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sarrolla sus acciones fisiológicas en el rango de sus con- centraciones plasmáticas. Sin embargo, para tener una acción fisiológica, la concentración plasmática de noradre- nalina debe aumentar casi hasta 10 veces. Los efectos de la noradrenalina se deben a su papel como neurotransmi- sor, y las concentraciones necesarias para que se activen sus receptores se generan localmente en los órganos efec- tores. Por este motivo, la adrenalina plasmática puede ser considerada como una hormona en el sentido estricto de la palabra, mientras que la noradrenalina plasmática refleja- ría la actividad simpática y sus acciones fisiológicas esta- rían restringidas al órgano donde se ha liberado. Al igual que en el caso de los glucocorticoides, casi todos los tejidos del organismo poseen receptores de mem- brana para la adrenalina y noradrenalina, y su activación, por lo tanto, desencadena múltiples respuestas fisiológi- cas, ayudando al organismo a resistir una situación de emergencia. A diferencia de los glucocorticoides, los efec- tos de la catecolaminas se expresan en cuestión de segun- dos y cesan rápidamente una vez que termina el estímulo. Las hormonas de la médula suprarrenal son idóneas para los ajustes homeostáticos rápidos y a corto plazo, mientras que las hormonas de la corteza tardan 30 minutos aproxi- madamente en realizar sus acciones, actuando más lenta- mente, de modo que la corteza amplifica los efectos de la médula (véase Capítulo 85). Existen distintos tipos de receptores adrenérgicos para las catecolaminas, denominados �1, �2, 1, 2 y 3. Tienen una distribución característica según los distintos tejidos del organismo, y su activación desencadena diferentes res- puestas. La fisiología de los receptores adrenérgicos, su mecanismo de acción celular y las distintas acciones fisio- lógicas de las catecolaminas se analizan extensamente en el capítulo dedicado al sistema nervioso autónomo, por lo que desarrollaremos exclusivamente el posible papel fisio- lógico de la adrenalina como hormona circulante. La adrenalina, junto con el glucagón, juega un papel importante en el restablecimiento de la glucemia tras una hipoglucemia. La adrenalina aumenta los niveles de glu- cosa en sangre mediante dos mecanismos distintos (Fig. 73.16). Por un lado, estimula en el hígado la glucogenólisis y la gluconeogénesis e inhibe la síntesis de glucógeno, dando como resultado un aumento de la liberación hepática de glucosa. Por otro lado, inhibe en el páncreas la secre- G L Á N D U L A S S U P R A R R E N A L E S 929 Ácido 3-metoxi-4-hidroximandélico Ácido vanilmandélico (AVM) Metaadrenalina Ácido dihidroximandélico Normetaadrenalina NoradrenalinaAdrenalina COMT COMT MAO COMT OH OH OHOH OH OH OH OH OH OH OH OH OH OH CH CH CH CH CH CH2 CH2 CH2 CH2 CH3 CH3 CH3O CH3O CH3O NH NH NH2 NH2 COOH COOH Figura 73.15. Degradación de las catecolaminas, COMT = catecol-o-metil-transferasa, MAO = monoaminooxidasa. Cerca del 35% de las catecolaminas en la orina aparecen como metaadrenalina y normetaadrenalina en forma libre o conjugada, el 60% en forma de AVM y, en muy pequeña proporción (2-3%), en forma de A o NA.
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