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FISIOLOGÍA HUMANA-889

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fetal, alcanzando su máxima concentración en torno a las
semanas 20-24 (Fig. 69.12), período a partir del cual
comienzan ya a descender, aunque durante toda la etapa
fetal siguen siendo más elevados que en el adulto. 
Paralelamente al desarrollo de las células somatotro-
pas, se produce la maduración del eje hipotálamo-hipofi-
sario. A partir de la novena semana, las células
somatotropas liberan GH en respuesta a GHRH, siendo
esta respuesta más eficaz a medida que progresa el emba-
razo. De forma similar, la SS es capaz de inhibir la secre-
ción de GH in vitro, tanto en condiciones basales como
tras la estimulación con GHRH. Aunque estos datos sugie-
ren que el hipotálamo es capaz de regular la actividad de
las células somatotropas durante la gestación, la funciona-
lidad del eje no se establece totalmente hasta varios meses
después del nacimiento. 
Tras el nacimiento, los niveles de GH permanecen
elevados hasta aproximadamente el tercer mes de vida
(Fig. 69.13). A partir de este momento ocurre una dismi-
nución progresiva de la secreción de la hormona, que pasa
ya a mantenerse en niveles bajos hasta el comienzo de la
pubertad, etapa en la que se produce un marcado incre-
mento secretor. Hasta los 20-30 años de edad son pocas las
variaciones en la tasa de secreción de la hormona, pero a
partir de este período se comienza a observar una lenta y
progresiva disminución de los niveles plasmáticos de GH
en la mayoría de los individuos, caracterizada por una dis-
minución de la concentración integrada de la hormona, así
como de la amplitud de los picos (fundamentalmente los
picos nocturnos, asociados al sueño de ondas lentas),
mientras que no se modifica la frecuencia de aparición de
episodios secretores. La respuesta de GH a la estimulación
con GHRH suele estar también disminuida a partir de esta
edad.
La persistencia de la secreción de GH (aunque dismi-
nuida) una vez que ha finalizado el período de crecimien-
to constituye una clara prueba de la importancia de sus
acciones metabólicas, y de hecho varias de las alteraciones
que aparecen en la vejez, como la disminución de la masa
y la fuerza musculares, el aumento del tejido adiposo, la
disminución del espesor de la piel y déficit dentales y óse-
os, han sido relacionadas con la progresiva disminución de
los niveles de la hormona (Fig. 69.13). Probablemente, la
elevada tasa de secreción que se observa en períodos en los
que, como la etapa fetal y neonatal temprana, la GH no
parece jugar ningún papel sobre el crecimiento, esté tam-
bién relacionada con el importante papel metabólico que la
hormona desempeña.
ACCIONES BIOLÓGICAS DE LA GH
La GH es una hormona que actúa no sólo de forma
endocrina, sino también auto- y paracrina, que juega un
importante papel en el metabolismo intermediario, y regu-
la de forma tejido-específica la expresión de diversos
genes implicados en procesos de crecimiento, metabolis-
mo y diferenciación. Es, por tanto, más que una hormona
de crecimiento somático; de hecho, una vez finalizado éste
la hormona continúa interviniendo de forma endocrina en
regulaciones metabólicas nutricionales, pero también de
formas auto- y/o paracrinas en procesos de proliferación y
diferenciación celular (Tabla 69.1).
GH y crecimiento
La GH lleva a cabo acciones directas e indirectas
sobre el crecimiento longitudinal del organismo. Sus
acciones indirectas son mediadas principalmente por el
IGF-1, sistémico, sintetizado en el hígado, o local, fabri-
cado en el cartílago de crecimiento por un mecanismo
paracrino.
El crecimiento del hueso puede darse en longitud y en
espesor. El desarrollo longitudinal depende del cartílago
de crecimiento, el cual, bajo la acción de la GH, determi-
na el alargamiento de la diáfisis. Por su parte, el aumento
de espesor óseo se produce por aposición perióstica. 
860 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O
Etapa fetal 3 meses
Pubertad 20-30 años
Senectud
G
H
 P
la
sm
át
ic
a
Figura 69.13. Cambios en la secreción de GH a lo largo de la
vida. Paradójicamente, la máxima secreción de GH ocurre
hacia las semanas 20-24 de vida fetal. Tras el nacimiento, la
secreción de la hormona es de escasa magnitud hasta la etapa
puberal, en la que aumenta, sobre todo, la amplitud de cada
pulso secretor. A partir de los 20-30 años comienza un continuo
descenso en la cantidad de hormona liberada en un período de
24 horas, que pasa a ser prácticamente nula en la senectud.

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