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Informe de Lectura 11

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Alberto Miguel Sánchez
Usuario 8712
Licenciatura en Historia
	
Seminario de Historia Política
 Informe de Lectura N°11	
La fecha límite de entrega es el 13/06/20
En base a la lectura completa de los textos compilados de Milcíades Peña que se encuentran en formato PDF en la sección "Foros" del campus de cuenta en no más de dos carillas del planteo que realiza el autor en torno al problema de la revolución en el país y de su caracterización del peronismo
Lecturas:
"El Peronismo - Selección de Documentos"), Milcíades Peña, Ediciones Fichas, S/F
Desarrollo[footnoteRef:1] [1: Utilicé como complemento la obra de Milcíades Peña, Historia del Pueblo Argentino, 3° ed, Buenos Aires: Emecé, 2013] 
Milcíades Peña analiza el fenómeno del peronismo desde su concepción marxista del análisis social a pesar de diferenciarse en muchos aspectos con los intelectuales de dicha corriente de pensamiento. Para el autor, que defiende los conceptos de lucha de clases y revolución social, el peronismo no representa de ningún modo un avance hacia formas de mayor sociabilización de los medios de producción.
Destaca que el peronismo desdeña la función de la lucha de clases como motor de los cambios y por el contrario propicia la conciliación entre las mismas, con una fuerte influencia del estado en la organización y el manejo de las organizaciones obreras, desplazando plenamente a las corrientes de izquierda que, hasta la irrupción de Perón, eran las que aglutinaban al proletariado orgánico.
El peronismo como tal, del mismo modo que no cree ni propicia la lucha de clases, tampoco está de acuerdo con los diferentes conceptos elaborados por los teóricos del marxismo en relación al materialismo histórico, el papel de la religión y la idea de una sociedad sin clases, y por el contrario considera que muchos de esos aspectos son contrarios a los sentimientos populares por lo que no representan ninguna causa por la que los oprimidos deban luchar.
Peña recalca la relevancia que cobra el papel de Perón como líder aglutinador en el cual se condensarían todos los valores necesarios para elaborar un proyecto transformador, por lo cual se genera un importante culto a las personalidades tanto de Perón como de Evita otorgándoles un valor superior en la subjetividad popular. 
El peronismo como expresión política, se manifiesta asumiendo un papel progresista que enfrentaría a los sectores de la oligarquía conservadora que se erigía como freno a las posibilidades de expansión de la industria nacional y el desarrollo de la burguesía local. La alianza establecida estratégicamente por Perón entre los sectores burgueses y la clase obrera organizada, a partir de los lineamientos que verticalmente se emitían desde el seno del gobierno peronista, son el fundamento en los que se basa el poder peronista.
Peña contrariamente, no considera que dicha burguesía pueda ofrecer elementos que sirvan a un desarrollo de las potencialidades nacionales, ni mucho menos que dicho proceso pueda conducir posteriormente a la agudización de las luchas y la apertura de un proceso revolucionario de características proletarias. Cree que dicho sector social actúa en consonancia con los intereses imperiales y los dueños de la tierra, los cuales de ningún modo aspiran a sacar al país del atraso ni mucho menos convertirse en actores revolucionarios de un proceso de cambio.
De algún modo, Peña observa al fenómeno del peronismo como un freno a la posibilidad revolucionaria del proletariado, identificando en su orígenes la búsqueda de generar un proceso de industrialización con lineamientos estatales y la configuración de lo que el autor denomina “gobierno bonapartista”, con modos propios de los regímenes totalitarios en materia de propaganda y acción política similares a los del fascismo italiano, y una persistente búsqueda de establecer en el imaginario popular sentimientos de lealtad hacia el líder y la engañosa imagen que significaría “la tercera posición” enarbolada por el justicialismo entre sus conceptos básicos de distanciamiento con el bloque socialista y con los centros de poder capitalista.
Peña, junto al análisis intelectual que elabora, participa políticamente en sectores trotskistas desde donde generan diferentes documentos altamente críticos al papel del peronismo como un régimen totalitario y contrario a los verdaderos intereses de la clase obrera. A pesar de ello, estos mismos grupos participan junto a los trabajadores organizados sindicalmente en la resistencia peronista luego del Golpe de Estado de 1955, en un proceso que fuera calificado como “entrismo” al intentar incidir desde las entrañas de los grupos obreros y conducirlos hacia posiciones de mayor autonomía con respecto al peronismo como estructura.
La revolución justicialista es para Peña solo un eslogan publicitario de un régimen autoritario que de ningún modo alteró las estructuras “atrasadas y semicoloniales” reinantes y que solo modificó las relaciones existentes con las metrópolis, ya que la británica fue desplazada por la influencia norteamericana. A su vez, propició una sindicalización acelerada bajo tutelaje estatal y un incremento en la participación obrera de los ingresos nacionales. Ello es para Peña todo lo que se ha denominado revolución peronista que, de acuerdo a su perspectiva no significó una alteración en las estructuras real del poder. 
 
			 Alberto Miguel Sánchez Usuario 8712

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