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Asignatura: MACROECONOMÍA Profesor contenidista: Lic. Alejandra Arce Unidad Nº 5: El Sector Externo Clase 2 5.2 El sistema Monetario y Financiero Internacional Con el paso del tiempo, los desarrollos tecnológicos y el proceso de globalización creciente, se ha generado un incremento en el comercio internacional, surgiendo así la necesidad de establecer regulaciones, a través de acuerdos y normas con instituciones, que regulan la actividad comercial y financiera entre la mayoría de los países del mundo. Las importaciones y exportaciones, son el medio por el comercio internacional se lleva a cabo entre los países. El mercado de divisas, surge como una necesidad, ya que no exsite una única medida aceptada por todos como medio de pago. El Sistema Monetario Internacional es el conjunto de instituciones, normas, acuerdos e instrumentos que permiten la existencia de relaciones monetarias entre países. Es una herramienta imprescindible para que puedan existir relaciones económicas internacionales, al permitir la realización de cobros y pagos en diferentes monedas. El Sistema Monetario Internacional determina la forma en que se fijan los tipos de cambio y la forma en que los gobiernos pueden afectar los regímenes cambiarios. Principales funciones del sistema monetario internacional. 1. AJUSTE: corregir los desequilibrios reales medidos por las balanzas de pagos que afectan a las relaciones entre las divisas. 2. LIQUIDEZ: decidir los productos de reserva, formas de crearlos y posibilidad de cubrir con ellos los desequilibrios en una balanza de pagos. 3. GESTIÓN: repartir y atender competencias, más o menos centralizadas en organizaciones como el actual Fondo Monetario Internacional y los bancos centrales de cada país. 4. GENERAR CON LAS TRES ANTERIORES CONFIANZA en la estabilidad del sistema. A su vez el sistema tiene funciones derivadas o secundarias: 1. ASIGNAR EL SEÑOREAJE DE LAS DIVISAS: las ganancias por la emisión de dinero o diferencias entre el coste de emisión y el valor del dinero. 2. ACORDAR LOS REGÍMENES DE TIPO DE CAMBIO. El régimen cambiario es el factor más discutido y variable; concretamente, en las últimas décadas se ha discutido en torno a tres modelos: Un sistema de tipo de cambio flexible, en el que los precios de cada divisa son determinados por las fuerzas del mercado Un sistema de tipos de cambio fijos Un sistema mixto (también llamados híbrido) de tipos de cambio 'dirigidos', en el que el valor de algunas monedas fluctúa libremente, el valor de otras es el resultado de la intervención del Estado y del mercado y el de otras es fijo con respecto a una moneda o a un grupo de monedas. Un Sistema Monetario Internacional empieza a existir cuando se pasa de relaciones económicas bilaterales a una estructura que, además de reunir el carácter de internacional, es susceptible de acuerdos o imposiciones más o menos multilaterales. Hay estudios que confirman que los grandes imperios hicieron intentos por desarrollar un Sistema Monetario Internacional e incluso que algunos emperadores antiguos concibieron la idea de una moneda única e incluso mundial. Carlomagno, cuando introdujo el sistema monetario (libra, sueldo y dinero) en su Imperio (hacia el año 800 D.C) albergaba la posibilidad de ir extendiéndolo a otros países, esto mismo intento el Emperador Diocleciano, en el siglo III, cuyo modelo inspiró el carolingio; pero las únicas divisas que se han aproximado a ese objetivo son el actual dólar norteamericano y la libra esterlina durante el tiempo del patrón oro. Desde 1870 hasta la actualidad, se han utilizado diversos esquemas organizativos del Sistema Monetario Internacional en base a las funciones que este cumple. Los tipos de Sistema Monetario Internacional resultante han sido básicamente tres, habiéndose reimplantado elementos de los tres para un segundo periodo: 1. El patrón oro entre 1880 y 1914 y entre 1925 y 1931 2. El régimen de flotación dirigida entre 1918 y 1925, y nuevamente desde 1973 hasta la actualidad 3. El sistema de Bretton Woods, articulado institucionalmente en torno al FMI y operativo desde 1946 hasta 1973, aunque sus principales instituciones y algunas de sus normas perviven en la actualidad. Los principales rasgos diferenciadores de cada modelo radican en la mayor o menor flexibilidad de los tipos de cambio resultantes, así