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Cátedra B I Mg. Alfonsina Guardia Abog. Francisco N. García I Docente Ayudante Graduado Abog. Fabián Roberto Mazzitello I Docente Ayudante Graduado El presente análisis da cuenta del trabajo realizado en clase por los docentes y fortalece la identificación de los ejes claves de la unidad. Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello HISTORIA DEL DERECHO Y CONSTITUCIONAL ARGENTINA 23. Por los Cien Años de Democracia Alfonsín mucho más que una Presidencia 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 2 El proceso de transición a la democracia que se dio en nuestro país sin dudas es la bisagra que rompe con el régimen dictatorial (1976-1983) y, especialmente, por la investigación y juzgamiento de los comandantes militares, como así también los responsables de los grupos armados. En el contexto latinoamericano, ese juzgamiento y la ruptura con el régimen previo y la no negociación de condiciones de impunidad es considerado un hecho inédito. De allí que el análisis de este periodo resulta ser mucho más que un mero análisis de una gestión de Gobierno, ya que sin dudas estamos en presencia del inicio del período democrático más largo de nuestra historia, pero no solo por eso adquiere una gran significación, sino que se inicia un período lleno de esperanzas, luego de vivir la dictadura más atroz, de pasar por la Guerra de Malvinas, e incluso estando latente el conflicto con Chile. El 83 resultaba ser la posibilidad de poner fin a un ciclo iniciado en 1930 con el derrocamiento de Yrigoyen, y poner en valor el concepto de democracia, situación que no resultaba ser fácil, ya que gran parte de los argentinos no tenían incorporado el significado de la misma, porque de hecho habían desarrollado sus vidas en medio de dictaduras, sin concebir la participación o las elecciones periódicas como algo natural, veníamos al 83 con una sociedad en donde ni siquiera la vida tenia claramente el valor que todos hoy le asignamos, como también al ejercicio de nuestros derechos, ya que veníamos de una etapa donde la lucha política era pensada por gran parte de sus actores no a través del debate, y de la contienda electoral, sino a través del ejercicio de la violencia. De allí que lo que cantaban aquellos jóvenes de los 80 entre una mezcla de sueño y agradecimiento hacia Alfonsín, por los cien años de democracia, en una especie de sueño, proyecto y desafío, que sigue representando una meta a la que los argentinos sin dudas debemos llegar. Las imágenes simbolizan los tonos y la forma de campaña de 1983, Alfonsín trazo una campaña valorizando la vida, la salida democrática y la Constitución, y en la otra tenemos a Herminio Iglesias Candidato a Gobernador del Justicialismo quemando un cajón en el cierre de campaña con el nombre del Alfonsín. 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 3 Alfonsín Esta etapa requiere sin dudas detenernos en la figura de Alfonsín, y no solo porque resultó ser el presidente electo para este período, sino porque resultó ser un cambio de paradigma para el ejercicio político, como así también porque con su gestión y su prédica construyó una épica democrática, desde un lugar republicano, alejado del populismo, en el marco del respeto por los poderes, por el sistema de partidos políticos y con un ejercicio del poder no autoritario, que ha revalorizado, y reconfigurado su figura y la de su gobierno. Es interesante repasar su ascenso y crecimiento político no solo por ser el primer actor capaz de derrotar en elecciones libres al peronismo, sino porque además hizo del dialogo político y de los consensos una forma de ejercer el poder, y construir políticas que capaz de superar la antinomia. Quien fuera concejal en su Chascomús natal allá por 1951, se convertiría en diputado provincial al año siguiente, y sufre durante este período muchas de las consecuencias que los opositores al peronismo sufrieron en esta etapa, cayendo detenido en distintas oportunidades. Con la fractura del radicalismo Alfonsín se alineo en la UCRP conducida por Balbín convirtiéndose nuevamente en 1958 en diputado provincial, y siendo reelegido en 1960. Las elecciones de 1963 lo llevaron al Congreso Nacional donde entra en la lupa de los analistas políticos que empiezan a ver como el sucesor de Balbín, ya que eran destacas sus participaciones en distintos debates como fue la entrada en vigencia del salario mínimo vital y móvil, las medidas para combatir la evasión fiscal, y la anulación de los contratos petroleros y la ley de medicamentos. Alfonsín se opone frontalmente a la dictadura de Onganía rechaza el cercenamiento de las libertades públicas, lo que le valió que el Gobierno disponga su arresto, y recuperada su libertad prosiga su acción militante dentro del periodismo escrito. Con la caída de Onganía comienza a cuestionar la conducción de Balbín y a buscar un Radicalismo más intransigente con la dictadura, lo que le significó un gran apoyo de los sectores juveniles, lo que se encamina a que en 1971 constituya el Movimiento de Renovación y Cambio, que si bien en un principio pierde las contiendas internas logra guarismos que le hacen obtener gran participación y reconocimiento interno. En 1972 enfrenta a Balbín por la candidatura presidencial, quien vuelve a derrotarlo pero por escaso margen, la figura de Alfonsín ya tenía un peso específico propio. A partir de 1973 Alfonsín y su movimiento no se estancaron en el cuestionamiento a la conducción partidaria, sino que adoptaron una actitud crítica contra el recorte de las garantías constitucionales, además cuestionó los Gobiernos de Lastiri, Perón e Isabel, no avaló ni miro para el costado con los ataques de la Triple A, sobre la reforma a la Ley de Asociaciones Profesionales que reforzaba el verticalismo, y planteaba que no podía caerse en un legalismo infantilista. Con relación al Gobierno Militar mientras la dirigencia tradicional mostraba una mezcla de resignación, Alfonsín le reclamaba a Videla respeto por la dignidad humana, resguardo del debido proceso, defensa en juicio, y a su vez se integró a la Asamblea Permanente por los Derechos 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 4 Humanos, y acompaño con su firma habeas corpus y quejas por amparos que reclamaban el paradero de los detenidos-desaparecidos. A su vez Alfonsín comenzó a reagrupar al Radicalismo, y en 1980 publicó su libro La Cuestión Argentina, donde postulaba la necesidad de un compromiso nacional para restablecer la democracia, firmó en 1981 el acta constitutiva de la Multipartidaria (reunión de los partidos tradicionales). La muerte de Balbín cambió el escenario del Radicalismo, y mientras algunos buscaban la salida democrática la asunción de Galtieri como presidente aplazaba esta posibilidad sin fecha, aunque los tiempos de la dictadura se habían agotado. El 30 de marzo de 1982 un paro con movilización evidenció el fuerte descontento con el Gobierno, el cual dos días después sorprendió al país con la recuperación de Malvinas. Mientras el arco político parecía acompañar este hecho, Alfonsín tomo distancia del mismo y planteaba poner fin a la guerra, y asegurar la transición democrática. El fin de la guerra generó que el Ejército claudique en sus intenciones de prolongar el proceso, y designe a Bignone para conducir la salida al proceso electoral, y en ese marco Alfonsín se postuló nuevamente para conducir la UCR y llevarla al gobierno, había logrado gran apoyo de los jóvenes, y el movimiento estudiantil y el respaldo del radicalismo cordobés fue definitorio para su candidaturapresidencial. Alfonsín denuncia en abril del 83 un pacto Sindical Militar, que buscaba incidir en las elecciones, garantizar la vuelta del peronismo y la impunidad de los militares, lo cual lo catapultó al centro de la escena, pero además logro el apoyo de sectores que