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Para incluir a un logotipo el estilo tipográfico Serif, debemos tomar en cuenta varios aspectos: 1. Investigación: Antes de comenzar, tuve que investigar las distintas fuentes que están en el grupo Serif para obtener una idea de las posibles opciones disponibles. Observe cómo se ven en diferentes tamaños y contextos. La que se escogió, que iba dentro de la idea de la marca personal fue Larissa 2. Identifica el propósito: para este paso tuve que definir el propósito y personalidad del logotipo. Y para poder llegar a transmitir elegancia, tradición y confianza se debe identificar esas cualidades para que sea más fácil elegir la fuente que más se adapte a la marca personal. 3. Legibilidad: La legibilidad es fundamental en cualquier logotipo. Me aseguré de que la fuente Serif que elegí sea fácil de leer en diferentes tamaños y en diferentes fondos. 4. Equilibrio: busqué el equilibrio entre los elementos gráficos y el estilo tipográfico que escogí para el logotipo, ya que la fuente debe integrarse perfectamente con cualquier icono o ilustración en uso. 5. Personalización: como quise que el logotipo fuera único, personalicé la fuente Serif seleccionada. En el cual le ajusté aspectos como el espaciado entre letras (kerning) o el grosor del trazo (weight). 6. Pruebas: este paso fue uno de los más importantes, porque no podemos conformarnos con la primera opción. Así que, experimenté con diferentes fuentes Serif y la que quedó definitiva fue Larissa. Le cree diferentes versiones al logotipo y solicité opiniones de otras personas para obtener diferentes perspectivas. Ya teniendo estos pasos, siempre tengo presente que cada logotipo que se realiza es único y que cada logo debe reflejar por si solo la identidad de la marca. Al escoger en esta opción la fuente Serif, me aseguré que el resultado final tuviera legibilidad, equilibrio y fuera atractivo. Sin embargo, es importante tener en cuenta el punto de vista psicológico el cual, se debe evaluar si la elección de una fuente Serif se alinea con la personalidad y los valores de la marca, así como con las preferencias estéticas y comunicativas de la audiencia a la que se dirige el logotipo. En esta otra propuesta se aplicó el estilo tipográfico Sans Serif y se tomó en cuenta lo siguiente: 1. Contrastar formas y estilos: nos aseguramos en el complemento entre el estilo de la fuente con el elemento gráfico. Donde el elemento gráfico es geométrico y con un toque minimalista y moderno utilizamos una fuente Sans Serif llamada “CarlMarx” que tiene una forma recta para que se acoplara de la mejor manera. 2. Armonía visual: busqué dicha fuente Sans Serif, la cual crea una armonía visual con el elemento gráfico. Considerando factores como el grosor de los trazos, la altura de las letras y el estilo general de la fuente. Hubo una coherencia visual entre ambos elementos y que gracias a eso se complementaron entre sí. 3. Jerarquía y legibilidad: aquí es un punto donde se tener en cuenta la jerarquía de la información. Como en este logotipo hay texto que acompaña al elemento gráfico, nos aseguramos que la fuente seleccionada sea legible, especialmente cuando se coloca en un tamaño pequeño. 4. Espaciado y alineación: se tuvo mucho cuidado con el espaciado entre letras y palabras (kerning), ya que con este paso se pudo tener un equilibrio y legibilidad. Considerando también la alineación del texto con el elemento gráfico, tanto en términos de distancia como en alineación visual. Hay que tomar en cuenta que el objetivo principal es que la fuente Sans Serif y el elemento gráfico se complementen y se vean como una unidad coherente. Y desde el punto de vista psicológico, es importante tener en cuenta que el efecto de una fuente puede variar según el contexto cultural y la audiencia objetivo. Siempre debemos recordar evaluar en qué medida la elección de la Sans Serif se alinea con la personalidad y los valores de nuestra marca, así como con las expectativas y preferencias de nuestro público objetivo.
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