Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
INMUNIDAD Desde 1936, cuando Selye describió el síndrome general de adaptación, se sabe que el estrés crónico pro- duce atrofia del timo e involución de los órganos linfoides. Posteriormente se ha observado que el estrés psicológico y las enfermedades mentales en el ser humano potencian el desarrollo de enfermedades de tipo tumoral o infeccioso. En los animales de experimentación el estrés crónico aumenta la mortalidad de los animales infectados con virus y disminuye el rechazo de transplantes. Por lo que actualmente está bastante claro el efecto inmunosupresor del estrés crónico. Las acciones inmunosupresoras de los glucocorticoi- des se conocen desde hace tiempo (véase Capítulo 73). Clásicamente los efectos del estrés sobre la inmunidad han sido atribuidos al aumento de la secreción de glucocorti- coides que se produce en dichas situaciones. Sin embargo, la respuesta neuroendocrina al estrés es muy amplia y comprende modificaciones de diversas hormonas y neuro- péptidos, los cuales a su vez también son potenciales moduladores del sistema inmunitario. Esto ha quedado claro en los experimentos realizados en animales adrena- lectomizados, en los cuales se observa una inhibición de la proliferación de los linfocitos. Esto indica que la inmuno- supresión inducida por el estrés es un proceso que com- prende distintos mecanismos. Los leucocitos poseen receptores para diversas hormo- nas, entre las que se incluyen: catecolaminas, GH, PRL, ACTH y otros péptidos derivados de la proopiomelanocor- tina y las catecolaminas. Aunque la PRL y la GH poseen acciones inmunoestimulantes, las hormonas relacionadas con el eje simpático-adrenal, catecolaminas y glucocorti- coides, tienen acciones netamente inmunosupresoras. En las situaciones de estrés crónico se produce un aumento de la secreción suprarrenal de catecolaminas y glucocorticoi- des, mientras que la secreción de GH y PRL disminuye. Es decir, hay un aumento de la secreción de las hormonas inmunosupresoras y una disminución de las hormonas con acción inmunoestimulante, lo cual nos ayuda a compren- der el efecto global inmunosupresor del estrés crónico (Fig. 85.4). E S T R É S 1103 Encefalinas Adrenalina Cortisol Bazo y tejidos linfoides NA NPY CCK Linfocitos y macrófagos Timosinas Timo Citoquinas IL-1 IL-6 TNF ACTH -Endorfina GH PRL Hipófisis CRHSNA Hipotálamo Estrés In m un on eu ro tr an sm is or es Figura 85.4. Comunicación bidireccional entre los sistemas neuroendocrino e inmunitario. El estrés y la CRH modifican el sistema ner- vioso simpático y la secreción de ACTH, GH, PRL y cortisol que modulan la actividad del sistema inmunitario. El sistema nervioso sim- pático también modula la inmunidad en el bazo y otros órganos linfoides directamente o a través de las hormonas secretadas por la médula suprarrenal. Finalmente, las citoquinas liberadas por las células inmunitarias modifican la actividad del sistema neuroendocrino.
Compartir