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FISIOLOGÍA HUMANA-1127

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INTRODUCCIÓN
Las funciones del organismo transcurren normalmen-
te de forma ordenada y controlada, dentro de un sistema
más o menos estable que Claude Bernard definió como
medio interno y que posibilita la vida libre e independien-
te del medio exterior. Cannon introdujo en 1929 el térmi-
no homeostasis, definido como el conjunto de procesos
que tienden a mantener el medio interno estable, en contra
de los estímulos ambientales que tienden a desestabilizar-
lo. Si se producen situaciones que hacen peligrar la exis-
tencia del individuo, éste se puede oponer a ellas mediante
la lucha con el agresor o la huida. Esto requiere la puesta
en marcha de mecanismos homeostáticos, entre los que
Cannon asignó un papel preponderante al sistema nervio-
so autónomo y a la médula suprarrenal. Posteriormente, en
1936, Selye describió el “síndrome general de adapta-
ción”, o conjunto de cambios orgánicos que entran en jue-
go en respuesta a una gran variedad de estímulos nocivos.
En dicha respuesta incluyó: aumento del tamaño de las
suprarrenales, involución del timo, disminución de la masa
de los órganos linfoides y úlceras gastrointestinales. Selye
atribuyó un papel preponderante en el estrés a los gluco-
corticoides secretados por la corteza suprarrenal. 
La palabra estrés se utiliza para indicar la respuesta
del organismo, y al estímulo o agente nocivo lo denomi-
namos “estresante”. Una situación estresante no tiene que
ser necesariamente ingrata, puede tratarse también de una
alegría o un goce intenso. Tampoco hay que pensar que el
estrés siempre produce daño; una actividad relativamente
normal como un partido de fútbol puede producir un estrés
considerable sin causar efectos deletéreos. Según Selye la
ausencia completa de estrés supone la muerte.
Un concepto crucial en la teoría del estrés es que la
respuesta no es específica, es decir, estímulos de naturale-
za muy distinta inducen una misma respuesta. El ejecutivo
que está sujeto a una presión constante de sus clientes, el
controlador aéreo que sabe que un momento de distracción
puede poner en peligro cientos de vidas, el atleta que quie-
re ganar desesperadamente el campeonato, todos están
sometidos a estrés. Los problemas que afrontan son total-
mente diferentes, pero el organismo responde de un modo
estereotipado con la misma respuesta fisiológica.
La respuesta al estrés, aunque no es específica, depen-
de de varios factores, como la intensidad del estímulo, su
duración, su predicción y su control. Es más, un mismo
estímulo estresante produce diferentes respuestas en dos
individuos, o incluso en el mismo individuo en distintas
ocasiones. Esto se debe a que la reacción de estrés depen-
de de la valoración que la persona tiene de sus propios
recursos para afrontar la situación estresante. Otro factor
que influye en la variabilidad entre los distintos individuos
es la personalidad, ya que según sea ésta puede variar la
percepción del estímulo estresante.
Los estímulos estresantes incluyen cambios del medio
interno (lesión tisular, hipoglucemia, hemorragia, infec-
ción, etc.), del medio externo (frío, calor, agresión, etc.),
alteraciones psicológicas (miedo, rabia, ansiedad, sorpre-
sa, etc.) o la combinación de varios estímulos como puede
ser por ejemplo agresión, lesión tisular, dolor y ansiedad. 
El estrés da lugar a una serie de ajustes a largo o cor-
to plazo en los sistemas neuroendocrino, nervioso, cardio-
vascular e inmunitario, y el metabolismo, que permiten al
individuo adaptarse a una serie de estímulos tanto físicos
como psicológicos. Las funciones fisiológicas, como la
inflamación, la digestión, la reproducción y el crecimien-
to, se inhiben manteniéndose en estado de latencia, ya que
no suponen un beneficio a corto plazo y no son esenciales
para la supervivencia. Cuando la intensidad o la duración
del estímulo excede ciertos límites se pueden llegar a pro-
ducir cambios patológicos o exacerbar enfermedades ya
existentes como hipertensión, úlceras gástricas y alteracio-
nes neurológicas. 
La respuesta inmediata al estrés se encuentra mediada
por el hipotálamo y el sistema nervioso autónomo, y oca-
siona: aumento de la glucemia, de la frecuencia y fuerza de
contracción cardíacas, aumento del flujo sanguíneo en el
músculo esquelético, vasoconstricción esplénica, aumento
del número de eritrocitos circulantes, dilatación pupilar,
dilatación bronquial y aumento de la capacidad respirato-
ria. Estos cambios aseguran la perfusión sanguínea a los
órganos vitales como el corazón y el cerebro, así como al
pulmón y el músculo esquelético, lo que les provee de oxí-
geno y glucosa. Si el estímulo persiste se ponen en marcha
otros sistemas de respuesta a más largo plazo, entre los que
destaca el aumento de la secreción de cortisol por la corte-
za suprarrenal. Los glucocorticoides refuerzan las acciones
del sistema nervioso simpático sobre el sistema circulatorio
y contribuyen a mantener los niveles de glucosa en sangre
ante una situación de emergencia. La respuesta de la médu-
la y la corteza suprarrenal al estrés sin duda constituye una
ventaja evolutiva, puesto que los animales adrenalectomi-
zados mueren al aplicarles un estímulo estresante de cierta
intensidad, manifestando hipotensión e hipoglucemia, por
lo que la incapacidad de responder adecuadamente al estrés
puede ser muy perjudicial.
VÍAS AFERENTES
La respuesta neuroendocrina al estrés está mediada
por múltiples vías. Por ejemplo, la respuesta al estrés qui-
rúrgico se inicia por tres factores fundamentales, percep-
ción, pérdida del líquido extracelular y daño tisular. En
este caso, la respuesta de estrés se generaría en la corteza
cerebral (ansiedad ante la operación), los tejidos lesiona-
dos (activación de las vías nociceptivas) y receptores de
volumen del líquido extracelular.
Los estímulos emocionales, como pueden ser la
ansiedad experimentada por los deportistas antes de
comenzar la competición, por los estudiantes durante la
preparación de exámenes o por los pacientes durante los
preparativos preoperatorios, se generarían en la corteza
límbica. Aunque el grado de ansiedad o malestar depende
en gran medida de la personalidad del individuo, se ha
observado una correlación muy buena entre el grado de
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