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Hacienda Salvaje | Silvia Violet 2 Hacienda Salvaje Libro 3 Necesidad de Abrazar Por Silvia Violet Hacienda Salvaje | Silvia Violet 3 Hacienda Salvaje | Silvia Violet 4 Resumen Shifter caballo, Tristan Hayes, no cree en las relaciones. Él cree en una noche caliente y sudorosa que lo deje dolorido durante días. El investigador privado, Wesley James, está buscando a alguien con quien comprometerse, pero nunca se le ocurrió que ese alguien pudiera ser un hombre. A Tristan le encanta un buen juego, por lo que coquetea con Wes, sin pensar que nada serio sobrevendrá de esa atracción. Wes lo rechaza, pero después de tres meses de jugar al gato y al ratón, ambos hombres están cansados de luchar contra lo que sienten. Cuando una joven de la tropilla de Tristan desaparece, pide la ayuda de Wes. Tristan mantiene su coqueta fachada hasta que Wes lo invita a cenar y bailar. Mientras buscan el shifter que falta, Tristan lucha para creer que Wes podría cuidar al hombre tierno que se esconde bajo su exterior sensual. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 5 CAPÍTULO 1 Tristan respiró hondo y se acercó a su antigua casa. Su padre había remodelado la gran casa de campo cuando compró la tierra que ahora era el hogar de una manada de caballos. La granja era casi autosuficiente, y Tristán había pasado la mayor parte de su infancia jugando en sus muchos acres. Se había movido felizmente, la mayoría de sus recuerdos eran buenos. —Tristan Hayes, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Ya has pasado por todas las manos de la granja en tu nuevo lugar? Y algunos recuerdos eran malos, como Brandon, el hombre que había roto el corazón de Tristan cuando tenía dieciocho años. Tristán brevemente comprobó a Brandon. Todavía era tan caliente como siempre. Sin duda, algo de lo que sentía en el interior debió mostrarse a través de él. —Estoy aquí para ver a mi madre, —Tristán respondió, luchando contra el impulso de no caer en el cebo de Brandon. Brandon se echó a reír. —¿Estás jugando al hijo obediente? Normalmente Tristán intercambiaba insultos hasta que Brandon se iba a molestar a otra persona, pero no estaba de humor. Su madre había Hacienda Salvaje | Silvia Violet 6 sonado molesta por el teléfono, lo suficiente como para que Tristan pidiera un sábado cuando Billy, el gerente del granero, le había confiado dirigir las cosas en Wild R mientras Billy y su pareja, Levi, se tomaban unas breves vacaciones. —Vete a la mierda, Brandon. Tristán se dio la vuelta y comenzó a subir los escalones del porche, pero Brandon se puso delante de él, bloqueando su progreso. —Escucha lo que tu mamá tiene que decir. Creo que ella tiene razón, incluso si nadie más lo hace. —¿Qué está pasando? Brandon negó con la cabeza. —Voy a dejar que tu mamá te lo diga. — Estúpido. Siempre le había gustado jugar al tímido. —Entonces sal de mi camino. —Sólo haz lo que te dije, ¿de acuerdo? —Brandon parecía realmente preocupado, lo que hizo que Tristan estuviera más ansioso que nunca de hablar con su madre. Tristán asintió, y Brandon se alejó hacia el establo del ganado lechero. Iba , probablemente, a agarrar, a un desprevenido chico, había sido siempre de la misma manera, ser empujado contra un puesto esa mañana. Tristán recordaba muy claramente lo que se sentía, y maldijo el hecho de que a su pene le gustase el recuerdo sin importar cuánto odiara a Brandon. Por supuesto, a Tristan le gustaría mucho más estar en esa posición con cierto detective privado exasperante, apiñado en un puesto, la cara Hacienda Salvaje | Silvia Violet 7 apretada contra la pared, el sudor escurriéndole por la espalda mientras el cuerpo grande de Wes se introducía en él. Tristán suspiró. Basta... algo muy extraño estaba pasando, y él tenía que dejar de fantasear con hombres heterosexuales o con la esperanza que Dios quisieseno fuesen tan hetero y averiguar de qué se trataba. Es hora de ser responsable Tristán. Giró la perilla y empujó la puerta principal. Su madre tendría un ataque si golpeaba, y además, casi nadie más en la manada lo hacía. Su mamá se había asegurado de que todos se sintieran bienvenidos en la casa grande y el bullicio de miembros de la manada entrando y saliendo todo el día había ayudado a su madre a través de la pena de la muerte de su padre, por problemas de corazón unos años antes. —¡Mamá! —Llamó. —En la cocina. Tristán sonrió. Mama solía cocinar si no estaba con los animales. Tomó una respiración profunda mientras caminaba hacia la cocina grande y suspiró. El pan estaba enfriándose en el mostrador. Había una tarta en el horno, y un rico, guisado hervía en la estufa. Su madre se limpió la mano en el delantal y tomó a Tristán en sus brazos. —Te he echado de menos. Él le devolvió el abrazo. —Sí, yo también te extrañé. —Su madre casi lo asfixiaba en algunas ocasiones con amor, pero él era muy afortunado por tenerla. —Siempre eres bienvenido a regresar, —dijo su madre, finalmente soltándolo de su abrazo. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 8 Tristán negó con la cabeza. —Estoy feliz donde estoy ahora. Lo sabes . — —¿Ese hombre lobo cuida de ti? —Mamá, tengo veintitrésaños. Puedo cuidar de mí mismo. Ella entrecerró los ojos. —Veintitrés no es tan grande como quieres que parezca. Sigues siendo un bebé para mí. Tristan gimió. —Mamá, no vamos a ver mis razones para irme. Parecías molesta por teléfono. ¿Qué pasa? Ella suspiró. —¿Café? Tristán asintió. Sirvió dos tazas y las llevó a la mesa de madera donde Tristán había comido casi todas sus comidas de su infancia. —Habrá pastel en unos minutos. Su madre estaba nerviosa. A Tristán no le gustaba eso. Normalmente era la que mantenía a los demás tranquilos. Él le agarró de la mano. —Mamá, siéntate y dime qué pasa. Se pasó una mano por el pelo empujando hacia atrás los mechones canosos que se habían escapado de su larga trenza. —Bueno. Sólo promete que me escucharas. —Por supuesto. —Amy ha desaparecido. —¿Desaparecido? Ella asintió con la cabeza. —Nadie la ha visto en cinco días, y no contesta su teléfono. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 9 Tristán puso ojos. —¿Has comprobado con uno de sus novios actuales? Su madre frunció el ceño. —Prometiste escucharme. —Bueno, sí, pero no es diferente a lo mío cuando tenía dieciocho años. Probablemente sólo se esté divirtiendo. —Sólo escucha, ¿de acuerdo? Tristán se tragó su protesta con un sorbo de café. —Su novio no contesta su teléfono tampoco, y él no ha estado en su casa en varios días, al menos no que Brandon sepa. —¿Qué hizo, entrar? —Sí. Su madre rechazó su protesta con un gesto de su mano, como si entrar en la casa de alguien no fuera gran cosa. —No me vuelvas a interrumpir. —Sí, mamá. —Su madre podía ser feroz cuando necesitaba serlo y nadie la contradecía. —La mayoría de la gente piensa que ella se fue corriendo a algún lado con algún otro tipo, pero no estoy de acuerdo y tampoco Brandon. Tristán se mordió el labio para no protestar porque Brandon no era exactamente digno de confianza. Amy era su hermana, y él parecía genuinamente preocupado cuando le había dicho a Tristan que escuchara a su mamá. —¿Ella es salvaje, como tú lo eras o... eres? Tristan se encogió de hombros. —Pero ella no lastimaría a su familia de esa manera, no si no hubiera sucedido algo más. Ella es un poco puta, pero no es viciosa. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 10 Tristán se atragantó con su café al oír a su mamá usar la palabra puta, pero logró asentir con aprobación. Últimamente no había hablado con Amy, pero estuvo de acuerdo. Ella podía irse con un chico o ir a pasar el fin desemana en una orgía no es que él mencionara su conocimiento de eso a su mamá — pero ella les hacia saber a sus padres que estaba bien al menos después de veinticuatro horas a menos que estuviera borracha durante días, pero eso no era lo normal . Había sido una buena estudiante y responsable de sus tareas en la granja. Pero, ella también era la hermana de Brandon. Tal vez le había enseñado a ser cruel. — ¿Entonces quieres que trate de encontrarla? ¿Por qué Brandon no la está buscando? Tristan dijo el nombre de su ex amante como si fuera una cosa repulsiva... Su madre frunció el ceño. —Sé lo que sientes por él. Te trató terriblemente, pero eso fue hace cinco años, y es hora de que sigas adelante. Además, puede que haya cambiado. Tristan resopló, sonando particularmente desconfiado. —No lo ha hecho. —Él siempre va a actuar como un imbécil contigo porque él está avergonzado. — Hmm —él no está avergonzado. Hmm. Normalmente no era un adjetivo que se usara para describir a Tristán. ¿Finalmente su madre reconocía que había crecido? Su madre empezó a limpiar el mostrador como si lo estuviera atacando. —En cualquier caso, no ha sido capaz de averiguar lo que le Hacienda Salvaje | Silvia Violet 11 pasó, y creo que necesitamos a alguien más para investigarlo. —Así que pensé que podrías llamar a ese buen investigador amigo de Cole. No importa. —Así que en realidad no me necesitan. Necesitas mis conexiones. —Tristan, no seas difícil. Necesitamos a alguien que sepa lo que están haciendo y... bueno, ya sabes cómo nos sentimos involucrando a la policía. Un Investigador Privado es nuestra mejor opción. La manada mantenía a la policía y a cualquier otro funcionario fuera de sus asuntos cada vez que podía, con la esperanza de minimizar todo contacto con los seres humanos. Tristan comprendía por qué y no tenía amor por la policía humana, pero había encontrado la falta de contacto con el mundo exterior un peligro, como en ese caso. Tristán podría enumerar cien razones por las que implicar a Wes era una mala