tradicionalmente no comulgaban con el radicalismo, logró consolidar la unidad interna cuando De la Rúa declina su candidatura, y avanzó muy claramente mientras el Peronismo se debatía en sus conflictos internos. El mensaje de Alfonsín era claro, insistía en que era fundamental recuperar las instituciones democráticas para solucionar los problemas del país, hizo del Preámbulo de la Constitución un rezo laico con el cual cerraba todos sus discursos de campaña y a su crecimiento le sumó un apoteótico cierre de campaña en la Avenida 9 de Julio que concito a un millón de almas donde expresaba que el enemigo eran las ideas y las prácticas autoritarias y violentas, con lo que englobaba al terrorismo de Estado, pero también la acción de las organizaciones armadas y al sindicalismo, en clara alusión al peronismo, todo lo cual pareció reafirmarse cuando días antes de la elección Herminio Iglesias candidato a Gobernador de Buenos Aires por el Justicialismo en pleno cierre de campaña prendió fuego un cajón con el nombre de Alfonsín y los colores de la UCR, lo que terminó de visualizar la propuesta democrática por sobre la vuelta a la violencia. El 30 de octubre de 1983 Alfonsín fue consagrado presidente con el 52% de los votos contra el 40% del Justicialista Luder. Argentina sin saberlo abría la puerta al período democrático más largo de toda su historia. 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 5 Los Leones en la Selva El 10 de diciembre de 1983 miles de personas se reunieron en la Plaza de Mayo para ser parte de la asunción de Raúl Alfonsín, sin dudas muchos de ellos no pertenecían a la UCR, pero esa multitud estaba unida por el deseo que significaba salir de la dictadura más sangrienta, y del período de violencia política más crudo de nuestro país. El nuevo Gobierno concitaba tantas esperanzas y expectativas, como desafíos de la misma envergadura, de allí que sin dudas uno de los puntos a analizar dentro del panorama político interno de nuestro país, y que signó al Gobierno de Alfonsín, es la cuestión castrense, ya que no podemos obviar el cúmulo de aspectos negativos que nuestra República soportaba en 1983 y que la nueva administración debió enfrentar. Ingresamos a la democracia, luego de Malvinas con los odios subsistentes de la dictadura, la inestabilidad política soportada durante décadas y los condicionamientos que sufrieron todos los interregnos democráticos; una economía desquiciada proclive a generar un proceso hiperinflacionario descontrolado, con una deuda externa galopante, con un sector público crónicamente deficitario, con un proceso productivo detenido, y la peor situación internacional en cuanto al valor de nuestros productos en el mundo. El 10 de diciembre de 1983, al asumir ante el Congreso de la Nación, Alfonsín trazó en su discurso cual era la misión del Gobierno, que buscaba para la sociedad, y cuál era su diagnóstico del país. Expresó que “el país está enfermo de soberbia”, lo cual muestra a las claras una situación en la que siempre caemos los argentinos y nuestros gobiernos, pero además ante el enfrentamiento permanente del que veníamos expresaba “Nuestro gobierno no se cansará de ofrecer gestos de reconciliación indispensables desde el punto de vista ético e inclaudicables cuando se trata de mirar para adelante”, a lo que le agregaba “Tenemos una tarea, gobernar para todos los argentinos”. Ya en 1852 y en 1955 se habían levantado las banderas del “Ni vencedores ni vencidos”, que no flamearon por mucho tiempo, arriadas precisamente por la soberbia de algunos. En las dos épocas hemos visto que predominó finalmente el espíritu de revancha, cuyas consecuencias, en los dos casos, fueron caóticas, perjudiciales para la nación y sangrientas. Durante su campaña preelectoral como ya citamos había denunciado un acuerdo militar sindical, forma de alianza corporativa que se consideraba opuesto a los cánones que deben regir a una sana democracia, lo cual no fue olvidado por ambas corporaciones quienes claramente buscaron en todo momento condicionar su gobierno, pues muchas de las reformas a encarar atentaban contra los intereses de estos dos sectores, lo cual era de difícil realización en medio de una situación económico-financiera de crisis profunda. El gobierno del general Bignone había dictado la ley 22.924 conocida como la ley de Autoamnistía la cual era incluso más amplia ya que terminaba amnistiando tanto a los denominado por los militares elementos subversivos como a los militares comprometidos en hechos vinculados con la guerra desarrollada con motivo de la insurgencia guerrillera tal como así lo expresaba la norma cuestionada por Alfonsín en su campaña y avalada por el Justicialismo. 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 6 Resulta difícil contextualizar y comprender la situación del país por aquellos años, de allí que nos permitimos citar lo que se expresa en la obra DOSSIER SECRETO de Martin Edwin Andersen, allí el autor, en referencia al período en cuestión nos dice: “...Constituyo el período presidencial más turbulento que haya tenido que experimentar ninguno de los tantos gobernantes latinoamericanos que han conducido a sus países de vuelta a la democracia en la década del 80, tal como lo informaba Lydia Chávez, para el New York Times, al finalizar el juicio por la guerra sucia en 1985... Alfonsín había heredado un campo minado por los derechos humanos y por los militares. El hecho de condenar a los responsables fue la prioridad fundamental. A medida que se revelaban los alcances del horror, los militares permanecían obstinados en su negativa tanto de juzgar a sus pares en una corte marcial, como el admitir errores en el desarrollo de la guerra sucia. .... Toda la buena voluntad que pudiera haber demostrado el gobierno para intentar una reconciliación se veía frustrada con cada ejemplo nuevo o percibido de la perfidia de las Fuerzas Armadas. El problema se agudizó después de varias situaciones confusas: un aparente intento de asesinato contra Alfonsín; una tentativa de matar a Isabel Perón y a muchas otras personas, por medio de una bomba colocada en el avión en que ella viajaba en 1984; un ataque similar contra el presidente italiano Sandro Pertini de visita en la Argentina; una serie de atentados contra las sedes centrales de distintos partidos políticos; varios secuestros no resueltos.”. Pero como se había comprometido durante la campaña electoral Alfonsín impulsó ante el Congreso un proyecto que se convirtió en la primera ley sancionada la n° 23.040, que anulaba la ley de autoamnistía circunstancia que rompía con la tradición asentada en la plena validez de las leyes de facto, a partir de los distintos Golpes de Estado. Carlos Santiago Nino en su libro JUICIO AL MAL ABSOLUTO, marca la importancia y la contracara de esta actitud, cuando expresa “El reconocimiento judicial de la legitimidad de los golpes de estado y de la capacidad de los regímenes de facto para sancionar leyes es tal vez el más claro ejemplo de anomia institucional. Los jueces argentinos han desarrollado la doctrina de las leyes de facto al legitimar normas sancionadas por los gobiernos militares.... Doctrina que fue radicalmente modificada por la Corte Suprema en el caso Videla, al declarar que la ley de amnistía de los militares era una ley nula por su origen y por su contenido. La Corte Suprema declaró válidos los decretos militares solo si fueronexplícita o implícitamente ratificados a través de un debido procedimiento constitucional. Desafortunadamente la expansión de la Corte producida por Menem motivó el regreso a la antigua doctrina, en donde la Corte expreso la validez de las leyes sancionadas por un régimen militar”. Pero a esta medida que volvía para atrás y terminaba con más de 50 años sosteniendo esa anomalía convalidada por la Acordada del 30, impulsada tres días después de asumir, el