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17 Es el sistema encargado de la protección del organismo contra cualquier elemento propio o extraño que pudiera invadirlo. Está constituido por las células defensivas de la sangre, los leucocitos, y por un sistema, el linfático, distri- buido por todo el cuerpo. Aunque existe una inmunidad natural contra algunas infecciones, a lo largo de la vida el organismo tiene que adquirir sus propias defensas. Por ello, los factores celulares y humorales encargados de la inmuni- dad tienen que adaptarse con el fin de reconocer y eliminar todo el material extraño que entra en el organismo. Existen dos tipos de inmunidad: la inmunidad celular, que corres- ponde a los linfocitos que se activan en el timo, y la inmuni- dad humoral, que corresponde a los linfocitos que se activan en otras zonas linfáticas y constituyen los anticuerpos. El primer mecanismo de actuación del sistema inmunita- rio es el reconocimiento de los elementos invasores, los antígenos. Éstos provocan una serie de reacciones inmunita- rias específicas en las que interviene la inmunidad humoral. A su vez, estas reacciones facilitan la actuación de las células defensivas que constituyen la inmunidad celular. Entre ambas se consigue la destrucción de los microorganis- mos invasores. A veces, las reacciones inmunitarias pueden ser exagera- das, de modo que afectan a las propias células del organis- mo y producen trastornos alérgicos, o de hipersensibilidad, o enfermedades autoinmunitarias. Actualmente, gracias al avance de los conocimientos so- bre el funcionamiento de este sistema, se puede incrementar el potencial defensivo del organismo mediante técnicas como la inmunización pasiva y las vacunaciones. Al mismo tiempo, los avances en el reconocimiento de estas reaccio- nes inmunitarias han permitido mejorar la eficacia de las transfusiones, los injertos de tejidos o los trasplantes de órganos, al disminuir las probabilidades de rechazo. 17.1. INMUNIDAD Es la capacidad del organismo para neutralizar y eliminar los microorganismos, o sus toxinas, y las propias células que pudieran lesionar sus tejidos y órganos. Sus funciones son reconocer y eliminar todo el material extraño, o bien las propias células que ya no son útiles, con el objetivo de conservar la integridad del organismo. La inmunidad puede ser de dos tipos: innata o natural y adquirida o específica 17.1.1. Inmunidad innata o natural Es la que existe desde el momento del nacimiento. Su actividad deriva de procesos generales y no requiere de un reconocimiento previo del agente invasor. Está constituida por una serie de mecanismos de defensa natural, como son: Las barreras de superficie. Entre ellas destaca el epite- lio de la piel, el moco y las secreciones enzimáticas del epitelio respiratorio, las secreciones ácidas del estómago y las alcalinas del duodeno. Los elementos celulares. Están constituidos por los neu- trófilos y los monocitos y por los macrófagos tisulares. Los elementos humorales. Se encuentran libres en el plasma y pueden destruir determinados tipos de agentes invasores. Entre ellos destacan las lisozimas, las proteínas del complemento, las células citolíticas naturales, las linfo- cinas y el interferón. Este tipo de inmunidad evita que el hombre contraiga determinadas enfermedades que afectan a otros animales, como el cólera de los cerdos o la peste del ganado. 17.1.2. Inmunidad adquirida Es la inmunidad que protege contra las bacterias, los virus, las toxinas y otros agentes que provienen de otros seres vivos, o las células propias del organismo. Como su nombre indica, se adquiere a lo largo de la vida. Para su desarrollo es imprescindible un reconocimiento previo del agente invasor o antígeno. En la inmunidad adquirida intervienen los linfocitos y los macrófagos. Puede ser de dos tipos: celular y humoral. La inmunidad celular se desarrolla a partir de la activación de los linfocitos T, que producen linfocinas y están específica- mente encargados de la destrucción de agentes extraños, virus, hongos y algunas bacterias. También intervienen en las reacciones de rechazo de los injertos de tejidos o de los trasplantes de órganos y en las reacciones de hipersensibili- dad. La inmunidad humoral se adquiere a partir de la activación de los linfocitos B, que producen los anticuerpos o inmunoglobulinas e intervienen en la neutralización de las toxinas y la eliminación de las bacterias. Sistema inmunitario ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL CUERPO HUMANO CONTENIDO PARTE V SISTEMAS DE DEFENSA 17 Sistema inmunitario
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