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La isquemia cardíaca produce importantes efectos metabólicos, mecánicos y eléctricos, que dan lugar prime- ro a un cuadro doloroso (angina de pecho) y, por último, a la necrosis de las células cardíacas (infarto de miocardio) (Fig. 43.6). Los efectos metabólicos son los primeros en aparecer y se caracterizan por una rápida y marcada inhi- bición de la fosforilación oxidativa, que disminuye los niveles cardíacos de ATP, creatina fosfato y ácido pirúvi- co, y un aumento de la glucólisis anaerobia y de la pro- ducción local de ácido láctico. El rápido aumento de ácido láctico, la disminución del pH y, probablemente, la pre- sencia de otros metabolitos, inhiben el ciclo glucolítico a nivel de la fructosa-6-fosfato y, por tanto, la glucólisis anaeróbica. Además, la isquemia aumenta la producción de radicales libres de oxígeno, que inactivan el NO y pro- ducen vasoconstricción coronaria y alteran la permeabili- dad del sarcolema aumentando la entrada de Ca2+ y la concentración intracelular y mitocondrial de este catión. La sobrecarga de Ca2+ inhibe aún más la síntesis mitocon- drial de ATP y acelera la progresión hacia la necrosis celu- lar. La isquemia también produce la liberación celular de serotonina, histamina o bradiquinina, que junto al ácido láctico podrían estimular terminaciones nerviosas y produ- cir el dolor (angina de pecho) característico de la isquemia miocárdica. La isquemia también produce una disminución de la contractilidad en las zonas afectadas, que se manifiesta en forma de hipocinesia o discinesia. Si la isquemia es impor- tante, esta depresión de la contractilidad conduce a una disminución del volumen minuto cardíaco y a un cuadro de insuficiencia cardíaca. La isquemia produce, primero, una alteración de la función diastólica, que disminuye la velocidad de relajación y aumenta la presión diastólica final del ventrículo izquierdo (y las MVO2); posteriormente, disminuye la función sistólica y, por último, si la isquemia es muy marcada, la contracción cesa (acinesia). Además, la reducción de los niveles de ATP y la acumulación intra- celular de Ca2+ pueden conducir a una contractura del músculo cardíaco. Como hemos visto en el Capítulo 36, la relajación cardíaca es un proceso activo que conlleva la activación de las ATP-asa Ca2+-dependientes del re- tículo sarcoplásmico y del sarcolema encargadas de redu- cir la [Ca2+]i. Dado que la isquemia reduce los niveles cardíacos de ATP es lógico que la función diastólica sea mucho más sensible a la isquemia que la función sistólica cardíaca. Si la isquemia es transitoria (menos de 20 minu- tos), la contractilidad se recupera al cabo de varios días o semanas, dependiendo de la duración de la isquemia; durante este tiempo se dice que el miocardio está “aturdi- do” (stunned). La isquemia crónica puede conducir a la situación de miocardio “hibernado”, en la que el corazón permanece viable pero acinético; esta situación, es plena- mente reversible si la isquemia desaparece. La isquemia cardíaca también altera las propiedades eléctricas de las células cardíacas, ya que despolariza el potencial de membrana y disminuye la excitabilidad y la velocidad de conducción intracardíacas, efectos que facili- tan, con frecuencia, la aparición de arritmias ventriculares que pueden ser letales. Si la disminución del flujo coronario persiste durante más de una hora se produce la necrosis de las células car- díacas. El infarto de miocardio produce importantes cam- bios en la arquitectura del ventrículo que influyen en la función ventricular. Estos cambios, que se denominan remodelado ventricular, implican la sustitución del tejido necrosado por tejido fibrótico cicatricial, la expansión de la zona necrótica, y la hipertrofia y dilatación del miocar- dio normal que rodea la zona infartada. Estos cambios se producen en las primeras horas o días después del infarto, y son tanto más marcados cuanto mayor sea la extensión del área infartada. El remodelado ventricular confiere al ventrículo una morfología esferoidal, menos útil desde el punto de vista funcional, que disminuye el volumen minu- to cardíaco y, a largo plazo, conduce a un cuadro de insu- ficiencia cardíaca. CARDIOPATÍA ISQUÉMICA Este término engloba un conjunto de trastornos de diferente etiología en los que existe un desequilibrio entre el aporte coronario de O2 y las MVO2 (véase Fig. 43.3). La disminución del aporte coronario de O2 es producida en la mayoría de los casos por una placa de ateroma, una trom- bosis o un espasmo coronario; otras veces, lo que aumen- tan son las MVO2, tal como sucede durante el ejercicio, en presencia de taquiarritmias, hipertensión arterial o miocar- diopatía hipertrófica. La manifestación clínica más frecuente de la cardio- patía isquémica es la angina de pecho, definida como dolor, opresión o malestar, generalmente retroesternal, que 570 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A C A R D I O VA S C U L A R SegundosIsquemia reversible Isquemia irreversible Contractura Glucólisis anaeróbica ácido láctico H+ ATP Ca2+ intracelular ATP Ca2+ intracelular Ca2+ mitocondrial 23 minutos >1 hora Necrosis Figura 43.6. Consecuencias metabólicas y mecánicas de la isque- mia cardíaca.
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