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World Health Organization (1992). Manual of the International Statistical Classification of Diseases, Injuries, and Causes of Death (10.a rev.). WHO, Ginebra. Capítulo 17. Esquizofrenia M. Bernardo and M. Bioque Puntos clave • La esquizofrenia es una enfermedad de alta prevalencia que se manifiesta mediante síntomas positivos, negativos, afectivos y cognitivos. • La mortalidad y la comorbilidad con patogenias médicas y psiquiátricas son muy altas. • La detección e intervención precoz mejoran significativamente su curso y pronóstico. • La teoría del neurodesarrollo integra la información etiopatogénica que define la enfermedad como una alteración genética del circuito corticotalámico. • La patología dual complica el curso, el tratamiento y el pronóstico de la enfermedad. • El tratamiento debe estructurarse a largo plazo, con unos objetivos bien definidos que incluyen la rehabilitación y la prevención de recaídas. Concepto El término esquizofrenia hace referencia a un trastorno del cerebro caracterizado por la presencia de síntomas positivos (delirios y alucinaciones), negativos o de déficit, cognitivos y afectivos. Su curso suele ser crónico y variable, causando una gran pérdida de calidad de vida del enfermo y sus familiares, siendo una de las diez primeras causas de discapacidad por enfermedad según la OMS. Asimismo, acarrea un alto coste para la sociedad al afectar a sujetos jóvenes en sus años de máxima potencialidad académica y laboral, suponiendo el 10% de la carga económica global de los trastornos mentales en Europa. Esta realidad ha comportado un gran interés en la investigación sobre esquizofrenia y primeros episodios psicóticos, tal y como demuestra la extensa y creciente producción científica en los últimos años (fig. 17-1). Figura 17-1 Número de publicaciones sobre esquizofrenia, metaanálisis y primeros episodios psicóticos. En la actualidad asistimos a una reformulación del concepto clásico de esquizofrenia, pasando a considerarse un trastorno heterogéneo de afectación multisistémica desde el inicio de su curso, además de las alteraciones psicopatológicas. En estos pacientes se han descrito, previamente al inicio de la medicación antipsicótica, un gran número de anomalías cardiometabólicas (diabetes, síndrome metabólico, aumento de grasa visceral, muerte súbita de origen cardíaco, etc.), así como en los procesos inflamatorios y del envejecimiento, comportando un acortamiento de la esperanza de vida del paciente de unos 12-15 años de media. Epidemiología La incidencia anual media de la esquizofrenia, similar en todo el mundo, se estima en un 20-40/100.000/año, alrededor del 0,7% de la población general, siendo algo mayor en varones. Se asocia una mayor incidencia en zonas urbanas, bajo nivel socioeconómico e inmigración. El inicio del trastorno suele situarse entre los 15 y los 30 años de edad, observándose también mayor precocidad en la aparición en hombres que en mujeres. El inicio precoz se asocia a una mayor carga genética, peor evolución y mayor deterioro. Además, hay un peor pronóstico en el género masculino, incluyendo peor respuesta al tratamiento farmacológico, lo que explicaría el mayor número de ingresos hospitalarios entre los varones. Etiopatogenia La heterogeneidad en su presentación clínica, curso, respuesta al tratamiento y factores asociados responde a una etiopatogenia variada que produce síndromes conductuales similares agrupados bajo la misma denominación de esquizofrenia. Genética Existe un componente claro de heredabilidad en la esquizofrenia. Se la considera una enfermedad compleja, como podrían ser la hipertensión arterial o la diabetes, en las que existen unos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de que se manifieste el síndrome esquizofrénico. Los estudios clásicos demostraron que la probabilidad de que una persona sufra la enfermedad es mayor si están afectados otros miembros de su familia y aumenta con la proximidad. Así, el riesgo es de un 8% para hermanos no gemelos de un paciente con esquizofrenia, un 12% para un hijo, un 12% para un gemelo dicigótico, un 40% para un hijo con dos progenitores que padezcan la enfermedad y un 47% para un gemelo monocigoto. En estudios de gemelos monocigóticos adoptados, se observa que los criados por padres adoptivos sufren esquizofrenia en