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FISIOLOGÍA HUMANA-785

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retinol isomerasa realiza la transformación de trans-retinol
en �11-cis-retinol, que es la forma en que la vitamina A se
asocia a los pigmentos visuales.
Vitamina B12. La vitamina B12 no se sintetiza en nin-
guna célula del organismo humano. Solamente se almace-
na en el hígado y el riñón, que constituyen la reserva para
su homeostasis. La cantidad de vitamina B12 almacenada
en el hígado es de 2 a 3 mg, suficiente para cubrir las nece-
sidades del organismo durante 3 a 4 años. El hepatocito la
recibe a través de la circulación enterohepática y la puede
excretar por la bilis o a la sangre. En el plasma se trans-
porta en su mayor parte por una glucoproteína (transcoba-
lamina I o TC-I) y en menor proporción por una
betaglobulina, específicamente sintetizada por el hígado
(transcobalamina II o TC-II). A pesar de que la TC-II
transporta menos cantidad de vitamina B12, su acción es
más importante, ya que su actividad y velocidad de trans-
porte y liberación son mayores que las de la TC-I. 
FUNCIÓN DESINTOXICANTE 
DEL HÍGADO
Se conocen alrededor de 4 000 000 de productos quí-
micos, de los cuales aproximadamente 63 000 son de uso
común y unos 11 500 pueden ser ingeridos directamente
como fármacos o aditivos en los alimentos. Existen otros
50 000 productos contaminantes del medio ambiente.
Cuando estos productos penetran en el organismo, la
mayoría no se utiliza para la fabricación de energía, ni
siquiera para formar parte de las estructuras celulares. Por
esta razón son llamados xenobióticos. En esta categoría se
incluyen las toxinas y las drogas.
El hígado es capaz de proteger al organismo de estos
productos mediante dos mecanismos, generalmente suce-
sivos. En el primer mecanismo, reacciones de fase I, los
productos y tóxicos se transforman de poco polares y poco
hidrosolubles en productos mucho más polares e hidroso-
lubles que, en consecuencia, son mucho más fácilmente
eliminables por la orina. El segundo efecto beneficioso de
estas reacciones de fase I es aumentar la posibilidad de que
estos productos puedan ser conjugados mediante las reac-
ciones de fase II, con lo que se convierten en menos acti-
vos y tóxicos, y más fácilmente eliminables. La
combinación de las reacciones de fase I y II constituye los
mecanismos hepáticos de desintoxicación y eliminación al
exterior.
La reacción de fase I comprende fundamentalmente
reacciones de óxido-reducción. Las enzimas más impor-
tantes de la oxidación de drogas son dependientes de los
sistemas del citocromo P-450. La mitad de las drogas oxi-
dadas por el hígado lo son por este sistema y también lo
son la gran mayoría de xenobióticos y tóxicos.
Las reacciones de fase II son reacciones de conjugación
para xenobióticos o tóxicos y para la bilirrubina, como ya
se comentó antes (véase el Capítulo 59). La reacción se
realiza mediante transferasas. La forma más habitual de
conjugación en el hígado es la glucuronización (xenobió-
tico + ácido glucurónico). La enzima responsable es la
UDP-glucuronil-transferasa, que conjuga con ácido glucu-
rónico los –COOH o los –OH del xenobiótico, convirtién-
dolo en una estructura más hidrosoluble y acelerando su
excreción. Otros mecanismos de conjugación que se reali-
zan en el hepatocito son los de unión a sulfato, glutatión y
taurina.
Los mecanismos enzimáticos puestos en función por
el hepatocito para eliminar productos químicos o toxinas
pueden generar productos más activos y tóxicos para el
propio organismo que el original, llegándose a la paraliza-
ción de los sistemas enzimáticos e, incluso, a la lesión de
sus organelas.
METABOLISMO HEPÁTICO DE LAS
HORMONAS
El hígado es, probablemente, la víscera de mayor tras-
cendencia en el catabolismo de las hormonas. La gran acti-
vidad del hepatocito en la homeostasis de las hormonas le
hace susceptible de recibir su influencia, a veces no dese-
able. De igual modo, produce desajustes cuando enferma,
que influyen de una u otra forma en los niveles plasmáti-
cos de las hormonas.
El hepatocito interviene en el metabolismo de las hor-
monas, al menos de las siguientes maneras: 1) sintetizan-
do las proteínas transportadoras; 2) interviniendo en su
catabolismo y degradación, produciendo a veces cataboli-
tos más activos, incluso, que el producto original; 3) sir-
viendo de lugar de depósito. Las hormonas influyen sobre
el hepatocito regulando la síntesis de proteínas, facilitan-
do, por ejemplo, su reconstrucción tras sufrir una hepatec-
tomía, o modificando el patrón enzimático. Resulta más
conocida la influencia del hígado enfermo sobre las hor-
monas que, al revés, la hiperproducción o hipoproducción
primaria hormonal sobre el funcionamiento o la estructura
del hígado.
Glucagón e insulina. El acoplamiento del glucagón
sobre su receptor en la membrana del hepatocito se sigue
de la activación de la adenilciclasa, acoplada al receptor.
La adenilciclasa activada incrementa los niveles de AMPc
intracelular desde el 5�-AMP. Las consecuencias de esta
amplificación enzimática son: glucogenólisis, gluconeogé-
nesis, lipólisis y cetogénesis, y la disminución o bloqueo
de la glucogenogénesis y la lipogénesis. 
La insulina en el hepatocito desfosforila, convirtién-
dolas en activas, a enzimas clave (adenil-ciclasa, glucosa-
6-fosfatasa, piruvato deshidrogenasa, piruvatoquinasa,
HMG-CoA-reductasa, fosfofructoquinasa, acetil-CoA 
carboxilasa, glicerol fosfato acil-transferasa) o fosforila a
otras igualmente clave. Las consecuencias son: glucoge-
nogénesis, lipogénesis y glucólisis aumentadas y, paralela-
mente, disminución de la glucogenólisis, la oxidación y la
cetogénesis.
Hormonas tiroideas. La T3 (3,5,3�-triyodotironina) y
la T4 (tiroxina) circulan en el plasma unidas a proteínas
sintetizadas en el hepatocito. Estas proteínas son: la glo-
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