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Conferencia “La libertad del loco” Fabián Naparstek 5tas jornadas Psicopatología 12/8/2017 Antes de comenzar con la conferencia quiero hacer un agradecimiento especial, un agradecimiento al Profesor Doctor Fabian Schejtman, titular de la cátedra 2 de psicopatología quien ha cedido esta aula para que nosotros podamos trabajar en estas jornadas que él tenia adjudicada para los teóricos. Bien, la libertad del loco. Parto de una idea que ha resaltado claramente Jacques Alain Miller y lo ha resaltado a tal punto que hay un curso de JAM que se ha llamado “Todo el mundo es loco”. Se trata de una indicación de Lacan, un Lacan tardío que señala que todo el mundo es loco, todo el mundo es delirante. Sin embargo, por más que sea el último Lacan, hay algunas indicaciones de Lacan que ya anticipan, quizás no dicho exactamente de la misma manera pero que anticipan esta noción, una de ellas, la encuentran en nuestro querido Seminario 3, digo querido porque es nuestro texto especialmente en psicopatología, en la página 30, Lacan por un lado hace alusión al Elogio de la locura de Erasmo, y allí dice “hay sin duda una locura necesaria, y que sería una locura de otro estilo, no tener la locura de todos”. No dice todo el mundo es loco, pero le pega en el palo. Es decir, que hay una locura de todos. Lacan por más que al final de su enseñanza vaya a parar a que todo el mundo es loco, y todo el mundo es delirante, ya en el Seminario 3 plantea que todo el mundo es loco, y que habría que distinguir esa locura necesaria, que todo el mundo tiene, de la locura del otro estilo, esa locura de otro estilo que es no tener la locura de todos. De hecho cuando Lacan indica que se trata de Erasmo, uds encontrarán en el texto del Elogio de la locura que es un texto también de nuestra bibliografía, alguna indicación de Erasmo que va en el mismo sentido, de hecho Erasmo en el Elogio de la locura, texto que fue escrito en una semana además, y que no tiene mucho más Erasmo escrito que esto, era una crítica al saber instituido de la época, año 1508 aprox, fue tomado como una crítica a la época, especialmente al poder eclesiástico pero no solamente a ellos, y por ejemplo habla irónicamente: “a esos pobres locos que se toman en serio a sí mismos y pretenden saber algo, mientras él se dedica a demostrar la vanidad de su saber”. Y en ese campo no solamente está la iglesia sino todos los saberes de la época, y sobre el final del texto, página 131: “lo que he querido dejar claro al tratar brevemente todo esto, es que no hay mortal que pueda vivir feliz si no está iniciado en mis misterios”, mis misterios son los misterios de la locura. Es decir, no solamente todo el mundo está loco, sino que según él no se puede vivir feliz si no se está iniciado en algo de la locura. Es decir, que él lleva el elogio de la locura a un punto tal que casi sería necesario para cada quien, si me permiten decirlo así, para cada quien ubicar su pizca de locura, cuando no todo es una locura, obviamente. La otra indicación que me parece que vale la pena y la voy a utilizar para iniciar esta conferencia, es que el personaje central que inventa Erasmo es la locura, habla siendo la locura, es un personaje femenino. Habla de ella: ella, la locura. Por ejemplo, en un momento dice “en primer lugar tu apellido Moro”-‐ amigo con el que estaba de vacaciones esa semana en Inglaterra, y es a quien supuestamente le dedicó la escritura del elogio de la locura -‐ está tan cercana de la palabra griega moría, como estas tú lejos de su significado, o diría mejor que según la opinión común es el más alejado de ella.” Ella es la locura. Cuando comienza en la pág. 37 la declaración de la locura: “sé muy bien lo que dice de mi la gente, pues no se me oculta la mala fama que tengo, aun entre los más necios, pero yo soy la única”. Nuevamente, el femenino. “la única que, cuando quiero, hago reír a los dioses y a los hombres”. Quería señalar estos dos aspectos de Erasmo, donde generaliza por un lado la locura y Lacan lo toma, y por otro que pone a la locura en términos femeninos, como decía hoy