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763 CAPÍTULO 28 Psicología social aplicada Encarnación Nouvilas Pallejá • Encontrar las coordenadas históricas en el desarrollo de la Psicología social que evidencian la necesidad de la aplicación en el área. • Resaltar la relación entre lo básico y lo aplicado como dos tendencias en una misma disciplina. • Revisar las principales aportaciones teóricas que se han realizado en el ámbito aplicado. • Definir la Psicología social aplicada a través de las distintas aportaciones de los investiga- dores en su evolución. • Destacar el papel de la Psicología social aplicada en la resolución de los problemas sociales y en el aumento de la calidad de vida. • Revisar algunos de los numerosos campos de aplicación de la Psicología social. Objetivos 28.1 Introducción Todos los capítulos anteriores muestran los conocimientos que la Psicología social ha acu- mulado durante sus años de trabajo como fruto de la investigación. Este capítulo da un paso más y plantea de qué manera estos hallazgos nos ayudan a resolver los problemas sociales que se plantean y vivimos en la actualidad. No es necesario más que abrir el periódico para darse cuenta de los problemas que ocurren en el ajuste entre las personas y la sociedad en la que se desarrollan. Los conflictos bélicos, el ataque a los derechos humanos, la demanda de nuevos derechos sociales, el aumento de la delincuencia, el acoso o los problemas de salud en los centros escolares, las faltas de atención y violación de los derechos en los centros de salud y hospitales, entre otros muchos, son ejemplos de las situaciones que se abordan desde la PSICOLOGÍA SOCIAL764 perspectiva psicosocial. La Psicología social aplicada se aproxima al estudio de estos aspectos para aportar, además de una explicación, una intervención que nos ayude a conseguir calidad de vida y bienestar. La Psicología social aplicada emplea los hallazgos y los métodos de la Psicología social para afrontar los problemas que les surgen a las personas en su relación con la sociedad, con el fin de favorecer el entendimiento, el desarrollo y el bienestar social. De una manera activa y dinámica, la disciplina que nos ocupa intenta dar respuesta a los problemas sociales replan- teándolos desde su perspectiva psicosocial e introduciéndose en los contextos en los que se producen. Con una historia reciente, como revisaremos brevemente a continuación, se adapta a los cambios sociales, cuyo estudio le aportan actualidad y relevancia. Según Sadava (1997, p. 9), aunque pudiera haber algo de ingenuidad en el optimismo de los pioneros, “por otro lado, la Psicología social ha hecho contribuciones importantes para la mejora de las sociedades y de la condición humana”. En este capítulo introduciremos unas líneas generales sobre las aplicaciones de la Psicología social. Se destacan, para ello, los aspectos fundamentales sobre los que se ha ido desarrollando la aplicación psicosocial. Abordaremos la definición de la Psicología social aplicada dentro de la Psicología social, y plantearemos algunas cuestiones fundamentales que están presentes en la mayoría de las reflexiones sobre esta área. Finalmente, introduciremos unas líneas bási- cas sobre la intervención psicosocial y sus campos de aplicación. 28.2 La relación entre lo básico y lo aplicado en Psicología social La Psicología social está constituida tanto por sus teorías y metodología como por sus apli- caciones. Por ello, podemos afirmar que se está haciendo Psicología social tanto si se trabaja desde una perspectiva básica como si se hace desde una perspectiva aplicada. Sin embargo, la relación entre ambas aproximaciones ha sido objeto de un amplio debate. Sin entrar de lleno en él, ya que excede los objetivos de este capítulo, plantearemos someramente algunas de sus coordenadas esenciales. Sí nos parece necesario revisar brevemente algunos acontecimientos en el desarrollo de las aplicaciones de la Psicología social que, precisamente, resaltan esos periodos en los que ambas tendencias se aproximan y llegan a convivir juntas, y otros en los que se produce una separación entre ellas. Una breve historia Es difícil señalar el momento concreto en el que puede situarse el surgimiento de la Psicología social aplicada. Algunos autores lo remontan a los años treinta, asociándolo a los trabajos de Kurt Lewin (Schneider, Gruman y Coutts, 2005). Otros lo sitúan bastante más tarde debido a la llamada “crisis” de la Psicología social. En realidad, es lícito pensar que la aplicación en Psicología social surgió en el mismo momento que la disciplina, ya que la aplicación es con- sustancial a su desarrollo teórico y metodológico. Si bien esta afirmación no está ausente de polémica, en nuestra exposición partimos de la consideración de una única Psicología social, independientemente de que su aportación sea básica o aplicada. El desarrollo de la aplicación en Psicología social ha estado condicionado tanto por los acontecimientos sociales (p. e. las dos guerras mundiales), como por las circunstancias que han caracterizado la evolución de la propia disciplina (p. e. la “crisis” entre los años 1965 y Psicología social aplicada 765 1980), a los que se asocian momentos de desarrollo o de depresión. Asimismo, cabe destacar la influencia de algunos psicólogos sociales relevantes, en este caso fundamentalmente de Kurt Lewin. El legado de este autor en esta área fue, como señalan Schneider, Gruman y Coutts (2005), hacer hincapié en la integración de la teoría, la investigación y la práctica. En general, se produce una expansión de la aplicación psicosocial en situaciones en las que emergen gran cantidad de problemas sociales, a los que la Psicología social se plantea responder. En este sentido, uno de los momentos brillantes de la aplicación de la Psicolo- gía social se vivió en los años cuarenta a raíz de la II Guerra Mundial. La situación bélica hace relevantes determinados problemas, como la influencia de la propaganda, la escasez de productos de primera necesidad, las características de los soldados y su adecuación a la situación de combate, el estrés, o la fatiga y la moral en esta misma situación. Esto produce un importante incremento en los trabajos aplicados y un desarrollo metodológico paralelo al teórico. Aparece, como la califica Deutsch (1975), una Psicología social socialmente útil. Una Psicología social moderna que, como señala el mismo autor, “nace preocupada por el desarrollo del conocimiento que tenga una relevancia social inmediata” (p. 1). Como modelo de esta Psicología se proponen los trabajos de Lewin y colaboradores (1939) sobre el liderazgo autoritario y democrático, y los de Sherif (1966) sobre la solución de conflictos (véase, Schneider, Gruman y Coutts, 2005). Sin embargo, la corriente aplicacionista encontró resistencia en los sectores que defendían en mayor medida los aspectos teóricos de la disciplina y la investigación experimental. Se produce entonces un retroceso en el desarrollo conjunto de las dos vertientes de la Psicología social (básica y aplicada) y su consecuente escisión. El mismo Lewin llegó a afirmar que la propia expresión Psicología aplicada se veía como algo oscuro, como un procedimiento poco científico, aunque demostrase tener un valor práctico. Merece la pena detenerse a destacar las causas de este estado de cosas, según el análisis que hace Deutsch (1975). Este autor agrupa los factores en: • Internos a la propia disciplina: la necesidad de los psicólogos sociales de asegurar la correc- ción científica de sus trabajos les lleva a centrarse en la metodología experimental, bajo el supuesto de que el ingenio experimental puede lograr llevar al laboratorio los fenómenos psicosociales de relevancia. • Relacionados con las medidas adoptadas por las universidades: la Universidad refuerza la realización de trabajos experimentales, puesto que los trabajos aplicados requieren mayor diversidad teórica, el conocimiento del contexto concreto en el que se realiza lainvesti- gación y, generalmente, implican una mayor inversión de tiempo y de recursos que los trabajos de laboratorio. • Factores que reflejan influencias sociales: las condiciones políticas y la situación vital del psicólogo social hacen que el acceso a los recursos para los trabajos aplicados en contextos naturales sea más bien difícil y, por tanto, escasas la probabilidades de llevarlos a cabo. Las diferencias metodológicas entre las aportaciones básicas y las aplicadas, en un pe- riodo de auge del experimentalismo, explica la separación de estas dos tendencias (entre los años cincuenta y finales de los sesenta). Sánchez Vidal (2002) señala que la separación de los seguidores de Lewin es