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motilidad y el flujo sanguíneo intestinales. Se acepta que péptidos reguladores, tales como sustancia P, somatostati- na y VIP, deben actuar como neurotransmisores o de una forma paracrina, ya que no pueden actuar de una forma activa en la circulación sanguínea, dado que son rápida- mente destruidos. De hecho, cuando se les administra por vía intravenosa, sus efectos son de corta duración o poco concluyentes. El desarrollo de técnicas inmunocitoquímicas y radioinmunoanalíticas ha permitido conocer la localiza- ción, tanto en el sistema nervioso central y periférico como en el tracto digestivo, de sustancias neuroactivas, neuropéptidos, enzimas facilitadoras de la síntesis de neu- rotransmisores clásicos, factores tróficos y receptores. Algunas regiones del sistema nervioso central y del peri- férico contienen numerosas neuronas o sistemas de fibras peptidérgicas. En ellas se han identificado, entre otros, VIP, CCK, sustancia P, encefalinas, somatostatina, neuro- péptido Y (NPY), péptido relacionado con el gen de la cal- citonina (CGRP), hormona liberadora de tirotropina (TRH) y galanina. Éstos pueden actuar como neurotrans- misores o como neuromoduladores. En muchos casos los péptidos reguladores pueden coexistir con los neurotrans- misores clásicos, y sus efectos se centran en la potencia- ción o modulación de la transmisión sináptica o en la regulación de acciones a largo plazo, como son acciones tróficas, potenciación y estabilización de la sinapsis y modificación de las propiedades de los receptores postsi- nápticos. Asimismo, distintos péptidos reguladores pueden coexistir en la misma estructura nerviosa, con objeto de potenciar o modular sus efectos fisiológicos. FAMILIAS DE PÉPTIDOS REGULADORES El número de péptidos reguladores es un valor cre- ciente que aumenta año tras año. No obstante, su estudio ha mejorado sensiblemente tras agruparse muchos de estos péptidos en familias, como consecuencia de homologías estructurales fruto de ampliaciones génicas o divergencias ocurridas durante el proceso evolutivo. Otros polipéptidos como la somatostatina, la motilina y la galanina no se agrupan en familias, mientras que los factores de creci- miento EGF, IGF, TNF y PDGF, aunque no son péptidos reguladores, llevan a cabo importantes efectos tróficos y proliferativos en el tubo digestivo. Entre las familias de los péptidos reguladores se encuentran la de CCK-gastrina, que incluye a estos dos polipéptidos, la de los opioides endógenos con las encefalinas, endorfinas y dinorfinas, así como las taquiquininas con la sustancia P, neuroquinina A y neuroquinina B. Una familia muy numerosa es la del glucagón-secretina-VIP, que engloba a los polipéptidos que contienen la molécula del glucagón (glicentina y oxi- tomodulina), los que son semejantes al glucagón [GLP- 1(1-37), GLP-1(7-36) amida, GLP-1(7-37) y GLP- 2], o que aislados del veneno de lagarto tienen homologías estructurales o funcionales con los péptidos relacionados con el glucagón (exendina-3, exendina 4 y exendina (9- 39). Asimismo se incluyen en este grupo familiar el GIP, secretina, VIP, PHI, PHM, PACAP 27 y 38, helodermina y helospectinas I y II. MECANISMO DE ACCIÓN DE LOS PÉPTIDOS REGULADORES Las hormonas, los neurotransmisores y los péptidos reguladores son portadores de un mensaje, que transmiten a sus células diana. La especificidad de acción es la con- secuencia de la diferenciación celular, la cual determina cómo y por qué una célula puede responder a esas sustan- cias, gracias a la presencia de receptores específicos y sis- temas de transducción. Los receptores son proteínas integrales de la membrana plasmática, generalmente glu- coproteínas, que reconocen específicamente a sus ligandos llegados a través de las rutas endocrina, paracrina, neuro- endocrina, neuroparacrina o de neurotransmisión. Es por tanto la unión del ligando a su receptor el primer paso en la transducción de señales, que se realiza fundamental- mente a través de las vías de la adenilato ciclasa y de la fosfolipasa C (Figs. 75.3 y 75.4). Cada una de estas vías incluye a los agonistas extracelulares, el receptor y el mecanismo amplificador de la señal que genera segundos mensajeros en la célula diana o blanco. En la vía de la adenilato ciclasa (Fig. 75.3), la unión del péptido activo a su receptor específico da lugar a la activación o inhibición del efector o unidad catalítica. Como consecuencia de la activación de la adenilato cicla- sa aumentan las concentraciones intracelulares de AMP cíclico o segundo mensajero, el cual, tras la activación de una serie de reacciones enzimáticas en cascada favorece la aparición de distintos efectos biológicos. Un segundo gru- po de enzimas representadas por las fosfodiesterasas pue- de modular la acción de los péptidos reguladores, gracias a su capacidad degradativa sobre el AMP cíclico. Además de estos componentes, para la transducción del mensaje se necesita otra proteína de membrana denominada G, que es regulada por la guanosina trifosfato (GTP) (véase el Capí- tulo 66). Esta proteína tiene lugares de unión para el GTP y es responsable de mediar los efectos del GTP y de varios ligandos sobre la actividad de la adenilato ciclasa. Los receptores que modifican las concentraciones de AMP cíclico se clasifican como activadores (Rs) porque aumen- tan los niveles de AMP cíclico mediante la activación de la adenilato ciclasa, e inhibidores (Ri), porque inhiben la adenilato ciclasa y, como consecuencia de ello, disminu- yen las concentraciones intracelulares de AMP cíclico. Asimismo, el componente regulador puede expresarse en la forma activa, Gs, o inactiva, Gi. El componente regula- dor ligante de nucleótidos Gs, responsable de la activación de la adenilato ciclasa, tiene una masa molecular de 80 kDa y está constituido por tres subunidades, una de mayor masa molecular, conocida como �s, y dos subunidades menores denominadas y . El componente regulador, que media la inhibición de la enzima Gi, también es un heterotrímero y está constituido por la subunidad �i, que 954 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A E N D O C R I N O
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