al comienzo la profesora Yanina Mazzoni respecto del término locura, ya se ve que en Lacan es mucho más amplio que la psicosis. Locura y psicosis no necesariamente van de la mano o abarcan el mismo espacio de saber. El segundo paso que hay que dar y que está en el título de esta conferencia es ligar la locura con la libertad. Hay al menos tres indicaciones a lo largo de la enseñanza de Lacan: una en 1946, otra en 1967 y finalmente otra en 1973. Cada una requeriría un trabajo en especial, no me voy a abocar a hacer la diferencia entre cada una, que podría ser un trabajo interesante de hacer, me voy a centrar especialmente en la referencia de 1967 que está hecha en un texto de Lacan, todavía inédito, que se llama “Pequeño discurso de J Lacan a los psiquiatras”, donde Lacan dice claramente que el loco es el hombre libre. Primero hay que indicar que no necesariamente la libertad es un término que enLacan tenga un matiz positivo. Quiero decir, que hay algo en Lacan respecto de la libertad que él presenta como una vivencia de lo insoportable. Lo insoportable de la libertad. Quizás uno podría decir como Milan Kundera la insoportable levedad del ser. Es decir, que diga que el loco es el hombre libre no necesariamente supone en el horizonte que uno debería acercarse o pretender acercarse a esa libertad de la que habla Lacan. La otra cuestión, es que si pone al loco al lado de la libertad es que hay una cuestión ética en juego respecto de la locura. Cuestión sobre la cual voy a volver. En principio, ¿cuál es la idea de Lacan en esta época, 1967? que el loco es libre respecto de los ideales, respecto del Otro, que el loco prescinde del gran Otro y que prescindir del gran Otro supone una libertad. Sin embargo, por prescindir del gran Otro y de los ideales si ustedes quieren, en este caso si prescindir del Nombre del Padre, eso trae cierto sufrimiento. De hecho, en un momento Lacan habla de la presencia angustiante del objeto a. Y es interesante porque en otro momento Lacan habla de la tiranía del objeto a. Lo interesante es que de un lado está la libertad y del otro esta la tiranía. Y en términos simples, nos hemos abocado en ambas cátedras a trabajar la relación con el objeto a, no quiero hoy detenerme demasiado en eso, pero lo que plantea Lacan es que se trata de la presencia de las voces, habla de la alucinación verbal. Y da una indicación Lacan allí en el pequeño discurso a los psiquiatras, dice “el loco tiene el objeto en el bolsillo”. Yo he insistido mucho en esta referencia porque es una referencia tanto a la locura como a la época. De hecho, Lacan hace explícita la relación entre la locura y la época actual. Dice así Lacan: “cuanto más se somete a las transformaciones de la ciencia, más domina toda nuestra vida cotidiana hasta la incidencia de nuestros objetos a”; es importante ubicar que acá se trata de plural. “Yo no puedo quedarme aquí, pero si alguno de los frutos más tangibles que ahora ustedes pueden tocar todos los días de lo que devenga de los progresos de la ciencia, es que los objetos a se meten en todas partes. Aislados, solos y siempre listos a sorprenderlos en el primer encuentro, solo hago alusión aquí a la existencia de lo que se llama la mass media (los medios de comunicación). A saber, esas miradas errantes y esas voces caprichosas de las cuales están destinados muy naturalmente a estar rodeados cada vez más sin que haya para soportarlas otra cosa (…) el sujeto de la ciencia, que se les mete por los ojos y por las orejas”. Es decir que Lacan compara al loco que vivencia esas voces, con la época actual donde nos meten esas voces por todas partes y esas miradas errantes. No deja de sorprenderme, Lacan de 1967, la anticipación que él tenía de lo que viene sucediendo. En 1967 no había una cámara mirándonos en todas las esquinas. No entrábamos a un bar todavía donde había 10 pantallas diferentes sonando de diversas maneras. Es decir que casi diría que el único lugar que no está bajo la mirada, quizás mañana tengamos una nueva experiencia de eso, es cuando uno entra a votar. Es decir que se supone que ahí no nos están filmando. Acá me dicen “no sabemos”, sí, la vivencia de la paranoia es generalizada, efectivamente. Es decir que las cámaras están en todos lados y Lacan anticipaba en 1967 la presencia de la mirada en todos lados, y la compara con la presencia de la mirada para el psicótico en este caso, y de las voces. Aunque en la entrevista (referencia a Lacaniana) él dice que no es pesimista. Efectivamente, no es pesimista, pero el punto cambia. Y uno podría decir, todo el mundo está loco, pero también podría decir el mundo está loco. Y no es una expresión de nostalgia, es decir, no creo que sea mejor ni peor que antes, no creo que la posición de Lacan sea una añoranza al Nombre del Padre. Vamos a ver que el Nombre del Padre tenía sus cosas, si se puede decir. Es decir, que todo el mundo tiene su locura, si extendemos el concepto de locura, pero a la vez, el devenir del mundo y el mundo actual, está muy cercano de la locura tal cual la entiende Lacan. Y no es decir que está loco porque pasan cosas raras sino en términos estructurales. Porque cada vez más se prescinde de los ideales, cada vez más se prescinde del Nombre del Padre y eso trae como consecuencia la presencia del objeto a. La otra cuestión que Lacan sitúa en esta misma conferencia un poco antes del párrafo que les leía, no les digo la página porque es inédito, es lo que uno podría llamar el horror a la locura. El horror al loco. Y un horror que tiene un afecto muy especial que es el afecto de la angustia. La idea de Lacan es que frente al loco estamos angustiados. Y él justamente lo indica cuando da cuenta de que el loco tiene el objeto en el bolsillo, él dice “digamos, tiene su causa en el bolsillo, es por eso que es un loco, es por eso que uds tienen delante de él un sentimiento muy particular. Ese sentimiento es el sentimiento de angustia.”Y les está hablando a los psiquiatras, se pregunta ¿cómo vamos a abordar la locura si frente al loco estamos angustiados? “Alguno que del psicoanálisis se ocupe algún día verdaderamente del loco” es una apuesta de Lacan que alguien alguna vez se ocupe del loco verdaderamente. Y él dice, que los que podrían en principio ocuparse del loco son aquellos que tiene un fin de análisis. Es decir que habría que terminar el análisis propio para no angustiarse ante el loco. Cosa que no es un hecho concreto, es decir, nos ocupamos del loco y no le pedimos a la gente que tenga un fin de análisis ni mucho menos. Pero es una indicación de Lacan que lleva al extremo. Y allí, toma a M Foucault en Historia de la locura, porque la idea de Foucault es que como uno se angustia ante el loco, lo mejor que han encontrado con el loco es encerrarlo. Y encerrar al loco es una manera, quiero decir al loco en su generalidad, habrá que ver cuándo conviene o no que una persona tenga una internación. Pero encerrar al loco, dicho de esta manera como única respuesta ante la locura, ha sido una manera de maltratar al loco. Lacan lo retoma en este punto y pone el desafío de cómo vamos nosotros los psicoanalistas a enfrentar al loco. En Freud, de alguna manera también hay algo de esto, quizás no está indicado respecto de la locura, sí especialmente de lo femenino, cuando Freud habla del horror a lo femenino. Y hay que decirlo, hay un aspecto de lo femenino según Lacan que se separa del Otro, cuando Lacan dice que la mujer es no-‐toda. Es decir, no-‐toda está tomada por el Nombre del Padre, por los ideales, por el Otro. Y de hecho hay todo un trabajo de ligar algo de lo femenino con la locura. Y hay que decirlo en este sentido, que el Nombre del Padre ha encerrado a la locura, y ha encerrado a la mujer. Quizás sea fuerte decirlo así, pero a esta altura de los acontecimientos hay que plantearlo en estos términos. Que la figura de lo femenino de la época victoriana es una mujer encerrada. Una mujer que no decidía de su vida, una mujer que se dedicaba a una tarea muy específica de la casa, encerrada en la cocina, encerrada en su casa sin poder salir de ese lugar. Es decir que el Nombre del Padre ha generado también una mujer encerada. Y me dirán: ¿qué mundo es más loco? ¿El de la mujer encerrada o el mundo actual? ¿Se entiende