como en el mecanismo de ajuste asociado a cada uno y en el funcionamiento de las instituciones de decisión y supervisión. A continuación, expondremos las principales características de cada uno de los modelos: EL PATRÓN ORO En los años del patrón oro (1870-1914 y 1925-1931), la clave del Sistema Monetario Internacional radica en el uso de las monedas de oro como medio de cambio, unidad de cuenta y depósito de valor. Los bancos centrales nacionales emitían moneda en función de sus reservas de oro, a un tipo de cambio fijo, pues expresaban su moneda en una cantidad fija de oro, aunque a su vez pudieran establecer cambios con la plata o algún otro metal. Esto estimulaba el desequilibrio inicial entre países que tenían oro y los que no lo tenían, aunque con el tiempo el sistema tendió a ajustarse. El funcionamiento del patrón oro puede verse fácilmente en un ejemplo simplificado. Supóngase que la gente en todas partes insistiera en que se le pagara en trozos de oro puro. Entonces, comprar una bicicleta en Gran Bretaña simplemente requeriría del pago en oro, a un precio expresado en onzas de oro. Por definición, no habría problemas con el tipo de cambio. El oro sería la moneda común del mundo. Este ejemplo capta la esencia del patrón oro. Una vez que el oro se convirtió en el medio de intercambio o dinero, el comercio exterior ya no difería del comercio doméstico; todo se podía pagar en oro. La única diferencia entre los países es que podían elegir diferentes unidades para sus monedas de oro. Así, la reina Victoria decidió hacer las monedas inglesas de alrededor de ¼ de onza de oro (la libra) y el presidente McKinley decidió hacer la unidad estadounidense 1⁄20 de onza de oro (el dólar). En este caso, como la libra inglesa era cinco veces más pesada que el dólar, el tipo de cambio era $5/£11. La cantidad de dinero en circulación estaba limitada por la cantidad de oro existente. En un principio, el sistema funcionaba ya que la masa monetaria era suficiente para pagar las transacciones internacionales, pero a medida que el comercio y las economías nacionales se fueron desarrollando, se volvió insuficiente para hacer frente a los cobros y pagos: • Si las exportaciones de un país eran superiores a sus importaciones, recibía oro (o divisas convertibles en oro) como pago, y sus reservas aumentaban provocando a la vez la expansión de la base monetaria. El aumento de la cantidad de dinero en circulación corregía automáticamente el desequilibrio haciendo crecer la demanda de productos importados y provocando inflación, lo que encarecía los productos nacionales reduciendo sus exportaciones (el país se hacía menos competitivo). • Si el comercio exterior del país era deficitario, es decir si las importaciones eran superiores a las exportaciones, la disminución de las reservas de oro (ya que pagaban los productos que compraban en el exterior) provocaba contracción de la masa monetaria, reduciendo la demanda interior de bienes importados y abaratando los productos nacionales en el exterior. El déficit exterior provocaba contracción de la masa monetaria sufría una fuerte reducción de su actividad económica, generalizándose el desempleo. Los países con superávit podían prolongar su privilegiada situación "esterilizando el oro", impidiendo que el aumento en sus reservas provocase crecimiento en la circulación monetaria e inflación. De ahí que los principales países abandonaron el patrón oro durante la primera Guerra Mundial, para financiarparte de sus gastos militares imprimiendo dinero. A consecuencia de la guerra, la fuerza de trabajo y la capacidad productiva se redujeron considerablemente, lo que hizo subir los precios. El aumento del gasto público para financiar la reconstrucción provocó procesos inflacionistas, agravados por aumentos de la oferta monetaria. La vuelta al patrón oro tras la guerra agravó la situación de recesión mundial, aunque en el periodo de entreguerras, por la aparición relativa de la potencia estadounidense, tras 1922 se otorgó junto al oro un papel importante tanto a la libra como al dólar, consagradas como instrumentos de reserva internacional, si bien las devaluaciones de ambas y el retorno al proteccionismo impidieron que el patrón resistiera. Los resultados se habían manifestado 1 (SAMUELSON, 2010, pág. 285) en inestabilidad financiera, desempleo y desintegración económica internacional. Ya