presidente la acompañaba dictando decretos por los cuales se ordenaba incoar acciones penales a los líderes de las organizaciones guerrilleras, (ERP y Montoneros) por el primero, y a los miembros de las tres primeras Juntas Militares del Proceso de Reorganización Nacional, por el segundo. Los procesos a los miembros de las Juntas se ventilarían, en primera instancia ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, cuyos pronunciamientos podían ser apelados ante la 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 7 Justicia Federal, esto es, ante las Cámaras Federales de apelación correspondientes. En la tesitura oficial se diseñaban tres grados de responsabilidad: 1°) La de quienes elucubraron el método represivo y dieron las órdenes llevándolo a la práctica; 2°) La de aquellos que en dicho accionar, obedeciendo órdenes o no, cometieron hechos atroces o aberrantes; 3°) La de quienes, sin ser responsables de éstos, sólo cumplieron órdenes. La ley 23.049, sancionada por el Congreso en ratificación de esta postura del poder ejecutivo, admitía exculpar en los casos de obediencia debida, aceptándose la presunción, salvo prueba en contrario, de que se hubiese obrado con error insalvable sobre la legitimidad de la orden, con dos excepciones: A) cuando el autor del hecho hubiese tenido facultad de decisión; B°) cuando el hecho hubiese sido atroz o aberrante. A esto debemos agregar que para investigar los crímenes cometidos por la Dictadura se creó la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP) la cual estaba integrada por personalidades de amplia trayectoria, como Ernesto Sábato, Magdalena Ruiz Guiñazú y Graciela Fernández Meijide. El Objetivo de la CONADEP era poder efectuar un relevamiento, documentar el mismo y a partir de la registración de los casos y las violaciones a los derechos humanos efectuar un informe que fue conocido como el NUNCA MÁS, que resultó ser la base para fundamentar el Juicio a las Juntas Militares. Cabe recordar que esta comisión estaba compuesta a su vez por representantes parlamentarios, y que el peronismo se negó a formar parte de la misma y sus investigaciones. Fotografía Infojus entrega del Informe de la CONADEP, que sustentaría el Juicio a las Juntas Militares 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 8 Dado este cuadro de situación, las tensiones entre las Fuerzas Armadas y el Gobierno fueron creciendo. Y así, mientras el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, constituido en tribunal juzgador de primera instancia, dilataba primero el trámite procesal y luego renunciaba en pleno a fines de 1984, el Gobierno, por apelación, impulsaba los juicios ante la Justicia Federal a partir de abril de 1985. El Juicio a las Juntas llevado adelante ante la Cámara Federal tuvo como fiscal a Julio Cesar Strassera, y a partir de ese año decenas de sobrevivientes de los centros clandestinos dieron testimonio de las torturas, los vejámenes, la situación de mujeres embarazadas, del robo de bebés, de los simulacros de fusilamiento, los traslados, vuelos de las muerte y demás atrocidades cometidas. En diciembre de ese año se dictaban las correspondientes sentencias que condenaban a Jorge Videla, y Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Viola, a Armando Lambruschini y a Orlando Agosto a 17, 8, y 4 años de prisión respectivamente, y este hecho fue inédito a nivel mundial ya que contrastó con las transiciones negociadas de distintos gobiernos, como así también por el hecho que los tribunales constitucionales, eran los que juzgaban, y no una justicia especial o en muchos casos de los vencedores. A esta situación se sumaban los primeros índices favorables de la puesta en marcha del plan Austral junto con un principio de entendimiento con él Fondo Monetario Internacional, que calmaban las urgencias económico-financieras; y por otra parte el triunfo en las elecciones de renovación parcial de los miembros de la Cámara de Diputados en 1985, ponía el toque de aprobación popular sobre lo hasta allí actuado, mostrando un panorama alentador en estos primeros dos años. En realidad, para Alfonsín, la cuestión militar no concluía, y es así que encuadraba la organización de las Fuerzas Armadas en el ámbito constitucional, por lo que se suprimieron los ministerios militares y las comandancias en jefe de cada arma, creándose un Estado Mayor en cada una de ellas (Ejército, Marina y Aeronáutica), cuyas respectivas actividades se coordinaban por intermedio de un Jefe de Estado Mayor Conjunto, el que estaba subordinado a un Ministerio de Defensa Nacional, cuyo titular fue un hombre del presidente, reclutado dentro de los políticos civiles. El avance de los juicios, y estas medidas fueron creando una postura de resentimiento en las Fuerzas Armadas que tomaban la postura de no comparecer ante los estrados de la justicia civil que los citaba con motivo de los juicios que se les incoaban por sus eventuales responsabilidades en la represión. La reacción se generó, especialmente, en los cuadros medios de las Fuerzas Armadas, puesto que la nueva cúpula respondía a la política oficial, con lo que se originó una ruptura en la cadena de mandos. Asimismo la propuesta del Gobierno en cuanto a los alcances del juzgamiento, dejo abiertas las puertas para que fuera procesado un sector amplio de los oficiales, lo que aumentó el malestar. Ante esta situación y un pronunciamiento de la Corte que complejizaba la situación Alfonsín, decidió intentar una solución. Así, mandó al Congreso un proyecto de ley conocido como de Punto Final, por el que se decidía la extinción de la acción penal respecto de toda persona que por su eventual participación en la comisión de delitos tipificados por el artículo 10 de la ley nº 23.049, vinculados con la represión, cuando no estuviera prófuga o 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 9 declarada en rebeldía, o que no hubiese sido citada a prestar declaración indagatoria por el tribunal competente, antes de los sesenta días corridos a partir de la fecha de promulgación de la ley que fue sancionada en la víspera de la Navidad de 1986. Cabe señalar que quedaban excluidos y podían ser juzgados transcurrido ese lapso los militares que hubieran huido del país o cometido hechos criminales que afectaran a niño y niñas, como el robo de bebes. La Justicia aceleró los trámites procesales pertinentes pendientes, suspendiendo asimismo la feria correspondiente a enero de 1987. Al arribar el día 23 de febrero de ese año, fecha en que vencía el plazo de sesenta días estipulado por la ley quedaron bajo proceso entre trescientos y cuatrocientos oficiales militares de jerarquía de las tres fuerzas, además de los que ya habían sido sentenciados. Esta situación profundizó el descontento de los militares y se generó un movimiento, acaecido en Campo de Mayo, bajo la jefatura del teniente coronel Aldo Rico en la Semana Santa de 1987, y un grupo conocido como los “carapintadas” que se amotinaron en solidaridad con el mayor Ernesto Barreiro el cual se negaba a asistir a una citación realizada por un tribunal judicial y que se había refugiado en el Regimiento deInfantería de Córdoba. Los amotinados exigían aumento de presupuesto para las Fuerzas Armadas, elección de un nuevo Jefe del Estado Mayor del Ejército de entre cinco postulantes que ellos propondrían y la exculpación para todos aquellos que hubieran participado del motín. Alfonsín, recibió el apoyo del Congreso, de sectores de la ciudadanía que se volcaron masivamente a las calles por aquellos días para apoyar al Gobierno Constitucional, el Peronismo, y especialmente la denominada Renovación que conducía Antonio Cafiero acompañó al Gobierno y respaldo sus decisiones; también hubo múltiples apoyos de la comunidad internacional a través de los embajadores de distintos países acreditados en Buenos Aires. El Gobierno el lugar de reprimir optó por dialogar con Rico. EL Jefe del Estado Mayor del Ejército, general Héctor Ríos Ereñú, fue relevado y reemplazado, mientras Rico aceptó subordinarse a la autoridad constitucional y por ende sujetarse a la jurisdicción de la justicia militar debido a la responsabilidad emergente de lo que el presidente calificara como motín y un atentado a la democracia. Imágenes de la Agencia Télam, en la primera se observa a Alfonsín junto a su Vicepresidente y los líderes del Peronismo Renovador, y en la Segunda cuando se hace presente en Campo de Mayo para pedir la rendición de los sublevados. 