un factor de importancia en esta escisión. Los experimentalistas se reunieron en el Centro para la Investigación de la Dinámica Grupal y los aplicacionistas en los Laboratorios Nacionales de Adiestramiento. Es una etapa de desarrollo de importantes cuestiones de la Psicología Social, como la percepción de grupo, las actitudes, la persuasión, el comportamiento colectivo y la conducta prosocial. PSICOLOGÍA SOCIAL766 Por otra parte, durante los años sesenta van surgiendo críticas a la validez de los hallazgos realizados en el Laboratorio, a su escasa relevancia social y a la falta de utilidad para afrontar los problemas de la sociedad. Todo ello produjo la llamada “crisis” de la Psicología social, en general, aceptada por unos y rechazada por otros. Pero, indiscutiblemente, esta situación estimula el planteamiento y la producción de los trabajos aplicados, para poner la Psicología social al servicio de la sociedad. De manera que la Psicología social aplicada aparece como una respuesta a las demandas sociales, a la falta de relevancia de los trabajos de la Psicología Social dominante y a la puesta en duda sobre la validez de la metodología experimental. En la actualidad, se reconoce ampliamente en Psicología social la necesidad de estudiar los fenómenos socialmente relevantes y de actuar sobre los problemas que surjan en la sociedad. Junto a la metodología experimental, que no siempre es la más adecuada, se introducen nuevos métodos que permiten hacer estudios de los fenómenos psicosociales en los contextos naturales tal y como suceden. La tendencia aplicacionista en la disciplina se asocia con la constitución de la Psicología social aplicada, localizada en los primeros años ochenta (Sánchez Vidal, 2002). La dicotomía básico-aplicado Una vez que conocemos la forma en que surge la aplicación de la Psicología social, cabe pre- guntarse sobre el tipo de relación que se establece entre lo llamado básico y lo denominado aplicado en Psicología social. En la actualidad es difícil pensar en la existencia de una separación entre lo básico y lo aplicado. Según algunos autores, esta oposición “no cumple ni siquiera una función heurística”, e incluso se llega a afirmar que “mucho menos la (función) de servir de base para el paso desde un supuesto corpus acumulado de conocimientos teóricos a la resolución de los problemas reales de la sociedad” (Morales, 1984, p. 702). Otros autores defienden posiciones contrarias. Así, Bickman (1980, 1981) resalta las diferencias entre la orientación básica y la aplicada en Psi- cología social y subordina la segunda a la primera. En esta misma línea, Deutsch (1975, 1980) acepta esta distinción, si bien suaviza las diferencias hablando de una orientación dirigida a la teoría, y de otra orientación dirigida hacia la práctica. Desde una posición integradora, Blanco (1985) propone que la Psicología social aplicada se puede definir por su comparación con la básica, considerándolas los extremos opuestos de un continuo que, en su totalidad, constituyen la Psicología social. Para ello, compara las dos tendencias en función de sus fines y propósitos, métodos, contexto y estilo, tal y como esquematizamos a continuación. Cuadro 28.1: Propuesta integradora de la Psicología social básica y aplicada. Psicología Social Básica Psicología Social Aplicada 1. Fines y propósitos Descripción y relación entre variables Relaciones significativas de carácter prác- tico con resultados socialmente relevantes 2. Metodología Validez interna Constructo de causa Único nivel de análisis Único método Método experimental Alta precisión Método conductual Validez externa Constructo de efecto Diferentes niveles de análisis Múltiples métodos Método cuasiexperimental Baja precisión Autoinforme Continúa Psicología social aplicada 767 Psicología Social Básica Psicología Social Aplicada 3. Contexto Universidad Laboratorio Despreocupación por el tiempo Corta duración Iniciativa propia Poca conciencia de costos Flexible Estable Unidisciplinaria Autónoma Calle, organizaciones, servicios Campo Tiempo real Larga duración Cliente, patrocinador Alta conciencia de costos Poco flexible Poco estable Multidisciplinaria Dependiente 4. El investigador Especialista Trabaja en solitario Orientación hacia los colegas Compensación media Alto prestigio Evaluación por publicaciones Habilidades sociales medias Técnico general Trabaja en equipo Orientación hacia los clientes Alta compensación Prestigio medio Evaluación por la experiencia Habilidades sociales altas Fuente: Blanco (1985, pp. 22-24). Varela (1978) va más allá y convierte la aplicación en una tecnología social. Se centra en la distinción entre investigación y aplicación y entre ciencia pura y tecnología. Como veremos más adelante, este autor considera que “el proceso mental que se sigue en las ciencias sociales no es demasiado diferente del que se requiere para resolver problemas de ingeniería” (p. 158). Desde este punto de vista, el psicólogo social aplicado se nutriría de las teorías básicas para aplicar en cada caso la que mejor convenga para la solución de un problema concreto. Otras posturas menos extremas reconocen una diferencia, aunque sea mínima, entre lo básico y lo aplicado. Aquí cabe citar a autores como Hollander (1978), Saxe y Fine (1980) y Kidd y Saks (1980) (véanse Morales, 1984; Sánchez Vidal, 2002). Parece que, aunque por ra- zones distintas, estos autores consideran que los estudios básicos y los aplicados tienen pocas diferencias y que deben desarrollarse juntos. Hollander (1978) resalta las situaciones en las que el trabajo básico puede dar lugar a aplicaciones y concluye que no es necesario elegir entre lo básico y lo aplicado, ya que los dos pueden ayudarse mutuamente. De forma similar, Saxe y Fane (1980) consideran que, con la incorporación de nuevos métodos de investigación en Psicología social, no tiene cabida la distinción clásica entre lo básico y lo aplicado. También Kidd y Saks (1980) sólo aceptan que puede haber diferencias mínimas en función del contexto (véase Morales, 1984). Una postura más radical, en cuanto a la negación de la existencia de diferencias entre lo bá- sico y lo aplicado es la de Proshansky (1981) y la de Gergen y Basseches (1980) (véanse Morales, 1984; Sánchez Vidal, 2002). En general, estos autores consideran que la distinción básico-apli- cado no tiene sentido, aunque aluden a razones distintas para rechazarla. Proshansky (1981) niega la existencia de una Teoría psicosocial básica formada por leyes psicosociales básicas, en PSICOLOGÍA SOCIAL768 gran medida porque cree que la metodología experimental no es adecuada para estudiar los fenómenos sociales. Por su parte, Gergen y Basseches (1980) creen que la interacción psicoso- cial ocurre siempre en un determinado momento histórico del que no se puede aislar. Por ello, es arriesgado hablar de conocimiento básico en abstracto. Independientemente de las perspectivas sobre la dicotomía básico-aplicado, parece pre- ferible inclinarse por aceptar la relación entre ambas opciones en lugar de centrarse en sus diferencias. Como señala Sánchez Vidal (2002), los dos enfoques se pueden considerar in- terdependientes. Lo contrario llevaría al absurdo de que, sin orientación básica, la Psicología Socialse convertiría en una tecnología que no aportaría nada o muy poco al desarrollo social o, al absurdo contrario, es decir, sin una perspectiva aplicada en Psicología Social, la disciplina caería en la esterilidad y la ineficacia. Se plantea, en consecuencia, la necesidad de una Teoría de la intervención psicosocial, que proporcione un modelo de práctica y de rol interventivo a la Psicología social. Sobre estas consideraciones, aunque poco formalizados, se han elaborado unos modelos que enmarcan la aplicación en Psicología social. Para comprenderlos adecuadamente, por un lado, y como base teórica e impulsora del trabajo aplicado en Psicología social, por otro, es necesario trazar las coordenadas fundamentales de la investigación-acción propuesta por Lewin (1946, 1948, 1978). Es igualmente interesante el enfoque de Fisher (1982), que relaciona la teoría, la investigación y la práctica sobre las mismas bases. La investigación-acción Lewin (1946, 1948, 1978) aporta, si no un modelo estructurado, sí la idea fundamental sobre la que se han inspirado parte de los planteamientos conceptuales en los que se ha basado la aplicación de la Psicología social en busca de la relevancia social. La investigación-acción, como concepción del ejercicio del psicólogo social, se adelanta a su tiempo y añade a la investigación básica la investigación práctica, ambas interdependientes entre sí. Lewin, por tanto, rechazaba la separación entre la investigación