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metabólicas del cortisol se produce intolerancia a la glu- cosa o tendencia a la hiperglucemia, estrías en la piel por inhibición de la síntesis de colágeno en el tejido conectivo, pérdida de la masa y del tono muscular, dificultad en la cicatrización de las heridas, disminución de la grasa cor- poral y acumulación de la misma en la cara y en la parte superior de la espalda. En los niños produce retraso del crecimiento por inhibición de la secreción de GH y por la acción de los glucocorticoides sobre el hueso, y en los adultos produce osteoporosis. Se puede producir retención de sodio, disminución de potasio e hipertensión arterial por su actividad mineralocorticoide. Dolores de cabeza, insomnio, depresión y úlceras pépticas son otros de los síntomas del exceso de glucocorticoides. La carencia de cortisol puede ser producida por lesio- nes de la corteza suprarrenal, como es el caso de la enfer- medad de Addison, en la que se produce un déficit tanto de glucocorticoides como de mineralocorticoides y es incom- patible con la vida. La ausencia de cortisol produce inca- pacidad de soportar el estrés, hipoglucemia, hipotensión por disminución del tono vascular y del gasto cardíaco, retención del agua y expansión del líquido extracelular, pérdida de peso, problemas gastrointestinales y aumento de la incidencia de enfermedades autoinmunitarias. Si la enfermedad es secundaria a alteraciones hipofisarias, los individuos son pálidos debido a la escasez de las hormo- nas melanotropas MSH y ACTH; si, por el contrario, es de origen suprarrenal, al faltar la retroalimentación negativa de los glucocorticoides, aumenta mucho la secreción de ACTH y MSH, provocando hiperpigmentación de la piel. ANDRÓGENOS SUPRARRENALES Los principales andrógenos secretados por la suprarre- nal son la DHEA y su sulfato. La ACTH es la principal estimulante de su secreción; sin embargo, cuando se admi- nistra ACTH exógena, la relación dosis-respuesta es mucho mayor para el cortisol que para la DHEA. Esto, junto con el hecho de que los cambios en la secreción de los andrógenos suprarrenales a lo largo del desarrollo no se acompañan de cambios en la secreción de cortisol, ha suscitado durante muchos años la búsqueda de una hormona estimulante de la secreción de los andrógenos suprarrenales. La glándula suprarrenal fetal se compone de una zona externa subcapsular, que es la precursora de las tres zonas de la corteza adulta, y de una zona interna más grande (el 80% de la corteza) que constituye la corteza fetal. Los principales esteroides secretados por la corteza fetal son la DHEA, la pregnenolona, la 17-OH pregnenolona y sus sulfatos, mientras que las cantidades de cortisol secretados son mínimas. La mayor parte de la DHEA sintetizada se transforma en 16-hidroxi-DHEA, y ésta a su vez, será aro- matizada por la placenta dando lugar a estriol. Esta unidad feto-placentaria se trata con más detalle en el capítulo correspondiente al embarazo. La DHEA y la androstendiona tienen una acción androgénica débil. En el varón no tienen apenas efecto en comparación con la testosterona o con su metabolito acti- vo la 5-�-dihidrotestosterona. Una parte de los andrógenos suprarrenales se transforma en testosterona en los tejidos periféricos. En el varón, la proporción de la testosterona circulante que es de origen suprarrenal es muy pequeña en comparación con la de origen testicular. Sin embargo, en la mujer el 60% de la testosterona plasmática proviene de la conversión periférica de los andrógenos suprarrenales y el resto es de origen ovárico. Antes del comienzo de la pubertad aumenta la secre- ción de andrógenos suprarrenales, mientras que la de cor- tisol permanece constante. Este aumento de la secreción de los andrógenos suprarrenales, que se denomina adre- narquia, es el responsable del comienzo de la aparición de las características sexuales secundarias. Deficiencias enzimáticas de la corteza suprarrenal Las alteraciones de las enzimas de la esteroidogénesis suprarrenal son generalmente enfermedades genéticas hereditarias. La carencia de la actividad enzimática da como resultado una disminución de los productos de su reacción y un aumento de los esteroides precursores hasta donde se ha producido el fallo enzimático. Se suele pro- ducir una hiperplasia suprarrenal, al estar disminuida la secreción de cortisol y muy aumentada la de ACTH en la mayoría de los casos. La deficiencia más frecuente es la de la 21-hidroxila- sa, en la cual no se sintetizan adecuadamente ni el cortisol ni la aldosterona. Los niveles plasmáticos de renina y angiotensina están elevados, y se observan todos los sínto- mas producidos por una carencia de mineralocorticoides. Debido a la insuficiencia de cortisol, aumenta mucho la síntesis y secreción de ACTH, lo que produce pigmenta- ción de la piel e hiperplasia suprarrenal, pudiendo llegar a alcanzar ésta un peso 5 a 10 veces superior al normal. Muchos de los esteroides precursores que se acumulan son andrógenos o pueden ser convertidos en andrógenos (Fig. 73.13), lo que produce virilización. Estos efectos son más acusados en las mujeres que en los varones, pudiendo lle- gar a producir agrandamiento del clítoris, aumento del desarrollo muscular y crecimiento del vello facial. Cuando el déficit enzimático es grande, se produce, entre otras alteraciones, masculinización de los genitales externos de los fetos de sexo femenino (véase Capítulo 78). MÉDULA SUPRARRENAL Biosíntesis y degradación de las catecolaminas La síntesis de catecolaminas se realiza a partir de la tirosina (Fig. 73.14), que puede sintetizarse en el hígado o provenir de la dieta. La reacción limitante de la biosíntesis es la conversión de tirosina en dihidroxifenilalanina, catali- zada por la tirosina hidroxilasa (TH). La actividad de esta enzima es el punto principal de regulación de la biosíntesis. 926 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O
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