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Psicologia Evolutiva Adolescencia (Ex-Cordoba) 1er parcial

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RESUMEN ADOLESCENCIA 1° PARCIAL
UNIDAD 1 - Adolescencias actuales: paradigmas para su abordaje
PRÁCTICOS: Programa Cátedra Adolescencia
Nada importante para agregar, todo está dicho en otros textos.
PRÁCTICOS: Córdova N. La primavera del significante. Parte I: El entretiempo adolescente
Los vocablos adolescencia y adolescente tienen su raíz latina en el verbo adolescere. Este verbo está compuesto por el prefijo ad- y el sufijo -scere, que denota el principio de una acción progresiva: comenzar a crecer, estar creciendo. Adolescente deriva de adolescens -entis, participio presente de adolescere y significa esencialmente "el que está creciendo". El crecimiento implícito en el significante adolescente es un puro devenir, con sus sentidos de cambio, transformación, acontecer y transcurrir. 
El significante adolescencia, desde un tiempo inmemorial, connota para el mundo adulto, además de su significación vital, el amenazante sentido de anunciar el advenimiento inexorable del recambio generacional. Los adolescentes al crecer, agitan los espectros de las tres figuras de la alteridad en su versión más radical: el extranjero, la muerte y la sexualidad.
La palabra adolescencia ha sido objeto de manipulaciones lingüísticas que generaron una falsa relación del término adolescencia con adolecer. El significado 'adolecer' pone en juego una concepción ideológica con consecuencias fácticas en los ámbitos legislativo, judicial, de la salud. La interpretación de adolescencia como derivada de adolecer es el fundamento de ciertas ideologías de corte discriminatorio y teorías evolucionistas dogmáticas, que consideran los niños y adolescentes como seres inacabados, imperfectos, a medio camino respecto a un ideal de perfección y completud, al cual se arribaría en la adultez, según un programa de desarrollo predeterminado, seccionado en rígidas etapas cronológicas.
Grassi sostiene que los procesos puberal y adolescente se ponen en juego en lo que denomina el "entretiempo de la sexuación". Afirma que la adolescencia es urgencia de transformar y crear, es puesta en desorden del cuerpo, de la identidad infantil, del orden familiar y la posición generacional.
La urgencia de transformar(se) y crear(se), y el imprescindible empuje a la puesta en desorden de sí y del contexto, se verifican también en el campo del lenguaje. Al adolescente le urge poner en desorden el lenguaje, tanto como el cuerpo infantil, constituido a partir del encuentro originante con el deseo y sexualidad inconscientes del Otro materno. En respuesta al silencioso embate de la pulsión y las vertiginosas transformaciones en lo real del cuerpo, los adolescentes necesitan recurrir a significantes propios, a veces inéditos para apalabrar e inscribir ese íntimo acontecimiento y subjetivarlo. Trabajan para des-ordenar las convenciones del lenguaje adulto y des-alienarse de los significantes parentales del tiempo de la infancia, que no dan respuesta, ni les permiten expresar sus íntimas, inéditas e inexplicables vivencias. El adolescente, para apropiarse de los recursos del lenguaje, debe recurrir a su creatividad no exenta de hostilidad para transgredir los códigos preestablecidos y explorar nuevas palabras y nuevos sentidos. El adolescente no cuenta aún con un "discurso apropiado" (aún no se ha apropiado de un discurso), está en proceso de desasimiento y desalienación del Otro parental, debe entonces crear recursos expresivos en la grupalidad, para representar ciertos estados emocionales que devienen del encuentro cara a cara con lo real inaccesible al lenguaje. Tampoco encuentra muy a menudo en el adulto la escucha que le otorgue legitimidad y sentido a esos estados para poder figurarlos y ligarlos.
El recurso de la acción es bastante frecuente en el proceso de subjetivación, cuando el adolescente no puede decir en palabras ni expresar con el cuerpo. La actuación como intento de poner el cuerpo donde falta la palabra y la escucha precisa, es pensable como un intento de inscripción subjetivante y puesta en escena dirigida al Otro parental.
Como los poetas, juegan con las palabras y las frases, las desordenan y vuelven a ordenar, generando nuevos sentidos de características insondables para los adultos. Se trata de un momento del trabajo creativo de puesta en desorden y apropiación de un lenguaje al que han permanecido sujetados y alienados. Es un modo de intentar transcribir en lo simbólico la íntima experiencia con lo real de un cuerpo, cuya imagen es alterada por las vertiginosas transformaciones. 
La adolescencia es la primavera del significante, sus delicadas y bellas floraciones caerán con el tiempo, probablemente, también el carácter incondicional del grupo y las primeras experiencias amorosas, exploraciones en y desde el otro, que dejarán sus poéticas e indelebles escrituras en el cuerpo, decisivas para su subjetivación. El fruto será el cavado de un ínfimo lugar propio en el orden simbólico, habiendo previamente jugado con él y desafiado sus leyes. Apropiarse del lenguaje le permitirá intentar materializar sus deseos y decir algo en nombre propio, dejando la impronta de su paso en el lenguaje adulto.
PRÁCTICOS: Nasio, D. ¿Cómo actuar con un adolescente difícil? 
Nasio dice que la adolescencia es un pasaje obligado, que es creativo, va desde el fin de la infancia hasta el inicio de la madurez. Después describe a la adolescencia desde 3 perspectivas. Dice que el ídolo del adolescente es lo contrario al adolescente. Lo que es importante es que el adolescente no habla no porque no quiera sino porque no puede identificar lo que siente, no le puede poner significante, por eso a veces hay que traducirle al adolescente lo que le está pasando. Justamente por esta dificultad el adolescente tiende a actuar más que hablar. Pero no todo es duelo, hay alegría, hay nuevos sentidos en un montón de cosas.
La adolescencia es un duelo de la infancia: el joven debe perderá la vez su universo de niño, conservar en sí mismo sus sensaciones y emociones infantiles, y conquistar la edad adulta. Este es un aspecto del abordaje psicoanalítico, que entiende el período de la adolescencia como un lento y doloroso proceso de duelo y renacimiento. Detrás de los comportamientos angustiados, tristes o rebeldes del adolescente neurótico, se esconde en lo más profundo de él un lento, doloroso y sordo trabajo interior de alejamiento progresivo del niño que ha sido, pero también de construcción igualmente progresiva del adulto por venir. Tiene que abandonar la infancia sin dejar de quererla en su fuero interno y encontrar nuevas referencias para afirmar su identidad de hombre o de mujer.
El duelo es un tiempo, el tiempo que hace falta para aceptar vivir con la ausencia definitiva de aquel a quien amamos y que acabamos de perder. Aceptar vivir con la ausencia significa, de hecho, aprender a amar de otro modo a aquel que ya nunca más volverá a estar, aprender a quererlo de otra manera que cuando estaba vivo. 
El adolescente debe aprender lenta y penosamente a desligarse del niño viviente que ha sido y del universo familiar que fue el suyo, para ligarse poco a poco al recuerdo de su infancia. Antes, cuando era pequeño, se amaba a sí mismo amando la vida; ahora, disfruta recordando al niño que era y sobre todo reviviendo en acto -sin tener conciencia de ello- sus primeras vivencias infantiles.
TEÓRICOS: Grassi, A. Desvíos-bordes y desbordes. Sobre los modelos para el estudio de las adolescencias
El término adolescencia fue cobrando distintos sentidos a lo largo de la historia. Quien introduce el término en la literatura científica es el Psicólogo y educador estadounidense F. Stanley Hall en el año 1904, para referirse al período de desarrollo que se ubica entre la infancia y la etapa adulta. Imprimió un sentido naturalista que el término crecimiento adolescente carga como lastre desde entonces.
Considerar el crecimiento a partir del crecimiento del cuerpo-soma,en desarrollo, aun inmaduro, planteó los modelos para el estudio del creciente.
Algunas consecuencias de esta vinculación entre adolescenciay crecimiento anudado a lo corporal somático, objeto de estudios de las ciencias de la naturaleza, la medicina, la biología, se pueden leer en pautas universalizadas de los procesos de crecimiento y una búsqueda de la“esencia del ser adolescente”, acompañada de la clásica pregunta por la edad. ¿A qué edad comienza y finaliza la adolescencia? como así también la edad de sus logros. Búsqueda de la definición del ser, cronometrando los procesos madurativos, formato a seguir con pautas normativizantes, predeterminadas, universalizadas. Esta impronta de origen biologizante, mecanicisista, en el crecimiento, que se hizo extensiva a otras disciplinas, alimenta posiciones reduccionistas del crecimiento, cuya vigencia se aprecia en prácticas del campo jurídico, de la educación, de la salud.
Desde el punto de vista de eso que imprecisamente se podría llamar crecimiento, maduración psicológica o de la vida psíquica, señalamos la valoración negativa que toma el término inmadurez por lo que falta. Mirada adultomorfa que supone una idealizada completud que arriba, según se lo mire.
El estado del creciente considera una complejidad de factores, relativos, cambiantes. Marcado por circunstancias sociales, políticas, familiares, corporales, históricas, culturales, vinculares, sexuales, la subjetividad trabaja en su producción. La adolescencia es un momento constitutivo con sus particularidades.
Los alcances que el término inmadurez cobra y que se desplazan hacia el campo psi., se los percibe en la valoración negativa propia de la incompletud. Incompletud que se traslada sin solución de continuidad y en una equivalencia directa del bios a lo psi., quedando representada en la consabida irresponsabilidad adolescente. Inmaduro, irresponsable, carente, sufriente, es una fórmula que ha dominado el imaginario colectivo en relación al creciente. 