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 10 Posteriormente se aceleró la sanción de la ley n° 23.521, conocida como de “obediencia debida”. En virtud de ella se presumía, que quienes a la fecha de haberse cometido el hecho revistaban como jefes oficiales, oficiales subalternos, suboficiales y personal de tropa de las Fuerzas Armadas, no serían punibles por los delitos tipificados por el artículo 10 de la ley nº 23.049 por haber obrado imperados por la obediencia debida. Tampoco podría condenarse a los integrantes de las fuerzas de seguridad, policiales y penitenciarias. El 20 de enero de 1988 se produjo un segundo pronunciamiento de Aldo Rico, ahora en Monte Caseros (provincia de Corrientes), el que fue sofocado por la alta jerarquía militar. En diciembre de ese año se sublevaba el coronel Mohamed Alí Seineldín, el hecho se produjo en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo, zona de Villa Martelli, y fueron protagonistas unos trescientos efectivos. La finalidad de Seineldín era “restituir el honor del Ejército” y hacían una reivindicación del terrorismo de estado, y pedían una amplia amnistía. El 23 de enero de 1989, una banda terrorista de extrema izquierda intentó el copamiento del Regimiento de Infantería Mecanizada de La Tablada, en el que estuvo presente algún reincidente del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), produjo episodios de atroz crueldad en los que murieron muchos atacantes y miembros de las fuerzas armadas y de seguridad. Alfonsín se ha referido con posterioridad abiertamente sobre esta cuestión diciendo: Las medidas que nosotros tomamos, que lo hicimos con un criterio de racionalidad, no se compadecían con lo emocional del pueblo en ese momento. De modo que fue algo que se vio como una enorme frustración, en general, por todos los argentinos. Acompañado por todas las organizaciones de derechos humanos y sobre todo por los partidos políticos opositores. De modo tal que cuando Menem, posteriormente, realiza el indulto se creyó que era mucho menos grave que lo que yo había hecho. Que por otra parte no era sino cumplir con lo que había señalado durante la campaña: la responsabilidad principal es de los que mandan, la segunda de los que se han excedido en el cumplimiento de las órdenes y la tercera, los que en ese marco de terror que había, creyeron en la legitimidad de la orden impartida. Sin dudas el análisis de la situación militar es necesario contextualizarla dado que hoy resulta incomprensible atento al estado mínimo en el cual se encuentran las fuerzas armadas, situación que valoriza aún más la política de derechos humanos y juzgamiento del proceso, claramente estábamos en un período en el cual los leones eran perseguidos en la selva, frase que simboliza en forma palmaria cual era la realidad a la que se enfrentaba el Gobierno, la cual fue muy diferente a la que años después se vivía cuando posteriormente al período de indultos menemistas se retomó una política de derechos humanos y persecución de los crímenes cometidos durante el proceso, que incluso permitió la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final. Claramente el contexto y la situación era distinta a esas alturas los leones ya estaban viejos y en los zoológicos. 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 11 Confrontación con el poder sindical y la oportunidad perdida El retorno democrático no era la solución mágica a muchos problemas y configuraciones de poderes que se habían consolidado durante muchos años, y que incluso se mantenían incólumes durante los procesos militares, y este era el caso de los sindicatos que habían consolidado un poder a partir del peronismo y que en muchos casos su buena relación con los gobiernos dictatoriales les habían garantizado sus permanencia. Su dirigencia ocupaba espacios políticos, manejando a veces la clientela gremial y los fondos de las asociaciones con espíritu faccioso, y sirviéndose de ella para obtener réditos personales, lo cual no era secreto para nadie. Alfonsín decidió, lanzar reformas tendientes a acabar con el corporativismo subsistente en las organizaciones obreras, como lo había intentado hacer con el sector militar. Es asís que decidió buscar democratizar la actividad gremial, y envió al Congreso un proyecto de ley de reordenamiento sindical, que perseguía descabezar la conducción peronista de las agrupaciones obreras mediante elecciones, y por las dudas, asegurar en los planteles directivos de ellas la representación de los sectores minoritarios. El proyecto fue aprobado por los diputados, donde el radicalismo tenía mayoría, pero no pudo pasar el Senado, en el que por el contrario, predominaba el justicialismo, donde a pesar de ello estuvo a un voto de conseguir el objetivo. Ante esta situación las estructuras sindicales, que no habían sido consultadas respecto de la propuesta, consideraron a ésta como una afrenta que llevo a un abroquelamiento de los gremios dentro de la CGT, los cuales se dispusieron a ofrecer batalla. El proyecto terminó mal, con la renuncia del ministro de Trabajo y Seguridad Social, Antonio Mucci, y busco para cubrir el cargo ministerial a Juan Manuel Casella, intentando entonces, el camino de la concertación, pero el aparato sindical replicó con la confrontación entretejida de reclamos salariales y protestas, paros generales y hasta el cuestionamiento de la legitimidad de ejercicio de las autoridades constitucionales. La CGT llegó aún más lejos, permitiéndose lanzar una campaña contraria al pago de la deuda externa, y ante la perspectiva estabilizadora del Plan Austral, la central obrera solicitó aumentos de salarios por encima de lo que el gobierno estaba en condiciones de dar teniéndose en cuenta el esfuerzo antiinflacionario que se estaba realizando. Con los resultados de las elecciones de fines de 1985 favorables, Alfonsín nuevamente busco avanzar sobre el frente interno de la CGT, cuyo líder, Saúl Ubaldini, no facilitaba para nada el diálogo con el gobierno, ni aportaba tampoco solidez a la central obrera que conducía. Pero un rebrote inflacionario, hacia el comienzo del segundo semestre de 1986, dio pie a la posición inflexible del secretario general, que logró que se llevaran adelante huelgas generales en octubre de 1986 y en enero de 1987. En 1987, en septiembre, se realizarían elecciones de renovaciónparlamentaria y de gobernadores, y por ello el gobierno trató de accionar de diversas formas con el objeto de mejorar el panorama que se complicaba ante el desborde inflacionario. Para ello buscó apoyarse en las divergencias existentes en la conducción de la CGT, entre la posición siempre dura del ubaldinismo; las 62 Organizaciones de Lorenzo Miguel, más contemporizadora; y el grupo de los 25, vinculados a la renovación peronista. Con dirigentes peronistas de militancia en los 25, y otros de distinta orientación política, se promovió el grupo de los 15, destinado a asumir una posición más cercana a los designios del gobierno, y en 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 12 su esfuerzo por lograr espacios en el campo obrero, llegó a designar como ministro de Trabajo a Carlos Alderete, sindicalista de extracción peronista y en sintonía con el sector de los 15. Alderete