la misma proporción que los gemelos criados por padres con esquizofrenia. Este hallazgo sugiere que la influencia genética tiene más importancia que la ambiental (80 frente a 20%), con varios genes implicados (tabla 17- importancia que la ambiental (80 frente a 20%), con varios genes implicados (tabla 17- 1), y a la vez, la ausencia de una concordancia completa indica que en el desarrollo de la enfermedad también deben estar involucrados factores no genéticos. Tabla 17-1 Genes de susceptibilidad a la esquizofrenia Gen candidato Localizacióncromosómica Función biológica DISC1/2 (disrupted in schizophrenia 1y 2) 1q42.1 Desarrollo neuronal COMT (Catechol-O-methyltransferase) 22q11.21 Degradación de catecolaminasNeurotransmisión dopaminérgica PRODH (proline dehydrogenase) 22q11.21 Catabolismo de la prolinaNeurotransmisión glutamatérgica NRG1 (neuregulin 1) 8p12 Estimulación del receptor erbB4 Expresión del receptor NMDA Neurotransmisión glutamatérgica DTNBP1 (dystrobrevin-binding protein 1) 6p22.3 Neurotransmisión glutamatérgica DAO (D-amino-acid oxidase) 12q24 Oxidación de la D-serinaNeurotransmisión glutamatérgica DAOA (D-amino acid oxidase activator) 13q34 Activación de la DAONeurotransmisión glutamatérgica RGS4 (regulator of G-protein signaling 4) 1q23.3 Regulador negativo de los receptores acoplados a proteína G Neurotransmisión dopaminérgica, serotonérgica y glutamatérgica DRD1 (dopamine receptor D1) 5q35.1 Receptores de la dopamina DRD2 (dopamine receptor D2) 11q22-23 Neurotransmisión dopaminérgica DRD3 (dopamine receptor D3) 3q13.3 Neurotransmisión dopaminérgica TH (tyrosine hydroxylase) 11p15.5 Síntesis de dopaminaNeurotransmisión dopaminérgica SLC6A3 (solute carrier family 6 member 3) 5p15.3 Transportador de la dopaminaNeurotransmisión dopaminérgica 5-HTR2A (5-hydroxytryptamine receptor 2A) 13q14-q21 Receptores de la serotonina Neurotransmisión serotonérgica 5-HTR2C (5-hydroxytryptamine receptor 2C) Xq24 Receptores de la serotonina Neurotransmisión serotonérgica TPH1 (tryptophan hydroxylase 1) 11p15.3-p14 Síntesis de serotoninaNeurotransmisión serotonérgica SLC6A4 (solute carrier family 6 member 4) 17q11.1-q12 Transportador de la serotoninaNeurotransmisión serotonérgica GRM3 (glutamate receptor metabotropic 3) 7q21.1-q21.2 Receptor de glutamato Neurotransmisión glutamatérgica SLC1A3 (solute carrier family 1 member 3) 15p13 Transportador de glutamatoNeurotransmisión glutamatérgica MAOA (monoamine oxidase A) Xp11.3 Degradación de dopamina y serotonina MAOB (monoamine oxidase B) Xp11.23 Neurotransmisión dopaminérgica y serotonérgica NOTCH4 (notch homolog 4 Drosophila]) 6p21.3 Diferenciación celularHipótesis del neurodesarrollo APOE (apolipoprotein E 19q13.2 Catabolismo de las lipoproteínasHipótesis de la neurodegeneración AKT1 (V-akt murine thymoma viral oncogene homolog 1) 14.p32.32 Proteína cinasa B Transmisión sináptica y plasticidad neuronal oncogene homolog 1) 14.p32.32 Transmisión sináptica y plasticidad neuronal Neuroquímica La hipótesis de un desequilibrio de la función dopaminérgica es la principal hipótesis neuroquímica de la esquizofrenia. La enfermedad sería el resultado de un exceso de actividad dopaminérgica en la zona subcortical (receptores D2), que sería responsable de los estados psicóticos, y una hipofunción en la corteza prefrontal (receptores D1), que contribuye a los síntomas negativos y cognitivos de la enfermedad. La teoría se desarrolló a partir de dos observaciones: a) primero, el efecto terapéutico de la mayoría de fármacos antipsicóticos se correlaciona con su capacidad de actuar como bloqueadores (antagonistas) del receptor D2, y b) segundo, los fármacos queaumentan la actividad dopaminérgica (agonistas), especialmente las anfetaminas, pueden empeorar los síntomas psicóticos en pacientes con esquizofrenia y también provocarlos en sujetos sanos. Otros neurotransmisores implicados son la serotonina, que ha recibido gran atención a partir de la observación de que los antipsicóticos de nueva generación son antagonistas dopamina-serotonina (clozapina, olanzapina, quetiapina, risperidona, ziprasidona), y el glutamato, con posible implicación mediante la reducción en la transmisión glutamatérgica, vía receptores NMDA (los antagonistas del receptor NMDA, por ejemplo fenciclidina [PCP, polvo de ángel] inducen síntomas psicóticos parecidos a la esquizofrenia). También