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FISIOLOGÍA HUMANA-938

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Aunque haya muchas analogías con el receptor hor-
monal nuclear de los glucocorticoides, se diferencia fun-
damentalmente de éste por el hecho de que no se requiere
la previa unión a un receptor citosólico para la unión de la
T3 al receptor nuclear. La consecuencia inmediata de esta
unión es una interacción con secuencias específicas de
ADN de genes sensibles a la hormona, controlando así
positiva o negativamente su nivel de expresión. Entre las
proteínas reguladas por T3 mejor estudiadas están las
siguientes: se estimulan la GH, la cadena pesada de �-
miosina, enzima málica, Spot 14, Spot 11 (proteínas invo-
lucradas en la estimulación de la lipogénesis); se inhiben
la 	-TSH, la �-TSH, la cadena pesada de 	-miosina, la
fibronectina. De entre los diferentes mecanismos que pue-
den llevar a la acumulación de ARNm citosólico, hay dos
que están involucrados en la inducción de la síntesis de
proteínas por la hormona tiroidea: la estimulación de la
actividad transcripcional y la estabilización del ARNm. El
primero de estos mecanismos se ha demostrado en los
efectos sobre la síntesis de GH, y la supresión de la sínte-
sis de TSH o la síntesis de la proteína citosólica «Spot 14».
Estructura y diversidad de los receptores de T3
Uno de los mayores problemas que hubo durante años
para la correcta caracterización del receptor nuclear de
hormona tiroidea fue la falta de éxito en su purificación, lo
que impidió la determinación de su estructura primaria y
la identificación del gen que lo codifica. Los notables
avances de los últimos años se deben a la resolución de
este escollo por una vía no prevista. A mediados de los
años setenta, los grupos de Björn Vennström en el EMBL
(Laboratorio Europeo de Biología Molecular, Heidelberg)
y de Ronald H. Evans en el Instituto Salk (La Jolla, Cali-
fornia) estaban interesados, por motivos distintos, en la
clonación del homólogo celular del oncogén v-erbA. Este
oncogén está presente en el genoma del virus de la eritro-
blastosis aviar y contribuye, junto con el oncogén v-erbB
(que codifica una forma truncada del receptor de EGF), al
desarrollo de eritroblastosis y sarcomas en pollos. Como
se sabe, los oncogenes presentes en el genoma de los retro-
virus son formas alteradas de genes celulares normales, o
protooncogenes, que poseen un papel importante en la
proliferación y/o la diferenciación celular. De aquí el inte-
rés en clonar el homólogo celular del oncogén v-erbA.
Ambos grupos publicaron simultáneamente en 1976 que el
homólogo celular de dicho oncogén (c-erbA) codifica una
proteína que podría ser un receptor de T3. Efectivamente,
el producto de dicho gen era una proteína de peso molecu-
lar 50 000-55 000, con características fisicoquímicas y afi-
nidades por la T3 y análogos estructurales comparables a
las descritas anteriormente para dicho receptor. La secuen-
cia de aminoácidos de esta proteína, deducida de la
secuencia de nucleótidos del ADNc, demostró regiones
homólogas a los receptores nucleares de esteroides (gluco-
corticoides, estrógenos, andrógenos, progesterona), ácido
retinoico y vitamina D, por lo que en la actualidad se habla
de la «superfamilia» de receptores nucleares de hormona
tiroidea y esteroides. Se muestra en la Figura 72.14 un
L A G L Á N D U L A T I R O I D E S 909
147 227 3011 514
TR	2
TR	1
TR�2
cerbA�282
82
72
7286
86
ADN T3
100100 100
Longitud del dominio
I 66 aminoácidos
II 42 aminoácidos
III 34 aminoácidos
Glucocorticoides
Mineralocorticoides
Andrógenos
Progestágenos
Estrógenos
Ácido retinoico
Vitamina D
Hormonas tiroideas
421 465 653 777
I II III
94 62 65
6591 69
44 29 18
41 33
33
15
1546
263657
79 66 59
Figura 72.14. Homología de secuencia de aminoácidos de receptores nucleares de la superfamilia de receptores de esteroides y hor-
monas tiroideas. Los números indicados para cada dominio I, II o III indican el grado de homología, tomando como referencia la
secuencia del receptor de glucocorticoides. En el caso de los receptores de hormonas tiroideas, se indican las homologías de las
secuencias de aminoácidos de los dominios de unión a ADN y de unión a T3, tomando como referencia las del receptor TR	2. El c-
erbA �2 presenta cambios en la secuencia de aminoácidos próximos al dominio de unión de T3 que impiden esta unión; por lo tan-
to, no es un verdadero receptor de hormonas tiroideas. Inspirado en esquemas de O’Malley (Mol Endocrinol 1990; 4:363-369) y Lazar
y Chin (J Clin Invest 1990; 86:1777-1782).

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