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entre el sistema inmunitario y el sistema neuroendocrino. Uno de estos enlaces entre ambos sistemas está formado por la producción de somatostatina, la presencia de recep- tores de somatostatina y el efecto de la somatostatina en ambos sistemas. Mientras que en los sistemas endocrinos la activación de los receptores suele ir acoplada a efectos inhibidores, en el sistema inmunitario se han demostrado tanto efectos inhibitorios como estimulantes. La somatostatina modula un gran número de funcio- nes inmunitarias, entre otras la proliferación de linfocitos, la producción de inmunoglobulinas y liberación de cito- quinas proinflamatorias. El tratamiento sistémico o local con somatostatina o análogos ha resultado ser beneficioso en modelos de enfermedades autoinmunitarias e inflama- ciones crónicas y se ha propuesto que la somatostatina podría regular el balance local de producción de molécu- las proinflamatorias y antiinflamatorias. TRH La TRH es un tripéptido (pGlu-His-Pro) que es libe- rado por el hipotálamo y transportado vía porta a la hipó- fisis anterior, donde estimula la secreción de TSH. En seres humanos también actúa como un factor liberador de prolactina y juega un papel como neurotransmisor en el sistema nervioso central. Posteriormente se ha demostrado la presencia de TRH en otras áreas extrahipotalámicas del sistema nervioso central, así como en otros tejidos, entre otros el tracto gastrointestinal y el páncreas. Al contrario de lo que ocurre en el hipotálamo, el contenido pancreáti- co de TRH es máximo en el momento del nacimiento y disminuye progresivamente durante las primeras semanas de vida. Además, se ha detectado un ARNm TRH-especí- fico en páncreas fetales que alcanza un máximo de con- centración en las 48 horas que preceden al parto y desciende luego rápidamente hasta los niveles del adulto dos semanas después. La aparición de la TRH pancreática en los primeros días del nacimiento y su posterior disminución sugieren una posible implicación de esta hormona en la maduración de la respuesta de las células de los islotes a la glucosa, la cual tiene lugar después del nacimiento, o en el efecto mitogénico de la hormona de crecimiento (GH) que, se ha demostrado, es más pronunciado en los islotes de anima- les recién nacidos. Además se piensa que la TRH podría estar implicada en el crecimiento de la masa insular (hiper- trofia y/o hiperplasia) durante la época neonatal. Aunque el papel de la TRH en el páncreas adulto todavía no es bien conocido, se ha sugerido que la TRH podría ejercer efec- tos biológicos directos modificando las funciones exocri- nas y endocrinas del páncreas. Como todas las hormonas peptídicas, la TRH se sin- tetiza en forma de un precursor grande, que posteriormen- te es modificado para dar lugar a la forma activa de la hormona. Los efectos fisiológicos de la TRH están mediados por la unión a receptores específicos en la membrana plas- mática. Se han identificado al menos dos tipos de recepto- res para TRH: TRHR1 y TRHR2. Ambos parecen estar acoplados a proteínas G. La unión de la hormona al recep- tor parece desencadenar una cascada de fosforilaciones. Además, se ha descrito que el AMPc, el IP3 y el Ca2+ pue- den jugar un papel importante como mediadores de los efectos de la TRH. Los receptores para TRH se encuentran ampliamente distribuidos tanto en el sistema nervioso central y periféri- co como en otros tejidos, como el páncreas, el timo y las células epiteliales, lo que sugiere que la TRH podría jugar también un papel en el acoplamiento entre el sistema inmunitario y el sistema neuroendocrino. Amilina La amilina es un péptido de 37 aminoácidos que tam- bién es secretada por las células beta de los islotes pancre- áticos. Entre sus acciones más importantes se encuentran: inhibición de la secreción de glucagón, retraso del vacia- miento del estómago y envío de señales de saciedad al cerebro. En general, se puede decir que todas sus acciones tienden a suplementar las acciones de la insulina, redu- ciendo los niveles de glucosa en sangre. Se sintetiza como un pre-polipéptido de 89 aminoáci- dos que debe ser hidrolizado para dar lugar a la forma acti- va del péptido de 37 aminoácidos. Tiene además un puente disulfuro entre los residuos 2 y 7 de cisterna y un grupo amida en el extremo C-terminal. La amilina se almacena en los gránulos de secreción de las células beta de los islotes y es cosecretada con la insulina. Junto con la insulina y el glucagón, contribuye a regu- lar los niveles de glucosa en sangre. Han sido descritos efectos antihiperglucemiantes para la amilina. El más importante parece ser la regulación de la absorción de hidratos de carbono modulando la velocidad del vacia- miento gástrico. La amilina inhibe la secreción de insulina y glucagón. Además, inhibe la actividad de la glucógeno sintetasa en el músculo, reduciendo el almacenamiento de glucosa por el tejido muscular y aumentando los niveles plasmáticos de lactato. Por el contrario, aunque no está completamente comprobado, la amilina parece inducir la síntesis de glu- cógeno en el hígado, aumentando la actividad del ciclo de Cori, previniendo la depleción crónica de glucógeno hepá- tico y actuando como sistema tampón adicional frente a la hipoglucemia. De forma semejante a lo que ocurre con la insulina, la destrucción de las células beta, característica de la diabe- tes tipo 1, resulta en una pérdida de la producción de ami- lina que podría asociarse a alteraciones gastrointestinales importantes. Además, el acelerado vaciamiento gástrico debido a la deficiencia de amilina podría contribuir a los elevados niveles posprandiales de glucosa en plasma observados en pacientes con diabetes tipo 1. P Á N C R E A S E N D O C R I N O 945
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