en 1931, como moneda convertible en oro a efectos de transacciones entre los Bancos centrales, sólo quedó el dólar. EL SISTEMA DE BRETTON WOODS Después de la Segunda Guerra Mundial, se establecieron instituciones internacionales para fomentar la cooperación económica entre los países. Estas instituciones siguen siendo el medio por el cual los países coordinan sus políticas económicas y buscan soluciones a problemas comunes. Estados Unidos salió de la Segunda Guerra Mundial con su economía intacta, capaz y dispuesto a ayudar a reconstruir a los países que habían salido perjudicados con la guerra. El sistema político internacional de la posguerra respondió a las necesidades de los países devastados por el conflicto bélico, fundando instituciones duraderas que facilitaran la recuperación rápida de la economía internacional. En 1944, al crearse en Bretton Woods el Fondo Monetario Internacional, se estableció un patrón de cambios dólar - oro, que funcionó hasta 1972 como casi verdadera moneda universal. Fue allí donde se crearon el FMI y el Banco Mundial, el primero para coordinar y controlar el Sistema Monetario Internacional, y el segundo para facilitar financiación para el desarrollo. Sus objetivos eran diseñar un Sistema Monetario Internacional que pudiera promover el pleno empleo y la estabilidad de precios de los países sin perjudicar el comercio exterior. Surgió así un sistema de tipo de cambio fijo pero ajustable, con el dólar como eje central y con la referencia del oro, de modo que los países quedaban obligados a mantener el tipo de cambio, aunque la paridad se podía modificar hasta un 10% sin que el FMI pidiera explicaciones o pusiera objeciones. Los Estados Unidos, que fijaban el precio del oro en dólares, se comprometían a comprar y vender el oro que se le ofreciese o demandase a ese precio. Las demás monedas fijaban su tipo de cambio con respecto al dólar. Los bancos centrales nacionales que se sumaron a los 44 iniciales se comprometían PARA SABER MÁS… Mr. White, el delegado estadounidense en Bretton Woods, cuando John Maynard Keynes, como delegado británico, ponderó la idea de un Banco Mundial y de una moneda igualmente universal, a la que incluso puso como nombre: Bancor, la respuesta de Mr. White fue drástica: “¿Para qué crear una nueva moneda mundial si ya tenemos el dólar; y para qué un Banco Mundial si ahí está el Sistema de la Reserva Federal?". a intervenir en los mercados de divisas para mantener el tipo de cambio de su moneda. Si las compras de mercancías de su país eran superiores a las ventas, esa economía demandaba más divisas que la cantidad de moneda nacional demandada por los extranjeros. Eso presionaba hacia la depreciación de la respectiva divisa, y el banco central debía intervenir para evitar la fluctuación en los tipos de cambio, vendiendo divisas de sus reservas a cambio de su moneda. Esta solución era sólo válida a corto plazo, porque las reservas de divisas eran limitadas, ya que si el déficit por cuenta corriente se prolongaba en el tiempo, el país debía devaluar. Cuando las dudas sobre la estabilidad de una moneda generaban expectativas de devaluación (o reevaluación), la oferta (o la demanda) de esa moneda en los mercados de divisas presionaba con tanta fuerza que obligaba al reajuste. Y al confirmarse las expectativas, los especuladores obtenían grandes beneficios, por lo que el sistema incentivaba la especulación. Pero el problema más grave fue que la expansión del comercio internacional requería una gran liquidez que no podía seguir dependiendo de los Estados Unidos. En efecto, como el dólar era el mayor instrumento de la liquidez internacional, ya desde los años cincuenta y en el transcurso de la década de los sesenta aparecieron los problemas de liquidez que hicieron necesario crear como nuevo instrumento de reserva a partir de 1969: los Derechos Especiales de Giro emitidos por el FMI. Pero el problema paso a ser que no todos los países tenían igualdad de derechos y obligaciones, lo que unido a los propios problemas norteamericanos (malas cosechas, efectos inflacionistas de la guerra de Vietnam, necesidad de devaluar el dólar, etc.) llevó a los EEUU a suspender en 1971 la convertibilidad del dólar en oro, dando lugar a ajustes cambiarios que llevaron a la ruptura de uno de los principales pilares del Sistema Monetario Internacional surgido en Bretton Woods, a