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N01I-3A- Fuentes Complementarias (Tarea Académica 1) Agosto 2018

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COMPRENSIÓN Y REDACCIÓN DE TEXTOS I
Ciclo - agosto 2018
Sesión 3A
FUENTES COMPLEMENTARIAS PARA LA TAREA ACADÉMICA 1 (TA1)
Revisa las fuentes complementarias y las obligatorias, ambas fuentes te servirán para construir un esquema de producción, el cual utilizarás en la Redacción Grupal 1 (TA1) el mismo que se construirá en base a la siguiente controversia: ¿Consideras que debe ser sancionado el robo por necesidad?
FUENTES AUDIOVISUALES
Fuente 1
Robos famélicos
https://www.youtube.com/watch?v=NiB9p8zvODE (2:16)
Fuente 2
Cómo se vive en los barrios de Caracas la crisis de Venezuela.
https://www.youtube.com/watch?v=Juxf1PUblYM (2.23)
Fuente 3
(Enero/2018) – SUNDDE incentiva… ¡Saqueos en Venezuela…hay hambre! 
https://www.youtube.com/watch?v=OcpiWbKbrCs (10:21)
Fuente 4
Dramática historia de padre hondureño que intentó robar para comprarle medicina a su hijo enfermo
https://www.youtube.com/watch?v=lD0AAwsSdJM 
FUENTES ESCRITAS
Fuente 5
"No es delito robar comida en un caso justificado de necesidad"
El caso de los tres jóvenes que irán a juicio y podrían enfrentar una pena de dos años de prisión por robar una horma de queso plantea una cuestión, ¿el hurto de comida es un delito? 
Consultado por minutouno.com, el abogado Mariano Cúneo Libarona explicó que solo se justifica cuando “hay un estado de necesidad importante y justificado”.
“Si queda demostrado que esa persona no puede conseguir los recursos mínimos para subsistir, no constituye un delito. Porque lo hizo cuando estaba en peligro su propia supervivencia, era el dilema de robar la comida o perder la vida”, detalló.
En ese marco, comentó dos casos similares que le tocaron enfrentar. En uno se trató de una mujer que había robado dos vestidos porque no podía abrigar a su hija recién nacida y en otro, un desempleado que, sin dinero y ante la desesperación, robó un pollo. En ambos casos se pudo comprobar el estado de necesidad y no fueron penados.
Sin embargo, eso supondría un caso extremo ante la incapacidad de satisfacer la necesidad más básica de un ser vivo, que es alimentarse o vestirse. La situación cambia cuando se demuestra que el robo no se cometió bajo semejante estado de carencia.
“Si no existe ese grado de necesidad -continuó el letrado-, si esa persona tiene una pensión o un familiar que lo pueda ayudar, ahí constituye un delito.”
Cúneo Libarona agregó que en ese caso “debe aplicarse el ‘Principio de insignificancia’” porque según él “la justicia Penal debería dedicarse a investigar delitos complejos”.
En el caso de los tres jóvenes que robaron la horma de queso, el "Principio de Insignificancia" había sido rechazado.
En ese sentido, Libarona reconoció que ese principio “hoy está discutido” pero que desde su punto de vista "el derecho Penal debería ocuparse de cosas más importantes”.
 [Extraído y adaptado de M1. (2007). Recuperado de: goo.gl/3wUW6y. (Consulta: 16/08/2018)]
Fuente 6
Los saqueos, la otra cara del caos en que cayó Venezuela
Al paso que sus 84 años le permiten, una anciana camina hacia un camión que vende yuca (mandioca) en una calle desolada. Será su primera comida en dos días, tras los saqueos que arrasaron abastos y supermercados en Valencia, en el norte de Venezuela. 
"No conseguía comida", cuenta afligida esta mujer de cortos cabellos blancos, en Naguanagua, un sector popular de Valencia, donde este viernes no hay nada abierto, luego de una noche de disturbios y saqueos. 
La violencia se ha desbordado en el contexto de una ola de protestas de opositores contra el gobierno de Nicolás Maduro, que en poco más de un mes dejan 36 muertos, el último de ellos, un joven de 22 años en la urbanización San Diego, en Valencia. 