la cuestión? Se ve que no se puede tener mucha añoranza del Nombre del Padre en ese sentido. Y quiero decir que, así como se ha maltratado a la locura, se ha maltratado a la mujer. E implica en términos de Freud una posición ética frente a lo que se escapa del Nombre del Padre, que es qué hacer o cómo bientratar a la locura y a la mujer. Y Freud no duda de hablar, Lacan lo retoma, del coraje. Ahí hay una bipartición entre lo que podríamos llamar el coraje y la cobardía. Quiero decir que está la cobardía si se puede llamar así, la cobardía macho de lo que le han enseñado como macho, de maltratar a la mujer al punto de hacerla desaparecer, de tratar de destruirla. Pero, a la vez, Freud ubica en el horizonte, otra locura, que es la locura del amor. Porque Freud no dudó en pensar que el amor es una locura. Pero es una locura que quizás permita hacer algo diferente respecto del Otro sexo. Les leo un pequeño párrafo, -‐ aunque está llena la literatura respecto de esta cuestión del amor y la locura -‐. Uno podría quizás entrar en la literatura buscando posiciones cobardes frente a la locura y a lo femenino, o posiciones de coraje frente a esta cuestión. Este es un cuento de Fitzgerald, Un diamante tan grande como el Ritz. Todo el asunto es llegado a este punto del cuento que pierden todos los diamantes, todo el dinero. Y es el diálogo de esta pareja: —Qué sueño tan raro —suspiró Kismine, mirando las estrellas—. ¡Qué extraño me resulta estar aquí con un solo vestido y un novio sin dinero…! Bajo las estrellas —repitió—: Nunca me había fijado en las estrellas. Siempre me las he imaginado como grandes diamantes que tenían un dueño. Ahora me dan miedo. Me dan la sensación de que todo ha sido un sueño, toda mi juventud. —Ha sido un sueño —dijo John en voz baja—. La juventud siempre es un sueño, una forma de locura química. —¡Pues es agradable estar loco! —Eso me han dicho —murmuró John con tristeza; y no sé mucho más. Pero podemos querernos algún tiempo, tú y yo, un año o algo así. Es una forma de embriaguez divina al alcance de cualquiera. Sólo hay diamantes en el mundo, diamantes y quizá el miserable don de la desilusión. Bueno, yo la tengo ya, pero, como es normal, no sabré aprovecharlo —se estremeció. Y añadió—: Álzate el cuello del abrigo, chiquilla, la noche es fría y vas a pescar una pulmonía. Es decir, que el amor podría ser una respuesta diferente a la cobardía frente a la locura y frente a lo femenino. Frente a esta cuestión se abre una pregunta. Una pregunta que me preocupa de una manera fuerte acá en la facultad y en otros espacios. ¿Cómo enseñar algo sobre lalocura? De hecho, Lacan no duda en decir que el psicoanálisis es una práctica delirante. Freud mismo -‐ ustedes lo han leído en el historial de Schreber -‐ se pregunta ¿qué hay de diferencia entre el delirio de Schreber y el Edipo? Es decir, el delirio psicoanalítico, porque el Edipo es el delirio psicoanalítico. De hecho, yo no dejo de señalarlo, Schreber tenía un delirio que nos parece raro, pero no era tan raro en la época. Schreber creía que iba a llenar con su descendencia un mundo mejor. De hecho, hubo un hombre que con ese delirio llevó a la segunda guerra mundial. De creer que iba a crear una raza mejor. Es decir que hay delirios que empujan a todo un mundo. El de scherber por cierto no, solamente al mundo psicoanalítico. Pero lo que indica Lacan es que, frente a esto, cuando dice que es una práctica delirante, es que no es una ciencia exacta. Que el psicoanálisis no se enseña como matemática. Entonces, insisto, ¿cómo enseñar la locura? ¿Cómo plantarse frente a este tema? Frente a un tema que además genera horror. Debo decir que no somos cátedras locas. Cumplimos claramente con el Otro del discurso universitario, pero siempre he insistido en darnos en nuestras cátedras un pequeño lugar para la invención. Para la invención, la pequeña invención loca. Hay que hacer una diferencia entre lo que es la invención y la creación. La creación es la creación ex nihilo, de la nada, “Dios creó el mundo”. De la nada creó el mundo. La invención es sobre lo que hay. Uno inventa con lo que hay. En