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co y estructural. De los ácidos grasos monoinsaturados sobresalen el oleico y el palmitoleico, y son teórica- mente dispensables en la dieta, aunque en la práctica la ingestión de ácido oleico parece proteger contra la ate- rosclerosis. Los ácidos grasos poliinsaturados se dividen en dos grandes familias, llamadas n-6 y n-3, que encabe- zan respectivamente los ácidos linoleico y alfa linoléni- co, los únicos ácidos grasos indispensables en la dieta. A partir de ellos se producen ácidos con más de 20 carbo- nos y los eicosanoides (prostaglandinas, leucotrienos y tromboxanos), que tienen gran importancia fisiológica y cuyos desequilibrios parecen figurar en la fisiopatolo- gía del infarto de miocardio y de muchas otras enferme- dades. Los aminoácidos relacionados en la Tabla 64.2 son l-� aminoácidos. En la columna de la derecha están los dis- pensables en la dieta y, en la de la izquierda, los indispen- sables en ella, aunque la histidina y la arginina llegan a serlo en individuos en crecimiento. La cisteína y la tirosina provienen de la metionina y la fenilalanina respectivamen- te, de manera que son dispensables “condicionados”. La taurina es un -aminoácido fundamental para el funciona- miento de la retina y forma parte de los ácidos biliares; al parecer, es indispensable en la dieta del recién nacido, aun- que no en la del niño mayor ni en la del adulto. En la Tabla 64.3 figuran la colina y la carnitina, que son dispensables en la dieta; la primera participa en los fosfolípidos y en la acetilcolina, y la segunda es funda- mental para el transporte mitocondrial de ácidos grasos. El resto son todas vitaminas y, salvo el ácido nicotínico y la nicotinamida, son indispensables en la dieta. Nótese que no se incluye como tal un grupo de vita- minas, ya que si bien el concepto de vitaminas es muy importante desde el punto de vista histórico, no tiene sen- tido desde el punto de vista químico, ya que las vitaminas aparecen entre los glúcidos, entre los lípidos y entre los compuestos con nitrógeno. Balance nutrimental Se conoce como balance de un nutrimento la diferen- cia entre su ingestión y su excreción o “gasto”; de esa dife- rencia depende si su cantidad en el organismo aumenta, disminuye o permanece igual. Como se aprecia, la palabra balance tiene la misma connotación que en contaduría y su aplicación a la nutrición se remonta a 1857, cuando Carl von Voit la empleó para analizar el ingreso y gasto de ener- gía del organismo. El balance de un nutriente tiene forzosamente que referirse a un lapso determinado, que normalmente es 24 horas, ya que sería poco práctico referirlo a lapsos meno- res o mayores. En principio se puede calcular el balance de cada uno de los nutrimentos, aunque esto no siempre es técnicamente posible. Por otro lado, puede ser convenien- te simplificar la tarea agrupando varios nutrimentos en tor- no a grandes funciones, como son la energética o la de síntesis de proteínas corporales. La energía se obtiene en forma de glucosa, galactosa y fructosa, varios ácidos grasos y una veintena de ácidos aminados, y se “gasta” (pasa al medio) en forma de calor y movimiento. Sería oneroso calcular más de treinta balan- ces si el concepto básico es energía, por lo que conviene reducirlo a uno solo, el “balance de energía”. Lo mismo ocurre con el “balance de nitrógeno” en el que se suma la ingestión de 20 aminoácidos como ingestión de “nitróge- no” y se suma también la excreción de sus metabolitos finales (urea, ácido úrico, creatinina, etc.) como excreción “de nitrógeno”; el balance de nitrógeno representa la sín- tesis de proteínas corporales. Por congruencia con el balance energético, en adelan- te se usará el término gasto en vez de excreción y, así, el balance de cualquier nutrimento o grupo de ellos (B) que- da definido como su ingestión (I) menos su gasto (G), es decir B = I - G. El balance puede tener distintos valores. Si la inges- tión del nutrimento en cuestión es mayor que el gasto, el balance tendrá un valor mayor que cero, es decir, algún número positivo (Si I > G; B > O); el balance positivo sig- nifica acumulación del nutriente en el organismo. Si, por lo contrario, la ingestión es menor que el gasto, el balance tendrá entonces un valor menor que cero, es decir, algún número negativo (Si I < G; B < O); el balance negativo sig- nifica disminución o agotamiento del nutriente en el orga- nismo. Por último, si la ingestión y el gasto son exactamente iguales, el valor del balance es cero (Si I = G; B = O); el balance cero o neutro significa que la cantidad del nutrimento presente en el organismo se mantiene sin cambio. De las tres grandes clases de balance, el positivo y el negativo pueden a su vez adoptar muchos posibles valores, en tanto que el balance neutro es un solo valor, cero, por lo que sus posibilidades de ocurrir son mucho menores. De hecho, lo que en la práctica se considera balance neutro es algún valor positivo o negativo muy cercano al cero. Las tres grandes clases de balance pueden ser fisiológicas o patológicas, por lo que no basta describir el valor y el sig- no de un balance, sino que es necesario definir si es fisio- lógico o patológico. El balance positivo es fisiológico cuando acumular el nutrimento es fisiológico tal como ocurre en el crecimien- to y en situaciones semejantes al crecimiento, como el embarazo, la convalecencia de una enfermedad grave o la corta fase de desarrollo muscular que ocurre con el entre- namiento físico. Por supuesto, en cada una de estas situa- ciones y para cada nutrimento habrá un determinado balance positivo óptimo para cada individuo y momento. Para evitar la repetición de la lista de situaciones se las puede llamar situaciones C. El balance neutro es fisiológico cuando el contenido corporal del nutriente deba permanecer estable, como ocu- rre en el adulto (situación A) que no esté en algunos de los casos C. El balance negativo es fisiológico en situaciones en que disminuya el contenido corporal del nutrimento. Es el caso de la lactancia, ya que se espera que parte de la acu- 766 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A D I G E S T I V O
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