básica y la investigación aplicada en la Psicología social. Así lo demuestra el conocido párrafo que reproducimos a continuación. “Sería muy desafortunado si la tendencia hacia la Psicología teórica se debilitara por la necesidad de tratar con grupos naturales al estudiar ciertos problemas de Psicología social. No se debe ser insensible, sin embargo, al hecho de que este desarrollo ofrece grandes oportunidades tanto como amenazas a la Psicología teórica. La desventaja más grande de la Ppsicología aplicada ha sido el hecho de que, sin auxilio teórico adecuado, tuvo que seguir el costoso, ineficaz y limitado método de ensayo y error. Muchos psicólogos que hoy trabajan en un campo aplicado son agudamente conscientes de la necesidad de una estrecha colaboración entre la Psicología teórica y la aplicada. Esto puede conseguirse en Psicología, como en la Física, si el teórico no mira hacia los problemas aplicados con aversión erudita o con temor de los problemas sociales, y si el psicólogo aplicado comprende que no hay nada tan práctico como una buena teoría” . Fuente: Lewin, 1978, p. 161. Lewin establece una diferencia entre ambas perspectivas (teórica y práctica) en la Psicología social, pero advierte claramente de los riesgos de que ambas se desarrollen de forma indepen- diente. Es decir, que el teórico no aborde los problemas sociales ni persiga el cambio social, y Psicología social aplicada 769 que el práctico no fundamente su actividad en los conocimientos teóricos. Considera, además, que las promesas de la Psicología social se alcanzan con mayor facilidad si existe una colabora- ción entre la investigación orientada a la teoría y la investigación orientada al problema. Lewin asocia la investigación al cambio social y busca un conocimiento que pueda ser útil para producirlo. La investigación-acción es la que se hace en contextos problemáticos, y tiene una utilidad social y teórica (Rodin, 1985). Es una investigación realizada de forma activa. Se investiga la acción social que, a su vez, genera más acción, según un esquema similar al que se presenta a continuación: • La observación de un problema socialmente relevante. • Genera un intento posterior de modificarlo, por medio de la utilización de conocimien- tos teóricos, con los que se puede lograr el cambio social, de forma que, a través de esta sucesión de pasos, los resultados obtenidos permiten aprender, tanto de los experimentos realizados, como de los fenómenos observados. Todo ello tiene lugar dentro de ciclos recurrentes de planificación, actuación y evaluación. Se consigue así, de forma simultánea, resolver los problemas y aportar conocimientos nuevos. Los psicólogos sociales aplicados, según este proceso, deben investigar con rigor científico los efectos de las intervenciones prácticas que realicen para resolver los problemas sociales. Y, en el mismo sentido, los psicólogos sociales que se centren en el trabajo teórico no deben alejarse de la realidad, sino ser capaces de observar y encontrar los problemas sociales a los que aplicar sus conocimientos. La investigación-acción también tiene una orientación participativa que introdujo Lewin a partir de su trabajo con grupos (López-Cánabas y Chacón, 1997). La investigación-acción fue una alternativa a la investigación tradicional que se realizaba hasta la II Guerra Mundial. Fue, sin duda, una gran aportación que proporcionó el marco de rigor que necesita la orientación aplicada o práctica y la acción social que requiere la orienta- ción básica o de investigación. Sin embargo, no ha estado exenta de críticas por su ambigüedad y falta de viabilidad (Sánchez Vidal, 2002). Cerca de la investigación-acción, la investigación participativa, de tradición hispanoame- ricana, va algo más allá (Cancian, 1998; Freire, 1970; Maguire, 1987). Hace hincapié en el trabajo e intervención con las personas a las que va dirigida la acción. Los receptores tienen mayor implicación y participan en las diferentes etapas de la investigación desde el grupo o la comunidad. Tanto la investigación-acción como la investigación participativa constituyen formas de aplicar e implicar a la Psicología social en los problemas sociales para actuar sobre ellos. Comparten valores y creencias críticas respecto a la Psicología social dominante, pero, a la vez, se diferencian claramente en algunas de sus características (Brown y Tadon, 1983). La investigación participativa toma como punto de partida la desigualdad de poder entre los grupos sociales. Considera esa desigualdad como origen del conflicto y la necesidad de una transformación o cambio de esta situación a base de proporcionar poder a los que carezcan de él. Desde este punto de vista, se trata de un enfoque en el que se trabaja en el dominio societal, mientras que la investigación-acción se centra en procesos de naturaleza individual, interper- sonal y grupal. Además, el enfoque participativo requiere la participación fundamental de las personas a las que va dirigida la acción y deja más abierto el proceso de trabajo realizado en el contexto natural, mientras que la investigación-acción marca un proceso cíclico de interven- ción, evaluación y reorientación del plan de acción (Senn, 2005), tal y como se esquematiza en la Figura 28.1. PSICOLOGÍA SOCIAL770 Figura 28.1: Proceso de investigación-acción (Lewin, 1947), adaptado de Schmeider y cols. (2005). Teoría, investigación y práctica Fisher (1982), en su libro Social Psychology: An applied approach, introduce una forma de inte- grar la teoría, la investigación y la práctica en Psicología social que, sin constituir un modelo formal, representa una aportación importante al área y reúne los aspectos fundamentales del enfoque de la investigación-acción de Lewin (Blanco, Fernández-Dols, Huici y Morales,1985; Sánchez Vidal, 2002). Desde esta perspectiva, apoya el desarrollo de la Psicología social aplica- da a través de trabajos de investigación y acción en contextos reales. Para Fisher, la teoría, la práctica y la investigación se relacionan y retroalimentan dentro de un mismo campo. Esta relación la explica gráficamente (véase la Figura 28.2) dentro de un diagrama en el que la parte derecha representa la dinámica fundamental del proceso de la Psicología social aplicada, y la parte izquierda la de la Psicología teórica de corte experimental. A grandes rasgos, el gráfico enmarca todo el proceso de desarrollo de ambas tendencias en un bucle externo que relaciona la teoría, la práctica y la investigación: • En elinterior se ubica el desarrollo de teorías e hipótesis. Estos constituyen el corazón del proceso y el nexo entre ambas perspectivas. De él parten y en él desembocan los diferentes elementos de cada una de ellas: • Para la Psicología social aplicada, la práctica se asocia a la investigación social, a la investigación-acción, a la investigación evaluativa y al desarrollo de programas. Todo Psicología social aplicada 771 ello basado en las teorías y el desarrollo de hipótesis, a las que de nuevo incorporan los hallazgos de las aplicaciones en contextos reales. • En la Psicología social de tipo teórico-experimental (que ocupa la parte izquierda del diagrama) la investigación se realiza en el laboratorio y en el campo, y su base, al igual que sucedía con la Psicología social aplicada, es la teoría y el desarrollo de hipótesis a las que también incorpora los resultados de la investigación (véase la Figura 28.2). Figura 28.2: Ciclo teoría, investigación y práctica. Fuente: Fisher (1982; tomado de Blanco, Fernández-Dols, Huici y Morales, 1985). En definitiva, las relaciones dinámicas que presenta Fisher constituyen una aportación im- portante para esclarecer la relación entre la tendencia teórica y la práctica en Psicología social, dentro de una perspectiva claramente influida por Lewin, que permite integrar la teoría, la investigación y la práctica. 