idea. Había hablado con Wes varias veces en los meses desde que se habían conocido , y lo había visto unas cuantas veces, la última vez durante una sesión de entrenamiento con el caballo más difícil de Wild R. Cuando Tristán había visto a Wes y Cole caminando hacia el anillo, no había podido resistirse a poner a Sagebrush en sus pasos, demostrando lo que Tristan y el animal bajo él podían hacer. Cuando hubo enfriado el caballo, desmontó y lo sacó del anillo, Cole había desaparecido, pero Wes Hacienda Salvaje | Silvia Violet 12 seguía allí de pie, mirando a Tristan con una mirada que hizo que se le quitara el aliento. —Hola, Wes —le había dicho, arrojando el sombrero de vaquero de paja que llevaba puesto. —¿Has caído presa de la seducción del vaquero gay después de todo? Wes lo miró fijamente y luego sacudió la cabeza como si estuviera tratando de salir de un aturdimiento. —Te preguntaría cómo estas, pero es obvio que eres el mismo de siempre —, dijo. Tristán l guiñó un ojo. —¿Parecía un paseo divertido? —, Preguntó, inclinando la cabeza hacia el anillo. —Supongo que sí, para alguien que le gusta arriesgar su cuello— había sido la respuesta de Wes. —Sólo recuerda que lo que puedo hacer, haría que Sagebrush pareciese un viejo cansado. Wes se había reído, pero parecía un poco tembloroso. —Estoy seguro de que lo harías, —entonces él había dado un paso atrás. —Tengo que regresar a Nashville. —Ven a verme pronto —dijo Tristan antes de volverse hacia el granero, forzando a sus pies a moverse lentamente cuando quería correr. Desde entonces, su relación había consistido en un intercambio de bromas humorísticas a través de mensajes de texto, que de vez en cuando se convertían en una llamada telefónica llena de bromas amigables y coqueteo. Tristán sabía que era una tontería esperar que hubiera más, pero había estado buscando una excusa para ir a la casa de Wes en Nashville desde ese día en la granja. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 13 Quería averiguar de una vez por todas en dónde se encontraba con el detective caliente por su propio bien, pero estaba un poco nervioso, porque si se daba cuenta de que Wes realmente no estaba interesado, tenía la certeza de que algo más moriría. Aunque la esperanza había vuelto... a pesar de que también lo asustaba a muerte. Él era coqueto, y le gustaban las bromas, en cualquier momento, en cualquier lugar, pero lo que Wes le hacía sentir era algo que pensaba que no podía evitar. Le gustaban los encuentros duros de una noche que dejaban a todo el mundo satisfecho pero contento de marcharse al día siguiente. Una vez había pasado la mayor parte de los tres días en la cama con un jinete de toro musculoso que había conocido en un viaje por carretera. Esa había sido la —relación — más larga que había tenido desde Brandon. Al menos no había sido tan unilateral. Empujando sus recuerdos y sus temores, tomó un sorbo de café y miró a su mamá. —¿Voy a hablar con Wes, pero él va a necesitar todos los detalles, donde fue vista por última vez Amy, todos los hombres con los que ha salido recientemente, y quién sabe qué más? ¿Puedo traerlo aquí? Su madre sonrió. —Por supuesto que pueda. Siempre serás bienvenido a traer a tus hombres a casa para conocerlos. ¿Sus hombres? Él iba a matar a su primo Jonás. Debía haber estado chismorreando con la madre de Tristán acerca de su coqueteo con Wes. -No es mi hombre. De hecho, ni siquiera le gustan los hombres. —Lo que sea, querido, solo tráelo aquí para que podamos encontrar a Amy. ¿Espero que se haya escapado con su novio, pero sabes Hacienda Salvaje | Silvia Violet 14 cuando estás en forma de caballo y algún instinto inexplicable te dice que hay un depredador cerca...? Tristan asintió con la cabeza. —Tienes esa sensación nerviosa por todas partes. —Sí. Bueno, tengo esa sensación cada vez que pienso en Amy. Tristan tiró de su madre para darle un abrazo apretado. —Me haré cargo de ello. Lo prometo. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 15 CAPÍTULO 2 Wes lo miró con recelo. —¿Qué estás haciendo aquí en realidad? —¿Tienes miedo de que esté aquí para demostrarte mis habilidades de conducción? —Él empujó el sombrero, el de paja que había estado usando cuando había visto por última vez a Wes. La mirada de Wes se desvió hacia el sombrero y luego se deslizó sobre el cuerpo delgado de Tristán. —Noo, Sí. Maldita sea, Tristan, deja de ser tan jodidamente irritante. Tristán se apiadó de él entonces. —Una joven de mi manada está desaparecida , y necesito tu ayuda para encontrarla. Wes suspiró. —¿Llamar a la policía está fuera de cuestión? —Sí. —No involucramos a los seres humanos en nuestros asuntos a menos que sea absolutamente necesario. —Wes lo miró fijamente. —Soy humano. ¿Has olvidado eso? —Oh, tu no cuentas. Wes lo miró.- ¿Yo no…? El calor subió a las mejillas de Tristan. —Sabes lo que quiero decir. Tú no vas a tratar de obligarnos a cumplir con tus formas humanas. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 16 Wes negó con la cabeza. —Yo no voy a obligarte a hacer nada. —¿En serio? ¿Estás seguro? He sido un chico muy malo. Puede que tengas que darme una lección. Wes gruñó. —Basta. —¿No vas a invitarme a entrar? —Preguntó Tristán, haciendo un gesto hacia la puerta principal de Wes. Wes suspiró. —¿Tengo que hacerlo? —Bueno. —Tristán hizo una pausa para abanicarse dramáticamente. —Hace un poco de calor aquí afuero. Con Wes tan cerca, lo de cálido era una subestimación. Cuando llegaron al interior, Wes le ofreció a Tristán una botella de agua de la nevera. Él la tomó, luego miró, paralizado, como Wes abría su propia botella y bebía de un trago, los músculos de la gargantaen flexión, su gran mano envuelta alrededor de la botella. Cuando Wes dejó la botella, él pareció darse cuenta de que Tristán lo miraba fijamente, y sus mejillas se enrojecieron. Tristán miró hacia otro lado y abrió su propia agua. Realmente la necesitaba en ese momento , ya que toda la humedad parecía haber salido de su boca. —Asumo que no te has comido la cena —, dijo Wes. Tristán negó con la cabeza. —Entonces vamos a comer un poco. Incluso conozco un lugar donde después de comer, me puedes mostrar esos movimientos de baile que has estado amenazando con hacer. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 17 Tristan lo miró con la boca abierta. Había estado molestando a Wes con llevarlo a bailar desde el día que se conocieron, pero nunca había pensado que Wes propusiera tal cosa. —¿Qué estás tramando? — preguntó. Llamando a su farol. Eso era lo que el bastardo estaba haciendo. —Sólo pensé que sería una pena para que ti haber conducido hasta aquí y no llegar a cumplir tu deseo ferviente de mostrarme tu baile. —Wes dijo las palabras con una voz demasiado agradable. Él estaba provocando a Tristán, y por primera vez, Tristán no tenía nada que decir. Nunca sería capaz de ocultar lo mucho que realmente quería ir a bailar con Wes, así que se miró a sí mismo, haciendo una mueca. —Estoy todo sudado, y yo no tengo nada de ropa decente conmigo. —¿Tienes dos pasos? Tristán le dio una mirada que esperaba que comunicara lo insultante que era. Wes sonrió. —Entonces sé de un pequeño lugar bonito al que podemos ir donde no necesitas ropa de lujo, pero tu pequeño culo apretado seguirá atrayendo un montón de atención. Mierda, Wes había estado observando su culo. —No pongas esa cara. Haces todo lo posible para demostrare que es así, y sí, se ve bien. Reconocerlo no me hace gay. No necesariamente confirma lo hetero que eres tampoco. —¿Cómo sabes tanto de los bares gay de todos modos? Hacienda Salvaje | Silvia Violet 18 —Debido a Cole. Pasé la mayor parte de mis años universitarios con gente que asumía que él me estaba cogiendo, así que no es como si me importara ir bares con él. Y este lugar es amigable con lo gay de todos modos. —¿En todas esas veces saliendo con Cole, nunca probaste cualquier mercancía? Wes negó con la cabeza. —Nunca. Tristan lo creyó, pero algo en la forma en que Wes lo miró hizo que Tristán casi se desmayara. Wes no era inmune a lo que estaba pasando entre ellos, pero Tristan todavía se preocupaba si lo perseguía en serio fuera una mala idea. —Bueno. Vamos a salir, pero al menos tengo que tener una ducha primero. Ducha. Desnudo. Con Wes fuera de la puerta del baño Wes miró a sí mismo. —Sí, yo también. —¿Te vas a unir a mí? —La burla era la mejor manera de lidiar con él. Wes soltó un bufido. —Nunca pensé que estaría tan contento de tener una casa de dos cuartos de baño. —Aww. Qué decepcionante. Wes se pasó una mano por el pelo. —Esta es una mala idea, ¿no? Tristán sonrió. —Sí. —Te traeré una toalla, y después de que estemos limpios, vamos a cenar y vas a contarme más sobre este caso. Tristán le dio una sonrisa. —¿Qué pasa con el baile? —Ya lo veremos que después de la cena. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 19 —Trato, —respondió Tristán, no del todo contento con la rapidez con que su corazón latía. Tristán tuvo la tentación de masturbarse en la ducha. Imaginó a Wes caminando por la puerta en el camino hacia su propia ducha, quizás escuchándolo, tal vez siendo tentado a caminar. Tristan sabía que estaba tentado como el infierno para ir a pie en Wes. —¡Vaya, baño equivocado, pero mientras estoy aquí... Pero se había lavado rápidamente y había vuelto a poner la ropa, deseando tener unos limpios. Debería haber vuelto a Wild R y haber cambiado antes de que él se hubiera trasladado a Nashville, pero entonces habría conseguido que le informaran a Jonás y Cole lo que había sucedido y le habrían hablado de la estupidez de su decisión de ir a Nashville Versus simplemente llamando a Wes. Tristán usó una toalla para limpiar la condensación del espejo. Sus ropas eran menos que frescas, pero se tomó el tiempo de peinar con los dedos su sucio cabello rubio, que era lo suficientemente largo para acurrucarse en los extremos. Por lo general, pensaba que sus brillantes ojos verdes eran su mejor rasgo, pero ahora reflejaban su ansiedad por salir con Wes. Él practicó una sonrisa descarada, pero sus ojos todavía lo Hacienda Salvaje | Silvia Violet 20 traicionaron. Dando por vencido, colgó la toalla y caminó hacia la cocina. Cuando vio a Wes, se quedó inmóvil. Wes estaba parado en el mostrador de la cocina, escribiendo en su computadora portátil. Las gotas de agua de la ducha todavía se aferraban a su cuello y Tristan deseaba lamerlas hasta dejarlo seco. Sus pantalones vaqueros bajaban en sus caderas y le abrazaban el culo. Hablar de algo que vale la pena mirar. Tristán haría que cualquier otro pequeño trasero de la barra estuviera celoso con un hombre como Wes. Wes cerró bruscamente el portátil y se dio la vuelta. Saltó un poco cuando vio a Tristan. —No te oí salir del baño. Tristán sonrió. —Estaba disfrutando de la vista. Él entrecerró los ojos. —Apuesto a que sí. ¿Estás listo para ir? Tristán asintió. —Por supuesto. Varios minutos más tarde, se detuvieron frente a Ed's Roadhouse. Tristán se mostró escéptico. Parecía el tipo de lugar donde hombres como él fueron golpeados, pero Wes le aseguró que había ido a Ed's con Cole, y Tristan estaría bien. Wes hizo un gesto hacia las cabinas a lo largo de una pared. — Encuentra un lugar donde podemos hablar, voy a conseguir algunas bebidas para nosotros. Tristan asintió con la cabeza. Después de sentarse, examinó a los demás ocupantes de la habitación. Observó varios papás musculosos y aspirantes a vaquero, lo suficientemente dulces ojos para mantenerlo más que feliz, no que realmente se necesita nada más que Wes. Su corazón empezó a latir en ese pensamiento. No era un hombre de un solo hombre. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 21 Probablemente fue una buena cosa que Wes no fuera realmente gay, aunque le gustara el trasero de Tristán. Después de todo, era una obra de arte; ¿Por qué no le gustaría? Wes entregó una cerveza a Tristan y se sentó frente a él. —Así que dime más sobre la chica que está desaparecida. Tristan le contó a Wes todo lo que sabía. Incluso logró no gruñir cuando habló de Brandon, aunque eso casi lo mató. Tal como esperaba, Wes quería ir a la granja y hablar con Brandon, la madre de Tristán, y cualquier otra persona que estaba cerca de Amy. Tristan no estaba seguro si estaría todo el mundo, pero aceptó llevar a Wes a reunirse con ellos al día siguiente después de que Wes hubiera hecho algo de investigación en línea. Hablaron de otras cosas, de la construcción del granero en Wild R, el hecho de que Tristán estaba feliz por Billy y Levi, pero que si los volvía atrapar besándose o peor en el granero una vez más... Wes habían sonrió a eso y se burlaba de Tristán. —Sólo quieres unirte. —Bueno... sí. Wes sacudió la cabeza ante la fácil admisión de Tristán. Tristán acabo el resto de su segunda cerveza y notó que se había oscurecido fuera. La banda estaba a punto de terminar y la sala se había llenado con más hombres, varias parejas, y algunas vaqueras descaradas. Tristán no pudo evitar mirar a un par de chicos que parecía que habían entrado directamente de los campos, todavía calientes y sudorosas. Todos estaban jodiendo, pero contra la pared posterior. Uno de ellos lo atrapó Hacienda Salvaje | Silvia Violet 22 mirando y guiñó el ojo, luego agarró el culo de su compañero y lo atrajo fuertemente. Tristán se mordió el labio y Wes se rio de él. —¿Qué? —Tú. Tristan resopló, sonando como unsemental enojado. —No puedes decirme que no están calientes. Antes de que Wes pudiera responder, el cantante de la banda llamó su atención. Se presentó, marcado por un chirrido horrible del micrófono, y luego el grupo comenzó a tocar Tristán miró a Wes y lanzó una sonrisa socarrona. —Creo que me debes un baile. Wes frunció el ceño. —Nunca estuve de acuerdo a bailar contigo. Tristan sonrió. —Es cierto, pero te prometo que no te volverá gay. Wes sacudió la cabeza. —No, el baile no me vuelve gay Tristan se obligó a seguir sonriendo, pero su estómago hizo otro inquietante salto mortal. Había algo en el tono de Wes. ¿Pensaba que otra cosa podía hacerle gay? No, eso era ridículo. Era hetero o no, nada cambiaría eso. No importa lo mucho que quisiera Tristán. Aun así, sería divertido verlo bailar y ver si era tan torpe como él había implicado en varios de sus conversaciones de mensajes de texto. —Venga. —Tristan le tendió la mano. Wes suspiró. —Un baile Se dirigieron a la pista, y Wes puso a Tristán en sus brazos. Cuando Wes empezó a conducirlo perfectamente, un pequeño chillido de sorpresa escapó a Tristán. Nunca había bailado con un compañero que hacía que dos pasos parezcan tan fáciles. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 23 A los pocos segundos, Tristán se dio cuenta de que había cometido un gran error al insistir a Wes bailar con él. Estar en el suelo juntos no era gracioso como él había pensado que sería. No había nada rígido sobre movimientos de Wes. La polla de Tristán, por el contrario, era tan rígida como podría ser. En cualquier segundo Wes se daría cuenta y las cosas se pondrían raras. Bueno, más raro. Wes no era ni un poco acomplejado por bailar con un hombre. No a Tristan lejos ni actuó como si estuviera en otro lugar, se entregó a la música como Tristán quería entregarse a Wes. Giraron, y Wes acercó a Tristan para evitar que salieran de control. Tristán sabía que el segundo Wes se dio cuenta de que Tristán era duro contra él. Wes no era ni un poco acomplejado por bailar con un hombre. No mantuvo a Tristán lejos ni actuó como si estuviera en otro lugar, sólo se entregó a la música de la manera Tristán quería entregarse a Wes. Ellos giraron, y Wes acercó a Tristan para evitar que salieran de control. Tristán sabía el segundo en que Wes se dio cuenta de que Tristán estaba duro contra él. Redujo la velocidad de sus movimientos y dio un paso atrás. —Lo siento, —dijo Tristan, su rostro en llamas. —Es sólo una reacción natural. Eres un muy buen bailarín. No quería joder las cosas, sólo... Wes sonrió. —No creo que alguna vez te he visto nervioso. No estoy loco. Sólo pensé que querrías bailar con alguien más, alguien que podría apreciar mejor lo que tienes que ofrecer. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 24 Wes trató de actuar de manera casual, pero sus mejillas estaban ruborizadas y miraba a Tristan intensamente, con los ojos oscuros y las pupilas dilatadas. La respiración de Tristán se detuvo cuando le golpeó que no era el único encendido. Pero si lo empujaba, Wes podría huir. Obviamente no estaba listo para admitir lo que estaba sucediendo. Así que Tristán simplemente asintió. —Sí, tal vez sería mejor. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 25 CAPÍTULO 3 Wes se dirigió de nuevo a la mesa y Tristán se movió en la otra dirección, preguntándose qué hacer. Regresar a la granja estaba en la lista de posibilidades, pero antes de que pudiera decidirlo, un hombre lo agarró y lo hizo girar. —Baila conmigo, —él ordenó y Tristan lo hizo, tratando de no perder el habitual abandono de su coquetería. Después de rechazar algunas ofertas para familiarizarse mejor con los hombres con los que había bailado, se abrió paso entre la multitud, buscando a Wes. Se sentía más como él ahora, y pensó que podía manejar la extrañeza de sus sentimientos por Wes, o al menos ignorarlos. Vio a Wes sentado en el bar. Un hombre más viejo y áspero estaba hablando con él, y a Tristán no le gustó nada. El desconocido le guiñó un ojo a Tristan mientras caminaba hacia ellos. —Si yo fuera usted —dijo el hombre, mirando a Wes —, guardaría una pieza caliente como el con una correa más corta. Wes se rio del comentario. —Podrías intentarlo, pero él no toma la dirección muy bien. —Wes estaba mirando a Tristán mientras hablaba. Sus ojos se movían de arriba y abajo del cuerpo de Tristán, haciendo temblar a Tristán. ¿Se daba cuenta de lo que estaba haciendo? —Él es el suyo, ¿verdad? —Preguntó el desconocido. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 26 Wes se erizó. —Él no pertenece a nadie. En secreto, Tristán había estado esperando que Wes dijera que sí, pero no podía estar cabreado desde que Wes estaba de pie por él. El hombre de aspecto áspero, que estaba jodidamente caliente y habría captado el ojo de Tristán en un segundo si no hubiera estado allí con Wes, miró a Tristán de arriba abajo. —Es una lástima. Parece que podría usar una mano firme. Tristan había golpeado a un sinnúmero de hombres que le habían propuesto de una manera tan arrogante. Había sido follado por muchos de ellos también y lo amaba, pero de alguna manera, quería que Wes lo hubiera cambiado, y ahora el hombre solo lo molestaba. —Como dijo, no pertenezco a nadie. —El hombre alzó una ceja. —Tiene una boca inteligente ¿verdad? —Retrocede, —dijo Wes, cambiando de puesto de su taburete. Mierda, Tristán no quería que Wes terminara en una pelea por él. En realidad, sólo quería llevarlo a casa y besarlo hasta que olvidara que era hetero y que no quería que fuera su Tristán. El hombre miró a Wes. — Tú has tenido la oportunidad de apostar tu reclamo. —Sólo porque él no es mío no significa que quiero que estés a su alrededor —, Wes gruñó. La mandíbula de Wes se tensó. Y Tristán deseaba verlo listo para golpear a un hombre que no lo encendía tanto. El desconocido miró hacia atrás y hacia adelante entre Wes y Tristán, luego se rio entre dientes. —¿Es así como es? —Sí, —dijo Wes antes de que Tristán pudiera responder Hacienda Salvaje | Silvia Violet 27 El hombre miró a Tristán, luego se rio. —Ah infierno. Trajiste a un hetero aquí —dijo, sonriendo a Tristan —¿Cuánto tiempo le llevará tenerte contra la pared? —Dije que se fuera —dijo Wes, colocándose entre Tristan y el desconocido. El hombre se echó a reír y retrocedió. Si no lo convences de que quiere un pedazo de tu culo, ven a buscarme. Tristan resopló. —Dudo que sobrevivieras a la experiencia. —Eso no lo dudo, pero apuesto a que podría domarlo. —El último hombre que trató terminó en su culo en la tierra. Puede que no haya vuelto a la silla desde entonces. El hombre lo miró de arriba abajo, con la mirada fija en la entrepierna de Tristán. —No creo que tenga ese problema, cariño. —Dije que se fuera. —Wes estaba obviamente listo para golpear al tipo, y Tristan sabía que tenía que dejar de bromear. — ¿Estás listo para reclamarlo ahora? —Preguntó el hombre. —Es mi amigo y no le interesa. El hombre se echó a reír. —Bien, pero en serio, llámame cuando estés cansado de este juego. —Grabó su número en una servilleta, se lo dio a Tristán y se alejó sacudiendo la cabeza. —¿No vas a mantener eso? —, Preguntó Wes. Tristan miró la servilleta y consideró su respuesta. —¿Y si lo hiciera? Wes bufo. —Ese tipo era un idiota. —Tal vez ese sea el tipo de persona que suelo ir. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 28 Wes le agarró la mano. —Podrías hacerlo mucho mejor. Tristan se encogió de hombros. —¿Joder, Tristan, en serio? Tristan se rio, amando lo preocupado que estaba Wes. —Me gusta jugar duro, me gustan los hombres dominantes, pero creo que sabes que no me molesto con nadie. Yo hago mis propias reglas. Wes sonrió y la tensión pareció derretirse de él. —Sí. Lo sé. Estudió a Tristán durante unos segundos,considerando algo. —¿Quieres llevarme a bailar para que puedas Tristan sacudió la cabeza. Wes parecía... decepcionado? —De acuerdo, así que en realidad no... —¿Qué mierda? ¿Quieres que diga que sí? —No, yo sólo... ¿Qué estamos haciendo? —No lo sé. —¿Qué se supone que debía decir? Debe sorprender a Wes, averiguar cómo reaccionó... a él haciendo exactamente lo que el tipo lo acusaba, seduciendo a un tipo hetero. Claro que lo había jugado, pero si Wes pensaba que hablaba en serio, ¿qué pasaría entonces? Wes parecía confundido. —De vuelta a la granja dijiste que si lo intentaba... —Por favor. Solo déjalo estar, ¿de acuerdo? —Ok. Una mirada herida brilló en los ojos de Wes, y Tristán se sintió confundido. Había querido que Wes lo quisiera, ¿no? Había fantaseado Hacienda Salvaje | Silvia Violet 29 casi a diario para convencer a Wes de que lo follara, pero ahora que Wes estaba coqueteando con él, estaba flirteando, ¿no? —Tristan estaba congelado por el terror. ¿Por qué no iba por lo que quería como solía hacerlo? Tal vez porque quería más que una mierda caliente y la satisfacción de haber seducido a un hombre hetero. Hace unos meses, eso solo habría hecho su fin de semana. Ahora... estaba desorientado y fuera de juego. Debería volver a la granja. Cole y Jonás lo ayudarían a encontrar a Amy. —Así que... um... ¿cómo está tu novia? —Le preguntó a Wes. Wes se acomodó en su taburete y miró su cerveza. —Terminamos. —Oh, lo siento. —Él no lo sentía, a pesar de su determinación de sabotear lo que estaba zumbando entre él y Wes. Wes se encogió de hombros. —No fue un gran problema. No habíamos salido tanto tiempo. No iba a ir a ninguna parte, y terminé con ella. El corazón de Tristan se aceleró. Seguramente Wes no había roto con su novia por todo lo que tenían que hacer. Eso sería ridículo, pero Tristan no pudo evitar preguntarse. —Es mejor no estar atado de todos modos, —dijo Tristan. —Puedes jugar con cualquiera que quieras ahora. —¿correcto? Wes levantó la vista, estudiándolo. —Me gusta la estabilidad. El corazón de Tristán latía contra su pecho. Estabilidad. No se conformó. —¿En serio? Wes sonrió, pero parecía más confundido que feliz. —Sí. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 30 Tristán drenó la última de su bebida. —Vamos a salir de aquí. Es demasiado jodidamente fuerte. —Pensé que era el que se suponía que debía decir una mierda así. —Esta noche me está molestando. Wes lo estudió durante un minuto, luego asintió. —Está bien, vayamos entonces. Wes arregló la cuenta, rechazando la oferta de Tristan de pagar sus propias bebidas. Tristan podía decir que no valía la pena discutir más. Wes debe haber aprendido terquedad de Cole, porque era casi tan malo. Un silencio incómodo llenó el coche de Wes mientras regresaban a su casa. Tristán pensó en lo mucho que podía decir, lo habría dicho hace unos meses cuando conoció a Wes: comentarios coquetos, observaciones vulgares, maneras de burlarse de Wes sobre cuánto le agradaría a Tristán, pero ahora, después de bailar juntos, después de ver algo en Wes Ojos que lo inquietaban, no podía decirle esas cosas, al menos no provocadas. Necesitaba volver a la granja e ir a correr en forma de caballo, estirar las piernas, dejar que el viento volar contra su abrigo. Ocupar un espacio tan pequeño con Wes lo estaba haciendo sentir atrapado en su cuerpo humano. Tan pronto como Wes puso el coche en el parque en su camino de entrada, Tristán abrió la puerta y comenzó a saltar fuera. —Whoa, ¿a dónde vas a competir? —Wes preguntó, poniendo una mano en su brazo. Tristan miró su mano en la empuñadura de la puerta en vez de mirar hacia atrás a Wes. Si veía interés en los ojos oscuros de Wes, perdería su determinación. —Ya es tarde. Necesito volver a la granja. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 31 —Tenemos que ir a la granja de su rebaño mañana temprano. ¿Por qué no te quedas aquí? —Tengo tareas en la granja y... —¿Estás huyendo a una reunión? Se volvió y miró a Wes. —¡No! Billy y Levi están ausentes hasta mañana por la noche, y se suponía que debía estar haciendo el trabajo de Billy. Jonás y Cole no deberían tener que... Wes sacó su teléfono y golpeó la pantalla. Tristan sacudió frenéticamente la cabeza, pero Wes lo ignoró. — Hola Tengo a Tristán aquí y... no… Necesita que mire algo sobre un amigo. Wes frunció el ceño al teléfono. —Por supuesto que no es código para algo sucio. Tenemos que trabajar en el caso mañana. ¿Puedes hacerlo sin él? Wes guardó silencio unos segundos. —Sí, él se quedará aquí. No, fue idea mía. Aquí, pregúntale. Tristan frunció el ceño a Wes mientras tomaba el teléfono. —Le dije a Wes que necesito regresar a la granja, que ya los había dejado tiempo suficiente. —¿Estás sugiriendo que no puedo manejar mi propia maldita granja? —Cole gruñó. ¿Por qué diablos Cole estaba haciendo esto con él? —Pensé que querías que me mantuviera lejos de Wes. —Pensé que lo necesitabas para ayudarte a encontrar a un amigo —dijo Cole, esquivando la pregunta. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 32 —Bueno sí. Amy... ella es un miembro de la manada, sólo tiene dieciocho años y ella era salvaje como yo. — ¿Lo era? —Preguntó Cole. Tristan luchó contra el impulso de gritarle. —Ella está desaparecida y mi madre piensa que algo está mal, pero nadie la escuchará excepto un idiota con el que solía salir. — ¿En realidad saliste? —Sí. La palabra salió como un silbido. —Mira. Puedo conducir de vuelta, así que estoy allí para cuidar las tareas de la mañana y luego encontrarme con Wes en alguna parte. —No, estamos bien aquí —insistió Cole —. —Quédate y haz lo que necesites para cuidar a tu amiga. Tristán se sentía caliente y frío al mismo tiempo. Estaba cerca del pánico. —¿Estás seguro de que no me necesitas? —Tristan. —Cole estaba claramente perdiendo la paciencia. Tristán hizo un último esfuerzo. —Simplemente no quiero ser acusado de no hacer mi trabajo más tarde. —Haces un buen trabajo, pero no molestes con eso. Tristan sonrió mientras Cole no podía verlo. —Lo voy a contar a Jonás en cuanto llegue a casa. —¿Desde cuándo te apetece alejarte de Wes? Pensé que era tu misión mostrarle lo que había estado perdiendo por salir con mujeres. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 33 Tristan miró a Wes. Estaba mirando a Tristan con atención. Tenía que saber de qué estaba hablando Tristán. —Pensé que era tu misión mantenerme lejos de él. —Es un niño grande. Puede defenderse. Jonás debe haberle dicho algo a Cole. No había sido esa su actitud la última vez que el tema de Wes había surgido. —Bien. Volveré mañana por la tarde. —Bueno, entonces tendremos mucho que hacer. Tristan puso los ojos en blanco. —Estoy seguro de que lo harás. —Él terminó la llamada. —¿Ves? Todo arreglado —dijo Wes. Tristán luchó contra el pánico que se movía en su abdomen. Se forzó a enfrentar a Wes, para sonreírle con astucia. —Ahora me estoy preguntando por qué estás tan ansioso por tenerme aquí. —La burla era todo lo que tenía. Si trataba de hablar en serio, Wes se daría cuenta de lo nervioso que estaba. Wes puso los ojos en blanco. —No quiero que vuelvas tan tarde. No tengo que querer follarte para quererte a salvo. Tristan arqueó una ceja. —Mmmhmm. Entonces, ¿dónde voy a dormir? —En la habitación de invitados. —¿Toda para mí? Wes asintió. —¿Tengo que cerrar mi puerta? Hacienda Salvaje | Silvia Violet 34 Tristan dio un suspiro dramático. —Supongo que tendré que acostarme solo en la cama y fantasear. —Tienes tu oportunidad de ir al bar. —¿Te refieres al tipo que quería ponerme en una correa? Porque permítanme recordarte, me gusta un hombre que puede sostener el suyo conmigo, pero este semental no hace cuerdas de plomo. Wes rio. —Apuesto a que no. De hecho,me apena el hombre que trató de usar uno en usted. En realidad, me refería a todos los tipos con los que bailabas. Cada uno de ellos estaba cautivado por tu encanto de vaquero. Wes alargó la mano y deslizó el dedo por el ala del sombrero de Tristán, sin darse cuenta de lo que hacía. —¿Estabas observándome? —Tristan preguntó, tratando de mantener su voz firme. Wes de repente se veía incómodo. —¿Qué más se suponía que debía hacer? Tristan fingió pensar en eso. Luego se encogió de hombros. — Supongo que no te molestaste en ver el panorama por ti mismo, pero había varias mujeres que parecía que no les importaría ir a una ronda contigo. —No estaba mirando a nadie más que a ti. —Wes se congeló, obviamente dándose cuenta de lo que sonaba. Quiero decir que no estaba buscando... Fue divertido ver a todos esos hombres adulándote a ti. Tristan tragó saliva. ¿Estaba leyendo demasiado en la reacción de Wes? Probablemente. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 35 Él guiñó un ojo e hizo una de sus sátiras habituales. —Sí. Mi culo siempre los atrae. Wes sacudió la cabeza. —Mueve el culo a la casa. Encontraré algo que puedas usar para dormir, y puedes tirar tu ropa en el lavado. ¿Algo para dormir? De ninguna manera iba a poder dormir con la ropa de Wes con el olor del hombre que lo rodeaba. Más tarde esa noche, Tristán estaba tumbado en la cama, mirando fijamente al techo, acariciando su pene distraídamente mientras trataba de convencerse de pensar en algo más que en Wes. Oyó pasos y se tensó. Pero Wes no iba a meterse en la cama con él. Los pasos pasaron por la habitación de invitados, luego la puerta del refrigerador crujió. Las botellas resonaban en los estantes. Algo crujió. ¿Estrello? Envoltura de plástico Wes estaba tomando un bocadillo. Tristán lo imaginaba apoyado contra el mostrador, comiendo, desnudo y despreocupado. La imagen era sexy como el infierno. Se sintió tentado a abrir la puerta y ver si tenía razón sobre el estado de Wes sin ropa, pero se quedó dónde estaba y agarró su pene más rápido, sus golpes Convirtiéndose en un intento más serio de liberarse. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 36 Se imaginó que Wes regresaba a la cama, caminando más despacio mientras se acercaba a la puerta de Tristán. Podía detenerse justo afuera, tentado a echar un vistazo y ver si Tristán todavía llevaba puesta sus ropas o si dormía desnudo, para echar un vistazo a su culo en toda su gloria. ¿Y si abriera la puerta y viera a Tristán sacudirse, arqueándose en su mano? Tristán trabajó su pene más rápido, mordiéndose el labio para sostener un gemido. Se había quitado la sudadera de Wes cuando se había metido en la cama, pero él había dejado su camiseta, absorbiendo su olor cálido y arbolado. Tristán levantó la camisa, presionándola contra la cara y respirando a Wes. Imaginó la reacción de Wes, sus ojos se ensancharon y su aliento se apoderó. Dudaría, pero no podría apartar la vista. Tristán sacó la hoja para que Wes pudiera verlo todo. Él extendió sus piernas y utilizó su mano libre para tirar de sus bolas. Entonces realmente oyó los pasos de Wes. Apretó el eje con fuerza. Tan cerca. ¿Y si Wes entrara? Tristán vendría justo entonces, solo de Wes observándolo. Pero los pasos pasaron cerca. Wes entró en su habitación y Tristan oyó que su cama crujía. Pensó en Wes deslizándose entre las sábanas y tomando su propia polla en la mano. Tristán quería pararse en la puerta, viendo la mano de Wes trabajar de arriba abajo antes de subir a la cama y ofrecerse a sí mismo. Quería que Wes agarrara sus caderas y se introdujera en él, follándolo hasta el Hacienda Salvaje | Silvia Violet 37 olvido, a un lugar donde no se preocupara por sentirse demasiado, queriendo demasiado, donde él sólo Tomara lo que Wes le dio. Wes sería áspero y poderoso en la cama, no importa lo relajado que solía parecer. Estaba aguantando algo, algo que saldría cuando follara a Tristán, algo que necesitaba tan mal como Tristán. Tristán jadeó y casi gritó antes de meter la mano en la boca. Su semilla salpicó su pecho mientras su pene pulsaba una y otra vez. Unos momentos después, se quedó quieto, tratando de recuperar el aliento. Algo golpeó contra la pared detrás de él, y oyó un gemido ahogado. Santa mierda. ¿Wes...estaba? Tristán volvió a ponerse de pie, como si no hubiese pasado nada. Iba a ser una larga noche. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 38 CAPÍTULO 4 Tristán sobrevivió el desayuno en la casa de Wes sin sonrojarse cada vez que pensaba que los dos estaban acostados en camas separadas. Tampoco accidentalmente dejó caer al suelo los pantalones demasiado grandes para Tristan, lo que no le permitió a Wes acceder al culo apretado que había admirado anteriormente, sin importar cuánto quisiera. Cuando se dirigieron a la puerta, Tristan estaba zumbando de ansiedad. O bien necesitaba una cogida áspera o una bebida dura para calmarlo, y considerando que era poco después de las ocho de la mañana y Wes no había hecho ningún movimiento para tomar lo que sabía que estaba disponible, Tristan no pensó que obtendría ni uno. Abrió la puerta de su camioneta y empezó a subir, pero Wes dijo: —Voy a conducir. Tristan sacudió la cabeza. —El camión es mejor para dónde vamos. Wes se encogió de hombros. —Tal vez, pero yo manejo. Tristan le dirigió una mirada aguda. —¿Y por qué es eso? —Porque me gusta estar en control, y si manejas como hablas, estaré tan tenso cuando lleguemos. Allí buscare las pistas que necesitamos. —¿Te gusta el control, ¿verdad? Él miró furioso. —Tristan. —¿Desearías poder controlarme? Hacienda Salvaje | Silvia Violet 39 —Mucho. —La voz de Wes salió baja y grave. Se aclaró la garganta y apartó la mirada. Tristán hizo una ráfaga de placer como un caballo, consiguiendo una buena fricción. —Eso suena... prometedor. Wes prácticamente gruñó. —Sabes a lo que me refiero. Me gustaría controlar tu boca atrevida y tu comportamiento impredecible. —¿Soy realmente tan impredecible? Wes inclinó la cabeza como si estuviera considerando la pregunta. —Eres inesperado. Eso es seguro. —¿Me querrías de otra manera? Wes puso los ojos en blanco. —No, pero sería bueno saber cuándo vas a ser TristánquiénpuedeSerconfiadoparafuncionarenlagranja contra Tristanquiénnopuedeser confiado yagarrarmiculo. —¿Cuál sería la diversión en eso? No quiero aburrirte. —Nunca podrías aburrirme. —Por sólo un segundo, Tristán vio calor en sus ojos. Tristan suspiró dramáticamente y cerró la puerta de su camión. — Bueno, manejas —dijo, suprimiendo un escalofrío mientras imaginaba que Wes lo conducía directamente a través del colchón. Wes se dio la vuelta, y los impulsos de Tristán lo superaron. Extendió la mano y agarró el culo de Wes. Inmediatamente, quiso retomar el gesto. Las cosas se habían vuelto demasiado extrañas anoche, demasiado pesadas. Wes giró alrededor. —¿Qué demonios? Hacienda Salvaje | Silvia Violet 40 El corazón de Tristan tronó contra sus costillas, pero él forzó una sonrisa en su rostro. —Dijiste que no estabas seguro de cuando estaría de humor para agarrarte el culo. Ahora ya sabes. Wes cerró los ojos y sacudió la cabeza. —Sube al coche y trata de comportarte. Tristan resopló y agitó la cabeza como un semental. Después de haber conducido varias millas en silencio, Wes dijo, — ¿Así que creciste aquí, con tu rebaño? Tristan asintió con la cabeza. —Sobre todo, mi papá fijó el lugar para arriba como un asilo para los shifters del caballo cuando todavía era un niñito. Quería que tuviéramos un lugar donde no tuviéramos que conformarnos con las reglas de la sociedad humana. —¿Fue bueno para ti, creciendo con otros shifters? —Sí, tengo suerte. Nunca tuve que esconder mi lado Shifter. Yo estaba cerca de los doce antes de darmecuenta de cuántos humanos nos odian o al menos no tienen ningún interés en asociarse con nosotros. Wes asintió. —¿Tu madre sabía que eras gay antes de marcharte de casa? —Sí, supongo que sabía mucho antes de que se lo dijera, pero salí con ella y mi padre cuando tenía dieciséis años. Estaban bien con él. Nunca esperaban que cambiara quién era yo. No todas las familias de rebaño son tan abiertas de mente, pero ninguno de ellos quería ir en contra de mi padre. Realmente era un gran lugar para crecer, pero cuando estaba en la escuela secundaria y comencé a darse cuenta de lo grande que era el mundo exterior, me puse inquieto y luego... —Entonces había Hacienda Salvaje | Silvia Violet 41 Brandon, el maldito bastardo. Pero Tristan no estaba listo para hablar con Wes Sobre ese triste episodio. —¿Y qué? —Empecé a pasar mucho más tiempo lejos de casa, y me enfermé de tener que registrarme con mi madre cuando quería ir a casa con un chico. Mi mamá es impresionante, pero ella todavía quiere que yo sea su niño pequeño. No podía soportarlo, así que rogué a Jonás que me consiguiera un trabajo en Wild R, y básicamente ya sabes. —En realidad, supongo que hay mucho que no sé. ¿Por qué Wes tuvo que ser tan jodidamente perceptivo? — Realmente no. Soy bastante simple. Me gusta la buena comida, una buena follada, y mucho tiempo afuera. —Y una buena línea de mierda. Ninguno de los dos dijo nada más después de eso. La mamá de Tristán los recibió en la cocina. Tristán tomó el mismo lugar en la mesa que había ocupado el día anterior, y Wes se sentó a su lado. Su mamá insistió en servirles galletas de jamón, aunque ambos protestaron que ya habían comido el desayuno. —No es así, no lo has hecho —, dijo. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 42 Ella tenía razón. Tostadas y huevos en el apartamento de Wes no podía comparar a sus legendarias galletas. Mientras Wes tenía la boca llena, la señora Hayes se abalanzó. —Mi hijo me ha hablado mucho de ti. Estoy tan contenta de que finalmente te trajo aquí. Wes miró a Tristán, mirando asustado, y Tristán sonrió. —No te preocupes. Le dije que no jugabas para mi equipo. Su madre olisqueó. —Sea como sea, me alegro de que ustedes dos sean amigos. Ella dijo la palabra como si significara más de lo que debería. —Espero que Tristan no te haya dado la impresión equivocada. Tristan sacudió la cabeza. —No, le dije que te vuelvo loca. —Tristan, realmente, ¿no puedes mostrar mejores modales? Él bajó la cabeza. —Sí, mama. Wes sonrió, obviamente disfrutando del castigo de Tristan. — Señora. Hayes, cuéntame sobre Amy. —¿Qué te hace pensar que está en problemas? La madre de Tristán le contó a Wes todo lo que sabía, y le sugirió que hablara con Brandon. Cuando Wes y Tristán caminaron por los escalones del porche, Tristán se sintió obligado a disculparse por el entusiasmo de su madre. — Mama está desesperada por verme salir con alguien a quien ella apruebe. Así que en cualquier momento menciono a un hombre que suena medio decente, se engancha. Wes jadeo. —Espero que esté más que a mitad de camino decente. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 43 —Oh, eres todo el camino decente, eso es en realidad parte del problema. Wes alzó las cejas. Tristan tomó el brazo de Wes y los volvió hacia el establo donde su madre había dicho que iban a encontrar a Brandon. — ¿Tú y Brandon solían salir? —preguntó Wes. —Sí, —dijo Tristan, sabiendo que era mejor no mentir. —¿Y terminó mal? Tristan tenía que recordar cómo respirar antes de que pudiera responder. —Podrías decirlo. Antes de que Wes tuviera tiempo de hacer más preguntas, Tristan vio a Brandon dirigiéndose hacia el granero y le llamó. Brandon se volvió y los estudió mientras se acercaban, mirando Wes con una mezcla de aprecio y desdén. —¿Desde cuándo traes tus negocios a casa de tu mamá, Tristán? Wes no le dio tiempo a Tristán para que volviera. Le tendió la mano y dijo: —Wesley James. Soy un investigador privado y estoy aquí para investigar la desaparición de tu hermana. Necesito hacerte algunas preguntas. Brandon miró a Tristan, que puso los ojos en blanco. —Sólo responde a sus preguntas y no seas un idiota. —Es bueno en lo que hace, y si tus instintos tienen razón, tu hermana necesita su ayuda. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 44 Brandon se burló. —Es humano. —Sí, pero no es policía, y uno de sus amigos más cercanos es un hombre lobo. Brandon entrecerró los ojos. —Eres amigo de Cole, el que ayudó a sacar a Levi. —Está bien. Brandon observó a Wes durante unos segundos, evaluándolo. — Nada de lo que te digo se repite. En cualquier sitio. —Bastante justo —respondió Wes. —Volvamos a mi casa donde podemos tener privacidad. Tristan puede encontrarte aquí más tarde. Tristan frunció el ceño ante Brandon. De ninguna manera en el infierno estaba dándole a Brandon la oportunidad de poner sus movimientos en Wes. —Voy contigo. Brandon sacudió la cabeza. —Esto no es asunto tuyo. —Yo soy el que contrató a Wes. Brandon se encogió de hombros. —Eso todavía no hace que los detalles sean relevantes para ti. Wes le dio a Tristan una mirada que le dijo que retrocediera. La ira ardía en su pecho. —Maldición. Vayan a divertirse. Voy a correr. Empezó a desnudarse antes de que lo hicieran por encima de la pequeña elevación que conducía al grupo de casas donde vivía Brandon. La mayoría de los shifters no estaban preocupados por la desnudez, y aunque Tristán podría haber sido poco atípico tímido acerca de Hacienda Salvaje | Silvia Violet 45 desnudarse todo alrededor de Wes antes Wes lo había despedido, ahora esperaba que Wes mira hacia atrás y obtuvo un ojo para saber exactamente lo que estaba perdiendo por ir Con Brandon. Pero Wes no miró. Estaba absorto en lo que Brandon le decía. El hijo de puta. Brandon había tomado suficiente de Tristan. Él no iba a tomar Wes, también. No es que Tristán realmente tuviera a Wes, pero si Wes alguna vez iba a joder a un hombre, ese hombre no sería Brandon Wainwright. Tristan arrojó su ropa al suelo y dejó que las emociones salvajes corriendo por su canal de la cabeza en una necesidad de correr, para ser libre. En cuestión de segundos, estaba allí en forma de caballo. Se alejó, acelerando mientras corría hacia los senderos boscosos. Era peligroso ir tan rápido por el terreno accidentado y los caminos estrechos, pero quería peligro. Quería algo para enviar la adrenalina a través de su cuerpo, algo que no fuera la ira y una feroz necesidad de Wes, una necesidad que se había convertido en mucho más que lujuria. ¿Por qué no podía detenerlo? Sabía que era mejor no caer por Wes. ¿Acaso Brandon no le había enseñado que las emociones eran mejor dejarlas de lado sus relaciones con los hombres? ¿Y un tipo directo? ¿De verdad tenía que enamorarse de un tipo directo? Era un puto desastre, pero su caballo no lo era. Su caballo tenía mil doscientas libras de perfección equina. Su pelo rubio traducido a un colorante palomino, un abrigo de oro con una melena blanca y la cola. Como un semental, era seguro y poderoso; Él no era el desecho de nadie. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 46 Corrió rápido, tan rápido que olvidó preocuparse o pensar en absoluto. Él era la velocidad y el poder el viento lo perseguía, con la esperanza de mantenerse al día. Cuando regresó al lugar donde Wes se había alejado de él, estaba temblando. Estaba cubierto de sudor, y deseaba que alguien lo frotara hacia abajo. Una ducha humana iba a tener que hacer. Retrocedería y caminaría hacia la casa grande. Wes podría encontrarlo allí si lo deseaba. Después de todo, era un maldito detective. Pero cuando Tristán empezó a visualizar su forma alternativa, vio a Wes y Brandon caminando hacia él. Wes estaba mirando a su alrededor, sin parecernotar el semental palomino. —¿Crees que Tristan volvió a casa de su madre? —No, tiene razón... oh, nunca lo has visto en forma de caballo, ¿verdad? Wes sacudió la cabeza, luego miró a Tristán y sus ojos se abrieron. Tristan sacudió la cabeza y relinchó. —Wow, eres tan grande. —Wes inmediatamente parecía como si lamentara las palabras. Brandon resopló y apartó a Tristán con un gesto de su mano. —No es nada. Sólo espera. Dio unos pasos hacia atrás y empezó a desnudarse. Wes se ve aturdido. —Quéestás haciendo —Cambiar —dijo Brandon con un guiño. —¿Aquí? —La voz de Wes se ahogó. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 47 La ira empujó la alegría que Tristán había sentido durante su imprudente carrera por el bosque. Hizo un ruido de angustia equina y Brandon se rio de él. Esto iba a terminar ahora. Brandon se convirtió en un semental de la bahía de pie varias manos más alto que Tristán. Lanzó la cabeza, para Wes. Wes lo miró con los ojos muy abiertos. Tristan acusó, sin importarle lo que pasó, necesitando herir a Brandon. Él hundió sus dientes en el lado de Brandon. Brandon gritó, obviamente sorprendido por el repentino ataque, pero se defendió, golpeando a Tristan. Tristán se levantó y le dio una patada. Había peleado con otros caballos muchas veces, tomándoles golpes, pero nunca había sido tan serio acerca de lastimar a otro miembro de su rebaño. Estaba tan asustado por la intensidad de su odio hacia Brandon como lo era por sus sentimientos hacia Wes. Corrió lejos del intento de Brandon de patearle el costado, luego golpeó su flanco, mordiendo y sacándole sangre. Brandon era fuerte, pero no tan rápido como Tristan, y Brandon no se había preparado para que Tristan saliera al ataque, para defender a su compañero. Si quería admitirlo o no, eso era lo que estaba haciendo, pero también estaba de pie frente a Brandon de la manera que debía tener a los dieciocho años cuando dejó que el hombre lo rompiera. Por último, cuando Tristán empezaba a desgastarse por el dolor que sentía por donde Brandon lo había mordido o pateado, oyó a Wes gritar. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 48 —¡Deténganse! ¡Paren esto! Se preguntó cuánto tiempo había estado tratando de llamar su atención. Ambos caballos se volvieron a mirar a Wes, luego Brandon mostró sus dientes a Tristan, relinchó y salió corriendo. Tristan miró a Wes. Estaba pálido y tenía las manos apretadas contra los costados. —¿Qué diablos estabas pensando? —le gritó a Tristan —. Un grupo de personas se había reunido en la puerta del granero, y estaban mirando a Tristan y Wes. ¿Habían observado toda la pelea? Todo el rebaño sabría lo que había ocurrido en unas pocas horas. Se preguntó qué tipo de giro Brandon le daría. De repente, necesitaba salir de allí. Giró la nariz hacia un lado y le señaló la espalda, esperando que Wes tuviera la idea. Después de intentarlo por segunda vez, Wes se quedó boquiabierto. —¿Quieres que te acompañe? Asintió frenéticamente. —Pero... ¿estás seguro? Él asintió de nuevo y se dirigió hacia la valla para que Wes pudiera usar los rieles para ayudarlo a montar. Los Shifters raramente permiten que los seres humanos los monten, solo en emergencias graves o relaciones muy cercanas. Pero a Tristan no le importaba nada. Él nunca había seguido las reglas del rebaño más que las humanas. Wes subió por encima de la valla, y Tristán utilizó su nariz de nuevo para apuntar hacia su ropa, entonces él empujó contra ellos y resopló. —¿Debería traer esto? —preguntó Wes. Tristan asintió con la cabeza. Wes recogió los pantalones, la camiseta y los zapatos, luego se paró en el peldaño inferior y se subió a la Hacienda Salvaje | Silvia Violet 49 espalda de Tristán, manteniendo un apretado agarre en su melena. La sensación de los fuertes muslos de Wes apretando la espalda de Tristán provocó un escalofrío a lo largo de su cuerpo. Wes se inclinó hacia delante, poniendo su rostro cerca de la oreja de Tristán. —Gracias por confiar en mí. Tristán estaba inundado de calidez y algo que no quería analizar. Empezó a caminar. Cuando Wes parecía lo suficientemente cómodo para no caerse, Tristán trotó y luego tropezó. Wes se aferró a él, el calor de su cuerpo penetró en la carne de Tristán. Tristán se empujó, corriendo a pesar de lo agotado que estaba. Cuando estaban lejos de las casas y los graneros, encontró un lugar al que acudía cuando era mucho más joven, un lugar que rara vez veía a nadie más. Cuando se detuvo, Wes desmontó, todavía sosteniendo los pantalones y la camisa de Tristán. Tristan caminó en círculos un poco, enfriándose de la carrera. Wes lo observó cautelosamente. Podía sentir la tensión de Wes. Wes probablemente no entendía realmente lo que había sucedido con Brandon. Él iba a tener un montón de preguntas, buscando respuestas era demasiado parte de su naturaleza para que él no lo hiciera, pero Tristán no quería hablar de lo que Brandon le había hecho. Tristán respiró profundamente el aire de la mañana y se concentró en su forma humana. Luego estaba de nuevo en él, de pie delante de Wes, desnudo. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 50 Wes se concentró en su rostro durante unos segundos, manteniéndose tan inmóvil que Tristan dudaba de que estuviera respirando. Luego, con un pequeño movimiento de cabeza, se entregó a la tentación y dejó que su mirada se moviera. Los sentidos intensificados de Tristan olían el deseo de Wes, pero sabía que estaba mezclado con confusión. Los ojos de Wes se ensancharon cuando llegaron a la polla de Tristán. Incluso suave, fue impresionante. Después de todo, era un semental. Wes levantó la cabeza y se encontró con la mirada de Tristan. Su pecho se elevaba y caía, y Tristán podía oír sus respiraciones rápidas. Ansiaba tirar de Wes en sus brazos y besarlo, pero tenía miedo de dar el primer paso, haciendo cualquier movimiento en absoluto sería seriamente estúpido. Esto ya no era un juego. —No debería haberme traído aquí —dijo Tristan, dando un paso atrás. —Yo —yo debo irme. Wes frunció el ceño. ¿De vuelta a Wild R? —Sí, yo... pensé que podía hacer esto, coquetear, burlarme de ti, pero... no puedo. El cogió sus pantalones y empujó sus pies en ellos. Estar desnudo delante de Wes lo hacía sentir vulnerable de una manera que nunca estuvo con nadie más. —¿Tristan? Levantó la vista mientras sujetaba sus vaqueros. Tristán olió el miedo, el de Wes y el suyo. —No podía dejar de mirarte el día que nos conocimos, mirándote de una manera que nunca había mirado a Cole ni a ningún otro hombre. No pude averiguar qué era de ti. Una vez que llegué a conocerte, lo Hacienda Salvaje | Silvia Violet 51 deseché como su fuerte personalidad que atraía a todo el mundo como un imán, pero no fue eso. Tristán dejó caer su camisa al suelo. —¿Qué fue entonces? Wes sacudió la cabeza. —No lo sé. Desearía saber. Nunca me he sentido así antes. Tristan vaciló. Si besaba a Wes, sabía que Wes respondería, pero si lo empujaba y se desmoronaba, Tristan no estaba seguro de poder juntar los pedazos de su corazón. —Te quiero Wes, pero... Wes asintió. —No quiero hacerte daño. Ya has tenido suficiente de eso. —Qué es lo que tú Wes alzó la ceja. —No sé qué pasó con Brandon, pero él, o alguien más, te lastimó lo suficiente como para hacerte intentar mantener a todos afuera. Tristán se dirigió hacia Wes hasta que sólo unos pocos centímetros los separaron. —Wes, yo... —Puedes confiar en mí. El muro que Tristan había construido alrededor de sí mismo se desmoronó. Wes lo alcanzó y Tristán se puso en sus brazos. Cuando sus labios se encontraron, Tristan se fundió en él, el beso suave de los labios de Wes fue sorprendentemente erótico. Ninguno de los ásperos combates sexuales por dominación, mientras estaba atrapado bajo otro semental,fue empujado contra un remolque y sacado de su mente por un vaquero caliente, nada comparado con el simple toque de la boca de Wes. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 52 Wes aumentó la presión y Tristán se abrió para él, entregándose a lo que había estado construyendo entre ellos durante meses. Le encantaba la sensación de la suave barba de Wes contra su piel mientras se reclamaban unos a otros con dientes y lenguas. Cuando la lengua de Wes se metió en la boca, Tristan sacudió como si le hubieran sorprendido. Intensidad construida como el espesamiento del aire antes de una tormenta. Tristán deslizó las manos bajo la camisa de Wes, desesperado por la piel del contacto de piel. Wes gimió cuando Tristán hundió los dedos en los músculos de la espalda de Wes, y el beso se hizo más áspero. La tormenta estaba lista para romperse. Wes arrastró a Tristan contra él, apretando una mano contra la parte posterior de su cuello y acariciando el culo de Tristán con la otra. Tristan luchó contra el impulso de no joderla. Solo un beso Eso es todo. No le asustes. Pero Wes estaba duro contra él. Tristán deseó no haberse puesto los pantalones. Su pene era atrapado dolorosamente detrás de la tela de mezclilla, desesperado por la fricción. Lucharon con sus lenguas, follando la boca del otro, y Tristán se sintió consumido. Wes podía usarlo así, extinguiéndolo, Tristán daría y daría y no quedaría nada. El pánico se apoderó de él, y él empujó a Wes, frenético para terminar el beso y el escapar. Wes lo soltó y se miraron el uno al otro. Me encanta. Tristan apretó el pecho hasta que no pudo respirar. Había deseado una descarga de adrenalina, pero ahora tenía demasiado. Temía que su corazón pudiera salirse. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 53 —Necesito ir. Voy a regresar a Wild R. y tú puedes ir a casa. — Odiaba cómo su voz temblaba, lo patético que era. Wes debía odiarlo. Acababa de besar un hombre por primera vez, y Tristán era el que perdía. —Lo siento. Antes de que Wes respondiera algo, Tristan se movió, dejando que sus pantalones fueran arrancados de su cuerpo por la transformación, Corrió sin siquiera pensar a donde iba, solo sabiendo que tenía que alejarse de Wes, de los recuerdos de Brandon, de su propia vulnerabilidad. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 54 CAPITULO 5 Tristan golpeó el trasero de Snowball y cerró la puerta de atrás de ella. Ella lo mordió y se fue hacia el otro lado del campo donde crece el trébol más tierno. Habían pasado dos días desde que Tristán había huido de Wes, y no había hablado desde entonces. Sabía que Wes todavía estaba investigando la desaparición de Amy, porque Wes había hablado con su mamá que había llamado rápidamente a Tristán para averiguar qué diablos había hecho a Wes. Tristan había sido brusco y grosero con ella y se arrepintió, pero aún no se había obligado a llamarla y disculparse. Debía a Wes también una disculpa. Tristán lo había llevado, y cuando Wes encontró el coraje para explorar lo que sentía, Tristan lo había tratado como una mierda. Probablemente había perdido su oportunidad con Wes, incluso si encontraba coraje para pedir su perdón y volver a intentarlo. Todavía no sabían nada de Amy. Era como si hubiera desaparecido por completo. Nadie había visto a su novio tampoco, lo que todavía dejaba la posibilidad de que estuvieran juntos, pero si es así, ¿por qué no dejar que su familia supiera que estaba bien? Cuanto más se había ido, más cierto era Tristán de lo que estaba en problemas. Esa tensión sólo aumentó su mal estado de ánimo. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 55 —Tristan — llamó Billy desde la entrada del granero. —¿Vas a montar a Lady hoy? —Pasé toda la maldita mañana volviendo a bola de nieve en condición de montar a caballo, ahora que su pierna está curada. No es que haya tenido tiempo para otra cosa. Billy levantó una mano. —No te estoy acusando de que no hagas nada. Estaba preguntando, porque si estuvieras demasiado ocupado, iba a sacarla. Tristán pasó una mano por su cabello y exhaló con fuerza. —Lo siento. Yo la llevaré. Ya he terminado con Snowball. Billy estudió a Tristán por unos instantes. —¿Quieres hablar? —¿Desde cuándo haces platica de chicas? Billy alzó una ceja. —Ya que es eso o asesinarte o esperar a que Cole lo haga por mí. Tristan suspiró, demasiado cansado para discutir con Billy. Era un buen amigo, y Tristán estaba seguro de que escucharía y simpatizaría si Tristán lo deseaba, pero no lo hizo. No puedo hablar de esto. —Sé lo que es querer a alguien y tener miedo al mismo tiempo. —Eso no es… La mirada de Billy puso fin a la protesta de Tristán. —Realmente no puedo hablar de eso, ¿de acuerdo? Billy asintió con la cabeza. —Si cambias de opinión, estoy aquí. Jonás y Levi están dispuestos a escuchar también. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 56 —Pensé que no me querías cerca de Levi. La réplica sonó más viciosa de lo que se había propuesto. —Tú sabes que yo estaba bromeando. Nunca pensé seriamente que serías un juego para Levi sabías que él era mío. Eres un dolor en el culo a veces, y en las últimas dos semanas has estado más desagradable de lo habitual, pero sé que está pasando un infierno, así que estoy tratando de ser indulgente. Tristán exhaló, tratando de dejar de lado algo de su tensión. —Yo no tomo lo que le pertenece a otra persona. Billy asintió. —Eso es bueno, pero tal vez es el momento de tomar lo que es tuyo. —Wes no es —Tristán cerró la boca, horrorizada él deja mucho salirse. —Por favor, déjame en paz. Billy apoyó una mano en su hombro. —Estoy preocupado por ti. Todos lo estamos. Tristán puso los ojos. —Estoy bien. Es que ha pasado mucho tiempo desde que he estado clavado en el lado de remolque de caballos, eso es todo. Billy dio Tristán una mirada triste, sacudió la cabeza, y se alejó. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 57 Esa tarde, Tristan se sentó en el porche de la casa de campo a beber una cerveza, lo que probablemente sería la primera de muchas. Estaba fuera de servicio por la mañana, y él no tenía ninguna intención de tratar de dormir sobrio. No había dormido más que una hora o más a la vez desde que había huido de Wes, y esa noche tenía la intención de llamar a sí mismo hacia fuera. Jonás salió de la casa con una cerveza propia y empezaron a hablar de Amy. —¿Tienes alguna idea de quién la habría tomado o por qué? — Preguntó Jonás. Tristan sacudió la cabeza. —No hay evidencia que sugiera que fue tomada en contra de su voluntad. La mayor parte de la manada todavía está convencida de que ella huyó con su novio actual o algún otro hombre con quien se enganchó. Jonás asintió. —Hablé con mi padre. Él estuvo de acuerdo en que ella no era conocida por fidelidad o fiabilidad, pero no podía imaginar que asustara a todo el mundo así. La mayoría de las personas que siguen insistiendo en que huyó no quieren pensar que fue secuestrada. Porque entonces tendrían que admitir que otros podrían estar en peligro. Tristan frunció el ceño. —¿Alguien ha sido amenazado o visto algo inusual? Jonás sacudió la cabeza. —No que mi papá sepa. —Mi mamá tampoco conoce a nadie, y Wes no ha descubierto nada que sugiera que alguien está cubriendo otro incidente. Es tan extraño. Tristán soltó un largo suspiro y tomó un trago de cerveza. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 58 Jonás extendió una mano. —Tengo miedo por Amy también, pero esta semana has sido golpeado con más fuerza. ¿Seguro que no quieres hablar conmigo? Tristan miró al otro lado del corral y vio a Billy y Levi, los brazos alrededor de sí, dirigiéndose hacia los campos lejanos. Ellos todavía estaban viviendo en el barracón, aunque estaban trabajando en una pequeña cabaña propia. Las manos estaban ansiosas de que se movieran,ya que olvidaban lo delgadas que eran las paredes del cobertizo. La mayoría de las noches salían por su cuenta por un tiempo, y todo el mundo sabía que era mejor no molestarlos. Por lo general, Tristán lo encontraba extrañamente afectivo. Esta noche sólo lo molestaba. —¿Billy te dijo eso? —Le preguntó a Jonás. —No. ¿Trató de hacerte hablar también? —Sí, y te diré lo que le dije. Estoy bien. Hablar de eso no ayudará. —No estás bien, y no creo que lo seas hasta que encuentres la manera de resolver tus sentimientos por Wes. Tristán se puso de pie, golpeando su cerveza en el proceso. — ¿Cómo diablos siquiera sabes que estoy así debido a Wes? ¿Cómo sabes que no estoy preocupado por Amy o por algo más? No puedes leer mi mente. No sabes todo sobre mí. Ninguno de ustedes lo hace. —Se dio cuenta de que estaba gritando, pero no pudo detenerse. —Estoy cansado de todo el mundo con sus relaciones perfectas estén tratando de decirme cómo vivir. Sólo porque eres feliz jodiendo a un solo hombre, no... Un minuto después Cole salió de la nada., Tristán gritaba a Jonás, el siguiente estaba clavado contra la pared con la mano de Cole alrededor de Hacienda Salvaje | Silvia Violet 59 su garganta. Los ojos de Cole se habían vuelto lobos, y Tristán sintió el pinchazo de garras contra su piel. —Cole —. La voz de Jonás era tranquila, nivelada. —déjalo ir. Está molesto. No me estaba haciendo daño. —No vuelvas a gritarle así —gruñó Cole. Tristán tenía miedo de asentir con las garras de Cole listas para cortarlo, y no podía hacer que su voz funcionara, así que se limitó a mirar a Cole con los ojos muy abiertos. —Déjalo ir, —dijo Jonás, más firme esta vez. —Vete de aquí y no vuelvas hasta que te vayas derecho —dijo Cole. —Luego soltó a Tristan y dio un paso atrás. Tristán se frotó la garganta y se echó a reír. —Derecho. Sí, eso es algo que nunca seré. —Bueno, al parecer, Wes tampoco lo es, así que averigua qué está pasando entre vosotros dos. Tristán miró a Cole, sin estar seguro de haber oído bien. —¿Lo dices enserio? Cole entró en la casa. Tristán pensó que había sido ignorado, pero unos segundos más tarde, Cole volvió y le tendió una llave a Tristan. — Esta es la llave de repuesto para la casa de Wes. Utilízala. No me importa lo que tengas que decir o hacer. Convencerle de que no ha perdido su oportunidad contigo. Entre él gimiendo y tú actuando como un culo a todo el mundo aquí, he tenido suficiente. Si no arreglas las cosas, voy a encerrarlos a los dos en una habitación hasta que se maten o se pongan a follar. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 60 Tristán lo miró fijamente. No había manera de que fuera capaz de hablar. —Espero que lo estés esperando en su casa antes de que él vuelva del trabajo. —¿Cómo sabes que no está en casa ahora? —Porque él acaba de enviarme un mensaje de texto, y él está haciendo guardia. —¿Le dijiste que me mandabas? Cole miró a Tristán como si hubiera perdido la cabeza. —No. Le dije que me dejara en paz. Si quiere tener conversaciones femeninas, necesita encontrarse una bruja. Tristan abrió la boca. Pensó en pellizcarse, porque esto no podía estar sucediendo. Jonás sacudió la cabeza. —Cole, podrías considerar realmente ayudar a la situación en vez de simplemente ordenar a tus amigos. Cole lo ignoró y se centró en Tristan. —Ve a Nashville y arregla las cosas. Tristan miró a Jonás quien estaba obviamente tratando de no reír. —Será mejor que te vayas, —le dijo Jonás. No creo que Cole esté bromeando. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 61 Después de que Cole le dio la llave a la casa de Wes, Tristan se sentó en su carro por un rato. Tenía la intención de dar tiempo a Cole para ocuparse de Jonás y luego deslizarse en el granero y dejar a Billy un aviso de su renuncia. Correr era todo lo que sabía hacer. Pero cuanto más miró la llave, pensando en Wes, más sabía que no iba a hacer eso. Iba a conducir a Nashville y ver si podía joderla aún más. ¿Qué tan mal podrían las cosas de todos modos? Había pasado los últimos días con el estómago hundido, la cabeza palpitándole, y su mente trabajando en todas las cosas horribles que Wes estaba pensando en él. Sacó su llave de su bolsillo, y unió la que Cole le había dado, y encendió el motor. Casi se dio la vuelta tres veces durante el viaje. En el momento en que se volvió hacia la calle de Wes, él estaba agarrando el volante tan fuerte que sus dedos le dolían. Esto era una locura. ¿Qué iba a decir cuando Wes llegara a casa? —Hola, estoy aquí para terminar lo que empezamos en ese campo. ¿Todavía estás preparado para eso? ¿Por qué estaba allí? Para pedir disculpas. ¿Realmente vas a aparecer con las manos vacías después de tratar tan mal al chico? La voz de su madre era tan clara que casi comprobó que no estaba en el asiento trasero. Su consejo era perfecto. Debería tener algo para Wes, pero ¿qué clase de regalo decía —Lo siento soy una mierda y me estoy volviendo loco cuando lo que he querido desde hace meses ha pasado? Mejor una Cena. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 62 Por lo que había visto, Wes comía como un estudiante universitario a pesar de tener treinta y dos años. Tristán condujo hasta que encontró una tienda de comestibles y compró lo que necesitaba para hacer espaguetis, una ensalada y pan de ajo. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 63 CAPÍTULO 6 Tristan oyó la llave de Wes en la cerradura. Pocos segundos después, Wes entró en la cocina. —Podría haberte disparado, ¿sabes? Tristan se encogió de hombros, pero no se dio la vuelta. Sólo escuchar la voz de Wes agitó hasta sus entrañas —Es una buena cosa que vi tu camión por la calle. Por supuesto que lo había visto. Notar cosas era su trabajo. Tristán debería haberlo escondido mejor si realmente hubiera querido sorprenderlo. Por supuesto, podría haber recibido un disparo, pero al menos no tendría que hacer una disculpa incómoda entonces. Pensé que ya era hora de que alguien te hiciera una cena de verdad. —¿Puedes cocinar? La sorpresa en la voz de Wes le molestó. —En realidad cocino muy bien. —¿Así que acabas de irrumpí aquí? —Irrumpí, No, usé la llave de repuesto de Cole. —¿Qué? ¿Te la dio? —Umm... — Tristan no tenía ni idea si Cole quería que él guardara esa parte en secreto, no como Cole merecía mucha consideración. — No puedes mostrarte aquí de esta manera, no después de dejarme en medio de un campo en la tierra de tu familia. Hacienda Salvaje | Silvia Violet 64 Hasta ese momento, Tristan no había considerado hasta dónde habían llegado desde la granja. ¿Había caminado Wes todo el camino de vuelta a su coche? Tal vez Tristán era realmente la mierda poco desconsiderada que la mayoría de la gente pensaba que era. Oyó que Wes se movía hacia él, y las mariposas bailaban en su estómago. Se concentró en cortar un pimiento de manera uniforme, precisamente, tratando de recordar cómo respirar mientras lo hacía. Cuando terminó, dejó el cuchillo. —¿Quieres que me vaya? Wes soltó un largo suspiro. —No lo sé. Wes sonó atónito y eso dolió más que su ira. —Lo siento. —Por supuesto que sí. Tristán apartó su cabello y respiró hondo, tratando de calmarse lo suficiente como para mantener el temblor fuera de su voz. Quería seguir cortando para tener algo más en lo que concentrarse, pero sus manos temblaban demasiado. —No debería haberte dejado ahí afuera, pero yo estaba... Estoy acostumbrado a recoger a chicos en los bares, follándolos, y alejándolos. Puedo contar con una mano el número de chicos que he besado. Y cuando tú... sólo me asusté, ¿de acuerdo? Los ojos de Tristan ardían y no tenía nada que ver con la cebolla que había cortado recientemente. No lloraría por su propia estupidez. Cole y Billy estaban equivocados. Wes nunca iba a quererlo,
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