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Es una mirada casi generalizada que observa y asume a la Edad Media como tiempo intermedio entre otras dos etapas de la civilización occidental y fundamentalmente como un momento oscuro, decadente y con casi nulas muestras de expresiones de progresos en todos los aspectos de la vida social de esa época.
La profundización del estudio de lo que se ha dado a llamar Edad Media y gracias a los aportes de diferentes historiadores que analizaron la etapa nos permite arribar a una consideración diferente de la que se impone habitualmente y casi como parte de un sentido común institucionalizado.
En primer lugar, no perdería de vista que la periodización de la historia es una construcción intelectual que en gran medida fue elaborada a los fines de poder estudiar los diferentes procesos que se fueron sucediendo a lo largo del tiempo. Para autores como Jacques Heers la Edad Media es una invención y una categoría artificial elaborada con un sentido pedagógico que facilite la enseñanza y compresión de la historia. Claramente el acontecer histórico es continuo y los “cortes” que se han establecido son arbitrarios y al mismo tiempo han servido para poder elaborar métodos de estudio de mayor alcance general.
El papel que cumplen los modos de explicar los tiempos históricos y las definiciones concretas de cada tiempo esconden tras de sí un intento por legitimar un proceso supuestamente progresivo contrastándolo con otro oscuro y regresivo. Es allí donde aparecen el renacimiento como término opuesto a un tiempo de decadencia y oscurantismo. Es la construcción deliberada de palabras o definiciones que en su contenido poderoso logren plasmar una intencionalidad que sirva a los fines de encumbrar un tiempo o una época por sobre otra decadente y gris.
No se trata de negar la existencia de las distorsiones sociales dentro del mundo medieval ni su derivación en una sustancial injustica y desigualdad entre polos, sino más bien poder acceder a fuentes y modos de reflexión que permitan precisar los diferentes procesos que se dan dentro de la sociedad y que de ningún modo tienen una regularidad constante. La simplificación analítica, con clara intencionalidad, no aporta elementos científicos de importancia y reduce la posibilidad de acceder a la profundidad del conocimiento histórico. Esta simplificación es la que abunda en gran parte de los “estudiosos” de la Edad Media que grafican dichas sociedades desde la mirada del mundo rural para de ese modo poder describir luego una vida de privaciones y máxima explotación que vivirían los campesinos en manos de una nobleza parasitaria e insensible. Reducir el análisis de esa forma no permite observar que dichas sociedades tenían una complejidad mucho más importante y de ninguna forma esa condición miserable se condice con el desarrollo general del tiempo medieval.
Autores como Le Goff han aportado múltiples elementos al estudio de el tiempo medieval y a descubrir el sentido de la continuidad histórica y de aquellas expresiones que independientemente de la arbitrariedad académica se siguen desarrollando a lo largo de los tiempos y muchos de los cuales pueden observarse hasta en la actualidad.

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