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INTRODUCCIÓN Las funciones del organismo transcurren normalmen- te de forma ordenada y controlada, dentro de un sistema más o menos estable que Claude Bernard definió como medio interno y que posibilita la vida libre e independien- te del medio exterior. Cannon introdujo en 1929 el térmi- no homeostasis, definido como el conjunto de procesos que tienden a mantener el medio interno estable, en contra de los estímulos ambientales que tienden a desestabilizar- lo. Si se producen situaciones que hacen peligrar la exis- tencia del individuo, éste se puede oponer a ellas mediante la lucha con el agresor o la huida. Esto requiere la puesta en marcha de mecanismos homeostáticos, entre los que Cannon asignó un papel preponderante al sistema nervio- so autónomo y a la médula suprarrenal. Posteriormente, en 1936, Selye describió el “síndrome general de adapta- ción”, o conjunto de cambios orgánicos que entran en jue- go en respuesta a una gran variedad de estímulos nocivos. En dicha respuesta incluyó: aumento del tamaño de las suprarrenales, involución del timo, disminución de la masa de los órganos linfoides y úlceras gastrointestinales. Selye atribuyó un papel preponderante en el estrés a los gluco- corticoides secretados por la corteza suprarrenal. La palabra estrés se utiliza para indicar la respuesta del organismo, y al estímulo o agente nocivo lo denomi- namos “estresante”. Una situación estresante no tiene que ser necesariamente ingrata, puede tratarse también de una alegría o un goce intenso. Tampoco hay que pensar que el estrés siempre produce daño; una actividad relativamente normal como un partido de fútbol puede producir un estrés considerable sin causar efectos deletéreos. Según Selye la ausencia completa de estrés supone la muerte. Un concepto crucial en la teoría del estrés es que la respuesta no es específica, es decir, estímulos de naturale- za muy distinta inducen una misma respuesta. El ejecutivo que está sujeto a una presión constante de sus clientes, el controlador aéreo que sabe que un momento de distracción puede poner en peligro cientos de vidas, el atleta que quie- re ganar desesperadamente el campeonato, todos están sometidos a estrés. Los problemas que afrontan son total- mente diferentes, pero el organismo responde de un modo estereotipado con la misma respuesta fisiológica. La respuesta al estrés, aunque no es específica, depen- de de varios factores, como la intensidad del estímulo, su duración, su predicción y su control. Es más, un mismo estímulo estresante produce diferentes respuestas en dos individuos, o incluso en el mismo individuo en distintas ocasiones. Esto se debe a que la reacción de estrés depen- de de la valoración que la persona tiene de sus propios recursos para afrontar la situación estresante. Otro factor que influye en la variabilidad entre los distintos individuos es la personalidad, ya que según sea ésta puede variar la percepción del estímulo estresante. Los estímulos estresantes incluyen cambios del medio interno (lesión tisular, hipoglucemia, hemorragia, infec- ción, etc.), del medio externo (frío, calor, agresión, etc.), alteraciones psicológicas (miedo, rabia, ansiedad, sorpre- sa, etc.) o la combinación de varios estímulos como puede ser por ejemplo agresión, lesión tisular, dolor y ansiedad. El estrés da lugar a una serie de ajustes a largo o cor- to plazo en los sistemas neuroendocrino, nervioso, cardio- vascular e inmunitario, y el metabolismo, que permiten al individuo adaptarse a una serie de estímulos tanto físicos como psicológicos. Las funciones fisiológicas, como la inflamación, la digestión, la reproducción y el crecimien- to, se inhiben manteniéndose en estado de latencia, ya que no suponen un beneficio a corto plazo y no son esenciales para la supervivencia. Cuando la intensidad o la duración del estímulo excede ciertos límites se pueden llegar a pro- ducir cambios patológicos o exacerbar enfermedades ya existentes como hipertensión, úlceras gástricas y alteracio- nes neurológicas. La respuesta inmediata al estrés se encuentra mediada por el hipotálamo y el sistema nervioso autónomo, y oca- siona: aumento de la glucemia, de la frecuencia y fuerza de contracción cardíacas, aumento del flujo sanguíneo en el músculo esquelético, vasoconstricción esplénica, aumento del número de eritrocitos circulantes, dilatación pupilar, dilatación bronquial y aumento de la capacidad respirato- ria. Estos cambios aseguran la perfusión sanguínea a los órganos vitales como el corazón y el cerebro, así como al pulmón y el músculo esquelético, lo que les provee de oxí- geno y glucosa. Si el estímulo persiste se ponen en marcha otros sistemas de respuesta a más largo plazo, entre los que destaca el aumento de la secreción de cortisol por la corte- za suprarrenal. Los glucocorticoides refuerzan las acciones del sistema nervioso simpático sobre el sistema circulatorio y contribuyen a mantener los niveles de glucosa en sangre ante una situación de emergencia. La respuesta de la médu- la y la corteza suprarrenal al estrés sin duda constituye una ventaja evolutiva, puesto que los animales adrenalectomi- zados mueren al aplicarles un estímulo estresante de cierta intensidad, manifestando hipotensión e hipoglucemia, por lo que la incapacidad de responder adecuadamente al estrés puede ser muy perjudicial. VÍAS AFERENTES La respuesta neuroendocrina al estrés está mediada por múltiples vías. Por ejemplo, la respuesta al estrés qui- rúrgico se inicia por tres factores fundamentales, percep- ción, pérdida del líquido extracelular y daño tisular. En este caso, la respuesta de estrés se generaría en la corteza cerebral (ansiedad ante la operación), los tejidos lesiona- dos (activación de las vías nociceptivas) y receptores de volumen del líquido extracelular. Los estímulos emocionales, como pueden ser la ansiedad experimentada por los deportistas antes de comenzar la competición, por los estudiantes durante la preparación de exámenes o por los pacientes durante los preparativos preoperatorios, se generarían en la corteza límbica. Aunque el grado de ansiedad o malestar depende en gran medida de la personalidad del individuo, se ha observado una correlación muy buena entre el grado de 1098 I N T E G R A C I Ó N Y A D A P TA C I Ó N D E L O R G A N I S M O
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