efecto, debo decir también que nos critican en esta facultad justo en este punto. Ahí en el punto donde nos separamos un poco del Otro. Como les decía antes Yanina Mazzoni, en Clínica de las toxicomanías, los alumnos tienen una cita cada semana con un caso clínico diferente cada vez. Con un loco cada semana. Con un loco en el sentido más pleno del término, en el sentido más valorado por lo menos para mí, con un inclasificable. Con un inclasificable que tiene lo más singular de cada quien. Es decir, en un mundo donde estamos todos empujados a consumir, nos ocupamos de cómo consume cada quien con su propia locura. En Psicopatología hacemos algo parecido. Pero también nos critican especialmente porque los alumnos tienen un examen en donde los enfrentamos con una viñeta de un loco inclasificable cada vez, y los ponemos en la experiencia de que, aunque tengan toda la biblioteca entera al lado de ustedes, disponible, tienen que dar su propia respuesta, cada quien tiene que dar su propia respuesta frente al loco. Obviamente que, para dar esa respuesta, ustedes tienen que preparar, estudiar, y no la podrían dar sin esa preparación, y evaluamos eso. Esa preparación, pero también le damos lugar a la respuesta singular de cada quien. Nos vienen a decir que tomamos un examen que baja la calidad de estudio de las cátedras. No voy a ceder un ápice en eso, no voy a volver a tomar el examen retrógrado de la edad media donde alguien da cuenta que se aprendió de memoria un contenido de Lacan. No voy a ceder un ápice a que me vengan a hablar en lacanés. No quiero a nadie que me hable en lacanés. Efectivamente, Lacan lo dice con todas las letras: “no alcanza evidentemente servirse de mi vocabulario para remarcar cosas que se decían antes de mí de otra manera. No alcanza para que esto tenga el menor efecto sobre lo que es efectivamente la práctica psicoanalítica. Sí, no alcanza repetir de una forma simplemente ese vocabulario”. Es decir, que para Lacan tampoco alcanza con repetir en lacanés lo que habla medio mundo a esta altura en la Argentina. Debo decir, porque le pongo énfasis a ciertas críticas que me hacen llegar, pero debo decir que la gestión de esta facultad me ha sostenido todo el tiempo. Es decir, que ha sostenido la singularidad que le hemos dado a nuestras cátedras, y que sin eso hubiese sido imposible estar hoy aquí y tener una catedra de 600 alumnos. Año tras años, nos respalda una gestión como la que tenemos hoy en la facultad que respeta fuertemente las propuestas que uno hace más allá que tengo que salir a defenderlas y argumentarlas y un poco esta conferencia es esa argumentación. Finalmente, nunca me imaginé haciendo unas jornadas por año. Acá, todos juntos, alumnos, ex alumnos, docentes, amigos, etc. Todos en igualdad de condiciones para presentar un trabajo y para levantar la mano y hablar, no hacemos diferencias. Por un día cada quien deja de lado los oropeles del Nombre del Padre, de las funciones y responsabilidades y debatimos y conversamos un tema. Quizás sea nuestra fiesta totémica (risas). Algunos dirán “qué forma aburrida de divertirse que tienen”. Puede ser. Pero hoy acá, no hay notas, no hay presentes obligatorios, no hay que soportar un docente plomo, etc. Hay el deseo de avanzar frente al horror de la locura, pero …….. dura un día. Mañana cada cual retomará su función, mañana le voy a exigir a cada docente que tome lista, que prepare su clase, la facultad me va a exigir a mí que presente un programa, a los alumnos les voy a exigir que estudien, que tengan el 75% de los presentes, etc. Puesbien, sepan que no voy a ceder a los que pretenden hacernos creer que la locura es totalmente evaluable. No voy a ceder en darle lugar al coraje de cada alumno de tener que decir algo singular en un examen. A que un docente cumpla con su tarea pero que además tenga que demostrar cómo se planta frente a estos temas. No hago como Erasmo un elogio a la locura, hago lugar en la enseñanza universitaria a algo que no es medible, que no es cuantificable, al coraje mínimo de cada uno frente a la locura, y si quieren, a lo femenino también. Finalmente, a hacer una