El término creciente hace referencia a un proceso vivo, el siendo que se va realizando en su propio devenir. Estudiar el estar creciente queda incluido en un contexto de problemáticas más amplias, porque el crecimiento, y sobre todo en términos de crecimiento saludable, incluye distintas instancias y estados. Estado de un proceso en sí problemático, con obstáculos, interferencias, demoras, complicaciones, actuaciones, inhibiciones, etc. Proceso al cual son inherentes los conflictos, regresiones y progresiones, dudas e incertidumbres, con finales abiertos, inciertos. Transita por bordes, desbordes y desvíos, más que por logros y metas claras, fijas, predeterminadas y prefijadas.
Estudiar el desarrollo saludable en el creciente, implica tener en cuenta sus demoras, sus detenciones, sus progresiones y regresiones, sus relaciones con medio ambiente y la cultura. Sabiendo que hay operaciones o trabajos psíquicos universales por los cuales todo creciente va a tener que pasar. Teniendo en cuenta sus contextos históricos, condiciones sociales, institucionales, familiares, subjetivas, sus vínculos,que forman parte del proceso. 
Considerar las distintas instancias, los momentos cronológicos y lógicos en la estructuración del psiquismo, su relación con el crecimiento y dar lugar a la diversidad de formas que el mismo toma, se dejan ver en el uso del término las adolescencias.
Planteamos: Lo puberal, lo adolescente, la juventud, como tres grupos de trabajos psíquicos al transitar este período del crecimiento.
La adolescencia es vista como el período de mayor creatividad espontánea, no dirigida, posibilitada por la irresponsabilidad es decir no significada, ni puesta al servicio de un Proyecto ya definido, ni dependiente de la valoración del adulto. En el proceso de crecimiento, no-responsabilidad y creatividad, se entrelazan y son potencialidad propia y específica del creciente.
Algunas puntuaciones a tener en cuenta para la evaluación de un estar creciente saludable en la adolescencia:
· No hay verdadero proceso adolescente, no hay genuino creciente, sino se toma el desvío de la no-responsabilidad. Desvío necesario que no es irse descarriado y volver al camino correcto, es, creatividad mediante, dirigirse a la salud, salud es no sometimiento adaptativo a la realidad. No-responsabilidad puede ser aquí equivalente a no integración, que no es lo mismo que des-integración, tiene el sentido de un soltarse, deshacimientos, desanudamientos transitorios. Des-orden adolescente como crecimiento. Desconexión con la realidad, que no es pérdida del principio de realidad. Es más represión, o denegación que renegación o forclusión. Soltarse pero soltarse amarrado. Re-anudarse.
· El primer lugar donde se crece es en el deseo, en la fantasía, en el juego, en la creación artística, deportiva, en las acciones, actuaciones y mostraciones, en el humor. Predominancia de un imaginario propio del estar creciente, algunas veces, y algunas más de la cuenta, estimulado por sustancias que se ingestan con fines experienciales, que si no pasa de ciertos límites no se torna adictiva. Coqueteo exploratorio con la creatividad y la locura adolescente que deja marcas en una subjetividad en devenir, acontecial, impulso vital creativo.
· La creación de espacios de grupalidad en los cuales experienciar la novedad no aislado, sobre todo la novedad del nuevo cuerpo con sus nuevas sensaciones. Que estos espacios de grupalidad por momentos encuentran importante adhesión en prácticas virtuales, indica los usos y como se sirven los procesos psíquicos de los avances tecnológicos.
TEÓRICOS: Grassi A. Niñez y Adolescencia. Nuevos paradigmas, sus nombres y escritura
Niñez/adolescencia tardíamente ingresó en la categoría sujeto. Con la llegada del psicoanálisis, el sujeto queda del lado del pensamiento inconciente.
La idea de movilidad y comercio entre los sistemas es propia del aparato psíquico. Esta acompaña al concepto de sujeto.
Sujeto y sujeto psíquico es actividad de intercambios entre los sistemas de la organización del aparato psíquico, pero también "asequible a las vicisitudes de la vida''; es sistema en intercambio con el medio, con la cultura.
Lacan traza diferencias entre sujeto y yo. Mientras que el yo forma parte del orden imaginario, el sujeto es parte del orden simbólico. Mantiene esta distinción fundamental entre "sujeto verdadero" del Icc y yo, en tanto núcleo de identificaciones alienantes, su vinculación con el narcisismo y el estadio del espejo. 
Piera Aulagnier propone un modelo de aparato psíquico complejizado y otorga nuevas funciones al yo, entre las cuales destaca la de historización, específica de procesos adolescentes donde se realizan operaciones relativas a la articulación con la temporalidad.
Winnicott destaca con relación a la inmadurez adolescente que "lo único que la cura es el paso del tiempo". No se trata tanto del paso del tiempo como quien dice "ya va a crecer, y va a madurar", sino del paso del tiempo por el aparato psíquico, la marca que el paso del tiempo deja en el psiquismo; es decir, su inscripción. La inscripción psíquica de la temporalidad como "cura". Inscripción de lo pasado, lo vivido como perdido, el paso del tiempo como límite. Lo ya vivido, pasado, en simultáneo con la inscripción del presente como fugacidad, como algo que tiene fin, que no dura siempre y, a la vez, la necesidad de (construir) un por-venir, entonces es cuando la adolescencia se liga a la juventud. 
El yo requiere de inscribir y dar continuidad a su existencia a través del paso del tiempo. Ahí la subjetividad trabaja, inscribiendo tiempo e hilando entre pasado, genealogía y proyecto identificatorio. Subjetividad es historización en varios sentidos:
· En la medida en que produce la categoría tiempo.
· Produce con la historia, la genealogía y el devenir como proyecto.
· Produce en y con el contexto histórico y la cultura contemporánea. Producción subjetiva es movimiento articulado con las marcas de la época.
Hablar de cuerpo en psicoanálisis implica hablar de cuerpo erógeno, del yo y de su imagen. Dado el crecimiento y cambio del cuerpo entre su imagen y el yo, entendemos que la función sujeto es trabajo de integración:· Un trabajo de anudamiento o trabajo de integración psicosomática. El crecimiento corporal impone al psiquismo un trabajo de ligazón constante entre la proyección de la imagen del cuerpo reformulada por el crecimiento, la propia mirada, las sensaciones corporales y las miradas del Otro.
· Un trabajo de integración en relación a la fantasía correlativa del crecimiento. “Crecer en la fantasía es un acto agresivo” Winnicott. Integración amor-odio por la destructividad que implica crecer.
· Un trabajo de integración del aparato en cuanto la fantasía Icc, aun hundiendo sus raíces en lo corporal, tocando lo originario, será territorio exclusivo de la otra escena y, por lo tanto, escena de juego . 
El cuerpo, en su desarrollo y procesos de maduración, respeta una cronología y depende del medio para que este lo posibilite y estimule, depende de condiciones alimentarias y habitacionales, de la salud física como de funciones de investimento libidinal, de condiciones culturales. Todos elementos de la sexuación del desarrollo, fundantes del cuerpo erógeno. La maduración neurológica y endocrinológica, la maduración de los centros superiores, la motricidad, etc., a la vez que también las funciones psicológicas que hacen al desarrollo de distintos tipos de habilidades, aprendizajes e inteligencias requieren para su funcionamiento normal de años que son de maduración. Pero además, requieren de intercambios (con el medio ambiente) e intervenciones de las funciones parentales. Así cuerpo (erógeno), el psiquismo y las funciones parentales se van constituyendo articuladamente, entrelazados.
No puede dejar de pensarse los fundamentos del psiquismo articulados a momentos del crecimiento corporal y las funciones parentales. Cuando todo transcurre por los carriles de la salud, todo el aparato está en intercambio en sus procesos de constitución, organización y reorganización, desde los inicios de la vida pasando por la pubertad-adolescencia y más allá de la misma.
Breve puntualización de la constitución del aparato psíquico:
· Piera Aulagnier: el proceso originario pone en marcha la actividad psíquica en relación con las primeras inscripciones corporales, pictogramas (primeros meses de vida). 
· Luego, el proceso primario con la constitución de lo Icc. Poco tiempo después se pone en funcionamiento el proceso secundario y la constitución del yo (durante el primer año).
· Lacan: el estadio del espejo y la constitución del yo como funciones que comienzan a instalarse entre el 8°vo mes y el 1°er año de vida, y por la cual se vuelve a pasar, luego en la pubertad (en torno a los 13-15 años) con las transformaciones del cuerpo puberal. El superyó con sus imperativos categóricos que son herencia del complejo de Edipo (desde los 3-4 años) hasta su sepultamiento (entre los 7 y 9 años). Su revisita con el nuevo cuerpo puberal, la exploración del cuerpo, propio y el ajeno en general y primero por un período homosexual entre los 10, 11 hasta los 14, 15 años y a partir de los 15, 16, 17 en adelante ampliando las diferencias genitales.
· Las transformaciones de yo ideal en ideal del yo propias de lo adolescente mucho más difusas en cuanto a su ubicación en la cronología del desarrollo.
La escritura adrede ambigua de las edades responde a varios motivos, a saber: por un lado, que dichas "fases del desarrollo" no evolucionan unidireccionalmente, se producen con progresiones y regresiones, tal como Freud lo pensaba con la libido, a la vez que no tiene fechas fijas ni exactas y, además de las varianzas individuales, familiares y epocales, están las de género, sociales y culturales.