se han replicado anomalías en la neurotransmisión central del GABA y colinérgicas, entre otros. Existe hipercortisolemia y errores en la regulación del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal. Neuropsicología Los trastornos neuropsicológicos de la esquizofrenia incluyen alteraciones en la atención, en la memoria de trabajo, en las funciones ejecutivas (capacidad de planificación, abstracción, anticipación y resolución de problemas), en la flexibilidad de pensamiento y en la cognición social (capacidad de entender e interactuar con el mundo que nos rodea). Estos déficits cognitivos están presentes antes del inicio de la psicosis, persisten durante su curso y se encuentran en menor grado en familiares no afectados. Neuroimagen estructural y funcional Las anomalías estructurales más consistentes descritas mediante TC y RM en la esquizofrenia se describen en la tabla 17-2. Cabe señalar que dichas alteraciones no son específicas ni diagnósticas, puesto que también se encuentran, aunque en menor grado, en otras patologías psiquiátricas como el trastorno bipolar. Algunas de estas alteraciones estructurales están presentes en menor grado en familiares no afectados de los pacientes. Tabla 17-2 Anomalías estructurales en esquizofrenia Dilatación de los ventrículos laterales y del tercer ventrículo Reducción de volumen del lóbulo temporal y del tálamo Reducción de volumen de la formación amígdalo-hipocampal Atrofia cortical global con predominio prefrontal Atrofia del vermis cerebeloso Alteraciones de la densidad Asimetrías cerebrales El hallazgo funcional más replicado mediante pruebas funcionales (PET y SPECT) es el conocido como patrón de «hipofrontalidad» (disminución relativa del metabolismo y/o del flujo sanguíneo cerebral regional) del córtex prefrontal, especialmente del córtex prefrontal dorsolateral. La hipofrontalidad es mucho más evidente ante tareas de activación cognitiva frontal. Otro hallazgo significativo es un hipermetabolismo temporal de predominio izquierdo, asociado a los síntomas positivos. Se han hallado de manera replicada alteraciones en la arquitectura del sueño, de los movimientos oculares (también en un menor grado en familiares no afectados) y en las latencias o amplitudes de varios potenciales evocados (P-50, P-300, N-100 y MMN). Anatomopatología e hipótesis del neurodesarrollo Se han descrito diversas anomalías de la citoarquitectura del córtex, que sugieren una desorganización propia de una interrupción de la migración neuronal durante el segundo trimestre de la gestación. Existen patrones aberrantes de la conectividad cortical y córtico-subcortical cuando las neuronas establecen sus redes de aferencias y eferencias. Las alteraciones neuroanatómicas señaladas en la esquizofrenia parecen encajar en un trastorno prenatal del desarrollo cerebral que afectaría principalmente a las redes neuronales temporolímbicas y del córtex prefrontal, estrechamente interconectadas y básicas para la integración afectiva, perceptiva e intelectual. La alteración de estas redes provocaría una desregulación del sistema dopaminérgico y de otros sistemas de neurotransmisión que mediarían la clínica de la enfermedad y una especial vulnerabilidad al estrés. Existe una reducción del N-acetil aspartato en el córtex frontal y temporal y de fosfomonoésteres (precursores de los fosfolípidos de membrana) en el córtex prefrontal. Los hallazgos post mortem incluyen la ausencia de gliosis, reducciones del neurópilo y alteraciones en la ubicación de elementos neuronales en una variedad de estructuras corticales y límbicas. El inicio de la clínica, típicamente en la adolescencia tardía y la edad adulta temprana, se produciría cuando las estructuras implicadas alcanzan su madurez funcional (mielinización, sinaptogénesis, eliminación o «poda» de sinapsis redundantes, etc.). Esto explicaría que las alteraciones de las estructuras cerebrales estén presentes desde el inicio de la enfermedad. También existen argumentos que apoyan la implicación de un factor ambiental en la alteración del neurodesarrollo tales como la mayor incidencia de complicaciones obstétricas y perinatales, así como la exposición materna a infecciones víricas en el segundo trimestre del embarazo. Estudios epidemiológicos han mostrado consistentemente una tendencia a un mayor número de nacimientos en invierno, lo