reemplazaba así, en dicho cargo a Hugo Barrionuevo. Finalmente, la gestión de Alderete le fue contraproducente al presidente en su designio de evitar una derrota electoral que al final se consumó, y el ministro fue relevado. A pesar de la lucha interna en el seno de la CGT entre los distintos sectores peronistas: renovadores, ubaldinistas y miguelistas, la central obrera puso su acento en la oposición a la política económica del ministro de economía Sourrouille, que desembocaría en una serie de paros generales, los que durante la gestión alfonsinista llegaron a unos trece. El conflicto sindical no se aminoró a pesar de la flexibilidad que mostraba el Gobierno, y quedaron presas de la lucha interna del peronismo entre Cafiero y Menem por lograr el liderazgo justicialista de cara a las elecciones presidenciales de 1989. La Economía En el aspecto económico Alfonsín como ya expresamos recibió un país en una muy difícil situación, que además estaba acuciada por una serie de factores externos que condicionaban al Gobierno. Un Estado sobredimensionado y unas finanzas públicas deficitarias; una inflación crónica; una deuda externa creciente, asfixiante; el aparato productivo anémico; la especulación financiera dominando el panorama; clases bajas en dificultades claramente marcaban un panorama complejo para el Gobierno. El diagnóstico de situación no puede dejar de lado que en los años previos la dictadura militar y los grupos económicos que se vieron beneficiados habían redefinido la estructura económica del país mediante el aumento del endeudamiento externo, la desregulación de las inversiones extranjeras, la reducción de los aranceles a la importación, el congelamiento de salarios, como así también la reducción de las empresas estatales y un avanzado proceso de desindustrialización. Alfonsín asume el gobierno con una deuda externa que había pasado de 7.875 millones de dólares en 1975 a 45.087 millones de dólares en 1983, y designa como ministro de Economía a Bernardo Grinspun con una serie de medidas destinadas a recomponer el mercado interno, y cuyas metas fundamentales era aumentar el salario real, bajar la inflación, renegociar el pago de la deuda, fijar mayores impuestos sobre la riqueza. El recrudecimiento del proceso inflacionario y el alza del costo de la vida consiguiente, obligó al presidente a un relevo ministerial, designando a Juan Vital Sourrouille en la conducción de la economía, quien confiaba en que con el alza del volumen de las exportaciones y el subsiguiente superávit en la balanza comercial, se generarían fondos para pagar la deuda externa, se posibilitarían inversiones que animaran el aparato productivo y con esto se generarían puestos de trabajo con salarios retributivos en alza. Es así que a mediados de 1985 surgió el Plan Austral el cual entre sus medidas estipulaba un nuevo signo monetario, el austral que equivalía a 1000 pesos argentinos, se congelaban los precios, las tarifas y 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 13 los salarios e incluso reducía el gasto público, el cual tuvo buenos resultados en sus comienzos pero que terminó fracasando ya que la inflación no cedía. Un nuevo intento fue el plan Plan Primavera, implementado en la segunda parte de 1988, un ajuste destinado a controlar la variable inflacionaria que el termómetro del dólar denunciaba fatalmente. En abril de 1988 el costo de vida había subido un 17,2% y en los doce meses anteriores el índice de precios minoristas lo había hecho en un impresionante 247,6%. En agosto se produjo una suba de las tarifas de servicios públicos del 30%, con lo que se buscaba equilibrar las cuentas fiscales, produciéndose una consecuente remarcación de los precios. La situación de los asalariados, se fue tornando cada vez más insoportable. La escalada del dólar y la espiral inflacionaria parecían imparables. En febrero de 1989, el Plan Primavera, instrumentado con el objeto de facilitar el papel de la UCR en las cercanas elecciones presidenciales de 1989, se derrumbó estrepitosamente, dando la señal correspondiente el propio ministro Sourrouille al informar al presidente la imposibilidad de frenar al dólar en su vertiginosa carrera, dado que los grandes exportadores se negaban a liquidar en el mercado de divisas las sumas obtenidas en esa moneda como producto de sus ventas al exterior. No quedaban remedios a la vista ni el propio relevo resulto ser Juan Carlos Pugliese, mejorarían la situación con una pérdida del poder adquisitivo del salario en un 60% respecto del que tenía al asumir Alfonsín; sumado a ello la derrota electoral en las elecciones presidenciales del 14 de mayo; desembocaron en un brote de hiperinflación; lo que era acompañado por saqueos de supermercados y casas de comercio, los cuales eran muchas veces alentados por ciertos sectores del peronismo que pretendían acelerar la salida de Alfonsín. Reformas y Avances Sociales Alfonsín implementó el “Plan Alimentario Nacional” (PAN), que se hizo conocido por su Cajas PAN, como solución de emergencia para afrontar el hambre y la pobreza. El plan PAN se implementaba mediante la distribución de cajas de alimentos a través de los municipios. Autores críticos delinean que no se trataba de un programa dirigido a reducir la pobreza estructural sino de una medida que seguía la tradición asistencialista del Estado argentino y de corto plazo, Alfonsín lo sustentaba como una posibilidad de que la familia compartiera los alimentos en una misma mesa, es así que el PAN inspiró posteriormente otros planes similares implementados en otros países latinoamericanos. En materia de familia, la patria potestad compartida había sido establecida en 1949, mediante la reforma constitucional realizada ese año. La derogación de dichas reformas por proclama militar en 1956, y la ratificación de dicha derogación por la Convención Constituyente de 1957, restableció la desigualdad de la mujer frente al hombre por varias décadas más. En 1974 el Congreso volvió a establecer la patria potestad compartida, pero la presidenta María Estela Martínez de Perón vetó la ley. Básicamente los influyentes sectores conservadores en Argentina argumentaban que la unidad de la familia exige que uno de los cónyuges tenga “la última 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 14 palabra”, y que por razones culturales y tradicionales, resultaba razonable para ellos, que esa facultad fuera atribuida por la ley al varón. En 1985, durante el gobierno de Alfonsín se restableció la patria potestad compartida, mediante la Ley 23.234, un derecho largamente reclamado. Asimismo, la ley nº 23.264, dictada por el Congreso en septiembre de 1985, equiparaba a los hijos matrimonialescon los hijos extramatrimoniales, lo cual terminaba con años de inequidad y diferencias. En agosto de 1986 la Cámara de Diputados empezó a tratar y aprobó en pocos días el proyecto de Ley de Divorcio. El trámite fue más lento en Senadores, pero luego de algunas modificaciones, el 3 de junio de 1987 el divorcio vincular se hacía Legal en la Argentina mediante la Ley 23.515. Muchos festejaron la sanción de la ley, especialmente quienes pudieron regularizar su situación (había más de 1.500.000 parejas separadas de hecho). Fueron la Iglesia y los sectores conservadores los que no estuvieron de acuerdo con la nueva ley y preanunciaban una avalancha de rupturas matrimoniales con la consecuente repercusión en la disolución familiar. El Episcopado emitió un comunicado donde pedía que el mal que no se ha podido evitar se difunda lo menos posible. Y convocó a una marcha a Plaza de Mayo en defensa de la familia. En 1984 al cumplirse el centenario de la ley 1420, el presidente propuso la realización de un nuevo Congreso Pedagógico que abordara la actual problemática educativa. Alfonsín presentó un proyecto de ley convocando a ese nuevo Congreso, evocando todo lo