la distribución por medio de las tiendas que ella misma administra. El sistema de suministro integrado la convierte en una compañía más rápida, más flexible y más eficiente que competidores internacionales como Gap, Benetton y H&M. Zara es capaz de llevar un nuevo concepto de moda desde el diseño, la fabricación y hasta la colocación en los anaqueles de las tiendas en tan sólo dos semanas, mientras que los competidores a menudo tardan seis meses o más. Además, los bajos costos resultantes le permiten ofrecer la última moda a precios bajos. El proceso completo inicia con información acerca de lo que los consumidores desean. Los gerentes de las tiendas actúan como observadores de las tendencias; patrullan los pasillos de las tiendas utilizando computadoras portátiles, informando en tiempo real lo que se vende y lo que no se vende. Hablan con los clientes para saber qué es lo que buscan y que aún no han encontrado. Al mismo tiempo, los buscadores de tendencias de Zara visitan exhibiciones de moda en París y conciertos en Tokio, en donde buscan personas jóvenes que podrían estar usando algo nuevo o diferente. Luego llaman por teléfono a las oficinas centrales de la empresa en la pequeña ciudad de La Coruña, España, para informar lo que han visto y oído. De regreso en casa, de acuerdo con esta retroalimentación y otra información, el equipo de 300 diseñadores, 200 de los cuales trabajan específicamente para Zara, crean muchos productos innovadores de moda. Una vez que los diseñadores terminan su trabajo, inicia la producción. Sin embargo, en lugar de utilizar una mezcolanza de proveedores lentos en Asia, como la mayoría de sus competidores, Zara fabrica el 40% de sus propias telas y produce más de la mitad de su ropa. Incluso la manufactura externa se realiza principalmente con contratistas locales. Casi toda la ropa que se vende en sus tiendas de todo el mundo se fabrica con rapidez y eficiencia en las oficinas centrales o cerca de ellas, en un rincón remoto del noroeste de España. Luego, los productos terminados llegan a los modernos centros de distribución de Zara, donde se embarcan de manera inmediata y directa hacia sus tiendas de todo el mundo, ahorrando tiempo, eliminando la necesidad de almacenes, y manteniendo los inventarios bajos. Los centros altamente automatizados pueden ordenar, empacar, etiquetar y distribuir hasta 80 000 artículos por hora. De nuevo, la palabra que describe al sistema de distribución de Zara es rapidez. El tiempo promedio que transcurre entre el momento en que se recibe un pedido en el centro de distribución y la entrega de los bienes en una tienda es de 24 horas en Europa y de 48 horas en América y Asia. Las tiendas de Zara reciben pequeños embarques de mercancía nueva dos o tres veces por semana, a diferencia de las cadenas de tiendas de los competidores que reciben grandes cargamentos de temporada sólo de cuatro a seis veces por año. Sus procesos de diseño y distribución rápidos le permiten introducir un surtido abundante de modelos nuevos (unos 30 000 artículos el año pasado), a diferencia del promedio de sus competidores, que es menor a los 10 000. La combinación de una gran cantidad de nuevos modelos, entregados en pequeños lotes frecuentes, les proporciona a sus tiendas una mezcla de mercancía actualizada continuamente que atrae a sus clientes con mayor frecuencia. Los consumidores de Zara visitan la tienda un promedio de 17 veces al año, comparado con menos de cinco visitas en las tiendas de sus competidores. El movimiento rápido también resulta en menos cantidades de mercancía obsoleta y descontinuada. Debido a que la compañía fabrica lo que los clientes desean o están utilizando actualmente, no necesita adivinar qué estará de moda dentro de seis meses. En resumen, los procesos de diseño y distribución cuidadosamente integrados le proporcionan al rápido minorista una enorme ventaja competitiva. Su sistema turbo cargado produce los artículos que los clientes desean, cuando los desean, e incluso quizás un poco antes: Hace algunos veranos, Zara logró fabricar una de las tendencias más modernas de la temporada en sólo cuatro semanas. El proceso inició cuando los buscadores de tendencias hicieron llegar el rumor a las oficinas centrales: los ojales blancos (algodón con pequeños hoyos) estaban por ponerse de moda. Una rápida encuesta telefónica a los gerentes de las tiendas de Zara confirmó que la tela sería exitosa, de manera que los diseñadores internos empezaron a trabajar. Enviaron los patrones por medios electrónicos a la fábrica de Zara ubicada al otro lado de la calle, y se cortó la tela. Subcontratistas locales cosieron vestidos con ojales blancos, cuello en “V” y con cinturón (al estilo de Jackie Kennedy en 1960) y los terminaron en menos de una semana. Los vestidos de 129 dólares fueron inspeccionados, etiquetados y transportados a través de un túnel bajo la calle, hasta un centro de distribución. Desde ahí, se despacharon con rapidez a las tiendas Zara desde Nueva York hasta Tokio, donde empezaron a desaparecer de los estantes sólo dos días después.
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