Desde hace tres días varios sectores de esta ciudad, ubicada 160 km al oeste de Caracas, son tierra de nadie. De las favelas salieron ríos de gente a saquearlo todo, desde almacenes de alimentos hasta licorerías y tiendas de ropa, relataron varios vecinos.
Fachadas de negocios tenían las rejas dobladas, los vidrios rotos y huecos en las paredes por donde entraron saqueadores, según un recorrido por las zonas más afectadas, los barrios populares Naguanagua, La Isabelica y Flor Amarillo.
"Fue una multitud, abrieron las paredes y se llevaron todo, destrozaron todo. Mis jefes perdieron su casa, nosotros quedamos desempleados. Eso fue horrible", dijo Nuvia Torrealba, de 42 años, empleada de una confitería y del restaurante Drangón Go. 
Ambos comercios y la vivienda de sus dueños -de origen chino- fueron incluso parcialmente quemados, según testigos. Solo se fueron cuando llegaron militares que dispersaron con gases lacrimógenos, asegura Torrealba. 
Parecía que un huracán hubiese pasado por ahí: vehículos destrozados o desvalijados, neveras volteadas, escombros, botellas rotas, ropa, juguetes y restos de comida descompuesta.
En una avenida comercial de Flor Amarillo, la escena se repetía en muchos comercios (varios de dueños chinos). Algunos curiosos se asomaban por los huecos, otras personas caminaban indiferentes entre cúmulos de basura.
"Esto es vandalismo, no es hambre. ¿ahora dónde vamos a comprar comida? Antes teníamos que hacer colas, pero había dónde. ¿Cómo se recupera esto con esta economía?", dijo una mujer indignada, que no quiso revelar su nombre. 
Venezuela atraviesa una aguda crisis económica desde la caída de los precios del petróleo en 2014, que se caracteriza por una elevada inflación que podría cerrar en 720% este año -según el FMI- y una aguda escasez de alimentos y medicinas. 
A pesar de la severa crisis económica y política, Torrealba asegura que los saqueadores "no son opositores ni chavistas, son vandalismo por falta de gobierno". 
"Yo vi el Caracazo (violento estallido con saqueos en 1989), pero esto es peor, esto es maldad. Si no podían llevarse las neveras, les destrozaban el motor. Esto no es hambre", dijo William, vigilante de 51 años de otro supermercado saqueado en Flor Amarillo. 
También robaron supermercados grandes, como uno de las principales cadenas del país en La Isabelica que fue arrasado: se llevaron hasta las rebanadoras de jamón y las cámaras de seguridad. 
"500 o 600 personas entraron a la sucursal y abrieron tres boquetes. No se sabe cuándo volvamos a abrir. Somos 198 empleados, sin contar vigilancia que son como 20. Esto nunca había pasado. Saquearon la librería, una tienda de ropa, una licorería y una mercería", narró Francisco Da Silva, gerente del supermercado. 
Los vecinos de estas zonas dicen que llevan tres noches prácticamente sin dormir porque hay "amenazas" de que ahora saquearán las casas. 
"¿Qué ganan con esto? Nada. Hoy tenemos hambre, mañana tendremos más hambre, porque no hay nada. Se estaban metiendo a los edificios para amedrentar, robar, o dañar los carros", denunció Magalys Oliveros, ama de casa de 63 años. 
Ante el temor a que los saqueadores entren a las casas, muchos habitantes han cerrado las calles con barricadas. "Nos tenemos que cuidar y resguardar", añade Oliveros.
[Extraído y adaptado de El País (2018). Recuperado de: goo.gl/nCNn8X. (Consulta: 16/08/2018)]
Fuente 7
Roban por hambre y necesidad
Ana María robó dos paquetes de carne y uno de camarón para darles de comer a sus hijos, pero fue descubierta y, como no tuvo 27 mil pesos de fianza, la condenaron a seis meses de prisión.
Ella es una de las seis mil personas que se calcula hay en las cárceles del DF porque robaron comida. Se les conoce como los reos del hambre.
Ese cálculo es hecho por la presidenta de la Comisión Especial de Reclusorios, Olivia Garza, quien señala que no hay una estadística clara del número de personas presas por el delito de robo famélico.
Esos internos, en su mayoría, actuaron ante la falta de oportunidades para conseguir trabajo y por la necesidad de proveer de alimentos a sus hijos, afirmó la legisladora.