La estructuración psíquica en el niño/adolescente depende (relativamente) de su desarrollo corporal, como también de los sentidos diversos que provienen del Otro familiar. El yo pendiente del crecimiento está tomado desde los inicios por la búsqueda alienada y, más tarde, por la transformación de las identificaciones que lo modelan. 
Si bien la subjetividad está pendiente del cuerpo, de lo parental, del medio ambiente, no quiere esto decir determinado por alguna de estas instancias. Falta aún el producto de un trabajo combinatorio, personal; trabajo que es potencial despliegue de una capacidad que lleva al sujeto, sobre todo en la niñez/adolescencia, "de una dependencia absoluta a una dependencia relativa" (Winnicott), y como agregado nuestro, hacia una relativa independencia.
Subjetividad y adolescencia: lo propio del sujeto en la adolescencia es crear sentidos que enriquezca al yo, en un juego de identificaciones-desidentificaciones. La pregunta ¿quién soy?, signo de que existen procesos adolescentes en marcha, se refiere a las identificaciones que habitan al yo y que comienzan a estar cuestionadas por el sujeto. Producción de subjetividad es la acción de dar sentido, de significar y poner una marca de origen (firmar) un proceso de metabolización. La subjetividad es materia psíquica viviente que se produce en el intercambio entre otros sistemas (intrapsíquico), por el intercambio con los otros {intersubjetivo), por el intercambio con el medio (transubjetivo).
TEÓRICOS: Najmanovich, D. El desafío de la complejidad: redes y cartografías dinámicas
Pensar en red implica ante todo la posibilidad de tener en cuenta el alto grado de interconexión de los fenómenos y establecer itinerarios de conocimiento tomando en cuenta las diversas formas de experiencia humana y sus múltiples articulaciones. Las redes dinámicas son fluidas, pueden crecer, transformarse y reconfigurarse.
Los nuevos escenarios contemporáneos que están emergiendo nos permiten pasar de una concepción estática y aislada del ser (tanto a nivel epistemológico como ontológico) hacia una perspectiva en red: interactiva, dinámica y multidimensional. Se trata de un movimiento capaz de dar cuenta del saber y del mundo en términos de redes poieticas (capaces de producir y crear en y a través de interacciones transformadoras)
La forma red es la más adecuada para pensar la multiplicidad de configuraciones que se producen en y a través de los intercambios.
El pensamiento dinámico no es monista ni dualista sino interactivo, lo que le permite construir categorías como ser en el devenir. En estas categorías los opuestos conviven enredados de múltiples formas y modos en un proceso de configuración activa y temporal. Esta multiplicidad no implica equivalencia, no todo vale lo mismo, pero tampoco hay una vara universal. 
Supuestos básicos de esta concepción dinámica de la organización y de las redes:
· Las partes de un sistema complejo son partes por relación a la organización global que emerge de la interacción. Lo que será parte y lo que será sistema dependerá del modo de interrogación e interacción que empleemos.
· En ningún nivel encontramos unidades elementales aisladas sino patrones de interacción en red.
· La “unidad heterogénea” formada en y por la dinámica no puede explicarse por sus componentes. El sistema emerge a partir de la dinámica interactiva de las redes en tanto en el nivel interno como en los intercambios con el ambiente.
· El sistema abierto en una configuración activa producto de su intercambio con el medio, que no es un contexto pasivo sino un entorno activo. Resulta imposible la existencia de un suceso aislado o de un ambiente neutro. Tampoco existe un todo completamente terminado o definido.
· Las partes no son unidades totalmente definidas en sí mismas, sino que existen como redes dinámicas.
· El sistema dinámico surge de la interacción en múltiples dimensiones de la dinámica de redes. La organización resultante se conserva o transforma a través de múltiples ligaduras con el medio, del que se nutre y al que modifica, caracterizándose por poseer una “autonomía ligada”
· El universo ya no es concebido como átomos en el vacio sino como una red de interacciones y por lo tanto la libertad no puede concebirse como independencia.
· Las ligaduras con el medio son la condición de posibilidad para la libertad. El universo pasa a ser considerado una inmensa red de interacciones en el que nada puede definirsede manera absolutamente independiente.
· No tiene sentido preguntarse por la causa de un acontecimiento pues es imposible aislar factores o cadenas causales lineales, imposibilidad que es tanto espacial como temporal.
· Solo podemos preguntarnos por las condiciones de emergencia. La emergencia a diferencia de la causalidad hace lugar al acontecimiento y al azar, rompe con la linealidad del tiempo y da cuenta del aspecto creativo de la historia. Este modo explicativo apunta más a la comprensión que a la predicción exacta.
· Al surgir la organización a partir de una dinámica de intercambio no hay jerarquías preestablecidas. Las redes son de naturaleza heterarquica y “ad hocratica”
El sistema dinámico organizado no es el producto fijo, sino una resultante de un proceso dinámico de interacciones de redes que generan sus propios bordes y producen una unidad autónoma. Esta unidad sistémica solo existe en y por el intercambio permanente con el medio ambiente del que forma parte.
Las diversas epistemologías de la modernidad conciben el conocimiento como representación, es decir, como una imagen del mundo reflejada en el interior de un sujeto abstracto. En los abordajes de la complejidad, el conocimiento es concebido como un proceso de interacción de los sujetos con el mundo, que nunca es individual sino social y mediado por nuestra biología, por la cultura y la tecnología.
En la perspectivas dinámica, el límite es emergente, fundante, no es absoluto. La forma de red implica ante todo una geometría variable con un alto grado de interconexión y posibilidades diversas de establecer itinerarios y flujos que no tienen recorridos ni opciones predefinidas.
La dinámica de redes nos permite construir un mundo de conocimiento fluido, capaz de albergar múltiples mundos en el mundo en un devenir abierto a los intercambios.
TEXTOS PUENTE: Aduriz F.M. Del adolescente derecho a detenerse 
Conviene preguntarse por qué el derecho a detenerse.
Un tiempo fructífero al que se tiene derecho cuando se está en la búsqueda subjetiva de la mejor salida para el futuro que cada adolescente va intuyendo para sí. Un tiempo lógico, con una duración cronológica variada. A veces unos meses bastan. Incluso unas semanas. Un año suele ser una medida común, cifra que Freud aporta para el duelo ante la muerte de un ser querido, un tiempo que cifraba 
Derecho a detenerse como el ejercicio de un derecho adolescente que contribuye a encontrar la causa de su deseo, a madurar sus objetivos, a repensar sus esquemas, a esperar la llegada del camino sin-gular, que no es el camino de los demás, sino el propio.
El adolescente derecho a detenerse encuentra así una pareja: la propia sociedad. Necesitamos de estos adolescentes que buscan. Pues se precisa para evolucionar, para renovarse, para mejorar, de adolescentes que usen de su tiempo para imaginar, crear, fantasear, soñar, idear, inventar. 
TEXTOS PUENTE: Otero Ma. E. Territorios adolescentes. Cartografías de un devenir
El entretiempo puberal, adolescente, juventud, como un trabajo de frontera, se abre, entre los tiempos de la sexuación infantil y la conformación definitiva en la adultez. Como un rizoma, fluye, ocurre, se expande, en una unidad que tiende a la multiplicidad.
La geografía puberal adolescente desordena y trabaja para la incorporación y metabolización de lo proveniente de distintas perspectivas: los cambios corporales, los vínculos con otros y la articulación del sujeto con sus orígenes..Cuerpo e historia se acoplan, se ensamblan, se funden. 
Deshabitar los ropajes de un tiempo infantil, de un territorio conocido, crear líneas de fuga para investir un nuevo mapa, es el desafío. Es la geografía lo que ha cambiado y con ella la cualidad misma de los lugares. 
El campo propio del trauma puberal, en tanto energía libre, no ligada, como seducción, como sexual, como empuje a la búsqueda de nuevos recursos es vivencia que viene de una “interioridad”. Vivencia que tiene el carácter de exceso, en tanto novedad no significada, vivenciar originario. El primer trabajo que se plantea al psiquismo en relación al trauma puberal, es homogenizar lo heterogéneo que trae la pubertad. Lo originario como modo de representación, será la vía por la cual este proceso comienza a producirse. 
El vivenciar- experienciar lo traumático puberal desde las perspectivas intrapsíquica e intersubjetiva (en compañía de otros) categoriza la experiencia del crecer como un acontecimiento. Para Deleuze, el sentido, es un acontecimiento ocurre, pasa. Es un efecto del encuentro entre palabras y cuerpos. Algo se transforma.
Con la inscripción de una nueva temporalidad, el atravesamiento por la juventud, se requiere de otro, altero. El otro expresa un mundo posible. La posibilidad de un mundo aparece con la presencia del otro,
Cartografías 
El rizoma es un mapa con múltiples entradas y posibilita recorrer un territorio en varios sentidos. El mapa no produce algo cerrado sobre sí mismo, reconstruye impulsando nuevos espacios, senderos diversos, aperturas inéditas hacia dimensiones no calcadas
Deleuze y Guattari conciben la cartografía no simplemente como una técnica de representación de subjetividades políticas dadas, sino como una auténtica práctica revolucionaria de transformación estética y política. Supone la identificación de nuevos componentes, la creación de nuevas relaciones y territorios.
La cartografía, sustituye la idea de (descripción de un) sistema o estructura. El mapa se propone producir otras relaciones, poner en marcha nuevas interpretaciones, nuevos procesos, crear. Es abierto, conectable en todas sus dimensiones, desmontable, alterable, susceptible de recibir constantemente modificaciones
Devenires
El devenir es un proceso de deseo. Un principio de aproximación a otro, a los otros y a lo otro que no necesariamente incluye analogía o filiación. Implica albergar transformaciones, azar y ánimo de innovación, debatirse contra lo preestablecido, lo sedentario y producir líneas de fuga.
