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caracteriza por cambios importantes de densidad, presión, temperatura y contenido de oxígeno. Los tres primeros factores son resueltos de modo satisfactorio, merced al entrenamiento y la utilización de métodos tecnológicos adecuados. Los pulmones no son capaces de asimilar el oxígeno disuelto en el agua. Los mamíferos se encuentran en situación de anaerobiosis relativa cuando realizan una inmersión, lo que obliga a adoptar diversos mecanismos de adaptación a la hipoxia, cuya misión fundamental es pre- servar los parénquimas nobles. Esto se consigue principal- mente mediante cuatro mecanismos: 1. bradicardia de inmersión, al hacer más lenta la circu- lación de la sangre y permitir un mejor aprovechamiento del oxígeno, disminuyendo al mismo tiempo su consumo, 2. vasoconstricción periférica, en beneficio del área esplácnica, 3. utilización de la mioglobina, cuya proporción es relativamente baja en el hombre, pero que en los mamífe- ros marinos es capaz de alojar hasta el 50% del oxígeno, 4. aumento del volumen pulmonar, que condiciona en gran medida el tiempo de apnea, al permitir un intercam- bio gaseoso aceptable durante varios minutos. En el hombre, estos mecanismos son poco eficaces, por lo que la actividad subacuática puede realizarse en tres modalidades, condicionadas a la función respiratoria. Buceo en apnea Al retener voluntariamente la respiración, la presión arterial de oxígeno desciende de forma progresiva; la pre- sión parcial de dióxido de carbono se incrementa en pro- porción inversa; la conjunción de ambas circunstancias, en especial la segunda, proporciona al cabo de algunos segun- dos o minutos la necesidad imperiosa de respirar. La hiperventilación prolonga algunos segundos el tiempo de apnea, pero no a expensas de aumentar la asi- milación de oxígeno en la sangre, sino de disminuir la pre- sión parcial de dióxido de carbono. Si en tales circunstancias un buceador desciende, el incremento de presión ambiental mantiene en principio un valor aceptable de presión arterial de oxígeno. La presión parcial de dióxido de carbono también se eleva, pero como partía de un valor reducido por la hiperventilación, tarda en alcanzar una elevación suficiente para estimular los qui- miorreceptores. Cuando esto se consigue, la presión arterial de oxígeno es muy baja y la proporción oxígeno/dióxido de carbono puede llegar incluso a invertirse. Durante la emer- sión disminuye la presión ambiental y el desequilibrio es todavía mayor, pudiendo llegar a una situación de hipoxe- mia extrema que dé lugar a un síncope. Buceo con tubo respirador Un buceador puede nadar sumergido a unos pocos centímetros respirando a través de un tubo que comunique sus vías respiratorias con la superficie. Este sistema per- mite una respiración bastante fisiológica, pero la longitud del tubo respirador supone un aumento de la resistencia externa periférica de las vías respiratorias, en especial si es delgado, y constituye una prolongación del espacio muerto anatómico. Si el individuo adopta la posición vertical mientras respira con tubo, o incluso si permanece con el agua hasta el cuello, se añade además una leve, pero significativa, diferencia de presiones. La cavidad torácica se encuentra en ese caso a unos 40 cm como mínimo por debajo del nivel de la superficie, soportando una presión más alta que la cabeza y a través de un tubo respirador introduce aire a presión atmosférica en unos pulmones oprimidos por una presión exterior más elevada. Buceo con escafandra La utilización de una fuente de aire comprimido autónoma o semiautónoma- acoplada a un regulador auto- mático de presión, suministra al buceador un caudal de aire respirable con una presión de valor equivalente al de la presión hidrostática. El buceador inspira mediante una pieza bucal acoplada al tubo de suministro y espira por la misma boquilla merced a un mecanismo valvular. El buce- ador deportivo siempre respira por la boca y debe realizar una leve succión inspiratoria y una espiración relativa- mente fuerte para vencer el mecanismo de expulsión. Dife- rentes dispositivos comerciales permiten una dinámica ventilatoria suave, pero la espiración nunca es pasiva. El regulador automático de presión, conectado a la fuente de aire comprimido, modifica también la dinámica ventilato- ria en función del balance respiratorio hidrostático. Al cambiar de posición vertical a supina o prona, el regulador puede estar por encima o por debajo de los pulmones, con lo cual éstos reciben aire en ligera hipo o hiperpresión. Como consecuencia de todo lo anterior, el trabajo respira- torio es mayor e introduce algunas variaciones en los pará- metros pulmonares. La capacidad vital y el volumen pulmonar total disminuyen entre un 3 y un 9%. El volu- men espiratorio de reserva puede quedar reducido al 60%. El aumento de la presión del aire incrementa su den- sidad y empeora a su vez la llamada disnea de inmersión. En el buceo a gran profundidad la hiperdensidad puede ser tan importante que imposibilite por sí misma la actividad física. A profundidades mayores es preciso reemplazar el nitrógeno por otro gas inerte menos denso, generalmente helio, o incluso hidrógeno. La moderna tecnología de buceo permite permanecer bajo el agua durante períodos de tiempo prolongados y alcanzar profundidades impor- tantes. Se han rebasado en la actualidad los 530 m, utili- zando la técnica del buceo a saturación, cuya complejidad fisiológica supera con mucho la de los vuelos espaciales. Existen unos dispositivos de buceo que permiten res- pirar oxígeno puro en circuito cerrado. Su ventaja es la simplicidad del equipo, la mayor autonomía al ser recicla- do el gas espirado, y la eliminación de burbujas espirato- F I S I O L O G Í A D E L A R E S P I R A C I Ó N E N A M B I E N T E S E S P E C I A L E S 669
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