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cial. Se trata de un proceso reversible, y puede reproducirse in vitro, con medios químicos específicos. Durante la capacitación no existen cambios morfológi- cos evidentes; los cambios funcionales suponen modifica- ciones en el patrón de motilidad y aumento en el consumo de oxígeno y en la actividad glucolítica. Se produce también fluidificación de la membrana celular por pérdida y modifi- cación de proteínas y lípidos de membrana; la membrana celular expuesta directamente al ambiente capacitante es la estructura que sufre los cambios más notables, con un incre- mento significativo de la permeabilidad al calcio. Reacción acrosómica El acrosoma es un engrosamiento de la membrana en forma de capucha que cubre la porción anterior del núcleo del espermatozoide. Aunque su forma y su tamaño varían en las distintas especies, su estructura básica es análoga en todos los mamíferos: se asemeja a un lisosoma o a un gra- no de cimógeno con enzimas de gran capacidad hidroli- zante. Esta capacidad hidrolizante del espermatozoide se emplea para atravesar el cúmulo oóforo y la membrana pelúcida que rodean al ovocito. La reacción acrosómica tiene lugar después de la capacitación, produciéndose diferentes cambios estructu- rales en la porción exterior de la membrana acrosómica, que son dependientes del calcio extracelular. Se originan numerosos puntos de fusión entre la membrana interna y externa del acrosoma, produciéndose fenestraciones o puntos de ruptura a través de los que se libera el conteni- do acrosómico. Como resultado de esta reacción, las enzi- mas almacenadas en forma inactiva en el acrosoma son liberadas y activadas en el área circundante. Estas enzimas proteolíticas y glucolíticas (especialmente la hialuronidasa y la acrosina) son esenciales para facilitar la penetración del espermatozoide a través de las barreras que rodean al ovocito; la reacción acrosómica deja expuesta la superficie interna del acrosoma, que posee proteínas específicas capaces de reaccionar con la membrana del ovocito. Fertilización Los espermatozoides se fijan mediante receptores específicos a la membrana pelúcida. La penetración a tra- vés de ella sólo se realiza si los gametos masculino y femenino pertenecen a la misma especie. La eliminación in vitro de la zona pelúcida posibilita la fertilización del óvulo por espermatozoides de especies diferentes. El espermatozoide alcanza el espacio perivitelino del óvulo y se produce la fusión de sus membranas. Pequeñas proyec- ciones de la superficie del óvulo y la región posterior de la cabeza del espermatozoide se fusionan para desaparecer a continuación, de manera similar a la membrana acrosómi- ca. Después de este proceso, una única membrana engloba a ambas células. La interacción de ambos gametos condu- ce al bloqueo de la polispermia: se produce una inhibición de la entrada de otros espermatozoides, que harían invia- ble la fecundación; el mecanismo se basa en cambios bio- químicos y estructurales de la zona pelúcida, que pierde su permeabilidad, y en un cambio de la membrana de óvulo que se hace refractaria a nuevas fusiones. El bloqueo de la polispermia a veces falla y dos o más espermatozoides toman parte en el proceso de la fertilización. A continuación, el ovocito completa su segunda divi- sión meiótica y expulsa el segundo cuerpo polar. El material nuclear de ambos gametos se reorganiza, los pronúcleos masculino y femenino migran al centro del óvulo, aumentan de tamaño y entran en contacto perdiendo sus membranas; los cromosomas se condensan y esta fusión de los núcleos haploides de ambos gametos da lugar a un nuevo organis- mo, con una dotación diploide de cromosomas. IMPLANTACIÓN Las divisiones siguientes del cigoto son mitóticas. En los seres humanos, la primera división mitótica ocurre a las 30 horas, aproximadamente, de la fertilización y da lugar a un estadio de dos blastómeros, rodeados por la membrana pelúcida. Las divisiones siguientes ocurren a velocidades progresivamente mayores. De modo paralelo, las células resultantes van siendo progresivamente meno- res. A los 3 días, el conjunto de unas sesenta células forma una estructura redondeada —la mórula— rodeada por la zona pelúcida. El volumen de esta estructura es análogo al del óvulo no fecundado, ya que la multiplicación celular se produce a expensas de la misma masa citoplásmica. El cre- cimiento del primordio embrionario sólo se producirá una vez implantado en la mucosa uterina y a expensas de las estructuras maternas. A los 4 días de la fecundación, la mórula llega al útero, iniciándose la formación del blasto- cisto (Fig. 81.2). El embrión se implanta o anida cuando adquiere una posición fija y establece contacto físico con el organismo materno. La implantación es uno de los pasos críticos en el proceso del embarazo: sólo puede iniciarse cuando el embrión y el endometrio han alcanzado un estado preciso de sincronización; se habla de una ventana temporal de receptividad, fuera de la cual la implantación no puede tener lugar. El período de receptividad uterina para la implantación es breve, unos 3-4 días después de la ovula- ción (días 16-19 en un ciclo de 28 días); la receptividad uterina está determinada por la acción de los esteroides ováricos, actuando sobre el endometrio en la secuencia peculiar del ciclo ovárico (véase el Capítulo 79); un perío- do refractario sigue a la fase de receptividad. Cuando se produce la fecundación, la fase secretora del útero se consolida y desarrolla en la llamada reacción decidual. Se produce un aumento en la permeabilidad de los capilares uterinos con extravasación de líquido y macromoléculas. Las células aumentan de tamaño por acumulación de glucógeno y lípidos, y posteriormente proliferan. La decidua es el endometrio especializado del embarazo, que actúa como fuente de nutrientes para el embrión hasta que se completan las conexiones vasculares F I S I O L O G Í A D E L A F E C U N D A C I Ó N , E M B A R A Z O Y PA R T O 1041
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