que se hipotetiza puede ser debido a un factor estacional de tipo vírico. Se trataría de un modelo etiológico multifactorial que implicaría un factor genético y un factor ambiental que operarían de manera adversa sobre el desarrollo cerebral. La esquizofrenia constituiría una enfermedad del neurodesarrollo y no una enfermedad degenerativa. A pesar de ello, un subgrupo de pacientes puede presentar cambios progresivos cerebrales en los primeros años de evolución de la enfermedad. Cuadro clínico En la historia premórbida típica, aunque no siempre presente, los pacientes han tenido una personalidad previa esquizoide (reservada, pasiva e introvertida) o esquizotípica (aspecto extravagante, cogniciones distorsionadas, pensamiento mágico). El primer episodio de esquizofrenia a menudo viene precedido durante meses, e incluso años, por signos y síntomas prodrómicos, que suelen diagnosticarse de forma retrospectiva (tabla 17-3). Tabla 17-3 Síntomas premórbidos de la esquizofrenia Área afectada Alteraciones características Conducta Cambios en el comportamiento Pasividad e irritabilidad Lenguaje fuera de lo común Desorganización en actividades cotidianas (comida, sueño, etc.) Descuido de la higiene personal Quejas somáticas inespecíficas Pensamiento Ideas estrafalarias Preocupaciones restringidas Cognitiva y motora Déficits neuromotores Déficit en la concentración y en la atención sostenida Social y laboral Deterioro del funcionamiento laboral Aislamiento social Experiencias perceptivas raras La identificación de un caso comienza normalmente con la observación de síntomas psicóticos (alucinaciones, ideas delirantes o desorganización del proceso del pensamiento que conllevan una pérdida de contacto con la realidad en una persona con un nivel de conciencia normal) y conducta extravagante, pero muchos pacientes tienen también síntomas negativos (de déficit), incluyendo bajos niveles de activación también síntomas negativos (de déficit), incluyendo bajos niveles de activación emocional, de actividad mental y de motivación social. Estos últimos síntomas son a menudo los aspectos más debilitantes del deterioro a largo plazo (tabla 17-4). Tabla 17-4 Signos y síntomas de la esquizofrenia Trastornos del contenido del pensamiento Ideas delirantes Pobreza del contenido del pensamiento Trastornos formales del pensamiento Asociaciones laxas de ideas Incoherencia Ausencia de lógica Circunstancialidad y tangencialidad Neologismos Bloqueos Ecolalia Aumento de latencia de las respuestas Perseveración Alteraciones de la percepción Alucinaciones auditivas (ruidos, música, voces amenazantes, obscenas, acusatorias, que ordenan, comentan la actividad del sujeto o que conversan entre ellas). Son las más frecuentes Alucinaciones visuales Otras alucinaciones menos frecuentes: cinestésicas o táctiles, gustativas y olfatorias Trastornos de la afectividad Embotamiento o aplanamientoafectivo (reducción de la reactividad emocional) Afectividad inapropiada Depresión pospsicótica (hasta un 25% de pacientes) Trastornos del movimiento y de la conducta Síntomas catatónicos (mutismo, negativismo, rigidez, adopción de posturas con flexibilidad cérea, estupor o agitación catatónica) Estereotipias, manierismos, ecopraxia, obediencia automática. Deterioro global de la conducta personal y social, anergia, apatía, abulia, conducta extravagante o desorganizada, actos inmotivados, auto y heteroagresividad, inadecuación sexual Trastornos cognitivos Déficit atencional, de la memoria de trabajo, verbal y visual Alteraciones en funciones ejecutivas de planificación y abstracción Poca capacidad de abstracción Signos y síntomas físicos Signos neurológicos menores: alteraciones de la estereoagnosia, grafestesia, equilibrio y propiocepción Anomalías oculares (ausencia de contacto ocular, fijación de la mirada, aumento de la frecuencia de parpadeo y alteraciones del movimiento de seguimiento ocular Alteraciones físicas menores y anomalías dermatoglíficas Síntomas vegetativos: alteraciones del sueño (déficits de sueño delta y acortamiento de la latencia del sueño REM) y de la función sexual Síntomas positivos y negativos Los síntomas positivos o productivos reflejan la aparición de fenómenos que no estaban presentes en el pasado, mientras que los síntomas negativos o de déficit reflejan la pérdida de una capacidad o característica previamente