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pando en la sincronización de los ritmos endógenos con las oscilaciones ambientales. En los vertebrados superio- res el principal marcapasos endógeno está situado en el NSQ del hipotálamo, mientras que en reptiles y aves exis- ten otros, incluida la propia glándula pineal. En el primer caso, la señal de entrada está constituida por las oscilacio- nes del fotoperíodo actuando a través del sistema neural descrito, mientras que la señal de salida la constituye la vía noradrenérgica que controla la secreción de melatonina. A su vez, en roedores la melatonina circulante es capaz de modular la actividad de las neuronas del NSQ y adaptar su oscilación intrínseca a un período de 24 horas. En prima- tes y seres humanos los conocimientos son aún escasos, pero la administración de melatonina exógena tiene efec- tos hipnóticos y cronobióticos, siendo capaz de sincronizar el ciclo sueño-vigilia en sujetos ciegos o en ancianos con trastornos del sueño, así como prevenir o aminorar los trastornos del ritmo originados por los vuelos transoceáni- cos (jet lag), el trabajo rotatorio o algunos trastornos afec- tivos. Por otra parte, se ha sugerido que la melatonina circulante entre la madre y el feto, así como la contenida en la lecha materna, podrían servir como una señal humo- ral capaz de sincronizar el marcapasos endógeno antes de que se desarrollen los mecanismos cronobióticos indivi- duales (véase Capítulo 88). Reproducción estacional En diversas especies la administración de melatonina, tanto in vivo como in vitro, es capaz de modular la activi- dad del eje gonadal a diferentes niveles, incluyendo la liberación hipotalámica de LHRH, la respuesta de los gonadotropos hipofisarios, la secreción de gonadotrofinas y prolactina, la síntesis de esteroides gonadales o la res- puesta de los órganos diana periféricos. Aunque los efec- tos más frecuentemente observados son de carácter inhibitorio, en realidad dependen en gran medida de la especie y la pauta temporal de administración. Ello ha difi- cultado la adscripción clara de las funciones pineales a un aspecto funcional preciso relacionado con la reproducción, con la excepción de las especies en que ésta presenta características estacionales. Muchos mamíferos han desarrollado mecanismos biológicos generadores de ciclos anuales de fertilidad e infertilidad. Esta pauta reproductiva garantiza que el naci- miento de los individuos se produzca en aquella época del año en que la disponibilidad de alimento y las condicio- nes ambientales son óptimas para la supervivencia. Los mamíferos estacionales se han clasificado en reproducto- res de “días largos” (como el hámster o el hurón) y repro- ductores de “días cortos” (como el ciervo o la oveja), dependiendo de que sus gónadas sean activadas por aumentos o disminuciones en la duración del fotoperíodo. En estas especies la pinealectomía bloquea los efectos del fotoperíodo sobre el sistema gonadal, y la administración de melatonina en la pauta apropiada es capaz de reprodu- cir el fenómeno en animales pinealectomizados, lo que demuestra el papel de la glándula pineal en este mecanis- mo regulador. En el hámster sirio, por ejemplo, el aumen- to en la actividad pineal provocado por la reducción en la duración de los días durante otoño e invierno, induce regresión gonadal en el macho e interrupción de los ciclos estrales en la hembra, asegurándose así la inactividad sexual durante esa época del año (Fig. 71.6). Por el con- trario, la disminución de la actividad pineal durante los días largos de primavera y verano permite la recuperación de la actividad sexual y la función gonadal. Paradójica- mente, algunas especies rumiantes presentan máxima actividad reproductora durante el invierno. En este caso, y a pesar de que la secreción de melatonina tiene un patrón nocturno como en los roedores, los días cortos provocan estimulación de la actividad gonadal, mientras que los días largos causan inhibición de la misma. Todo ello indi- ca que la melatonina pineal no se comporta necesaria- mente como una sustancia antigonadal o progonadal, sino como una señal cronobiótica circulante cuyo patrón de secreción proporciona al sistema reproductor del animal una información crucial sobre la duración del día y la noche, lo que a su vez induce cambios importantes en el eje gonadal, con un sentido activador o inhibidor depen- diendo de la especie. Pubertad y desarrollo La glándula pineal participa en el control del desarro- llo puberal en roedores, ya que la pinealectomía adelanta la aparición de la pubertad y la exposición a días cortos retrasa la maduración sexual. Sin embargo, y al igual que ocurre con la reproducción estacional, la administración de melatonina puede inducir tanto avances como retrasos en el desarrollo gonadal dependiendo de la especie, la pau- ta de administración y el momento en que se realice. En la especie humana, existen diversas observaciones clínicas de pubertad precoz asociada a tumores destructores de células secretoras pineales, así como retrasos puberales relacionados con tumores pineales parenquimatosos que cursan con hipersecreción de melatonina. Si suponemos que existe un efecto frenador de la melatonina pineal sobre el desarrollo pineal, como se ha descrito en algunos ani- males experimentales, la reducción en sus niveles noctur- nos algo antes de la pubertad podría eliminar una influencia inhibidora y contribuir al desarrollo gonadal. Sin embargo, no está claro si estos hallazgos representan una relación causal, reflejan una relación entre producción de melatonina pineal y maduración corporal o si se trata simplemente de una coincidencia cronológica. Otras acciones e implicaciones clínicas de la melatonina Aunque en los últimos años se ha popularizado el uso de la melatonina como producto alimenticio en algunos países, ni los hallazgos experimentales ni las observacio- nes clínicas permiten avalar aún la mayoría de sus supues- L A G L Á N D U L A P I N E A L 887
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