consecuencia de la falta de liquidez y de confianza, así como de la necesidad de un ajuste cambiario. Durante un par de años más el Sistema Monetario Internacional siguió teniendo formalmente al dólar como patrón, hasta que en 1973 se decidió permitir la libre flotación de las monedas en los mercados de divisas. La situación no ha cambiado desde entonces. Lo ocurrido en las tres décadas posteriores confirma que era inevitable la pérdida de referencia del oro y del dólar, pues los EE. UU. han incurrido en persistentes déficits de cuenta corriente. Este sistema ha sobrevivido gracias a las sucesivas reformas del FMI y, sobre todo, a que EE. UU. ha encontrado siempre crédito para mantener su hegemonía económica, tecnológica, cultural, militar e incluso política, primero con los superávit europeos (sobre todo alemanes), y luego con los de Japón, y desde los años noventa en que ambas economías han atravesado también problemas con otros países asiáticos, a la que en los últimos años se han sumado China y la India, por eso el euro, el yen, el yuan y ahora la rupia india, han erosionado la hegemonía del dólar. EL RÉGIMEN ACTUAL: HIBRIDO2. A diferencia de los anteriores sistemas uniformes con el patrón oro o el de Bretton Woods, el sistema cambiario de hoy no entra bien en ningún molde. Podemos sintetizar sus principales características como sigue: • Unos cuantos países permiten que sus monedas floten libremente. Bajo este enfoque, un país permite que los mercados determinen el valor de su moneda y rara vez interviene. Estados Unidos se ha ajustado a este patrón durante la mayor parte de los últimos 30 años. Europa también está en el grupo de libre flotación. • Algunos grandes países tienen tipos de cambio administrados, pero flexibles. En la actualidad este grupo incluye a Canadá, Japón y muchos países en desarrollo. En este sistema un país comprará o venderá su moneda para reducir la volatilidad cotidiana que resulta de sus fluctuaciones. Además, algunas veces un país intervendrá en forma sistemática para mover su moneda hacia lo que considera un nivel mas apropiado. • Unos pocos países pequeños y China alinean sus monedas a una divisa principal o a una “canasta” de monedas en un tipo de cambio fijo. Algunas veces se permite que la moneda alineada se deslice suavemente hacia arriba o hacia abajo en un sistema conocido como alineación deslizante o reptante. Algunos países tienen un consejo monetario, y otros adoptan al dólar como moneda de curso corriente en un proceso llamado dolarización. •Además, casi todos los países tienden a intervenir cuando los mercados se “desordenan”, o cuando los tipos de cambio parecen estar demasiado alejados de su “valor fundamental”, es decir, cuando son muy inapropiados para los niveles de precios y los flujos comerciales existentes. En resumes, en la actualidad, con excepción de China, todos los grandes países tienen tipos de cambio flexibles. Este nuevo sistema tiene la desventaja de que los tipos de cambio son muy volátiles y que se pueden desviar mucho de su valor económico fundamental. Pero este sistema también tiene la ventaja de reducir los peligros de la especulación que provocó la eliminación de los sistemas previos de tipos 2 (SAMUELSON, 2010, pág. 290) fijos. Todavía más importante en un mundo de mercados financieros cada vez más abierto, es que los tipos de cambio flexibles permiten que los países apliquen políticas monetarias diseñadas para estabilizar los ciclos económicos domésticos. 5.3 La teoría de las áreas o regiones monetarias óptimas La teoría sobre áreas monetarias óptimas surgió a principios de los años sesenta con el fin de analizar en qué condiciones les puede resultar de interés a distintos países formar una unión monetaria, o lo que es lo mismo, compartir una misma moneda. Esta teoría establece que si una región geográfica compartiera una única divisa se maximiza la eficiencia económica de la región entera. Describe las características óptimas para la fusión de divisas o la creación de una divisa nueva. Esta teoría suele utilizarse para argumentar tanto a favor como en contra de la posibilidad de que una determinada región esté lista para convertirse en una unión monetaria, uno de los últimos pasos de la integración económica. Un área monetaria óptima suele ser normalmente más grande que un solo país. Parte, de la argumentación detrás de la creación