APORTES DEL PROFE DE TEÓRICOS
Teoría del caos: los sistemas abiertos en interacción constante con el medio son inestables pero creativos. Se auto-organizan pasando de desorden a nuevas organizaciones. Son procesos complejos en los que intervienen el principio de incertidumbre y el azar. 
Denise Najmanovich dice que “… El sistema es abierto, es una configuración activa producto de su intercambio con el medio … Dado que el intercambio afecta necesariamente a todos los que participan en él, resulta imposible la existencia de un suceso aislado o de un ambiente neutro. Tampoco existe un todo completamente terminado o definido, el sistema tiene integridad pero no es total, esta siempre haciéndose.
Pensamiento Complejo: la tendencia a simplificar mutila la riqueza de la complejidad. Estructuras abiertas en red en permanente transformación. 
· Principio dialógico: lo antagónico también es complementario. La dualidad (dos lógicas diferentes) habita el seno de la unidad.
· Principio de recursividad: el efecto es al mismo tiempo causa de aquello que lo produce (refiere a la infancia y pubertad)
· Principio hologramatico: en un holograma, cada parte contiene al todo y el todo a las partes.
Viejos y nuevos paradigmas
Modernidad: correspondencia entre sexo y genero (paradigma biológico) Aquello que se aparta de esta correspondencia natural o normativa se patologiza y estigmatiza.
Postmodernidad: trabajo psíquico de sexuación y elección subjetiva del género. Respeto por la diversidad y pluralidad. Niños, niñas, adolescentes son considerados como sujetos de derechos.
Diferencias del psicoanálisis con el evolucionismo-determinismo
En psicoanálisis el tiempo no es lineal y tampoco hay una simple relación causa efecto. Freud acuño el concepto de nachtraglich resignificación. Lacan lo tradujo como apres coup, esta noción designa una dimensión de ruptura con el tiempo lineal de evolucionismo determinista. Entonces el pasado incide en el presente pero desde este se puede generar una nueva significación del pasado, lo que brinda otra perspectivadel futuro, el futuro a su vez incide en el presente.
Podemos encontrar una relación entre el psicoanálisis y la complejidad: Freud rompe con la dirección irreversible de la flecha de tiempo y la relación simple causa efecto. La noción de nachtraglich o resignificación, traducida por Lacan como apres-coup muestra una concepción compleja del tiempo. Las formaciones de inconciente como síntomas y sueños responden a una sobre determinación o multideterminación. Además, mientras el inconsciente se rige por principios del proceso primario como la atemporalidad y no contradicción, simultáneamente los sistemas preconciente y conciente se rigen por las leyes del proceso secundario. Esto implica el complejo entramado de procesos simultáneos de legalidades diferentes.
De este modo consideramos al psiquismo como un sistema abierto en permanente intercambio con el medio. Tres dimensiones intra, inter y trans subjetiva.
Adrian Grassi dice que “para alcanzar una nueva organización se impone des-ordenar las relaciones del cuerpo infantil con la propia historia, con los padres de la infancia, con la infancia de los padres, con su lugar en el circuito de deseo familiar. Las identificaciones infantiles enraizadas en lo somático y en la familia.”
Objeto de estudio
El objeto de estudio de la materia es la adolescencia, esta se piensa en su complejidad, diversidad y pluralidad. Por esta razón en esta unidad 1 en términos de pluralidad, nos referimos a las Adolescencias actuales y especificamos los paradigmas para su abordaje.
La adolescencia transcurre en un entretiempo de la sexuación en el que tienen lugar los procesos específicos, puberal, adolescente y juventud.
El entretiempo se caracteriza por un momento inicial de desorden. El desorden es meta a alcanzar afirma Grassi. Desorden del cuerpo, la subjetividad y la familia de la infancia.
Los procesos adolescentes se dan en un complejo entramado de las tres dimensiones de la subjetividad: intra, inter y trans subjetiva.
Adolescencia, nuevos síntomas y nuevas subjetividades enlazadas a la época
La marca de la cultura epocal, mediatica-digital-globalizada: el vértigo e incertidumbre, el imperativo de goce y la declinación de referentes simbólicos, tiene influencia en la constitución de muchas de las adolescencias.
La familia y escuela de la época son espacios simbólicos en declinación y son también componentes sociales fragmentados.
El vértigo epocal genera una incertidumbre, ciertos síntomas que son evidentes como por ejemplo ataques de pánico, porque justamente en tiempos de procesos psíquicos no se corresponde con la celeridad del tiempo actual. Hay una diferencia entre la celeridad de los cambios y el tiempo de los procesos psíquicos para su elaboración y simbolización.
También pensamos desde el psicoanálisis en los síntomas como una formación de compromiso, indicador de conflictos que expresa las tenciones intrapsiquicas, parentales, familiares y sociales. Sin embargo es paradojal ya que da cuenta de un proceso logrado de diferenciación entre instancias.
Los nuevos síntomas de la adolescencia son más ligados al goce que a lo simbólico
También encontramos en esta época la tendencia al acto y el goce en la inmediatez. El conflicto psíquico tiene una función estructurante, promueve trabajos subjetivantes. Se da en una tensión entre lo posible y lo imposible, se juega la aceptación de la falta, tensión entre lo prohibido y lo permitido, genera espesor simbólico, y también la tensión entre lo intimo y lo público, hay una ruptura de los diques morales y espacios de intimidad.
Además hay una tendencia al acto de la inmediatez como soluciones ante la vivencia de vacío. Vemos una declinación del sujeto edipico y un predominio de las subjetividades narcisistas.
Entonces podemos decir que durante la adolescencia el desorden dará lugar a procesos psíquicos en constante cambio con el medio en dirección a lograr una nueva organización. 
UNIDAD 2 - Cuerpo, narcisismo y subjetividad
PRÁCTICOS - TEÓRICOS: Freud S. Metamorfosis de la pubertad
Bifacismo es la sexualidad en dos tiempos. Cuando adviene la sexualidad genital, no llega a una playa virgen, sino que ya están las huellas de la sexualidad infantil. Y en este movimiento de la sexualidad infantil a la adulta que esta adviniendo, hay una confluencia de ambas en la pubertad.
Con el advenimiento de la pubertad se introducen los cambios que llevan la vida sexual infantil a su conformación normal definitiva. Las transformaciones que advienen son el hallazgo de objeto y la primacía de la zona genital. Lasa pulsiones parciales se subordinan a la primacia de la zona genital.
La pulsión sexual era hasta entonces predominantemente autoerótica; ahora halla al objeto sexual. Hasta ese momento actuaba partiendo de pulsiones y zonas erógenas singulares que buscaban un cierto placer en calidad de única meta sexual. Ahora es dada una nueva meta sexual; para alcanzarla, todas las pulsiones parciales cooperan, al par que las zonas erógenas se subordinan al primado de la zona genital.
La normalidad de la vida sexual es garantizada únicamente por la exacta coincidencia de las dos corrientes dirigidas al objeto y a la meta sexual: la tierna y la sensual. La nueva meta sexual consiste para el varón en la descarga de los productos genésicos. La pulsión sexual se pone ahora al servicio de la función de reproducción; se vuelve, por así decir, altruista.
Vemos con toda claridad el punto de partida y la meta final del curso de desarrollo que acabamos de describir. Las transiciones mediadoras nos resultan todavía oscuras en muchos aspectos; tendremos que dejar subsistir en ellas más de un enigma.
Las pulsiones parciales entonces no desaparecen, al placer previo se le suma el placer final es el orgasmo, esto se relaciona con la nueva meta sexual que es el coito. La pulsión se vuelve altruista porque no solo existe la sexualidad para el placer sino que ahora se pone al servicio de la especie. 
Lo más llamativo que los procesos de la pubertad presentan: el crecimiento manifiesto de los genitales externos. Al mismo tiempo, el desarrollo de los genitales internos ha avanzado hasta el punto de poder ofrecer productos genésicos, o bien recibirlos, para la gestación de un nuevo ser. 
Este aparato debe ser puesto en marcha mediante estímulos. Pueden alcanzarlo por tres caminos: desde el mundo exterior, por excitación de las zonas erógenas; desde el interior del organismo, siguiendo vías que aún hay que investigar; y desde la vida anímica, que a su vez constituye un repositorio de impresiones externas y un receptor de excitaciones internas. Por los tres caminos se provoca lo mismo: un estado que se define como de excitación sexual y se da a conocer por dos clases de signos, anímicos y somáticos. El signo anímico consiste en un peculiar sentimiento de tensión, de carácter en extremo esforzante; entre los múltiples signos corporales se sitúa en primer término una serie de alteraciones en los genitales, que tienen un sentido indubitable: la preparación, el apronte para el acto sexual. (La erección del miembro masculino, la humectación de la vagina.)
Las zonas erógenas en su conjunto se aplican para brindar, mediante su adecuada estimulación, un cierto monto de placer; de este arranca el incremento de la tensión, la cual, a su vez, tiene que ofrecer la energía motriz necesaria para llevar a su término el acto sexual. La penúltima pieza de este acto es la estimulación apropiada de una zona erógena y bajo el placer que esta excitación procura, se gana, esta vez por vía de reflejo, la energía motriz requerida para la expulsión de las sustancias genésicas. Este placer último es el máximo por su intensidad, y diferente de los anteriores por su mecanismo. Es provocado enteramente por la descarga, es en su totalidad un placer de satisfacción, y con él se elimina temporariamente la tensión de la libido.