28.3 Aproximaciones teóricas A partir del modo en que se combinan lo básico y lo aplicado surge la necesidad de integrar ambas formas de conocimiento. Con objeto de responder a esta necesidad, se plantean unos modelos de aplicación que intentan mostrar cómo pueden utilizarse los conocimientos de la Psicología social desde esta perspectiva. No es difícil deducir las alternativas. Así lo hacen Kidd y Saks (1980; véase Sánchez Vidal, 2002), que sugieren tres posibilidades admisibles: • La Psicología Social Aplicada como una derivación directa de la investigación básica en Psicología Social. • La Psicología Social Aplicada como disciplina autónoma y, por tanto, con un corpus de conocimientos y metodología propios. • La Psicología Social como Ingeniería social que seguiría los planteamientos de Varela, ex- puestos anteriormente. PSICOLOGÍA SOCIAL772 Estas sugerencias de Kidd y Saks (1980) coexisten con una serie de modelos que permiten seguir abriendo camino entre lo básico y lo aplicado: • En primer lugar, se encuentra la posición de la Tecnología social, como un enfoque centrado en la práctica y la resolución de problemas, sin planteamientos teóricos. • En segundo lugar, cabe mencionar la propuesta de Cialdini en su Modelo del ciclo completo, que resalta el seguimiento de una rigurosa metodología. • Finalmente, conviene destacar el Modelo de la teoría-praxis y el Modelo comprensivo de la Psicología social aplicable, que parten del rechazo de la separación básico-aplicado en Psicología social. Tecnología social Varela (1975) parte, como ya hemos señalado, de las diferencias entre la investigación y la apli- cación, entre la ciencia pura y la tecnología. Propone una forma en la que puedan utilizarse los conocimientos de la Psicología social para solucionar una variedad de problemas cotidianos en las relaciones sociales y de grupo. Como ya hemos precisado, su formación como ingeniero le lleva a afirmar que “los procesos mentales que se emplean en la aplicación de la ciencia social no son demasiado diferentes de los que se requieren para resolver un problema de ingeniería” (p. 158). De hecho, manifiesta que su preparación como ingeniero fue determinante para que pudiera captar, en toda su amplitud, los conocimientos de Psicología social y combinarlos con la ingeniería en lo que denominó tecnología social. Desde su doble formación, Varela define la tecnología social como “la actividad que permi- te diseñar soluciones a los problemas sociales combinando hallazgos derivados de diferentes áreas de las ciencias sociales”. En su libro Psychological Solutions to Social Problems: An Intro- duction to Social Technology incluye el proceso y la solución a diferentes problemas sociales definidos como “los que surgen de la fricción entre personas, grupos o entre grupos” (Varela, 1971, p. 162). La forma en la que se solucionan los problemas sociales, desde este modelo, puede resumirse en sus características, que se presentan en el Cuadro 28.2: Cuadro 28.2: Principales características de la Tecnología social”de Varela. Características • Objetivo: aportar soluciones globales a un problema • Utilización de conocimientos de otras ciencias, en la medida en que les sea necesario • Consideración de las teorías como representaciones ideales de variables, es decir, no interesadas en la resolución de problemas concretos • Actuación por síntesis, es decir, se recurre a varias teorías • Combinación de las teorías seleccionadas en función del problema a resolver, que es su centro de atención • Desatención al desarrollo teórico, bajo el supuesto de que dicho desarrollo no es el objetivo de la Tecnología social • Adopción de una perspectiva idiográfica, es decir, adaptada al problema concreto, independiente y único • Desarrollo gradual de la actuación del tecnólogo social, por fases, tras responder a una serie de preguntas críticas sobre: • La existencia del problema. • El deseo de darle una solución. • La disposición para emplear el tiempo. • El esfuerzo necesario para resolverlo. • Las soluciones alternativas a las habituales. Fuente: según Sánchez Vidal (2002). Psicología social aplicada 773 A la vista de cómo se desarrolla el trabajo aplicado desde este modelo tecnológico, llaman la atención sus carencias esenciales (Morales 1984; Sánchez Vidal, 2002), que tienen que ver con su arbitraria utilización de los aspectos teóricos básicos en los que se apoya la aplicación y su ausencia de elementos valorativos o éticos. Las teorías psicosociales, en este caso, se emplean de forma utilitarista, supeditadas a la tecnología, y, por tanto, de forma arbitraria. Las consi- deraciones éticas, además, quedan excluidas. El tecnólogo social acepta los planteamientos del cliente sin considerar las personas a las que afecta. El Ciclo completo Cialdini (1980) se centra en la metodología para elaborar un modelo basado en la combinación de la experimentación con el trabajo de campo. Aplica el conocimiento psicosocial fundamen- talmente para ponerlo a prueba en contextos reales y avanzar en dicho conocimiento. Para ello emplea la observación como forma de orientación, y la experimentación para la obtención de datos que posteriormente se contrastan con nuevos procedimientos experimentales o cuasiexperimentales en contextos naturales. De esta manera, los resultados últimos sirven para sumar conocimientos y de nuevo avanzar en los planteamientos teóricos. Robert Cialdini. Universidad de Arizona Esta forma de aplicar la Psicología Social permite avanzar en el conocimiento psicosocial. A la vez, incorpora una buena estrategia así como calidad metodológica. Suscita, sin embargo, la duda de si lo que se está haciendo, aunque de forma impecable y con beneficios para el área, no será más bien investigación aplicada, lo que implicaría dejar de lado la intervención, que, por regla general, busca el bienestar social. Teoría-praxis Gergen y Basseches (1980) construyen su modelo de aplicación psicosocial sobre tres pilares: • El rechazo a la distinción entre teoría (o Psicología social básica) y práctica (o Psicología social aplicada). • La toma en consideración de los valores en todo el proceso de práctica. • La división de la actividad humana en el nivel fisiológico, psicológico y cultural. PSICOLOGÍA SOCIAL774 Estos autores señalan que no se puede distinguir entre lo básico y lo aplicado en Psicolo- gía social por su implicación histórica, y sustituyen estos términos por los de teoría y praxis. Ambos aspectos influyen en el nivel psicológico, que es en el que actúa el psicólogo, de manera que la teoríaorganiza su construcción conceptual y la praxis lo ejecuta directamente sobre las personas en el marco comunitario, de las consultorías o sanitario (Morales, 1984). La Psicología social aplicable El modelo que plantean Mayo y La France (1980) se considera la aportación más estructurada y operativa para la Psicología social aplicada. Se ha comparado con la concepción de Fisher sobre la dinámica entre la teoría, la investigación y la práctica, revisada anteriormente (Sán- chez Vidal, 2002). Como describiremos a continuación, estas autoras añaden al análisis básico de la teoría y la práctica un tercer elemento: la calidad de vida. También se piensa que este modelo puede ser complementario al planteamiento de la teoría-praxis de Gergen y Basseches (Morales, 1984). En él las autoras incorporan la denominación de aplicable para la Psicología Social, en vez de aplicada, al considerar que este término tiene un carácter más dinámico y unificador que el anterior. De ello se desprende claramente su rechazo a la dicotomía básico-aplicado en la Psicología social. El modelo se representa de forma cíclica compuesto por tres elemen- tos: la calidad de vida, el desarrollo del conocimiento y la utilización e intervención (véase la Figura 28.3). • La calidad de vida: recoge la inquietud de Lewin en cuanto a la necesidad de que los psicó- logos sociales se impliquen en los problemas sociales. Sin embargo, como ha ocurrido en el campo de la salud, del que incorporan el término, estas autoras dan un giro positivo al concepto y, en vez de hablar de problemas sociales, tratan de la calidad de vida. De igual manera que sucede con la salud, esta concepción positiva del objetivo de la Psicología so- cial aplicable permite una reorientación de la intervención psicosocial hacia la prevención y la promoción y no solamente a la solución de un problema social cuando éste ya está establecido (como la curación cuando ya existe una enfermedad). Al mismo tiempo le otorga un valor distinto, al advertir la posibilidad de mejoras o alternativas a la situación. • El desarrollo del conocimiento: se dirige hacia la predicción sobre la explicación. Las autoras consideran que el psicólogo social, además de explicar, debe predecir cómo ocurren los acontecimientos psicosociales. Se centran en los efectos más que en las causas, de modo que dan una importancia especial, en la Psicología social aplicable, al reconocimiento de los factores antecedentes de los acontecimientos, tal y como ocurren en su contexto natural. Hacen hincapié en la necesidad de ampliar el estudio de las variables de carácter individual e interpersonal a los sistemas sociales. Por lo que se centran en las variables macro, en vez de en las micro, al contrario de lo que venía siendo la línea dominante en Psicología social. • Por último, la utilización e intervención: saca a la luz una serie de cuestiones que aún continúan sin resolver los psicólogos sociales (véase Morales, 1984). Es el aspecto