psicopatología y una clínica de las toxicomanías que estén a la altura de su ética. Así como para un hombre frente a una mujer hay que inventar algo que implique el coraje de no maltratarla, nosotros también tenemos el desafío de no maltratar a nuestra enseñanza, dándole lugar a la locura, no encerrándola en un lacanés que nadie entiende y nadie sabe luego qué hacer con ella. Con ella, la locura, en femenino. Muchas gracias. YM: Abrimos a espacio de preguntas Jorge Aissicoff: creo que la presentación fue una invención extraordinaria. (…inaudible) quería ver si se pueden relacionar 3 términos: fin de análisis – locura y libertad. Jacquie Lejbowicz: yo quería agradecer la conferencia y me parece que para los docentes y alumnos por las cosas que vamos charlando, poder retomar el concepto de psicoanálisis y darle su uso fuerte para pensar cuestiones que nos interpelan hoy, lo femenino y esas cuestiones que son acuciantes, me encanta que podamos darle esta vuelta. Hay una cuestión tan viva, que creo que hace al espíritu de estas cátedras. No es tanto una pregunta sino más bien una celebración. FN: Me tengo que argumentar a mí mismo para no creer un relato. Un relato que podría hacer pensar que es mejor hacerles aprender que todo el mundo repita que el psicótico es el que tiene el Nombre del Padre forcluido. No me dice nada eso. De hecho, ningún paciente viene a decirnos “mire que yo tengo el Nombre del Padre forcluido”. Es decir, que la clínica está más cercana a lo que planteaba hoy Leonardo Gorostiza con todas las dificultades del caso, y tenemos que enseñar con todas las dificultades del caso. Sin escaparle a eso. Si, efectivamente, Lacan también habla del coraje del fin de análisis. Hay que tener coraje, la idea de Lacan es que cada vez que uno inventa algo por fuera de lo que son sus propios ideales, atravesándolos, supone algo de coraje. Y por eso también habla del coraje del loco, porque está forzado a tener que inventarse algo. Es el valor que hay que dar a lo que se inventa cada uno. Pero si tomamos la amplitud del concepto de locura en donde cada quien tiene su propia locura, también el psicoanálisis respeta lo que se inventa cada loco que viene a vernos, independientemente de si es una psicosis o no. Teniendo en cuenta que para Lacan nunca se trató de llevar el fin de análisis hacia la libertad. Sino de inventarse algo y enlazarse al Otro con su propio invento. No es desenlazado del Otro. Efectivamente el tema de lo femenino es un tema acuciante como planteaba Jacquie antes. Sí es un tema que factiblemente vayamos a tomar más adelante, el psicoanálisis tiene una respuesta por lo menos para ubicar, para pensar por qué la andanada de maltrato a lo femenino que vivimos en la actualidad, cuando se sueltan los ideales y se suelta el Nombre del Padre. Alguien me dirá “bueno antes se maltrataba tanto a la mujer, pero no lo sabían los medios.” Es factible, puede ser, pero otra cosa era la mujer encerrada. Y que da cuenta Freud cuando dice “el primer ser segregado es el sexo femenino”. Y Freud lo explica por la vía del horror a la feminidad. Y que eso está instaurado en la época victoriana, es decir que había un maltrato a lo femenino instaurado por el Nombre del Padre, un modo de tratar a lo femenino, que estaba instaurado por la época victoriana. Hace poco tiempo hubo un fenómeno en Alemania a fin de año, no recuerdo ahora el nombre que tiene en árabe, un fenómeno donde ciertos grupos del Islám salen en ciertos momentos en grupos de varios hombres a buscar mujeres y perpetúan violaciones. Eso sucedió con grupos de refugiados en Alemania. Entonces no se les ocurrió mejor idea a los alemanes que decirles que iban a tener que enseñarles cómo tratar a una mujer. ¿Occidente le va a enseñar al Islám cómo tratar a una mujer? Es decir, el islam tiene su propio modo de maltrato a la mujer, no me cabe la menor duda, pero ¿occidente está en condiciones de enseñarles cómo tratar a una mujer? Es una pregunta. Continuamos con las jornadas, muchas gracias. Desgrabado y establecido por la Lic. Gabriela Scheinkestel.
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