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Desde el nacimiento hasta la adolescencia sus niveles son mínimos. En la pubertad su secreción comienza de forma cíclica y tiene dos picos en cada ciclo sexual, el preovulato- rio y el postovulatorio. En el climaterio los niveles basales vuelven a disminuir, pero se mantiene en un mínimo por su secreción en la corteza suprarrenal. 18.1.6. Efectos de la progesterona La progesterona es la hormona que produce los cambios necesarios en el endometrio para hacer posible la implanta- ción del óvulo fecundado y la continuidad de la gestación. Por ello, también recibe el nombre de hormona gestacional o gestágeno. — En el útero favorece la fase secretora (véase el ciclo endometrial), la implantación del óvulo y la formación de la placenta. Si ha habido fecundación, frena las contracciones del útero y suprime la hemorragia uteri- na provocada por los estrógenos. Aumenta las secre- ciones de las trompas de Falopio, que sirven para alimentar al óvulo. — Aumenta el tamaño de las mamas y activa el creci- miento del tejido glandular y de los alveólos. — Es una hormona catabólica, parecida a los glucocorti- coides (la movilización de proteínas de la madre sirve para la síntesis proteica del embrión). — Retiene agua, cloro y sodio. En ocasiones compite con la aldosterona por los receptores tubulares, aunque es menos potente que esta última. — Tiene un efecto termógeno (eleva la temperatura basal del cuerpo en unos 0.5 °C). Esta propiedad se ha utilizado como método anticonceptivo natural, ya que permite reconocer el momento de la ovulación. — Inhibe la LH hipofisaria y, por consiguiente, la ovula- ción. Actualmente los progestágenos sintéticos se pue- den usar como anticonceptivos orales o inyectables, asociados a los estrógenos. La progesterona es una hormona esteroidea, de estructura muy parecida a la testosterona. Se produce en su mayor parte en el cuerpo amarillo, y en menor cantidad en las células foliculares y la corteza suprarrenal. La placenta tam- bién produce grandes cantidades de progesterona. Otras hormonas ováricas son los andrógenos, unas hor- monas esteroideas que se secretan en escasa cantidad en el ovario y también en las suprarrenales. Su acción es virili- zante, ya que producen hipertrofia del clítoris, atrofia de los genitales externos, hirsutismo, cambios de voz y psiquismo masculino. 18.2. TROMPAS DE FALOPIO Son unas estructuras delgadas y tubulares que unen los ovarios con el útero (Fig. 18-4). Son dos y macroscópica- mente se dividen en tres partes. El pabellón de la trompa es la parte más ancha y está en contacto con el ovario; tiene forma de embudo y está constituido por las fimbrias. La parte intermedia o ampolla tiene forma de S y finaliza en la parte distal o istmo, que se estrecha para desembocar en el útero por el orificio uterino de la trompa. Las trompas están unidas a los ovarios por un meso que recibe el nombre de mesosalpinge. Están recubiertas de peritoneo, que forma el ligamento ancho (el mismo que recubre el útero). En un corte se diferencian una capa exter- na epitelial, una capa muscular intermedia y una capa mu- cosa interna con repliegues. Éstos son más abundantes en la ampolla y acaban en las fimbrias. La mucosa está recubierta de cilios y se vuelve muy secretora tras la ovulación, bajo los efectos de la progesterona. Su función se limita a conducir el óvulo hacia el útero. Como la fecundación se suele producir en su interior, las células de la mucosa secretan sustancias nutritivas para el óvulo fecundado y los cilios lo dirigen hacia el útero. La trompa es un conducto con peristaltismo, cuya misión es favorecer la subida de los espermatozoides y su contacto con el óvulo. 18.3. ÚTERO Es un órgano impar, hueco, musculoso y piriforme, situa- do en la mitad de la pelvis. Alcanza un tamaño de 7 a 9 cm. Por delante se sitúa la vejiga urinaria y por detrás, el recto (véase Fig. 18-1). Por ello, su situación es variable según la repleción del recto y de la vejiga urinaria. Durante el emba- razo puede crecer lo suficiente como para contener la pla- centa con el feto y el líquido amniótico. Al final de la gestación puede llegar a ocupar la parte superior de la cavidad abdominal. Se encuentra fijo al resto de los órganos genitales (Fig. 18-4B) por el ligamento uteroovárico, los ligamentos sacrouterinos, el ligamento redondo, que es un cordón muscular grueso que une el útero a la pared anterior de la pelvis, y el ligamento ancho, que es un repliegue del peritoneo que actúa de suspensorio del útero. Dentro de este último ligamento se encuentra la trompa y las arterias uteri- nas. El útero se divide en tres porciones (Fig. 18-4B). El cuerpo, que es la parte superior y la de mayor tamaño, ocupa la mitad del útero y se relaciona por arriba con los intestinos, mediante el fondo del útero. En su parte lateral desembocan las trompas. El istmo, o parte intermedia, es muy corto (7 mm) y estrecho, y se sitúa entre el cuerpo y el cuello. La parte inferior es el cuello. Tiene forma cilíndrica y está rodeado por la vagina. En ésta se distinguen una porción superior o supravaginal y una porción inferior (la que palpa el tocólogo y se dilata en el momento del parto), que forma el hocico de tenca y da salida al contenido del útero. La porción del cuerpo que está sobre el cuello adopta una posición de anteroflexión (Fig. 18-5). Si se abre el útero, en la parte más externa se distingue el perimetrio, que está formado por peritoneo; a continuación se ve el miometrio, que es una gruesa capa muscular, y finalmente el endometrio, que es una capa mucosa. El interior del útero es hueco y tiene forma de triángulo, cuyos vértices son los orificios de entrada de las trompas y el orificio externo. 18.3.1. Funciones del útero El útero es la parte del aparato genital femenino que se encarga de recibir y anidar el cigoto u óvulo fecundado para que se alimente de sus secreciones hasta la formación de la 406 Estructura y función del cuerpo humano
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