menos desarrollado de los tres elementos que constituyen el modelo. Parece que la intervención es la última parte del trabajo que queda demasiadas veces pendiente. Aunque la intervención, como se verá más adelante, es uno de los objetivos hacia los que se dirige la Psicología social y que cada vez ocupa un lugar más destacado en los textos y trabajos aplicados. Los tres elementos o nudos (mejora de la calidad de vida, construcción del conocimiento y utilización e intervención) forman un proceso en el que la mejora de la calidad de vida lleva a Psicología social aplicada 775 la construcción del conocimiento y, a través de éste, a la utilización-intervención. Esto ocurre a través de lo que las autoras llaman adaptadores, que podemos considerar en función de los nudos que unen: • formulación del problema y elección del método, para la transición entre la mejora de la calidad de vida y la construcción del conocimiento; • análisis del sistema y definición del rol, para la transición entre la construcción del cono- cimiento y la utilización-intervención; • interpretación y evaluación, para el paso de la utilización-intervención a la mejora de la calidad de vida. Figura 28.3: Modelo de “Psicología Social Aplicable” de Mayo y LaFrance. Fuente: según Sánchez Vidal (2002, p. 74). Este modelo añade elementos muy positivos a la comprensión de la aplicación psicosocial, pero también presenta algunas dificultades (véase Sánchez Vidal, 2002). Entre sus méritos podemos destacar la incorporación de un objetivo positivo en la mejora de la calidad de vida, así como introducir la utilización-intervención como nexo entre la teoría y la práctica. Sin embargo, también se ha manifestado que el término adaptador no está lo suficientemente claro y que el enfoque positivo, basado en la mejora de la calidad de vida, plantea problemas de límites, que requiere establecer unos criterios sobre las necesidades, las prioridades y la amplitud de la intervención. Asimismo, es necesario tener en cuenta los límites de la propia capacidad de actuación del psicólogo social, puesto que la calidad de vida está determinada por muchos elementos que escapan a su campo de acción. 28.4 La Psicología social como una ciencia aplicada La Psicología social aplicada, como puede deducirse de las páginas anteriores, es un área de la Psi- cología social con muy pocos años de historia, que aún no está claramente definida y delimitada. Se ha profundizado mucho en las diferencias y la relación entre el área básica y el área aplicada de la Psicología social y existen varias aportaciones en este sentido (p. e. Bickman, 1980; Deutsch y Hornstein, 1975; Fisher, 1982; Morales, 1984; Sánchez Vidal, 2002). De hecho, como hemos PSICOLOGÍA SOCIAL776 puesto de manifiesto, la dicotomía básica-aplicada constituye la base de los planteamientos en los distintos modelos, tanto para partir de las diferencias, como para intentar encontrar el nexo entre ellas. A continuación intentaremos delimitar, con mayor claridad, lo que estamos enten- diendo por Psicología social aplicada, la forma en la que se articula como una ciencia aplicada y sus características fundamentales. Definición y características de la Psicología social aplicada A partir de los modelos revisados, podemos extraer de forma explícita o implícita la concep- ción de la Psicología Social Aplicada sobre la que se han construido. Recordemos que Mayo y La France conciben la Psicología social aplicable como un ciclo continuo que tiene el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas utilizando el conocimiento social aplicable y derivando una intervención interdisciplinar. Creen que la evaluación de los resultados de la intervención y de los cambios en la calidad de vida permite que se vayan acumulando los conocimientos que son socialmente relevantes. Por otra parte, Proshansky (1981) define la Psicología social aplicada como una Psicología social que investiga problemas concretos de la vida real, con el objetivo fundamental de reunir el conocimiento empírico y teórico para comprender los factores y condiciones que pueden servir, si es posible, para solucionar los problemas (véase Proshanski, 1981; citado en Blanco y cols., 1985). Otras definiciones sencillas pueden ayudarnos a entender la función que la Psicología social aplicada tiene en la sociedad. Así, Blanco y de la Corte la definen como “la manera de aproximarse a la realidad de las diversas vertientes y manifestaciones del comportamiento social humano” (1996, p. 14). Esta definición está caracterizada por el empleo de teorías y/o metodología psicosocial (Morales, 1984), la consideración de asuntos de la vida cotidiana que son de interés para las “personas de la calle”, la contrastación de las hipótesis planteadas en situaciones de la vida real, y la perspectiva interdisciplinar. Sin embargo, esta concepción no llega a abordar el papel de esta disciplina en la intervención, aspecto que sí tienen en cuenta autores como Oskamp (1984) o Schneidery cols. (2005). Así, Sadava (1997) resalta el acierto de la definición de Oskamp (1984) al entender la Psicología social aplicada como el resultado de las aplicaciones de los métodos, principios y hallazgos de la investigación a la solución de problemas sociales. Schneider y cols. (2005) la definen como “una rama de la Psicología social que utiliza las teorías, principios y métodos de la evidencia de las investigaciones de la Psicología social para comprender problemas sociales y prácticos, y para desarrollar estrategias de intervención destinadas a mejorar el funcionamien- to de las personas, grupos, organizaciones, comunidades y sociedades respecto a problemas reales prácticos” (p. 5). Desde esta concepción, el “funcionamiento” hace referencia a que las personas se desenvuelvan adecuadamente en relación con algún criterio emocional, de ajuste social, salud física, rendimiento escolar, trabajo y demás áreas de su vida. Desde la perspectiva que plantean Schneider y cols. (2005), si bien el objetivo último de la Psicología social aplicada es producir un “cambio positivo” o mejora del bienestar o, en términos más amplios, de la calidad de vida, también se incluye en su cometido la investigación previa con el fin de encontrar los factores que determinan un problema social. Tampoco se termina la responsabilidad del psicólogo social en el diseño e intervención sobre un problema, sino que se extiende a la evaluación de los resultados y consecuencias de la intervención, con objeto de asegurarse de sus beneficios. Asimismo, el psicólogo social debe comprobar la ausen- cia de efectos negativos y considerar la posibilidad de que pudieran darse en algún momento. Psicología social aplicada 777 Cada modelo o perspectiva incorpora aspectos interesantes que nos ayudan a comprender el desarrollo y la tarea de un psicólogo social en el ámbito aplicado. Si nos basamos en los aspectos revisados hasta el momento, las principales características de la Psicología social aplicada serían las que se indican a continuación. La Psicología Social Aplicada: • Se constituye como una ciencia. • Con un corpus teórico proveniente de la Psicología social. • Adopta una metodología científica. • Se orienta a la comprensión de los determinantes que subyacen a los problemas sociales. • Busca la mejora de la calidad de vida, el bienestar social y el cambio social. • Organiza y lleva a la práctica intervenciones sobre problemas sociales. • Responde a una obligación ética guiada por un conjunto de valores. • Es responsable de los resultados de su intervención que se someten a evaluación. Estas características recogen los tres elementos básicos que ya Weyant (1986) advirtiera en la Psicología social (p. 6): • Básica, es decir, dirigida a comprender cómo las personas influyen unas en otras. • Aplicable, es decir, centrada en comprender los problemas del mundo real. • Aplicada, es decir, dedicada a resolver los problemas reales. Con el ánimo de concretar, se han señalado dos grandes tendencias en la aplicación de la Psicología social: la Psicología social aplicada y la Intervención psicosocial (Sánchez Vidal, 2002). A esta última nos dedicamos a continuación. 