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FISIOLOGÍA HUMANA-934

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nocisteína. Esta forma de procesamiento es común a todas
las selenoproteínas descritas hasta el momento (glutatión
peroxidasa, o la proteína transportadora de selenio). Lo
anterior explica que se encuentren bajas actividades de las
desyodasas en las poblaciones donde hay una deficiencia
grave de selenio.
Como ya se indicó, cada tipo de enzima responde de
forma diferente ante un mismo estímulo. Así, por ejemplo,
en el caso del hipotiroidismo disminuye la actividad DI en
el hígado y el riñón, con lo que se forma menos T3 a par-
tir de T4 y disminuyen las concentraciones de T3 circulan-
te, conservándose T4, posiblemente para el cerebro y otros
tejidos ricos en DII. En el cerebro, sin embargo, aumenta
la actividad de la enzima DII y disminuye la DIII, por lo
que aumenta la conversión de T4 en T3 y disminuye la des-
yodación de la T3. El resultado es una concentración intra-
cerebral de T3 mucho más alta de la que se podría suponer
por los bajos niveles circulantes de T3. Esto puede resultar
esencial en períodos de la vida en los que la T3 es crucial
para el desarrollo del cerebro, como ocurre durante la vida
fetal y perinatal. Una misma enzima también puede regu-
larse de forma opuesta en diferentes tejidos. Así, aunque la
actividad DI está disminuida en el hipotiroidismo, se
encuentra aumentada la DI del tiroides, ya que en el tiroi-
des uno de los estímulos fisiológicos de la actividad DI es
la TSH. En el hipertiroidismo ocurre lo contrario: aumen-
tan las actividades DI del hígado y el riñón y DIII del cere-
bro, mientras que disminuye la DII del SNC. Existen
tejidos en los que encontramos tanto actividad DI como
DII, variando sus proporciones relativas con el hipotiroi-
dismo: la DI de la adenohipófisis disminuye desde un 75%
a un 20% de la actividad desyodasa total, mientras que la
DII aumenta desde un 25% a un 80%.
Los ejemplos anteriores ilustran la importancia de
estas vías de metabolización de la T4 y la T3. Mediante la
regulación de la actividad de las diferentes enzimas, cada
tejido puede adecuar la cantidad de la forma hormonal
activa, la T3, a los requerimientos de cada momento, y de
forma individualizada para diferentes tejidos. La regula-
ción de la actividad secretora de la glándula por el sistema
TRH-TSH-tiroides permite la respuesta de todo el orga-
nismo a estímulos procedentes del mundo exterior o a
determinados cambios metabólicos, aumentando o dismi-
nuyendo las cantidades de T4 y T3 asequibles a todos los
tejidos. Pero mediante la regulación selectiva de la casca-
da de desyodación de la T4 y la T3 por la vía de «activa-
ción» o «inactivación» se superpone un sistema de
regulación más individualizada y fina, que responde a las
necesidades, a veces opuestas, de cada tipo celular ante
una determinada situación.
EFECTOS DE LAS HORMONAS
TIROIDEAS
Los efectos de las hormonas tiroideas se extienden
prácticamente a todos los órganos y tejidos, y no sólo de
vertebrados, sino incluso de invertebrados (p. ej., proceso
de estrobilación en medusas). Sus mismas diversidad y
ubicuidad dificultan su descripción. Los efectos que pue-
den describirse pueden ser diferentes según la especie ani-
mal, el grado de desarrollo del organismo, el tipo de tejido
que se está considerando, el nivel de organización celular
o subcelular, las dosis de hormona y los intereses del autor.
Así, el biólogo destacará los espectaculares cambios que
ocurren durante la metamorfosis de anfibios, cuando estas
hormonas estimulan una secuencia sincronizada de suce-
sos en los que hay simultáneamente estimulación e inhibi-
ción de la síntesis de proteínas específicas, la desaparición
de la cola y la aparición de extremidades anteriores y pos-
teriores, todos los cambios bioquímicos necesarios para
independizarse del medio acuático, incluida la conversión
del amotelismo al ureotelismo. El médico prestará más
atención a los numerosos cambios metabólicos y de de-
sarrollo que se observan por falta o exceso de hormonas
tiroideas en el ser humano. En situación de deficiencia se
L A G L Á N D U L A T I R O I D E S 905
T T + IOP
T + T4 + IOP
T + T4
G
H
 e
n 
hi
pó
fis
is
Figura 72.13. El contenido de hormona de crecimiento (GH)
en hipófisis de ratas tiroidectomizadas (T
–
) está muy disminuido
con respecto a ratas normales, ya que las hormonas tiroideas
son necesarias para la activación del ARNm de la GH. Si a estos
animales se les ha inyectado 24 horas antes una dosis única de
1.8 kg de T4/100 g de peso, se observa un aumento del conte-
nido hipofisario de GH. Si se inyecta ácido iopanoico (IOP) y
T4, se impide casi totalmente el efecto de la T4 sobre la GH
hipofisaria. Esto se debe a que el IOP es un potente inhibidor de
la formación de T3 a partir de T4. Este experimento demuestra
que no es la T4, sino la T3, que se forma in vivo a partir de ella,
la que estimula la síntesis de GH. Aunque no se muestre en esta
figura, si se inyecta a los animales T3 e IOP, hay el mismo
aumento de GH hipofisaria que con T3 sola. Datos de Obregón
y cols. (Endocrinology 1980; 106:1827-1836).

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