Placer previo: placer provocado por la excitación de zonas erógenas. Es lo mismo que ya podía ofrecer, aunque en escala reducida, la pulsión sexual infantil.
Placerfinal: placer producido por el vaciamiento de las sustancias sexuales. Es nuevo, y por tanto probablemente depende de condiciones que sólo se instalan con la pubertad.
La fórmula para la nueva función de las zonas erógenas sería: son empleadas para posibilitar, por medio del placer previo que ellas ganan como en la vida infantil, la producción del placer de satisfacción mayor.
Peligros del placer previo: el peligro se presenta cuando, en cualquier punto de los procesos sexuales preparatorios, el placer previo demuestra ser demasiado grande, y demasiado escasa su contribución a la tensión. Falta entonces la fuerza pulsional para que el proceso sexual siga adelante; todo el camino se abrevia, y la acción preparatoria correspondiente remplaza á la meta sexual normal. La experiencia nos dice que este perjuicio tiene por condición que la zona erógena respectiva, o la pulsión parcial correspondiente, haya contribuido a la ganancia de placer en medida inhabitual ya en la vida infantil.
Hallazgo de objeto: durante los procesos de la pubertad se afirma el primado de las zonas genitales, y en el varón, el ímpetu del miembro erecto remite imperiosamente a la nueva meta sexual: penetrar en una cavidad del cuerpo que excite la zona genital. AI mismo tiempo, desde el lado psíquico, se consuma el hallazgo de objeto, preparado desde la más temprana infancia. Cuando la primerísima satisfacción sexual estaba todavía conectada con la nutrición, la pulsión sexual tenía un objeto fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Lo perdió sólo más tarde, quizá justo en la época en que el niño pudo formarse la representación global de la persona a quien pertenecía el órgano que le dispensaba satisfacción. Después la pulsión sexual pasa a ser, regularmente, autoerótica, y sólo relación originaria. No sin buen fundamento el hecho de mamar el niño del pecho de su madre se vuelve paradigmático para todo vínculo de amor. El hallazgo de objeto puede ser por apuntalamiento, al padre protector o a la madre nutricia, o narcisista. El hallazgo {encuentro} de objeto es propiamente un reencuentro.
Objeto sexual del período de lactancia: a lo largo de todo el período de latencia, el niño aprende a amar a otras personas que remedian su desvalimiento y satisfacen sus necesidades. Lo hace siguiendo en todo el modelo de sus vínculos de lactante con la nodriza, y prosiguiéndolos. El trato del niño con la persona que lo cuida es para él una fuente continua de excitación y de satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas, y tanto más por el hecho de que esa persona dirige sobre el niño sentimientos que brotan de su vida sexual, lo acaricia, lo besa y lo mece, y claramente lo toma como sustituto de un objeto sexual de pleno derecho
Un exceso de ternura de parte de los padres resultará dañino, pues apresurará su maduración sexual; y también malcriará al niño, lo hará incapaz de renunciar temporariamente al amor en su vida posterior, o contentarse con un grado menor de este.
Barrera del incesto: cuando la ternura que los padres vuelcan sobre el niño ha evitado despertarle la pulsión sexual prematuramente, vale decir, antes que estén dadas las condiciones corporales propias de la pubertad, y despertársela con fuerza tal que la excitación anímica se abra paso de manera inequívoca hasta el sistema genital, aquella pulsión puede cumplir su cometido: conducir a este niño, llegado a la madurez, hasta la elección del objeto sexual. Por cierto, lo más inmediato para el niño sería escoger como objetos sexuales justamente a las personas a quienes desde su infancia ama. Pero, en virtud del diferimiento de la maduración sexual, se ha ganado tiempo para erigir, junto a otras inhibiciones sexuales, la barrera del incesto, y para implantar en él los preceptos morales que excluyen expresamente de la elección de objeto, por su calidad de parientes consanguíneos, a las personas amadas de la niñez. El respeto de esta barrera es sobre todo una exigencia cultural de la sociedad.
La elección de objeto se consuma primero en la esfera de la representación; y es difícil que la vida sexual del joven que madura pueda desplegarse en otro espacio de juego que el de las fantasías, o sea, representaciones no destinadas a ejecutarse. A raíz de estas fantasías vuelven a emerger en todos los hombres las inclinaciones infantiles, sólo que ahora con un refuerzo somático. Y entre estas, en primer lugar, y con la frecuencia de una ley, la moción sexual del niño hacia sus progenitores, casi siempre ya diferenciada por la atracción del sexo opuesto: la del varón hacia su madre y la de la niña hacia su padre. 
Tiene que haber un refuerzo de la barrera del incesto. La prohibición ya está instalada desde antes de la latencia, pero tiene que haber un refuerzo de los adolescentes hacia los padres y viceversa. Este refuerzo va a habilitar uno de los logros psíquicos más importantes, pero también más dolorosos, del período de la pubertad: el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores, el único que crea la oposición, tan importante para el progreso de la cultura, entre la nueva generación y la antigua. Esto no viene con la edad, ni de lo biológico, es una tarea del aparato psíquico y cuando esto no se logra, no podemos hallar un objeto por fuera de lo familiar, no hay una salida a la exogamia, es por no salirse del lugar del Yo Ideal, hay que poder renunciar a ese lugar de niño amado, de His Majesty the Baby. El desasimiento implica un duelo de ambas partes. Que por ejemplo no nos paralice pensar distinto que nuestros padres implican una salida hacia el mundo.
TEÓRICOS: Córdova N. Adolescencia: confluencia del bifacismo sexual en el entretiempo de la sexuación 
En “Tres ensayos” (1905), Freud plantea la existencia de la sexualidad infantil, conceptualización radicalmente novedosa que será uno de los pilares de la teoría psicoanalítica. Introduce también la idea de una acometida en dos tiempos de la sexualidad. El primer tiempo corresponde a la sexualidad infantil caracterizada por las pulsiones parciales y el autoerotismo. La madre con sus caricias y cuidados despierta la pulsión sexual del hijo. El segundo tiempo, iniciado con el advenimiento de la pubertad con sus decisivas transformaciones que supondrán el primado de la sexualidad genital y el arribo a una “conformación normal definitiva”. Esto implicó sostener un pensamiento nuevo que rompe con la idea de un tiempo cronológico y una evolución lineal del desarrollo.
Esta acometida en dos tiempos de sexualidad infantil y sexualidad genital se llama bifacismo de la sexualidad humana.
La teoría de la seducción generalizada es un concepto introducido por Laplanche, esta es necesaria y fundante. La sexualidad inconsciente parental, primordialmente de la madre a partir de sus cuidados, será implantada en el infans a través de significantes verbales y no verbales implícitos en los actos, gestos y palabras que acompañan la crianza. La sexualidad inconsciente parental tendrá un efecto de seducción en el niño despertando su sexualidad y activando sus zonas erógenas. La sexualidad infantil, entonces, nace prematuramente, o precozmente despertada por la sexualidad inconciente genital y paragenital (no genital) parental, como consecuencia de la operatoria de implantación de sus significantes sexuales.
Laplanche llama a esos significantes sexuales significantes enigmáticos dado que portan sentidos tan desconocidos para la madre como para el niño. La madre implanta en la incipiente corporeidad psíquica esos significantes inconscientes.
Bleichmar dice que los dos tiempos de la sexualidad humana no corresponden a dos fases de una misma sexualidad, sino a dos sexualidades diferentes: una implantada por el adulto, productora de excitaciones que encuentran vías de ligazón y descarga bajo formas parciales; y otra con primacía genital, establecida en la pubertad y ubicada en el camino madurativo que posibilita el ensamblaje genital, no constituyendo entonces una simple reedición del acme de la sexualidad infantil, sino un modo de recomposiciónordenado y guiado por la existencia de una primacía de carácter genital.
Considerando la noción freudiana de la acometida en dos tiempos del desarrollo sexual, a partir del advenimiento de la pubertad se dará lo que Cordova define como la confluencia del bifasismo sexual en el entretiempo de la sexuación. Confluyen la sexualidad infantil y la sexualidad genital, dos sexualidades que se entrelazan y predomina una sobre otra pero nunca se transforma una en otra. Es decir, que si bien la vida genital puede ser el modo de goce predominante en el adulto, el autoerotismo siempre está presente.
La noción de un entretiempo de la sexuación, estación de recambio en la que se juegan los procesos psíquicos correspondientes a los tiempos lógicos puberal, adolescente y juventud, se sostiene como interpretación y aporte novedoso que parte del postulado freudiano, de la acometida en dos tiempos del desarrollo sexual del ser humano. 
El segundo tiempo del bifasismo se jugará en el entretiempo de la sexuacion, y se caracteriza por el proceso que denominamos confluencia de la sexualidad infantil y la genital que adviene como acontecimiento radicalmente nuevo.
La aparición novedosa de la pubertad genital no decreta la desaparición de la sexualidad infantil, lo nuevo ejerce un efecto de fascinación que eclipsa, vela, lo anterior, generando un ocultamiento por represión que puede ser interpretado erróneamente como desaparición de lo previo, la sexualidad infantil.
En el segundo tiempo se encuentra la noción de tres momentos lógicos: puberal-adolescente-juventud que configuran el entretiempo de la sexuacion, dado que la sexualidad infantil, en el mejor de los casos, no culmina automáticamente en una conformación definitiva adulta. Se requieren estaciones de recambio. Entre re-edición y repetición, Grassi ubica como sustancial para esa transformación a la “urgencia de transformar y crear”.
