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CORRECCIÓN: SEGUNDAS SELLO FORMATO SERVICIO COLECCIÓN DISEÑO REALIZACIÓN CARACTERÍSTICAS CORRECCIÓN: PRIMERAS EDICIÓN IMPRESIÓN FORRO TAPA PAPEL PLASTIFÍCADO UVI RELIEVE BAJORRELIEVE STAMPING GUARDAS DISEÑO REALIZACIÓN TUSQUETS 13,8X21 CM RUSTICA CON SOLAPAS CMYK + Pantone Orange 021 C FOLDING 240 g MATE INSTRUCCIONES ESPECIALES 14/01 CARLOS L IB R O S P A R A P E N S A R L A C IE N C IA M E T A T E M A S C O L E C C IÓ N C R E A D A P O R J O R G E W A G E N S B E R GUn siglo después de su aparición, la mecánica cuántica continúa provocando encendidos de- bates entre los especialistas. A su vez, las para- dojas y enigmas asociados a esta teoría no de- jan de suscitar la curiosidad y el interés del gran público: ¿puede una partícula estar al mismo tiempo en dos sitios a la vez?, ¿es posible supe- rar la velocidad de la luz?, ¿qué fue fi nalmente del gato de Schrödinger? Empleando un lenguaje directo y accesible a todos los lectores, Christian von Baeyer ilumina los aspectos más controvertidos de la física cuántica apoyándose en lo que se conoce como «probabilidad bayesiana» o, en su forma abreviada, QBismo. Pero este acercamiento implica cambios profundos en nuestra com- prensión del tiempo y la materia y, sobre todo, en nuestra manera de relacionarnos con la realidad, de la que somos a la vez parte y ob- servadores. Como señala el propio autor en el prefacio, el QBismo transforma decisivamente nuestra visión del mundo externo y desafía los límites del conocimiento humano. PVP 19,00 € 10245681 9 7 8 8 4 9 0 6 6 7 4 5 3 «Hans Christian von Baeyer ha hecho un exce- lente trabajo con este libro … Por primera vez creo que sé cómo enseñar esta cuestión.» Christopher Fuchs, Universidad de Massachusetts «Con sus acostumbrados humor y elegancia, el profesor Von Baeyer nos guía a través de uno de los más recientes intentos para comprender el misterioso mundo del átomo.» James Trefil, George Mason University «Con un estilo entusiasta lleva al lector a tra- vés del mundo de la física cuántica y lo llena de sentido.» Ralph Peterson, Manhattan Book Review Ilustración de la cubierta: Diego Mallo Diseño de la colección: Planeta Arte & Diseño Hans Christian von Baeyer (1938) es profesor emérito de física en el College of William and Mary de Virginia (Estados Unidos). Ha merecido diversos premios, como el Science Journalism Award, el National Magazine Award y el Andrew Gernant Award por su «escritura cautivadora e iluminadora» y la «pasión y claridad» de las ideas expuestas en sus libros. Entre sus títulos desta- can Taming the Atom: The Emergence of the Vi- sible Microworld (1994), Warmth Disperses and Time Passes: The History of Heat (1999) e Infor- mation: The New Language of Science (2004). Hans Christian von Baeyer La física cuántica del � turo El QBismo y la nueva interpretación de la realidad © H e rn á n N a va rr e te M E T A T E M A S La fí si ca c uá nt ic a de l � t ur o 147 H an s C hr is ti an v on B ae ye r Hans Christian von Baeyer LA FÍSICA CUÁNTICA DEL FUTURO Traducción de Ambrosio García Leal Ilustraciones de Lili von Baeyer T-La física cuántica del futuro.indd 5 26/7/19 12:13 Título original: QBism. The Future of Quantum Physics 1.ª edición: octubre de 2019 © 2016 by the President and Fellow of Harvard College. Publicado por acuerdo con Harvard University Press por mediación de International Editors’Co © de la traducción: Ambrosio García Leal, 2019 Reservados todos los derechos de esta edición para Tusquets Editores, S.A. – Avda. Diagonal, 662-664 – 08034 Barcelona www .tusquetseditores .com ISBN: 978-84-9066-745-3 Depósito legal: B. 17.878-2019 Fotocomposición: Realización Tusquets Impresión y encuadernación: Black Print Impreso en España El papel utilizado para la impresión de este libro está calificado como papel ecológico y procede de bosques gestionados de manera sostenible. Queda rigurosamente prohibida cualquier forma de reproducción, distribución, comu- nicación pública o transformación total o parcial de esta obra sin el permiso escrito de los titulares de los derechos de explotación. T-La física cuántica del futuro.indd 6 26/7/19 12:13 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Primera parte: Mecánica cuántica 1. El nacimiento del cuanto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 2. Partículas de luz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 3. Dualidad onda/partícula . