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vómito implican alteraciones del patrón respiratorio en reposo, que deberá coordinarse con otras respuestas motoras originadas también en estructuras supraprotube- renciales. Durante algunas de estas actividades la regula- ción voluntaria puede prevalecer por encima de los estímulos sobre el tronco del encéfalo de los impulsos de los receptores centrales y periféricos; así, durante el habla se ha constatado una menor respuesta al incremento de CO2. Diferentes estados emocionales también influyen en la respiración, especialmente las emociones negativas, como la angustia o el miedo, que incrementan la frecuen- cia respiratoria. Las estructuras implicadas en estas respuestas inclu- yen la corteza cerebral y otras zonas como el sistema lím- bico y el hipotálamo. Sus efectos vienen determinados por su acción sobre los centros de regulación automática del tronco del encéfalo o, sorteando éstos, directamente sobre las motoneuronas espinales que inervan los músculos res- piratorios (Fig. 52.4). Disnea La respiración normalmente tiene lugar sin que ten- gamos conciencia de la misma; sin embargo, es conocido que también podemos ser conscientes de sus característi- cas y del esfuerzo que supone. La sensación de un esfuer- zo excesivo para mantener la respiración, de forma que ésta deja de ser confortable, se conoce como disnea. Pue- de aparecer como respuesta a incrementos de la respira- ción en personas sanas, como ocurre durante el ejercicio, o constituir un síntoma revelador de la presencia de enfermedad respiratoria o cardíaca. En general, cualquier factor que tienda a incrementar el impulso respiratorio podrá determinar la aparición de disnea. Así, puede apa- recer como secundaria a alteraciones de los gases san- guíneos, la hipoxia y la hipercapnia, o por estimulación de los mecanorreceptores de la vía aérea superior, los pulmones o la pared torácica. Además de estos estímulos, los centros de la regulación voluntaria de la respiración también reciben información de la actividad de los cen- tros bulbares y protuberenciales, que contribuye también al hecho de tener conciencia de la respiración y a la apa- rición de disnea. Factores psicológicos también pueden influir sobre la aparición de disnea y su intensidad, y existe una elevada variabilidad interindividual en la res- puesta frente a estímulos similares; así, sujetos estoicos pueden no notar disnea en situaciones en que lo hacen la mayoría de personas. También se han descrito pacientes asmáticos de especial gravedad porque los episodios de obstrucción bronquial, que caracterizan la enfermedad, no les desencadenan sensación de disnea, retrasando así su tratamiento. La medición de la intensidad de la disnea resulta de gran interés práctico en el manejo de las enfermedades cardiorrespiratorias, y se han descrito diversos métodos. En la Figura 52.5 se describen dos sistemas ampliamente usados y que han probado una buena reproducibilidad. REGULACIÓN DE LA VENTILACIÓN DURANTE EL SUEÑO Los mecanismos de regulación de la ventilación con- siderados hasta ahora sufren notables cambios durante un tercio de nuestras vidas, mientras dormimos. Estos cam- bios son secundarios a diversos mecanismos que tienen lugar con la transición de la vigilia al sueño: a) Descenso del estímulo a la ventilación relaciona- do con la vigilia: las neuronas respiratorias del sistema nervioso central y las motoneuronas respiratorias se encuentran estimuladas durante la vigilia por la formación reticular, por las estructuras implicadas en la regulación voluntaria de la respiración y por la acción de neuronas del tronco del encéfalo ricas en serotonina y norepinefrina. Estos estímulos disminuyen durante el sueño, por lo que éste tiene una acción depresora de la respiración; contra- riamente, el despertar por cualquier causa determina un incremento de la ventilación. b) Cambios en la respuesta a estímulos químicos y mecánicos: tanto la respuesta a la hipoxia como, especial- mente, a la hipercapnia se encuentran reducidas durante el sueño, produciéndose cambios sostenidos en los valores de los gases sanguíneos que comportarían en estado de vigilia la puesta en marcha de mecanismos compensado- res. Asimismo los cambios en los gases pueden ser acusa- dos sin inducir el despertar: los sujetos normales pueden R E G U L A C I Ó N D E L A V E N T I L A C I Ó N P U L M O N A R 659 Máxima dificultad Sin dificultad respiratoria A B Sin disnea0 Muy ligera, casi nula0.5 Muy ligera1 Ligera2 Moderada3 En ocasiones grave4 Grave5 6 Muy grave7 8 Muy grave, casi máxima9 Máxima10 Figura 52.5. Sistemas de cuantificación de la disnea. A) Escala analógica visual: se solicita al sujeto que cuantifique su sensa- ción de dificultad respiratoria marcando un punto a lo largo de una línea, habitualmente de 10 cm, cuyos extremos correspon- den a máxima y nula disnea. B) Escala de Borg modificada: se solicita que responda a la pregunta en una escala numerada.
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