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FISIOLOGÍA HUMANA-983

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motilidad y el flujo sanguíneo intestinales. Se acepta que
péptidos reguladores, tales como sustancia P, somatostati-
na y VIP, deben actuar como neurotransmisores o de una
forma paracrina, ya que no pueden actuar de una forma
activa en la circulación sanguínea, dado que son rápida-
mente destruidos. De hecho, cuando se les administra por
vía intravenosa, sus efectos son de corta duración o poco
concluyentes.
El desarrollo de técnicas inmunocitoquímicas y
radioinmunoanalíticas ha permitido conocer la localiza-
ción, tanto en el sistema nervioso central y periférico
como en el tracto digestivo, de sustancias neuroactivas,
neuropéptidos, enzimas facilitadoras de la síntesis de neu-
rotransmisores clásicos, factores tróficos y receptores.
Algunas regiones del sistema nervioso central y del peri-
férico contienen numerosas neuronas o sistemas de fibras
peptidérgicas. En ellas se han identificado, entre otros,
VIP, CCK, sustancia P, encefalinas, somatostatina, neuro-
péptido Y (NPY), péptido relacionado con el gen de la cal-
citonina (CGRP), hormona liberadora de tirotropina
(TRH) y galanina. Éstos pueden actuar como neurotrans-
misores o como neuromoduladores. En muchos casos los
péptidos reguladores pueden coexistir con los neurotrans-
misores clásicos, y sus efectos se centran en la potencia-
ción o modulación de la transmisión sináptica o en la
regulación de acciones a largo plazo, como son acciones
tróficas, potenciación y estabilización de la sinapsis y
modificación de las propiedades de los receptores postsi-
nápticos. Asimismo, distintos péptidos reguladores pueden
coexistir en la misma estructura nerviosa, con objeto de
potenciar o modular sus efectos fisiológicos.
FAMILIAS DE PÉPTIDOS REGULADORES
El número de péptidos reguladores es un valor cre-
ciente que aumenta año tras año. No obstante, su estudio
ha mejorado sensiblemente tras agruparse muchos de estos
péptidos en familias, como consecuencia de homologías
estructurales fruto de ampliaciones génicas o divergencias
ocurridas durante el proceso evolutivo. Otros polipéptidos
como la somatostatina, la motilina y la galanina no se
agrupan en familias, mientras que los factores de creci-
miento EGF, IGF, TNF y PDGF, aunque no son péptidos
reguladores, llevan a cabo importantes efectos tróficos y
proliferativos en el tubo digestivo. Entre las familias de los
péptidos reguladores se encuentran la de CCK-gastrina,
que incluye a estos dos polipéptidos, la de los opioides
endógenos con las encefalinas, endorfinas y dinorfinas, así
como las taquiquininas con la sustancia P, neuroquinina A
y neuroquinina B. Una familia muy numerosa es la del
glucagón-secretina-VIP, que engloba a los polipéptidos
que contienen la molécula del glucagón (glicentina y oxi-
tomodulina), los que son semejantes al glucagón [GLP-
1(1-37), GLP-1(7-36) amida, GLP-1(7-37) y GLP- 2], o
que aislados del veneno de lagarto tienen homologías
estructurales o funcionales con los péptidos relacionados
con el glucagón (exendina-3, exendina 4 y exendina (9-
39). Asimismo se incluyen en este grupo familiar el GIP,
secretina, VIP, PHI, PHM, PACAP 27 y 38, helodermina y
helospectinas I y II.
MECANISMO DE ACCIÓN DE 
LOS PÉPTIDOS REGULADORES
Las hormonas, los neurotransmisores y los péptidos
reguladores son portadores de un mensaje, que transmiten
a sus células diana. La especificidad de acción es la con-
secuencia de la diferenciación celular, la cual determina
cómo y por qué una célula puede responder a esas sustan-
cias, gracias a la presencia de receptores específicos y sis-
temas de transducción. Los receptores son proteínas
integrales de la membrana plasmática, generalmente glu-
coproteínas, que reconocen específicamente a sus ligandos
llegados a través de las rutas endocrina, paracrina, neuro-
endocrina, neuroparacrina o de neurotransmisión. Es por
tanto la unión del ligando a su receptor el primer paso en
la transducción de señales, que se realiza fundamental-
mente a través de las vías de la adenilato ciclasa y de la
fosfolipasa C (Figs. 75.3 y 75.4). Cada una de estas vías
incluye a los agonistas extracelulares, el receptor y el
mecanismo amplificador de la señal que genera segundos
mensajeros en la célula diana o blanco.
En la vía de la adenilato ciclasa (Fig. 75.3), la unión
del péptido activo a su receptor específico da lugar a la
activación o inhibición del efector o unidad catalítica.
Como consecuencia de la activación de la adenilato cicla-
sa aumentan las concentraciones intracelulares de AMP
cíclico o segundo mensajero, el cual, tras la activación de
una serie de reacciones enzimáticas en cascada favorece la
aparición de distintos efectos biológicos. Un segundo gru-
po de enzimas representadas por las fosfodiesterasas pue-
de modular la acción de los péptidos reguladores, gracias
a su capacidad degradativa sobre el AMP cíclico. Además
de estos componentes, para la transducción del mensaje se
necesita otra proteína de membrana denominada G, que es
regulada por la guanosina trifosfato (GTP) (véase el Capí-
tulo 66). Esta proteína tiene lugares de unión para el GTP
y es responsable de mediar los efectos del GTP y de varios
ligandos sobre la actividad de la adenilato ciclasa. Los
receptores que modifican las concentraciones de AMP
cíclico se clasifican como activadores (Rs) porque aumen-
tan los niveles de AMP cíclico mediante la activación de 
la adenilato ciclasa, e inhibidores (Ri), porque inhiben la
adenilato ciclasa y, como consecuencia de ello, disminu-
yen las concentraciones intracelulares de AMP cíclico.
Asimismo, el componente regulador puede expresarse en
la forma activa, Gs, o inactiva, Gi. El componente regula-
dor ligante de nucleótidos Gs, responsable de la activación
de la adenilato ciclasa, tiene una masa molecular de 80
kDa y está constituido por tres subunidades, una de mayor
masa molecular, conocida como �s, y dos subunidades
menores denominadas 	 y 
. El componente regulador,
que media la inhibición de la enzima Gi, también es un
heterotrímero y está constituido por la subunidad �i, que
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