28.5 La intervención psicosocial La intervención psicosocial es claramente el camino que debe recorrer la aplicación de la Psi- cología social para conseguir el objetivo de reducir los problemas sociales, mejorar la calidad de vida, el bienestar o, en general, la vida de las personas. Por ejemplo, se intentaría aumentar el respeto entre iguales en un centro escolar manejando los conflictos entre los alumnos, o aumentando los hábitos preventivos y de salud. En un ámbito sanitario, se trataría de hacer disminuir las probabilidades de que se desarrollen trastornos que pueden desembocar en enfermedades o factores de riesgo para la salud. En este apartado revisaremos brevemente los objetivos, las etapas y la evaluación de la intervención psicosocial. La intervención psicosocial puede abordarse como un elemento dentro de la intervención social, en general, con un foco en lo psicosocial específicamente; o como una actividad inde- pendiente, tal y como la abordaremos en este capítulo. Se ha puesto en duda la viabilidad de un enfoque exclusivamente psicosocial argumentando que las causas de los problemas sociales residen en factores estructurales. Este argumento pasa por alto que el alcance de las teorías de la Psicología social permite comprobar hasta qué punto los procesos psicosociales determinan los problemas sociales. De una manera parecida, el avance de la intervención en el área aplica- da indica las posibilidades de desarrollo de la perspectiva psicosocial. Problema social, necesidad, bienestar social y calidad de vida Cuando se alude al objetivo de la Psicología social aplicada, y en concreto de la intervención, tradicionalmente se ha hecho referencia a los problemas sociales. Es un concepto subjetivo PSICOLOGÍA SOCIAL778 que se establece según las normas y valores de las personas que lo identifican como tal. Sullivan, Thompson, Wrigth, Gross y Spady (1980; véase Clemente, 1992) consideran que existe un problema social cuando un grupo de influencia conoce la existencia de una situación social que afecta a sus valores, puede solucionarse interviniendo de forma colectiva, y debe res- ponder a las siguientes características: • Todos los miembros de la sociedad tienen que estar de acuerdo en que se trata de un pro- blema social. • Tiene que identificarse claramente el grupo que lo considera como tal. • Deben clarificarse la prioridad de los valores del grupo que percibe el problema social en comparación con los valores de otros grupos. • Diferenciarlo de los problemas personales. También podemos destacar la concepción de Merton (1976) sobre los problemas sociales (véase Sánchez Vidal, 2002), que incluye la idea de discrepancia entre lo que es y lo que la gente piensa que debería ser una situación concreta. Cerca de esta acepción o modelo de discrepancia, se encuentra la noción de necesidad social, más cercana al campo psicológico que al sociológico, al que se asocia más el término de problema social. Las necesidades se definen desde la carencia, como “las divergencias respecto de ciertas condiciones o estados psicológicos o sociales” (Sánchez Vidal, 2002, p. 107). Por ejemplo, en programas de salud comunitaria, es imprescindible la detección de las necesidades de los usua- rios de los servicios de salud. Estas pueden valorarse en función de: • Las discrepancias entre las expectativas y resultados. • El riesgo de desarrollar situaciones perjudiciales o negativas en el futuro. • Las necesidades de mantener una ayuda o servicio, cuya retirada sería perjudicial (McKillip, 1987). La mayoría de los problemas que padecemos actualmente pueden clasificarse como proble- mas sociales. Por ejemplo, la adicción a las drogas, el SIDA, la violencia, la discriminación, el fracaso escolar o el acoso laboral, son problemas que para su solución necesitan que se realice una intervención psicosocial dirigida al cambio de las actitudes, los valores y el estilo de vida que los sustentan. Es evidente que la disminución de estos problemas favorece, en general, el desarrollo humano, y mejora la calidad de vida y el bienestar social. Psicología social aplicada 779 El bienestar social en un concepto que se relaciona con el reparto de los recursos de una sociedad, como un índice de su desarrollo, a través de medidas de equidad y justicia distribu- tiva. Se trata de una situación objetiva, sobre una situación real, que parte de unos mínimos indispensables (Casas, 1996). Como complemento a la valoración objetiva de la situación social como bienestar, el concepto de calidad de vida incluye en su significado la apreciación subjetiva de la distribución de los recursos. Aunque, en general, se define como un concepto multidimensional (Stewart, Ware y Brook, 1987), se puede entender como una valoración cercana al bienestarsubjetivo, que relaciona la presencia de elementos indicativos de bienestar con la apreciación subjetiva expresada en forma de satisfacción y felicidad global por la vida. De este modo, la relación entre las variables subjetivas y las objetivas se combinan para deter- minar la calidad de vida (véase Blanco, 1985). Intervención psicosocial La intervención psicosocial reúne una serie de perspectivas y estrategias para abordar los problemas sociales, con el objetivo de aumentar la calidad de vida. En lugar de hacer una revisión de las dife- rentes técnicas y enfoques en los que se ha centrado, vamos a intentar seguir un esquema básico de la intervención, que pueda servir como inicio de intervenciones más amplias y complejas. En este sentido, Schneider y cols. (2005) definen la intervención como “una estrategia (o procedimiento) que se desarrolla para influir en la conducta de las personas con el objetivo de mejorar su funcio- namiento respecto a algún problema social o práctico” (p. 56) y expone un proceso muy claro que sirve de ejemplo sobre la forma en la que se puede hacer intervención psicosocial. La intervención puede realizarse en diferentes dominios de análisis. Siguiendo a Sapsford (1998), se identifican los dominios intrapersonal, interpersonal, grupal y societal. Asimismo, la intervención sigue diferentes etapas. Antes de la intervención propiamente dicha, conviene realizar intervenciones de prueba o ensayo para probar las estrategias de intervención o para valorar la eficacia de una intervención sin tener que realizarla obligatoriamente sobre la pobla- ción objetivo. Cuando se decide realizar la intervención, hay que seguir los siguientes pasos: • Identificación de los problemas. • Búsqueda de soluciones. • Planteamiento de objetivos y diseño de la intervención. • Realización de la intervención propiamente dicha. Identificación de problemas (primer paso) Schneider señala cómo se canalizan los problemas a través de personas o grupos, a los que se denomina actores sociales, que son los afectados por él o los que, por diferentes razones, están interesados en él. Estas razones pueden ser personales, en el caso de que sufran o padezcan el problema, o de otra índole (p.e., profesionales, de lucro). Vale la pena señalar la dificultad en establecer el problema cuando las interpretaciones que dan los diferentes canales de información son distintos. Ello pone de manifiesto la necesidad de utilizar diferentes métodos (objetivos y subjetivos) para recoger los diversos puntos de vista y la presencia de otros problemas en los diversos sectores implicados. También influyen los valores que mantiene el psicólogo en su ejercicio profesional, así como los de los grupos socia- les que intervienen en la situación y el poder que puedan ejercer en su determinación como problema. Para establecer la medida en que ocurre un problema y existen necesidades que cubrir, se realiza una evaluación de necesidades. A través de ella se recoge la mayor cantidad de PSICOLOGÍA SOCIAL780 información para determinar la existencia de la necesidad o del problema, mediante métodos formales o directamente de los afectados. Por ejemplo, se reúne a diferentes grupos de actores sociales para hacerles una entrevista de grupo o pasarles un cuestionario. Búsqueda de una solución (segundo paso) Se indagan los determinantes del problema sobre el que se quiere intervenir para encontrar la forma de solucionarlo. Se distinguen los factores que activan el problema, denominados precipitantes, y los que lo mantienen o perpetuantes (por ejemplo, que un enfermo incumpla los tratamientos puede estar provocado porque el médico se ha olvidado de explicarlos con detalle, pero la falta de consideración de la importancia de los aspectos psicosociales en la asistencia sanitaria perpetúa el incumplimiento terapéutico). Una vez detectados los factores determinantes, es necesario buscar el tipo de intervención adecuada a las necesidades encon- tradas. Schneider (2005) considera dos alternativas: • Que exista una intervención anterior sobre el mismo problema que se haya mostrado eficaz. • Buscar una solución de forma independiente. Este autor resalta las ventajas de que la solución encontrada se base en alguna teoría psicosocial importante y recomienda huir de las que proceden del sentido común. Por último, la solución se puede expresar en forma de hipótesis de intervención, con el fin de facilitar su comunicación. Planteamiento de los objetivos y