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 4. La función de onda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 5. «El experimento más bello de la física» . . . . . . . . . . . . 55 6. Y entonces ocurre un milagro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 7. Incertidumbre cuántica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 8. La función de onda más simple . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 Segunda parte: Probabilidad 9. Problemas con la probabilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 10. La probabilidad según el reverendo Bayes . . . . . . . . . . 109 Tercera parte: Bayesianismo cuántico 11. El QBismo explicitado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123 12. El gato de Schrödinger salvado por el QBismo . . . . . . 129 13. Las raíces del QBismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135 14. La rareza cuántica en el laboratorio . . . . . . . . . . . . . . . 145 15. Toda la física es local . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157 16. Creencia y certidumbre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163 Índice T-La física cuántica del futuro.indd 7 29/7/19 7:38 Cuarta parte: La visión QBista del mundo 17. Física y experiencia humana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171 18. Las leyes de la naturaleza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179 19. La piedra devuelve el golpe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185 20. El problema del Ahora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193 21. ¿Un mapa perfecto? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201 22. El camino por delante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205 Apéndice I Cuatro interpretaciones anteriores de la mecánica cuántica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217 Apéndice II Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223 Índice onomástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231 Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233 T-La física cuántica del futuro.indd 8 29/7/19 10:02 19 1 El nacimiento del cuanto Según su creador, el físico alemán Max Planck (1858-1947), la concepción del cuanto fue un «acto de desesperación».1 Ha- cia 1900, espoleados por el desafío tecnológico de convertir el alumbrado público y privado de gas en eléctrico, los físicos investigaban por qué la materia emite luz. Cuando un objeto caliente brilla, ya sea una llama de gas, el filamento metálico de una bombilla incandescente, o el sol, irradia luz en distin- tos colores. Se sabía que la luz era algún tipo de onda, aunque no estaba claro qué era lo que oscilaba. Las ondas lumínicas, como las acuáticas y las sonoras, se describen mediante su amplitud, la altura de la onda, y su frecuencia, es decir, el nú- mero de ciclos completos, de cresta a valle y a cresta de nue- vo, que puede registrar un observador estacionario en un se- gundo.2 No podemos ver estos ciclos a simple vista, pero sabemos que los rayos de luz de diferentes colores se distin- guen por su frecuencia. La luz roja corresponde a una oscila- ción lenta, o baja frecuencia, mientras que la luz amarilla tie- ne una frecuencia intermedia y la luz azul se caracteriza por una frecuencia elevada, ovibración rápida. (Un truco mnemo- técnico: para recordar si el rojo representa una vibración lenta o rápida, téngase presente que las frecuencias por debajo de la luz visible del arcoíris se denominan infrarrojos. El prefijo in- fra-, como en infraestructura, significa por debajo. Por encima T-La física cuántica del futuro.indd 19 22/7/19 8:59 20 de la cota superior del espectro lumínico encontramos la luz ultravioleta, donde el prefijo ultra- significa más allá.) Cuan- do hay muchos colores mezclados, como suele ser el caso en la naturaleza, los físicos se preguntan cuál es la relación entre intensidad y frecuencia. En lenguaje llano: ¿cuánta luz roja, cuánta luz amarilla o cuánta luz azul se emite? Y así a lo largo de todo el espectro. En tiempos de Planck los físicos experimentales com- petían por trazar las gráficas más exquisitamente preci- sas de esta relación en condiciones de laboratorio ideales. Cuando se representa la frecuencia en el eje horizontal y la densidad de energía, o brillo, en el eje vertical, la «curva de radiación» resultante parece una colina. Los colores más brillantes emitidos