adquirida (tabla 17-5). Tabla 17-5 Síntomas positivos y negativos de la esquizofrenia Síntomas positivos Síntomas negativos Alucinaciones Ideas delirantes Trastornos formales del pensamiento (incoherencia, descarrilamiento, tangencialidad e ilogicalidad) Conducta extravagante o desorganizada Catatonia Pobreza del lenguaje y pensamiento (alogia) Bloqueos del pensamiento Embotamiento o aplanamiento afectivo Retraimiento social Escaso autocuidado Apatía Anhedonia Abulia (pérdida de motivación, anergia e inconstancia en las actividades) Algunos modelos de análisis factorial de síntomas han considerado, en lugar de dos, tres dimensiones de síntomas (los positivos, los negativos y los síntomas de desorganización, que incluirían los trastornos formales del pensamiento y la conducta bizarra) con sus correspondientes correlatos fisiopatológicos. Diagnóstico Clasificaciones actuales La Clasificación Internacional de Enfermedades 10 (CIE-10) clasifica la esquizofrenia en nueve subtipos: paranoide, hebefrénica, catatónica, indiferenciada, residual, simple, depresión postesquizofrénica, otra esquizofrenia y esquizofrenia sin especificación; permite ocho posibilidades para clasificar el curso del trastorno, en un rango que va desde continua hasta remisión completa. Los síntomas deben estar presentes durante la mayor parte del tiempo durante 1 mes o más. Las situaciones similares que duren menos de 1 mes se diagnostican como trastorno esquizofreniforme. El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición, texto revisado (DSM-IV-TR), sin embargo, clasifica los subtipos de esquizofrenia como paranoide, desorganizado, catatónico, indiferenciado y residual, basándose primordialmente en la presentación clínica. Estos subtipos difieren en cuanto al pronóstico. En el DSM-IV-TR se requieren al menos 6 meses de duración para la esquizofrenia y de 1 a 6 meses para el trastorno esquizofreniforme. Diagnóstico diferencial La esquizofrenia continúa siendo un diagnóstico por exclusión, ya que los hallazgos clínicos no son patognomónicos y las pruebas complementarias bioquímicas, de neuroimagen funcional y estructural, fisiológicas y psicológicas carecen de la sensibilidad y especificidad requeridas para realizar un diagnóstico definitivo. Además, existe una gran heterogeneidad entre pacientes respecto a la neurobiología, las manifestaciones clínicas, el curso y la respuesta al tratamiento. El primer paso en el diagnóstico diferencial consiste en excluir los trastornos psicóticos secundarios o psicosis de causa orgánica conocida, como el consumo de sustancias secundarios o psicosis de causa orgánica conocida, como el consumo de sustancias tóxicas o de drogas psicoactivas, las alteraciones metabólicas, la epilepsia del lóbulo temporal y tumores e infecciones del SNC, entre otras. El segundo paso es diferenciar la esquizofrenia de los trastornos del estado de ánimo (psicosis afectivas). En éstos, se halla típicamente un patrón recurrente de episodios depresivos o maníacos. En caso de que aparezcan síntomas psicóticos, coinciden en el tiempo con la alteración del estado de ánimo. Los síntomas psicóticos que se observan en la esquizofrenia pueden ser idénticos a los que aparecen en otros trastornos psicóticos. El trastorno esquizofreniforme se diferencia de la esquizofrenia en que los síntomas tienen una duración de al menos 1 mes pero menos de 6 meses. El trastorno psicótico breve es el diagnóstico más adecuado si los síntomas han durado al menos 1 día pero menos de 1 mes y cuando el paciente ha vuelto a su nivel de funcionamiento premórbido después de ese período. En el trastorno esquizoafectivo aparece un síndrome depresivo o maníaco al mismo tiempo que los principales síntomas de esquizofrenia. En el trastorno por ideas delirantes persistentes (clásicamente denominado paranoia) se presentan ideas delirantes no extrañas al menos durante 1 mes, en ausencia de los otros síntomas de esquizofrenia. En los trastornos de la personalidad esquizotípico, esquizoide, paranoide y límite pueden aparecer algunas características de la esquizofrenia. En ellos los síntomas son leves, han estado presentes durante gran parte de la vida del paciente y no existe una fecha de inicio identificable. Futuro del término de esquizofrenia En la actualidad, existen grupos de trabajo para la elaboración de las nuevas clasificaciones