diseño de la intervención (tercer paso) Supone la realización del diseño de la intervención. Esta se compone de una serie de actividades del programa (o procedimientos específicos que se van a poner en marcha con los receptores de la intervención), entre los que destacan los siguientes: • Fines, o resultado que, a largo plazo, se espera conseguir. • Objetivos, o cambios que se esperan obtener a corto plazo. • Actividades, que se refieren a los ejercicios o entrenamiento específico a realizar con las personas a las que va dirigida la intervención, con objeto de conseguir los fines planteados. Wholey (1983) describe este proceso como un Modelo lógico de programa (véase Schneider y cols., 2005). Así pues, el programa relaciona las actividades, los objetivos y los fines con una base teórica lógica. Véase la Figura 28.4. Ejecución de la intervención (cuarto paso) Se refiere a la realización de las actividades planificadas para la intervención con las personas a las que se destina dicha intervención. Por tanto, requiere siempre establecer todos los pasos y detalles del programa. La dificultad de la realización del programa dependerá de aspectos como la población a la que va dirigido, el problema que pretende solucionar, o las condiciones Psicología social aplicada 781 en las que se va a desarrollar. Con objeto de que pueda realizarse una evaluación posterior de los resultados obtenidos, siempre se lleva a cabo lo que se conoce como la evaluación de pro- gramas. En realidad, esta evaluación puede considerarse como una quinta fase del programa de intervención, que se ejecuta por motivos éticos y de rentabilidad, para asegurarse, como indica Schneider (2005), que el programa tiene fundamentos teóricos contrastados, se ha desarrolla- do de forma ética y ha obtenido los beneficios suficientes en relación con los costes. Este esquema de intervención psicosocial puede aplicarse a los diferentes campos en los que se desarrolla que, como tratamos a continuación, son numerosos. 28.6 Campos de aplicación de la Psicología social Las aplicaciones de la Psicología social motivan especialmente a los estudiantes y ello se pone de manifiesto en el incremento de los trabajos aplicados y de los campos de aplicación. Esto es fácil de observar si revisamos algunos de los manuales fundamentales del área (p. e., Álvaro, Garrido y Torregrosa, 1996; Brewer y Hewstone, 2004; Deuch y Hornstein, 1975; Expósito y Moya, 2005; Morales, Blanco, Huici y Fernández, 1985; Ovejero, 1998; Sadava, 1997; Sánchez Vidal, 2002; Semin y Fiedler, 1996; Schneider, Gruman y Coutts, 2005). Sin ánimo de ser exhaustivos, a continuación nos centraremos en las aplicaciones más destacadas de la Psicología Social. Psicología social de la salud Es el ámbito que aparece prácticamente en todos los manuales de la disciplina y al que se le dedica más capítulos. La salud mental, la salud física, la atención sanitaria y las relaciones que se produ- cen en todo el proceso de atención de la salud, son objeto de estudio de la Psicología social, hasta constituirse en un campo en sí mismo, que se conoce como Psicología social de la salud. La Psicología Social se incorpora al campo de la salud aplicando sus contenidos y su meto- dología a la promoción de la salud y a la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de la enfermedad. Parte del objeto de estudio de la Psicología social, es decir, de la interacción entre el individuo y la sociedad, para resaltar su participación esencialen el estudio de la salud. Añade al estudio de la salud la consideración de los factores psicosociales que influyen en el origen, evolución, mantenimiento y cambio de la salud y de los problemas de salud y enfer- medad. Todo ello permite llegar a una comprensión de la salud y de la enfermedad en toda su globalidad (para una revisión véanse, Barriga, León, Martínez y Jiménez, 1990; Baum, Taylor y Singer, 1984; Rodríguez Marín, 1995; Marelich y Erger, 2004; Salovey y Rotman, 2003; Salovey, Rottman y Rodin, 1998; Spacapan y Oskamp, 1988; Stroebe y Stroebe, 1995, entre otros). PSICOLOGÍA SOCIAL782 Desde este punto de vista, la salud y la enfermedad están fundamentalmente determinadas por procesos de interacción, que podemos resaltar en cinco grupos fundamentales de aspectos que son abordables desde la Psicología social: • El comportamiento de salud y de enfermedad, determinado por las actitudes, creencias, formas de afrontamiento y atribuciones, resultado de la interacción social (por ejemplo, la influencia de las creencias en la conducta de riesgo). • Las interacciones entre los profesionales sanitarios y los usuarios de los servicios y cui- dados de la salud en todo el proceso de atención (promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación) (por ejemplo, la comunicación de información al paciente por parte de los profesionales sanitarios). • El papel de los grupos en la formación, transmisión, expresión y cuidado de la salud (por ejemplo, el papel del grupo familiar en la promoción de hábitos de salud). • La formación y educación para la salud en el ámbito comunitario general, por medio de cam- pañas de cambio de actitudes y marketing social (por ejemplo, las campañas antitabaco). • El medio sociocultural, que determina el propio concepto de salud, estigmatiza ciertas enfermedades (como el VIH o el cáncer), controla el acceso a los servicios de salud, impone un estilo de vida, controla el apoyo social o inf luye a través de las instituciones en el riesgo de accidentes laborales, polución ambiental y contaminación por vertidos tóxicos (por ejemplo, el efecto de la exclusión social en la utilización de los servicios de asistencia sanitaria). Psicología de las organizaciones Otros campos de gran importancia para la aplicación psicosocial son organizaciones y centros de trabajo, juzgados y salas de justicia, centros escolares, comunidad y servicios sociales, cen- tros de mayores, equipos deportivos, campañas de propaganda política, estudio de la conducta de voto y de los movimientos sociales, medios de comunicación y estudio de la conducta de consumo, intervención sobre el estrés psicosocial, o efectos del medio ambiente sobre los seres humanos y viceversa. Entre todos estos ámbitos, los centros de trabajo y organizaciones cons- tituyen la aplicación más desarrollada de la Psicología social y la que constituye su especialidad fundamental: la Psicología de las organizaciones. Esta disciplina estudia a las personas en el contexto de la organización, cómo ocurren los procesos interpersonales y grupales (p. e., la comunicación, el liderazgo o la toma de decisiones), las variables que afectan a la satisfacción laboral, la cultura de la organización, los procesos de selección de personal, o las característi- cas de la persona emprendedora, entre otros aspectos. Otros campos que están experimentando un desarrollo importante son la Psicología Ju- rídica, la Psicología política y la Psicología social de la educación, a los que nos referimos brevemente a continuación. Psicología jurídica También denominada, en ocasiones, Psicología aplicada a la ley, cuenta ya con mucha evi- dencia empírica (p. e., Bull y Carson, 1995; Clemente, 1995; De Paul, 1996; Kapardis, 1997; Köhnken,1996; Ross, Read y Toglia, 1994; Sobral, 1994; Sporer, Malpass y Köhnken, 1996; Stephenson, 1992). Desde la perspectiva psicosocial se abordan las instituciones penales como organización, la conducta del delincuente, sus determinantes, características y comportamiento Psicología social aplicada 783 ante la justicia, el juicio y todos los procesos psicosociales que intervienen en el reconocimiento de los inculpados, o las declaraciones y la toma de decisiones de los jurados. Estos aspectos se han reunido en los que se consideran tres áreas diferenciadas (Kapardis, 1997; véase Brewer y Hewstone, 2004): • La Psicología en la ley o aplicaciones de la Psicología dentro de la ley (p. e. la Psicología de los testimonios oculares). • La Psicología y la ley o investigación psicológica de los delincuentes, abogados y jurados (p. e. la toma de decisiones de un jurado). • La Psicología de la ley, que se centra en el estudio de los determinantes de la conducta de las personas ante la ley (p. e. la obediencia o desobediencia de la leyes). Psicología política Esta área se independiza en 1990 como división de la Asociación de Psicología Aplicada (Association for Applied Psychology). Se considera “la disciplina que estudia el funciona- miento mental y acciones de los actores políticos, es decir, de cualquier persona (potencial o actual) visto como ciudadano, líder o miembro de un grupo o movimiento cuyo objetivo es público o colectivo” (Castellani, 1996, p. 283). Estudia