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INTRODUCCIÓN La evolución de los organismos multicelulares depen- de de la interacción coordinada entre las distintas células del organismo. Para ello, las células se comunican entre sí mediante señales químicas que se pueden dividir en tres clases: autocrinas, paracrinas y endocrinas. En las señales autocrinas la propia célula sintetiza la molécula señal, la cual puede actuar sólo en el citoplasma o puede ser secre- tada e interaccionar después con los receptores de mem- brana. En las señales paracrinas, la señal química difunde al exterior celular, donde interacciona de manera local con las células más próximas. Finalmente, la señalización endocrina tiene lugar a través de las hormonas, que se definen como moléculas orgánicas (péptidos y proteínas) que con frecuencia se las considera pertenecientes al gru- po de los biocatalizadores junto con las enzimas y las vita- minas. Las hormonas son secretadas por ciertas células especializadas localizadas en las glándulas de secreción interna o glándulas endocrinas, son transportadas por vía sanguínea, solas o asociadas a ciertas proteínas, y ejercen sus efectos en determinados órganos o tejidos diana a dis- tancia de donde se sintetizaron. Todas las moléculas de comunicación son esenciales para la supervivencia, el de- sarrollo y la reproducción de los organismos superiores, y todas ellas tienen la capacidad de inducir y controlar una gran variedad de respuestas biológicas. La diversidad y especificidad de las acciones que controlan se debe a sus diferentes estructuras y propiedades fisicoquímicas, pero sobre todo a la estructura de sus receptores celulares y las señales que estos desencadenan tras la unión del ligando. El término ligando, que en química se aplica a las mo- léculas que forman uniones estables mediante enlaces no covalentes, se usa en fisiología para designar a los agentes que se unen a receptores celulares como paso previo a su acción biológica. Los ligandos actúan a concentraciones muy bajas de aproximadamente ≤10–8 M, y los receptores que los reconocen se unen a ellos con una elevada cons- tante de afinidad de Ka ≥108 litros/mol. En este capítulo vamos a describir el modo de acción de las hormonas y de otros ligandos, y estableceremos una división inicial basa- da en la localización de sus receptores. Así, la primera par- te describirá el mecanismo de acción a través de receptores localizados en la membrana plasmática y la segunda parte describirá los receptores nucleares. RECEPTORES DE MEMBRANA Los receptores de membrana son la diana de una gran variedad de hormonas, neurotransmisores, factores de cre- cimiento, etc. de estructura proteica, peptídica o incluso de sólo algunos aminoácidos modificados y que se conside- ran los primeros mensajeros en la comunicación. Tras la unión del ligando se inicia una serie de eventos en la mem- brana que inducen la generación de un segundo mensajero intracelular. Este segundo mensajero dispara la activación de otra serie de moléculas e induce una cascada de señali- zación que en última instancia altera la fisiología de la célula. Estructura de los receptores de membrana Los receptores de membrana son proteínas integrales de membrana que se caracterizan por poseer tres diferen- tes dominios: extracelular, transmembrana y citoplasmáti- co o intracelular. El dominio extracelular es el dominio de interacción con el ligando; el dominio transmembrana está formado por un dominio hidrofóbico, de forma que la molécula esté “confortable” en la bicapa lipídica, sirvien- do como anclaje del receptor en la superficie de la mem- brana. El dominio intracelular suele formar una cola o lazo en la parte final del receptor dentro del citoplasma, donde, tras diferentes mecanismos, interacciona a través de su región efectora con otras moléculas, generando segundos mensajeros intracelulares. Los receptores de membrana se han agrupado en diferentes familias dependiendo de su estructura. A continuación iremos describiendo cada fami- lia de receptores, sus ligandos más característicos, los segundos mensajeros generados en cada caso y el meca- nismo de señalización intracelular. Receptores acoplados a proteínas G Los receptores acoplados a proteínas G (G protein- coupled receptors, GPCR) forman una de las mayores familias de receptores de membrana. Entre los receptores de membrana, los GPCR son los más diversos y conserva- dos evolutivamente y, a pesar de tener una estructura común, cada receptor es activado por diferentes ligandos (Fig. 66.1). Están involucrados en la mayoría de las fun- ciones fisiológicas del organismo, como el reconocimien- to y la transducción del mensaje inducido por la luz, el olfato, el calcio, pequeñas moléculas tales como ligandos de varios aminoácidos, nucleótidos y péptidos, así como proteínas. Entre éstas cabe destacar a las hormonas gluco- proteicas, como la tirotropina (TSH), la hormona luteini- zante (LH), la hormona foliculoestimulante (FSH), la corticotropina (ACTH), otras hormonas como el glucagón, la vasopresina, la somatostatina, la calcitonina, la para- thormona (PTH), la epinefrina, la norepinefrina, etc. Mediante diferentes estudios se ha descrito un modelo común para estos receptores que consiste en un núcleo central compuesto por siete hélices transmembrana (TMI- VII) conectadas por tres lazos intracelulares (i1,i2,i3) y tres extracelulares (e1, e2, e3). La mayoría de estos recep- tores tiene dos residuos de cisteína en e1 y e2 formando un puente disulfuro que es necesario para la estabilización de un número restringido de cambios conformacionales de los dominios transmembrana. La variación en cuanto a secuencia de los distintos GPCR hace que éstos difieran en la longitud de sus extremos amino- y carboxiterminal, dominios extra- e intracelular respectivamente. Cada uno de estos dominios provee propiedades específicas a cada receptor. El dominio central, transmembrana (TM), sufre 804 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O
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