Existe una delimitación entre la sexuación endogámica enlazada a la sexualidad familiar que prolonga lo infantil, de la sexuación exogámica propia de lo adolescente, creada en el espacio extrafamiliar a partir de la nueva vincularidad. La puesta en acción del cuerpo sexuado vincular inaugura una historia singular y configura la adolescencia delimitándola de la infancia en el campo de la historia familiar. 
Al crear un vínculo, el adolescente inventa un pasado, establece un límite entre dos historias y enlaza dos sexualidades. La historización del adolescente no es una historización para recordar, sino para crear nuevos sentidos. En el entretiempo de la sexuación se configuran, ensamblan y delimitan dos historias correspondientes a dos sexualidades y dos tiempos que confluyen en la construcción con otros de un horizonte en devenir. La adolescencia es el tiempo de historizar un futuro.
TEÓRICOS: Córdova, N. Extravío sexual de la pubertad y neurosis del desarrollo 
Lo puberal en el arte
 El llamado de la pubertad, momento del despertar de los sueños de infancia, es el acontecimiento que arroja al niño “fuera de sí”, a un territorio y un tiempo desconocidos.
El cuadro de Munch “El despertar de la pubertad” representa el momento dramático del despertar de los sueños de la infancia. El llamado de la pubertad arroja al niño fuera de sí, fuera del territorio y tiempo de la infancia. Representa magistralmente ese momento decisivo del segundo despertar sexual cuando la las inéditas transformaciones en lo real del cuerpo y la desmesurada embestida pulsional impactan al yo como trauma puberal. Trauma puberal y extravio sexual, tiempo inicial de desconcierto, desorden, incertidumbre y punto de partida de una travesía con desvíos, bordes y desbordes enmarcada por el entretiempo. 
Trauma puberal y extravío subjetivo
El habitual extravío sexual de la pubertad es una expresión de Freud para referirse a la pubertad, que se retoma en este escrito para definir un momento lógico relativo al trauma; el desconcierto del sujeto ante el embate aun no representado; el embate pulsional y las transformaciones que alteran su imagen corporal. Ese encuentro simultáneo de la sexualidad polimorfa infantil reactivada y la pulsión genital, no puede ser traducido en palabras genera un trauma y da lugar al extravío: 
· Pérdida de las referencias y sentidos de la infancia.
· Intensificación del goce autoerótico.
· Caída de las identificaciones infantiles e imagen corporal.
El extravío: es el resultado de la brusca alteración del curso normal de un proceso. Es un término conceptual que define metapsicológicamente un momento lógico de desconcierto e incertidumbre afín a lo que Grassi describe como un transitar por desvíos, bordes y desbordes con finales inciertos. Anterior al primado genital, la transformación del excedente sensual en ternura y el hallazgo de objeto, el extravío sexual es la consecuencia del impacto de lo puberal, cuyos fundamentos son: la confluencia de la sexualidad de la infancia reactivada y la corriente sensual genital de la pubertad.
Extraviarse es perder el camino, perder la orientacion. La pubertad provoca la caída de certidumbres y sentidos de la infancia aportados por los padres.
El trauma puberal es extravío y apertura a nuevos trabajos. Se organiza la neurosis (Edípica) del desarrollo.
Hay que ir del trauma puberal y el extravío a la creación. La pubertad es el avant coup , la anterioridad lógica a toda inscripción y transcripción del impacto traumático de la pubertad. La pubertad le ocurre a alguien que aun no es y por la tanto no está allí para representar lo nuevo. El adolescente se descubre siendo un extranjero exiliado del lenguaje y cuerpo de la infancia. Arrojado a un incesante devenir otro, confrontado con la falta, deberá partir en busca de las palabras y representaciones que le permitan apropiarse y simbolizar sus inéditas sensaciones. El adolescente deberá crear una poética de la inexistencia. La falta es la falta de respuestas, es no tener significantes a disposición para poder dar cuenta de preguntas fundamentales como quien soy, cual es el sentido de mi vida, qué doy, etc.
Gutton afirma que para que el proceso puberal pueda acaecer sin fracturas, se requiere un primer trabajo de la psique: la representación, sin esta lo puberal genera una fractura y no puede configurarse una adolescencia saludable. El trabajo del psiquismo fundamentalmente es representar, es decir, tratar de dar cuenta de aquello con lo cual nos encontramos antes del nacimiento que no tiene representación por lo tanto es traumático, porque el trauma no solo es exceso de excitación sino también ausencia de representación.
Por ese trabajo de representación de lo puberal se generan las escenas puberales, los fantasmas edípicos ahora incestuados toman el centro de la escena psíquica y constituyen los materiales necesarios sobre los cuales habrá de trabajar lo adolescente
El yo antes anonadado retoma la iniciativa, representando y ligando mediante palabras y pensamientos. 
La familiarización por parte del yo del impacto puberal permitirá que la posición edípica ahora genital e incestuosa pueda ser gradualmente elaborada posibilitando el acceso a una realidad no infantil y la búsqueda de un objeto adecuado. 
Así la creatividad y las experiencias amorosas tiernas son posibles cuando la intensidad de lo puberal cede por los trabajos de lo adolescente. El trabajo de representación de las sensaciones corporales y los diálogos amorosos posibilitarán que el goce autoerótico se limite y se aproxime el logro del hallazgo de objeto en su dimensión de alteridad.
 Adolescencia y neurosis saludable del desarrollo
La adolescencia requiere un nuevo pasaje por los desfiladeros del Complejo de Edipo y la castración configurando una neurosis del desarrollo o neurosis edípica cuyo antecedente lógico es la neurosis edípica infantil. 
El juego de escenas imaginadas y relatadas que ocultan su dimensión incestuosa es el andamiaje a partir del cual se constituye para Gutton una neurosis adolescente de desarrollo. Para este autor, durante la crisis del desarrollo, la neurosisse produce por lo puberal sucediendo y lo adolescente organizándose.
Freud, una década antes de Metamorfosis de la pubertad hace referencia a la pubertad como un segundo tiempo de configuración del trauma, momento lógico de resignificación, noción que introduce con el término alemán nachträglich, que Lacan rescató de la versión alemana y tradujo como après-coup. Freud dice “Aquí se da el caso de que un recuerdo despierte un afecto como vivencia no había despertado, porque entretanto la alteración de la pubertad ha posibilitado otra comprensión de lo recordado (…) Donde quiera se descubre que es reprimido un recuerdo que solo con efecto retardado (nachtraglich) ha devenido trauma”
Juan David Nasio afirma que la adolescencia es una neurosis del desarrollo, y más precisamente una histeria que se caracteriza por ser saludable y pasajera, dado que se disipa con el tiempo. Se trata de una neurosis de crecimiento benéfica, al final de la cual se entra en la adultez. De un modo taxativo define a la adolescencia como un una histeria y un duelo, proceso tumultuoso que cederá con el tiempo.
Cordova propone que tal neurosis se desarrolla como una neurosis de transferencia centrada en los padres. Esta neurosis de trasferencia permite actualizar y liquidar de los conflictos y traumas infantiles y actuales, en un aquí y ahora de La escena subjetiva familiar. Lo indicial es que los aspectos más pasionales y confrontativos se dirigen a los padres y dirimen con ellos mientras que el grupo de pares es el espacio de apuntalamiento y los adultos no parentales que funcionan como figuras de relevo no son cuestionados. Los padres suelen escuchar asombrados: en casa tu hijo-hija se comportan muy bien y comen lo que servimos. El adolescente desarrolla su neurosis con los padres y se cura de ellos y con ellos. Lo decisivo es estos no impidan su desarrollo.
Partir: determinación, acto y acontecimiento
Con al traumático despertar de los sueños de infancia y el extravío sexual asociado con lo puberal se renueva el pasaje por el Complejo de Edipo, ahora incestuoso y genital. El Edipo se configura como una neurosis del desarrollo y se resuelve saludablemente con los trabajos de lo adolescente para dar lugar a los procesos de la juventud. 
La definitiva puesta en funciones del Ideal del yo, instancia que señala al yo el rumbo hacia el cual dirigir la energía pulsional en sus versiones sublimada y de fin directo, en especial la genitalidad, poderosa fuente de realizaciones amorosas y culturales.
Desasirse de sus padres (Freud) y partir requiere del adolescente un largo proceso hasta asumir su paradojal condición de sujeto doblemente determinado. Determinado en tanto causado y marcado por su cuerpo e historia infantil y familiar, por las generaciones precedentes, por la cultura de su época. Pero a la vez determinado en el sentido de decidido o resuelto a asumir su condición de sujeto deseante.
En ciertos casos el incierto camino de salida de la adolescencia se ilumina fugazmente mediante una epifanía, como un instante de inusitada claridad en el que el protagonista accede subjetivamente a una revelación de sí y su realidad, profunda conmoción transformadora que abre paso a un momento de decisión. 
PRÁCTICOS: Córdova N. La creación del cuerpo adolescente Parte I: El entretiempo adolescente 
Con la irrupción de la pubertad se producen vertiginosas transformaciones, que serán tramitadas e integradas en el entretiempo de la sexuación. El encuentro de la psique con el nuevo cuerpo y la genitalidad produce un trabajo de inscripción que se expresará como proceso de crecimiento en dirección de la integración psicosomática y la subjetivación.
El cuerpo infantil deviene parcialmente soma, territorio inexplorado que impone al psiquismo su “in corporación” mediante trabajos del cuerpo genital en un proceso de integración psicosomática. Para adueñarse activamente de este cuerpo ahora genital, el adolescente deberá crearlo y crear-se como tal, en un trabajo de apropiación subjetiva, propiciado por el encuentro intersubjetivo con el otro no familiar.