que el primero había hecho, con estas palabras: “Hace cien años nacía a la vida institucional de la República la ley 1420; la precedieron profundos y esclarecedores debates no sólo parlamentarios sino también técnico docentes como los que registró el Congreso Pedagógico de 1882. A partir de su vigencia el país conquistó prestigio en el escenario educativo del mundo; la educación popular y sus principios inherentes de igualdad y gratuidad avanzaron sobre el analfabetismo y nos dieron una jerarquía cultural que no habían alcanzado aún muchos países de la Tierra”. Luego de hacer mención elogiosa de la Reforma Universitaria de 1918, el presidente se refirió a la crisis actual por la que pasaba todo el proceso educativo argentino, y a la necesidad de convocar a todas las expresiones del pensamiento tanto político como pedagógico, para un análisis profundo de la situación y estructurar un sistema armónico que superase esa crisis. Así se dictó la ley nº 23.114 en septiembre de 1984, con el voto unánime de diputados y senadores, convocando a estudiantes, padres, cooperadoras escolares, gremialistas, docentes, especialistas en ciencias de la educación, partidos políticos, organizaciones sociales y pueblo en general, a pensar el tema de la educación, encarar sus problemas, plantear soluciones y asesorar a los poderes del Estado en tales cuestiones. La Asamblea Nacional, colofón del Congreso, realizada en 1988. Las conclusiones, se centraban en la persona humana y una concepción de la misma que supera todo intento de reduccionismo, incluida la dimensión religiosa de su trascendencia; la educación concebida como educación integral que responde a todas las dimensiones de la persona; el rol protagónico y primordial de la familia en la responsabilidad de educar y la misión del Estado de hacerlo posible para todas las familias, como gestor del bien común; el rescate del indiscutido derecho de los padres a elegir el tipo de educación para sus hijos y de crear las instituciones acordes con sus 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 15 ideales; el deber del Estado, en razón de justicia, de subvencionar la educación pública de gestión privada que esté encuadrada en los principios de justicia social. Tampoco quedó descartada la posibilidad y el derecho de los padres de encontrar esa dimensión religiosa, como parte de la educación integral, en las escuelas públicas de gestión estatal. En el campo de la enseñanza universitaria, en diciembre de 1983, el gobierno intervino las universidades nacionales, designando en cada una de ellas rectores normalizadores a quienes, a su vez, les competía designar decanos del mismo carácter en cada facultad. Además, en las distintas universidades se formaba un Consejo Superior Provisorio integrado por el rector normalizador, los decanos y tres representantes de los respectivos centros de estudiantes. En junio de 1984 se sancionó la ley de normalización provisoria de las universidades nacionales n° 23.068, que admitía la impugnación de los concursos de profesores realizados durante el gobierno de facto anterior, y establecía el derecho a la reincorporación de docentes y no docentes separados por algún motivo (cesantías, prescindencias o renuncias por razones políticas, gremiales o conexas), y se reimplantaba la Reforma del 18 en tu totalidad, incentivando la participación estudiantil y la reapertura de los centros de estudiantes. Otra ley de septiembre de ese año, n° 23.115, establecía que a los docentes que hubieran obtenido sus cátedras por concurso y que tuviesen estabilidad en sus cargos en virtud de la ley n° 21.536, dictada por el gobierno militar anterior, se los despojaba de tal carácter de confirmados en sus cátedras, se los reducía al carácter de interinos y se los sometía a un nuevo concurso cuando lo dispusiera la autoridad universitaria correspondiente. Política internacional La cancillería tuvo buenas relaciones con Europa Occidental, donde gobiernos como el español, francés, italiano y otros, de tendencia socialdemócrata, aparecían como afines, buscando obtener apoyo para negociar con organismos financieros internacionales en el caso de la deuda, como de Gran Bretaña y de su respaldo norteamericano, respecto de la cuestión de Malvinas. La Comunidad Europea se manejaba en materia financiera en base a los dictámenes del Fondo Monetario Internacional, organismo en el que ejerce fuerte influencia EEUU. De tal manera, cuando nuestro gobierno apeló a los de Francia, Italia y Alemania Federal para obtener refinanciación de la deuda externa e inversiones, estos gobiernos le expresaron que era previo un acuerdo con el Fondo Monetario respecto de la política económica a seguir por Argentina, para recién, luego, entablar negociaciones con los bancos privados. Por ello la aplicación del plan Austral y sus características era necesario además para el acuerdo con el Fondo, hecho que implicaba previamente mejorar las relaciones con el país del norte. En relación con nuestra otra grave cuestión territorial, la de las Malvinas, Alfonsín también pensó en buscar apoyo en la Europa socialdemócrata. Esto le permitió obtener una votación favorable en la Asamblea General de las Naciones Unidas, con la inclusión del sufragio de Francia y Grecia que rompían la generalizada posición de veto de la Comunidad Europea en esa cuestión. Alfonsín sostuvo una activa política internacional implementada por su ministro de Relaciones Exteriores, Dante Caputo, cuyas prioridades fueron fortalecer el sistema democrático en 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 16 Argentina, evitar que la Guerra Fría regenerara la concepción de la seguridad nacional, impulsar el proceso de democratización regional, resolver las cuestiones limítrofes, generar mayor capacidad negociadora regional frente a las grandes potencias y promover la integración subregional. Tratado de Paz y Amistad con Chile Garantizar la paz con Chile fue una cuestión prioritaria desde el comienzo de la gestión. Cabe recordar que en el año 1978 la Reina de Inglaterra dio a conocer el Laudo Arbitral dictado por una Corte Arbitral de cinco jueces nombrados en 1971 de común acuerdo entre los presidentes Allende y Lanusse. La sentencia, determinó que las islas en disputa pertenecían a Chile. El gobierno militar argentino declaró la nulidad del laudo y posteriormente dio partida a la Operación Soberanía para ocupar las islas. A partir de entonces el Vaticano se mantuvo como mediador intentando llevar a las partes a un acuerdo.En 1983 el Papa presentó una segunda propuesta de solución y Alfonsín estimó necesario entonces cerrar el conflicto aceptando la propuesta del Vaticano. Como primera medida, Alfonsín firmó en el Vaticano el 23 de enero de 1984 una Declaración Conjunta de Paz y Amistad en la que los dos países se comprometían a alcanzar una solución “justa y honorable” para el conflicto, “siempre y exclusivamente por medios pacíficos”. Pero el momento más crítico iba a presentarse cuando la propuesta fuera conocida, y los sectores nacionalistas comenzaran a cuestionarla subrayando las pérdidas de soberanía frente a su reclamo máximo, situación esta que llevó a Alfonsín a tratar de crear un fuerte consenso interno que le permitiera aprobar la propuesta y al mismo tiempo evitar el fortalecimiento de los militares golpistas en ambos países. Existía el peligro cierto de que la mayoría peronista en el Senado, presionada por la exigencia de defender la soberanía, rechazara la propuesta del papa Juan Pablo II, motivo por el cual Alfonsín incluyó en el Acta de Coincidencias entre los partidos políticos que se firmó el 7 de junio de 1984, un punto estableciendo que debía aceptarse la propuesta que hiciera el Vaticano. Pero fundamentalmente Alfonsín buscó generar un sólido consenso interno mediante una consulta popular no vinculante. Los principales líderes del peronismo en aquel entonces Lúder, Cafiero, Carlos Menem, Lorenzo Miguel, Isabel Perón, estaban a favor de aceptar la propuesta papal, la oposición a la misma había crecido y sumaba a varios senadores peronistas como José Humberto Martiarena, Oraldo Britos, Francisco Villada, Vicente Leónidas Saadi, Olijuela del Valle Rivas, Libardo Sánchez. Ante esas condiciones se produjo un recordado debate televisivo entre Dante Caputo y Vicente Saadi que tuvo un impacto decisivo para el triunfo del “SI” a la propuesta papal, y el 25 de noviembre de 1984 se realizó el plebiscito que arrojó el triunfó del “SI” con un apoyo del 81,32%, lo que trajo como consecuencia que el 29 de noviembre de 1984 se firmó el Tratado de Paz y Amistad con Chile. 