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Informe de Lectura 6

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Alberto Miguel Sánchez
Usuario 8712
Licenciatura en Historia
	
Seminario de Historia Política
Informe de Lectura N°6	
La fecha límite de entrega es el 07/05/20
En base a la lectura completa del texto "América Latina: un país" que se encuentra en la sección "Biblioteca" del campus de cuenta en no más de dos carillas respecto del planteo que realiza el autor Jorge A. Ramos en torno al problema de la revolución en el subcontinente y su consecuente caracterización del peronismo
Lecturas:
"América Latina: un país ......." (J. A. Ramos), Varias ediciones
Desarrollo
Del mismo modo que Lenin en su caracterización del imperialismo, Abelardo Ramos coincide en la perspectiva de que esa etapa del desarrollo capitalista representa un estado de avanzado descomposición de un sistema que en su aceleración transforma la economía hacia modos cada vez más monopólicos.
Desde la perspectiva de los países coloniales, el imperialismo es el fundamento que impide cualquier posibilidad de desarrollo nacional que permita mejorar las condiciones de vida de las mayorías, y particularmente en América Latina donde la evolución económica no se ha desarrollado del modo clásico tal como el marxismo había descripto en su análisis teórico del desarrollo de las sociedades humanas.
En nuestro continente conviven expresiones y formas productivas que corresponden a diferentes etapas del proceso histórico, por lo que A. Ramos nos habla de un tipo de “desarrollo combinado” y no de características lineales como esquemáticamente se lo observaba desde círculos marxistas. En ese marco, el imperialismo capitalista operó como elemento ordenador de las políticas económicas de los países bajo su influencia, en base a las propias necesidades internas del imperio y a la búsqueda de profundizar sus capacidades de expansión y crecimiento.
Abelardo Ramos identifica a Estados Unidos como el imperio que puso bajo su dominio al continente latinoamericano y paralelamente bregó por impedir la posibilidad de unidad de las naciones lo que inevitablemente condujo a una dependencia extrema y a que sean escasas las posibilidades de desarrollo bajo esas estructuras de dominación. Esto provocó que las diferentes crisis en los países centrales repercutan directamente en el continente por la debilidad de las economías locales y el escaso adelanto productivo de características autónomas. 
 Sin embargo, el autor nos muestra que las grandes crisis del imperialismo enmarcada en las dos grandes guerras o la crisis del 29 permitió que, ante un contexto de convulsión generalizada, se desarrollen diferentes expresiones industriales de características nacionales que colaboran al afianzamiento de una burguesía local y al mismo tiempo al aceleramiento en la conformación de una clase proletaria.
Para A. Ramos, la cuestión nacional en los países de Latinoamérica es un elemento fundamental para generar condiciones que permitan dejar al descubierto las contradicciones del imperialismo y con ello apurar su declinación, y esto de ningún modo sería contradictorio con el objetivo de establecer formas socialistas de organización a nivel mundial.
La Revolución de junio de 1943 y luego el gobierno de Perón, facilitaron el afianzamiento de una clase burguesa local y con ello un desplazamiento de los factores de poder que hasta ese momento estaba casi exclusivamente en el ámbito de los núcleos terratenientes. A ello debe agregarse la expansión del proletariado que merced al ciclo industrial, creció vertiginosamente y fue elemento esencial que permitió el afianzamiento de las políticas de Perón, primero como ministro y luego como presidente.
La organización precaria de la clase obrera, sus divisiones entre diferentes concepciones ideológicas y su papel dependiente de intereses extranjeros permitió a Perón consolidar formas organizativas obreras dependientes de un Estado que en su estructura basal estaba al servicio de la burguesía nacional. Esta combinación entre proletariado y burguesía nacional es para A. Ramos la que parió el peronismo.
La posibilidad de afianzamiento de los gobiernos en manos de la burguesía nacional necesita de una permanente confluencia con la clase obrera para de ese modo poder emerger con suficiente poderío y confrontar los empates imperiales. En esa línea el autor considera que Perón se había constituido en líder de esa burguesía nacional en auge y gracias a medidas de gobierno que favorecían el desarrollo de la industria nacional en un contexto mundial que se presentaba como favorable.
Las fuerzas de izquierda, ante la polarización que significaron las elecciones de 1946 y en las que finalmente Perón fue electo como Presidente de la Nación, no pudieron interpretar acabadamente el fenómeno de masas que se venía gestando y optaron por alinearse con los sectores “democráticos” y claramente al servicio de la oligarquía en consonancia con los intereses de los Estados Unidos.
Perón en el gobierno se enfrentó a las dificultades propias de una nación dependiente y con escaso desarrollo. La imposibilidad de acceder al mercado latinoamericano que podría haber significado un rápido impulso de la actividad se veía harto dificultoso por la casi inexistencia de formas unitarias de organización del continente y por otro lado, el gobierno necesitaba como requisito para avanzar decididamente en un camino autónomo y soberano, el desarrollo de las industrias pesadas que proporcionaran los recursos para el sostenimiento de nuevos emprendimientos industriales. 
La inexistencia de un partido que represente cabalmente a la burguesía nacional obliga a Perón a utilizar en su favor como elementos de fuerza y poder, al ejército y a los sindicatos alineándolos con las políticas de nacionalizaciones que permitieron a la burguesía nacional reorganizar la estructura económica y productiva del país y desarrollar las formas capitalistas en toda su magnitud, lo que es para Abelardo Ramos el preludio de la apertura de procesos revolucionarios proletarios en este caso enfrentados con la propia clase burguesa nacional.
La cuestión territorial es relevante para el desarrollo industrial y resulta anacrónico a tal fin la concentración de este bien en pocas manos, sin embargo A. Ramos clarifica al mostrar que si bien la burguesía nacional necesitaba políticas que fueran en contra de la oligarquía terrateniente, existían diferentes lazos que unían a las dos facciones de clase y que no van a permitir romper con la hegemonía propietaria del suelo. Perón va a tensionar las contradicciones al imponer el Estatuto del Peón de Campo en favor de los obreros agrícolas que provocará un mayor distanciamiento entre el gobierno y los propietarios de la tierra.
Para A. Ramos, al desarrollo industrial acompañado del proceso de nacionalizaciones se lo debe acompañar con la imperiosa búsqueda de nuevos mercados que permitan acelerar las condiciones de autonomía, para lo que afirma, es indispensable “la unificación política” de Latinoamérica para conformar un gran bloque económico y político, para lo cual la burguesía no está en condiciones de realizarlo por su dependencia colonial y dicha tarea será necesario ser asumida por el proletariado. 
 
			 Alberto Miguel Sánchez Usuario 8712

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