determinan dónde se sitúa el pico. La curva de radiación del sol, por ejemplo, tiene su pico en la parte amarilla del espectro. A la izquierda, en la banda in- frarroja y la roja, no se emite demasiada energía. A medida que la frecuencia aumenta, la curva alcanza un máximo en la banda amarilla y luego vuelve a caer al descender la D en si da d de e ne rg ía Frecuencia T-La física cuántica del futuro.indd 20 22/7/19 8:59 21 energía emitida en las bandas azul, violeta y ultravioleta invisible. Los teóricos se devanaban los sesos intentando explicar estas curvas de radiación a partir de los principios básicos de la física. Planck trabajó en el problema durante años, con un éxito solo parcial, hasta que finalmente, en los últimos meses del siglo XIX, probó un enfoque estadístico, una opción que hasta entonces había desdeñado. Las curvas acampanadas son corrientes en el campo de la probabilidad y la estadística. Su- pongamos, por ejemplo, que lanzamos un par de dados mu- chas veces y representamos gráficamente el número de veces que ha salido dos, tres, cuatro y así sucesivamente hasta doce. A lo largo del eje horizontal situamos los valores de los lanza- mientos (el número total de puntos que suman los dos dados), de 2 a 12, y a lo largo del eje vertical el número de veces que sale cada valor. Con toda seguridad acabaremos con una pirá- mide (no perfectamente simétrica, pero más baja en ambos extremos y con un máximo central en el valor 7). La explica- ción de esta forma se basa en la idea del número de maneras en que puede verificarse un resultado dado. Solo hay una po- sibilidad de obtener un dos (1, 1) y solo una de obtener un doce (6, 6). En cambio, el siete puede obtenerse de seis mane- ras diferentes: (1, 6), (6, 1), (2, 5), (5, 2), (3, 4) y (4, 3). Los valores intermedios 3, 4, 5 y 6, así como 8, 9, 10 y 11, pueden obtenerse cada uno de menos de seis maneras. Dado que to- das las combinaciones son igualmente probables, el valor del lanzamiento con el mayor número de posibilidades (el siete) es el que sale más veces, lo que explica sin dificultad el pico cen- tral de la gráfica. Planck decidió hacer algo similar con la curva de la radia- ción. Para ello tenía que convertir un problema continuo en uno discreto. En el experimento con los dados, ambos ejes, horizontal y vertical, se refieren a cantidades numerables (am- T-La física cuántica del futuro.indd 21 22/7/19 8:59 22 bas se miden mediante números enteros). Por otro lado, en la curva de radiación las frecuencias de luz se miden mediante números reales, de cero a infinito. (El arcoíris no consiste en los colores rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta, sino en un número incontable e infinito de tonos.) El eje verti- cal de la curva de radiación es igual de problemático. La ener- gía que emite un cuerpo radiante también es medible, pero no numerable. Si quería «contar las maneras», Planck tenía que aproximar la curva de radiación uniforme mediante una gráfi- ca escalonada (como una pirámide mexicana). Si hacía que los escalones fueran lo bastante pequeños para ser impercepti- bles, el contorno escalonado podría representar la curva uni- forme real. Aunque Planck, como algunos de sus contemporáneos, no creía en la realidad de los átomos, era imaginativo. Sabía que la energía calorífica de un objeto radiante es la expresión de alguna clase de movimiento invisible. Lo que percibimos como calor en realidad es la imperceptible vibración interna del material que constituye el objeto. (Se puede convertir N úm er o de la nz am ie nt os Valor del lanzamiento T-La física cuántica del futuro.indd 22 22/7/19 8:59 23 movimiento en calor con solo frotarse las manos o perforan- do un sólido duro con un taladro eléctrico.) Con esta idea en mente, Planck ideó un ingenioso modelo que hacía numera- bles tanto las frecuencias como la energía. El dispositivo más simple que almacena energía y vibra con una frecuencia definida es el oscilador armónico. (El se- ductor adjetivo armónico viene del papel de las oscilaciones en la producción de sonidos musicales.) Un ejemplo de osci- lador armónico, u oscilador a secas, es un peso sobre una su- perficie sin fricción sujeto a un muelle que a su vez está suje- to a una pared. Otros ejemplos incluyen los diapasones, los instrumentos musicales y los péndulos. En reposo, con el mue- lle relajado, un oscilador no posee ni energía cinética de mo- vimiento ni