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te del gasto energético basal del organismo se debe a la bomba de sodio que lo expulsa del interior celular. El sodio es muy escaso en los alimentos naturales, pero abun- da en los guisos y en los productos industrializados; la cos- tumbre de agregarlo a la comida en la mesa misma está muy difundida. La deficiencia primaria es casi imposible, y el exceso es la regla. Cloro. Principal anión extracelular, participa en el balance hidroelectrolítico y en la síntesis gástrica de ácido clorhídrico. Su fuente principal en la dieta es el cloruro de sodio, y no se describen su deficiencia ni su exceso. Potasio. Principal catión intracelular, pero la fracción extracelular interviene en la transmisión nerviosa, en la contracción muscular, en la regulación de la presión arte- rial y en el transporte de glucosa a través de la membrana celular. El potasio abunda en la dieta y el riñón tiene un papel homeostático fundamental, manteniendo estables las concentraciones en la sangre que son críticas. No se des- cribe la deficiencia primaria. Hierro. Forma parte de los citocromos, necesarios para la respiración celular, y de la hemoglobina y la mio- globina que transportan oxígeno; interviene en la síntesis de ácidos nucleicos y en numerosos pasos de la regula- ción metabólica. El hierro es un oxidante muy potente y agresivo si se encuentra libre, por lo que el organismo lo mantiene quelado (unido a proteínas) y lo absorbe en cantidades limitadas (0 a 10% de lo ingerido). Este hecho, amén del efecto de los procesos hemorrágicos (incluida la menstruación), parasitosis gastrointestinales, infecciones y la presencia en muchos alimentos de inhi- bidores de la absorción de hierro (fitatos, fibras), favore- ce que su deficiencia sea la más frecuente en todo el mundo, sobre todo en niños y en mujeres, especialmente en las embarazadas. Cinc. Cofactor de unas 200 enzimas, interviene en el crecimiento y el desarrollo, en la integridad de los epite- lios, en la síntesis de ácidos nucleicos y algunas hormonas y en procesos de secreción. Como en el caso del hierro, su absorción es muy baja. Su deficiencia parece ser más fre- cuente de lo que antes se pensaba. Flúor. Su función metabólica no es clara. Durante la formación de los dientes disminuye la solubilidad del esmalte y en su forma tópica favorece la remineralización dental. Existe en casi todos los alimentos. El exceso puede ser nocivo. Manganeso. Grupo prostético de la arginasa, de la dis- mutasa de superóxido y de la carboxilasa del piruvato dependiente de biotina. Sus fuentes principales son el café, el té, los cereales y las nueces. Puede ser tóxico para el sis- tema nervioso. Magnesio. Participa en más de 300 reacciones enzi- máticas en el metabolismo de glúcidos, ácidos grasos, pro- teínas y ácidos nucleicos. Sus principales fuentes son las verduras (es parte de la clorofila), pero se encuentra en cantidades muy variables. Su deficiencia primaria es muy rara y el riñón es capaz de retenerlo. Cobre. Grupo prostético de la citocromo oxidasa, dis- mutasa de superóxido, tirosinasa, factores V y VIII de la coagulación y muchas otras proteínas. Se le encuentra en nueces, mariscos y cereales integrales. Yodo. Es parte de las hormonas tiroideas. Su contenido en el agua y los alimentos varía con el suelo del lugar. Los suelos montañosos y erosionados tienen menos yodo, ya que éste ha sido arrastrado a los océanos. Su deficiencia, el bocio y el cretinismo endémicos —este último menos común, pero muy grave— se observa en amplios sectores de la población en lugares donde el suelo es carente de yodo, y se ha combatido con éxito parcial mediante la sal yodada. Selenio. Conocido primero como tóxico en el ganado, se acepta como nutrimento desde 1957. Forma parte del sistema antioxidante del organismo y de más 100 metalo- proteínas, e interviene en el metabolismo de la vitamina E. Su concentración en los alimentos depende del suelo don- de se producen. Molibdeno. Es grupo prostético o cofactor de varias hidroxilasas y oxidasas. Presenta antagonismo con el tungsteno, los sulfatos y el cobre. Cromo. Parece ser cofactor de la insulina, por lo menos en la rata. Se describe intoxicación por cromo inha- lado en fábricas de amianto. Se ha sospechado que el boro, el níquel, el cobalto, el azufre, el cadmio, el vanadio, el silicio y el arsénico pue- dan tener funciones en el ser humano, pero hasta ahora no se han comprobado fehacientemente. LOS COMPUESTOS El medio ofrece cantidades importantes de oxígeno libre y agua libre que el organismo puede tomar sin gran dificultad. El aire es una mezcla de gases en la que el oxí- geno representa alrededor del 21% y, por lo tanto, está ampliamente disponible. La disponibilidad de agua es mucho menor, y está restringida en ciertos ecosistemas, pero en términos generales no es limitante para el ser humano, quien la obtiene como agua “dulce”, como com- ponente mayor o menor de los alimentos y en bebidas y platillos. Con excepción del agua y del oxígeno, los demás nutrimentos no suelen encontrarse en forma libre en canti- dades importantes, sino que se les encuentra formando compuestos más o menos complejos (compuesto es la unión química de dos o más moléculas). Más que entrar en una tediosa enumeración de los compuestos en que se halla cada uno de los nutrimentos, conviene señalar cuáles son los principales compuestos o grupos de compuestos presentes en la dieta humana. Los más abundantes son los almidones, los triglicéri- dos o triacilgliceroles, las proteínas, la sacarosa y las “fibras”. En proporciones mucho menores también figuran la lactosa (azúcar de la leche), la maltosa, los ácidos nucleicos, los fosfolípidos, sales inorgánicas y diversos ésteres. Cabe insistir en que los compuestos no son nutrientes, sino fuentes de ellos. Los almidones son enormes polímeros de la glucosa, los triglicéridos (grasas o aceites que están ya en los ali- 778 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A D I G E S T I V O
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