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Aunque haya muchas analogías con el receptor hor- monal nuclear de los glucocorticoides, se diferencia fun- damentalmente de éste por el hecho de que no se requiere la previa unión a un receptor citosólico para la unión de la T3 al receptor nuclear. La consecuencia inmediata de esta unión es una interacción con secuencias específicas de ADN de genes sensibles a la hormona, controlando así positiva o negativamente su nivel de expresión. Entre las proteínas reguladas por T3 mejor estudiadas están las siguientes: se estimulan la GH, la cadena pesada de �- miosina, enzima málica, Spot 14, Spot 11 (proteínas invo- lucradas en la estimulación de la lipogénesis); se inhiben la -TSH, la �-TSH, la cadena pesada de -miosina, la fibronectina. De entre los diferentes mecanismos que pue- den llevar a la acumulación de ARNm citosólico, hay dos que están involucrados en la inducción de la síntesis de proteínas por la hormona tiroidea: la estimulación de la actividad transcripcional y la estabilización del ARNm. El primero de estos mecanismos se ha demostrado en los efectos sobre la síntesis de GH, y la supresión de la sínte- sis de TSH o la síntesis de la proteína citosólica «Spot 14». Estructura y diversidad de los receptores de T3 Uno de los mayores problemas que hubo durante años para la correcta caracterización del receptor nuclear de hormona tiroidea fue la falta de éxito en su purificación, lo que impidió la determinación de su estructura primaria y la identificación del gen que lo codifica. Los notables avances de los últimos años se deben a la resolución de este escollo por una vía no prevista. A mediados de los años setenta, los grupos de Björn Vennström en el EMBL (Laboratorio Europeo de Biología Molecular, Heidelberg) y de Ronald H. Evans en el Instituto Salk (La Jolla, Cali- fornia) estaban interesados, por motivos distintos, en la clonación del homólogo celular del oncogén v-erbA. Este oncogén está presente en el genoma del virus de la eritro- blastosis aviar y contribuye, junto con el oncogén v-erbB (que codifica una forma truncada del receptor de EGF), al desarrollo de eritroblastosis y sarcomas en pollos. Como se sabe, los oncogenes presentes en el genoma de los retro- virus son formas alteradas de genes celulares normales, o protooncogenes, que poseen un papel importante en la proliferación y/o la diferenciación celular. De aquí el inte- rés en clonar el homólogo celular del oncogén v-erbA. Ambos grupos publicaron simultáneamente en 1976 que el homólogo celular de dicho oncogén (c-erbA) codifica una proteína que podría ser un receptor de T3. Efectivamente, el producto de dicho gen era una proteína de peso molecu- lar 50 000-55 000, con características fisicoquímicas y afi- nidades por la T3 y análogos estructurales comparables a las descritas anteriormente para dicho receptor. La secuen- cia de aminoácidos de esta proteína, deducida de la secuencia de nucleótidos del ADNc, demostró regiones homólogas a los receptores nucleares de esteroides (gluco- corticoides, estrógenos, andrógenos, progesterona), ácido retinoico y vitamina D, por lo que en la actualidad se habla de la «superfamilia» de receptores nucleares de hormona tiroidea y esteroides. Se muestra en la Figura 72.14 un L A G L Á N D U L A T I R O I D E S 909 147 227 3011 514 TR 2 TR 1 TR�2 cerbA�282 82 72 7286 86 ADN T3 100100 100 Longitud del dominio I 66 aminoácidos II 42 aminoácidos III 34 aminoácidos Glucocorticoides Mineralocorticoides Andrógenos Progestágenos Estrógenos Ácido retinoico Vitamina D Hormonas tiroideas 421 465 653 777 I II III 94 62 65 6591 69 44 29 18 41 33 33 15 1546 263657 79 66 59 Figura 72.14. Homología de secuencia de aminoácidos de receptores nucleares de la superfamilia de receptores de esteroides y hor- monas tiroideas. Los números indicados para cada dominio I, II o III indican el grado de homología, tomando como referencia la secuencia del receptor de glucocorticoides. En el caso de los receptores de hormonas tiroideas, se indican las homologías de las secuencias de aminoácidos de los dominios de unión a ADN y de unión a T3, tomando como referencia las del receptor TR 2. El c- erbA �2 presenta cambios en la secuencia de aminoácidos próximos al dominio de unión de T3 que impiden esta unión; por lo tan- to, no es un verdadero receptor de hormonas tiroideas. Inspirado en esquemas de O’Malley (Mol Endocrinol 1990; 4:363-369) y Lazar y Chin (J Clin Invest 1990; 86:1777-1782).
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