del euro es que los países europeos, individualmente considerados, no formaban por sí solos un área monetaria óptima, pero que Europa en conjunto si forma un área monetaria óptima. La teoría del Área Monetaria Óptima fue originalmente desarrollada por el economista Robert Mundell en 1961 con la publicación de su trabajo titulado: “A Theory of Optimum Currency Areas . Cuando el Área Monetaria tiene expectativas estacionarias, Mundell, en su análisis considera que los shocks asimétricos (ya fueran de oferta o demanda) acaecidos dentro del área serían absorbidos por la movilidad de los factores productivos, mientras que los shocks externos se ajustarían a través de los tipos de cambio flexible. Los cuatro criterios citados para que una unión monetaria pueda ser un éxito son: 1. MOVILIDAD LABORAL A TRAVÉS DE LA REGIÓN: esto incluye capacidad física para viajar (visados, derechos de trabajadores) o eliminar barreras culturales para la libertad de movimiento (como sería el caso de distintos idiomas) o las barreras institucionales. 2. APERTURA CON MOVILIDAD DE CAPITAL Y FLEXIBILIDAD DE PRECIOS Y SALARIOS EN LA REGIÓN: Para que las fuerzas de mercado de oferta y demanda distribuyan automáticamente el dinero y los productos allí donde sean necesitados. En la práctica, esto no funciona si no existe verdadera flexibilidad salarial. 3. UN SISTEMA QUE PERMITA COMPARTIR EL RIESGO DE TODO EL CONJUNTO, como por ejemplo un mecanismo automático de transferencia fiscal, que redistribuya el dinero hacia las áreas o sectores que se hayan visto desfavorecidos por las dos características antes señaladas. Esto suele tomar la forma de una redistribución impositiva hacia las áreas menos desarrolladas de un país o región. Esta política, aunque está aceptada en teoría, resulta muy difícil de implementar políticamente ya que implica que las regiones más desarrolladas aporten dinero a las menos desarrolladas. Europa tenía una cláusula de no rescate en el Pacto de estabilidad y crecimiento, que implicaba que las transferencias fiscales no estaban permitidas entre países. Durante la crisis de la deuda europea, la cláusula fue eliminada de facto ya que se llevó a cabo el rescate de países como Grecia, Irlanda y Portugal. Los países partícipes tienen que tener ciclos económicos similares. Cuando un país experimenta un boom o recesión, otros países de la unión tenderán a seguirlo. Esto permite al banco central de la unión promover el crecimiento mediante políticas que contengan la inflación en las expansiones. Si los países tienen ciclos dispares, el banco central no puede controlar la recesión de unos mientras controla el crecimiento de otros. Cuando el Área Monetaria tiene expectativas de riesgo, Mundell analiza cómo la incertidumbre sobre el tipo de cambio podría interferir con la economía. Suponiendo que la moneda es gestionada correctamente, cuanto mayor sea el área, mejor. En contraste con el modelo anterior, no se considera que los shocks asimétricos puedan socavar la moneda común precisamente por la existencia misma de la moneda común. Esta disemina los shocks a través del área, porque todas las regiones tienen derechos contra las demás en la misma divisa y pueden utilizarlos para rebajar la intensidad del shock, mientras que, en un sistema de tipo de cambio flexible, el costo se concentraría en las regiones individualmente, desde el momento en que la devaluación reduciría su poder de compra. De modo que, a pesar de poseer una política monetaria ajustada con menor precisión, la economía real debería comportarse mejor. Formar parte de una unión monetaria y, en general, de un sistema de tipos de cambio fijo, trae consigo una serie de beneficios y costos que no son los mismos para todos los países, sino que van a depender de cuán integradas estén las economías de los países que la conforman. El principal beneficio de formar parte de una unión monetaria son las denominadas “ganancias de eficiencia monetaria”. La existencia de una moneda única elimina los “costos de transacción” derivados de la coexistencia de diferentes monedas. Dentro de estos costos de transacción se incluyen las comisiones bancarias por cambio de moneda, los trámites administrativos, el tiempo y el trabajo para la operativa de las transacciones con el exterior cuando existen distintas monedas. La cuantía de las ganancias de eficiencia monetaria será mayor cuanto