El nacimiento del cuerpo en los albores de lo originario
La constitución del cuerpo como integración psicosomática, como cuerpo psíquico/erógeno, que denominaremos corpsi (cuerpo y psi). El cuerpo en sus inicios es un soma y lo seguiría siendo de no mediar su encuentro con el Otro, de no ser tocado. El soma del infans es representado anticipadamente como sombra hablada, se lo designa con un nombre, se lo sueña y desea dotado de atributos imaginarios que aún no porta. La madre, durante lo que denominaremos el proceso de gestación psíquica, va construyendo un entramado de base.
El viviente advendrá a la condición de infans a partir de ese encuentro humanizante que configura lo que Laplanche denomina “situación antropológica fundamental”, caracterizada por una asimetría madre-hijo que deviene estructurante.
El infans recibe el baño del lenguaje del Otro materno quien con sus sonidos, olores, voz, mirada, caricias, y los cuidados diarios trazaran en ese cuerpo una geografía erógena, activando libidinalmente las superficies. La pulsión es convocada por la sexualidad inconciente de la madre. Bleichmar sostiene que la madre sexualiza y da indicio al proceso de sexuación del infans.
En estos “albores de lo originario” el cuerpo psíquico (corpsi) se va constituyendo en un doble encuentro: con el propio cuerpo y con los procesos psicosomáticos maternos. Las representaciones de lo originario se materializan por medio de pictogramas, que van a inscribir la zona con el objeto complementario, ambos fusionados, unidos. 
El cuerpo es inicialmente vivenciado por el infans como fragmentado. La representación narcisista unificada del cuerpo y del yo se construirá a en un movimiento anticipatorio partir de la identificación a la imagen especular del otro en el estadio del espejo. La estabilidad de la constitución imaginaria del cuerpo estará dada por lo simbólico proveniente de la mirada y asentimiento del Otro. En esa operación estructurante devienen las identificaciones originantes del yo ideal (identificación imaginaria) y el ideal del yo (identificación simbólica). Se trata aquí de un “nuevo acto psíquico”: la estructuración narcisista que funda la imagen cohesionada del cuerpo y del yo como instancia corpórea.
La creación adolescente del cuerpo genital
Con la llegada de la pubertad, el cuerpo infantil se transforma abruptamente en un territorio invadido y gobernado por la sexualidad genital que estalla como una oleada pulsional en las playas de la infancia. El cuerpo infantil y familiar, se transforma en un extraño heterogéneo para la psique. El resultado de esta mutación es un cuerpo-soma de bordes sinuosos y cambiantes, que impone un trabajo de familiarización. La organización imaginaria del cuerpo infantil se altera hasta el borde de la fragmentación por los cambios en lo real producidos con la irrupción de la pubertad.
En este proceso crítico existe el riesgo de ruptura del sentimiento de continuidad existencial al yo. El espejo, en tanto función del otro, permitirá una nueva asunción del yo en el orden imaginario de las transformaciones operadas en lo real del cuerpo. Entrelazar ese real corporal con las dimensiones imaginaria y simbólica permitirá la asunción de una imagen del cuerpo unificada y estable. El espejo, inicialmente corporizado por la mirada significante materna, es ampliado luego por el juego de miradas familiares.
Llegada la pubertad, el grupo familiar debe ceder su supremacía y dar lugar a la creación de otros grupos y otros espejos. La función del espejo generacional adquiere una importancia decisiva ya que va configurando una imagen reunificada del cuerpo por medio de contactos corporales, miradas, gestos modas, rituales, modismos verbales entre otras trazas significantes epocales que los adolescentes usan. Esto apuntala al adolescente en su proceso de desasimiento y des-identificación de lo familiar, infantil y favorece la creación de ideales y modelos identificatorios derelevo.
El cuerpo propio genital, se irá creando en la adolescencia mediante las inscripciones e identificaciones resultantes de los encuentros con el “otro cuerpo” y con el cuerpo genital de los “otros”, en una dialéctica constitutiva del sí mismo y la alteridad.
El nuevo cuerpo como resultante de encuentros y escrituras múltiples 
El adolescente inscribe su cuerpo en el otro y desde el otro, en una creación compartida bajo el signo del naciente erotismo. Lo propio no es sin la otredad. 
La vestimenta adolescente con sus marcas significantes generacionales tiene una dimensión de envoltura corporal. El adolescente utiliza ropas viejas y gastadas, zapatillas sucias y olorosas que representarían partes de su antiguo cuerpo niño yaciente en el cuerpo adolescente.
El acopio de ropas en descomposición que caerán cuando finalice el proceso de creación del nuevo cuerpo, podría ser el equivalente del acto de retener y de figurar el duelo por las partes del cuerpo infantil perdido.
Lenguajes y escrituras del cuerpo
Durante el entretiempo de la sexuación, el arduo trabajo de creación/apropiación del cuerpo se expresa de diversos modos:
Conversiones
· Transformaciones corporales propias de la adolescencia.
· Proceso de histerización, que crea síntomas conversivos transitorios, escenas de seducción ofrecidas a la mirada del otro en un juego seductor-seducido que representa las escenas sexuales infantiles, activadas e interpretadas après-coup a la luz de la sexualidad genital puberal actual. 
Somatizaciones
· El soma es un espacio no inscripto y por lo tanto, no representado por el psiquismo; este soma heterogéneo a la psique, según la eficacia de los trabajaos puberal y adolescente, devendrá finalmente cuerpo propio o cuerpo extraño.
· El cuerpo es sede de trastornos corporales transitorios, sensaciones dolorosas, temores hipocondríacos, etc. Que demandan un trabajo psíquico de inscripción durante la adolescencia que denominamos “in-corporación “
· Desencadenamiento de graves trastornos corporales que dan cuenta de un proceso patológico.
Este recorrido escritural recorta el cuerpo, lo exogamiza posibilitando la excorporación del objeto, señalizando el circuito de la pulsión que se desasirá de los objetos parentales y del propio cuerpo; destituyendo el autoerotismo en favor del hallazgo del objeto y la vida amorosa. Se da en el seno de estos procesos un movimiento que denominaremos ex-pulsión corporal del objeto, en tanto operación que atañe a la pulsión y al objeto.
El cuerpo (corpsi) es erógeno, psíquico, histórico y genealógico; es cuerpo hecho de palabras y cuerpo de la palabra; palabras que portan transmisiones provenientes de las generaciones precedentes. El cuerpo es la inscripción de lo nuevo en continuidad con lo ya inscripto y resignificado. Es la in- corporación de la historia libidinal del sujeto y su genealogía 
El soma es sustancia sin representación y a-histórica, no lleva aun la marca de sucesivas filiaciones simbólicas. El soma es el lugar de nacimiento y enraizamiento de lo psíquico, que al representar el encuentro con el Otro materno se engendra a sí mismo y lo engendra como cuerpo erógeno, en un proceso de filiación mutua mediado por lo simbólico. 
Creación del “cuerpo propio”, alteraciones y alteridad
Experimentar la alteridad no siempre es posible y tolerable, porque en ciertos adolescentes no se ha constituido adecuadamente tal categoría y los cambios del cuerpo genital no llegan a ser metabolizados. En consecuencia, el yo no los “in- corpora”. Cuando fracasan estos procesos de lo puberal y lo adolescente se producen importantes alteraciones, el cuerpo genital o sectores del mismo son rechazados y mudan a la condición de cuerpo extraño. Entonces lo familiar se torna siniestro.
La estrategia del sujeto adolescente frente a estas perturbaciones se verificara en intentos de atacar, suprimir o controlar el cuerpo vivido como perseguidor, mediante ciertas mutilaciones, accidentes, conductas anoréxicas, y finalmente la tragedia del suicidio, como intento extremo de desembarazarse del objeto incorporado (soma) que anida, sin representación metabolizante, como una bestia informe cuya alteridad es inasimilable, en el interior exterior de la psique.
La construcción de la categoría subjetiva y ética de la alteridad es una adquisición compleja que implica poder sostener la condición de sujeto deseante ante otro sujeto deseante, sin que este encuentro suponga destrucción.
Asumir la alteridad implica una posición ética ante el otro. Convivir como otro y con el otro equivale a convivir con el “propio cuerpo” como alteridad y convivir con la alteridad de los “otros cuerpos”.
Hacer propio el cuerpo no significa avasallar su alteridad, ni borrar su resto de ajenidad. El cuerpo propio no nos exime de responsabilidades, consideraciones, de encuentros y placeres compartidos, de rechazos mutuos; del horror, la pesadilla, el amor, el goce.
PRÁCTICOS: Grassi A. Adolescencia reorganización y nuevos modelos de subjetividad 
El des-orden:
La adolescencia en un momento de transformaciones y cambios. Reorganización implica que un orden o “estado de la cosa” es cambiado, transformado por reacomodamientos, reordenamientos, por des-orden de lo existente. La incorporación de nuevos elementos des-ordena lo establecido dando lugar a organizaciones neo.
Para el pensamiento de los sistemas complejos, un orden organizacional puede nacer a partir de un proceso que produce desorden. La complejidad de la relación orden/desorden/organización surge cuando se constata empíricamente que fenómenos desordenados son necesarios en ciertas condiciones para la producción de fenómenos organizados.
Desorden no es mera oposición al orden ni rebeldia, tampoco es producto de una carencia del sujeto ni deviene por evolución natural. Desorden es meta a alcanzar mediante un esfuerzo de trabajo psíquico y su realización comporta un rédito positivo en la producción de subjetividad.
Des-orden tampoco es desorganización o batifondo. Este último refiere a los obstáculos intrasubjetivos e intersubjetivos que se interponen en el procesamiento de los nuevos elementos.