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 17 Debate televisivo realizado entre el Canciller Dante Caputo y el Senador Justicialista Saadi Los primeros pasos del Mercosur El gobierno de Alfonsín buscaba la forma de promover mecanismos multilaterales y de integración supranacional, lo llevó también a promover la integración comercial entre Argentina y Brasil, uno de los casos de enfrentamiento internacional más persistentes del mundo. Desde fines de 1982 Alfonsín percibía el renacimiento de un proceso democrático en Brasil, y a mediados de la década, ordena a su canciller, Dante Caputo, de iniciar el proceso de integración subregional. Así, a principios de 1985 Alfonsín propuso al presidente electo del Brasil, Tancredo Neves, iniciar un proceso de integración económica entre Argentina y Brasil “para fortalecer la democracia, afrontar la deuda externa y posibilitar la modernización productiva” que fue recibida con agrado por el mandatario brasileño. Poco después Tancredo Neves falleció, pero su sucesor José Sarney adoptó con entusiasmo el proyecto de integración, y autorizó al embajador Francisco Thompson Flores una importante compra de trigo argentino en condiciones desventajosas, por razones puramente políticas. A partir de allí el proyecto de integración se desarrolló vertiginosamente, y el 28 de julio de 1985, en una decisión sin antecedentes para su política exterior, Brasil aceptó la propuesta argentina y se incorporó al Grupo de Apoyo a Contadora, junto a Perú y Uruguay. A partir de allí las negociaciones avanzaron y el 30 de noviembre de 1985 Alfonsín y Sarney suscribieron la Declaración de Foz de Iguazú, piedra basal del Mercosur. El 29 de julio de 1986 se firmó el Acta para la Integración Argentino-Brasileña. Mediante este instrumento se estableció el programa de Integración y Cooperación entre Argentina y Brasil (PICAB) fundado en los principios de gradualidad, flexibilidad, simetría, equilibrio, tratamiento 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 18 preferencial frente a terceros mercados, armonización progresiva de políticas y participación del sector empresario. El núcleo del PICAB fueron los protocolos sectoriales en sectores claves. El 6 de abril de 1988 se firmó el Acta de Alvorada, mediante el cual Uruguay se sumó al proceso de integración regional.El 29 de noviembre de 1988 se celebró el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo entre Argentina y Brasil. El Tratado fijó un plazo de 10 años para la remoción gradual de las asimetrías. El proceso se completaría el 26 de marzo de 1991, ya durante las presidencias de Fernando Collor de Mello y Carlos Menem, con la firma del Tratado de Asunción en el que se constituye el Mercosur. El Grupo de Cartagena El gobierno de Alfonsín intentó crear mecanismos multilaterales, para tratar la cuestión de la deuda externa, que permitieran a los países latinoamericanos actuar conjuntamente, lo cual se vio frustrado por las diferencias de los países latinoamericanos, y la decisión de México y Brasil de negociar bilateralmente, situación que limitó considerablemente las posibilidades que abría una acción conjunta. Estos intentos de formar un “club de deudores” impulsados por el gobierno de Alfonsín, anticiparían los procesos de integración subregional y regional que se producirían en la década de 1990, y coaliciones como el Mercosur, la Comunidad Sudamericana de Naciones y sobre todo el Grupo de los 20. El denominado Grupo de Cartagena comenzó a tomar forma en enero de 1984, en la Conferencia Económica Latinoamericana (CELA) realizada en la ciudad de Quito, a iniciativa del presidente de Ecuador Osvaldo Hurtado. En esa ocasión el ministro de Relaciones Exteriores de Alfonsín expuso la propuesta argentina: La democracia argentina no acepta la trampa en la que el sistema financiero internacional y las minorías a él asociadas la han colocado al generar esta agobiante deuda externa. Los estados nacionales han sido usados para apañar a estos grupos especuladores. El destino del continente está en salir fuera de esta trampa. (…) La crisis que sufrimos quizás tenga como contrapartida la creación de una oportunidad invalorable para convertir finalmente en realidad la integración de América Latina y del Caribe. Es así que los días 21 y 22 de junio de 1984 los cancilleres y ministros de Economía de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela se reunieron en la ciudad colombiana de Cartagena para formar el Grupo de Cartagena en la que no prosperó la posición máxima impulsada por Argentina de crear un mecanismo práctico del más alto nivel para la actuación conjunta en las negociaciones de la deuda externa, pero que emitió un documento denominado Consenso de Cartagena que creó un mecanismo de consulta y seguimiento regional. En 1985, el Grupo de Cartagena consideró insuficiente el Plan Brady. El Grupo Contadora El objetivo del gobierno argentino en impulsar este grupo se basaba en una acción multilateral conjunta de las democracias latinoamericanas para garantizar la paz y la democracia 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 19 en la región una iniciativa de acción conjunta para promover la paz en Centroamérica que habían establecido Colombia, México, Panamá y Venezuela en enero de 1983. Con ese fin, el 29 de julio de 1985, en Lima, aprovechando el encuentro de presidentes para asistir a la asunción del presidente Alan García, Argentina,Brasil, Perú y Uruguay anunciaron juntos la creación del Grupo de Apoyo a Contadora o también llamado Grupo de Lima. Ambos lineamiento de países fueron conocidos como el Grupo de los Ocho, y desempeñaron un papel muy importante en la pacificación de América Central. Tan significativa fue su actuación cuando los países centroamericanos adhirieron a las propuestas del Grupo de los Ocho, en 1986 mediante la Declaración de Guatemala. Este Grupo de los Ocho amplió sus intereses a otros problemas y situaciones de interés regional, abordando la cuestión de las islas Malvinas realizando una exhortación para que Argentina y Gran Bretaña mantuvieran negociaciones, asimismo se involucraron en la cuestión referida a la deuda externa y el proteccionismo de los países desarrollados. Este Grupo, a partir de 1990 adoptó el nombre de Grupo de Río. Después de cincuenta años el traspaso. Los primeros años del gobierno alfonsinista generaron triunfos para el país y para la gestión, así podemos citar la consulta popular respecto de la cuestión del Beagle, los buenos resultados que en un principio arrojaba en materia económica el plan Austral mediante, situación que además se plasmó en la gran victoria electoral de fines de 1985. Esta primera etapa, según mediciones llevó la popularidad del presidente hasta el 72% de opinión favorable, lo que parecía consolidar al Alfonsinismo en el poder e imaginar desafíos mayores, en materia constitucional, e incluso de reorganización del país, ya que se llegó a plantear en forma seria y entendemos que no equivocada el traslado de la Capital del país a Viedma, para aplacar esa macrocefalia, que resulta sencillamente monstruosa, y que