energía potencial almacenada en el muelle estira- do o comprimido. Pero después de darle un leve empujón, su energía pasa uniformemente de cinética a potencial y vice- versa con una frecuencia fija cuya magnitud se simboliza con la letra f. Si de verdad no hubiera fricción, su energía total se mantendría constante, y el armonioso movimiento continua- ría para siempre. Como recurso provisional, solo un mero truco matemá- T-La física cuántica del futuro.indd 23 22/7/19 8:59 24 tico, Planck imaginó que la energía calorífica total del objeto radiante (digamos una bola de gas caliente) se distribuía en un número muy grande (pero no infinito) de minúsculos osci- ladores, de diseño no especificado, cuya única función era al- macenar energía vibrando a una frecuencia definida, emitiendo y absorbiendo constantemente luz con esa misma frecuencia. El modelo de Planck no concernía a ninguna de las otras mu- chas propiedades del gas (ni su composición química, ni su densidad, ni su resistencia eléctrica, por ejemplo). Era una idea inverosímil, pero visionaria. Más adelante quedó claro que los vibradores diminutos imaginados por Planck son muy reales: de hecho, son los áto- mos y moléculas vibrantes que constituyen la bola de gas, los cuales ciertamente emiten y absorben luz. (La pared rígida en el modelo ficticio representa la gran masa de gas que rodea cada átomo vibrante y lo mantiene más o menos en su sitio.) Los átomos son numerosos, desde luego, pero su número en cualquier objeto real es contable (en principio, aunque no lo sea en la práctica) y finito. Por otra parte, los osciladores de Planck eran, en sus propias palabras, «un supuesto puramen- te formal, y no pensé demasiado en ellos». El objeto de este salto de la imaginación era descomponer el rango de frecuen- cias en una secuencia finita de valores discretos numerables, en analogía con los once valores discretos, de 2 a 12, de los lanzamientos de nuestros dados. A continuación, Planck tenía que dividir el eje vertical, que representa la energía radiada, igualmente en pasos dis- cretos, en correspondencia con el número de veces que apa- rece cada valor en nuestros lanzamientos de dados. A este fin, Planck introdujo el extraño supuesto, nunca antes oído, de que cada oscilador solo podía almacenar energía en mi- núsculas porciones iguales, átomos de energía,por así decir- lo, o como los llamó el propio Planck, «elementos de ener- T-La física cuántica del futuro.indd 24 22/7/19 8:59 25 gía». Esta era una hipótesis con más consecuencias que la mera subdivisión del eje de la frecuencia. Para cada oscilador, dividió la energía en paquetes iguales, admitiendo la posibili- dad de que su magnitud fuera diferente, según la frecuencia. Si a ese paquete de energía lo llamamos e, un oscilador po- dría almacenar una energía total de 0, o e, o 2e, o 3e, y así sucesivamente. Nótese que esta secuencia no puede continuar hasta el infinito, porque la energía disponible es la que hay en la bola de gas, así que un oscilador puede almacenar la energía total disponible, pero no más. Al final, este sutil deta- lle marcó una diferencia crucial en el cálculo, porque mante- nía la contabilidad dentro de límites finitos en vez de dispa- rarse al infinito. Para poder predecir una curva de radiación experimental, Planck tenía que averiguar el valor real de e. ¿Cuánta energía hay en uno de esos diminutos paquetes imaginarios? Sabien- do que, si la amplitud se mantenía constante, la energía de un oscilador ordinario aumentaría con la frecuencia, Planck su- puso que la cantidad de energía en un paquete es proporcio- nal a la frecuencia (simbolizada por f) de ese oscilador. (Cuanto mayor la vibración, mayor la energía cinética.) Matemática- mente, esto significa que el paquete fundamental e se obtiene multiplicando la frecuencia por una pequeña constante ajus- table que llamó h. (Una constante ajustable, o parámetro, es un número que se ajusta según las circunstancias, y luego se fija.) En símbolos e = hf. Barajando mentalmente ese número astronómico de pa- quetes de energía almacenados en esa vasta colección de os- ciladores microscópicos, Planck fue capaz de contabilizar el número de maneras en que la energía total puede distribuir- T-La física cuántica del futuro.indd 25 22/7/19 8:59 26 se entre los osciladores, y de trazar una curva de la energía en función de la frecuencia para la bola de gas en su totali- dad. Como en el caso de