de enfermedades psiquiátricas, tanto para el DSM-V como para la CIE- 11. El diagnóstico de esquizofrenia, tal y como se entiende en la actualidad y como se ha comentado anteriormente, carece de una relación con un fenotipo medible en la naturaleza; al combinar etiología, sintomatología, pronóstico y especificidad al tratamiento su validez es poco satisfactoria y socialmente se asocia a un estigma. Estos hechos han provocado la aparición de una nueva terminología que intenta recoger mejor este complejo trastorno y mejorar su aplicación para su uso clínico y en investigación. En este contexto han surgido los constructos «síndrome de desregulación de la saliencia» y «trastorno por desregulación dopaminérgica», basándose en la hipótesis neurobiológica que defiende que la dopamina media en la conversión de la representación neuronal de un estímulo externo neutro a una entidad atractiva o aversiva para la persona, por lo que estos sujetos procesan los estímulos externos neutros de manera aberrante debido a un mal funcionamiento de la vía dopaminérgica. Con el tiempo, iremos viendo hasta dónde llegará la implementación de este modelo en la clínica, en la investigación y a nivel social. De hecho, en Japón ya se utiliza el término Togo Shitcho Sho (síndrome de desregulación de la integración), con notable éxito en cuanto a la comunicación y la aceptación del diagnóstico por parte con notable éxito en cuanto a la comunicación y la aceptación del diagnóstico por parte del paciente. Evolución y pronóstico El pronóstico de los pacientes con esquizofrenia sigue clásicamente una distribución en tercios: un tercio permanece asintomático después del primer episodio psicótico y puede llevar una vida relativamente normal; un tercio presenta síntomas moderados pero conserva el funcionamiento social; el tercio restante presenta un marcado deterioro. Entre un 10 y un 15% de pacientes con esquizofrenia se suicidan. Estos pacientes tienen una supervivencia menor debido a una mayor mortalidad por causa orgánica, dado que tienen una mayor prevalencia de obesidad, enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos decáncer y un mayor consumo de tabaco y otras sustancias (tabla 17-6). Tabla 17-6 Factores de mal pronóstico de la esquizofrenia Factores de mal pronóstico Varón Inicio precoz Período prolongado de enfermedad no tratada Déficits cognitivos severos Síntomas negativos severos Por todo ello, aunque los servicios especializados sigan siendo los principales responsables en todo el curso de la enfermedad esquizofrénica, el papel activo de los médicos de atención primaria podría ser fundamental en las siguientes fases: 1. Detección precoz y diagnóstico temprano. 2. Alianza terapéutica de calidad con el paciente y su entorno. 3. Derivación de los pacientes con episodios agudos o recaídas a los servicios especializados adecuados. 4. Administración de psicofármacos en casos urgentes y derivación del paciente para su hospitalización. 5. Control de la salud física general. 6. Supervisión de los efectos secundarios de la medicación antipsicótica. 7. Asesoramiento a los pacientes y a sus familias para la adaptación a la enfermedad y para la búsqueda de recursos sociales que permitan la reintegración sociolaboral del paciente. Tratamiento El tratamiento de la esquizofrenia es farmacológico en la fase aguda y de mantenimiento de la enfermedad, complementándose con intervenciones psicosociales en etapas posteriores (psicoterapia individual, rehabilitación cognitiva, habilidades sociales, etc.). sociales, etc.). La intervención precoz en individuos de alto riesgo con tratamiento farmacológico y psicosocial puede prevenir el desarrollo de esquizofrenia, y la intervención rápida en caso de un primer episodio mejora los resultados finales. Tratamiento antipsicótico Los antipsicóticos son los principales fármacos utilizados en el tratamiento de la esquizofrenia. El tratamiento conlleva una clara mejoría de su sintomatología en el 60% de pacientes, mientras que el 40% mejora poco, y de ellos, un 10 % no mejora. Todos los antipsicóticos disponibles han demostrado una eficacia similar para tratar los síntomas positivos, teniendo una eficacia limitada o nula para los síntomas negativos y cognitivos. Difirieren entre sí en el perfil de efectos secundarios. Tan sólo la clozapina se ha demostrado más efectiva en