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uno de los cuales tiene una cadena de alanina (anillo inter- no o �) y otro un grupo fenilo (anillo externo fenólico o ), ambos en posición para respecto a dicho puente (Figu- ra 72.4). Esta estructura es la de un aminoácido aromático, la tironina. Considerando que el peso atómico del yodo es de 127, se comprende que el contenido en yodo de la T4 represente el 65%, y el de la T3 el 58%, del peso molecu- lar. La 3,5,3�,5� tetrayodotironina o tiroxina (T4) es el pro- ducto mayoritario de la secreción tiroidea. La forma triyodada, con un átomo de yodo en el anillo fenólico y dos en el anillo interno, la 3,5,3� triyodotironina (T3), se produce tanto en la glándula como en tejidos extratiroide- os por pérdida de un átomo de yodo del anillo fenólico de la T4. Si la pérdida de un átomo de yodo ocurre en el anillo interno, se forma la 3, 3�,5�-triyodotironina inversa, o «reversa» (reverse T3, o rT3). Esta yodotironina se produ- ce en su mayor parte en tejidos extratiroideos, aunque tam- bién es producto de la secreción por la glándula. Pero no es una hormona, ya que no se le conocen acciones bioló- gicas tiromiméticas. Captación del yodo La célula epitelial tiroidea o tirocito comparte con otras células del mismo origen embrionario, como las células de las glándulas salivales, de la mucosa gástrica y de los plexos coroideos, la capacidad de concentrar yodu- ro. También lo concentran el ovario y el tejido mamario estimulado, llegando a competir con el tiroides por el yoduro circulante. La entrada de I– en la célula tiroidea se produce en contra de un gradiente electroquímico y es posible gracias a la presencia de un cotransportador (sim- portador) de I– y Na+ (NIS). NIS es una glucoproteína intrínseca de membrana con 12 fragmentos transmembra- na que transporta Na+ y I– al interior de la célula gracias al gradiente de Na+ generado por la ATPasa dependiente de Na+ y K+. El tirocito concentra otros iones, tales como ClO–4, BF–4, SCN–, TcO–4, etc., que tienen un volumen y una carga iónica parecidos, pero lo hace con menor afinidad que para el I-. Sin embargo, si estos aniones circulan a concentraciones elevadas, pueden bloquear la captación del I–, tanto por el tirocito como por las glándulas sali- vales, la mucosa gástrica, etc. Como el tirocito no dife- rencia entre el yodo natural (127I) y sus isótopos radiactivos (131I, 125I), éstos se han empleado y se siguen usando con éxito para explorar la actividad funcional de la glándula, la posible presencia de tejido ectópico, de metástasis de tumores tiroideos no desdiferenciados, etc. Para estas exploraciones puede emplearse también el tecnecio (Tc) radiactivo en forma de tecnectato, ya que este anión es de volumen y carga iónica parecidos a los del I-. Asimismo, se pueden emplear dosis elevadas de 131I con fines terapéuticos, para destruir tejido tiroideo hiperfuncionante o metástasis de tumores tiroideos no desdiferenciados. Hay defectos congénitos por los cuales los tirocitos (y las salivales, etc.) son incapaces de concentrar yoduro. La cantidad de yodo ingerido en los alimentos, que entra por difusión, es insuficiente para la biosíntesis de las cantida- des de hormonas tiroideas necesarias, y los individuos afectados son hipotiroideos. Tratándolos con dosis altas de yoduro, sin embargo, se puede conseguir que entre sufi- ciente yodo por difusión como para corregir el hipotiroi- dismo debido a este defecto, ya que el resto de la maquinaria biosintética suele ser normal. Síntesis de la tiroglobulina En condiciones de función tiroidea normal, la tiroglo- bulina (Tg) constituye el 75% de las proteínas tiroideas. Existen varias formas de Tg, pero la forma prevalente y más importante es una glucoproteína de coeficiente de sedimentación 19 S, con un peso molecular de 660 000, que puede disociarse en dos subunidades 12 S. En la actua- lidad se han caracterizado los genes de la Tg de diversas especies, y en todas ellas codifican la síntesis de la unidad 12 S. El proceso de biosíntesis de la Tg es parecido al de otras glucoproteínas, y en la Figura 72.5 aparece un esque- ma del mismo. La transcripción del gen de la Tg se debe a la presencia de los factores de transcripción TTF-1, TTF 2 y Pax 8, que también controlan la transcripción de otros genes específicos del tiroides, como la peroxidasa tiroidea, el NIS y el receptor de TSH. Tras la transcripción y el procesamiento del ARNm de la Tg, el ARNm es traducido por los ribosomas en el re- tículo endoplásmico rugoso. Debe hacerse notar que no existe un ARNt para la tironina, o para tironinas yodadas, sino que la Tg está compuesta únicamente de los mismos aminoácidos que cualquier otra proteína. La cadena poli- peptídica de la Tg es expulsada al lumen del retículo endo- plásmico. Durante su paso por el aparato de Golgi se glucosila progresivamente, llegando a ser su contenido en azúcares el 10% de su peso total. Las moléculas de Tg glu- cosilada se empaquetan en vesículas exocitócicas, salien- do así del aparato de Golgi. Estas vesículas se funden con la membrana apical que bordea el lumen folicular, liberan- do su contenido al mismo. La síntesis de la Tg (tanto el proceso transcripcional como el de transducción) y su exocitosis al lumen folicu- lar están bajo el control principal de la TSH. Yodación de la tiroglobulina Una vez sintetizada la tiroglobulina, el I- captado por el tiroides se incorpora a radicales tirosilos, formándose residuos de MIT (monoyodotirosina) y DIT (diyodotirosi- na). Aunque se desconozca el lugar exacto del tirocito en el que tiene lugar la incorporación del yodo a la Tg (pro- ceso de «organificación» del yodo), se cree que ésta ocu- rre en la interfase entre la membrana apical y el coloide. Además de I- y de Tg, se necesitan para esta reacción una peroxidasa y un sistema generador de H2O2, capaces de 894 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O
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