por aquellos años concentraba el 40% de la población de la República en los escasos kilómetros cuadrados del Gran Buenos Aires, mientras, las fronteras se hallan desiertas en los cuatro puntos cardinales, y en especial en la zona patagónica. Alfonsín tomó el proyecto de traslado en sus manos, directamente, logrando en 1986 que las legislaturas de las provincias de Buenos Aires y Río Negro cedieran sus ciudades: Carmen de Patagones, en el primer caso; Viedma y Guardia Mitre, en el segundo; todas en la zona de la desembocadura del Río Negro. En 1987, el Congreso declaró a todo el perímetro cedido por ambas provincias como nueva capital de la República. Estos buenos resultados de la primera etapa se trasuntaban en las convocatorias de Alfonsín a todas las fueras y a ampliar la base del radicalismo, se habla de impulsar una reforma constitucional que giraría en tomo de la sustitución del presidencialismo de la parte orgánica, por un semi parlamentarismo, el cual consistiría, en la propia expresión del presidente, en combinar aspectos de nuestro tradicional régimen presidencialista con elementos de los sistemas parlamentarios. Una fórmula mixta, como la vigente en algunas democracias pluralistas y estables, permitiría que el Congreso interviniera directa y eficazmente en su gestión y control de los asuntos 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 20 del Estado, que los ministros tuvieran una relación más fluida con el Parlamento, que se distinguiera entre la gestión cotidiana de la Administración y la fijación de las grandes políticas nacionales, y que existiesen mecanismos institucionales más dúctiles para enfrentar cambios en determinadas circunstancias sociales y políticas. Pero las derrotas electorales sepultaron estas iniciativas. A todo esto la buena relación con el denominado peronismo renovador, cuyo líder era Antonio F. Cafiero quien fuera electo como gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1987 si bien parecían sustentar muchas de las reformas propuestas, y el posicionamiento socialdemócrata del Gobierno, todo ello parecía chocar con la situación económica. Además esta buena relación política y de consenso dada entre Alfonsín y Cafiero permitió que dentro del justicialismo fuese creciendo la figura del gobernador de la provincia de La Rioja, Carlos Saúl Menem, el cual se caracterizaba más por su excentricidad, y sus características personales, que por sus posturas políticas, pero que fue tejiendo un entramado junto al sindicalismo que lo llevó a postularse para competirle la supremacía del peronismo a Cafiero. El 9 de julio de 1988 y para sorpresa del arco político el peronismo no solo iba a internas por primera vez para elegir a su candidato a presidente, sino que paso lo impensado que fue el triunfo del riojano sobre Cafiero. Mientras esto ocurría el Gobierno lidiaba con la crisis económico-social, el plan Austral fracasaba y lo mismo parecía ocurrir con el plan Primavera, a lo que debemos sumar la conflictiva situación con los motines militares y la rebelión sindical con sus huelgas permanentes que ponían en crisis el proceso alfonsinista. El radicalismo eligió como candidato para disputarle a Menem la presidencia al gobernador de Córdoba, Eduardo César Angeloz, quien venía con una visión distinta planteando la necesidad de una modernización del estado. Así se llega a los comicios presidenciales del 14 de mayo de 1989, con un Menem prometiendo Revolución Productiva y Salariazo, y un Angeloz, planificando los desafíos de la nación y las reformas para achicar el déficit estructural. El triunfo justicialista fue más claro de lo esperado, y se debía esperar al 10 de diciembre de ese año, para su asunción, lo cual parecía una eternidad, a todo lo expresado aquí debemos sumar que gremios y grupos económicos hacían todo lo posible para acelerar la salida de Alfonsin, lo que sumado a la hiperinflación genera la violencia en las calles de importantes ciudades, donde el Justicialismo se comportaba con voracidad y en una permanente reclamo por hacerse cargo del Gobierno. Alfonsín no podía sostener su gobierno ante un presidente electo que planteaba que estaba listo para asumir, que era necesario que se adelantase el traspaso, y que especulaban con esta situación, lo que generaba que las variables de las finanzas se tornaran incontrolables. Ante esta situación Alfonsín se reúne con Menem y entiende que el primer objetivo que se había trazado al inicio de su gestión debía lograrse por sobre todas las cosas, que era el traspaso del 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 21 mando de un presidente electo por el pueblo a otro, motivo por el cual acuerdan el traspaso del poder para el día 8 de julio de ese año 1989. A modo de Conclusión En los tiempos que corren resulta muy difícil no evocar, y recordar el Gobierno de Alfonsín, su gestión claramente la asociamos con democracia, y no es casualidad que hoy sea prácticamente unánime el reconocerle al mismo la paternidad de la democracia moderna en nuestro país. Alfonsín cerró un ciclo de inestabilidad e inauguró otro que como decíamos al comienzo los jóvenes coreaban su duración por cien años, y que esperemos que sea así. Alfonsín marca un antes y un después en el espectro nacional y regional ya que estuvo a la delantera de las transiciones democráticas de los países vecinos. Alfonsín se preocupó en forma permanente en sembrar las bases de dos conceptos la democracia y el consenso, y claramente estaba convencido que la democracia y las negativas irreductibles, como así también los enfrentamientos extremos, no son saludables para lograr los fines del sistema. Alfonsín se murió diciendo que la democracia es inviable sin una base mínima de inclusión, de allí que planteaba como desafío para estos tiempos la distribución de la riqueza. En medio de todas las crisis y vendavales de su Gobierno, apostaba al diálogo, al consenso, al debate democrático y entendía que el país debía organizarse alrededor de un debateracional, lo cual exige que todos escuchen al otro, ya que no se puede vivir en la antinomia. Traspaso de mando presidencial de 1989, de un presidente democrático a otro, hecho que no ocurría desde el año 1928. Foto Agencia Télam 23. POR LOS CIEN AÑOS DE DEMOCRACIA Francisco N. García & Fabián Roberto Mazzitello 22 El análisis de su gestión con el paso del tiempo nos lleva a valorizar la misma por los pilares fundamentales que construyo, y no solo porque su recuerdo hoy se enfrenta a un país donde la corrupción parece ser algo normal, o pareciera extraño que un presidente no tenga causas penales, sino porque además es la prueba que se puede construir una república pluralista, en donde la lucha política no sea solo a partir de la descalificación, en donde la intolerancia no sea el eje que vertebra a todos los actores políticos, o en donde la legitimidad sea siempre de los propios y nunca de los otros. Quizás sean necesarios tiempos en donde la revalorización de la política, del diálogo, y de la generación de consensos se vean como fortalezas y no como debilidades; quizás sean tiempos donde como en 1983 se empiece en construir un país donde se aseguren los principios de nuestro preámbulo para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. _________________________________________________________________________ BIBLIOGRAFÍA • José Luis Romero – (Fondo de Cultura Económica) Breve Historia de la Argentina • Félix Luna. Breve Historia de los Argentinos • LOPEZ ROSAS, José Rafael Historia Constitucional Argentina Editorial Astrea 1975 • FELIX LUNA; Los Gobiernos Radicales Editorial Diario La Nación 2003 • BRAILOVSKY, Antonio Elio; Historia de las Crisis Argentinas 1880-1982 Editorial de Belgrano • ROCK, David; Argentina 1516-1987 Desde la colonización española hasta Raúl Alfonsin. 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