En esa situación se vio Ana María, de 42 años de edad, quien el 23 de julio entró al Walmart de Avenida Cuitláhuac, en Azcapotzalco, para robar algo de comida.
La mujer no tenía dinero para alimentar a sus dos hijos de 7 y 11 años de edad, peroles dijo que saldría a comprar comida para el desayuno.
En entrevista, la interna del Centro Femenil de Readaptación Social de Santa Martha Acatitla recuerda que ingresó al centro comercial y guardó los paquetes en una bolsa.
Se dio cuenta de que había sido descubierta, por lo que dejó la comida antes de pasar la línea de cajas, y trató de salir del inmueble.
El personal de la tienda la alcanzó y le mostró los paquetes de comida que robaría, la regresó para hacerle un ticket del monto y llamó a una patrulla.
"En el Ministerio Público me pedían 27 mil pesos para dejarme salir, pero ¿cómo iba a tener ese dinero, si robé porque precisamente no tenía dinero para comprarle la comida a mis hijos?
 
"Sabía que iba a terminar aquí", lamentó desde el patio de la prisión.
En un trámite que ella considera rápido y ágil, fue sentenciada a 6 meses de prisión por el delito de robo.
Ana María aceptó que no era la primera que robaba, y que cada vez que salía de su casa con ese objetivo sabía que podía no regresar, como le ocurrió hace doce años.
En esa ocasión fue sorprendida en un OXXO, cuando intentó robar un bote de chocolate y unas gelatinas, lo que le costó estar un año y 8 meses presa. Aunque no culpa a nadie de su situación económica, que la orilló a robar, considera que en el país y en la Ciudad de México las madres solteras carecen de oportunidades.
"Nosotros no podemos trabajar, no hay ayuda, no hay con quién dejar a los niños, y cuando nos vemos desesperadas y hacemos esto, nos meten a la cárcel de una manera tan fácil", señaló.
[Extraído y adaptado de El Siglo de Torreón. (2018). Recuperado de goo.gl/K7R2mW. (Consulta: 18/08/2018)]
Fuente 8
Ancianita roba por hambre; está detenida
A sus 67 años de edad María Luisa una vecina de la colonia Francisco Zarco del municipio de Durango, robó varios productos alimenticios en un comercio de la zona Centro.
Fue en la tienda denominada Soriana donde la señora cometió el ilícito que podría ser catalogado como robo famélico que se refiere a la sustracción de productos de la primera y segunda necesidad por un individuo sin emplear los medios de violencia física o moral, esto con la única finalidad de satisfacer sus necesidades personales o familiares del momento, como la alimentación.
Según el reporte médico María Luisa se encontraba en perfecto estado, no bajo efectos de estupefacientes como sucede en la mayoría de casos de robo a comercio en la capital.
Se desconoce la situación personal de la sexagenaria pero el reporte de su arresto indicó que hurtó varios productos del área de abarrotes, aunque no se precisó cuáles evidentemente se trata de comida.
Cuentan que para los policías municipales no fue fácil llevar a cabo el arresto por tratarse de una adulta mayor que se apropió de alimentos, pero al final por petición de la empresa la entregaron al agente del Ministerio Público, que definirá si se trata de un caso de robo por hambre como hasta el momento se percibe.
La suma robada por María Luisa fue de 520 pesos en productos alimenticios.
OTRO CASO
Una joven también robó alimentos, pero le sumó ropa.
En otra sucursal de la misma empresa en la ciudad de Durango, una mujer de 25 años de edad también robó alimentos, pero le agregó prendas de vestir.
El hecho ocurrió en Soriana ubicada en el fraccionamiento Jardines de Durango, comercio en el que Mayra Nohemi, de oficio ama de casa, fue detenida por querer salir sin pagar productos de abarrotes, así como dos blusas.
El monto de los productos hurtados asciende a mil 248 pesos con 21 centavos, precisó el cajero cuando los policías municipales aseguraron a Mayra que vive en la colonia San Juan.
Ella ingresó a la estación de policías donde se indicó que no estaba intoxicada con alguna sustancia, tras ello la entregaron al agente del Ministerio Público donde será investigada igual que la sexagenaria, de encontrarlas culpables podrían pasar de uno a dos años en la cárcel.
[Extraído y adaptado de El Siglo de Durango. (2018). Recuperado de: goo. (Consulta: 18/08/2018)]
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