aspectos de la actividad pública y política, tales como los factores de personalidad de las personas que se dedican a este tipo de actividad, las actitudes y conducta de voto en la población, y los procesos cognitivos subya- centes al procesamiento de información que se desarrollan en la acción política (Knutson, 1975; Long, 1981; Moya y Morales, 1988; McGrraw, Lodge y Strob, 1990; Sabucedo, 1996). El cognitivismo ha contribuido al desarrollo de la cognición política, centrada en el estudio de aspectos como la percepción de los políticos, las habilidades políticas, o el estudio de las creencias y actitudes políticas. Psicología social de la educación Constituida ya como un campo en sí mismo, “descubre los procesos intrapersonales e inter- personales que operan en el ambiente educativo” (Alexitch, 2005, p. 206). Estudia aspectos como la influencia de las creencias, actitudes, expectativas y atribuciones hacia el éxito y el fracaso (tanto del alumno como del profesor) en el rendimiento académico de los estu- diantes, la forma en que ocurre la interacción entre los profesores y los alumnos en el aula y cómo puede afectar esta relación a los resultados escolares. Un ejemplo paradigmático lo constituyen los trabajos sobre el efecto Pigmalión (Harris y Rosenthal, 1985) acerca de las expectativas de los profesores y su influencia en el comportamiento de los alumnos, o sobre las expectativas de los alumnos formadas a partir de las atribuciones sobre el éxito y fracaso en una materia de estudio (Boekaert, Otten y Voeten, 2003; González-Pineda y cols., 2000; Harackiewicz, Barron, Tauer y Elliot, 2002; Kelsey, Kearney, Plax, Allen y Ritter, 2004). Otras aportaciones de la Psicología social aplicada se desarrollan desde el entorno familiar, la comunidad, las relaciones entre las personas y el medio ambiente, las actividades del ocio y el tiempo libre, el deporte, el consumo, la conducción de vehículos, la actividad forense, la vejez y, hasta las relaciones internacionales. Hay otras aplicaciones emergentes que son la res- puesta a la aparición de nuevas situaciones y problemas sociales, como el género, la diversidad y el prejuicio. PSICOLOGÍA SOCIAL784 28.7 Resumen Este capítulo presenta las líneas generales de la aplicación psicosocial, sus planteamientos fundamentales, la concepción de la Psicología social aplicada en función de diferentes propuestas, unas orientaciones sobre la intervención psicosocial y algunos campos en los que se está desarrollando esta área aplicada. El comienzo y desarrollo de la Psicología social aplicada va asociado a la emergencia de problemas sociales a los que dar una respuesta, y a la contribución determinante de algunos psicólogos sociales, entre los que destaca Kurt Lewin,por su empeño y trabajo en integrar la teoría, la investigación y la práctica en Psicología social. La Psicología social es una disciplina unitaria, pero eso no impide el reconocimiento de la existencia de una aproximación teórica y otra aplicada en su desarrollo. La forma en que se ha considerado la relación entre lo básico o teórico y lo aplicado o práctico ha sido objeto de estudio y de amplios debates, y viene a ser el elemento fundamental sobre el que se han elaborado las distintas concepciones y modelos de la aplicación psicosocial. La investigación-acción, idea original de Lewin, hace referencia a la investigación que se realiza de forma activa para producir un cambio social. Es la idea fundamental en la que se inspiran parte de las alterna- tivas conceptuales sobre la aplicación psicosocial. Asimismo, ha dado lugar al planteamiento de Fisher, que intenta integrar la teoría, la investigación y la práctica. En la misma dirección, y en respuesta a la necesidad de integrar lo básico y lo aplicado, surgen otros modelos de aplicación psicosocial, que pueden agruparse en función de las diferencias que establecen entre ambas orientaciones. En este sentido, se ha citado como el paradigma más difundido de modelo de aplicación psicosocial la Tecnología social de Varela, que defiende que la tecnología es la que soluciona los problemas y no la investigación, y que establece un corte entre investigación y aplicación. Desde una preocupación por la metodología, Cialdini propone un Modelo de ciclo completo en el que aplica el conocimiento social a contextos reales, utilizando la observación y la experimentación. Desde el rechazo a la distinción entre lo básico y lo aplicado, se elaboran el Modelo de la teoría-praxis de Gergen y Basseches y el Modelo de la Psicología social aplicable de Mayo y La France. La aportación de Mayo y La France se considera la más estructurada, dinámica y unificadora, ya que plantea un proceso compuesto por tres elementos (calidad de vida, construcción del conocimiento y utilización-intervención) que se representa como un ciclo. Sus aportaciones fundamentales son: introducir un sentido positivo a la intervención psicosocial, al poner su objetivo en la mejora de la calidad de vida; insistir en el conocimiento como predicción; resaltar la importancia de la intervención, e introducir los adaptadores, o elementos que permiten el paso de la calidad de vida a la construcción del conocimiento y de éste a la utilización-intervención. La Psicología social aplicada se ha definido en función de los diferentes modelos y perspectivas. Sin embargo, pueden destacarse algunas características que la representan como una ciencia con un corpus teórico proveniente de la Psicología social, que sigue una metodología científica para comprender los factores subyacentes a los problemas sociales, y que busca la calidad de vida, bienestar y cambio social. Para ello, interviene sobre los problemas sociales guiada por un conjunto de valores, obligación ética y responsabilidad sobre la evaluación de los resultados de su intervención y sobre sus consecuencias. El deseo de hacer una Psicología social aplicada socialmente útil hace necesario dar especial relevancia a la intervención, que puede considerarse como el empleo de procedimientos para influir sobre los determinantes de los problemas sociales, a través de una serie de etapas (identificación del problema, hallazgo de una solución, planteamiento de los objetivos y diseño de la intervención, ejecución de la intervención y evaluación de programas). Se ha querido dejar constancia de la extensión de la Psicología social aplicada a gran cantidad de campos. Entre ellos resalta, por la cantidad de sus trabajos, la salud, las organizaciones, la educación, la justicia y la política, sin olvidar otros muchos aspectos como los medios de comunicación, las relaciones internacionales, el género, el prejuicio, el deporte o la diversidad cultural, entre otros. Psicología social aplicada 785 Calidad de vida Intervención psicosocial Investigación-acción Necesidad social Problema social Términos de glosario Expósito, F. y Moya, M. (2005). Aplicando la Psicología Social. Madrid: Pirámide. Es un libro completo, ameno y actual sobre las aplicaciones de la Psicología social que revisa las aportaciones de la Psicología social aplicada desde la perspectiva de los enfoques teóricos fundamentales en Psicología social (atribución, influencia social, etc.) y los ámbi- tos de aplicación. Sánchez Vidal, A. (2002). Psicología Social Aplicada. Madrid: Prentice Hall. Es un libro que profundiza en los planteamientos más teóricos (desarrollo, aportaciones teóri- cas, entre otros) de la Psicología social aplicada. Es exhaustivo y especialmente recomendable para lectores motivados por esta área aplicada que quieran indagar en sus fundamentos. Lecturas y otros recursos recomendados Psicología social Contenido Parte V Procesos colectivos 28 Psicología social aplicada Objetivos 28.1 Introducción 28.2 La relación entre lo básico y lo aplicado en Psicología social Una breve historia La dicotomía básico-aplicado La investigación-acción Teoría, investigación y práctica 28.3 Aproximaciones teóricas Tecnología social El Ciclo completo Teoría-praxis La Psicología social aplicable 28.4 La Psicología social como una ciencia aplicada Definición y características de la Psicología social aplicada 28.5 La intervención psicosocial Problema social, necesidad, bienestar social y calidad de vida Intervención psicosocial Identificación de problemas (primer paso) Búsqueda de una solución (segundo paso) Planteamiento de los objetivos y diseño de la intervención (tercer paso) Ejecución de la intervención (cuarto paso) 28.6 Campos de aplicación de la Psicología social Psicología social de la salud Psicología de las organizaciones Psicología jurídica Psicología política Psicología social de la educación 28.7 Resumen
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