Lo puberal-lo adolescente:
La vida psíquica encuentra distintos momentos en los cuales se trata de inscribir, incorporar, metabolizar lo heterogéneo y así re-organizar, des-ordenar lo previo. En su devenir, la subjetividad trabaja la adolescencia produciendo transformaciones. Estos trabajos denominados lo puberal-lo adolescente implican un potencial saludable de cambio. Lo puberal-adolescente, al encontrar condiciones de desarrollo, es una puesta en des-orden del status quo promotor de neoorganizaciones. 
Desorden, reorganización y neoorganizaciones aparecen ante la incorporación de lo nuevo, de lo distinto, de lo hetero; lo puberal-adolescente entonces trabaja para su incorporación y homogenización, lo proveniente de distintas fuentes:
· Campo Intrasubjetivo o intrapsiquico: como son los cambios corporales y las vicisitudes de la historia personal. 
· Campo intersubjetivo: abarca las relaciones familiares, el vínculo con los otros, los pares, y un círculo más amplio, con quienes comparte un periodo histórico-político-social.
· Campo transgeneracional: vía transmisión generacional de la vida psíquica, toma una dimensión trans-subjetiva que conecta con las generaciones precedentes. 
Distintos elementos heterogéneos a metabolizar en este periodo:
· Crecimiento y desarrollo que jaquean la identidad: 
Los cambios corporales relativos al desarrollo, imponen al psiquismo un trabajo de simbolización. Además replantea en simultaneo las identidades enraizadas a lo somático. A su vez, el crecimiento del aparato genital, la maduración de sus órganos sexuales internos y externos son elementos que anuncian al psiquismo un trabajo de metabolización de las diferencias de género sobre el desarrollo de la identidad sexual. 
Los cambios corporales piden un nuevo pasaje por el estadio del espejo como formador de la función del yo, el cual no es sin su imagen corporal. Se registran nuevas vivencias,experiencias y sensaciones que requieren de inscripciones psíquicas para su significación.
La subjetividad demanda encontrar nuevos ordenamientos, re-ordenar, des-ordenar las relaciones del cuerpo infantil con la propia historia, con los padres de la infancia, con la infancia de los padres, con su lugar en el circuito de deseo familiar. Demanda replantear las identificaciones infantiles enraizadas en lo somático y en la familia. Se requieren nuevas organizaciones que signifiquen, que den sentido al crecimiento y la genitalidad. 
Los trabajos de duelo en la infancia son paradojales. El fin de la infancia requiere de una caída, una muerte, pero a la vez de una conservación superadora, transformación de lo infantil. Algo se pierde pero los referentes simbólicos de la identidad son resignificados (nombre, apellido, filiación, pertenencia a un sexo, a un grupo de origen, a una generación). 
· Los dos tiempos o fases de la sexuacion (y el entretiempo):
La sexualidad humana se constituye en dos tiempos o fases, entre la sexualidad infantil y la conformación normal definitiva hay un tiempo de frontera entre repetición y reedicion.
Lo puberal-adolescente es el entretiempo de la sexuación, en la medida en que la culminación de la sexualidad infantil no se produce automáticamente y deviene en su conformación normal definitiva. Requiere de estaciones de recambio de su identidad infantil, de des-orden del cuerpo, del objeto familiar, de reposicionamiento generacional. Entre re-edición y repetición, lo puberal adolescente tiene urgencia de transformar y crear. Urgencia por la inscripción de un cuerpo que conlleve una identidad diferenciada de lo infantil, de lo conocido y de lo parental, con rasgos originarios y que contenga el deseo genital ligado a un objeto no-familiar (no conocido). Entre repetición de lo viejo e inscripción de lo nuevo, lo puberal adolescente demanda un proceso identificatorio que se debate entre principio de permanencia y principio de cambio. 
En la adolescencia no habría necesariamente una mera transferencia o desplazamiento automático (represión mediante) de libido desde los objetos incestuosos de lo familiar hacia el afuera de lo familiar. Con la aparición del deseo genital, se requiere de nuevas inscripciones, de nuevas organizaciones psíquicas. Dicha operatoria, sepultamiento del complejo de Edipo mediante, se produce no sin conflicto, no sin las marcas de la historia familiar libidinal infantil y no sin la consideración por lo nuevo y no familiar del objeto. 
· Erotismo genital y hallazgo de objeto alteran “lo familiar”:
En el movimiento del cuerpo erógeno al cuerpo erótico está el hallazgo de objeto. Esto modifica lo familiar ya que en el hallazgo de objeto hay un recorrido desde la endogamia hacia la exogamia. Pero, no solo debe ser exogámico, debe respetar la prohibición del incesto, sino que también debe ser heterofamiliar, es decir, que la pulsión pueda hacer un recorrido más largo, digamos que no solo sea por fuera de la familia sino que tampoco sea una copia. Esto siempre se construye con el otro, no hay yo sin otro.
· La sucesión generacional y su reordenamiento
El reacomodamiento que la adolescencia implica por sus posibilidades de fecundación y procreación impone al psiquismo un trabajo de simbolización de un nuevo emplazamiento generacional. El potencial pasaje de hijo/a y su proyección como padre/madre, y consecuentemente el pasaje de padres a abuelos, es un corrimiento generacional cuya metabolización implica un deseo de muerte y asesinato de los padres como operaciones simbólicas.
 La elección de la formulación “deseo de muerte de los progenitores” guarda la suficiente ambigüedad como para dar lugar a la consideración de que los procesos de crisis y duelos son en la adolescencia, a la vez que del adolescente; es decir, que se producen en un campo que es de intersubjetividad. Si los padres tienen que sobrevivir al asesinato (simbólico), deseo de muerte del cual son objeto por parte del hijo/a, los hijos también han de sobrevivir a los deseos destructivos e incestuosos en las distintas formas que puedan tomar de los padres respecto de su progenie. Lo puberal de los padres es un desarrollo conceptual que sitúa las crisis en la adolescencia, y no sólo en la doble vertiente de los trabajos psíquicos de hijos y padres, sino sobre todo en su mutua, relativa o absoluta dependencia.
Que en la adolescencia se sobreviva al deseo de muerte y asesinato es fundante del pasaje generacional y para llegar a un nuevo emplazamiento se requiere que lo adolescente simbolice dicha experiencia. Esto implicara un nuevo registro de la temporalidad, construirse un pasado va a posibilitar proyectar un futuro. 
TEÓRICOS: Grassi A. Lo originario. Un aporte a la conceptualización de integración psicosomática y subjetividad 
Piera Aulagnier lectora rigurosa de Freud y discípula de Lacan con quien se analizo muchos años hace un aporte importante a la metapsicología psicoanalítica con la noción de proceso Originario. Este es un proceso lógicamente anterior a los procesos Primario y Secundario conceptualizados por Freud en su metapsicología. Proceso Originario representa el intenso magma sensorial que inunda al infans en los sucesivos encuentros con su madre. Lo originario nos ubica en la perspectiva de los movimientos iniciales del psiquismo, de su fundación.
Representar-Metabolizar
Una función fundamental que tiene el aparto psíquico es la actividad de representación. Representar es metabolizar. Igual que en la respiración por ejemplo, el organismo incorpora elementos heterogéneos a sí, los incorpora, los transforma a su propia estructura, a la vez que él mismo se modifica por este proceso. Además, produce un desecho, expulsando lo que no le sirve de aquellos elementos incorporados. Lo “heterogéneo” debe ser incorporado y transformado en una materia “homogénea”. El aparato psíquico va a tener que metabolizar el efecto de un doble encuentro: del recién nacido con la madre, y de este naciente aparato psíquico con su propia corporeidad.
Metabolizar la madre-metabolizar el hijo
En los primeros encuentros del bebé con la madre hay un predominio de los contactos cuerpo a cuerpo. Esto es acompañado de palabras, susurros, cantos, etc. que conforman los primeros significantes. Los primeros contactos que se dan con el cuerpo materno, en verdad lo son con los procesos psicosomáticos despertados en ella a partir de la presencia en su psiquismo de la representación “hijo”. En otras palabras seria el “el encuentro con el deseo de la madre”. 
El encuentro del aparato psíquico naciente, es con los procesos psicosomáticos que se han despertado en la madre a partir del estado de afecto (presencia o ausencia) en su psiquismo de esta representación. Para el deseo materno, el naciente es un elemento heterogéneo a sí, que tendrá que metabolizar. 
El encuentro del bebé con la madre es un encuentro con los procesos psicosomáticos maternos a partir del trabajo de metabolización. Implica tener que representar la presencia de un elemento heterogéneo a ella, que es el propio hijo, y de cómo sea la relación establecida por ella con dicha representación, qué tipo de afectos (amor, odio, placer, displacer) la acompañan. El concepto de cuerpo imaginado es el que da cuenta de cómo se inicia en la madre este proceso representación-hijo. Estos primeros encuentros bebe-madre, son con los procesos psicosomáticos despertados en la madre a partir de cómo ella viene procesando la representación hijo en su psiquismo, lo cual le produce respuestas a éste que se transmiten en el cuerpo a cuerpo de la alimentación, las caricias y los cuidados corporales. La representación-hijo en el psiquismo materno transmitida vía “caricia-mirada-palabra” (hablada, susurrada y/o cantada) es un elemento a metabolizar por el niño.
Metabolizar el cuerpo propio
El otro elemento heterogéneo a sí a metabolizar o representar es el propio cuerpo. El bebé va a metabolizar su cuerpo a partir de las sensaciones corporales y así la corporeidad propia va a

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