síntomas positivos resistentes a otros antipsicóticos y disminuyendo la tasa de suicidio. Todos los antipsicóticos actúan bloqueando el receptor D2 de la dopamina, con diferentes grados de afinidad. El bloqueo de receptores D2 mesolímbico disminuye la activación de las neuronas dopaminérgicas, reduciendo los síntomas positivos de la enfermedad. El bloqueo dopaminérgico a otros niveles produce efectos secundarios: a nivel nigroestriado, efectos extrapiramidales, y a nivel tuberoinfundibular, aumento de la secreción de prolactina. Efectos secundarios de los antipsicóticos Véase la tabla 17-7. Tabla 17-7 Principales efectos secundarios por antipsicóticos (AP) y su tratamiento Efecto secundario Síntomas y observaciones Tratamiento Sedación El efecto secundario más frecuente.Mayor al inicio del tratamiento Disminuir dosis de AP y/o concentrarla por la noche Efectos anticolinérgicos Sequedad de boca, visión borrosa, estreñimiento, taquicardia y retención urinaria Mejoran con la continuidad del tratamiento. Betanecol para la retención urinaria Parkinsonismo Rigidez, bradicinesia y temblor Biperideno 4-8 mg/día,trihexifenidilo 5-10 mg/día Distonía Contracción muscular sostenida. Puede afectar a diferentes grupos musculares: cuello (tortícolis), ojos (crisis oculógiras) o lengua Biperideno 5 mg/i.m. Evitar antipsicóticos incisivos (tipo haloperidol) en administración intramuscular Acatisia Sensación de inquietud motora que obliga a moverseconstantemente e impide permanecer sentado Reducir AP y/o añadir benzodiazepinas o betabloqueantes Síndrome neuroléptico maligno Alteración del nivel de conciencia, rigidez, hipertermia y alteraciones autonómicas (taquicardia, hipertensión). Se asocia a leucocitosis y a aumento de las CPK Suspender el AP, medidas de soporte, bromocriptina (agonista dopaminérgico) o dantrolene (relajante muscular) maligno a leucocitosis y a aumento de las CPK (relajante muscular) Discinesia tardía Trastorno del movimiento involuntario en forma de movimientos coreicos, atetósicos o estereotipados. La región muscular más afectada es la orofacial. Puede ser irreversible. Más frecuente AP de primera generación Disminuir la dosis de AP o sustituirla Hiperprolactinemia Amenorrea y galactorrea Cambiar un AP menos incisivo Síndrome metabólico, sobrepeso y diabetes Mayor con AP de segunda generación, en especial clozapina, olanzapina, quetiapina y risperidona Medidas no farmacológicas preventivas prioritarias desde el inicio del tratamiento Disminución del umbral convulsivo Usar benzodiazepinas o anticonvulsivantes Arritmias cardíacas y muerte súbita Se asocia de forma similar a AP de primera y segunda generación Es dosis-dependiente; ajustar dosificación de AP Disfunciones sexuales Diferente perfil según el AP y las dosis. Usar medicación tipo sildenafilo Agranulocitosis 1% de los pacientes tratados con clozapina Hemogramas de control Tratamiento psicosocial y rehabilitador A pesar de la eficacia de la farmacoterapia para tratar los síntomas positivos y, en menor grado, los negativos de la esquizofrenia, el déficit cognitivo y social que se deriva de ésta necesita de tratamiento psicológico. Existen diferentes tratamientos rehabilitadores, siendo los principales: a) el entrenamiento en habilidades sociales, que se muestra efectivo como coadyuvante en la reducción de la sintomatología y en la mejora del funcionamiento psicosocial; b) la rehabilitación cognitiva, y c) la terapia de familia y psicoeducación, que ayuda a reducir la emoción expresada familiar, la tasa de recaídas y mejora el funcionamiento social del paciente. En la actualidad, las nuevas tecnologías permiten desarrollar planteamientos interactivos. Otros tratamientos Los antidepresivos se han demostrado eficaces en el tratamiento de síntomas depresivos en pacientes esquizofrénicos. La estimulación magnética transcraneal y, especialmente, la terapia electroconvulsiva pueden ser efectivas en ciertos estados clínicos (tabla 17-8). Tabla 17-8 Indicaciones de TEC en la esquizofrenia Indicaciones de tec en la esquizofrenia Comentarios Catatonia La TEC es superior al resto detratamientos Desorganización grave (negativa en la ingesta sólidos y líquidos, descontrol conductual grave) Rapidez y eficacia de la TEC Síntomas depresivos Especialmente con riesgo desuicidio Bibliografía
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