mayor sea la integración económica entre los países que establecen una moneda única. Cuántos mayores sean los flujos de bienes y servicios y los movimientos de factores productivos, mayores serán las ganancias de establecer una moneda única. La pertenencia a una unión monetaria tiene como principal costo para un país renunciar al tipo de cambio y a la política monetaria, para estabilizar la producción y el empleo. Esta pérdida de estabilidad económica resultante de renunciar a su propia moneda, al igual que la ganancia de eficiencia monetaria, está relacionada con el grado de integración económica de los países que forman la unión monetaria. La pérdida de eficiencia económica que experimenta un país cuando renuncia a su moneda es tanto menor cuanto mayor sea la integración económica que exista con los países con los que va a compartir moneda. La relación entre ganancias de eficiencia monetaria y grado de integración económica son representadas en la Curva G La relación inversa entre pérdidas de estabilidad económica y grado de integración económica. Está representada por la Curva P Vemos cómo el interés de un país por renunciar a su moneda y participar en una unión monetaria dependerá del grado de integración económica con los países que va a compartir moneda. Si el grado de integración económica es inferior a x0, la pérdida que registraría el país, la mayor inestabilidad de la producción y el empleo tras unirse a la unión monetaria excede a la ganancia de eficiencia monetaria y la mejor decisión sería no formar parte de la unión monetaria. Porel contrario, si el grado de integración económica es superior a x0 la ganancia de eficiencia monetaria es mayor que el sacrificio de estabilidad económica. La noción de una moneda que no está acorde con un estado o unión de estados sin una autoridad fiscal única ha sido duramente criticado por keynesianos y post-keynesianos. Estos enfatizan el papel del déficit presupuestario creado por un gobierno en el desarrollo de una economía, y consideran que el uso de una moneda internacional sin una autoridad fiscal supone una pérdida de "soberanía monetaria". Específicamente, los keynesianos argumentan que el estímulo fiscal en la forma de déficit puede ser necesario para luchar contra el desempleo, que no es posible si los estados de una unión monetaria no pueden manejar la cantidad de déficit necesario. La teoría post-keynesiana de sostiene que los déficits de los gobiernos crean dinero, y esa capacidad para imprimir dinero es fundamental para que el estado pueda dirigir sus recursos, estando esa "política monetaria y ese dinero intrínsecamente conectados a la política soberana y la autoridad fiscal". Estas críticas consideran que los beneficios en las transacciones internacionales de una moneda compartidas son menores que si los comparamos con las desventajas que supone no poder aplicar medidas estatales a la moneda. 5.4 Mercado global de capitales. En los últimos años la economía mundial sufre una gran transformación originada por la acumulación de capitales y por los avances de investigación y desarrollo tecnológicos alcanzados por unos pocos países. La globalización financiera impone grandes retos para las autoridades financieras. Las crisis de los mercados emergentes demuestran que los mercados internacionales de capital rápidamente exhiben y castigan las debilidades económicas de los países. La globalización surge como consecuencia de la internacionalización cada vez más acentuada de los procesos económicos, los conflictos sociales y los fenómenos políticos culturales, este concepto se viene utilizando para describir los cambios en las economías nacionales, cada vez más integradas en sistemas sociales abiertos e interdependientes, sujetas a los efectos de la libertad de los mercados, las fluctuaciones monetarias y los movimientos especulativos de capital. Los movimientos de capital han ido cobrando importancia a lo largo de la década de 80´ y 90´, a medida que se liberalizaba el sistema financiero internacional y se suprimían los controles sobre los tipos de cambio. Por ello, los especuladores monetarios y los inversores, ayudados por los adelantos en las telecomunicaciones, pueden mover ingentes cantidades de dinero por todo el mundo a una velocidad vertiginosa. Los factores que llevan a la integración de mercados financieros son: 1. Liberalización de los mercados y de las actividades de los participantes en el mercado en los principales centros financieros del mundo. 