nuestros dados, los lados izquierdo y derecho de la curva resultante estaban por debajo del pico central. Jugando con el valor de h para ajustar su valor a los datos, reprodujo las curvas de radiación medidas experimen- talmente con asombrosa precisión. Aunque este logro le valió el Premio Nobel, Planck espe- ró durante años que sus paquetes de energía no fueran más que una ayuda para el cálculo, y que un modelo más refinado restaurara la continuidad. No podía ignorar la constante h sin más, ni hacerla desaparecer, porque aparecía en la fórmula final para la curva de radiación medida en el laboratorio, pero tenía la esperanza de que los diminutos osciladores y sus paquetes de energía fueran meros artefactos (como líneas de cuadrícula luminosas proyectadas en una hoja de papel para facilitar el trazo, que se apagan una vez completada la gráfica). Pero Planck se equivocaba por partida doble. Los oscila- dores, como he apuntado, resultaron ser los átomos y las mo- léculas. Los paquetes de energía se conocerían más tarde como los cuantos (de quantum, cantidad en latín) y el pará- metro h, ahora llamado constante de Planck, se convirtió en la moneda fundamental del reino de la mecánica cuántica. El truco desesperado de Planck resultó ser el acto de apertura de la fundación de la física moderna. En manos de Einstein, la formulita de Planck, e = hf, se convirtió en el icono de la mecánica cuántica, por así decirlo, igual que E = mc2 se convirtió en el icono de la teoría de la relatividad. De las dos ecuaciones, la segunda es la más fa- mosa, pero la primera es igual de poderosa. Mientras que la relación entre la energía y la masa se deriva de los principios fundamentales de la relatividad, la relación de Planck entre la T-La física cuántica del futuro.indd 26 22/7/19 8:59 27 energía y la frecuencia era un axioma no explicado de la teo- ría cuántica inicial. Hoy se contempla como una consecuen- cia de la mecánica cuántica, que a su vez se asienta en princi- pios más fundamentales. En unidades métricas el valor actual de h se estima en3 h ≈ 0,000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000 662 606 957 julios por segundo. La convención científica de escribir h ≈ 6,63×10-34 julios por segundo es más conveniente, desde luego, pero escribir la fila entera de 34 ceros, representando factores de 10, es un re- cordatorio visual de la inaccesibilidad del mundo atómico para nuestros sentidos. Nuestra experiencia directa va desde un ho- rizonte visible de, digamos, cien kilómetros, o 1,0×10+5 me- tros, hasta el grosor de un cabello humano, diez millonésimas de metro, o 1,0×10-5 metros. Para observar cualquier cosa fue- ra de este estrecho intervalo de once factores de 10, necesita- mos ayudas mecánicas en la forma de telescopios y microsco- pios. Pero ningún dispositivo se acerca a las inimaginablemente pequeñas dimensiones del cálculo de Planck. El dominio del cuanto se reveló por la razón, no directamente por nuestros sentidos o nuestros instrumentos de medida. Como aborrecía tanto los paquetes de energía concebidos por él mismo, Planck no entendió la enorme significación de su formulita. Esa intuición le correspondió a Albert Einstein, quien apenas cinco años más tarde propuso que los cuantos no eran una ficción matemática conveniente, sino una reali- dad física medible. Einstein se dedicó a investigar si la ener- gía emitida en forma de luz retiene su carácter discreto en su propagación. Bávaro de nacimiento, una vez expresó la cues- tión en estos términos coloquiales: «Si bien la cerveza siem- pre se sirve en pintas, de ello no se deduce que la cerveza T-La física cuántica del futuro.indd 27 22/7/19 8:59 28 consiste en porciones indivisibles de una pinta».4 Si Planck había concebido tales porciones como residentes en la mate- ria, Einstein propuso que la luz misma consiste en paquetes de energía, que llamó cuantos, y que más adelante se conoce- rían como fotones. Los antiguos filósofos griegos llamados atomistas habían propuesto que la materia consiste en partículas individuales. Los electrones, las partículas indivisibles de la electricidad, fueron descubiertos a finales del siglo XIX. Pues bien, Ein- stein propuso que la luz, como la materia y la electricidad, bajo un examen muy de cerca, podría resultar tener también una naturaleza granulada. T-La física cuántica del futuro.indd 28 22/7/19 8:59
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