2. Avances tecnológicos para monitorear los mercados mundiales, ejecutar órdenes y analizar las oportunidades financieras. 3. La institucionalización cada vez mayor de los mercados financieros. Hay muchas formas para clasificar los mercados financieros y una de ellas es por el vencimiento de la obligación. Por ejemplo, hay un mercado financiero para instrumentos de deuda a corto plazo llamado mercado de dinero, y otro, para los activos financieros de vencimiento a un plazo más largo denominado mercado de capitales. La bolsa de valores es el centro donde se produce el intercambio de activos financieros denomina también mercados de valores y puede darse en ella el mercado primario que es donde se emiten activos financieros y el mercado secundario que es donde se negocian los valores. En el mercado de emisión a largo plazo los agentes económicos se ponen en contacto con los ahorradores para captar recursos financieros mediante la emisión de títulos valores y los mercados secundarios se encargan de poner en contacto entre sí a los ahorradores para que intercambien títulos valores que ya poseen. Cuando hablamos de mercados de capitales a nivel global estamos hablando que a él tienen acceso solo aquellas personas que tienen una gran concentración de capital lo que afecta los principios de la distribución y la participación de pequeños estados, como de pequeñas empresas; con lo cual, los países en vía de desarrollo y las empresas radicadas en los mismos deben adecuar sus estrategias comerciales conforme a los procesos en el nivel mundial, con una gran preocupación en relación con las obligaciones a las que se tienen que enfrentar para acceder al mercado internacional. Si la entrada masiva de capitales genera efectos difíciles de manejar en las economías emergentes, la combinación de una gran afluencia de dinero seguida por su salida súbita, es casi siempre el preludio de una crisis financiera. El poder de este sistema financiero internacional puede evidenciarse en los últimos años como consecuencia de crisis financieras generadas y cuyos factores principales han sido una combinación letal que provoca una intermediación financiera excesiva y grandes déficits de cuenta corriente, incrementando la vulnerabilidad ante shocks negativos, y los cuales son: Un régimen de cambio rígido que ha generado grandes entradas de capital. La liberación del sistema financiero (bajo una supervisión débil) y la subsiguiente expansión de crédito. La vulnerabilidad de la economía ante cambios repentinos en la confianza, debido a incongruencias entre los plazos de los activos y pasivos de la economía. Problemas institucionales. Como resultado de estas crisis, se observa una tendencia a la polarización en los regímenes cambiarios, mientras varios mercados emergentes han optado por tipos de cambios flotantes y algunos consideran la opción de la dolarización. De estas crisis financieras se destacan los problemas que tienen que enfrentar las autoridades, en un mundo de alta movilidad de capitales y sistemas financieros liberados. Podemos concluir que hay pocas actividades se encuentran tan globalizadas como las actividades financieras, en tiempo real es posible realizar operaciones desde y hacia cualquier tiempo del mundo por medio de la tecnología, sumado a que el sector financiero ha ido ganando terreno sobre la industria y los rentistas superan a los inversores reales y que con la globalización se ha generado un crecimiento lento de la economía mundial, con crecientes desigualdades sociales en cada país y mayores diferencias entre los países desarrollados y las naciones en vía de desarrollo: Los beneficios potenciales que las naciones en desarrollo pueden obtener de los flujos de capital de largo plazo, provenientes del mundo en desarrollo, son incuestionables, el reto al que se enfrentan las economías emergentes es el construir un marco económico que sea conducente a flujo de capital estables; para esto se debe trabajar tanto en el frente macroeconómico como microeconómico. De acuerdo con la necesidad de capital de cada país tendría que crear una infraestructura y modernización del equipo productivo y la infraestructura social para la captación de recursos financieros.
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